Felix ama su trabajo como niñero, es realmente lindo. Los niños van a su casa por el medio día y se van en la tarde de lunes a viernes, él es feliz con eso.

Felix a veces quisiera tener hijos propios, más sabía que Chan no los quería por más que le dejase la casa para cuidarlos. Chan siempre era sincero con él y Felix lo agradecía.

Después de despedirse del último niño del día, vió a Chan llegar más temprano de lo normal, lo que le extraño pero aún así se sintió contento.

— ¡Hola! — lo saludó contento.

— Apestas a vómito, ve a bañarte.

Felix no pudo decir nada, sabía que Chan tenía razón. El niño más pequeño que cuida lo había vomitado antes y no tuvo tiempo de cambiarse.

— Lo haré.

— Rápido.

Felix lo hizo, sintiéndose bien consigo mismo por haber ordenado toda la casa antes de que se fueran los pequeños. Vaya, tenía tiempo para ello pero no para cambiarse una camiseta, Felix es algo estúpido.

Cuando volvió a la sala de estar, vió a su novio usar la computadora portátil, seguramente estaba trabajando otra vez.

— ¿Necesitas algo?

— Que hagas silencio y no me molestes por hoy.

Felix es algo estúpido, pero Chan lo es más.