🍓 DIEZ 🍓
Taehyung estaba terminando su turno en la cafetería, ya solo limpiando un par de mesas, cuando su teléfono vibró. Secándose las manos, lo sacó del bolsillo y vio que era Jungkook quien llamaba. Una sonrisa inmediata apareció en su rostro mientras contestaba; por fin podía hablar con él.
—Hola, mejillitas de fresa —dijo Jungkook con ese tono juguetón que hacía que el corazón de Taehyung se acelerara.
—Hola, Kookie —respondió Tae, sintiendo un calor reconfortante con solo escuchar su voz, restregando su mano en su pantalón—. ¿Cómo va tu día? ¿Ha estado todo bien? ¿Te has lastimado?
—No, no, estoy bien. Mejor ahora que te escucho —le dice medio riendo, enternecido por la preocupación de su chico—. Oye, quería preguntarte si estás libre esta noche. Yoongi y Jimin han estado molestándome hoy y quieren conocerte. Me han invitado a cenar con ellos y me encantaría que vinieras.
Taehyung se mordió el labio, algo nervioso pero emocionado por conocer a personas más cercanas a Jungkook. Sabía que Yoongi era su jefe y amigo de toda la vida, y Jimin, además de ser su pareja, también había ayudado con los piercings de Jungkook. Ambos le habían ayudado mucho desde que era un chico, y sabía que ellos dos junto a Lisa y Jennie eran a quienes Jungkook consideraba como su familia. La idea de pasar la noche con ellos parecía agradable; para él significaba que el pelinegro quería integrarlo a su familia de a poco.
Ahhh, estoy tan enamorado.
—Claro, suena genial —respondió Tae muy emocionado—. ¿A qué hora y dónde?
—Te paso a recoger en taxi en dos horas, ¿te parece?
—Perfecto, chico piercings. Nos vemos pronto —dijo Tae, sintiendo un pequeño hormigueo de anticipación.
Una hora después, Jungkook llegó puntual en el taxi, y Taehyung salió apresurado de su apartamento, sintiendo un nudo de nerviosismo mezclado con entusiasmo. Jungkook le abrió la puerta del taxi con una sonrisa suave, y tan pronto como Tae se sentó, sintió la mano de Jungkook tomar la suya, entrelazando los dedos.
—Te ves increíble —murmuró Jungkook, su mirada suave y apreciativa.
Tae sintió cómo se le subían los colores al rostro, pero respondió de la misma manera.
—Tú también te ves muy bien, Kookie.
El trayecto al restaurante fue corto, pero lleno de una tensión dulce. Mientras el taxi avanzaba, Jungkook se inclinó hacia Taehyung, plantándole un beso suave en la comisura de los labios, pero antes de que pudiera profundizarlo, el taxi frenó bruscamente frente al restaurante, interrumpiendo el momento.
—Ya llegamos —dijo Jungkook, sonriendo traviesamente.
Tae resopló divertido, sintiendo el calor en sus mejillas. Ambos bajaron del taxi, y pronto fueron recibidos por Yoongi y Jimin, quienes ya los esperaban en la entrada del restaurante.
—¡Miren quién llegó! —exclamó Jimin, con una sonrisa brillante mientras se acercaba a Jungkook y Taehyung. Le dio un abrazo a Jungkook y luego se volvió hacia Taehyung—. Así que tú eres el famoso Taehyung. He escuchado mucho sobre ti.
—Espero que cosas buenas —bromeó Taehyung, devolviendo la sonrisa.
Yoongi, más reservado, asintió hacia él en señal de saludo y le estrechó la mano.
—Jungkook ha hablado mucho de ti. Bienvenido —dijo, su tono calmado pero sincero.
Una vez dentro del restaurante, la conversación fluyó con naturalidad. Jungkook y Yoongi comenzaron a hablar de anécdotas de trabajo, contando historias sobre algunos tatuajes y clientes inusuales que habían tenido. Mientras tanto, Taehyung conectó rápidamente con Jimin, quien se mostró extremadamente simpático y lleno de energía.
