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chapterㅤ𓍼ㅤseven:
Cuestión de tiempo



──Para ser sincera ──comenzó a decir la morena una vez que todos llegaron al muelle de El Chateu──. No estoy muy contenta con la idea de volver a casa. Mis padres probablemente ya organizaron mi funeral.

──Yo tendré problemas con los Heyward después de dejar su auto en Charleston ──se lamentó Pope.

──Nadie sabe que estamos aquí ──dijo JJ esta vez──. Y ustedes no se meterán en más problemas por aparecer doce horas tarde ──aseguró, dirigiéndose a quienes habían hablado anteriormente──. Tengo razón, ¿no es cierto?

──No te equivocas ──aceptó el moreno.

──O sea que tenemos doce horas para hacer lo que queramos ──continuó el mismo rubio──. ¿Qué opinan de un poco de diversión a lo Pogue?

Aunque la propuesta sea prometedora, sus amigos no parecían muy cómodos y conformes con la idea.

──Hagámoslo ──accedió Amelie.

──Que la mierda salga mañana ──dijo John B, con alegría, haciendo que sus amigos cayeran en la idea poco a poco.

──¡Sí! ──confirmó JJ, feliz de que estén comenzando a estar de su lado.

──Podrían estar buscandonos, podría ser una tontería ──señaló Sarah, sentada a la vaga distancia.

──Sarah Cameron, conoces nuestra filosofía, ¿no? ──cuestionó JJ, acercándose a Sarah mientras mantenía su mirada en Amelie.

──No ──negó la rubia, con cierta diversión, evitando mirar a JJ.

──¿La recuerdas, Ames? ──volvió a preguntar, dándose la leve vuelta hacia la nombrada.

──Las tonterías dan buen resultado siempre ──relató Amelie aquella filosofía que ambos amigos habían decretado hace años.

Sus amigos no tardaron en imitarlos al hablar sin dejar salir su voz. Tal vez habían usado esa filosofía como excusa para hacer cosas locas más de una vez, ahora todos la incluían en sus vidas cotidianas.

──¿Quién está conmigo? ¡Vamos por cerveza! ──festejó JJ, alejándose sobre el puente del muelle.

Y claro, Amelie saltó de donde estaba sentada y lo siguió con una sonrisa a JJ, quien la esperaba con sus brazos abiertos.

──Noche de Pogues, bebé ──celebró JJ, bajando su voz mientras comenzaba a caminar a la par de Amelie, dejando caer uno de sus brazos sobre la castaña.









• • •









Tal y como JJ lo había planeado, fueron en busca de varias cajas de cerveza para alegrar su noche y aquellas pocas doce horas de diversión que les quedaba.

En cuanto la oscuridad de la noche envolvió el terreno del Chateu, las luces que decoraban los árboles que rodeaban el jacuzzi que JJ se había encargado de comprar en el año anterior se iluminaron de inmediato, otorgándoles la iluminación que la Luna aún no podía corresponderles.

Los tres chicos; JJ, Pope y John B., se acercaron al jacuzzi con las cajas de cerveza en mano, lugar donde ya se encontraban sus tres chicas; Amelie, Kie y Sarah. Estaban sentadas una al lado de la otra, con sus pantalones cortos de distintos colores y dejando ver la bikini que llevaban en la parte superior.

──¡Damas y caballeros! ──alegró John B, dándole un trago a su lata de cerveza.

Fue una noche larga, más entre las cervezas, porros de JJ y las risas inevitables que no pudieron faltar. Como si la locura del verano jamás hubiera ocurrido. Y como si lo que sabían que se les vendría encima jamás lo haría, a pesar de que ya tenían por asegurado que no tendrían tiempo de tomarse vacaciones esta vez. Algo les decía que las cosas pronto empeorarían.

Pero estaban juntos, por lo que eso no les importaba demasiado.

──En la escuela me va muy mal ──Pope comenzó con su pequeña canción de rimas──...si salgo yo me porto fatal. Si hay una fiesta, siempre hago lío. De nadie yo me fío.

──¡Vamos, Pope! ──alentó JJ, conforme con lo recientemente dicho por su mejor amigo.

──Estuviste pésimo, amigo ──aseguró Amelie, quitándole la lata de cerveza que él tenía.

Pope se quejó ante esto, pero no se esforzó por tenerla de regreso, así que solo se quedó viendo como Amelie se terminaba todo el líquido que quedaba en esta.

Horas más tarde, la situación o ‹‹fiesta›› estaba muchísimo más tranquila. Mientras que Pope y JJ no paraban de jugar de manos, los demás se dedicaban a observarlos sobre sus reposeras y cervezas aún en mano.

──Terminé. Me voy, Pope ──se despidió con cansancio mientras se alejaba del lugar.

──¿Bebiste demasiada cerveza? ──preguntó JJ, con cierta diversión y burla, siguiendo a su amigo con su mirada──. ¿Quieres una segunda ronda?

