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;; cinco

Bien, ya casi llegaban. La casa de la nipona no quedaba tan lejos de la escuela, y tampoco, de la casa de la castaña, por lo que fueron primero a la casa de Chae para que la pequeña tuviera permiso, y así fue. Ya luego se dirigieron a la casa de la rubia.

Chae estuvo saltando de aquí a allá durante todo el camino, mientras, Mina estaba dudosa de lo que iba a hacer y decir en su casa a la menor. ¿Y si todo salía mal? Podría simplemente crear la excusa de que se le quedaron las llaves adentro de la casa e ir a un parque como si nada estuviera planeado.

No, eso sonaría raro, aunque la menor le creería porque su amiga era un tanto torpe. Tenía que hacerlo, no quería dejar pasar esa oportunidad de nuevo. Su mamá estaba trabajando, por lo que no habría nadie que las molestara cuando empezaran a hablar, quizás por eso la mujer le dijo a Mina que la invitara, les quería dar su espacio.

A la mayor nunca le gustó ser interrumpida en una conversación seria como esa, por lo tanto, no le haría pasar lo mismo a su hija. Mina salió de sus pensamientos en cuanto llegaron a su casa, sacó las llaves de su bolsillo y abrió, dejando que la menor pasara.

—Pase, señorita Chae.—Dijo, haciendo una reverencia en tipo de burla por el como la había llamado.

—Gracias, señorita Minari.—Le siguió el juego, agarrando su falda para hacer una reverencia tipo princesa. Siguió a la casa, era espaciosa, elegante, los muebles mayormente de color café claro y uno que otro blanco.

Vio a su alma gemela en ese momento.

Ese hermoso, cómodo, pulcro y amplio sofá blanco que esperaba a que se lanzara contra las almohadas pomposas que reposaban en los costados del mueble.

—¿Se le apetece algo de comer, señorita?—La rubia ya había dejado su mochila cerca de las escaleras que daban a la segunda planta, en dónde estaba su habitación.

«Unos besos no estarían tan mal.» Chaeyoung no supo si había pensado o lo había dicho en voz alta, pues la cara de la nipona se puso roja de un momento a otro.

—S-si, quizás un poco de la bebida más deliciosa que tenga.—Dejando de pensar, le siguió otra vez el juego. Viendo a la rubia dirigirse a la cocina luego de hacer una reverencia como si fuera princesa. En la cocina, Mina estaba indecisa sobre los aperitivos que podría ofrecerle a la pequeña castaña, era un tanto quisquillosa con la comida y no quería que la pequeña conversación que iban a tener, se viera interrumpida por los gestos de mal gusto de Chae mientras comía.

Al final de todo, decidió llevar una bandeja con varias papitas de paquete, uno que otro dulce y gominola acompañado de dos jugos en cajita, los dos de naranja. Esperaba que las golosinas al menos le gustaran, las compró pensando en Chae puesto que tenían forma de fresita y relleno del mismo sabor. Pero la menor no sabía de la existencia de ese rico dulce.

Yendo para su casa entraron a una tienda de conveniencia y Mina aprovechó que mientras ella pagaba lo que había comprado justo para ese momento, la castañita estuviera por ahí viendo los nuevos comics que habían agregado a la estantería de la concurrida tienda, y ya para cuando la pequeña fuera a preguntar qué había comprado, éstas ya no estuvieran.

Llevó con cautela la bandeja, sin querer que nada se callera, ya para cuando llegó a la sala de estar, dejó la comida en la mesita que había al frente del sofá, en donde se encontraba una Chaeyoung echa bolita con una prenda de la rubia mientras veía una película de terror que estaba pasando por el televisor.

—¿Se le apetece algo más, señorita?—Indagó con sus manos detrás de si mientras veía a la menor, la imagen siendo muy tierna para ella.

—¡Si!—Dijo con alegría, empezando a mirar a la otra.—Quisiera algo con que me pueda hacer bolita junto a usted para no tener frío, por favor.—Terminó de hablar, con una sonrisa tonta en su rostro cuando vio que los cachetes de Mina se habían ruborizado ante su comentario.