—A veces me pregunto cómo Yoongi y yo funcionamos como pareja —dijo Jimin con una sonrisa traviesa mientras hablaba con Taehyung—. Él es todo tranquilo y serio, mientras que yo, bueno, ya lo ves. Soy una bola de energía.
Tae rió, sintiéndose a gusto con Jimin, notando lo cómodos que se veían juntos como pareja, a pesar de sus personalidades contrastantes.
—Supongo que los opuestos se atraen, ¿no? —comentó Tae—. Aunque, por lo que veo, ustedes hacen que funcione muy bien.
Jimin asintió.
—Eso creo. Además, Yoongi tiene una forma de entenderme que nadie más tiene. Es como si supiera cuándo necesito que me bajen un poco los pies a la tierra —dijo, echando una mirada cariñosa a su novio, quien estaba en medio de una conversación animada con Jungkook—. ¿Y tú y Jungkook? He notado que se llevan muy bien. Se nota que hay algo especial entre ustedes.
Taehyung sonrió, mirando de reojo a Jungkook, quien le devolvió la mirada con un brillo en los ojos.
—Sí... es algo así. Supongo que nos entendemos de una manera que no me había pasado antes con nadie —respondió Tae, sintiendo que sus palabras eran más verdaderas que nunca.
La noche continuó con risas y bromas, mientras compartían platos y bebidas. Jimin y Yoongi contaron más historias de su relación y su trabajo en el estudio de tatuajes, y poco a poco, Taehyung se sintió como parte del grupo, como si ya hubiera formado parte de sus vidas desde hace tiempo.
Cuando finalmente la cena terminó, y estaban saliendo del restaurante, Jungkook tomó a Taehyung por la cintura, acercándolo un poco más.
—¿Cómo te sentiste? —preguntó en voz baja mientras caminaban juntos hacia el taxi.
—Fue genial. Me caen muy bien. Jimin es muy divertido y amable, y Yoongi... bueno, se nota que es un buen amigo y un gran apoyo para ti —respondió Tae, sonriendo hacia Jungkook.
—Me alegra que te llevaras bien con ellos. Te dije que les gustaría conocerte —dijo Jungkook, sonriendo de lado antes de robarle un beso rápido.
El taxi llegó y, aunque ambos estaban algo cansados, esa noche había sido el inicio de algo más profundo entre ellos. Compartir esa parte de la vida de Jungkook le dio a Taehyung la certeza de que todo iba en la dirección correcta.
La brisa nocturna les daba en el rostro mientras caminaban pegados rumbo al departamento de Taehyung. Ambos estaban un poco bebidos, no lo suficiente como para perder el control, pero sí lo bastante como para que la cercanía entre ellos se sintiera más intensa, más magnética. Jungkook, con el brazo alrededor de la cintura de Tae, lo miraba con una sonrisa ladeada mientras caminaban bajo la luz de las farolas.
—¿Por qué no te quedas conmigo esta noche? —sugirió Taehyung, inclinando un poco la cabeza para mirarlo a los ojos. Su voz salió suave, pero con un tono que hizo que a Jungkook se le acelerara el corazón.
Jungkook no necesitó pensarlo dos veces.
—¿Estás seguro? —preguntó con un tono juguetón, aunque en el fondo, ya sabía la respuesta.
—Totalmente seguro —respondió Tae, apretándose más contra él mientras reían.
Cuando finalmente llegaron al departamento de Taehyung, ambos apenas lograron cerrar la puerta antes de que las manos de Jungkook se posaran en su cintura, tirando de él con una necesidad palpable. Taehyung lo besó primero de forma suave, pero pronto ese beso se tornó más intenso, más profundo, cargado de deseo. Las manos de Taehyung recorrieron el cuerpo de Jungkook mientras lo arrinconaba suavemente contra la pared del pasillo, sus labios nunca separándose del pelinegro. Era como si el aire entre ellos fuera cargado de electricidad, cada caricia, cada roce despertaba algo nuevo y ardiente.