No fue hasta el momento en el que Pope desapareció de su visión cuando se dieron cuenta de que Kie se había puesto de pie, y una vez que tuvo su camiseta en mano, también se alejó con una sonrisa socarrona, siguiendo los pasos de Pope.

──¡Que discretos! ──gritó el rubio.

──Me voy, y esto es lo que pasa ──habló John B, con su mirada acusadora puesta sobre JJ.

──¿Me culpas a mi?

──Un poco ──confirmó, poniéndose de pie──. Yo me voy. Hora de beber.

──No los culpo ──fue Amelie quien llamó la atención──. Siempre me dijeron que es mejor tener sexo en la arena que en una cama ──se encogió de hombros y dio otro trago a su cerveza.

Amelie y Sarah notaron como JJ abría su boca con la intención de acotar algo a la reciente información dada por Amelie, pero supieron que no diría nada, ya que se dedicó a intentar ocultar la sonrisa traviesa que se asomó por una de sus esquinas.

──Nada de romance entre Pogues... Que irónico ──ironizó Sarah, atrayendo el asunto anterior después de sentir la tensión sexual generada por sus dos acompañantes.

──Okey, es justo, ¿verdad? ──dijo JJ, volviendo a intentar defenderse──. Tú eres una Pogue ──señaló a Sarah──. Él es un Pogue ──esta vez, señaló a John B──. Pope es un Pogue, Kiara es una Pogue...

──¿Tú eres un Pogue? ──preguntó Sarah, interrumpiendo al rubio.

──¿No es obvio? Soy un Kook ──contestó, con cierta diversión, aunque solo una de las dos chicas entendió su comentario.

──¿Y tú, Amelie? ──Sarah volvió a hacer una de sus preguntas.

Dando otro trago de su cerveza, se tomó unos exagerados segundos de silencio, para después dar un pesado suspiro y dar su respuesta con cierta dramática.

──Soy todo una Pogue ──aseguró Amelie, lanzando la lata de cerveza vacía lejos de allí. Sus dos amigos la vitorearon y aplaudieron.

──La reina Pogue, amigos ──aludió JJ, con una sonrisa abierta de lado a lado.

En cuanto JJ se alejó para acercarse a John B, quien estaba de pie viendo el pequeño recuerdo que sus amigos habían dejado en un árbol cuando creyeron que había muerto, Amelie pudo sentir la pesada mirada de su mejor amiga rubia junto a ella clavarse en su costado como puñal.

──Creo que me quieres preguntar algo ──anunció Amelie, finalmente devolviendole la mirada a su amiga.

──Me atrapaste aceptó Sarah, formando una sonrisa incómoda──. ¿Qué pasa entre ustedes?

──Oh, creo que no te he informado nada ──Amelie comenzó a relatar. Sarah asintió──. Después de que tú y John B ‹‹murieran››, me llegó una carta. Era de mi madre, antes de que... también muriera. Jack Maxwell me ofreció ayuda, ya que Shoupe obviamente ni me creyó...

──No tienes que contarme todo ahora si no quieres. Cuando estés lista.

──Okey... Me fui y dejé a JJ aquí. Cuando volví me enteré de que él estaba en una clase de... relación extraña con Mallory.

──Mallory... ──nombró Sarah, como si quisiera recordar de quién se podía tratar──. No la conozco, pero me suena a que es una zorra.

Ante el silencio rotundo que duró poco tiempo y las dos miradas que les ofrecieron John B y JJ después de escuchar las palabras de Sarah, ambas chicas no pudieron evitar estallar en risa.

Sus estómagos comenzaban a doler y ni siquiera supieron porqué seguían riendo a carcajadas cuando el supuesto chiste ya había perdido toda la gracia.

──¿De qué hablan? ──cuestionó John B una vez que volvió a acercarse con JJ.

Sarah y Amelie volvieron a mirarse, esperando a que ninguna de las dos dijera nada. Lo sabían y por suerte no tuvieron que darle ninguna respuesta, ya que el motor familiar comenzó a sonar a la lejanía.

Los presentes voltearon enseguida ante la curiosidad.

Eran Pope y Kie, dejando el Chateu mientras se alejaban sobre el bote perteneciente a John B.

──¡Diviértanse! ──deseó JJ, alzando su voz, mientras que Sarah acompañaba a la burla imitando sonidos raros de lobo aullando.

──Se los dije ──la voz de Amelie atrajo su atención en cuanto Kie y JJ salieron de sus visiones-. La arena es mejor.

Y otra vez, el rubio no pudo evitar sobrellevar sus pensamientos y dudas a otro extremo. Tal vez era la cantidad de porros o los litros de alcohol que recorrían sus venas los causantes de sus nuevas hormonales ideas, a pesar de que para JJ era algo bastante común pensar sobre ciertas cosas referentes al sexo. Mucho más si se trataba de cierta castaña sentada a poco centímetros de él.

Tenerla tan cerca y tan lejos a la vez comenzaba a ser algo demasiado similar a una tortura.

──Escucha, Ames, creo que... ──antes de que JJ pudiera terminar, John B se adelantó a callarlo.

