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único

mina g!p top, nay bttm.
alteración de edades.
alteraciones físicas.

• ──╌╌╌

Mina yacía sentada en la silla de la pequeña habitación del hotel, estaba bien, pues solo se quedaría unos tres días en París. Sin embargo, su más grande preocupación en ese instante no era ni más ni menos que el campeonato que tendría el día de mañana, en doce horas para ser más exactos. Se encontraba estresada y nerviosa, no dudaba de sus habilidades como jugadora profesional, pero debía aceptar que se estaba por enfrentar a un grande, se trataba de un gamer de su misma nación japonesa; Kento Yamazaki quien llevaba unos sólidos diez años en la industria, mientras que ella solo cuatro.

Decidió sacudir su cabeza para dejar detener esos pensamientos que para nada la estaban ayudando.

Necesitaba comer algo, hace unas horas habían llegado al hotel y no ha tocado ni un solo plato de comida, su estómago ya comenzaba a amenazar con comerse sus propias paredes.

Tomó el ascensor que la llevaría hasta la cafetería del lugar, que fue exclusivamente reservado para los invitados al campeonato del año junto con acompañantes; Mina en este caso solo asistía con su mánager (y hermano mayor).

Perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta cuando chocó con una fornida espalda, posiblemente se trataba de algún atleta o algo parecido porque casi lo confunde con una pared.

─ Oh, lo siento, no le presté mucha atención a mi camino ─ Se apresuró en decir Mina, levantando la mirada del suelo hasta toparse con quien menos deseaba encontrarse en esos momentos.

─ Descuida, no pasa nada ─Una mueca con complejo de sonrisa por parte del sujeto fue lo que percibió escalofriantemente Myoui. No pasó mucho tiempo para que este volviera a hablar.

─ Soy Kento Yamazaki, por cierto, no creo haberte visto antes ─ Comenzó a decir con ciertos aires de superioridad, extendiendo su mano a la pelinegra.

Mentía. Sabía a la perfección con quién estaba conversando.

─ Myoui Mina, un gusto ─ Le devolvió el saludo con cierta incomodidad, de repente sintiendo como su hambre, anteriormente voraz, desaparecía y se transformaba en un desagradable sentimiento.

─ Creo que he oído hablar de ti ¿Hace cuánto comenzaste con todo esto? Ya sabes...

─ Hace un mes se cumplieron cuatro años desde que estoy en este ambiente ─ Mina ya se estaba exasperando de la situación, el tono altanero de aquel hombre alterando sus sentidos.

─ Cuatro años... Eres relativamente novata, qué tierna.

¿Tierna?

─ Sí, bueno, por alguna razón estoy aquí ─ Y ese simple comentario fue el detonante que hizo a Kento morder el anzuelo, su ira comenzando a delatarse en las venas ya sobresalientes de su cuello.

Mina sonrió victoriosa.

─ Ajá... Claro, lo siento. Me encantaría quedarme a seguir charlando contigo, pero mi pareja me debe de estar esperando en nuestra habitación y debo irme ─ El más grande la escaneó de arriba a abajo con la mirada para luego finalmente retirarse, chocando intencionalmente con el hombro de la pelinegra. Yamazaki se imaginaba mil escenarios satisfactorios, entre ellos, ganarle el día de mañana a aquella niña y ver su cara desfigurada en decepción.

Se imaginaba.

─ Imbécil ─ Murmuró Myoui para sus adentros mientras tomaba un pequeño plato, unas pinzas y comenzaba a colocar comida en la blanca y pulcra porcelana. A pesar de aquella aberrante primera impresión, no se privaría de una buena cena.

Subió en elevador hasta su habitación, no se quedaría a comer con toda esa gente desconocida, con la posibilidad de ser igual de arrogantes que aquel hombre. Además, no tenía muchas ganas de socializar, debía aclarar su mente y relajarse un poco.

Tomó paso en el cuarto gracias a la tarjeta que le permitía el acceso, dejó el plato en su escritorio y se dedicó a comer en lo que miraba su teléfono; alguna serie o entrevista captando su total atención.