Jungkook respondió con la misma intensidad, sus dedos enredándose en el cabello de Taehyung mientras lo besaba con urgencia. Ninguno de los dos habló demasiado, sus cuerpos comunicándose por ellos.
La noche se les fue en un torbellino de sensaciones, entregándose el uno al otro con pasión y ternura a partes iguales.
poco después de caminar entre risas y pequeños roces, la embriaguez ligera y la emoción entre ambos hacían que la atmósfera se sintiera más cargada de electricidad. Apenas cerraron la puerta detrás de ellos, Taehyung se volvió hacia Jungkook, con los ojos brillando y una sonrisa juguetona dibujada en su rostro.
— ¿Qué? —preguntó Jungkook, notando cómo Tae lo miraba con esa chispa en los ojos.
— Nada —respondió Tae, acercándose lentamente, sus manos encontrando el camino hacia los costados de Jungkook, pegándolo a él—. Solo pensaba en lo bien que te ves esta noche.
Jungkook, sintiéndose complacido y provocador, entrecerró los ojos, inclinándose hacia él.
— ¿Solo esta noche? —preguntó, con un toque de coquetería en la voz.
Taehyung rió suavemente antes de ponerse de puntillas y presionar sus labios contra los de Jungkook, al principio de manera suave, pero luego el beso se fue volviendo más intenso, más apasionado. El aire en la habitación pareció calentarse de inmediato cuando Jungkook correspondió con el mismo deseo, sus manos rodeando la cintura de Tae, profundizando el contacto.
Ambos se perdieron en el beso, los latidos de sus corazones resonando en sus oídos, mientras la cocina del departamento de Taehyung se llenaba del sonido de sus respiraciones entrecortadas y el roce de la tela de sus ropas.
Taehyung, sintiendo el calor de Jungkook contra él, rompió el beso por un momento, su frente apoyándose en la de Jungkook mientras ambos recuperaban el aliento.
— Tal vez deberíamos... continuar esto... en otro lugar —murmuró Tae con un toque de humor, mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.
Jungkook sonrió, bajando la mirada hacia los labios hinchados de Tae, sin poder evitar darle un pequeño mordisco juguetón antes de asentir.
— Me parece una buena idea.
La noche siguió su curso, sus cuerpos comunicándose más allá de las palabras, en una danza silenciosa que hablaba de confianza, deseo y una conexión más profunda de lo que cualquiera de ellos podría haber expresado. Cada caricia parecía grabar un sentimiento nuevo en sus corazones, como si el tiempo se diluyera y solo existieran ellos dos en ese pequeño rincón del mundo.
Finalmente, exhaustos pero felices, se dejaron caer en la cama de Taehyung, sus respiraciones entrecortadas llenando el espacio a su alrededor. Jungkook se giró hacia él, dibujando patrones suaves en su brazo con los dedos, mientras una sonrisa tranquila y satisfecha se asentaba en sus labios. Taehyung, con los ojos cerrados pero el corazón latiendo rápido, no pudo evitar entrelazar sus piernas con las de Jungkook, buscando un poco más de cercanía, como si temiera que esa intimidad pudiera desvanecerse al amanecer.
—¿Sabes algo? —murmuró Jungkook, rompiendo el silencio con una voz suave, casi adormilada.
—¿Qué? —preguntó Taehyung, abriendo los ojos apenas para mirarlo.
—Esto... tú y yo... nunca me había sentido tan completo —admitió Jungkook, inclinándose para plantar un beso en la frente de Taehyung, que solo pudo responder con una sonrisa soñadora mientras sentía cómo el cansancio empezaba a arrastrarlos al sueño.
—Yo tampoco, Kookie —respondió en un susurro antes de acomodarse contra su pecho, permitiendo que el ritmo constante del corazón de Jungkook lo arrullara hasta quedarse profundamente dormido.
