14| Su Destino
Cuando piensas que las cosas no pueden peor, simplemente pasa.
Massimo se volvió una furia cuando supo que no encontre a nadie en el lugar al que Ashley me mandó, envío a todos sus trabajadores lo más lejos posible de la mansión, y a mi me dejó en mi apartamento, aquel que tenía meses sin tocar.
¿Cuanto más pasará hasta que todo se salga de control?
—Mikey, ¿qué pasa?
—Por cada segundo que pasa siento que las cosas empeoran.
La morena deja la cocina, aparece delante de mí y sin más me abraza.
Busco refugio en sus brazos. Fue pura suerte que Massimo la mandará conmigo.
—El almuerzo ya estará.
—Con razón huele tan delicioso.
Una sonrisa aparece entre sus labios.
—Y solo por eso, te ganaste una sorpresa —señala con picardía.
—¿A sí? —le respondo de igual forma.
Auri deja escapar una risa divertida y vuelve a la cocina, dejo mi vista fija en el lugar donde había estado hace unos segundos.
Por unos momentos puedo olvidar todo el caos, todo es gracias a ella...
Pero si no estuviera conmigo, ¿como estaría ahora?
Mi cabeza duele, mis labios se sienten secos... Dios, como amaría poder saborear una cerveza justo ahora.
Volver a disfrutar de su sabor... Tomar hasta olvidar mi vida.
Hasta olvidar este jodido problema.
Maldita sea...
—Oye, me quedé esperando que vinieras —me reclama de forma dramática.
Dejo escapar un suspiro, como si con el se fuera a ir el dolor.
—Ya voy —suelto algo divertido.
Al menos para ella debo ser feliz, Auri lo da todo por mi, yo debo hacer lo mismo por ella e incluso más.
Eso es el amor, darlo todo por esa persona.
—Hasta que quedes vacío.
[———————]
No sé como lo hace, pero Auri logra crear manjares con comida simple, ¿como convierte unas anchoas y unos tomates en una salsa tan deliciosa? Es un misterio, definitivamente.
Me siento tan lleno, no quiero moverme.
—Veo que te gusto.
—Definitivamente me gustó... Pero yo fuera usado menos sal —bromeó.
—Oh vaya, y yo que pensaba darte más, pero es malo comer tanta sal —expresa con falsa tristeza.
—Bueno, simplemente comeré otro poco cuando no me veas.
La morena ríe divertida, se pone de pie y se sienta sobre mis piernas. Un pequeño jadeo escapa de mis labios.
—¿No prefieres comer postre? —pregunta coqueta.
—Oh, postre, se oye bien.
—¿Y qué esperas para comer?
Bajo mi máscara. Siempre seré capaz de aguantar la asfixia si es para probar sus labios.
El sabor de sus dulces labios invade mi paladar, me dejó dominar por la lujuria.
Mis manos bajan a su cintura, la tomo con fuerzas, solo un movimiento más y será definitivo, lo haremos.
Aprieto su trasero, un celestial gemido sale de sus labios, tomo la delantera, la beso con pasión... Y el teléfono suena, la apartó.
De todos los momentos...
—Mikey —murmura decepcionada.
—Solo veré quien es —suelto sin ánimos.
Número sin registrar...
—Diga.
—No vayas con él.
La llamada se corta. ¿Esa fue Ashley?
—¿Mikey?
—Número equivocado —suelto sin darle importancia.
—Que raro —murmura.
—¿Seguimos con lo nuestro? —pregunto de forma lujuriosa.
—Eso... Sería muy bueno.
Me sonríe de forma coqueta, le devuelvo la sonrisa, se acerca a mí y alguien tocó la puerta.
—No me jodas —exclama irritada.
Rió, la morena me regala una mirada amenazante, yo me lo busque, pero fue tan divertido.
Me pongo la máscara algo resignado, puede que hoy no pase nada... Malditas interrupciones. Abro la puerta, una cabellera cobriza aparece delante de mí.
—¿No interrumpo? —suelta Iván de forma cínica.
Mi mueca se tuerce... De todas las personas, ¿tenía que venir él?
—¿Qué haces aquí?
—Massimo te necesita, vine a buscarte.
Me necesita, ¿entonces por qué no me llamo?
—¿Mikey? —me llama la morena.
—Massimo te necesita —repite él.
Un suspiro escapa de mis labios.
—Espérame abajo.
—Apúrate —ordena.
El pelirrojo se va, siento como Auri aprieta mi mano con fuerza.