—C-claro, espéreme un momento.—Mina casi salió corriendo de allí, yendo a su habitación mientras hacía que sus mejillas dejaran de sentirse calientes. Agarró la primera cobija que encontró y bajó las escaleras con la misma velocidad con la que las había subido.

—¡Por fin llega! Creí que algún monstruo en el armario la había raptado.—Dijo Chae apenas la vio llegar por detrás del sofá, recargó su cabeza en el espaldar mientras miraba cómo la mayor se iba acercando más a ella. Mina bajó un poco su rostro para quedar justo a la altura que la de Chae, engañando así a la pequeña cuando se acercó un poco a sus labios pretendiendo dar un pequeño beso en estos, sin embargo, sus belfos hicieron contacto con la mejilla ajena. 

Se separó un poco y fue a sentarse al lado de la chica que en ese momento tenía las mejillas como tomates.

Ya se habían acabado la comida que había en la bandeja de madera, ya habían visto alrededor de tres películas y tras tres tratando temas muy románticos.

Unas más empalagosas que otras, una que hacía llorar más que la anterior y una que definitivamente le hizo dar el primero paso a Mina después de que se acabara.

—Minari, ¿Por qué te late tanto en corazón?—Chae como estaba recargada cerca del pecho de la mayor, pudo escuchar el cómo éste empezaba a latir con más intensidad.

—N-no es nada, es solo que la película e-estaba muy romántica.—Dijo con nervios, la castañita se sentó mirándola, como si pudiera saber la respuesta del nerviosismo de la otra con solo mirarla.—¿Por qué me miras así?

—¿Qué pasa, Minari? Sabes que puedes contarme todo.—Animó la menor, viendo como Mina se sentaba mejor para quedar cara a cara pero sin llegar a mirarla, solo siendo capaz de mirar sus manos inquietas.

—S-si, lo sé. Solo que las películas me pusieron emotiva, y contigo aquí es algo inevitable.—Explicó dejando a la otra con dudas todavía.—Esos dos se veían tan bonitos juntos que pensé que podríamos tener algo igual.—Dijo, susurrando sus últimas palabras, siendo poco audible para Chaeyoung.

—¿Pensaste qué? Habla más duro, Minari, tiene mejor oído un sordo que yo.

—Dije que pensé que esos dos de la película podríamos ser tú y yo.—Dijo sin más, Chaeyoung con su mandíbula hasta el suelo y las mejillas de Mina más rojas que la sangre.

Hubo un silencio un tanto incómodo por parte de ambas, ninguna con algo para decir y Mina a nada de arrepentirse de decir eso, no se confesó como en su mente lo tenía planeado pero las cosas llevaron a la otra y ya no pudo aguantar más guardarse las palabras.

Pero, por mientras que ha Mina le sobraban las palabras, Chaeyoung por su parte no sabía qué decir, ella también sentía algo por la mayor pero no sabía que iban a hablar de esto tan de repente. Mina iba a decir algo, mas la castañita le ganó, poniendo un dedito en modo de callarla en los labios ajenos. 

—Minari, la verdad es que no sé qué decir, me agarraste tan de sorpresa que creo el viento se me llevó las palabras.—Bromeó, cansada de la incomodidad que se sentía en el aire entre ellas dos.—Me elijo ser el más alto, eso de ser la pitufina entre las dos es cansado.—Se cruzó de brazos mirando a otro lado, casi indignada, dando a entender entre pocas palabras que aceptaba que ellas fueran como las protagonistas de la película que vieron.

—¿O sea que aceptas tener algo conmigo?—Preguntó Mina con una sonrisa en sus labios, esperando que la respuesta de la pequeña fuera positiva.

—Mmmmm, déjame pensarlo.—Chae jugó otra vez con la mayor, dándole la espalda. Mina sintiéndose un tanto rechazada ante tal acción, sin esperarse que la menor se abalanzara a ella en un efusivo abrazo, sin dejarla siquiera reaccionar.—Claro que si, Minari. Hasta un ciego vería que lo que siento por ti no es solo un amor de amistad. Estas loquita si crees que voy a desaprovechar la oportunidad de estar contigo.