──Alto, alto ──ordenó, interrumpiendo y callando a su amigo, quien lo veía con extrañeza.

──¿Qué? ──cuestionó JJ, insitando a que su amigo dejara a luz las explicaciones.

──¿Qué fue eso? ──fue lo que John B preguntó, aumentando la preocupación en su compañía.

──¿Tu gallina? ──replicó JJ, con cierta obviedad, aún sin entender el raro y repentino comportamiento de su amigo.

──Oí la puerta de un auto ──aseguró John B, menos tranquilo.

En cuanto JJ intentó imitar el ruido que hacían las gallinas a la distancia, John B tapó su boca con una de sus manos, aún concentrado en intentar averiguar quién había arribado al lugar.

Y entonces, lo vio. Mejor dicho; los vio.

Amelie se puso rápidamente de pie, sin querer esperar mucho más. Si ellos los veían, probablemente no sería para fomentar paz entre ambos grupos. Sabían que John B y Sarah estaban vivos, y eso debería de ser una muy mala señal.

──¿Qué pasa, Melie? ──interrogó John B, esta vez sin preocuparse por demostrar lo asustado que estaba.

──Son Rafe y Barry ──informó Amelie, alcanzando a activar todas las alarmas en sus amigos.

──Mierda... ¿Qué hacemos? ──cuestionó Sarah, también poniéndose de pie. Estaba casi tan nerviosa como Amelie.

John B y JJ pasearon su vista por el alrededor, ambos sabían que sería muy tarde para escapar y que probablemente lo tomarían como un plan suicida. No fue hasta que sus ojos se elevaron, en donde estos mismos se iluminaron ante la idea de sobrevivir.

──Vengan aquí ──ordenó John B, bajando su voz mientras llamaba a las dos chicas con sus dedos.

Amelie y Sarah se acercaron a él. Después de que John B ayudara a Sarah a subir al gran y alto árbol, este mismo ayudó a que Amelie lograra exactamente lo mismo. En cuanto ambas chicas estuvieron bien acomodadas y lo más escondidas posible, John B y JJ también se acomodaron en los rasposos e imperfectos troncos. JJ se aseguró de no perder de vista a Amelie colocándose y sentándose justo detrás de ella, manteniendo el contacto de piel con piel existente.

Amelie pudo sentir el calor que irradiaba la piel de JJ en cuanto sus brazos se posaron justo detrás de los suyos, como si quisiera estar lo más cerca posible. Podía sentir el caliente aire de su respiro chocar contra uno de sus hombros.

Tal vez eran los porros para JJ y la gran cantidad de cerveza para Amelie, pero incluso en una situación de vida o muerte, ellos podían pensar en cualquier otra cosa mientras sea con el otro.

Y entonces, obligándose a olvidar la notoria cercanía entre su mejor amigo y ella, Amelie observó como Rafe hacia acto de presencia, confirmando la noticia dada por Amelie minutos atrás.

Un leve escalofrío recorrió sus brazos y espalda al ver el estado del Kook. Rafe no parecía para nada bien. Incluso su aspecto había empeorado, pero parecía que a él poco le importaba. Su alma casi dejó dejó cuerpo al descubrir que este mismo chico cargaba con un arma sobre una de sus manos.

Pocos segundos más tarde, Barry apareció, empujando varias botellas de vidrio y objetos al pasar.

──¡Oye! ──llamó Rafe, notando la presencia de su supuesto amigo──. ¿Algo?

──No, no hay nada ahí, amigo ──respondió Barry, con cierta decepción.

──No. ¿Nada? ──replicó Rafe, sin querer aceptar ese tipo de respuesta por parte de Barry.

──No, nada, Rafe ──recalcó Barry, esta vez con menos ganas de repetirlo.

──Obviamente estuvieron aquí, por el humo ──informó Rafe, mientras apuntaba la pequeña fogata ya apagada con seguridad.

──Sí, sí. Gran observación, boy scout ──felicitó Barry con ironía.

──¡No pueden estar muy lejos! ──llamó el susodicho en cuanto Barry comenzó a alejarse.

──¡El oso fumarola, mírate!

──Tienen que estar por algún lado... ──murmuró Rafe, viéndose más rendido, más sin perder las esperanzas.

Rafe y Barry se detuvieron a leer aquel recuerdo que los Pogues habían dejado para John B durante el verano y, claramente, no tardaron en hacer comentarios sobre esto.

──‹‹P, cuatro, L›› ──leyó Barry, burlándose de aquel escrito. Rafe se dio la media vuelta y soltó una corta risa burlesca.

──Mírala ──rió Rafe, señalando el corazón del árbol con el arma aún en mano.

──¿Así que tu hermana es una Pogue por siempre? ¿Quién lo hubiera dicho? ──ironizó Barry, manteniendo su tono divertido──. ¿Sabes si Haylan estaba con ellos?

──¿No es algo obvio? ──cuestionó Rafe, ciertamente ofendido por la estúpida pregunta hecha por Barry.

──Primero tu hermana, y ahora... Amelie.

──¡Mierda! ──gritó Rafe, perdiendo su poca cordura y paciencia. Eso pareció asustar y sorprender un poco a Barry.

──Oye, tranquilo ──requirió Barry, aunque sus órdenes de poco sirvieron para calamar a Rafe.

Las demandas de Barry parecieron entrarle por un oído y salirle por el otro, ya que Rafe empezó a dar disparos sobre el corazón del árbol, después, elevó el arma y las balas que esta impulsaba hacia arriba, subiendo por los troncos donde se encontraban los Pogues escondidos.

──Mierda ──murmuró JJ, alejándo lo más posible a Amelie, ya que esta estaba más expuesta al peligro, pegandola mucho más a su pecho.

Para su buena suerte, Barry lo alcanzó antes de que cometa un crimen sin saberlo.

──¡Oye! ¡Cálmate, amigo! ──ordenó Barry apartando a Rafe de la cercanía──. ¡Harás que nos atrapen, viejo! ¡Ya vámonos!

Sin dudar y mirar atrás, Rafe siguió a Barry de manera rápida, sabiendo que dejaría esta tarea cínica muy al pendiente.

En cuanto se fueron, JJ y Amelie se asomaron para ver el daño que la bala hizo al tronco que los cubría, teniendo en cuenta lo muy cerca que había estado de darle a Amelie.

En cuanto bajaron del árbol, no tardaron en ingresar al Chateu. John B se encargó de cerrar todas las puertas y ventanas, mientras que Amelie y JJ se aseguraban de hacerlas más resistentes ante cualquier golpe. Una vez que su trabajo concluyó, aún con las emociones causadas por ver la muerte pasar delante de sus ojos, John B y Sarah se despidieron de sus dos amigos y se adentraron a la habitación de este primero, sabiendo que estarían a salvo alrededor de los brazos del otro.

Era un caso muy distinto al de JJ y Amelie, ya que él chico había decidido dormir en su cómodo cuarto, mientras que Amelie optó por quedarse en el sofá cama de la cocina.

La noche se había sentido rara. Tomar la decisión de ni siquiera preguntarle a Sarah si podía dormir con ella comenzaba a parecerle una muy mala idea. El simple hecho de que Rafe pudiera aparecer junto a Barry en la ventana que estaba detrás de su cabeza era algo que no estaba dejándola dormir. Simplemente no podía. Pensar en que cualquiera de sus amigos o incluso ella podrían haber muerto esa misma noche hace pocos minutos le aterraba. Le aterraba saber hasta que punto sería capaz de llegar Rafe.

Reuniendo todas las pocas fuerzas y, evidentemente, poca dignidad que tenía, se puso de pie y comenzó a dar pasos silencios hasta recorrer la mayoría del Chateu, no podía seguir evitandondolo, no tenía otra opción. Como sabía que pasaría una vez que se levantara de la comodidad del sofá cama, Amelie finalmente estuvo de pie delante de la puerta cerrada de una habitación específica.

Sin entender muy bien cómo es que había llegado allí sin replantearse la idea, alzó su mano en el aire hecha un puño, tomó aire y, antes de poder siquiera dar el primer llamado a la puerta, esta misma se abrió, dejando ver a su mejor amigo rubio bastante despierto. Al parecer, él tampoco había logrado alcanzar el sueño.

Y entonces, sus ojos volvieron a conectar. Esta vez se sentía mucho más raro y distinto que nunca. A pesar de no haberse puesto de acuerdo, ambos querían lo mismo. Y ambos sabían que querían exactamente lo que el otro quería en ese momento.

──Eh... Hola ──balbuceó Amelie, sin saber muy bien cómo debería de preguntar aquello.

──Hola ──JJ correspondió a su saludo, completamente ajeno a los nervios que Amelie mostraba.

Estaba más concentrado en controlar sus nervios que tampoco pudo reconocer los que Amelie manejaba.

──Yo... no puedo dormir ──informó Amelie, jugueteando con aquel brazalete rojo, el mismo que JJ llevaba.

──Oh, yo... Creo que tampoco puedo ──afirmó JJ, más para él que para la chica delante de él──. ¿Quieres... pasar?

Amelie no dudó en lo absoluto. Esbozó una sonrisa intranquila e ingresó a la habitación de JJ con rapidez. Al estar de pie en medio de esta, escuchó como el chico cerraba la puerta a sus espaldas.

──Puedes dormir en la cama... Si quieres, claro. Yo... puedo dormir en... ¿el suelo? No lo sé, no quiero que te sientas...

──Está bien ──interrumpió Amelie, finalmente volteandose hacia él.

Sin decir ni una sola palabra, Amelie se acercó a la punta de la cama de JJ y se sentó sobre esta. A estas alturas, JJ creía que probablemente Amelie aceptaría la idea de dormir en el suelo.

El rubio siguió con su paciente mirada a la castaña hasta que esta estuvo acostada debajo de las sábanas. Amelie juraría que escuchó lo mucho que le costó tragar saliva a JJ.

