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ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗍𝗐𝖾𝗇𝗍𝗒 𝗈𝗇𝖾

chapter four:

𓍼ㅤPlegarias


ㅤCuando la noche creció a sus alrededores, el grupo de Pogues cfinalmente se encontraba en la comisaría del condado Kildare con el fin de llevar aquella arma recuperada por Amelie hasta las manos de Shoupe, quien ahora tenía el cargo de sheriff de la isla. aSus probabilidades de ganar teniendo el artefacto bajo su poder eran de, probablemente, un 99.9%. Pero claro, también estaba el hecho de que la policía estaba siendo prácticamente controlada por los Cameron.

Amelie no creía que Shoupe les creyera por tan solo haber encontrado el arma del homicidio. Shoupe les haría miles de preguntas y eso le traería muchas más dudas de cómo lograron encontrar el arma. Agregándole a eso que, la noche en la que Gavin fue asesinado, Shoupe creyó que le habían jugado una broma de adolescentes. ¿Quién diría que esta vez sería diferente?

Por otro lado, sus amigos confiaban mucho en su plan. Tenían una esperanza prometedora.

A pesar de que el grupo se dividió en cuestión a ideas sobre el fruto de esta operación, solo en algo estaban de acuerdo: no querían volver a ser decepcionados y que su esfuerzo haya valido nada.

JJ dejó caer el arma sobre el escritorio de Shoupe una vez que todos estuvieron parados delante de este. Eso sí, antes de hacerlo, le tuvo que explicar con suma dedicación y atenuación cada detalle de su misión para obtener el arma. Shoupe se veía muy intrigado, pero indiferente. Estaba tranquilamente sentado sobre la silla de cuero que se encontraba detrás de su escritorio lleno de papeles y archivos.

──Entonces, ¿me dicen que esta es el arma con la que Rafe Cameron mató a Peterkin? ──cuestionó Shoupe, exactamente era lo que acababa de escuchar.

──Justamente eso, Shoupe ──respondió JJ con seguridad, puesto a que él fue el encargado de hablar.

──Y es la misma arma que Ward usó para matar a Gavin ──añadió Pope, señalando el arma.

──¿Y dónde está el cadáver? ──Shoupe volvió a cuestionar después de resoplar con cansancio.

──¿Es una maldita broma? ──preguntó Amelie con incredulidad, frunciendo su ceño.

Antes de que cometa cualquier error tras hablarle de tal manera a Shoupe, Jack atrajo a Amelie hacia atrás. No querían lamentarse cuando eso les haga una mala jugada.

──¿No lo buscó? ──preguntó Kie, intentando ocultar la acusadora y reciente pregunta de Amelie.

──Revisé el hospital ──comenzó a relatar Shoupe──. Pasé por su casa y no estaba.

──¡Oh, no me lo digas! ──ironizó Amelie, elevando sus manos en el aire con obviedad. Claramente la situación le molesta mucho.

Shoupe se limitó a verla de reojo e ignorar su irónico comentario. Últimamente, sus acciones y palabras dirigidas hacia él le molestaba mucho más si lo hacía cualquier otro de sus amigos. Ni hablar de JJ.

──Sí, claro... ──inició JJ, con tranquilidad──. ¡Porque está muerto! ──concluyó, esta vez también alzando su voz. Fue Pope quien lo detuvo.

──Escuche, oficial ──requirió Jack, alejando a Amelie──. ¿No le parece muy extraño? Digo, Gavin desaparece, el piloto que estuvo en la pista ese día. El arma homicida está aquí y...

──El hecho de que no esté en su casa, no significa que sea víctima de un homicidio ──Shoupe interrumpió cruelmente a Jack.

──¿Ah, sí? Mi madre no estuvo en mi casa por varios días, ¿y sabes qué? ¡Rafe Cameron la mató! ──alzó su voz Amelie.

Confirmarlo en voz alta era muchísimo más extraño. Sus amigos no sabían absolutamente nada sobre la razón por la que se fue a Los Ángeles y, a pesar de que ya haya abogados trabajando con el asunto, aún no era de su comodidad hablar sobre aquello.

Shoupe la miró con su ceño fruncido y con disgusto. El oficial sabía que Casiopea no había estado muy presente en estos días, pero tampoco creía que esté muerta. Ni mucho menos que lo esté gracias a Rafe.

──¡Te dije que esto iba a pasar! ──le reprochó JJ a Pope, quien aún mantenía su cordura intacta──. Tiene que ser una broma...

──Al menos, envíela a balística o algo asi ──señaló Kie──. ¿Acaso no piensa hacer nada? ──interrogó ahora, Shoupe había superado sus límites de paciencia.

──No, se quedará en esa estúpida silla de idiota a relajar su trasero ──acusó Amelie, volviéndose a acercar y alzar su voz.

──Se quedará sentado y se depilará ese bigote ──habló JJ, al mismo tiempo en el que Amelie decía lo anterior──. ¿Acaso es real?

──Oigan, ustedes dos. Será mejor que se callen ──informó Shope, poniéndose de pie finalmente.

Shoupe, tras ponerse de pie, pasó por un costado de su escritorio y comenzó a dar pasos intranquilos hacia la puerta de la oficina en donde todos se encontraban.

──¡No es justo! ──aseguró Jack, también sin molestarse por mantenerse tranquilo y pacífico.

──Oh, lo siento. ¿Herimos sus sentimientos? ──se burló JJ con crueldad, viendo como Shoupe caminaba con enojo.

──¡Silencio! ──ordenó Pope, hablando otra vez. Después, se dio la vuelta hacia Amelie──. ¡Y tú también!

En cuanto Shoupe llegó a su destino, abrió la puerta del lugar y, aún dentro de la oficina, se hizo a un lado para dejarles espacio.

──Fuera. Tengo que trabajar ──ordenó Shoupe, señalando el exterior de la oficina──. Solo están contaminando mi oficina.

Kie fue la primera en levantarse, ya que era la única sentada. Caminó hasta Shoupe, su semblante era serio, pero parecía muy decepcionada y negada a todo lo que pasaba allí dentro.

──¿Ward te sobornó? Esto no tiene sentido ──murmuró Kie, con tonos suplicantes. Seguido de esto, cruzó por debajo del mural de la puerta y salió.

Después de Kie, fue Jack quien salió, sin decir ni una sola palabra. Todos allí sabían que Jack no era capaz de faltarle el respeto a alguien de autoridad como lo era Shoupe en ese momento.

──No va a hacer nada ──musitó JJ de entre dientes mientras también salía de la habitación.

──¡Fuera! ──repitió Shoupe después de oír sus tajantes palabras.

Por último, estaban Pope y Amelie, quien, al notar que ninguno quería irse del lugar sin obtener lo que querían, se pusieron de acuerdo sin la necesidad de palabras concretas para acercarse a Shoupe y pararse delante de él con seguridad.

──Te trajimos el arma homicida ──fue Pope quien comenzó a hablar──. No hay una razón lógica para que no la analice ──aseguró.

Shoupe tuvo la necesidad de decir algo, ya que, ambos de los adolescentes que se encontraban allí lo notaron al instante.
No sabían qué era lo que quería decir Shoupe, pero tenían por asegurado que no era algo que les disgustara escuchar.

──Vayan con sus amigos ──ordenó Shoupe, esta vez se veía y escuchaba mucho más tranquilo.

──Deberías hacer bien tu trabajo, o al menos, hacerlo, para algo lo tienes ──soltó Amelie con crueldad.

──Amelie, sabes que... ──y otra vez, Shoupe parecía querer decir algo, pero se detuvo a sí mismo──. Váyanse de aquí.

──Que mierda ──fue lo que dijo Pope, antes de dejat que Amelie pasara delante de él──. Vamos, Amelie.

Amelie salió del lugar seguida por Pope, no sin antes darle una última mirada de odio y repugnancia a Ward.

Claramente no había sido un buen plan. Pero ella había sacrificado su vida por conseguir esa maldita arma y así era como le pagaba la vida.

Kie tuvo razón aquella vez. El karma les estaba volviendo con todo.

Pero al menos, ahora sabían una cosa que los podría ayudar en un futuro; Nunca debían contar con la policía.

Una vez que estuvieron afuera, Jack se acercó directamente a Amelie, él y los dos restantes estaban esperando por ella y Pope. Cuando se acercó, se adelantó hasta estar delante de ella, en busca de alguna señal que le indicara que se encontraba bien.

──Vamos a casa ──murmuró Jack, dejando caer uno de sus brazos sobre los hombros de Amelie, quien asintió en silencio.

Lo que Jack no sabía, era que, el rubio que estaba a pocos pasos de ellos, lo último que quería era dejar que Amelie se vaya a su casa acompañada por él, a pesar de que vivan juntos desde hace tiempo.

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Amelie miró una última vez a Jack, esta vez reflejaba toda la intriga y desconfianza que podía para hacerle entender a Jack que no le gustaba lo que le acababa de decir.

Durante la mañana, Jack había comenzado a actuar extraño y más aún cuando volvieron de la comisaría. Amelie lo dejó pasar, creyendo que tal vez estaba enojado por la situación con los Pogues. Al siguiente día, empeoró. Jack se levantó con un muy mal humor.

Cuando emprendieron su viaje a la escuela, ninguno emitió ni una sola palabra. Por un lado, estaba Jack, que parecía molesto y sin ganas de hablar. Y, por el otro, estaba Amelie, quien se limitaba a tararear las canciones que se reproducían a través de la radio para ignorar el incómodo silencio que Jack mantenía presente.

Incluso le había intentado sacar muchos temas de conversación, pero Jack siempre daba respuestas cortas y necesarias como para acabar cada una de ellas con rapidez, aunque, la mayoría de las veces, solo la ignoraba y ya.

Amelie sospechaba de su estado. Le preocupaba el hecho de que esté pasando por algo grave y no sepa o pueda decírselo. Temia más a que

Pero, cuando llegaron a la escuela, Jack no bajó del auto, solo Amelie.

──No me gusta para nada ──informó Amelie delante de la ventana abierta de Jack.

──Sólo me pidió unas horas, no es para tanto ──bufó Jack, restándole importancia mientras rascaba el puente de su nariz.

──¿No es para tanto que Rafe Cameron te haya pedido unas horas? ──recriminó Amelie. Las personas en el lugar comenzaban a ver su discusión con atención──. Que, por cierto, es un asesino.

Jack dio un suspiro y, sin responder, subió su ventana, dejando a Amelie con las quejas en la boca y las pocas respuestas a elección a como ella las quisiera.

──¡Jack! ──llamó Amelie, acercándose al vidrio de la ventana──. Prométeme que no irás con él ──requirió Amelie, con preocupación.

Jack se mantenía con la misma postura de seriedad, pero, por unos cortos segundos, su mirada se encontró con la de ella, y lo único que pudo detectar Amelie en él fue disgusto y aflicción. No por ella, sino por lo que sabía que iba a hacer.

Aún sin decir más, Amelie observó cada segundo de la camioneta negra de Jack alejándose del lugar. ¿Qué le estaba pasando?

Amelie no mentía cuando decía que Jack se estaba volviendo completamente indiferente con ella. En cierta parte, le dolía. Mucho más de lo que creía.

──Y allá va... ¿Tan rápido te peleaste con tu nuevo novio?

Amelie, a pesar de estar dándole la espalda, puso sus ojos en blanco al reconocer su irritante voz. Aún así, se dio la media vuelta y esbozó una sonrisa amigable, la cual fingió muy bien.

──Siempre es un gusto verte, Mallory ──saludó Amelie, con su sonrisa falsa, usando ese tono agradable a la charla.

Mallory dio un paso hacia ella.

Pero, antes de que se pudiera acercar más, Amelie volvió a darse la vuelta al saber cuales eran las intenciones de Mallory para con ella. No iba a darle la atención que, al parecer, necesitaba mucha.

Comenzó a caminar en dirección a la entrada de la escuela, sintiendo como Mallory la seguía muy de cerca con las dos chicas o ❛❛perritas falderas❜❜ —como las había nombrado Amelie—, que la seguían a sus lados.

Y entonces, sin la necesidad de buscarlo, sabía que estaba cerca. Lo confirmó en cuanto, sin intentarlo, sus ojos se encontraron con el gran azul de los de él. Estaba apoyado con uno de sus lados sobre la puerta de su casillero, más bien, el casillero que aún no tenía dueña exacta. Amelie podía admitir que estaba mucho más lindo que otros días.

Incluso pudo ver de reojo que Mallory estaba igual de sorprendida, pero se demostraba más feliz de lo que Amelie parecía. ¿Él estaba allí por Mallory?

Sin ponerse de acuerdo, ambas chicas comenzaron a caminar hacia el casillero. Mientras que Amelie intentaba con todas sus fuerzas mirar otro lugar o persona que no sea él, notó que Mallory tenía su mirada puesta fijamente sobre el rubio.

──Hola, cariño ──saludó alegremente Mallory, dejando un rápido beso sobre la mejilla de JJ.

Amelie los ignoró por completo y se dirigió a abrir su casillero, aprovechando que Mallory no se había dado cuenta de esto.

Sí. La lucha por el casillero aún estaba de pie. O eso creía Mallory.

──Buenos días, Ames ──Amelie pudo escuchar claramente el murmuro de JJ y, por supuesto, Mallory también.

Amelie se volteó levemente para darle una sonrisa a boca cerrada a JJ como respuesta, encontrándose con la tajante mirada que le ofrecía Mallory, quien se giró de inmediato hacia JJ.

──¿Qué haces aquí, Jay? ──Mallory atrajo rápidamente la atención del nombrado──. Te dije que mi casillero estaba en el otro pasillo ──recordó con obviedad.

Por más de que se encontrara acomodando los libros que ya había acomodado tres veces desde que llegó, Amelie prestaba suma atención a la conversación de las dos personas detrás de ella.

──Oh, lo había olvidado ──respondió JJ, con indiferencia y clara incomodidad.

Y, claro que sí, Mallory no reconoció lo incómodo que se encontraba JJ hablando justamente en ese momento con ella, cuando en realidad, no quería.

──Claro que te olvidaste ──murmuraba Mallory, llevando el tema de conversación a otro extremo──. Como la vez que...

De pronto, Amelie cerró la puerta de su casillero con fuerza bruta una vez que tuvo sus libros en mano, ganándose la atención de ambos dos. Obviamente que su intención era callar a Mallory.

──¿Dónde están Pope y Kie? ──cuestionó Amelie, mirando al rubio delante de ella.

JJ la observó con incomodidad, pero no por ella. No quería hablar sobre los Pogues delante de Mallory, menos aún cuando le acababa de rechazar la oferta de unirse a su grupo.

──En el salón de clase, pero creo que la primera hora nos toca... ──comenzaba a relatar JJ.

──Historia. Lo sé ──interrumpió Amelie, forzando una sonrisa que terminó acercándose a una mueca.

──¿Quieres que te acompañe hasta tu salón? ──cuestiona JJ, olvidándose por completo de la presencia de la pelinegra a su lado.

──Está bien, gracias ──Amelie decidió rechazar su oferta, a pesar de que en verdad no quisiera──. Veo que tienes cosas por hacer y no quiero molestarlos ──dicho esto, miró a Mallory. Ella había intentado hablar desde que llegaron.

──Créeme, tú no... ──habló JJ, más fue interrumpido nuevamente.

Amelie puso sus ojos en blanco y observó a Mallory, quien fue la que interrumpió a JJ esta vez.

──Que lástima. Teníamos planeado salir con los chicos. Ya sabes, cosa de solo Pogues ──al decir esto, Mallory sonaba muy alegre, pero seguía con ese tono cruel que tanto le molestaba a Amelie.

Para su suerte, no sólo a ella le molestó.

──Mallory tiene razón ──confirmó JJ. Amelie lo vio con su entrecejo fruncido de asombro──. Es cosa de Pogues, así que... ¿quieres ir por unas cervezas antes de continuar? ──obviamente evitó decir "para continuar con nuestro plan de limpiar el nombre de John B" delante de Mallory.

Amelie compartió miradas entre Mallory y el chico delante de ella, esperando alguna señal que le indicara que debería responder. Siendo sincera, no tenía muchas ganas de salir si Mallory estaba involucrada. No la conocía del todo, pero no quería hacerlo. Mallory no era una de esas personas a las que Amelie esperaba conocer para desmentir pensamientos erróneos sobre ella.

──Por supuesto ──confirmó Amelie. Al mirar por el rabillo, podía jurar que vio salir humo de las orejas de Mallory.

En un solo pestañeo, el timbre irritante que resonaba por el alrededor de todos los pasillos comenzó a sonar, dando comienzo al día escolar con rapidez. Los alumnos que estaban allí salieron casi corriendo a sus clases, a pesar de que no era necesario. Amelie sabía lo muy exigentes que algunos profesores podían ser.

──¿Dónde está Jack? ──pregunta JJ, volviendo a atraer la atención de Amelie, sin saber que la chica a su lado era quien la quería.

Amelie hizo una mueca ante la pregunta. No tenía ni idea de qué pasaba con Jack, pero tenía por asegurado que, si le informaba a JJ donde se encontraban, iban a comenzar a desconfiar en él. Amelie no quería eso. Quería que Jack sea parte.

──Está en... ──Antes de que pudiera terminar, Amelie es interrumpida cruelmente.

──¿No te lo contó? ──dijo Mallory, interrumpiendola──. Parece que la pareja del año discutió ──tras decir esto, rió, mientras que JJ miraba a Amelie con curiosidad.

Sentía la pesada mirada de él sobre ella, pero no dijo nada. Se dedicó a evitar encontrarse con los ojos del rubio curioso e intrigado.

──¿De qué hablas, Mallory? ¿Pareja del año? ──JJ cuestionaba, dirigiéndose a Mallory, más su mirada estaba fija en el perfil de Amelie. Y ella lo sabía muy bien.

──Señorita Haylan ──una voz femenina y adulta llamó su atención desde el final del pasillo.

Cuando Amelie —y los presentes— se dieron la vuelta, la profesora Michelle y sus canas la veían con furia y desagrado. A la señorita Michelle no le gustaba darle clases a Amelie. Es más, muchas veces había asegurado que ella se burlaba de su trabajo tras asistir a esa escuela siendo una Kook.

Y Amelie había asegurado que la señora Michelle no era tan importante como para creer que asistía a esa escuela por ella.

No tardó en poner sus ojos en blanco y, sin darse la vuelta para verlo, dijo:

──Nos vemos, Fushi ──se despidió Amelie, con un tono divertido que JJ no entendió.

JJ esbozó una pequeña sonrisa ladina mientras observaba con detenimiento a Amelie, quien se alejaba de él gracias a lo obligada que estaba siendo a entrar al salón.

Pero, en cuanto se dio cuenta de lo que estaba haciendo, negó con su cabeza reiteradas veces y borró con rapidez esa sonrisa. Lo peor de todo no fue eso, sino el hecho de que le gustaba verla.

Poco se notaba lo mucho que la había necesitado.

A diferencia de él, Mallory rió a carcajadas, como si en verdad creyera que lo soltado por Amelie haya sido un chiste. JJ la miró con exasperación. No tenía muchas ganas de aguantarla.

──Nos vemos, Fushi ──se burló Mallory──. Que apodo tan... ridículo. Digo, ¿qué tiene? ¿Diez años?

JJ se obligó a no decir nada para evitar tirarse sobre Mallory al escuchar como se burlaba de Amelie, pero bastó con que Mallory reflejara un poco de decepción ante la expresión de desagrado que le mostró JJ, para que este mismo volviera a mostrar una sonrisa orgullosa.

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──Tendrás que mejorar, o me veré obligada a bajar todas tus notas. Aunque eso no importe, podrás pagar por ellas, ¿verdad? ──a pesar de su hiriente comentario, la señora Michelle da palmadas sobre el hombro de Amelie con una alegre y falsa sonrisa antes de marcharse.

Las clases de biología son algo totalmente aburrido para Amelie. Por más de cuanto lo intentase, nunca lograba terminar de entender ciertos temas, sin importar cuanta atención le dedique.

A la profesora Michelle no parecía disgustarle la idea. Cuando un profesor ve que un alumno va muy mal en su asignatura, lo primero que dice puede ser ‹‹¡Oh! ¡Pobre alumno mío! Tengo que ayudarlo de alguna manera, es su futuro en juego››. Pero no, la señora Michelle, cuando se trata de Amelie, puede llegar a ser capaz de decir: ‹‹Da igual, puedes ir a una escuela privada si no entiendes los temas›› o ‹‹¡Típico de las Haylan! Siempre defraudan››

A veces, Amelie tenía la leve sospecha de que entre su madre y Michelle haya habido algún tipo de problema, pero no se sumergía mucho en ese pensar, aún no le agradaba pensar en ella metiéndose en problemas. Lo que es injusto, porque Amelie vive metiéndose en problemas. Y lo sabe perfectamente.

──No lo entiendo ──Amelie dice con rendición, también dejándose caer exageradamente sobre su escritorio. Evidentemente lo estaba haciendo apropósito.

Puede sentir como Michelle se vuelve a acercar a ella. Lo sabe porque siempre lo hace. Cuando tiene la oportunidad de discutirle sin la necesidad de comenzar ella, parece muy gustosa ante la idea.

Los Pogues le habían hecho varias bromas sobre la profesora Michelle obsesionada con ella y Casiopea.

──Siéntese bien, Haylan ──ordenó Michelle, deteniéndose justo al lado del pupitre de Amelie.

Amelie no obedeció. Comenzaba a tomar la idea de dormirse allí, le había empezado a parecer cómodo y, sinceramente, tenía ganas de hacerlo y no por buscar pelear con Michelle.

──Te he dicho que te sientes bien ──reiteró Michelle. Con una de sus manos tomó la oreja de Amelie y la hizo volver.

Amelie al miró con sorpresa. La señora Michelle nunca le había hecho cosas como esas, incluso a pesar del odio que le parecía tener.

──¿Qué cree que está haciendo? ──suelta Amelie, dando un empujón bruto a la mano de la profesora, quitandola de su oreja.

Amelie se pone de pie, enfrentándose a ella. Agradecía ser una adolescente en desarrollo y haber crecido varios centímetros durante los últimos meses.

La señora Michelle es muy baja.

──Mira, no vuelvas a hablarme de esa manera, porque sino...

──¡Junta de Pogues! ──indicó su amigo adentrándose al salón de clase junto con otros... ¿tres?

Amelie los observa con curiosidad, pero agradecida. Quería salir de allí en cuanto antes.

A diferencia de Amelie, la profesora Michelle mira como los cuatro adolescentes —menos una, que se queda en el mural de la puerta— entran al salón de clase y corren desesperadamente hacia Amelie. Mientras que uno toma de una de sus manos, otro de sus otra.

──¿Qué están haciendo? ¡Está en medio de mi clase!

──Que pena... ──dice JJ, corriendo junto con Amelie y Kie. Se estana burlando de Michelle sin piedad.

Aun así, los cuatro amigos y Mallory comenzaron a correr en dirección contraria al salón. No bastaron muchos pasos más para que Amelie supiera a donde se estaban dirigiendo.

La biblioteca.

──¿Alguien me puede decir qué carajos está pasando? ──preguntó Amelie, aún corriendo rápidamente detrás de sus amigos.

Ninguno habló. Lo único que recibió como respuesta fue el sobre que Pope le extendió hacia atrás para que ella lo pudiera ver. Reconoció aquella marca de inmediato.

Era el trigo. Ese que aparecía en cada momento durante su búsqueda de oro perdido.

──¡¿Qué carajos?! ──cuestionó Amelie en un grito muy alto. Sus amigos la callaron de inmediato──. Lo siento ──se disculpó, volviendo a correr.

¿Para qué la llevaban a una biblioteca? No iba a permitir que la salvaran de esa horrorosa clase que estaba dando Michelle para llevarla a la biblioteca.

──¿Esto es un juego? ──cuestionó JJ, entrando a la biblioteca detrás de Mallory. Amelie estaba justo detrás de él.

Pope no respondió, caminando rápidamente por en frente de la recepción de la biblioteca. La mujer que se encontraba allí les dedicó una mirada confusa.

──Maldita sea, Pope, sabes como se pone la imbécil de Michelle ──espetó Amelie, intentado seguirles el paso. Caminaban muy rápido.

La mujer que aún de encontraba detrás del mostrador cayó a Amelie con rapidez, colocando uno de sus dedos sobre la comisura de sus labios mientras callaba como serpiente.

──¿Qué es lo que está pasando? ──JJ volvió a preguntar, ignorando a la mujer que acababa de callar a Amelie.

──Pope, deberías hablar o mi puño terminará en tu lindo rostro ──soltó Amelie en un murmuro de entre dientes.

Amelie tomó lugar en una de las sillas que había delante de un escritorio donde se encontraba un ordenador arriba de este. En cuanto JJ se sentó en el asiento junto a ella, Mallory caminó a su lado y procuró quedarse bien cerca de él. Pope y Kie se mantuvieron de pie.

Amelie comenzaba a dudar si sus amigos en verdad sabían sobre la presencia de Mallory.

──Okey, ese tipo era el del comité de la beca ──informó Pope, ganándose rápidamente la atención──. Miren esto ──Pope le otorgó el sobre que tenía en mano a JJ, quien se había puesto de pie junto al escritorio de Amelie──. Léela.

JJ tomó el sobre sin rechistar y ansioso, quería descubrir en cuanto antes de qué se trataba todo esto nuevo que estaba comenzando a suceder. Cuando JJ se apoyó sobre la silla en la que había estado sentado anteriormente y su vista se fijó en la carta que había sacado del sobre.

Pero entonces, a pesar de estar en un momento en el que no necesitaba sentirse intimidado por lo que comenzaba a sentir tras intentar leer la carta, sus ojos reflejaron decepción e inquietud. Amelie supo reconocer porqué de inmediato. Por más de cuanto haya intentando ayudarlo, a JJ siempre le había costado leer y escribir en cursiva. Y eso que siempre fue él quien pedía las clases.

──En voz alta ──requirió Kie, aún de pie junto a Amelie.

JJ, antes de ver a sus amigos, quiso saber cómo fue la reacción de Amelie ante esto de reojo. Lo dejó mucho más tranquilo saber que ella no lo miraba con desaprobación, como Mallory lo estaba haciendo.

──No sé leer cursiva ──murmuró JJ, casi con vergüenza. Sentía ese sentimiento de decepción, el cual empeoraba más al saber que era por él mismo.

Amelie tomó la carta de sus manos con tranquilidad, sin ser bruta, haciéndole saber a JJ que ella en verdad no lo juzgaba por esto.

Teniendo las cartas en mano, Amelie comenzó a leer.

──‹‹Querido señor Heyward, le escribo porque tengo evidencia de material que puede exonerar a John B. Routledge...›› ──leyó Amelie. Al llegar al final, su mirada de emoción cayó sobre Pope.

Al igual que las de Kie y JJ. Mallory se encontraba con su ceño levemente fruncido.

Los presentes sabían que aún había más, por lo que Amelie decidió proceder y dejar las preguntas para después.

──‹‹...Es de vital importancia que venga a verme en persona en mi oficina en la calle King 27, en Charleston, a las ocho en punto esta noche. Por favor venga solo. Saludos, C. Limbrey›› ──concluyó, esta vez con más confusión.

──¿Charleston? ──nombró JJ con incredulidad, levantando su vista hasta Pope.

──Son ocho horas en auto, más el ferry. ¿Cómo llegaremos allí esta noche? ──interrogó Pope, sin buscarle solución.

──Tenemos que irnos ahora ──indicó Amelie.

──Tengo hora libre ──señaló Kie. Al igual que a Pope, le importaban sus clases.

──¿Material? ¿Qué quiere decir con qué tiene evidencia y material? ──cuestionó JJ, volviendo a ver la carta con curiosidad.

──Quiere decir que puede limpiar el nombre de John B ──respondió Kie, con obviedad y claridad.

──¡Oh, mierda! Entonces, iremos a Charleston ──celebró JJ, finalmente se veía mejor hablando del tema.

──Debo decirle a mamá ──murmuraba Kie.

──Espero que no piensen en ir con Shoupe esta vez. Digo, no es por recordarles que tuve razón la última... ──intentó decir Amelie.

──No. Obviamente que no iremos con él ──interrumpió JJ.

Pope escribió en el buscador del ordenador que estaba delante de Amelie el apellido escrito bien claro sobre la carta. "Limbrey".
Cuando esto hizo, la pantalla cambió de forma rápida, dejando ver la imagen vieja de un hombre y una pequeña descripción que se encontraba junto a la foto. En un momento, rebuscó algo en la carta, algo que confirmara sus ideas.

──¿Qué? ──Kie se animó a preguntar por ella y sus intrigados amigos.

──No estoy seguro, pero sea quien sea este Limbrey, creo que podría ser un pariente del capitán del Royal Merchant ──informó Pope, lento y seguro.

Amelie divagó durante unos cortos segundos. Tenía cierto sentido. Observó mejor la foto y no podía evitar pensar en aquello que acababa de decir Pope. Todo comenzaba a encajar, como si fuera la primera vez. Pero, si este hombre es pariente del capitán del Royal Merchant y se apellida Limbrey, ¿por qué le llegó la carta a Pope?

Debían averíguarlo con urgencia.

──Okey, pero, ¿en verdad iremos? ──cuestiona Amelie, compartiendo miradas con sus tres amigos──. Digo, no conocemos de nada a este... C. Limbrey, podría ser una mala jugada.

──Sí, puede ser una mala jugada, pero siempre sabemos cómo hacerlo. Hay que hacerlo ──aseguró Pope. Su tono de voz transmitía esa seguridad que sentía.

──Por John B ──agregó JJ.

Sentenciado así, su segundo día de aventuras y desesperados relatos salvajes.

Esperaban que, al menos, esta vez les pudiera salir bien sus planes.

‐ — —| 🗝 |— — -

Horas más tarde, los Pogues se encontraban junto a la casa de los Carrera, esperando pacientemente a que Kie termine su trabajo solidario de decirle a sus padres que, probablemente, no volvería a casa, ya que se iría con sus tres locos amigos —a los cuales odia—, a Charleston. Loco, ¿verdad?

Amelie había asimilado desde tiempo atrás que a los padres de Kie no les gustaría para nada su plan. Mucho menos a Anna, ella en verdad comenzaba a perder la cordura gracias a su hija y sus amigos.

Solo un día en Charleston. Volverían pronto.

Pope había tomado por prestado la camioneta vieja de su padre, la cual usa para su trabajo en Heyward's. Obviamente él también no se llevaría una buena respuesta por parte de sus padres. Allí, en la camioneta, se encontraban JJ, Pope y Amelie. Esta última estaba sentada junto a JJ, dejando un lugar libre para Kie. La camioneta no era lo suficientemente grande, por lo que deberían ir mucho más incómodos de lo normal. Aunque eso no quita que los haya salvado de llevar a Mallory con ellos.

JJ tenía un brazo sobre el respaldo del asiento y, si lo veías a simple vista, se veía perfectamente como si estuviera abrazando a Amelie. Ella sabía que no era así, ya que ni siquiera se tocaban, excepto por el roce que sentía de su cabello castaño contra la piel de JJ.

──Lo están tomando muy bien ──señaló JJ, después de unos pocos segundos en silencio.

──¿Eso crees? ──cuestionó Amelie, con ironía, para distraerse e ignorar el leve tacto con JJ.

JJ volteó a verla con su ceño fruncido. Tal vez había subestimado a los padres de Kie, ¿quién sabe?

──Solo digo.──JJ le restó importancia──. ¿Cómo conseguiste esto? Porque sé que tu papá no quería dártela ──preguntó, dirigiéndose a Pope.

──La válvula de entrada del carburador. Lo hice hacer ruido ──respondió Pope, distraído en la escena de Kie y sus padres.

──Ahora lo llevarás a la casa de tu primo Jeff para que lo arregle y dormirás ahí ──relató JJ, justamente lo que les había dicho Pope.

──Creo que se te pegó mi onda Pogue ──aseguró JJ, con orgullo. A Amelie comenzaba a disgustarle el camino que estaba llevando la conversación──. Mentirle a tu papá, robar su camioneta. Me suena familiar.

Amelie le dedicó una mirada asesina a JJ después de que Pope apartara su mirada con aflicción. Claramente a él no le gustaba mentirle a sus padres. Pope no era menos Pogue por eso, ni mucho menos aburrido, como suelen decirle.

──Tranquilo, Pope ──Amelie hablo, llamando la atención──. Todos tienen su onda Pogue ──indicó, esta vez ganándose una escondida sonrisa por parte de Pope.

──Sí, digo, no es como si... ──JJ decía, pero al ver la negación que Amelie le dio con un entrecejo fruncido, se mantuvo callado durante unos segundos──. Okey, si, lo siento.

Ante las cortas y justas palabras de Amelie, Pope volvió a hablar con emoción.

──Tenemos unas dieciocho horas antes de que se vuelva totalmente loco. Si volvemos antes de ese tiempo, estará bien.

──¡Podrías salir de Outer Banks! ──decía la madre de Kie, atrayendo la atención de quienes se encontraban en la camioneta.

Amelie y JJ, después de compartir una mirada confusa, abrieron la puerta junto a ellos y dejaron el camino libre para que Kie pudiera tomar su anterior lugar junto a Pope.

──¡No es mi gente! ──respondió Kie, en un grito, llegando junto a Amelie y JJ.

──¡Mira tu vida ahora! ¡Mira tu vida! ──reclamó esta vez el señor Carrera.

Kie hizo un pequeño gesto con sus brazos, restándole importancia mientras giraba levemente hacia su alrededor. Claramente se refería a los Pogues y lo poco que le importaba tener que pasar tiempo con ellos.

JJ y Amelie, por otro lado, le dedicaron unas sonrisas incómodas.

──¡Que lindo verlos, señor y señora Carrera! ──saludó JJ, a pesar de que los adultos no tenían las intenciones de hablar con él.

──¡Hola, Anna! ──saludó Amelie esta vez. El comentario reciente del padre de Kie hizo que no tuviera las ganas de saludarlo.

Anna la miró con confusión. Después de la muerte de su madre y su regreso a Outer Banks, Anna le había mandado varios mensajes y regalos de compasión. Amelie no necesitaba ninguno, pero era un gesto que le subía el ánimo.

──¡¿Tú también, Amelie?! ¡Ambas deberían volver a casa! ──llamó el padre de Kie.

──Hola, señora, señor. Prometo que volverá a una hora razonable y a salvo ──aseguró Pope, sacando su cabeza por la ventana que se encontraba a su lado.

──¿Qué haces? ──preguntó Kie, con cierta confusión por el acto reciente de Pope.

──¡Kiara, escúchame! ──Anna volvió a llamar la atención──. Si quieres ir, entonces ve, pero si no vuelves a una hora razonable, mejor no vuelvas más ──informó.

A Amelie no le gusto para nada el comentario se la señora Anna. A Kie, por más de que lo negase, le había dolido demasiado, claro que lo hizo, seguía siendo su madre, una que aún no la entendía del todo.

──Es mentira ──indicó JJ, en un murmuro.

Kie, después de estar unos segundos de pie, haciendo guerras de miradas con su madre, se adentró a la camioneta, moviéndose hasta estar junto a Pope. Amelie la siguió.

──¡Que tengan buen día! ──les deseó JJ, para después tomar lugar nuevamente junto a Amelie y cerrar la puerta de la camioneta.

──Esta mierda sería más fácil sin padres ──masculló Kie, de entre dientes.

Amelie se quedó con su vista perdida en algún punto de sus manos. Tras escuchar las palabras de Kie sintió como su corazón palpitaba más rápido. Para ella, sería mucho más fácil si su madre estuviera allí. Quizás ni era la mejor, pero seguía siendo su madre y, desde que ya no está, las cosas se habían vuelto más complicadas para ella. Aún necesitaba ese soporte seguro.

JJ se encogió de hombros, tampoco le gustó el comentario de Kie, pero no dijo nada. Se dedicó a observar con atención la reacción de Amelie, la cual supo entender al instante.

Al igual que hace unos segunos atrás, JJ dejó caer su mismo brazo sobre el respaldo del asiento, pero esta vez no guardo distancia con Amelie. Fue directo a rodear sus hombros, dándole una mirada comprensiva. Esa que, algunas veces, había necesitado para saber que estaba bien.

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