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A la mañana siguiente, los primeros rayos de sol se filtraron por las cortinas del departamento de Taehyung, llenando la habitación con una cálida luz dorada. Jungkook aún dormía plácidamente, envuelto en las sábanas, con una expresión de total tranquilidad en su rostro. Mientras tanto, Taehyung ya estaba en la cocina, moviéndose con cuidado para no despertarlo. Una pequeña sonrisa curvaba sus labios mientras cortaba fresas, un ingrediente esencial en lo que había convertido en su pequeño ritual matutino para Jungkook.
Mientras preparaba el desayuno, Taehyung sentía su corazón latir un poco más rápido de lo normal. Esa mañana no sería como las demás; tenía algo importante que compartir, algo que había estado creciendo en su interior durante semanas. Al terminar de montar el plato, compuesto de fresas frescas, panqueques esponjosos y otros detalles cuidadosamente pensados, respiró hondo y llevó todo a la mesa con una mezcla de nerviosismo y emoción.
Se acercó a la cama, inclinándose sobre Jungkook para acariciar suavemente su frente con un beso.
—Kookie, despierta —susurró, su voz dulce y llena de ternura.
Jungkook abrió los ojos lentamente, parpadeando mientras una sonrisa soñolienta comenzaba a iluminar su rostro.
—Buenos días, mejillas de fresa —murmuró, su voz ronca por el sueño, pero cargada de calidez.
—Ven, preparé algo especial para el desayuno —dijo Taehyung, tomando la mano de Jungkook y tirando suavemente de él para que se levantara.
Jungkook se desperezó, dejando escapar un bostezo mientras seguía a Taehyung hacia la mesa. Al ver el desayuno cuidadosamente preparado, sus ojos brillaron con asombro y gratitud.
—Esto es increíble —dijo, sentándose frente al plato y mirando cada detalle como si fuera una obra de arte.
Taehyung se sentó enfrente, pero en lugar de empezar a comer, lo observó con una mirada cargada de emoción. Pasaron unos segundos antes de que Jungkook notara la intensidad en los ojos de Taehyung, levantando la mirada con una expresión curiosa.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así? —preguntó, dejando el tenedor a un lado mientras una sonrisa juguetona asomaba en sus labios.
Taehyung respiró profundamente, sintiendo que el momento había llegado.
—Kookie, hay algo que quiero decirte —comenzó, su voz un poco más baja pero llena de determinación—. Estos meses contigo han sido los mejores de mi vida. Y aunque todo ha pasado tan rápido... no quiero que esto termine.
Jungkook inclinó ligeramente la cabeza, sus ojos reflejando un interés genuino mientras escuchaba atentamente.
—Me he dado cuenta de que no quiero que solo seas alguien con quien paso el tiempo. Quiero que seas mi novio, oficialmente —continuó Taehyung, mordiendo su labio nerviosamente mientras buscaba la reacción de Jungkook.
El silencio que siguió pareció eterno para Taehyung, pero cuando Jungkook finalmente habló, su voz estaba cargada de emoción.
—¿Tu novio? —repitió Jungkook, dejando escapar una pequeña risa llena de felicidad—. Taehyung, pensé que eso ya era un hecho.
Taehyung rió con alivio, el peso de sus nervios desapareciendo en un instante.
—Tal vez, pero quería hacerlo oficial —dijo, extendiendo su mano sobre la mesa y entrelazando sus dedos con los de Jungkook—. Entonces, ¿qué dices?
Jungkook apretó suavemente la mano de Taehyung, su mirada llena de calidez y amor.
—Claro que sí, mejillas de fresa. Quiero ser tu novio —respondió, inclinándose hacia adelante para darle un beso suave, un gesto que contenía todas las promesas que las palabras no podían expresar.
Cuando sus labios se separaron, Taehyung dejó un beso esquimal en la nariz de Jungkook, arrancándole una risa.
—Nunca dejaré de hacerlo —dijo Taehyung con una sonrisa traviesa refiriéndose a esos besitos esquimales.
—Y yo nunca me cansaré de que lo hagas —respondió Jungkook antes de besarle nuevamente.
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