Se hubiera encontrado aún más a gusto si unos exactamente tres cortos y suaves toques en su puerta no la hubieran interrumpido. Pausó el video que se reproducía en su móvil y con pasos lentos se encaminó a aquel objeto de mármol, abrió de esta y cualquier rastro de pereza se esfumó de su semblante en cuanto se encontró con posiblemente la persona más hermosa que jamás haya conocido antes.

Ojos grandes y azulados, portadores de un tierno brillo natural, cabellera ondeada de un hermoso y suave color castaño claro, labios abultados que relucían un cierto color rojizo natural, y por encima de aquellos grandes ojos, un lunar perfectamente escondido entre su ceja.

Barrió su mirada un poco más allá; cintura estrecha, muslos gruesos y trabajados, de repente sintiendo envidia de esos pantalones negros que moldeaban a la perfección la figura de la muchacha.

─ ¿Hola? ─ La atractiva intrusa habló con cierta timidez, actuando como que no notó la descarada mirada de la más alta sobre toda su anatomía, sentía que esa mujer iba a devorarla.

A cierta jugadora no le disgustaba la idea.

─ Hola, ¿Sucede algo? ─ Respondió una vez logró salir de sus impulsivos pensamientos para finalmente concentrarse en la tierna voz de la ojiazul.

─ Sí, en realidad, mi habitación se encuentra frente a la suya y me pidieron que le entregase este paquete, ya que yo quedaba de camino, aquí tiene ─ La castaña estiró entre sus manos una pequeña caja envuelta, Myoui aprovechó para rozas sus pieles al tomar de la misma.

─ Oh, gracias...

─ Nayeon ─ Contestó entendiendo al instante lo que esperaba recibir en ese pequeño silencio curioso.

Mina allí comprendió que se trataba de ni más ni menos que una de las joyas Parisinas más preciadas. Myoui sabía que se trataba de una gran y reconocida modelo de progenitores surcoreanos. La había visto en revistas, comerciales, pantallas publicitarias, etc. Sin embargo, nunca creyó cruzársela por esos lugares, rodeada de esas personas, ¿Qué hacía con ellos? ¿Acaso tenía alguna especie de doble personalidad en la que de noche se dedicaba a los videojuegos, y nunca antes la había visto en la plataforma? Imposible, luego aclararía sus dudas.

─ Gracias, Nayeon. Soy Mina.

─ Sí, lo sé, he oído hablar de usted ─ Una pequeña sonrisa ladina brotó de sus acolchonados labios. La pelinegra estaba comenzando a atontarse.

─ Por favor, tutéame, no considero llevarte más de dos años ─ Contestó con gracia, provocando que la castaña soltara una agradable risa contagiosa.

Lo tenía todo.

─ Perdón, es por educación.

─ No importa, ¿Hay algo más que me quieras entregar? ─ Nayeon definitivamente no diría en voz alta lo primero que se le vino a la mente.

─ Creo que sí, pero ya son cosas más grandes y pesadas, están abajo y no sé si yo ya pueda encargarme de eso ─ Una cierta chispa recorrió su espina dorsal al notar la profunda y penetrante mirada de la pelinegra.

─ No hay problema, iré ahora.

─ Si quieres puede ayudarte, son bastantes piezas por subir.

Claro que no se negaría a pasar más tiempo con la preciosa modelo de ojos zafiros.

─ Claro, no hay problema ─ Asintió y así ya ambas se dedicaron subir cajas y cajas, entre risas, pequeños coqueteos de una y tiernos sonrojos de la otra. Mina guardaría esas encantadoras imágenes en su mente.

Una vez que las dos se encontraban ya colocando las últimas cuatro cajas apiladas en el suelo, Nayeon se agachó un poco y Myoui sintió sus manos picar por envolver la cintura de la más joven. Juraba que con solo las palmas de sus manos podría rodear por completo la misma. Sin más, no se resistió y le hizo caso a sus impulsos con el pretexto de que era solo para sostener a la chica en lo que retomaba su posición habitual; bueno, su excusa no le duró mucho cuando Im ya se encontraba firme y esta seguía con sus manos en el mismo lugar, no quería soltarla por alguna razón, era como un imán y eso no parecía molestar a la modelo, pues, le agradaba el suave y gentil tacto, parecía que quería evitar que se rompiera.

Linda.