Chaeyoung se sinceró un par de minutos más en ese bello abrazo que se estaban dando, Mina mirando a la pequeña castañita que tenía las mejillas sonrojadas de vez en cuando, seguían en el sofá, solo que ahora, solo se escuchaba la voz de Chaeyoung y a veces las interrupciones de una curiosa Mina.

—No sabía que recién me viste entrar te habías puesto nerviosa.—Se burló un poco Mina.

—¡Era algo obvio! Ya estaba nerviosa desde un inicio y llegaste y creo que empecé a ver puntitos en el aire.—Exageró un poco explicando lo que había sentido el día que la nipona había llegado a la escuela.

—Eres una niña muy rara, cachetitos.—Dijo, para que cuando haya mencionado el nuevo apodo que le tenía a Chae haya acunado sus cachetes en sus manos y acariciando sus narices de un lado a otro, haciendo así un besito de esquimal bastante tierno.—Oye.—Llamó la rubia aún si tenía la pequeña atenta a sus acciones. Mina se levantó del sofá, estirando una mano a la menor, haciendo casi una reverencia con un pierna detrás.

—¿Si, señorita Mina?—Dijo en un tono elegante que era muy normal entre ellas y poniendo lentamente su mano en la mano estirada que tenía frente a ella.

—¿Gustaría de darme el placer de ser su novia? ¿De ser esa persona que la acompañe a cada aventura, sonrisa, llanto, ser la oyente de tus locas historias y poder tenerte en mi día a día de hoy en adelante hasta que el mundo colapse por el amor que nos tenemos?—Preguntó, mirándola a los ojos con un brillito característico de su dulce mirada. La otra casi cayendo lentamente ante la dulzura con la que Mina le había pedido ser su novia, una manera muy única y que tanto le había gustado. 

Simplemente siendo un momento tan demasiado especial.

—¿Promete usted ser la que me defienda del monstruo debajo de mi cama, atender a todos mis llamados de ayuda, hacerme sentir la niña más querida de este mundo y darme mucho cariño y más del necesario?—Chaeyoung no supo cómo las palabras salieron tan prolijamente sin siquiera tartamudear, algo bastante normal en momentos en los que mantenía nerviosa por dentro pero no por fuera. Como en este preciso instante.

—Claro que si, me aseguraré de que a la princesa a la que amo tanto no le vaya a faltar ni una pizca de cariño y protección.—Terminando, besó el dorso de la mano temblorosa de la castañita cual príncipe de alguna película de algún cuento de princesas, siendo esto lo que bastó para que Chaeyoung la abrazara, y que solo por inercia y no soportar más, dándole un suave beso en los labios ajenos, dejando que esa fuera respuesta suficiente a cualquier duda que Mina pudo haber tenido.

Se envolvieron en un muy dulce besito, el ambiente sintiéndose bien y cómodo. Una comodidad inexplicable que iban creando a punta de risitas de Chaeyoung mientras Mina besaba toda su carita y los cálidos abrazos que la menor le daba a la nipona, dejando caricias en la nuca y en el cabello de la más alta.

—Minari, te amo mucho.

—Yo te amo mucho más, princesa mía.

holiiiis, volví >;3
lo sé, me tomé mi tiempito para subir este cap, pero es que fueron casi dos mil palabras, quería partirlo a la mitad pero eso implicaba dejarlos con la espera otra vez.

dentro de poco entro a la escuela, por lo que voy a intentar subirles lo que tengo adelantado antes de eso para que no me atrase tanto como pasó con F.O

pero buenop, espero les haya gustado mucho el capítulo (saqué mis superpoderes de conquista y los plasmé aquí ¿okay? no tenía muchas ideas para esta parte de la historia ><)

como siempre, no olviden votar y comentar en todas mis historias <3

lo quiero muchoooo 

—Ann💫

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