—Tengo un mal presentimiento.
—De seguro no es nada Auri.
—Pero te mando a buscar... No te llamo.
—De seguro piensa que alguien indeseado pueda oír nuestra conversación.
Ella frunce su ceño.
—No esperemos lo peor... Todo estará bien —suelto de forma optimista.
La morena me abraza, yo acepté...
—¿Lo sientes? Algo va mal.
Sus gruñidos llenos de burla logran lastimarme, uso todas mis fuerzas para ignorarlo... No puedo preocupar a Auri, ya esta en su límite.
—Te amo.
—Yo también te amo.
Baja mi máscara, me da un pequeño beso y sin más me deja ir. Bajo con pasos lentos, siento como una gran brecha empieza a alejarme de Auri...
—Todo estará bien —suelto para mí mismo.
—Vamos, ni tu te lo crees.
Ahí esta el dolor, mis ganas de volver a drogarme y de tomar.
—Todo esta...
No pude terminar, soy recibido por el frío de las calles y delante de mí Iván descansa delante de su auto.
—Ya tardamos mucho, ¡muévete! —ordena.
Me subo al auto sin decir nada, Iván también se sube y hace rugir el motor.
El viaje empieza
—Todo está mal —murmuro para mí.
—Muy mal —gruñe entre risas la bestia.
[———————]
La gran mansión Salvatore se ve desolada, parece sacada de una película de terror. Las sirvientas no estan recorriendo los pasillos, ni limpiando, no se oyen sus murmullos; no oigo absolutamente nada; el sitio esta abandonado.
—Te espera arriba —señala Iván.
Veo a Iván de reojo, simplemente se va.
Un suspiro escapa de mis labios, siento el ambiente frío, tétrico.
—¿Esas listo? —aulla.
Mi cabeza duele. Esto es lo último que necesito... Que todo empeore.
Entro al despacho de Massimo, el italiano al verme se pone de pie.
—Al fin llegas.
—Lo siento —murmuro.
—¿Quieres un trago?
—No yo no...
—Solo un trago Mikey —me interrumpe.
—Pero.
—Un trago —me interrumpe una vez más, irritado.
Guardo silenció.
—Ten Mikey, lo necesitarás.
—Gracias Massimo.
Bajo mi máscara, tomo el vaso y lo llevo a mi boca; el olor a alcohol invade mis fosas nasales, su sabor aparece en mi mente, Dios, estará tan deliciosos como lo recuerdo, ¿no?
No sabrá cómo aquella copa que tome en el bar...
El puño de Massimo aparece delante de mí, moviéndose con lentitud hacia mi cara, cierro mis ojos, el dolor se apodera de mi rostro.
Me siento aturdido, un quejido escapa de mis labios, el puño de Massimo llega a mi mentón, siento un dolor punzante contra mis huesos, mi cuerpo se mueve en contra de mi voluntad, caigo contra la repisa que esta a mi lado.
Massimo acaba de golpearme, acaba de lanzarme al lado contrario de la habitación... La asfixia viene, peleó contra ella mientras siento un sabor metálico en mi paladar.
Y delante de mí esta Massimo, vuelto una furia...
El demonio esta suelto.
—¿Creíste que no lo iba a descubrir? —grita.
Doy mi mejor esfuerzo por responder, pero solo escapan jadeos lastimeros.
Subo mi máscara, una bocanada de aire fresco llega a mis pulmones; y Massimo patea mi rostro
Oigo mi máscara caer, el dolor se apodera de mi cuerpo y de nuevo la asfixia.
—¿Te crees más listo que yo?
—¿De-de qué hablas?
Estiro mi mano para tomar mi máscara, Massimo la pisa; un gritó escapa, escucho mis huesos crujir.
—¡Tu, que no eres más que una basura! ¿Te atreves a jugar conmigo, Mikey? —grita iracundo.
Las palabras no salen, el dolor recorre todo mi cuerpo; unas lágrimas escapan... Voy a morir...
—Oh, si que lo harás mocoso —celebra.
¿Me voy a rendir...? Intento ponerme de pie, ignoro el dolor, la asfixia, al mismísimo Massimo y lo intento; el italiano me jala del cabello, me pone de pie, y luego de un solo movimiento me arroja a la silla.
—¡Quédate ahí! —ordena.
Va hasta donde esta mi máscara la toma y sin más me la pone, una bocanada de aire invade mis pulmones. Massimo me quita la máscara de un movimiento brusco, y la pone con violencia sobre la mesa.