─ Una vez más, gracias, Nayeon-ssi ─ El confianzudo apodo no le disgustó en lo absoluto a la nombrada, le había encantado compartir con Myoui durante esos momentos.

─ De nada, Minari ─ La tierna sonrisa de mejillas coloradas fue más que suficiente para que esta le devolviera el gesto, pero al igual que la de ella, era una hermosa sonrisa gomosa que dejaba mostrar sus encías.

─ ¿Quieres que pidamos algo y comamos aquí? En serio me gustaría seguir charlando contigo ─ Myoui realmente esperaba que aceptara su oferta.

─ Me encantaría.

No perdieron mucho tiempo, se sentaron a platicar mientras que esperaban la comida que habían pedido al bufete del hotel. A ninguna les parecía mala la idea de comer entre aquellas cuatro paredes, puesto que quería mantener cierta privacidad para poder hablar tranquilas sin tener una molesta cámara fotográfica en sus narices, como suele pasar cuando dos celebridades se juntan en algún lugar como personas civilizadas.

Una vez la comida estuvo elegantemente servida en una mesa desplazable con rueditas acompañada de un brillante mantel blanco, se dedicaron a comer y a mantener una entretenida conversación, siendo acompañadas del pasar de los minutos, así llegando a la hora y más; les gustaba el oír del ruido de la ciudad mientras que con una copa de vino bañaban sus sedientas lenguas de tanta habla.

Mina mantenía su mano en la cintura de la muchacha con algo de recelo y cercanía.

Myoui no supo en qué momento ya se encontraba a centímetros de la castaña, podía oler el costoso perfume Dior estratégicamente colocado en su blanquecino cuello, de pronto quería hundirse en aquella zona; más cerca, más cerca, un poco más y la tuvo a escasos milímetros, ambas respiraciones ansiosas pero relajadas a la vez, chocando entre sí.

Nayeon tenía una perfecta vista desde ese ángulo, los ojos verdes y salvajes de la pelinegra hipnotizándola cada vez más, su mirada ahora descendiendo a esos labios tentadores que la llamaban apenas la vieron. Im sabía lo que quería, y eso era a aquella mujer, lo supo en el momento en el que se conocieron y no sintió ningún indicio de apartarse y patearle en los genitales cuando se percató de la descarada mirada apenas segundos de haberse visto. No era una chica fácil, no se quedaría de brazos cruzados, si alguna otra persona le hubiese tratado de igual manera, el golpe más tranquilo lo haría arrepentirse de haber nacido.

Mina, ni lenta ni perezosa, tomó a la menor de la mandíbula con su mano sobrante y presionó sus propios labios con los ajenos, formando un vaivén correspondido que cada vez iba tomando más y más necesidad.

Su palma derecha dejó de acariciar la estrecha cintura de la modelo cuando esta la alejó para poder subirse en su regazo, esto, Myoui lo tomó como un pase libre para colocar ambos de sus falanges en los glúteos de la ojiazul, mentiría vilmente si no dijera que tenía ganas de hacer aquello apenas esta le dio la espalda mientras cargaban las cajas y las llevaban a su habitación. Pomposos y respingados ¿Cómo se sentirían al desnudo? No pensaba quedarse con la duda y mucho menos con las ganas, más sabiendo que ambas estaban apuntando al mismo camino.

Cuando comenzó a amagar para colarse dentro de la tela del apretado pantalón contrario, el ruido de su teléfono indicando una inoportuna llamada interrumpió todo accionar, dejando a Mina sumamente alterada y a una Nayeon sonrosada, ambas mirándose fijamente como esperando a que el celular se contestase por su propia cuenta.

─ Atiende ─ La sutil voz de Nayeon la desconcertó, había pensado en mandar todo a la mierda y seguir con su objetivo de seguir amasando sus zonas más sensibles a su regalado antojo.

─ No ─ La mirada, ya oscurecida e imponente de la ojiverde, provocó que Im quisiera abrirse de piernas en ese mismo instante sin reflexionarlo dos veces.

─ Creo que es tu mánager, debe ser importante ─ Nayeon había llegado a leer el contacto guardado, por lo tanto, sabía que se trataba de él. Lentamente, bajó de entre las piernas de la otra y dejó que tomara su teléfono, dejándola con un sentimiento vacío que aumentaba con el pasar de los segundos.

