2:30 p.m., Fei ahora vistiendo una playera blanca, pantalón negro y tenis blancos junto a Chun Li quien, usaba licras y sudadera azul rey combinando con tenis negros, iban adentrándose en un bosque, cada quien cargando su maleta y siguiendo un caminito de piedras, verdes y frondosos árboles se veían por todos lados, el sol que estaba en un punto donde llega a quemar, era satisfactoriamente opacado por la sombra que daban los árboles, dando una sensación de frescura y aire limpio inigualable, lo cual sería una delicia en la ciudad; asimismo una que otra ardilla se asomaba entre el pasto fresco a ver si el dúo llevaba comida para compartir, y sí, Fei con una sonrisa sacó una bolsa de su maleta negra llena con nueces que iba repartiendo a cada ardillita, las más extrovertidas se metían en los cachetitos la nuez recibida para volver a pedirle, mientras otras más tímidas con una tenían suficiente para marcharse a gusto. Caminaron unos cuantos minutos y la chica empezó a escuchar ruidos extraños deteniéndose curiosa.

-¿Chun Li? ¿Estás bien? -pregunta intrigado sin quitarle la vista de encima.

-En realidad no... ¿que no escuchas eso?

-¿Qué cosa?

Ante tal respuesta ella dijo que no era nada, así que siguieron caminando, su primo, que paso tras paso le salían más y más ardillas y éstas a su vez lo seguían, era incapaz de escuchar lo que ella no dejaba de percibir hace rato, y ya estando lo suficientemente harta como curiosa, se detuvo una vez más.

-Hermano, ¿está bien si te adelantas?

-Ah claro, pero ¿por qué? -cuestionó comiendo una nuez.

-Quisiera caminar un poco... sola -acentuó amablemente.

Fei asintió con una sonrisa y continuó en el caminito seguido de más de 10 ardillas inquietas por el alimento que el chico llevaba en mano sin repartir ya. Ella por su parte se desvío siguiendo aquellos jadeos extraños, en parte leves, pero conforme se acercaba más y más a la fuente que los emitía se notaba el severo dolor que proyectaban, fue entonces que, una vez encontró al causante se detuvo, un atractivo hombre de no más de 40 años, cabello corto negro como la noche, bellos ojos castaños como las nueces que Fei repartió a las ardillas, musculoso como Vega, pero con unos centímetros menos de estatura aparentemente, vistiendo sólo un pantalón blanco similar al estilo de los ninjas, con sandalias japonesas de madera, tirado en el pasto y apoyado en un tronco talado, su dolor era debido a una cortada en su abdomen, sangraba lentamente, aunque sin parar, el charco a su alrededor y su pantalón en la parte superior empapado de sangre lo comprobaban.

-¿Pero qué te pasó? -Sorprendida no podía creer lo que veía.

-¡No! ¡Aléjate! -Le exigió el hombre un tanto asustado.

-Sólo te quiero ayudar... tranquilo.

Él vió los ojos de la jovencita, eran algo hermoso, algo especial, y algo calmantes...

-¿Tú... quién eres? -pregunta con voz suave.

-Una chica que quiere ayudarte. ¿Y tú? -Devuelve la pregunta arrodillándose para sacar un botiquín de emergencia de su maleta celeste.

-Yo... un hombre que necesita tu ayuda... -contestó sin dejar de mirarla.

-Bien. Ya nos entendimos.

Sonriendo fue capaz de transmitirle paz al hombre en medio del sufrimiento que padecía, y el observarla para él no era aburrido ni cuando checaba el botiquín, menos cuando se quitó la sudadera para ponerla en el césped y ahí colocar lo necesario como vendas, gasas, desinfectante, quedándose con una blusa de manga corta negra, además también sacó una gran botella de agua de la maleta la cual abrió y dejó a su lado para colocarse unos guantes que capaz usaría un cirujano.

Enseguida procedió a curarlo, primero le colocó una gasa haciendo presión para detener la hemorragia, después la retiró y le lavó con agua potable de la botella. Los primeros segundos el chorrito que salía era común y corriente, después cuando ella colocó su mano desocupada alrededor de la herida y detuvo el lavado, algo extraño de su palma salía, no tenía sentido, parecía una especie de líquido como el agua, pero no era agua claro está, lógicamente el evento sorprendió al par y, sumándole su amabilidad y su belleza, él ya sentía interés en Chun Li. A continuación, intentando olvidar la escena extraña, secó la piel alrededor de la cortada con otra gasa limpia para luego aplicarle un antiséptico que desinfectaría la herida, y para finalizar le colocó dos apósitos transpirables para fijar encima de la cortada y vendarlo haciendo que se levantara un poco para poder pasarle la venda por la espalda baja.

