Friends into lovers
La pelimorada observaba desde su asiento como Yaoyorozu tocaba el piano. Su postura calmada y su rapidez tocando aquellas teclas hicieron que toda la sala se inundara de bellas notas.
Estaba asombrada. Habían pasado unos meses desde que se unió al club de música y había mejorado como si llevara un par de años. Sin duda Momo era una chica especial. Por lo menos lo era para los ojos de la pelimorada.
—¿Te gusta?
Mina miró en dirección al escenario donde se encontraba la pelinegra.
—¿Qué?
La pelirosa la miró con una sonrisa divertida mientras aguantaba su violín. Las mejillas de la más baja se cubrieron de rojo e intentó hablar sin tartamudear.
—¿YaoMomo?—preguntó empezando a ponerse nerviosa—¿Por qué dices eso? Solo somos amigas.
—Yo no he dicho nada sobre ella—rio Mina por lo bajo—Me refería a como toca el piano.
Las mejillas de la más baja se volvieron aún más rojas a medida que desviaba la mirada.
—Claro, a eso me refería...—sonrió Kyouka intentando disimular.
La pelirosa decidió dejar el tema sin borrar su sonrisa. Se alegraba de que su mejor amiga hubiera encontrado a alguien con quien estar.
—Jirou, es tu turno ¿Estás lista?
El maestro de música, el profesor Aizawa, miró a la chica a medida que preparaba el micrófono.
—Sí, estoy lista.
Estaban haciendo un ensayo de prueba. Al subir no pudo evitar mirar en dirección a Yaoyorozu. Se encontraba al lado de Mina mirando a la pelimorada con emoción.
Kyouka respiró hondo y comenzó a cantar igual que como lo haría en la función de verdad. Aquella vez se sintió diferente. Fue como si su canto fuera dirigido hacia la pelinegra. No pudo dejar de mirarla, como si ella fuera la única persona en el público.
—Bravo—el profesor aplaudió. No solía entusiasmarse, pero sin duda la voz de la pelimorada había enamorado a todos—Espero que lo hagas así en la función de dentro de unas semanas. Has estado impecable.
—Gracias profesor.
La pelimorada sonrió avergonzada mientras Mina corría a abrazarla. Sonrió mientras miraba a Momo por encima de su hombro, la cual le dedicó una gran sonrisa.
—Has estado increíble—exclamó Ashido moviendo sus brazos emocionada.
—¿De verdad?
—Por supuesto.
Después de aquel espectáculo la joven quiso hablar con Momo y suspiró aliviada al encontrarla a punto de salir de la academia.
—¡YaoMomo!
La más alta se giró con sorpresa. Al ver que era Kyouka sonrió.
—¿Vamos juntas?
—Claro.
Momo se acercó con pasos ligeros hacia la chica para tomar su misma dirección.
—Oye—Momo susurró—Ha sido una maravilla como has cantado. Estoy segura de que lo harás igual de bien en la función real.
El corazón de la pelimorada comenzó a latir con rapidez.
—Tú también has estado maravillosa. Has mejorado muchísimo en muy poco tiempo.
—Es que estuve practicando en casa también—rio avergonzada.
—Me gustaría celebrarlo de alguna manera...—suspiró.
La verdad es que Jirou quería estar más tiempo con ella. A su lado.
—¿Quieres venir a casa?
Kyouka se sorprendió y las mejillas de la pelinegra se cubrieron de un rosado.
—Es solo que...Simplemente me gustaría que pasáramos la tarde juntas. Sí quieres claro...También quería enseñarte una nueva canción que estoy aprendiendo a tocar—Momo jugueteó con sus dedos nerviosa.
—Me encantaría.
Jirou sonrió de oreja a oreja a medida que Yaoyorozu suspiraba aliviada. La verdad era que nunca había invitado a nadie a su casa. Le daba algo de vergüenza.
—Bien.
No tardaron en llegar y Kyouka estaba realmente sorprendida. Su hogar parecía una casa de la realeza. Era enorme y con un gran jardín lleno árboles. Era como estar en un bosque.
—Tu casa es increíble.
—¿Te gusta?—Momo sonrió—Es algo grande.
Jirou no pudo dejar de observar el lugar hasta que llegaron a la habitación de la más alta. Era un lugar muy grande, con una cama, un vestidor, muchos libros y un gran piano al final de esta.
—Es precioso.
—Era de mi abuelo cuando era joven. Tiene muchos años, pero me fascina tocarlo.
Kyouka se acercó y se sentó delante del instrumento. Era majestuoso. Momo se sentó a su lado con una sonrisa.
—Jirou.
—¿Sí?
La pelimorada la miró. De pronto Momo parecía estar algo nerviosa. Suspiró y colocó ambas manos sobre las teclas.
—Cuando estabas cantando no he podido dejar de mirarte ni un segundo.
Las palabras de Yaoyorozu tomaron por sorpresa a Kyouka. Sus mejillas enrojecieron a medida que intentaba articular alguna palabra.
—La verdad es que cuando cantaba sentía que lo estaba haciendo para ti—susurró, pero lo suficiente alto para que la contraria lo escuchara—YaoMomo, quiero que mi música vaya dirigida hacia ti de ahora en adelante.
—También tocaré para ti—sonrió avergonzada—Déjame empezar ahora.
Jirou asintió separándose un poco para dejarle espacio. Momo comenzó a tocar una melodía en el piano. Era dulce y agradable de escuchar. De esas melodías que te hacen sentir mariposas en el estómago.
Cuando Momo terminó Jirou la miró entreabriendo los labios.
—¿Qué te ha parecido? Estuve practicando mucho. Me alegra que hayas sido la primera persona en escucharme.
Sin embargo, Jirou no contestó. Por lo menos no lo hizo con palabras.
La pelimorada juntó sus labios con los de la pelinegra porque pensó que sería una buena manera de mostrarle sus sentimientos y todo lo que le producía su música. Momo le gustaba.
Al darse cuenta de lo que había hecho y de cómo se había dejado llevar se separó alarmada. Ni siquiera sabía si Momo correspondía sus sentimientos.
—¡Lo siento muchísimo!
—Jirou...
Las mejillas de Yaoyorozu estaban muy rojas a medida que colocaba su dedo índice en sus propios labios.
—Lo siento, lo siento—repitió varias veces.
—Jirou.
—No tendría que haberlo hecho, no quiero estropear nuestra amistad.
—¡Kyouka!
La pelimorada se calmó al instante al sentir los brazos de la pelinegra rodeándola. Su corazón latía muy deprisa y además la había llamado por su nombre.
—¿YaoMomo?
—Me gustas, no tienes que disculparte por haberme besado.
—¿Te gusto?
La pelimorada se separó mirándola con sorpresa.
—Sí ¿Acaso está mal?—suspiró la pelinegra—Yo también tenía miedo de estropear nuestra amistad, pero me gustas mucho.
—Tú también me gustas mucho.
Ambas se miraron con un gran sonrojo en las mejillas sin poder evitar reír. Una risa llena de nervios y emoción.
—La verdad es que no sé que hacer ahora. Nunca antes me había confesado a nadie—Momo sonrió dulcemente.
Kyouka la abrazó recostándose en su pecho. La pelinegra correspondió su abrazo con fuerzas.
—Quedémonos así para siempre.
—Está bien.
Una amistad pasó a ser algo más. Dos amigas se enamoraron como dos notas de música unidas en una misma canción.
De amigas a amantes.
¡Hola! Aquí tenéis el segundo capítulo. Espero que os haya gustado igual que el primero ¿La estáis leyendo con la canción de fondo? Es que creo que queda muy bien, sobre todo para el último capítulo.
¡Gracias por leer! <3
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