—Te salve la vida, de no ser por mi estarías. ¡Muerto! Creí que serías más agradecido, ¡pero no! No eres más que una sabandija —grita.
Guardo silencio, aprieto mis puños... No puedo caer, no ahora, debo mantener la asfixia a raya, debo aguantar, debo...
—¡Te estoy hablando!
Su mano impacta contra la mesa, su vaso lleno de licor cae al piso.
—¿Vale la pena arriesgar tu vida por una perra?
Él... El dolor se apropia de mi cuerpo, la asfixia vuelve, más fuerte que antes.
—Ella... ¡No es una perra! —grito abandonando el aire de mis pulmones.
Los jadeos salen, doy grandes bocanada para tomar algo de aire...
Fue una mala idea, mi vista se oscurece, las fuerzas me estan abandonando... Yo.
Recibo otra bocanada de aire, una muy corta; y de nuevo la máscara vuelve a su lugar gracias a un movimiento brusco de Massimo.
—Sería muy fácil dejarte morir sin más.
—Auri no es una perra... Es la chica mas maravillosa del mundo —le replico.
—Y las más estúpida. ¿Arriesgar su vida por una basura como tú?
—No lo entenderías —susurro.
—¿Entender qué? ¿Qué tiró a la basura su buena vida por salvarte? ¿Qué acabaste con la segunda oportunidad que te di por protegerla? ¡Estupideces! No son más que dos sabandijas patéticas.
—Deja, de insultarla —suelto entre dientes.
—¡No es más que una traidora, igual que tú!
Mi cara termina contra la mesa, la mano de Massimo esta firme contra mi cabeza, siento la sangre escurrir hasta mis labios... Todo se esta oscureciendo.
—Yo soy el dueño de esta ciudad, ¡yo! Y nada pasa en mi ciudad sin que yo lo sepa —gruñe.
Levanta mi rostro con brusquedad, me da otra bocanada de aire y azota mi rostro contra la mesa; me siento aturdido, perdido...
—¡Yo te mantuve con vida, yo pagué al mejor doctor! ¡Todo lo hice esperando al mejor soldado que pudiera tener, y no eres más que la mayor decepción que he recibido!
Otro azote contra la mesa, mi vista se oscurece casi por completo, a duras penas puedo reconocer los colores de la foto que esta a mi lado... Apenas percibo el sabor metálico que ahora se adueña de mi paladar.
—Vaya maldita decepción que me lleve contigo... De haber sabido que todo acabaría así nunca te hubiese sacado de ese callejón, hubiera ahorrado el dinero de tu estúpida máscara, y no hubiese tenido que sobornar a ese doctor para que te dejará más cicatrices.
—Tu-tu... —murmuro.
—Esto no se quedará así... Esto acaba de empezar, Mikey —replica.
Sube mi cabeza de forma lenta, ya no puedo ver...
El dolor estalla, y lo único que viene a mi cabeza es la imagen de Auri... Ya sabe que ambos somos traidores, entonces... Dios...
—Adiós, sabandija.
[———————]
El dolor de cabeza me hace abrir los ojos, la oscuridad me recibe... ¿Dónde estoy?
Mis ojos se acostumbran a las penumbras, las siluetas borrosas bailan a mi alrededor, burlándose de mi.
—¡Mierda!
El gritó sale por si solo al sentir el dolor en mi mano... Es cierto, Dios...
Es cierto.
Me muevo por la oscura estancia, mi mano choca con el interruptor, las luces se enciende. La luz me cega, pocos segundos después la escena queda clara...
El despacho de Massimo nunca antes se había visto tan tétrico, el piso alguna vez pulido ahora esta decorado por mi sangre seca, los libros bien ordenados descansan desparramados por el piso, su mesa esta astillada; toda la escena es la prueba de nuestra "pelea"... De la paliza que recibí.
Llevo mi mano a la mesa, noto las vendas... Llegan hasta mi codo, él, ¿destroza mi mano y luego la sana?
Hasta me dejó la máscara puesta...
¿Esta loco?
¿Dónde está...?
El pensamiento se desliza hasta mi cerebro y me congelo; él lo sabe... Él lo sabe todo, y si lo sabe.
—Auri.
Aprieto mis puños, el dolor de mi mano me hace tragarme un gritó... No tengo tiempo.
Corro, siento como tras cada zancada mi cuerpo reclama, todo duele... Pero no tengo tiempo. Empujo todo el dolor al rincón más oscuro de mi mente, trago todas las maldiciones y los jadeos; uso las pocas fuerzas que me quedan para correr... Es todo o nada.