-Deberías tomar algo de agua -sugiere ofreciéndole la botella.

Él sin pensarlo dos veces hizo caso y bebió un poco, al juzgar por su semblante era parte de lo que necesitaba porque, después de beber del líquido vital y de ser curado de una manera bien hecha, se notaba en su rostro el alivio, como si el alma le regresara al cuerpo; aunque también acababa de nacer un curioso brillo en sus ojos, como si hubiera descubierto algo que no creyó que existiera.

-Te lo agradezco -Amable le entregó la botella.

-Me dió gusto ayudarte -dijo a la vez que guardaba las cosas en el botiquín y éste en su maleta.

-Yo... no sé que hubiera hecho sin ti -Se acerca a ella lentamente-, ahora te debo la vida...

-No... cómo crees -Sonrojada por la poca distancia y luego de 3 segundos, se aleja al fin y se pone de pie.

El hombre enseguida repite la acción de la chica, aunque un poco lento recibiendo ayuda de él al final, no obstante eso no fue impedimento para que él gentilmente le diera la maleta.

-Gracias... em, debo irme ya -comenta un poco nerviosa-; ¿crees llegar al pueblo así?

-Por supuesto. Gracias a ti y a tu ayuda lo haré, pero... -Toma sus manos-, espero verte de nuevo -Agradecido le dió un beso en la mano derecha, el gesto digno de un caballero.

Chun Li se despidió y corrió apenada, una parte de ella pensaba en Vega y en que no era correcta la manera en que estuvo con ese desconocido, pero ya pasó y no hay vuelta atrás, al menos logró ayudarlo y no morirá; y mientras ella se sumergía en sus ideas y en recordar que tiene pareja, el hombre sonriendo y quieto, la miraba irse sin quitarle los ojos de encima a pesar de que la bella china no volteaba, entonces una vez que ella ya no se veía, él simplemente desapareció.

3:29 p.m. la jovencita acababa de llegar al hogar de su maestro, una casa de madera y roca, modesta, pero al parecer grande como para una familia de 10 integrantes, rodeada de cultivos en la parte trasera y flores en la entrada, era una zona despejada de la multitud de árboles que caractizaba al bosque; aunque aún así había suficientes esparcidos para una buena sombra. Chun Li como si estuviera en casa giró la perilla y pasó, inmediatamente se encontraba la sala donde ya era esperada por Fei y su maestro, un hombre de edad madura, aunque con un físico muy bien conservado, ambos sentados en unas sillas de roble con la mirada fija en la puerta.

-¡Chun Li! ¿Qué pasó? ¿Por qué tardaste? -cuestiona Fei preocupado.

-Hijo, tranquilo -intervino el maestro-, Chun Li, ¿estás bien?

-¡Sí!, y gracias por esperarme y preocuparse, a pesar de que no debían. -Amable respondió.

-No es común que tardes en llegar -Fei cruzó los brazos y siguió-, al menos no en esta situación donde venimos a ver a nuestro maestro. Por eso si no llegabas a las 3:40 íbamos a buscarte. Una hora lejos no debería ser poco...

-Perdón Fei, es que quise ver si encontraba el porqué del llanto que tú no percibías.

-Espera, ¿cómo que llanto? -cuestionó el maestro.

-Les explicaré... -Toma una silla para sentarse frente a ellos-; camino a su casa maestro yo escuchaba a alguien quejarse, Fei no, pero yo no dejaba de oír los gemidos y bueno, quise ir a explorar.

-Fue peligroso, me hubieras dicho para acompañarte, hermana -menciona con un tono un poco asustado.

-Bueno, en parte quería saber si era idea mía porque tú no escuchabas nada, y también sentí necesidad de averiguar sola, no depender de ti... lo siento.

Por unos segundos, la chica bajó la cabeza y en el momento Fei le acarició el cabello como haría un hermano mayor que ve a su pequeña hermana crecer y florecer por sí sola, ella ya no es una niña después de todo.