─ ¿Qué mierda quieres? ─ Sus cejas enfrentadas y la mueca de evidente enojo le causaban algo de gracia a la modelo, aunque también la excitó un poco más. Para ella, esa mujer era la definitiva personificación de la lujuria como uno de los siete pecados capitales.

¿Qué carajos te pasa? Háblame con respeto, imbécil ─ Un molesto Myoui Taeyong se oía a través de la línea, sacando aún más de quicio a la chica japonesa.

─ Mis bolas. Habla ya o cuelgo.

Grandísima idiota, te estás olvidando de su directo de práctica, en cuestión de horas es que comienza tu enfrentamiento y tú ni siquiera has hecho un simulacro, apúrate de una puta vez.

Bien, definitivamente se había olvidado por completo de aquello, aunque no se arrepentía si su distracción consistía en la linda y coqueta castaña que tenía a su lado.

Colgó la llamada antes de que su hermano siquiera con todas sus amenazas de muerte.

Mierda, que estaba en un lío, debía comenzar a grabar en directo jugando mientras se aguantaba un prominente y molesto problema dentro de sus pantalones. Qué cosa más incómoda, demasiado para ella, sabiendo que no podía hacer nada por sí misma debido al escaso tiempo.

Una vez situada en su silla y con todo ya casi lista para empezar, observó a Nayeon; quería que se quedara con ella, pero no sabía si está así también lo deseaba.

Aprovechó su cercanía para atraerla de la cintura hasta su regazo, de nuevo.

─ ¿Te irás? ─ Soltó con una inconsciente tristeza en sus palabras.

─ Tengo qué, pero podemos vernos mañana en el torneo.

─ Mhm...─ Afirmó disgustada de la situación. Podrían denominarla caprichosa, pero quería seguir disfrutando de Im y sus acaramelados labios, quería hacerlo de todas las maneras posibles, de lo más suaves hasta lo más rudo y tosco.

Cliqueó en la página principal de la plataforma, la pantalla mostrando que quedaban quince segundos para comenzar él en vivo, en eso, Nayeon se encontraba en un serio debate mental mientras se daban pequeños y cortos besos aprovechando el mínimo de tiempo que les quedaban juntas.

Ahora solo dos segundos para que Mina fuera expuesta a sus millones de seguidores que se encontraban esperándola ansiosos.

La ojiazul finalmente había tomado una decisión, y era que iba a ayudar a Myoui un poco, de una manera divertida... Para ella.

Un segundo...

Bajó rápidamente de las piernas de la pelinegra, quedando debajo del escritorio donde se encontraban las pc's de la streamer. Mina la miró confundida, queriendo decir algo, más viéndose en la obligación de tragarse sus palabras cuando comenzó su transmisión en vivo y el número de observadores aumentando, cierto nerviosismo acaparaba su mente ante la incertidumbre.

Cuando comenzó a saludar a sus seguidores con entusiasmo, Nayeon supo que esa era su señal. Llevó sus labios a la entrepierna de Myoui y comenzó a besar su miembro por sobre la tela del pantalón, causando que esta comenzara a despertarse aún más.

Mina, entre suspiros pesados e intranquilidad notoria, entendió lo que esa demonio estaba por hacerle.

Dios, no dejes caer a tu guerrera más fuerte.

Comenzó a hiperventilar cuando vio a Im bajar el cierre de su cremallera con nada más que sus dientes, exponiendo su bóxer y volviendo a dar pequeños besitos sobre la única tela que le interrumpía de su total desnudez. Le daría ternura si no se estuviese tratando de su mismísimo pene que estaba siendo sometido a esa lenta y terrible tortura. Reclamaba atención de aquella húmeda cavidad bucal.

─ Perdón, por haber demorado tanto en prender la cámara, estaba comiendo, sí...

Nayeon reía, notando cómo trataba de retener un gruñido, ya que, luego de haber bajado más el bóxer con sus labios, se dedicó a dar escasas lamidas en los alrededores del pedazo de carne.

La situación le estaba causando bastante gracia, por lo que largó una leve risita que se vio interrumpida cuando el pene delante de ella comenzó a alargarse una vez estuvo totalmente libre de cualquier estorbosa prenda.

Mierda.

Myoui Mina era una mujer superdotada, teniendo en cuenta su condición, y prominente en todo sentido a su parecer. Ahora la menor dudaba de que eso pudiera entrar completamente en su boca.

Cierta azabache ya comenzaba a desesperarse y los comentarios de sus seguidores no le estaban ayudando con su situación.

"¿Estás bien? Te encuentras algo rígida"

"¡Sé que estás nerviosa por la competencia, pero tú puedes!"

"Ay pobrecita, debe de estar muy estresada por el torneo 🥺"

Retuvo una sonora carcajada, tenía a la mujer más hermosa del mundo abajo suyo, analizando cómo tragarse su virilidad mientras daba ligeras lamidas en sus testículos. Definitivamente, lo último que le importaba en ese momento era el enfrentamiento.

─ Saben... De hecho, sí estoy bastante nerviosa por el campeonato. Gracias a la presión, estos días se han sentido como si me estuvieran succionando y absorbiendo toda mi energía ─ Descendió su mirada tras echar un suspiro al recalcar sus últimas palabras dichas, viendo los zafiros orbes de la modelo que la observaban expectante mientras llevaba su hinchado glande dentro de su boca.

Sus manos comenzaron a picar por llevarse a sí mismas hasta la nuca de Im y hacerla tragar toda su intimidad. Mierda, odiaba no poder despegarlas del mouse y el teclado.

Mina ya no quería hablar, necesitaba desahogar todos los roncos gemidos que aumentaban a medida que se sentía cada vez más adentro.

Nayeon, orgullosa de lo que estaba provocando, inició un subibaja en el pene de la streamer, su mejilla derecha abultándose cada que aquel enorme pedazo chocaba con la misma, provocando un ruido bochornosamente morboso y excitante para los oídos de Myoui, quien lamentablemente se vio obligada a subir el volumen del juego por precaución, lamentable porque ella sí quería deleitarse de aquel sonido acuoso y vulgar.

Eso no era suficiente para la castaña, por lo que llevó ambas manos a masturbar lo que no cabía en su maltratada boca. Delineaba venas sobresalientes del pene con su lengua, sorprendiéndose a sí misma por la flexibilidad de su sinhueso. Apenas sintió el líquido pre seminal y su vaivén comenzó a tomar más velocidad, fuerza, más ruido y placer; a este punto, Mina ya se dejaba escapar algún que otro ronco gemido, haciéndolos pasar por suspiros de frustración o tos, no sabía que más hacer para controlarse, o mínimo, ocultarlos. Comprendía que, si volvía su mirada hacia abajo, iba a correrse de un solo tiro, solo podía pensar con una cabeza y no precisamente la de arriba.

"Intenta meterte en la zona de los enemigos, quedan pocos"

"Nunca vi a Mina perder más de tres veces"

"Mejor campea, no es tan difícil"

Mejor Intenten jugar ustedes en un puto directo mientras les hacen la mejor maldita mamada de sus vidas, mierda.

La ya exasperada azabache levantó sus caderas sorprendiendo a la modelo, que juró sentir el pene de aquella japonesa, tocar su garganta, agradecía tener unos pésimos reflejos para evitar cualquier índice de arcadas.

Sus manos liberaron los testículos prisioneros para volver al falo de su pene, sabía que estaba por correrse, podía sentirlo muy bien.

Un estruendoso ruido a las afueras de la habitación llamó la atención de Nayeon, el miembro salió de su boca en cuanto volteó en dirección a donde había prevenido tal sonido, haciendo que parte del espeso semen de Mina chorreara de sus labios hasta su barbilla, creando así, una imagen bastante obscena. El pene chocó contra su mejilla como si estriberas buscando su atención otra vez, Im volvió la cabeza al frente y no tuvo tiempo cuando de una sola estocada volvió a atragantarse con la carne aún chorreante de esencia; abrió grande y dejó que todo se descargue en su cavidad bucal, tragándoselo todo.

Myoui Mina tuvo de las mejores vistas panorámicas cuando presenció a la más pequeña sacar su miembro de sus adentros y comenzar a exhalar exhausta con notorias gotas de su semen en labios y mejillas en lo que ambas conectaban miradas de nuevo. Nayeon ya estaba cansada de tanto esfuerzo y trabajo mandibular, a la mierda el mewing en el que tanto tiempo perdía si podía hacerle una mamada a esa mujer, eso ya le daría una estructura facial de ensueños.

La streamer ahora tenía otra cosa en mente luego de que esa fabulosa admiración le haya causado otro problema, y se dedicaría a saciarla de la manera que tuvo que haber sido desde un principio.

Se despidió rápido y cortante con sus seguidores en el directo una vez la pantalla mostraba "Game Over" en ella. Estaba harta y esa linda castaña pagaría por la consecuencia de sus actos.

Nayeon se sobresaltó un poco cuando, luego de limpiarse el rostro con la manga de su vestimenta, observó cómo la más alta apagaba todo equipo tecnológico y la levantaba del cuello sin ejercer realmente mucha presión.

─ Ni creas que saldrás ilesa luego de lo que hiciste ─ Im no se consideraba una persona altamente sumisa, pero claro que asentiría sin rechistar si se trataba de esa particular pelinegra que la miraba imperturbable.

─ Tenías un problema y yo quise ser humilde ─ Una sonrisa burlona se hizo presente en su perfecto semblante, fingiendo inocencia.

─ Bien, yo no voy a ser humilde ─ Tomó a esta por debajo de las rodillas y la arrojó sin brusquedad en la cama matrimonial de la habitación, rápidamente se deshizo de la ropa de ambas a excepción de la parte inferior de la castaña, puesto que aquella prenda tenía botones y su desesperación no quería hacerle perder más tiempo. Nayeon no supo cuándo mierda había ocurrido todo eso que ya tenía a Mina abriéndolo de piernas y colocando tres de sus falanges anteriormente bañados en lubricante -sin contar el propio-, un culposo sentimiento de dolor y placer se mezcló en su pecho apenas sintió los huesudos de la otra colándose en sus adentros.

Myoui estaba volviéndose loca, retiró sus dedos para comenzar a masturbar su miembro con lubricante de igual manera mientras lo adentraba entre la entrada de la más joven. Alzó la cintura de la mencionada y sin piedad alguna entró de una gran embestida que provocó un grito ahogado de Nayeon, puesto que su rostro se encontraba mordiendo la funda de la almohada, sus manos empuñadas tomando con escasa fuerza las sábanas mientras por su mente pasaba una sola cosa.

Maldita bestia.

Mina daba honor a sus palabras, comenzando con un fuerte vaivén de atrás hacia adelante, en la entrada de la pobre chica debajo. La habitación empezaba a llenarse del excitante y sucio sonido de sus pieles chocando entre sí, más específicamente los testículos de la más grande contra los glúteos de la sometida.

Así perduraron, ronda tras ronda. Hasta que finalmente ambas cayeron rendidas, aunque claramente Nayeon siendo la más afectada de las dos; adolorida, llena y satisfecha.

La streamer, por otro lado, se dedicó a simplemente acariciar la estrecha espalda de la durmiente ojiazul por debajo de la prenda que no había llegado a quitarle, mientras daba cortos besitos en su frente, mejilla y labios. Apreció luego, cómo esta dormitaba plácidamente sobre sus pechos, cuál tierna ángel, a pesar de que de lo último no tuviese nada y qué mejor que haberlo comprobado de aquella placentera manera.

Myoui Mina trataba de sentir, aunque sea una mínima huella de culpabilidad. Sin embargo, le era imposible, no se arrepentía en lo más mínimo de haberse follado a más no poder a la mismísima novia de Kento Yamazaki, su contrincante. No vivía abajo de una piedra, sabía a la perfección que aquella hermosa modelo de orbes estrellados era la tan preciada novia que Yamazaki tanto presumía en redes. Ni una pizca de remordimiento tampoco tras haber marcado a la más joven entre chupones, mordidas, nalgadas e incluso su propio semen que aún brotaba expulsante de su entrada, a pesar de que esta se encontrase en una relación.

Y pobre de Kento, que ese mismo día, Myoui Mina, se llevó el premio ganador a la Mejor Campeona Mundial de Videojuegos, y para variar, también a su hermosa novia.

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