Cuando Amelie terminó de acomodarse, estando boca arriba, con su mirada clavada en el techo de madera, pudo ver de reojo a JJ, se sintió extraña al pensar que tal vez era él quien no quería dormir con ella. Esperaba que lo hiciera, pero él seguía allí, mirándola como si fuese lo último que haría en toda su existencia.

──¿No vienes? ──cuestionó Amelie, de alguna manera invitándolo a JJ a dormir con ella.

Sabía que él no rechazaría la oferta ni aunque la odiara. Podría mentir sobre varias cosas muy seguido, pero lo único en lo que no mentiría sería en las ganas que tenía de que Amelie lo invitara a dormir con ella.

Sin decir nada, JJ alejó las sábanas para poder acostarse junto a Amelie, destapando un poco a esta en el proceso. Una vez estuvo dentro, se aseguró de volver a atraer las sábanas a ella.

La cama era algo pequeña, por lo que la cercanía y el contacto de piel con piel no era algo que se pudiera evitar.

A pesar de ya estar acostados, cómodos y seguros, ninguno pegó un ojo o se dio la espalda. Sabían que faltaba algo qué hacer.

──Ames ──llamó JJ, casi con voz ronca gracias al sueño que manejaba.

A pesar de la oscuridad y la poca luz que entraba por una de las ventanas, Amelie giró su cabeza hacia la izquierda para poder verlo. Incluso sabiendo que él tampoco lograría hacerlo, también se volteó, buscando algún rastro de aquellos dos ojos que tanto le encantaban entre la insistente oscuridad.

──¿Mhm?

──¿Puedo... abrazarte? ──preguntó el mismo, con incomodidad ante la idea de rechazo.

Amelie sintió como JJ se tensaba ante lo tarde que llegó su respuesta.

──Claro que puedes ──correspondió Amelie.

En el momento que JJ pasó uno de sus brazos por detrás de los hombros de Amelie y la atrajo hacia él, ya no estaba tenso. Amelie rodeó la cintura del chico con uno de sus brazos, quedando con su cabeza recostada sobre el pecho de JJ, como si fuese su almohada.

Amelie podía asegurar que sintió como JJ dejaba un corto beso sobre su cabello, creyendo que tal vez ella no se daría cuenta, pero tal vez fue algo que imaginó antes de que los dos cayeran en el profundo sueño.

── ─ ─| 🌴 |─ ─ ──

Un rayo de sol se colaba a través de la clara cortina que decoraba una de las ventanas de de aquella habitación se encargaba de alumbrar y al cuarto en cuanto la luna volvió a esconderse, dándole la bienvenida a un nuevo día. Su potente luz ultravioleta fue lo que despertó a Amelie, quien bufó ante esto.

Salió del cuarto de JJ, dejando al rubio descansar. Él tiene un sueño muy pesado. Fuera se encontró a sus amigos que también habían pasado la noche en El Chateu.

──¿Qué pasa? ──preguntó Amelie, acercándose a sus amigos. Ellos estaban acomodando sus cosas y mochilas, preparándose para marcharse de allí.

──Nos vamos, Melie ──le respondió John B, terminando de guardar algunas cosas dentro de su mochila.

──¿Qué? Pero..., ¿a dónde irémos?

Amelie seguía a su amigo con una intensa y curiosa mirada.

──No lo sé... Exploraremos las opciones más tarde.

John B se dedicó a prepararse y luego despertó a JJ y a Sarah.

Antes de abandonar El Chateu, John B la detuvo.

──Lista ──anunció ella al chico que la esperaba en la salida.

──Escucha, Amelie ──llamó John B. Amelie se dio la media vuelta sobre sus talones para verlo con atención──. No tienes que actuar como si todo estuviera bien. Lo sabes, ¿verdad? Te conozco más que nadie. Eres mi hermana, y no soy estúpido. Admiro mucho todo lo que haces por el grupo, pero también admiro las veces en las que simplemente me hablas sobre cómo estás sin sentir que decepcionas a alguien.

Amelie no se esperaba para nada esas palabras. Tal vez había mentido muchas veces sobre cómo se encontraba realmente por únicamente ayudar y poner en primer lugar a los Pogues. No era algo sano para su salud mental o su poco bienestar, pero de alguna manera le daba los ánimos que necesitaba para olvidarse de todos los problemas que pudiera tener. Al menos por un pequeño momento.

──Tenemos una charla pendiente, John ──aún así, Amelie no fue capaz de mentirle a John B, él siempre se daba cuenta de todo.

Su amigo esbozó una pequeña sonrisa y caminó hasta ella para rodear sus hombros con uno de sus brazos y así caminar a la par por el muelle del Chateu. A la lejanía, se encontraban sus amigos ya en el bote que Kie y Pope habían traído de regreso después de su traviesa noche.

Aunque sea ellos lo pasaron bien.

──Suban ──fue lo que les ordenó Kie en cuanto ambos amigos llegaron hasta ellos.

John B se subió al bote sin tardar demasiado, para después extender una de sus manos y ayudar a que Amelie también pueda lograrlo.









• • •









──Si Rafe y Barry lo saben, solo es cuestión de tiempo aseguró Kiara, sentada sobre uno de los asientos de madera viejos.

Luego de su improvisada huida de El Chateu, el grupo de amigos se encontró en el muelle de la casa Maybank, pues era uno bastante alejado. Tenían la esperanza de que esta vez no serían descubiertos y amenazados a ser asesinados por Rafe o Barry.

A la cercanía, se escuchó la risa nasal irónica que soltó JJ.

──Te lo dije. Debimos ir al sur, amigo ──le reclamó él.

──Basta ──ordenó John B, intentando callar a su amigo.

──¡¿Por qué nadie me escucha?! ──continuó JJ, alzando su voz.

──Ya basta, JJ ──dijo Amelie esta vez.

──Entiendo, ¿okey? ──le aseguró John B.

──Tengo una idea ──habló Sarah, ganándose las miradas atentas de los presentes──. Ya que volví, papá va a tener que eligir entre Rafe y yo.

──Sarah...

──Él me elegirá a mi.

──Escucha, por favor ──le pidió John B, finalmente obteniendo la afligida mirada de su novia──. Ward no deja de mentirte.

Sarah ocultó sus ojos de John B, dejándolos en algún lugar perdido del lago frente a ellos. Se veía decepcionada, pues la relación con su padre antes de unirse a los Pogues era perfecta. O, bueno, envidiable. Ahora, desconoce a su propio padre. No culpa a sus amigos, para nada. Ellos le abrieron los ojos.

──Sarah, él no lo aceptará con todo lo que pasó ──fue Kie quien decidió hablar ahora.

──No, yo... ──Sarah volvió a hablar──. Sé que parece una locura...

──Sí, y lo es ──afirmó la morena.

──¡Lo sé! ──reafirmó la rubia, elevando su voz──. Pero es mi papá, y sé que me ama. Solo les pido dos horas.

Al mismo tiempo en el que JJ maldecía y se quejaba en silencio, sus amigos fueron atrapados por su cómplice silencio. No sabían que tan bien saldría el plan de Sarah. Lo cual claramente era un terrible plan, más no tenían otras ideas. A sus mentes en blanco solo les quedaba la preocupación. Pero confiaban en ella, y cada vez les tenían menos tiempo.

Estaban al tanto de las noticias que corrían con velocidad de oído a oído, y de punta a punta alrededor de la isla. Sabían que Rafe quiso difundir información sobre el regreso a la vida de Sarah y John B.

La rubia se puso de pie, comenzando a alejarse, dejando a sus amigos atrás para tomar el riesgo por ellos. Ellos, quienes no dijeron nada de aquello, observaron a esta distanciarse.

──Sarah ──la llamó John B. Sarah detuvo su paso mientras lo veía acercarse.

Amelie no supo saber sobre qué habían estado hablando Sarah y John B antes de que la rubia se marchara por el muelle, pero sabía que John B se preocupaba mucho por ella, por lo que tuvo al menos una mínima idea de lo que se trató su charla.









• • •








Una vez que se aseguraron de que Sarah se distanció de ellos para cumplir con su pequeño plan improvisado, los Pogues también decidieron alejarse del lugar donde estaban recientemente, sabiendo que Sarah también los encontraba allí; la playa donde solían pasar todas sus tardes surfeando.

Mientras que Kiara y JJ ponían sus manos a la obra para buscar madera o algo que les pueda servir para hacer algún tipo de fogata, Amelie se encontraba sentada sobre la suave arena, en medio de John B y Pope, quienes hablaban sobre Limbrey y Ward. Aún así, Amelie no pudo prestarles demasiada atención.

Amelie estaba muchísimo más concentrada en dejar repetidos y varios mensajes para Jack, quien aún no había dado señales de vida. La última vez que se vieron, él le aseguró que se vería con Rafe, pero durante la noche anterior no había rastro de él cuando Rafe y Barry intentaron atacarlos en el Chateu. Decir que estaba preocupada por él era quedarse corto.

──¡Amelie! ──llamó John B, moviendo su mano delante del rostro de la nombrada para traerla de vuelta.

Amelie apartó la vista de su teléfono y volteó para ver a John B.

──¿Sabes si Jake trabajó junto a Limbrey y Ward?

Amelie frunció su ceño. Aquella pregunta la tomó desprevenida, no tenía sentido alguno. Aunque no esperaba mucho menos de Jake, estaba mal de la cabeza.

──No lo sé.

──¿Sigue sin dar señales de vida? ──preguntó Pope, refiriéndose al nuevo amigo cercano de la castaña.

──Me preocupa que Rafe le haya hecho daño... ──comenzó a decir Amelie──. Iré a verlo más tarde.

Amelie pudo atrapar a Pope y John B mirarse con extrañeza. Sus miradas, las cuales no podían hablar, decían muchas cosas.

──¿Te refieres a ir a la casa de los Cameron? ──Pope volvió a preguntar, al mismo tiempo que John B soltaba sus ‹‹no›› varias veces.

Amelie abrió su boca para contestar y defender su posición, pero la respuesta nunca llegó. La atención de sus dos amigos se fue con la llegada de Sarah.

──¡Sarah! ──la llamó Kie, alegre de poder volver a ver a una de sus mejores amigas.

──¡Volviste! ──festejó JJ también.

Automáticamente salieron disparados hacia ella, corriendo en su dirección hasta la orilla donde comenzaba a acercarse ella. El grupo ayudó a Sarah a atraer el pesado bote hasta la suave arena donde lo resguardaron después de darle la cálida bienvenida rodeándola en unos asfixiantes abrazos. Luego, John B se alejó a la par de esta mientras hablaba con demasiada seriedad. Los demás los siguieron.

──¿Y qué pasó?

──Ustedes tenían razón. No funcionó ──respondió Sarah, con rendición──. Lo siento...

──Bueno, entonces ya está ──comenzó a decir JJ, acercándose a la par de Pope──. Ahora debemos subir a la camioneta y salir de aquí de inmediato.

──Sí, necesitarán provisiones y deberán irse lo antes posible ──señaló Pope, con sus brazos sobre su cadera como taza.

──¿Hay que separarnos otra vez? ──preguntó Amelie, en desacuerdo──. Podemos huir juntos.

──Chicos, ya es muy tarde ──balbuceó Kie. Su voz temblorosa llamó la atención del grupo, poniéndolos en alerta.

Ante su advertencia, sus amigos se dieron la vuelta para descubrir aquello que su amiga señalaba.

──Carajo ──balbuceó Amelie, preocupada──. Tenemos que irnos.

A su encuentro, se estaban uniendo unos tres botes del FBI, los cuales se acercaban a ellos con suma rapidez.

──¿Te siguieron? ──interrogó John B, dirigiéndose a Sarah, quien se encogió de hombros sin saber la respuesta──. Debió ser tu padre.

──Estamos fritos ──murmuraba Amelie, creciendo en nervios.

──Busquemos otra forma de salir de aquí ──ideó Pope, también asustado, más manteniéndose sereno.

──¡Quédense en la playa con las manos arriba! ──ordenó uno de los oficiales a través del megáfono.

──¡Corran! ──ordenó JJ.

Los Pogues, desesperados por mantener su vida y libertad, comenzaron a escapar lejos de allí, negándose a acatar las órdenes que los oficiales les daban.

──¡Vamos, ahora! ──los apuró Pope.

Los presentes no tardaron en acelerar sus pasos. Amelie recogió todas sus inexistentes fuerzas para lograr seguir. Sus piernas frágiles y de poca resistencia comenzaban a fallar, más ella, llena de adrenalina, no se detuvo ni por un segundo.

──¡Vamos! ──apuraban varios miembros del grupo, inrodujendose al pantano cercano.

La oscuridad del bosque los atrapó antes que aquellos oficiales. Los reflejos del sol que se colaban a través de las copas de los arboles casi muertos le dieron un poco de luz.

Los oficiales les estaban pisando los talones, y sus armas, listas para atacar si esto fuese necesario, colgaban de sus manos.

Pronto se adentraron a la hierva alta, ganándose la oportunidad de escabullirse dentro de esta y ser menos visibles para los oficiales. Amelie se encontraba detrás de Sarah y John B. Una vez atravesaron esta, se encontraron con el río que rodeaba el lugar. Sin dudarlo, pasaron rápidamente por este. Dar zancadas era como una misión imposible, pues el agua, por más poca que sea, era más pesada.

──JJ, sujeta su mano ──ordenó John B.

JJ obedeció, tomando a Sarah de una de sus manos con el fin de ayudarla a tocar el fondo del rio.

──¡Alto! ──gritaban los oficiales, más sus órdenes no eran tomadas muy en cuenta.

──Sigan ──dijo John B.

No muy tarde llegaron a tierra firme nuevamente. Allí, tampoco se detuvieron.

──No te quedes atrás, Amelie ──habló el rubio, ofreciéndole a Amelie su mano para así ayudarla a salir más fácil del rio.

Tan pronto como sus amigos volvieron a correr, JJ y Amelie no dudaron en hacerlo también. Ambos dos terminaron siendo los últimos de la fila, pero esto no les preocupaba, no cuando, a pesar del riesgo, sus manos volvían a estar juntas.

Kie encontró con un gran árbol a su lado, así que tomó su gran magnitud como oportunidad para escabullirse y se escondió detrás de él. Sus amigos la imitaron una vez llegaron a ella.

A pesar de que su escondite era bueno, no tardaron en darse cuenta de que poco este serviría. Estaban rodeados de oficiales.

──Mierda, estamos atrapados. Nos rodean ──informó Pope──. ¿Qué hacemos?

──No hay forma de escapar. Hay que pararlos ──contestó JJ, dejando ver el arma que llevaba dentro de uno de sus bolsillos, secándola con su pañuelo.

