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ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗍𝗐𝖾𝗇𝗍𝗒-𝗌𝖾𝗏𝖾𝗇

chapterㅤ𓍼ㅤㅤten:
Odiosos encuentros

──Miren quién llegó.

Quienes acompañaban a John B se dieron la vuelta en dirección a su llegada. Las maderas crujían bajo los pies de Amelie a medida que se acercaba al final del muelle. Se reunieron allí para despejarse de todos estos raros sucesos que estaban sucediendo con ellos.

Oh, y ahora, Mallory es parte del grupo. Lamentablemente para Amelie, ella se encontraba allí.

──¿Qué tal todo, Amelie? ──le preguntó Pope, siguiéndola con la mirada.

Amelie le sonrió con cansancio, y luego, se acercó y tomó lugar junto a John B.

──Una mierda, como siempre ──respondió.

──¿Pasó algo? ──se interesó JJ, llamando su atención.

Amelie giró a verlo. La imagen le ardía. Él estaba junto a Mallory, con uno de sus brazos rodeando su cintura, manteniéndola cerca de él.

──No ──negó cortante. John B la miró con complicidad, leyéndola con atención──. Luego te cuento ──le susurró a su amigo. Oyó que JJ resopló, más poco le importó──. Ha sido una tarde larga.

JJ no le creyó, y tampoco le gustó que decidiera brindarle aquel tipo de información a John B antes que a él. Pero ellos ya no estaban en condiciones como para darse exclusividad. ¿O no?

Luego de lo sucedido con Ward, Amelie le brindó su total apoyo en sentimiento a Sarah. Se pasó toda la tarde acompañándola a la par de Kie.

De forma persistente, los ojos del rubio continuaron sobre ella, intentando resolver aquel acertijo que ella tanto se aseguraba en no exponer. Incómoda, Amelie le dio un trago a la lata de cerveza que John B acababa de otorgarle.

──¿Cerveza? ──le preguntó JJ, extrañado──. Tú nunca bebes.

──Yo... ──tartamudeaba ella──. Estoy muy estresada. Es eso.

De reojo, pudo ver como la pelinegra junto a él ponía sus ojos en blanco antes de pasarle el cigarro.

──Entonces, ¿quieres de esto?

Ante el llamado de Kie, Amelie se vio en la obligación de apartar su vista del rubio y su pareja para voltear a verla. Ella le estaba ofreciendo un cigarro, y tanto ella, como sus amigos, se sorprendieron ante la duda existente. Amelie nunca había dudado en negar aquellas cosas.

Pero entonces, lo negó. Y aún así, Kiara le sonrió y se alejó, admirando la resistencia de su amiga.

Unos largos minutos más tardes, los Pogues ya estaban ahogados y sumergidos en alcohol.  Sus amigos se encontraban tan mal como Amelie, quien había sido llamada por JJ varias veces, con la advertencia de que dejara de beber.

De pronto, John B se puso en pie.

──Quiero hacer una voltereta.

Kie se rió y lo señaló, festejando.

──¡Mientes!

──No, no lo harás ──aseguró JJ, declinando la idea.

El castaño, ignorando las réplicas de sus acompañantes, se acercó a Pope y le ofreció su bebida.

──Sostén mi cerveza.

──Hazlo, si tienes pelotas ──lo apuró Amelie, dibujando una pequeña sonrisa divertida tras recibir la pícara de John B.

Ante sus palabras, John B, ofendido por el desafío detrás de ellas, tomó a la castaña de su mano y la atrajo a él, obligándola a ponerse de pie.

──John B, amigo... ──Pope intentó llamar su atención, sabiendo lo que aquel movimiento suyo significaba.

John B y Amelie, entre risas, se acercaron al borde del bote, desde donde saltarían próximamente. Aquello causó más preocupación en sus amigos.

──Oye, amigo ──lo llamó JJ, poniéndose de pie con preocupación──. Amelie bebió mucho, es peligroso.

──¿Y quién no lo hizo? ──se rió John B, riendo a la par de Amelie.

Mientras ambos reían, Mallory se puso de pie y se acercó a ellos.

──Ella no lo hará ──les aseguró, formando una cruel sonrisa en sus labios──. Resbalará.

Amelie sintió su sangre hervir, y no precisamente por el alcohol que corría por sus venas.

──Sí lo haré ──lo negó Amelie.

Mallory rió.

──Claro ──murmuró, volviendo a acercarse a JJ, quien la recibió felizmente en su lugar.

Amelie resopló, pero decidió ignorarla. Cuando recibió la señal de John B, se dieron la media vuelta, dándole la espalda a sus amigos y viendo abiertamente el mar delante de ellos.

──¿A las tres? ──le preguntó John B, con una sonrisa divertida.

Amelie asintió.

──Uno...

──¡Mallory!

Antes de poder volver a contar, lo último que Amelie pudo oír fueron los llamados desesperados de sus amigos antes de caer al agua.

Se sumergio con velocidad. Todo se volvió rápidamente oscuro. Pero allí dentro había paz. No había destello de luz alguno. La oscuridad y la soledad la rodeaban, como siempre lo fue para ella. Amelie movía sus piernas y brazos, intentando volver, pero parecía que en lugar de avanzar, solo retrocedía, acercándose cada vez más al final.

Buscaba escapatorias con desesperación, más nada que pudiera hacer le resultaba.

──¿Por qué no sube? ──logró oir desde arriba.

Tal vez no quería hacerlo. Tal vez logró encontrar una pizca de un deseo repentino de permanecer. Entonces, aceptó su destino e intentó afianzarse a las olas. Ahora encontraba la paz entre el agua que la llevaba. Aquel sentimiento de encierro, soledad y oscuridad allí abajo, desapareció en el instante que sus ojos se cerraron.

Siempre creyó que la situación sería horrible, más no podía evitar en la tranquilidad que le generaba hacerlo. Tampoco le dio mucha atención a la presión en sus pulmones, al agua que se acercaba a ella amenazaste, la que advertía un final trágico.

Pero ella la dejó entrar.

Sus cálidas manos se afianzaron a ella, con una de ellas agitó su rostro, intentando retener señales de vida provenientes de Amelie. Tras no recibir alguna, JJ, desesperado y con los nervios creciendole, nadó hacia la superficie abrazado a su mejor amiga.

──Mierda, mierda, ¡mierda! ──decía Pope, nervioso.

JJ subió a Amelie al bote y la recostó con delicadeza sobre este. Sus amigos, igual de preocupados, se acercaron a ambos con terror.

──¿Alguno sabe R.C.P.?

Sin dar respuesta JJ acercó su boca a la comisura de la chica y comenzó a soplar con desesperación, intentando transmitir cualquier cantidad de aire posible. Seguido de esto, entrelazó sus dos manos e hizo presión sobre el pecho bajo de Amelie con presiones rápidas.

──Vamos, Ames, vamos ──le suplicaba él, como si aquello lograra despertarla. Más ninguno de sus intentos dio resultado──. ¡Por favor, vamos!

Fueron tantos los intentos, que sus amigos y el mismo JJ comenzaban a creer que la perderían. Que aquel sería el tan lejano final de la prestigiosa Amelie Haylan. Pero no dejaron de intentarlo.

Pronto, Amelie abrió sus ojos como plato y una calada de aire la atrapó con brusquedad, causando que se le hiciera difícil recuperarlo por completo. Por inercia, se sentó sobre su lugar y escupió toda la cantidad de agua que había ingerido de más.

──Dios mío, Ames...

Kie suspiró, intranquila. Al parecer ella también estaba reteniendo aire.

──Traigan algo para cubrirla ──ordenó JJ.

Pope obedeció rápidamente y fue tras lo requerido. Pocos segundos más, le cumplió el deseo a JJ, quien cubrió a la castaña con aquella gran toalla.

JJ notó algunas lágrimas que caían de los ojos de Amelie sigilosamente. Ellas se escondían entre las gotas de agua que cubrían su angelical rostro, por lo que asimiló que ninguno de sus amigos fue capaz de percibir aquello.

──Tranquila, estás bien. Estás a salvo, Ames ──el rubio la atrajo a su pecho, abrazándola por su espalda.

Amelie se aferró a la camiseta ahora empapada de su amigo. Su calor la abrazó con rapidez y le dio la seguridad que no encontró entre el mar.

──Lo siento, no sé qué me pasó... En serio no pensaba en ello...

Entonces, el pecho de JJ se hundió tras entender la dolorosa declaración de Amelie. Sus latidos se aceleraron ante la simple idea.

Y su mundo se vino abajo.

──¿Por qué no nadaste de regreso, Ames? ──preguntó en un murmuro, haciéndole saber a Amelie que nadie más los escucharía.

No quería preocuparla, conocía a Amelie y sabía que no le gustaría que sus amigos escucharan aquello. De igual manera, no podía evitar saber que ahora también conocía sus intenciones.

──¿Podemos volver adentro? ──cuestionó Amelie, evitando la pregunta de JJ.

Él tuvo que obligarse a obedecer, pues ella no estaba en muy buenas condiciones como para responder todas las preguntas que de repente aparecieron en él. Así que, se puso de pie y luego ayudó a la castaña a también hacerlo.

──Jay...

──Vete a casa, Mallory ──le cortó JJ, serio.

Mallory lo vio con tristeza, escondiendo el dolor que generaba que su ego quede fuera. Por lo tanto, obedeció.

JJ y Amelie continuaron avanzando, dejando el mundo atrás.

──Me alegra mucho que estés bien, princesa ──le murmuró.

Amelie tuvo que ignorarlo, todavía no estaba en todos sus sentidos.

Se estremeció tras sentir la soledad abrazándola, el saber que alguien faltaba a su lado causó que sus vellos se pusieran de punta. Un potente rayo del sol de la mañana que se entrometia a través de las cortinas de la habitación hicieron un fuerte impacto molesto cuando sus ojos se abrieron.

Amelie se sentó sobre su lugar, observó la habitación, y pronto un dolor punzante la acompañó. Gimió ante esto y se tocó la cabeza, como si aquello fuese a calmarlo. Refregó sus ojos, escapando del sueño. Y así, se puso de pie. No había rastro de JJ, tenía leves recuerdos de haberse dormido junto a él.

Tras ponerse de pie, caminó en dirección a la puerta, la vista de la ventana llamó su atención durante el camino. Sintió que se le revolvía el estómago al recordar lo sucedido la noche anterior.

Se obligó a apartar su vista de la ventana y finalmente salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Se aproximó a la nevera, antes de abrirla, se encontró con una nota escrita de forma desprolija. La tomó sin dudarlo.

"Estamos en la escuela, estarás con Pope hasta que lleguemos. Aunque tiene vómitos, dudo que se levante de la cama... En fin, te quiero".

Suspiró e hizo una bola el papel, todavía no había rastro alguno de Pope. Entonces, abrió la puerta, en busca de cualquier líquido que pueda saciar su sed.

──Ya me resulta algo normal que tus amigos te dejen sola.

Amelie puso sus ojos como plato tras oír aquella voz a sus espaldas. Cerrando la nevera, se dio vuelta de brazos cruzados, encontrándose con la persona que sabía que estaría allí.

Rafe Cameron estaba de pie, recostado sobre el marco de la puerta del porche, mirándola con ese asqueroso deseo que siempre había tenido por ella. ¿Es que él no puede superar?

──¿Qué haces aquí, Rafe?

Amelie no le tenía miedo a Rafe. Sí, es un psicópata asesino, pero, de igual manera, sabía que tenía cierto poder sobre él.

──Vengo en son de paz ──le aseguró él, aún sin acercarse.

──Eso no sería algo posible viniendo de ti ──ironizó Amelie.

Rafe suspiró, poniendo sus ojos en blanco.

──Mira, Amelie, lo digo en serio ──continuó──. Necesito... Sabes que nunca hice o hago esto, pero...

──¿Necesitas dinero? ──completó la castaña, interrumpiendolo. Hubo un tiempo en el que conoció a Rafe, era cercana, y ahora, gracias a su lejana cercanía, conocía todo de él.

Rafe se puso tenso, la incomodidad en él ahora era notoria. Era extraño verlo a él de esa manera. Terminó asintiendo.

──¿Por qué te daría de mi dinero sabiendo que me estuviste haciendo la vida imposible a mi y a mis amigos por un año entero?

──Amelie, por favor ──le suplicó él, acercándose a ella en busca de ayuda── Rose... Mi padre no dejó nada. Absolutamente nada. Solo deudas.

Rafe no acortó la distancia, más Amelie, quien se mantenía atenta, dio un paso atrás.

──¿Por qué, Rafe?, ¿por qué debería?

Amelie se sentía mal por él, era extraño el sentimiento. Rafe fue de gran ayuda durante sus peores años. Pero no quería sentir pena por él, se había vuelto un ser despreciable.

──Porque tengo una oferta para ti.

Por supuesto se lo vio venir.

──¿Qué tendrías tú para chantajearme a mi? ──Amelie casi ríe ante aquello. Rafe no podría chantajearla, lo último que le importa es el dinero.

──¿Jack Maxwell no es tu amigo?

Amelie se detuvo en seco. Todo a su alrededor se detuvo. Por un momento, quiso correr a él y estrangularlo al saber que él fue quien había amenazado contra la vida de Jack, que él era la razón por la que Jack tuvo que alejarse por el bien de su vida.

──Eres un...

──Vamos, Amelie. ¿No te gustaría volver a ver a Jack? ──reiteró Rafe, interrumpiendola.

──¿Cuánto?

Daría todo su dinero con tal de salvar a cualquiera de sus amigos.

Entonces, la comisura de Rafe se alzó ante una sonrisa victoriosa.

──De la cifra te enterarás más tarde. Ahora, ¿tenemos un trato?

──Sí, tenemos un trato ──confirmó Amelie.

Hubo algo en Rafe que le hizo saber que realmente estaba agradecido por aquel acto de Amelie. Claro, la chantajeo horrible, pero la tensión en sus hombros se había ido.

──La vida era mejor cuando fuiste una de nosotros ──le dijo, observando el lugar y su estado.

──No sabes nada sobre una buena vida, Rafe ──le aseguró ella──. Nunca supiste, ni nunca sabrás lo que es tener amigos que te apoyan, que te hacen bien. Nunca entenderás nada sobre el amor.

Aquellas últimas palabras causaron algo en Rafe, Amelie lo supo en el instante que sus ojos se suavizaron con cierta tristeza. Vio como tragó saliva, intentando resolver el nudo que se le había formado en su garganta.

──Créeme, entiendo mucho sobre el amor.

──¿Cómo, Rafe?, ¿cómo una persona como tú podría sentir amor? Eres despreciable.

──Eres un asco, Amelie. ¿Qué te pasa?

Lo que sucedió después sorprendió a Amelie. Nunca había visto al actual Rafe de esa manera, tan indefenso, tan triste.

Rafe se derrumbó sobre sus rodillas, cayó como si una fuerza hubiese empujado de él. Amelie se acercó, el tenía sus dos palmas cubriendo su rostro y negaba repetidas veces con su cabeza.

Él había murmurado algo que para ella no había sido posible de oír.

──Oye, Rafe, lo siento.

──Perdóname, Amelie. Sé que soy una mierda, y que seguramente al salir de aquí volveré a serlo, pero es que tú... tú eres... No puedes pensar así de mi... no tú... Yo... Mierda ──entonces se detuvo, como si hubiese caído en sus palabras. Se dejó ver, sin tenerle vergüenza al llanto. Se secó las lágrimas, y entonces, se puso de pie con lentitud.

Amelie se sintió culpable por aquello. Para ella, Rafe había dejado de sentir hacía mucho tiempo.

──Espera, Rafe ──lo llamó tras enterarse de que su intención era alejar el lugar. Él la vio──. Sé que las cosas entre nosotros no terminaron muy bien. Ni lo van a estar, seguro. Pero sé lo que eres en realidad. No tienes que fingir ser alguien que no eres o...

──No sabes nada, Amelie ──le aseguró él, interrumpiendola, para luego volver a alejarse──. Cuídate, sé que pronto nos veremos.

Entonces, Rafe abandonó el lugar, atravesando el mural del porche. Luego de unos segundos, Amelie oyó el motor de su motocicleta, y pocos más tarde, a esta alejándose de El Chateu.

Y allí se quedó Amelie, observando la puerta como si Rafe siguiera allí.





•••



‹‹Quince de agosto. Partimos de Puerto Príncipe con mar calmo. Nos topamos con el barco español San José incendiandose. Toda la cubierta estaba en llamas. Y oíamos los gritos de los hombres atrapados abajo. Al capitán español solo le importaba una cosa, su valiosa carga. La cruz de Santo Domingo y muchos lingotes de oro. Cuando la cruz estuvo a bordo, fuimos a ayudar, pero el capitán nos ordenó sacar las bayonetas y no dejar que la tripulación española aborde. Les robó y los dejó morir››.

Luego de que Pope terminara de leer, cierta sensación extraña fue la que Amelie sintió ante lo informado.

Según sus amigos, aquel diario bajo su poder le perteneció a Denmark Tanny. Lo descubrieron gracias a su profesor de historia hoy por la mañana.

Por supuesto, Amelie no les había dicho nada sobre su encuentro extraño con Rafe. Y había descubierto que Pope no estaba con vómitos, solo fue una excusa de él para no ir a clases.

El moreno se acercó a John B y dejó en sus manos el diario. Seguido de esto, se sentó junto a él.

──Así que no se hundió en las Bermudas ──señaló JJ, recostado sobre el sofá con sus pies sobre el regazo de Amelie. A su vez, jugueteaba con su encendedor.

──Y fue un Limbrey el que robó. Otra vez ──añadió Kie, irónica.

──Este diario es la prueba de que el oro y la cruz estaban en el Royal Merchant ──habló Pope nuevamente.

──¿Entonces por qué no la encontramos? ──preguntó el rubio, llamando automáticamente la atención──. Digo, si Denmark logró sacar semejante cruz del Merchant, llevarla a la costa, entonces, ¿por qué no la ocultó con el oro?

──Porque era, como dijiste, semejante cruz ──le respondió Amelie──. No creo que se compare en tamaño a un lingote de oro. No entraría en el diminuto pozo en el que encontramos los lingotes.

──Tiene razón ──apuntó Pope──. Debía ocultarla en otro lado.

──Pero, ¿dónde? ──quiso saber Kie, distraída.

──Antes de que lo ahorcaran, Denmark dijo que enterró el tesoro al pie del ángel.

──¿Y qué vamos a hacer con eso? ¿‹‹El pie del ángel››? Se supone que deberíamos buscar en... ¿una iglesia?──cuestionó Amelie, divagando sobre el complicado tema.

Pope pareció tomar en cuenta la idea de Amelie, terminó encogiendose de hombros, sin tener idea alguna.

──No lo sé, tendremos que averiguarlo ──contestó el moreno.

──¿El tema no era la llave? ──el rubio volvió a preguntar.

──Es cierto, ¿cuál es la conexión? ──Kie le dio la razón.

──‹‹El camino a la tumba comienza en el cuarto de la isla›› ──releyó Pope.

──Que bien, tampoco sabemos que es ese cuarto ni donde queda ──señaló Amelie lo obvio, con ironía. Kiara bufó.

──¿Saben que me ayuda a resolver cosas? ──cuestionó JJ, poniéndose de pie.

──Ay, no... otra vez ──resopló John B en un murmuro.

──Fumar cerveza y beber marihuana.

Amelie frunció su ceño ante la información dada. Claramente no tenía en cuenta que la cerveza se podía beber.

──Las ideas me brotan.

──No creo que hayas formulado de manera correcta la respuesta ──indicó Amelie, con cierta diversión.

──Bueno, el puento es que, si nos quedamos aquí sentados, no iremos a ningún lado. Pero, si nos ponemos creativos y vamos a la fogata esta noche, tal vez logremos algo.

──Bueno, mis padres me desheredaron y soy miembro oficial del club ‹‹no tengo nada que perder›› ──festejó Kie, restándole importancia.

──¿Pope?

──Estamos tan cerca... ──bufó el nombrado, negándose por completo ante la idea de JJ.

──Miren, piensen en todo lo que podrían pensar si tienen un descanso a su cerebro ──insistió JJ, arrodillandose para estar a la altura de su amigo.

──Okey, bien.

Aunque Pope haya raramente aceptado ir a la fogata, aún quedaba un miembro por dar su respuesta.

──¿Ames...?

──Yo no fumo, ni consumo de esas porquerías.

──Bien, pues... Solo diviértete mientras nosotros creamos ideas.

──¿Divertirme? ──copió Amelie, ofendida. Quería ser de ayuda al igual que todos los demás──. Bien. Iré, y me divertiré.

Ahora sí, sus amigos festejaron, sin notar lo mucho que aquellas palabras le habían afectado a Amelie.

Tal y como lo habían planeado, por la noche del mismo día se pusieron de acuerdo y llegaron a la fiesta que se daría en la fogata subidos a Twinkie. Al bajarse tras llegar a su destino, pudieron notar la gran asfixiante cantidad de adolescentes que se encontraban allí, riendo y bebiendo como si la vida se tratase solo de ello.

Puso sus pies sobre la tierra luego de abrir la puerta junto a ella. El olor a alcohol y otras sustancias dañinas para el ser humano más, lograron impactar de una manera trágica el aire de Amelie.

La fogata, una tradición entre los jóvenes de Outer Banks. No importa de dónde seas; Kook, o Pogue, debías asistir a la fogata.

──Te luciste ──admiró Kie a su lado, repasando el atuendo de Amelie con sus ojos.

De igual manera, Amelie no parecía creerse la gran cosa. Llevaba puesto un abrigo de lana negro que le quedaba un poco más arriba de su ombligo y un pantalón largo del mismo color. Aquella noche estaba siendo helada.

──Tú también, créeme ──aseguró la castaña, riendo junto a ella.

Pope rápidamente llego a ellas, retomando el tema de conversación que estaba teniendo con la morena antes de alejarse junto a ella.

──Escucha Kie, te digo que, si hablaras con tus padres...

No encontró nada para hacer, allí estaba sola. No era como si a Amelie no le gustara asistir a aquellas fiestas, pero después de tanto tiempo se sentía extraña. Sabía que nadie la aceptaba.


Sacándola de sus pensamientos, John B la rodeó con uno de sus brazos y se la llevó con él a dar una caminata por la fiesta juntos. Y, por supuesto, JJ también iba con ellos. Sus dos amigos parloteaban de Sarah mientras se acercaban a la mesa donde se encontraba toda la bebida.


──John, su padre literalmente se hizo añicos delante de ella. Dale tiempo ──habló Amelie finalmente, metiéndose a su charla mientras tomaba dos latas.

──¡Oigan, marginales!

Una voz femenina desconocida llamó su atención. Ella había lanzado una lata, deseando obtener la mirada de uno de los dos chicos. A pocos metros de ellos, la pelinegra se encontraba sentada de manera coqueta, con su sonrisa vaga completamente sobre John B, quien no dudó en acercarse a la chica.


──Wow, ¿dos?, ¿no crees que es demasiado para ti? ──JJ señaló las bebidas ocupadas por Amelie.


──Ya sabes, solo estoy aquí para divertirme.

El rubio frunció su ceño ante tal comentario. Sabía que Amelie hablaba desde el rencor e ironía, tenía muy en cuenta el hecho de que ella no quería ir a la fiesta.

Sin decir nada, Amelie le dio un trago a su cerveza e intentó alejarse de él.

JJ, deseando más de su cercanía, la siguió por detrás con rapidez y sin dudas.

──Claro, exactamente a eso me refería ──dijo, llegando a su lado. Amelie puso sus ojos en blanco──. Últimamente eres muy... Pope. No lo sé, algo...


──¿Aburrida? ──lo interrumpió, algo ofendida──. Permíteme contradecirte, rey de la diversión. Pope es muchísimo más divertido.

La boca de JJ se abrió con ofensa. En realidad, en aquel momento la sangre le hirvió en celos. ¿Más divertido que él? O sea, ¿Amelie se divierte más con Pope que con él? No, imposible.

Cuando quiso defenderse, algo lo interrumpió.

──¿Amelie Haylan?


A su lado, un pelinegro de ojos muy claros obtuvo, no solo la atención de Amelie, sino también la de el rubio junto a ella.

──No puede ser... ──resopló Amelie. Volteó a ver a JJ, quien se encogió de hombros, sin entenderla, luego, al chico junto a ellos──. ¡Nicholas!

──¿Qué haces aquí? Creí que ya no te iba todo esto ──quiso saber Nicholas.


──Ya sabes... ──Amelie no supo qué responder a aquello──. Divertirme ──optó por decir.

──La fiesta se estaba poniendo aburrida ──señaló──. Me alegra encontrarte.

──Oh, JJ, él es...

Pero, cuando se dio la vuelta hacia donde se suponía que se encontraría el nombrado, ya nadie estaba allí. Él, lejos del dúo, se encontraba con una morena de belleza envidiable, quien le hablaba en murmuros cercanos a su oído.

Aquello le causó náuseas.

──¿Es tu novio o algo así? ──se interesó Nicholas, poniéndose de pie a su lado.

──¿JJ? No, claro que no.

──Pues... no pareces muy feliz de verlo bailando con otra ──señaló el chico, con una sonrisa divertida──. Vamos.

Y así fue como Nicholas comenzó a arrastrarla hacia donde estaba la supuesta pista de baile.

──¿Qué? No, Nick, volvamos ──le pidió Amelie.

──Vamos, sabes que no muerdo ──resopló el susodicho, sin dejar de caminar con emoción──. Al menos no a las de tu especie.

Nicholas y Amelie fueron grandes amigos durante sus años estando en La Academia. Sí, él era todo un Kook, pero no le importaba qué relación tuviera su amiga con el otro lado de la isla. En su primer año, tomaron mucha confianza. Se hicieron buenos amigos y, gracias a esa confianza que Amelie le enseñó a tener en ella, años más tarde, Nicholas enfrentó sus miedos y tuvo la valentía de confesarle su atracción por los hombres.

Al llegar a la pista de baile, Nicholas se detuvo y se posicionó detrás de Amelie. Con cierta vergüenza, pegó su pecho a la espalda de Amelie y la abrazó por la cintura.

──Oye, sé más de hombres de lo que crees. A ese rubiecito no le gustará para nada ver esto...

──Entonces, ¿no deberíamos parar? ──le preguntó Amelie, aún nerviosa. Cuando era Kook, solía salir a bailar de aquella forma junto a Nicholas.

──Al contrario ──le respondió.

Entonces, Amelie finalmente comenzó a mover sus caderas, manteniéndose cerca del chico.

No iba a mentir, sintió ciertos nervios al sentir las fuertes manos de Nicholas posarse sobre su cintura para manejarla.

──Esta noche seré todo un heterosexual solo por ti, cariño ──murmuró Nicholas sobre su oído.

Y así siguieron, Amelie moviéndose al compás de la música que sonaba en el lugar. Y Nicholas, quien no podía evitar reír ante la situación.

──Y míralo, ya lo tienes...

Ante las palabras de Nicholas, Amelie lo buscó con su mirada. Y allí estaba él, coqueteando con la morena con una sonrisa falsa y pícara, pero, aún así, no la estaba viendo a ella; los cristalinos ojos del rubio se encontraban ardiendo en llamas sobre su mejor amiga y el chico desconocido bailando juntos.


──¿Sabes algo? ──Amelie se dio la vuelta y enfrentó a su amigo. El contacto corporal se rompió, más estaban incluso aún más cerca.

──¿Mhm?

──Siempre tuve la duda de saber cómo besas.

Los ojos de Nicholas se abrieron como platos.

──Sí querías causarle ese tipo de celos, me lo hubieras pedido de otra forma, cariño.

Amelie rió.

──Créeme, Nick, no te lo confesé para darles celos a JJ ──susurró ella, con cierta travesía.

──Haylan... Hasta hacía dos segundos juraba que soy gay...

Y, sin decir más, acortaron la distancia entre ellos. Sin objetar, sus bocas se unieron en un travieso beso inesperado. Allí, unidos por su saliva, unas sonrisas divertidas se posaron en sus labios mientras el beso continuaba. Luego de unos segundos, se separaron. Sus alientos se estaban acelerando. Y entonces, rieron. Rieron por lo muy rara que había sido aquella situación.


──Bueno, tal vez soy bise...

Antes de que Amelie pudiera terminar de escuchar lo que Nicholas tenía para decir, una mano se aferró a su muñeca y la alejó del pelinegro.

──¿Qué haces, JJ? ──se quejó Amelie, soltandose de su agarre.

──Eso debería preguntarte yo a ti.

──Me divertía. Es lo que me pediste, ¿no? ──ironizó, cruzándose de brazos.

──¿Se puede saber qué demonios te pasa?

──No pasa nada, JJ, solo me quería divertir.

──¿Con ese? ──cuestionó él, señalando a aquel pelinegro. Los ojos de Amelie se abrieron con incredulidad.

──Se llama Nicholas ──le informó la castaña, ya ofendida──. ¿Se puede saber qué te pasa a ti?

──Ya no puedo contener mis ganas, Ames ──respondió JJ, apaciguando sus aguas.

──¿Las ganas de qué?

JJ pareció titubear. No debería confesarle aquello. No ahora.

A la distancia, se veía como John B discutía con Sarah y Topper.


──Deberíamos... ir allí ──habló JJ, distanciándose con incomodidad. No sabía qué hacer.

──Sí, vamos.

Ambos dos se acercaron hasta allí sin decir ni un sola palabra. A medida que se acercaban, escuchaban la discusión que estaban manteniendo los Kooks contra un Pogue.

──¡Todos saben lo que sucedió la última vez! ──gritó Topper, orgulloso de casi haber ahogado a John B.

──¡Ya basta, John B! ──le ordenó Sarah, dándole un empujón.

──¡Vete de aquí, Topper!

──¡Él empezó, Sarah! ──se quejó Topper cuando la rubia comenzó a alejarlo de allí.

Amelie odiaba ver como Sarah trataba e insinuaba cosas sobre John B. Odiaba ver como recibía los empujones. Las ganas de correr y defenderlo eran más grandes que ella.

──¡No empieces! ──Sarah volvió a dirigirse hacia John B.

──Oye, ella ya no te quiere ──Kelce no tardó en meterse en el medio, buscando pelea.

──Ya vete de aquí ──ordenó John B, alejando a Kelce de él. Seguido de esto, se dio la media vuelta con la intención de irse.

──¿Qué vas a hacer John B? ¿Vas a matarme a la sheriff Peterkin? ¿Eh?

De un segundo a otro, las personas que estaban allí ayudaron a que Kelce se mantuviera de pie después de recibir el golpe. Un puño cerrado había sido suficiente para cerrar su boca. Tal y como creía que sería.

──¿Qué haces, Amelie? ──preguntó Pope, llegando al lugar.

Amelie formó una mueca de dolor y bajó su vista hasta su mano. Sus nudillos le dolían. Mucho. También había ciertos rastros de sangre, pero sabía que no era de ella.

──¿Qué carajos te pasa? ──Topper, acercándose otra vez a las peleas, empujó tan fuerte a Amelie que casi logra que se cayera igual que Kelce.

──No la toques, hermano ──amenazó John B, adelantándose a Amelie para empujar fuertemente a Topper.

Y así fue como empezó una pelea nueva entre John B y Topper. Después de varios empujones y forcejeos, el Kook terminó sobre John B, quien intentaba zafarse de Topper a toda costa.

De un segundo a otro, una pelea más se formó el aquel círculo que se mantenía bien atento a la pelea de aquellos dos chicos.

El lugar se había vuelto un descontrol total.

Pelea por aquí, pelea por allá.

Cuando las tres chicas se quisieron acercar para ayudar a John B, la pelinegra que había estado coqueteando con él al llegar empujó a Sarah, causando que esta caiga del escalón, dándose un fuerte impacto contra el duro suelo.

──¡Sarah! ──llamaba Amelie, la rubia se veía muy afectada por el golpe.

──¡Muévete, perra! ¿Cuál es tu problema? ──Kiara empujó a aquella chica para apartarla de alli.

──¿Estás bien? ──preguntó Amelie, ayudando a Sarah a ponerse en pie a la vez que Kie discutía con la desconocida.

──Eso creo, gracias ──agradeció Sarah, sacándose la mugre de su ropa.

Al ver como Pope y JJ se habían involucrado en la pelea para salvar a John B, Amelie logró ver las llaves de la van tiradas, supuso que a John B se le habían caído ante la pelea con Topper. Ella no tardó en tomarlas, asegurándose de que Kiara la seguiría de cerca y comenzó a correr hacia él vehículo.

No le importaba no tener el permiso de John B, tenían que refugiarse de los golpes al menos una vez.

Al llegar a la van, la abrió y se subió al asiento del conductor. A su lado, en el asiento copiloto, se encontraba sentada Kiara. Los otros tres chicos no tardaron mucho más en llegar.




•••


Luego de la potente pelea en la fogata, los Pogues acordaron cerrar aquella desastrosa noche con una reunión tranquila y pacífica, lejos de cualquier tipo de peleas y conflictos. Amelie se encontraba detrás del volante sobre Twinkie. Junto a ella, de copiloto, se encontraba JJ, perdido entre los paisajes que se veían a través de la ventana junto a él.

──Para aquí.

Él no había hablado en todo el camino, a Amelie le sorprendió que aquellas fueran sus primeras palabras.

Extrañada, lo vio durante unos cortos segundos.

──¿Aquí? ──replicó, confusa.

──Sí, sal del camino ──le confirmó él.

Amelie señaló la carretera frente a ellos, no terminaba de entender la petición de JJ.

──JJ, estoy en medio de...

──Por favor ──interrumpió el rubio.

Debido a su notable suplica, Amelie finalmente redujo la velocidad y aparcó el vehículo junto a la carretera. Detuvo el motor y, luego de unos segundos sumergidos en unos tortuoso silencio, lo miró. JJ continuaba sin mirarla.

Algo le pasaba, eso era obvio

──¿No vas a decirme por qué carajos me pediste que saliera del camino?

──Porque no podía aguantar más ──bufó JJ, sin siquiera voltearse a ella.

Amelie frunció su ceño, aún más confusa.

──¿Qué cosa?

JJ suspiró, como si no quisiera que las palabras se escaparan de él. Como si deseara que todas sus confesiones escondidas, no salieran a la luz. Pero una lo hizo, entonces, confesó:

──Las ganas que tengo de besarte...

──¿Tantas ganas tienes que me obligaste a detenerme? ──bromeó ella, intentando despejar la incomidad en la zona. Más JJ ni pareció caer en aquel intento.

──Sí... No te imaginas cuánto muero por hacerlo... ──replicó él, cabizbajo──. Y lo sé, tú y yo jamás podremos tener el final que ambos queremos tener.

──¿Qué te hace estar tan seguro?

JJ volvió a suspirar. Se refregó el rostro, y volvió a ver la ventana.

──No lo sé. El destino, supongo ──contestó él, dolido, aquello le raspaba la garganta──. Últimamente todo me lo está demostrando.

──No es mi futuro si no es contigo ──confesó Amelie, atreviendose a volver a arriesgar todo.

JJ la miró, un tanto dolido. Su rostro era adornado por una sonrisa triste, él sabía lo que Amelie sentía, y más aún lo que él.

──Mi destino es una mierda comparado con mi presente ──aseguró, sin apartar sus ojos de ella──. En ninguno estás conmigo.

──Puedo comenzar a estarlo.

Ante estas palabras, JJ soltó una risa irónica, y negó repetidas veces. Él estaba tan convencido de aquello, que comenzaba a dolerle a Amelie.

──Ya lo intentaste una vez. Ambos sabemos como terminó eso.

──JJ...

──Quiero besarte, por eso deberías dejar que baje aquí ──él volvió a interrumpirla.

Amelie se negó a aquello. No quería dejarlo, mucho menos en este momento.

──Porque no puedo besarte, Amelie, ¿qué no entiendes?

Amelie.

──No, no te entiendo, JJ. Por favor, explícame ──requirió ella.

──No puedo volver a caer por ti ──le aclaró él, de forma tajante──. Pero eso no significa que no quiera...

──¿‹‹Caer por mi››? Juré que tú no sentías más nada por mi.

──Ese es el maldito problema, Amelie ──JJ comenzaba a ponerse nervioso ante la conversación──. No hay nada que no sienta cuando estoy contigo ──contraatacó, aunque su comentario causó un sentimiento completamente opuesto en Amelie.

Y otra vez, hubo silencio. Silencio en el que ella creyó que el decidiría quedarse. Que sería valiente y dejara sus dudas e inseguridades. Que, a pesar de lo que pasó entre ellos, él volvería a confiar en ella.

──Déjame bajar.

Amelie se mantuvo en silencio, sin saber qué debería hacer. ¿Y su reunión de Pogues? ¿Qué pasaría con ellos?

──Amelie...

Sin decir nada, Amelie abrió las puertas de la van, dejandole el paso libre a JJ para que se bajara. Tal y como él había estado pidiendo.

Entonces, si ahora era libre, ¿por qué no solo se iba?

Y finalmente, cuando creyó que JJ se arrepentiría de su petición, él abrió la puerta a su lado y se bajó de la van. No importaba cuanto le preocupaba dejarlo allí, apenas la puerta se cerró, Amelie arrancó directo al Chateu.


Una vez que estuvo de nuevo en el Chateu, Amelie no tardó en acercarse y sentarse junto a sus amigos, quienes, ante la impaciente esperar por sus cervezas, no tardaron en notar la inasistencia de JJ.

──Es JJ, volverá. Además, tiene su lado bueno ──le dijo Kie después de oír como Amelie le relataba lo sucedido.

Y claro, omitió decirles a John B y Pope, sabía que más tarde se enterarían.

──La gran pelea...

Los presentes vieron como JJ finalmente aparecía en escena, sentándose sobre el tronco, junto a Pope, quien lo recibió sin quejas.

──¿En serio defendieron a Sarah? ──preguntó John B ante el silencio.

──Claro que sí ──le respondió Kiara, mirándolo como si le hubiera crecido una tercer cabeza──. No es una verdadera Kook.

──Sí, tienes que decirle eso a Topper ──bufó Pope.

──Y a Kelce ──añadió JJ, recordando su presencia──. Aunque supongo que Amelie ya se lo dejó muy en claro.

──Cierto, admiro tu gancho derecho ──avaló John B, con una sonrisa──. Gracias ──Amelie asintió con una sonrisa, restándole importancia.

No tenía que agradecer porque ella defendió a un hermano.

──Bueno, creo que yo no lo admiro mucho ──se quejó Amelie. Sus nudillos estaban hinchados y levemente rojos, cualquier tipo de roce le dolía.

──Valió la pena. Incluso Nicholas se puso al verte pelear ──aseguró Pope, llamando rápidamente la atención de Amelie.

──No puede ser... ¿lo sabes?

──Claro que sí, ¿quién no?

──¿Sabes qué? ──quiso saber JJ, sin entender a sus dos amigos.

──Nicholas es gay ──respondió Kiara en su lugar, con una sonrisa.

──Oh...

Todos rieron ante la reacción de JJ, y sabían porqué era exactamente. Al parecer, presenciaron como JJ apartaba a Amelie de Nicholas en la fiesta ante los celos que su beso le daba.

──Vamos, enséñame tu gancho derecho ──pidió John B al sentir la incomodidad. Amelie le sonrió.

──Bien... ──la castaña se puso de pie con diversión y se detuvo delante de John B──. Primero que nada, si no sientes odio por tu rival, no servirá.

──Entonces que bueno que soy yo quien está delante tuyo.

──Luego, cierras tu mano... así ──le enseñó, a pesar de que él ya sabía como se hacía──. Y entonces, con todas tus fuerzas... ¡pum!

──¡Oye! ──se quejó John B, pues Amelie y su puño habían hecho volar su burrito.

──A algo le tenía que dar ──se defendió Amelie entre risas──. Aunque si me duele todavía ──masculló, observando sus nudillos.

John B se puso de pie para tomar su comida y se alejó pocos pasos de sus amigos para lograrlo.

──Déjame ver ──JJ se puso de pie y, antes de que Amelie pudiera darse cuenta, intentó tomar su mano.

──Está bien ──informó Amelie, apartándose rápidamente──. Así estoy bien.

JJ se quedó de pie, mirándola con suplica. ¿Pero qué podía hacer? ¿Olvidar todo lo que le había dicho en la van horas atrás? Bufó. Hizo una línea con sus labios y asintió, como si comenzara a aceptar que Amelie no lo quería cerca.

──Hey ──llamó John B, callando a sus amigos──. Hay alguien ahí ──señaló al gallinero esta vez.

──¿Creen que sea Topper? ──preguntó Kiara con preocupaciones, poniéndose de pie.

──Creo que sigue molesto ──añadió JJ.

──¿Tienes tu arma? ──cuestionó Kiara otra vez, dirigiéndose al rubio.

──Oh, ¿ahora quiere un arma? ──ironizó JJ, dirigiéndose a Pope.

──No tienes el arma... ──bufó Kiara. Y JJ negó con obviedad.

──Arma secreta... bien gracias ──murmuró Amelie, recordando todas las veces que JJ había dicho que el arma era su ‹‹arma secreta››.

JJ, todavía delante de ella, volvió a verla, ofendido por su ataque, más no dijo nada al respecto.

──Callense ──ordenó Pope, bajando la voz.

Los Pogues hicieron una fila detrás de John B acercándose al lugar de donde venía aquel ruido. Kiara, Pope, JJ y Amelie, en ese orden estaban.

──¿Quién anda ahí? ──cuestionó John B, alzando su voz, sin miedo a nada.

──¡Kooks, mejor no intenten nada! ──amenazó Kiara.

──¿Quién anda ahí? ──fue JJ quien alzó su voz esta vez.

A la lejanía, el hombre que siempre estaba siguiendo a Limbrey salió de su escondite con sus dos manos en el aire.

──¿Cómo están?

──Es ese maldito cretino ──murmuró Pope, con odio.

──Oh, mierda... ¿Qué hace él aquí? ──masculló Amelie, manteniéndose bien cerca de Pope y JJ.

──¡Es una linda noche! ──señaló el hombre, acercándose──. Miren, yo... yo no estoy enojado con ustedes, ¿de acuerdo? Pero esto puede ser por las malas o por las buenas.

El mismo, se mantuvo a una distancia respetable, se dio una media vuelta y alzó su chaqueta sobre su espalda, demostrando que no tenía nada bajo su manga.

──Saben porque estoy aquí ──ahora sí, el hombre no dejaba de acercarse──. Les haré una pequeña demostración. ¿Ven ese columpio de ahí? ──señaló.

Amelie no necesitó ni siquiera ver para saber a qué columpio se refería. Ninguno de sus acompañantes lo necesitó.

──Tengo a los mejores cazadores del ejército conmigo. Escondidos.

La mirada del hombre se encontró con la de Amelie. No importaba cuanto miedo quisiera generar, no le daba. Amelie, en cambio, alzó sus cejas, esperando a que terminara de hablar.

En un solo silbido, los Pogues vieron como una flechas que pasó justo delante de Amelie y JJ se clavó exactamente en un árbol que estaba cercano a ellos.

Bueno, tal vez eso sí que le daba miedo.

──Están ahí. Los van a matar en cuanto se los pida ──el hombre se acercó y se detuvo delante de Pope de manera amenazante.

JJ quiso moverse rápidamente para defender a su amigo, pero entonces, el hombre silbó otra vez. Ahora, la flecha terminó clavada en la tierra, justo delante del zapato de JJ.

──¿Entendieron? ──preguntó a sus amigos. Seguido de esto, volvió a Pope──. No voy a contar hasta diez ni nada parecido. Solo voy a silbar.

Entonces, Pope metió su mano derecha dentro del bolsillo delantero de su pantalón y de el sacó la dichosa llave. El hombre creyó que se la daría apenas levantó su mano, pero fue solo Pope y un amague.

──Esta llave es de mi familia.

──Estoy perdiendo la paciencia contigo, Pope ──informó el hombre, impaciente.

Cuando el hombre amenazó con volver a silbar, Pope supo al instante lo que eso podría significar. Y fue por eso mismo que dejó la llave bajo su poder.

──Hiciste lo correcto, chico. Saber que no tienes opción es un talento subestimado. Que estén bien ──el hombre se dio la vuelta, y dio de lleno con JJ y Amelie──. Tranquilo.

A pesar de que él dijo que podían estar tranquilos, los Pogues siguieron al hombre con sus miradas atentas a cualquier movimiento.

──Buenas noches ──se despidió, para luego darse la vuelta y alejarse.

Seguido de esto, sus amigos voltearon directo a Pope.

──Estoy harto de esta mierda ──resopló, con lágrimas acumulándose en sus ojos.

Dicho aquello, Pope se dio la media vuelta y dio grandes pisadas que lo alejaban cada vez más de sus amigos. Kiara lo siguió de inmediato.

──Pope... ──llamó Amelie, pero fue en vano.

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