-Continúa -pidió curioso su maestro.

Ella asintió y Fei regresó a su silla.

-Resulta que era un hombre con una herida en el abdomen y yo... -Hace una breve pausa nerviosa y continúa-, ¡lo curé!

Instantáneamente se calló, esperaba un regaño o un sermón al menos, por eso de ayudar a extraños y más aún en esas condiciones.

-Chun Li, hija, es bueno que ayudes a la gente -menciona el maestro con voz amable-, ese lado amable y gentil es de lo que más amamos de ti pequeña, pero respóndeme algo...

Ella asintió.

-¿Le preguntaste su nombre?

-No... no lo creí necesario...

-Entiendo, igual podría haberte mentido de decirte uno... y, ¿viste algo extraño? Me refiero a que llevara armas o que actuara como a la ofensiva.

-Al principio se veía como molesto, pero después hasta fue amable...

-Entonces sólo te pediré que por favor seas prudente, hace horas un sujeto vino a asesinarme.

-¿Qué? ¿Estás bien? -En coro interrumpieron Chun Li y Fei.

-Sí hijos, por algo me tienen enfrente y sin heridas -contestó sonriendo-. A lo que voy es que ese tipo era hábil, logró huir antes de que le dejara un recuerdo mío en su abdomen, no considero que me haya vencido pues huyo para no salir lastimado, pero tampoco me creo victorioso porque huyó y yo ni siquiera pude hacerle algo. Por favor, se lo pido a ambos, sean prudentes con quien tratan; no sabemos las intenciones de todo aquel al que veamos y, además hay quienes son hábiles en las mentiras.

El dúo asintió.

-Maestro Gen, ¿cree que ese tipo ya esté muy lejos de aquí? -Fei intrigado preguntó.

-Al juzgar por su habilidad, sí. Fue a la 1:47 a.m., no alcancé a verlo bien debido a la oscuridad y a que estaba cubierto por completo, pero si les diré que le lance un cuchillo directo al abdomen y, a lo que parece que ví; alcanzó a detenerla con sus dedos y se marchó con ella.

-Debio ser muy bueno para ponerse a su nivel -Admirado habló Fei.

-Gracias hijo, y por eso les advierto, si van a lanzar un arma al enemigo, asegúrense de traer más, no vaya a pasarles lo mismo y en lugar de afectarlo, acaban beneficiándolo al obsequiarle un arma extra con la que puede herirlos.

El dúo asintió y después de mirarse entre ellos, Chun Li al mismo tiempo que Fei, se lanzaron hacia Gen para darle un abrazo, uno fuerte y lleno de cariño, Gen sonriendo los rodeó con sus brazos.

-Maestro lo extrañamos -Fei termina el abrazo dejando sólo a Chun Li.

-Hay tantas cosas por contarle, empezando por mi padre... -mencionó sin pensar ella.

-¿Dorai está bien?

-Maestro, él falleció -escupió ella apretando fuerte a Gen en ese abrazo.

-¿Qué? ¿Cómo pasó eso? -Sorprendido no acababa de creer la noticia recibida.

-Fue algo trágico e injusto -interviene Fei.

Chun Li sin soltar a Gen derramaba algunas lágrimas.

-Yo a ambos los quiero como a mis hijos, no pude formar mi propia familia de sangre, pero ustedes no sólo son mis alumnos... Fei eres el hijo que siempre quise tener, fuerte, amable e independiente; Chun Li, querida niña -Ella se separó y Gen mirándola prosigue-, contigo cambia un poco, porque siempre quise un sólo hijo y que fuera varón... hasta que te conocí -continúa mientras le limpia las lágrimas intentando sonreírle-, verte crecer, tan inteligente y hermosa, eres la hija perfecta, y; tu padre me dijo que si él faltaba, yo me encargara de ti. Y lo haré, por él porque confío en mí para que protegiera a su tesoro, por ti porque aún te veo como la niña de 10 años que amaba entrenar y tener toda mi atención, y por mí porque sin mi hija me sentiría vacío.

Ella nuevamente le dió un fuerte abrazo y pocos segundos después Fei se unió, ambos quedaron de contarle todo lo que ha pasado, porque la familia se cuenta todo y es una unión especial, irrompible e irremplazable.

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