John B no parecía muy a gusto por la idea, pero los segundos pasaban y JJ estaba más preparado que nunca para salir en defensa de sus amigos, incluso sabiendo que las posibilidades de que un adolescente le ganara a miles de oficiales armados eran nulas.

Tal y como Amelie lo había asimilado, John B se interpuso delante de él, tomándolo por sus hombros con una mano, mientras que con la otra, tomaba levemente del arma. JJ intentó zafarse con el fin de atacar, más su amigo delante de él volvió a impedírselo. Cuando JJ cedió, John B dejó caer el arma entre sus pies, manteniendo firme el contacto visual con JJ.

──¡Arriba las manos!

──Todo estará bien ──se escuchó murmurar a John B.

A pesar de no estar conforme con la idea de su amigo, JJ decidió mantenerse con dignidad y ocultar el arma debajo de la tierra con la ayuda de sus pies.

Pronto llegaron los vehículos policiales del condado. De uno de estos se hizo ver Shoupe, quien alzaba su arma sobre sus hombros.

──John B! ¡Sal a la vista! ──ordenó el oficial. John B no tuvo mejor idea más que obedecer──. ¡No te muevas!

John B, rendido, le dio una última mirada a sus amigos antes de hacerse ver con sus manos bien en alto.

──¡Me rindo!

──¡No te muevas! ──reiteró otra de las oficiales.

──El resto quédense donde están con las manos donde podamos verlas ──Shoupe volvió a ordenar.

Los Pogues obedecieron. Amelie, por otro lado, sintió el frío en su palma ante la faltante presencia del agarre de JJ. ¿Seguía siendo la preocupación del momento o solo eran sus sentimientos volviendo a interrumpir?

JJ pareció darse cuenta de esta inquietud de Amelie, por lo que, luego de obtener su mirada con un ligero choque de hombros, murmuró:

──Todo estará bien, Ames ──dijo, guiñandole un ojo, sabía que aquello le sacaría una pequeña sonrisa a ella.

──Shoupe, quiero declarar ──habló John B.

──Ya era hora ──ironizó Shoupe──. Abajo ──le dijo al acusado──. Todos los demás, no se muevan.

Uno de los oficiales cercanos, corrió hacia John B y lo tomó por el cuello. Le murmuró unas amenzantes palabras y lo dejó caer boca arriba sobre la tierra. Su queja dolorosa llegó a los oídos de todos los presentes.

Sus amigos comenzaban a rogar que lo soltara, que no le hiciera daño, y también a quejarse por aquella reacción del oficial.

El hombre no dejaba de dar patadas al estómago de John B, y ver aquello logró hacer que se contraiga el de Amelie. Su cuerpo se tenso ante tal escena. Sus ojos comenzaban a humederse al ver a su amigo siendo herido, más no supo reconocer si esto se debía a la rabia o al dolor que le causaba. Entonces, ella se dejó llevar por la ira.

Sus amigos no se dieron cuenta de que Amelie había salido de su lugar, y por lo visto los oficiales tampoco, pues estaban igual de atentos a John B.

──¡Oye! ──lo llamó la castaña.

──¡Amelie! ¡¿Qué haces?! ──la llamaban sus amigos.

El oficial, tras oír aquel llamado, se dio la media vuelta, encontrándose con la furiosa expresión de Amelie. Ella no supo de dónde consiguió tanta fuerza, pero la ira que recorría sus venas ante la injusticia la descolocó por completo. Lo que vio después de golpear al desconocido a puño cerrado, fue a este mismo junto a John B, en el suelo. Pero el oficial no abría sus ojos como lo hacía su amigo.

El daño que le había hecho sentir tras verlo destrozar a su hermano fue la cosa que probablemente más le dolería ver en toda su vida.

──¡Mierda! ¿Lo maté? ──bociferó la castaña, preocupada──. ¡Carajo! Eso dolió como la mierda ──se quejó, sobando su muñeca.

Tras volver a caer en que su amigo seguía sufriendo, Amelie se arrodilló a su lado y acarició su despeinado cabello.

──Todo saldrá bien, John. A dónde sea que te dejen, te iré a buscar. Te sacaré, ¿okey? ──le aseguró.

Después de aquellas palabras, Amelie sintió como unos grandes brazos rodeaban su cintura al mismo tiempo en el que otros oficiales hacían que John B y el oficial derrotado se pusieran de pie. Amelie sabía que no saldría de allí con sus amigos tras sentir un frío metal envolver sus muñecas detrás de su espalda.

Mientras que a ella la guiaban a uno de los coches de policía, observó a John B ser dirigido hacia otro.

Antes de entrar al vehículo, al único que pudo buscar con su mirada fue a él. Su cable a tierra y la esperanza de cualquier mala decisión.

Más JJ no le devolvió aquella mirada.

¿Por qué no? Se puso a pensar ella.

¿Estará decepcionado?

Una vez dentro del coche, Amelie se matuvo observando la expresión de aquel rubio, quien estaba perdido. Él tampoco la vio cuando el vehículo comenzó a moverse, alejando a lo que antes juraba ser el amor de su vida de él.

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