—¡Hey Manoban, ven acá! —llamó una chica a lo lejos.

Lisa buscó con la mirada a la dueña de aquella voz, reconociéndola como Rosé, uno de sus compañeras.

Se podría decir que son amigas, a pesar de que casi no hablaban.

—Nos tienes abandonadas, ¡¿dónde estuviste todo este tiempo?! —preguntó Rosé con cierto drama.

Lisa rió. —No son mis únicas amigas. —contestó simple.

Ante esta respuesta Rosé fingió desmayarse, cayendo en los brazos de Jisoo.

No había notado su presencia, pero tampoco se sorprendió.

En realidad la razón por la cual se sentaban juntas era porque el profesor decidió separar a Rosé y Jisoo. No era de extrañar que ambas pasaran tiempo en el receso.

—Ush, ¿no conoces otra bebida? —soltó Kim de la nada. —Te vas a convertir en una fresa si sigues tomando eso.

En vez de tomarlo a mal, Lalisa estalló en carcajadas al imaginarse siendo una fresa.

—¿Qué pasa? ¿Quieres un poco? —sacudió levemente la bebida en su rostro, notando como la bebida no era lo único rosa frente a ella.

—Creo que la fresa es otra. —mencionó Jennie, quien no había hablado durante todo ese rato.

 Jisoo solo bufó molesta, tomando la bebida de Lisa y saliendo del lugar.

—¡Oye, eso es mío!

—¡Ya no, Manoban fresita!