Debo salvarla.
Los latidos de mi corazón resuenan en mi cabeza, siento como el aire se escapa y lucha por volver. Quiero dormir, necesito dormir... Necesito descansar.
Pero no puedo... No estando tan cerca.
Entro al conjunto departamental, el ruido me recibe; familias viendo televisión, padres regañando a sus hijos, sonidos de alguien cocinando... Todo está normal.
Siento como mis vellos se erizan, ¿todo puede estar normal después de esa paliza? No.
—¿Asustado?
Sus aullidos lastiman mis oídos... Aprieto los dientes y mis puños, ¿por qué todo debe ser así? Si hubiera silencio, si todo el ambiente fuera pesimista... No tuviera esperanzas, y sería mejor.
Subo hasta mi apartamento, aterrado. El frío del pomo atraviesa todo mi brazo provocándome espasmos... Cerrado con llave.
La esperanza llena mi pecho, una pequeña sonrisa se dibuja debajo de mi máscara, es posible...
Saco las llaves de mi bolsillo y abro la puerta. Todo esta bien... Los muebles estan en su sitio, mis cosas no estan dañadas, el piso está limpio
Todo esta bien.
—¿Auri? —la llamo.
Silencio. Camino con lentitud al dormitorio, viendo como todo esta intacto, y al abrir la puerta la encuentro, acostada, con su cobija hasta el cuello.
—Oh, duermes —suelto aliviado.
Voy hasta la mesita de noche, listo para quitarle la cobija que la cubre; y noto algo brillar... Un collar con sus iniciales A.G.
Así que eso me ocultaba, por eso no quería que revisara sus cosas...
—Que adorable.
Guardo el collar en mi bolsillo, le quito la cobija a Auri con una sonrisa.
El gritó escapa por si solo, el piso me recibe cuando caigo. Siento el dolor recorrer mi cuerpo, veo mis manos temblar.
—No... No no no... Por favor no... ¡No! —el gritó lastima mi garganta.
Las lágrimas escapan y se deslizan por mis mejillas... Esto no puede ser verdad.
—No grites tanto, vendrán invitados no deseados.
La voz me sorprende, también el sonido del arma... Pero aún así se escuchan tan lejos.
Aún así siento como caigo a ese agujero sin fondo.
—Sabes, estoy agradecido, normalmente estos trabajos deben ser rápidos, pero como dormiste tres día pudimos... Disfrutar de ella —suelta con un tono asqueroso cargado de lujuria.
Mi vista se alza una vez más... La cabeza de Auri sigue ahí, inerte, sin su cuerpo cerca, con almohadas simulando su figura.
Auri...
—Esta mierda es hermosa —aulla divertido.
—Ella suplicaba ayuda mientras lo hacíamos, así que tuvimos que amordazar la, fue divertido —su voz me llega, distorsionada.
—Oh, la violaron —grita más divertido que antes.
—Luego fuimos por sus brazos, sus piernas, estaba inconsciente cuando íbamos por su cabeza, así que tuvimos que despertarla a golpes, chillaba como un cerdo... Y el cerdito calló cuando cortamos su cabeza.
Auri... Todo lo que le hicieron... Aprieto mis puños, las lágrimas se llenan de amargura, la tristeza empieza a irse para dejarle el camino libre a la furia.
—Tuvimos que cauterizar la, parecía una puta fuente... Debo admitir que es el trabajo más tedioso que Massimo nos ha dado, pero fue tan, tan divertido.
Massimo...
—Este es el destino de los traidores, Mikey.
Las palabras siguen saliendo de su boca, pero no llegan, no bien... Por mi mente se cruza la imagen de Auri, indefensa, amordazada, rogando por mi ayuda...
—Descuartizada como un animal y desechada.
Las lágrimas siguen saliendo, los pequeños hilos de sangre se escapan de mis palmas, si no me clavara las uñas ahí, si no sintiera dolor, sería tan feliz...
Si solo fuese un sueño.
No pude salvarla... Provoque su muerte, si no hubiese llegado a su vida... Si nunca...
—Hasta nunca, traidor.
El grito escapa junto al resto de mis lágrimas, el sonido del disparo lo opaca todo.
Auri... Lo siento....
Continuará...
——————————————
Espero les haya gustado el capítulo, estrellita y compartir ayuda mucho, y hasta otra amigos (y si... Me dolió un poco escribir este capítulo, y si esta fuerte..)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro