Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

17| Caos

Un mes para planear esto, todo un mes, pero hoy es el día.

Hoy Massimo recibirá un mensaje.

El frío me recibe, se filtra através de mi chaqueta y toca mis huesos; un jadeo solitario escapa de mis labios... Un abrazo de Auri me quitaría el frío.

Aprieto mis puños, siento como la mueca se dibuja bajo mi máscara. Él se llevó nuestros planes, nuestra felicidad, su sonrisa... Él me la arrebato, y me las va a pagar.

—Palabras fuertes para un mocoso tan patético —gruñe.

—No estoy de humor para tus mierdas —replico.

—Cierto, tienes un suicidio que cumplir, debes reunirte con ella —se burla y suelta grandes carcajadas.

—Cállate, Hall.

—No, Jonas, no lo haré.

Me detengo en medio de la calle, un hombre tropieza conmigo, otro me maldice; mi vista viaja con lentitud, todos están terminando de quitar los adornos de Halloween, desean recibir la navidad... Yo podría estar haciendo esto con ella, en nuestra propia casa, lejos de toda esta locura.

—Y ahí estás, perdido en tus fantasías de nuevo. ¿Por qué no te vas con la perra? Serían muy felices en el infierno.

Suelta varias carcajadas, un dolor punzante se adueña de mi cabeza.

Cierro mis ojos.

—¡Cierra la puta boca! —ordeno.

Toda la atención viaja a mi, incluso un adorno de Hallowen escapa de las manos regordetas de su dueña y termina haciéndose añicos contra el piso... Maldita sea.

—Solo te pedí que te quitarás —replica el hombre que me maldijo—, lunático.

—Oye...

El hombre voltea a verme, mi mano choca contra su rostro y lo manda directo al piso. Un chillido de horror rompe el tétrico silencio, camino hasta donde cayó el hombre, mis pasos resuenan en mi cabeza.

Me detengo delante de él, tapa con esfuerzo su sangrante nariz.

—Tu... Tu...

—Agradece que no tengo tiempo que perder con la basura —replico y suelto un escupitajo.

Acomodo mi chaqueta, dejo escapar otro suspiro, sigo mi camino.

Ya perdí mucho tiempo, y este es muy valioso.

Tengo un lugar al que llegar, un mensaje que dar.

Massimo, nos veremos muy pronto.

                    [———————]

Solo un golpe y el panal se alborota, la policía quiere mi cabeza. Pero es obvio, no me buscan por haber golpeado a un civil, me buscan porque la noticia llego a oídos de Massimo, y ellos trabajan para él.

Así que, ¿aún me odia por haberlos matados? Es justicia poética. Y solo está comenzando.

Me escabulló por los callejones, veo a las pequeñas en las esquinas, vendiéndose por un poco de dinero; recorro las calles con calma, la policía quedó atrás, y veo a unos niños dejar caer unos paquetes, los mismos son recogidos por hombres que van corriendo, la forma más fácil de vender drogas, mandar un cordero. Estás son las "Calles del Pecado", aquella que todos se niegan a ver...

Es el infierno que Massimo termino de forjar.

—¡Ahí está!

El grito del oficial alerta a los jóvenes "camellos", empiezan a correr como ratas... No van por ustedes pequeños, a ellos no le importan, ni un poco.

Corro, los gritos me siguen. ¿Por qué no disparan? Massimo, ¿quieres matarme con tus propias manos?

Me detengo en los barrios bajos, justo en el centro, los oficiales se detienen a unos cuantos metros de mi. Con rapidez sacan sus armas y me apuntan.

—¿Siete contra uno? —me burló.

—¡Al piso! —ordena uno.

—Al piso y a suplicar —ruge entre burlas.

Me pongo de rodillas con lentitud, los oficiales se acercan...

—¡Vic!

El grito asusta a los oficiales, me arrojo al piso, y la lluvia de balas rompe el silencio.

Todo vuelve a estar tranquilo, calmado. Me pongo de pie con lentitud, viendo los cuerpos sin vida de los oficiales, rodeados por casquillos humeantes.

—¿Estás bien? —pregunto el jefe de "Cerbero", Vic.

—Una bala me rozó.

Veo mi pantalón, rasgado por una bala. Esta parte no podía salir a la perfección.

—Ya están en posición —informa.

—Bien... Más oficiales vienen

Veo las luces parpadeantes de la patrulla, acercándose con rapidez a la escena.

¿Cuántos vienen por mi?

—Ve Mikey, cumple con tu parte.

—Suerte, Vic.

Los integrantes de "Cerbero" salen de sus casas, aún cargando sus armas, se ponen detrás de las vallas. Vic apoyo sus manos en el balcón, le da una mirada rápida al rifle, y luego ve el camino. Las patrullas están más cercas.

—¿Qué haces aún aquí? ¡Largo! —ordeno.

Asiento, corro hasta el callejón por el que llegue. La melodía de balas resuena, la primera fue de Vic supongo, fue la señal para sus compañeros.

El caos está comenzando en los barrios bajos... Ya es hora de que llegue a la ciudad.

—Oh Jonas, no sabes que haces —suelta con burla.

—Se muy bien lo que hago...

Sus risas explotan, el dolor me hace soltar un gruñido... No puedo.

Me trago el dolor y empiezo a correr, no puedo perder tiempo... Debo hacer esto.

Es ahora o nunca...

                     [———————]

Las calles están solitarias... El caos se esta extendiendo, escucho disparos a las distancia. La noticia llego hasta aquí, los civiles están seguros en casa... Perfecto.

Me detengo delante del rascacielos, aquí está.

—Estas demente —suelta un guardia al verme.

Mi vista se posa en él. Mueve sus manos, las mías son más rápidas; sus sesos terminan decorando la entrada.

—Suertudo.

—Silencio —ordeno.

Me adentro a la estructura, con paso lentos camino al ascensor, si aquí abajo esta vacío todos los guardias estarán arriba, que problema.

Subo al ascensor, marco el último piso.

—Estas aterrado.

Intento ignorar su voz, pero un temblor en mi mano me delata... Claro que estoy aterrado, hace meses solo era un chico traumatizado más.

Vivía mi vida sumido en mi propio infierno, me auto-destruía, pero ahora... Me convertí en un maldito asesino, me volví como "él".

Ahora vivo recordando todo, maldiciendo el haber nacido, rogando por el consuelo de la drogas, ¿por qué pase por toda esta mierda? ¿Qué hice para merecerlo?

Era solo un niño...

Solo quería ser feliz... Ser normal.

¿Por qué todo el mundo se empeño en crear una bestia?

¿Por qué no pude ser feliz?

¿Por qué?

La verdad... El por qué cada vez me importa menos... Y eso también me aterra.

Mi mente es un caos... Yo... Soy un caos.

Un timbre suena, las puertas se abren con lentitud, estoy aquí... Es todo o nada, aprieto mis puños para ocultar el temblor.

"La bestia" no puede demostrar miedo.

—¡Es él!

Soy recibido por un montón de armas, un chillido de horror resuena por toda la estancia.

Doy un paso para salir del ascensor.

—¡Ni un paso más!

Tras la orden oigo como le quitan el seguro a las armas...

—Guarden sus armas.

—Pero señor-

—¡Guarden sus armas! —grita el italiano.

El ambiente se tensa.

Los guardias ocultan las armas, Massimo camina con lentitud sin que la gracia lo abandone, y se detiene delante de mí con una expresión de pocos amigos.

—Vaya que tienes valor.

—¿Por qué debería temer?

—Mataste a mis hijos, a mi informante y me traicionaste... ¿Crees que puedes estar aquí como si nada? —replica.

—Hice lo que debía, llámalo justicia... Además, ¿por qué debería estar asustado? No lo entiendo.

Aprieta sus puños, su expresión se tuerce.

—¿Acaso no sabes quién está delante de ti? —cuestiona de forma rabiosa.

—Claro que lo se... Un vejestorio está delante de mí.

Su puño se mueve con rapidez directo a mi rostro. Mi mano lo atrapa.

—No eres Dios Massimo, tampoco eres el diablo, solo eres otro imbécil más, abusando del poder que tiene. Hundiendo nos.

Suelto su mano, muevo la mía con rapidez. Un golpe limpio directo a su rostro.

Otro chillido resuena por la sala, Massimo retrocede unos pocos paso, en shock, me pongo en guardia.

Los guardias vuelen a apuntar sus armas hacia mi.

—¿No puedes hacer nada sin tus peones? ¡Cierto! —grito con burla.

—¡Bajen sus armas! —ordena.

—Tu no eres más que un viejo patético, buscas personas idiotas que estén dispuestos a morir por ti, los obligas a morir por ti... Pero yo me cansé de ser tu maldito peón, ¡voy a matarte!

—¡Tu eres el único que va a morir!

El guardia grita, apunta a mi cabeza.

Un disparo, me asusto... Y veo el cuerpo sin vida del guardia y el arma humeante en manos de Massimo.

—Les dije, bajen sus armas —repite de forma sombría.

Los guardias bajan sus armas, los invitados retroceden asustados.

—Es hora de que te recuerden tu lugar, mocoso —Truena sus dedos.

—Lo mismo digo —suelto confiado.

Ya me ha golpeado, se lo fuerte que es. Su puño choca contra mi estómago, el dolor se siente nostálgico.

Golpeó su rostro, el devuelve el golpe dándome en la cara. Ambos nos apartamos, veo como un pequeño hilo de sangre escurre por su nariz; una pequeña sonrisa se dibuja bajo mi máscara.

El italiano se limpia la sangre, me arrojo con rapidez, con mi puño al frente para dar otro golpe. La patada me priva del aire, me toma por sorpresa, siento la asfixia. Massimo no pierde el tiempo, me siento ajeno a la realidad , y cuando alzo mi vista, listo para seguir peleando, una de sus mano rodea mi cuello y la otra golpea mi estómago.

—¿Quién te crees? —grita.

Su puño se estrella contra mi estómago.

—¡No eres nadie! ¡Eres basura!

Otro gritó, otro golpe.

—¡Tu eres-

—¡Una bestia! —grito.

Muevo mi rodilla con rapidez, y antes de que pueda golpearme golpeó sus testículos. Un golpe muy bajo... Literalmente.

Massimo se arrodilla, sosteniendo su parte herida. Me pongo delante de él, un golpe, dos golpes, tres, cuatro...

El grito me trae de regreso a la realidad. Mis puños están cubiertos por algo de sangre, Massimo me ve de forma rabiosa, con su rostro magullado...

Mis manos rodean su cuello, aprieto, el italiano comienza a forcejear.

—¿Lo ves? No eres un Dios.

Hundo mis dedos contra su cuello, el clava sus uñas en mis muñecas.

—Solo eres un anciano, un imbécil... Un maldito asesino, ¡y mueres hoy!

El italiano empieza a retorcerse, mi agarre se hace más fuerte... La euforia recorre mi cuerpo.

Yo... Estoy disfrutando...

Yo...

—Eres una bestia.

—Oh... Claro que lo soy —gruñó junto a la voz.

Una carcajada escapa de mis labios, el agarre del italiano cede.

Hasta nunca, Massimo.

—¡Papi!

Me embiste, me toma por sorpresa... Gianna, ¿desde cuando estabas aquí?

Mi espalda arde, oigo el crujir del cristal, siento la brisa contra mi cuerpo... Y caigo.

¿Como llegue hasta aquí...? ¿Como llegó Gianna hasta aquí?

¿Por qué... Deje que las cosas terminarán así?

Si nunca hubiera usado está máscara, si no hubiese "renacido"... Si me fuera quedado en mi tumba como un buen muerto, nada de esto estuviera pasando, ¿cierto?

Este es el castigo para tu juguete favorito, ¿no? Dios...

Cierro mis ojos. Espero.

El caos resuena, más vidrio cruje, los disparos opacan todo el sonido, los gritos también... Esto es lo que debía pasar.

Espero... Que todos mueran.

Me quito la máscara. Siento como el aire golpea mi rostro y entra por la fuerza a mi nariz.

La caída es eterna...

Y cuando toque el piso yo...

¿Mori-...

¿Continuará...?

————————————————

Espero les haya gustado, de ser así estrellita y compartir ayuda muchísimo. Gracias por leer amigos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro