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ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗍𝗐𝖾𝗇𝗍𝗒-𝖿𝗂𝗏𝖾

chapter eight:
𓍼ㅤEn fuga

ㅤLas vueltas de la vida son una mierda. Y aún más para nuestra querida Amelie Haylan, quien estaba siendo llevaba hacia la comisaría de Kildare dentro de un auto de policía. ¿Quién hubiera imaginado que una de las Kook con el mejor futuro por delante terminaría detenida? Bueno, Amelie sabía que ahora ya no le quedaría nada por perder. Ya nada valía la pena, además de sus amigos, y si estaba en la cárcel por defender a uno de ellos, poco le importaba tener que pasar toda su vida en esta.

Durante el recorrido, Amelie pudo sentir cierto arrepentimiento, lo que hizo fue lo correcto, ¿no? Defendió a su amigo y estuvo demasiado segura al hacerlo. Pero dejó a sus otros amigos atrás, se olvidó por completo de ellos con tal de detener el sufrimiento de John B.

──No deberías estar aquí, Haylan. Espero que lo sepas ──habló Shoupe, quien estaba viajando sobre el asiento de copiloto.

Una vez llegaron a la comisaría, mientras que a John B lo separaban llevándoselo con ellos, a la castaña la guiaban hacia el interior de la comisaría, la recepción.

──¿A dónde fue John B? ──preguntó Amelie, dirigiéndose a Shoupe.

──Tú estarás libre en unas horas, Haylan ──comenzó a relatar Shoupe──. John B pasará por un juicio mañana por la mañana.

Aquello la dejó perpleja.

¿John B en un juicio? No tenía sentido, ni siquiera sabiendo que todos los habitantes de Outer Banks creían que su mejor amigo había asesinado a la sheriff Peterkin.

Al parecer, Shoupe logró notar su curiosidad. No sólo por el destino de John B, sino también por el supuesto motivo de su pronta libertad.

──Jack Maxwell.

Sin entender para nada la situación, una oficial guió a Amelie hacia una celda temporal, donde se dedicarían a vigiliar a Amelie teniendo sus horas de enterramiento merecidas, a pesar de que ella sabía que no se arrepentiría de haber golpeado a ese oficial por defender a John B.

──Mañana por la mañana serás libre ──informó la oficial, cerrando la puerta de barrotes.

──¿Mañana por la mañana? ──replicó Amelie, con exasperación──. Dijeron que serían unas horas.

La mujer no le respondió, simplemente terminó de reforzar la seguridad de la puerta con ayuda de sus llaves y de dio la media vuelta para salir de allí.

Sin saber qué más hacer además de pensar, Amelie tomó lugar en la incómoda cama, quedándose sentada sobre esta. Los pensamientos ocurrentes e ideas regresaron a ella con cierta facilidad. Y lo que más le llamó la atención y la pregunta que más intriga le generaba fue: ¿Dónde estaba Jack?

¿Qué estaba pasando con Jack?

No supo en qué momento exacto pasó, pero, horas más tardes, comenzó a sentir que sus ojos le pesaban y en un solo instante, no pudo luchar contra ellos y los cerró, quedándose dormida en el proceso de la lucha por no hacerlo.

Durmió con la idea de saber que todo mejoraría al levantarse, sin poder lograr llegar a creer que tal vez, todo empeoraría.

- — —| 🌴 |— — -

Al abrir sus ojos se había encontrado con las paredes grises y vacías. La habitación solitaria y una pequeña ventana a lo alto de la pared, la cual dejaba por ver tan solo un poco de la luz del día soleado que comenzaba a asomarse a la isla.

Cuando la puerta se abrió, la misma oficial que la guió allí el día anterior hizo acto de presencia. Con una expresión negativa y muy opuesta a de dejar libre a la castaña, le ordenó a esta que la siguiera de regreso a la recepción de la comisaría. Al llegar, Amelie pudo reconocer a distancia al rubio. Estaba perdido, o eso parecía, había algo en él que no terminaba de ser igual a como lo recordaba.

No pudo estar muy atenta a la conversación que la oficial le otorgaba, haciéndole saber qué es lo que pasaría con ella si volvía a meterse en algún lío y, por último, que medidas se tomarían si volvía a agredir a un oficial. Eso lo escuchó por alto, pero, en cuanto la mujer le indicó que ya era libre en ese mismo instante, Amelie corrió a los brazos del rubio.

Jack la recibió con una sonrisa abierta de lado a lado, correspondiendo su abrazo. Allí fue cuando Amelie, con tan solo abrazarlo, sintió la gran diferencia entre ellos. Jack no parecía presente, sus brazos estaban tensos alrededor de sus hombros y sus manos se sentían frías por encima de la tela de su camiseta.

Tras separarse, Amelie consiguió verlo con su ceño fruncido, intentando descifrar qué es lo que pasaba con su amigo. Lo único que pudo descubrir fue el leve hematoma que había debajo de su ojo derecho. Casi estaba por desaparecer, pero no era algo imposible notarlo.

Antes de que la preocupación creciera, Jack, evitando tener una conversación con Amelie y su curiosidad, decidió hablar.

──Tenemos que irnos ──comenzó diciendo, tomando a Amelie levemente por sus hombros──. A John B se le complicarán las cosas.

Y así fue como Amelie terminó sentada sobre el incómodo asiento de la sala de juicio junto a Jack. Durante unos segundos, pudo divisar a sus cuatro mejores amigos un poco más adelante que ella, más Jack no le permitió alejarse mucho más de él.

──John Booker Routledge ──la jueza inició con su decisión final──, conforme al estatuto de Carolina del Norte, sección catorce, se le acusa de homicidio en primer grado en circunstancias agravadas. Si es condenado, la sentencia máxima podría ser la pena de muerte.

Al dar sus últimos golpes con su mallete, los murmuros y teorías comenzaron a ser un sonido constante para Amelie. Algunas caras se veían conformes con el resultado del juicio, mientras que pocas otras, se veían aborrecidas e inconformes ante lo acordado.

Amelie se puso de pie con el corazón en la garganta, sintiendo como las lágrimas amenazaban con salir afuera, cosa que logró evitar con bastante esfuerzo.

──¡Tiene diecisiete años! ──gritó el rubio, poniéndose de pie──. ¡Diecisiete! ──recalcó, antes de que Pope lograra calmarlo.

──¡Silencio en el tribunal! ──requirió la jueza, con seriedad.

──¿Es broma? ──JJ, aún así, no se mantuvo callado──. ¡Oye, John B, lo resolveremos!

Sin esperar Amelie emprendió su corrida hacia su amigo, el cual estaba siendo sacado del lugar, con sus manos entrelazadas sobre su espalda por unas esposas. A pesar de que Sarah también tenía pensado hacerlo, unos oficiales la retuvieron.

Pero, claramente no a Amelie, quien agradeció en silencio a Jack por dejarla ir y corrió hacia John B. Una vez que estuvo cerca, se paró delante de él, viendo por encima como el oficial que lo llevaba la veía amenazante. Poco le importó, ya que rodeó el cuello de su amigo con importancia y rapidez, John B no podía corresponder, pero la castaña pudo sentir como ocultaba su cabeza sobre su cuello. No fue hasta que se apartó cuando sintió las lágrimas caer y que, raramente, a John B también se le habían caído algunas.

──No es justo ──murmuró Amelie, sin poder retener el mar de lágrimas que corrían por sus mejillas──. Lo arreglaremos. Lo prometo.

──Tranquila, Melie, sean ustedes quien me salven o no, regresaré. No te dejaré sola de nuevo, ¿okey? ──aseguró John B, con una sonrisa reconfortante. Amelie asintió, intentando imitar esa misma sonrisa.

──Haylan, muévete ──ordenó el oficial.

Cuando Jack guió a Amelie hacia la salida, pudo ver que sus amigos ya no se encontraban allí, sino, que estaban alejándose a pocos pasos de ellos. Y sólo faltaba uno de ellos.

──¡Ames! ──llamó la voz familiar del rubio sobre sus espaldas.

Al darse vuelta, JJ se acercaba a ella a paso rápido, con decepción. Solo tuvo que ver la expresión de dolor en él para hacer que las lágrimas volvieran a correr. Una vez que se encontraron, JJ envolvió a Amelie en un abrazo mucho más intimo de lo que ella se esperaba.

El aroma extraño, pero agradable que JJ siempre llevaba consigo irrumpió su alrededor. La suave caricia de sus dedos sobre su cabello la arroparon. Durante unos segundos, Amelie sintió como su hombro comenzaba a humedecerse gracias a las pocas lágrimas que JJ dejó escapar.

──Te estaba buscando allí adentro ──dijo JJ una vez que la distancia entre ellos se formó nuevamente.

──Me encontraste ──confirmó Amelie, esta vez pudiendo mostar aquella sonrisa reconfortante. Una real.

──Te encontré ──reafirmó JJ, más para él mismo, que para Amelie.

Antes de que su emocionante encuentro pudiera seguir, los murmuros cercanos volvieron a hacerse presentes. A la vaga lejanía, Kie se encontraba discutiendo con Ward, quien caminaba de la mano de Rose.

JJ y Amelie no tardaron en acercarse.

Amelie no tenía el contexto de la situación, pero pudo oír con claridad cómo Ward hablaba de manera sucia sobre John B y como Kie intentó tirarse sobre él con furia antes de que unos cuantos oficiales la mantuvieran en su lugar.

──Créeme, Shoupe, no valen la pena. Amigos de un asesino, son igual de violentos ──masculló Ward, salvándose del golpe de Kiara.

Se pudo haber salvado de Kie, más no de Amelie.

Juntando todo el enfado que había estado sintiendo sobre la familia Cameron desde el verano, Amelie ignoró los llamados de JJ, pero antes de que pudiera lograr su objetivo, un hombre se puso de pie delante de ella, impidiéndole el paso.

Al levantar su vista, pudo reconocerlo y juró escuchar y ver como el mundo se detenía.

──Que lindo es verte de nuevo, Amelie ──alegó Jake, con una cínica sonrisa dibujando su rostro.

──¿Qué...? ¿Cómo es que...?

──No queremos que te arrestan a ti también, Ames ──aseguró JJ, pasando por su lado, llevandosela consigo──. ¿Por qué no te metes con los Kook, para variar? ──atacó, dirigiéndose a Shoupe.

──¿Quieres que te arreste? Mejor váyanse ──advirtió Shoupe.

Los adolescentes murmuraron palabras no muy amigables hacia Ward y algunas quejas en silencio, alejándose de las consecuencias que les traería que alguien presente los escuchara.

──Lo siento, señor Cameron, no debería pasar por esto ──aseguró una de las mujeres que acompañaban a Shoupe.

──Gracias ──agradeció Ward, como si no supiera que en verdad se lo merecía.

──No es coincidencia que su hija quiera estar con nosotros ──fue lo último que lanzó Kie antes de alejarse.

Aun de pie sobre el mismo lugar, Amelie volvió a buscar a Jack con su mirada, esperando encontrarse con él y rogarle por explicaciones. La había mantenido bastante preocupada durante todas estas horas sin dar ni una sola señal de vida.

──¿Todo bien, Ames? ──cuestionó JJ, haciéndole saber a Amelie que él nunca se había alejado.

──Todo bien ──confirmó con inseguridad, dándole una última mirada al alrededor.

No había señales de Jack por ninguna parte, como si en realidad nunca hubiera estado allí.

──Vámonos de aquí ──ordenó JJ, dejando caer uno de sus brazos sobre los hombros de Amelie.

La castaña intentó ignorar los nervios de punta y el hecho de que JJ se había dado cuenta de que no todo estaba bien y decidió continuar caminando a su lado, siguiendo los pasos que sus amigos dieron recientemente, formando su retirada.

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Una vez que se reunieron en el Chateu, la tormenta que les brindó el cielo nublado los abrazó por completo, siendo únicamente refugiados por las paredes del porche.

Ninguno hablo. Ninguno se atrevió a romper el tajante silencio que se había formado entre ellos. Querían salvar a John B de donde sea que se lo llevaran ahora. Sabían que deberían de estar armando un nuevo plan suicida para salvarlo, pero no sabían como. No sabían como salvar a su mejor amigo logrando salir ilesos en el proceso.

──Yo voy a declarar bajo juramento ──Sarah fue la encargada de romper aquel silencio──. Solo tengo que ver a mi hermana.

──¿Hermana? ──replicó JJ, con ironía y poca esperanza.

──Kie, ¿tienes tu teléfono? ──cuestionó la rubia. Kie asintió, dejando el aparato bajo su poder──. Wheezie es la única otra persona que sabe que Rafe no estaba en casa ese día.

──¿Wheezie? ──JJ volvió a replicar, sin creérselo.

──No sé que más hacer. Yo los metí en este lío. Haré lo posible por sacarlos de esto ──aseguró Sarah, alejándose del lugar.

El silencio duró pocos segundos después de que Sarah se adentrara al Chateu, puesto a que fue la risa nasal y sarcástica que soltó JJ lo que llamó rápidamente la atención de aquellos tres que estaban sentados en silencio.

──¿Wheezie? Sí, eso funcionará ──ironizó JJ. Pope pudo poner sus ojos en blanco, aún en silencio──. Pero una cosa es cierta. Hay que hacer algo. Nuestro amigo es prisionero ahora, ¿okey? Lo tiene cautivo el enemigo ahora. Y tal vez ya programaron su ejecución.

Con tan solo oír esas palabras, Amelie sintió su estómago contraerse, las ganas de salir de allí y correr hasta llegar junto a John B fueron inevitables. Decirle que, donde sea que esté, siempre buscarían la forma de hacerle saber que nunca estaría solo. Que seguirían allí con él sin importar las circunstancias y consecuencias.

Muy aparte de la discusión que se formó entre JJ y Kie, Amelie se dio cuenta de que en realidad no les estaba prestando demasiada atención. Alejó aquellos pensamientos que le traían más preocupaciones y se enfocó en ellos.

──De hecho, es la peor idea que he oído ──habló Pope, negando la mala idea de secuestrar a Shoupe.

──Es muy mala ──señaló Sarah a través de la ventana. Ella seguía dentro del Chateu.

──Por favor, no te metas, ¿okey? ──requirió JJ, con seriedad y sequedad──. Pope, mira, hicimos todo como tú querías, ¿y cómo nos resultó? ──preguntó, volviendo a ver al nombrado.

──Okey, ¿cuál es tu plan? ──interrogó Pope, poniéndose de pie, manteniendo su fría mirada sobre JJ──. ¿Vas a atacar la cárcel a punta de pistola? ──ironizó.

──Mira, Pope ──repitió el rubio, también poniéndose de pie──. Solo quiero que entiendas que tienen a nuestro amigo. ¿Nos quedamos sentados sin hacer nada? No, iremos a sacarlo de ahí. ¡Haremos algo para rescatarlo!

La situación se ponía cada vez más tensa y la paciencia acompañada por el terror que Amelie sentía comenzaba a colgar de un débil hilo. Sabía que, en cualquier momento sería capaz de estallar.

──¡Ya basta! ──Amelie se puso de pie antes de que su discusión continuara──. No es momento de discutir. Juntos podemos buscar una solución. Sin la necesidad de atacarnos.

──Claro, y el poder de la amistad traerá de vuelta a John B ──ironizó Kiara, a su lado. Amelie se sintió realmente atacada.

──No es el momento de demostrar tu fanatismo obsesivo por ‹‹Mi pequeño Pony››, Kie ──aseguró Amelie, sin mirarla──. Solo digo que cada uno debería escuchar lo que JJ tiene en mente, no siempre sus ideas son tan locas. Podemos armar un buen plan si nos escucharamos por, al menos, una sola vez.

──Lo dices porque es JJ ──fue Pope quien llamó su atención ahora──. Solo miranos, Amelie. Estamos perdidos.

──Nunca es tarde para encontrarse, Pope. Sacaremos a John B. Deberíamos dejar que JJ nos...

──Y una mierda ──Kie la interrumpió esta vez──. Recuerdame una vez en la que los planes de JJ hayan salido bien.

Amelie realmente se detuvo a pensar y, nunca lo admitiría, pero sabía que no siempre salían como lo planeaban. Es decir, que no solo los planes de JJ fueron los que salieron mal. Desde la mañana en la que encontraron el Grady-White, sus planes nunca les sirvieron demasiado.

──Recuerdame una vez en la que algún plan tuyo haya salido bien ──requirió Amelie. Kiara dejó el silencio responder──. O de Pope. O de Sarah. Mierda, incluso alguno de John B.

Sus amigos se quedaron en silencio. Al parecer, nadie parecía querer replicar, de alguna manera, todos sabían quién cargaba con la razón en esta ocasión.

──Estoy harta de sus peleas sin sentido. Si eso desean, se pueden quedar aquí y seguir discutiendo. Yo iré a sacar a John.

Dicho esto, Amelie se dio la media vuelta y salió del lugar a través de la puerta del porche. Tenía en cuenta que sus amigos continuaron discutiendo, ya que podía oír sus reclamos hacia el otro. Poco le importó el hecho de que prácticamente se emparara al tan solo poner un pie fuera del Chateu, ignoró esta idea y continuó caminando para alejarse.

Solo bastó unos pasos más para sentir su presencia junto a ella. No dijo nada, pero solo con eso le hizo saber que estaría con ella y que haría lo posible por ayudarla.

──¿Tienes algo en mente? ──preguntó JJ, matando el silencio.

──Para nada ──respondió Amelie, formando una fina línea con sus labios, para después voltear a verlo──. ¿Y tú?

JJ esbozó una sonrisa traviesa.

──Algo así.

- — —| 🌊 |— — -

Horas más tarde, Amelie se encontraba recostada sobre la pared exterior de la comisaría —carcel— donde estaba encerrado John B. en espera de JJ, quien había tomado el trabajo de entrar a esta y explicarla su plan ❛❛Operación liberación❜❜ a John B.

Si tendría que ser sincera, admitiría que siempre apoyaría a JJ en cualquiera de sus locas ideas, pero tenía que sacar a la luz lo muy mal que le pintaba aquel plan.

──Listo.

JJ salió de la comisaría, encontrándose nuevamente con Amelie, quien le ofreció una sonrisa cerrada mientras se acercaba a él. El rubio se subió a su motocicleta y encendió esta sin dar espera. Amelie no tardó en seguirlo.

──¿Y ahora qué? ──cuestionó Amelie, abrazando la cintura del chico.

La castaña pudo sentir como JJ se tensó durante unos segundos ante sentir el tacto de Amelie. Aquel que tanto había extrañado.

Los segundos de silencio fueron casi eternos, pero una vez JJ se dio cuenta de lo incómodo que lo estaba haciendo, carraspeó su garganta y, finalmente, respondió:

──Vamos a visitar a un viejo amigo ──informó el rubio, partiendo de la comisaría.

•••

Una vez que la motocicleta de JJ volvió a detenerse, Amelie observó el lugar, intentando reconocerlo. Un poco lo hacía. Sabía que existía una sola persona que mantenía contacto con JJ que, además, tenía una camioneta de hospital.

JJ se bajó de la motocicleta cuando apagó el motor y, seguido de esto, ayudó a que Amelie hiciera lo mismo. Cuando ambos tocaron tierra, JJ saludó alegremente a la lejanía, donde estaba un hombre no mucho más grande que ellos, sentado en el porche de la casa.

──¡Hola! ──saludó el rubio, alzando su voz a la par que ambos adolescentes se acercaban.

El chico sólo les dedicó una mirada cansada. Al parecer, él sí que los había reconocido.

──¿Está disponible? ──preguntó JJ, señalando a sus espaldas, donde estaba la ambulancia.

──Ni lo sueñes, JJ ──el chico no tardó en negarse a la idea.

JJ se recostó sobre el mango de la motocicleta que el pelinegro estaba arreglando.

──Vamos. ¿Te cuento mi plan? ──suplicó JJ.

──No quiero oírlo.

──Escucha, solo tienes que dejar la ambulancia en marcha ──el rubio continuó──. Es un favor pequeño, Ricky. Un solo favor.

──No es tanto por el favor, sino por la estupidez general del plan ──Ricky volvió a negar.

──Pero si JJ aún no te contó el plan ──Amelie alzó su voz por primera vez desde que llegó.

JJ, a su lado, asintió.

──Aún así, sé que será una estupidez.

──Vamos. Solo deja la ambulancia en marcha, Ricky. Tienes que hacerlo por mi, amigo ──aseguró JJ, volviendo con sus súplicas.

──¿Por qué siento que terminarás en la cárcel? ──cuestionó Ricky, irónico.

──Bueno, eso va a pasar algún día, estoy casi seguro. Al menos es por una buena causa ──aceptó JJ.

Amelie dio un leve golpe a JJ de hombro con hombro para llamar su atención. JJ, desconcertado, se giró hacia ella, también inentendido. Cuando obtuvo su atención, Amelie señaló con su cabeza lo que llegó a reconocer como las posibles llaves de la ambulancia. JJ siguió su señalamiento, encontrándose con aquello.

──Bueno, yo no quiero ser parte de eso ──contestó Ricky──. Se te ocurren ideas tontas, pero esta, de seguro, es la más tonta ──añadió, poniéndose de pie, para después alejarse.

──No te lo pediría si no fuera importante ──JJ no tardó en seguirlo──. Y te recuerdo que me debes una, viejo...

Aquella conversación de primos se volvió completamente silenciosa cuando Amelie tomó la oportunidad que el momento a solas le brindaba y, evitando ser escuchada y vista, rodeó la motocicleta en arreglo y se acercó hasta aquella mesa donde se encontraban las llaves de la ambulancia. Sin dudarlo mucho, las tomó.

──Dale mis saludos a Stephanie.

Al escuchar la voz de JJ volver, se giró completamente hacia él, quien acababa de salir de regreso al porche. Cuando supo que era él, le ofreció una sonrisa de lado a lado.

──Supongo que no te dio el permiso ──habló la castaña, comenzando a caminar muy de cerca.

──¿Supones? Desde que llegamos era algo evidente ──aseguró JJ.

Cuando llegaron a la motocicleta de JJ, este se quedó dudativo en cuanto Amelie dejó de seguirlo para acercarse a la puerta de conductor de la ambulancia.

──¿Qué haces, Ames? ──preguntó JJ, ya sobre su motocicleta.

Amelie volteó a verlo, trayendo de vuelta aquella sonrisa traviesa. A paso lento, sacó de su bolsillo trasero las llaves que había tomado recientemente. JJ sonrió orgulloso al verla.

──Después me tendré que disculpar con tu primo ──aseguró Amelie, abriendo la puerta del gran vehículo.

Una vez retuvo sentada sobre el asiento conductor de la ambulancia, bajó la ventanilla junto a ella para observar mejor al rubio que ya la había estado mirando antes.

──¿Cómo te disculparas con él? ──cuestionó serio, a pesar de que Amelie entendió el segundo sentido de la pregunta.

Sin hablar, Amelie hizo con sus manos unas señas, más específicamente con dos de sus dedos, haciendo representación a billetes o dinero.

JJ soltó una risa corta, y Amelie aseguró que, finalmente, al tan solo escucharlo, se sentía de nuevo en casa.

──Ya vámonos de aquí ──ordenó JJ, entendiendo el motor de su motocicleta.

──Juro que te recompensaré, Ricky ──murmuró Amelie, también encendiendo el motor de la ambulancia.

Y así, se alejaron de la casa del cercano a JJ, con todo lo que su plan necesitaba para ser en sus lugares.

- — —| 🔦 |— — -

──Todo listo ──informó Amelie, subiéndose al asiento copiloto de la ambulancia.

JJ, aferrado al volante, volteó a verla y, sin decir nada y mucho menos sin importarle que Amelie pudiera atraparlo, le dio un repaso a su atuendo. Sonrió oculto cuando terminó de volver.

──¿Qué pasa? ──preguntó Amelie, nerviosa por lo reciente.

──Nada. No te ves nada mal de enfermera ──respondió JJ, con sencillez, como si eso no pusiera de puntas a Amelie──. A esperar el llamado de John B.

──A esperar...

──¿Lista, cariño?

Antes de que Amelie pudiera responder, un ruido en el exterior llamó la atención de ambos.

Un coche de policía estaba a escasos pasos de la ambulancia. Y eso que aún no terminaba de acercarse.

JJ y Amelie compartieron cortas miradas.

──Mierda ──murmuró Amelie, acomodándose sobre su lugar.

──Tranquila.

JJ y Amelie pudieron ver de reojo una vez que el coche policial finalmente se detuvo junto a la ambulancia.

Para la buena suerte de Amelie, JJ se encargó de hablar con el oficial de policía durante unos segundos. Para su mala suerte de ambos, el oficial decidió escoltarlos en cuanto los adolescentes recibieron el llamado.

Y así llegaron a su destino. Antes de entrar del todo al exterior de la cárcel, JJ detuvo la ambulancia en cuanto un hombre decidió revisarlos por encima utilizando una linterna. Ambos hicieron todo lo posible por ocultar su rostro. Principalmente Amelie.

──Es todo derecho a la zona de transferencia ──indicó el hombre.

──Entendido. Gracias, señor ──respondió JJ, para después volver a ingresar al lugar.

Cuando llegaron a la zona indicada, JJ dio marcha atrás a la ambulancia hasta estar bajo el techo del lugar, y cerca de una mujer, que los esperaba de pie.

──Bien, subanlo ──ordenó JJ, alzando su voz.

──¿Tiene a su acompañante para venir por su paciente, jefe? ──preguntó la mujer de tez oscura.

JJ le dio una rápida mirada a Amelie.

──Sí, claro. Irá por el paciente.

──Bueno, que venga ──añadió la mujer, alejándose.

──¿Vas por el paciente? ──cuestionó JJ, dirigiéndose a Amelie, aún a su lado.

Amelie dio una gran calada de aire, en busca de valentía y la seriedad que requería el momento.

──Iré por el paciente ──accedió la castaña, bajándose de la ambulancia.

Amelie rodeó la parte trasera del vehículo para acercarse a la mujer, sintiendo la mirada de JJ seguirla a través de los espejos de la ambulancia por cada paso que daba.

──¿Dónde está Ricky? ──la mujer volvió a preguntar, seria.

──¿Ricky? Oh... Se... enfermó ──respondió Amelie, dudativa──. Broncoespasmos.

──¿Afecciones respiratorias?

Amelie dudó ante esta nueva pregunta. Se había quedado sin opciones y definitivamente no tenía ni idea de qué estaban hablando.

──¿Afecciones respiratorias? ──reiteró Amelie. La mujer asintió──. Claro... Mhm... Es asmático.

La mujer negó, pero Amelie sabía que lo que había dicho estaba bien. Ambas comenzaron a caminar hacia la salida donde, supuestamente, debería de salir su paciente.

En otras palabras, donde debería salir ohn B.

──¿Qué le pasó a nuestro paciente? ──preguntó Amelie. Supuso qué esas preguntas las hacían los verdaderos enfermeros.

──Se cayó. No perdió el conocimiento, pero está hipotenso. Linfoma en fase cuatro. Recibió quimioterapia los últimos tres meses.

Esto último desconcertó un poco de más a Amelie, puesto a que estaba muy al tanto de cómo debía ser el plan y las mentiras que John B. debía decir. Y entonces, el oficial terminó de salir con el paciente en silla de ruedas.

No era John B. Estaba lejos de ser John B.

Amelie, comenzando a sentir nuevamente aquellos nervios de no tener ni idea de qué hacer, volteó a ver a JJ, quien ya la estaba viendo con preocupación a través del espejo retrovisor junto a su puerta.

──¿Es... el único paciente? ──preguntó Amelie, dándose la vuelta hacia ellos.

La enfermera soltó una corta risa nasal.

──¿Por qué? ¿Quieres llevar a más de uno?

──No, solo era... preocupación. ¿Quién sabe? Tal vez haya muchos... enfermos hoy...

La mujer no se mostró muy convencida por las palabras de Amelie.

──Es el único paciente ──señaló la mujer, desconfiada.

──Claro.

──¿Dónde dijiste que trabajan? ──la señora volvió a hacer aquellas preguntas de desconfianza.

Los nervios no dejaban de aumentar para Amelie.

──Condado de Dare, señora ──informó Amelie, recordando las palabras acordadas por JJ.

──Trabajé ahí. Nunca los vi.

──Bueno, la verdad es que hasta hace poco solo éramos principiantes. Ascendimos rápido.

──¿Cuándo los ascendieron?

Amelie se quedó en blanco. Ya no tenía respuestas que pudieran ser válidas. Tal vez tenía sentido, ya que ninguna de las que había dado eran reales.

──Nos encantaría quedarnos a charlar, pero tenemos que llevar a este paciente al hospital.

JJ llegó al rescate con sus manos ocupadas por las llaves de la ambulancia. Se acercó hasta las dos puertas traseras y comenzó a abrirlas para el paciente.

──JJ, ¿eres tú?

La voz del paciente desconcertó a ambos adolescentes y aún más al oficial y la enfermera que los acompañaba. JJ volteó tan solo unos segundos hacia el hombre.

──Está delirando ──aseguró JJ, con firmeza y seguridad.

Amelie reconoció las miradas que compartieron los dos adultos mayores mientras veían como JJ no podía abrir la puerta de la ambulancia.

──Tenemos... algunas puertas diferentes en New Bern ──informó JJ, probando otras llaves──. Esta es la correcta ──finalmente, abrió las puertas.

El teléfono comenzó a sonar y Amelie junto con la enferma fueron las primeras en reconocer el sonido.

──Bien, vamos a subirlo ──ordenó JJ, ayudando al oficial y la enfermera a subir al paciente al interior de la ambulancia.

Y, cuando finalmente el paciente estuvo dentro, JJ pudo escuchar el sonar del teléfono a la distancia.

Le dio una rápida mirada a Amelie, y con solo esta, entendió que ella también pensaba lo mismo. Tenían que responder. Podía ser su mejor amigo.

──Les falta uno ──habló la mujer, refiriéndose al enfermo restante.

──Broncoespamos. Ya le dije ──respondió Amelie.

──¿Quién cuidará al paciente? ──volvio a preguntar la misma, cruzando sus manos delante de su estómago.

──Bueno, nos dijeron que conduciría el oficial ──informó JJ, llamando la atención.

──¿Y ustedes dos cuidarán del paciente? ──JJ y Amelie asintieron ante la nueva pregunta.

──No. Él es un preso. Debo ir atrás ──negó el oficial, bajando de la parte trasera de la ambulancia.

──Espere, oficial ──JJ lo detuvo con rapidez──. ¿Me está diciendo que yo no seré responsable de que cuide a mi paciente? ¿Eso me está diciendo?

──Mirelo ──fue Amelie quien habló ahora──. Está débil y enfermo. Tenemos que hacerle...

──Cosas médicas ──completó JJ, subiéndose a la parte trasera de la ambulancia.

──Claro. Cosas médicas... O lo perderemos ──concedió Amelie, subiéndose detrás de JJ.

──Sí. Y no querrá que sea por su culpa, ¿o no? ──ironizó JJ, lanzando las llaves en el aire. El oficial las logró atrapar.

──Aquí no pasó nada ──murmuró el oficial, dirigiéndose a la enfermera.

Amelie tomó lugar en la ambulancia, sentándose en el piso y apoyando su espalda contra las puertas ya cerradas, mientras que JJ se mantuvo de pie, observando a través del vidrio transparente.

──Atendió el teléfono ──informó JJ──. ¿Por qué me ve como si sospechara de mi?

Ante la información dada, Amelie se asomó por poco para alcanzar a ver y, sí, la enfermera los observaba desde la distancia con desconfianza, con el teléfono pegado a su oreja.

──Tal vez porque sí sospecha ──dijo Amelie, volviendo a su lugar.

JJ tomó lugar junto a ella, igual de nervioso.

El recorrido continuó de la misma forma. Los nervios y el temor a ser atrapados rondaban insistentes alrededor de la ambulancia.

Amelie no supo en qué momento pasó, pero ahora, se encontraba con la mano de JJ rodeando la suya. JJ la había atraído hacia él, y ella sentía lo nervioso que estaba. Lo sabía por la forma en la que su pierna no dejaba de moverse.

──Oficial, ¿está todo bien? ──cuestionó JJ después de oír la preocupante conversación del oficial con desconocidos.

El oficial, sin emitir sonido alguno, miró a través del pequeño espejo sobre su cabeza con seriedad y cerró el pequeño cristal que les permitía oírlo.

Y, de un solo segundo a otro, las sirenas fueron nuevamente añadidas al lugar. Amelie volteó hacia JJ de manera instantánea. No veía veía vehículo, pero las luces que eran claramente visibles y alumbraba el lugar le indicaron lo muy cerca que podían estar.

──¿Tienes tu teléfono? ──preguntó Amelie. JJ negó con una mueca tensa.

Amelie palmeó sus bolsillos y, cuando finalmente sintió aquel aparato, lo tomó y sacó casi de inmediato. Encendió su teléfono y no tardó en encontrar el contacto con Kie.

Para que ella entendiera, mandó una señal de rescate desesperado. Un ❛❛S.O.S.❜❜. Ahora solo esperaban que la señal llegara y que Kie no tardara mucho tiempo en lo verlo.

Evidentemente, más autos de policía fueron añadidos. JJ, que ya estaba de pie, murmuraba maldiciones y daba golpes de rendición.

Ya no tenían salida alguna. Estaban perdidos. Su plan había salido mal. Muy mal.

JJ se volvió a dejar caer junto a Amelie y se quitó su gorra, con rendición. Amelie no pudo oír demasiado, ya que el silencio se había vuelto cercano cuando sólo pudo prestarle atención al llanto de JJ.

Se acercó mucho más a él y dejó caer su cabeza sobre el hombro del chico, quien no tardó en dejar caer la suya también, sin dejar de llorar.

Pero, cuando todo parecía perdido, la ambulancia dio un freno brusco que causó que JJ y Amelie cayeran hacia adelante.

──¿Estás bien? ──preguntó Amelie, acercándose a JJ, puesto a que él recibió el golpe fuerte.

──Sí, ¿y tú? ──cuestionó también, Amelie asintió.

──¡Muévase del camino! ──se escuchó el grito que pegó el oficial en la parte delantera.

──¡Lo siento mucho!

Al escuchar la voz de Kie, sin dudarlo, Amelie abrió una de las puertas traseras y bajó de la ambulancia. Supo que JJ también lo hizo en cuanto rodeó su mano, para asegurarse de que ella no se quedaría atrás.

Mientras corrían, ambos vieron a sus espaldas, donde se encontraba la camioneta de los padres de JJ. Kie y Pope estaban alli.

Ambos adolescentes corrieron hasta perderse dentro del bosque y atravesar este con rapidez. Aún tomados de la mano, divisaron nuevamente la camioneta familiar de Kie. No pararon de correr hasta que llegaron a ella.

JJ tomó el lugar de abrir la puerta trasera y dejar que Amelie entrase primera. Cuando esto ella hizo, él no tardó en seguirla.

──¡Vamos! ──ordenó JJ, cerrando la puerta junto a él.

──Ni siquiera me animo a preguntar ──habló Kie, con enfado.

──Mira, sacamos al tipo equivocado de la cárcel. ¿Y qué? ──respondió JJ, recuperando aire.

Kie les dio una mirada inentendida y desagradable.

──¡¿Qué?!

──Es una larga historia... ──dijo Amelie, restándole importancia.

──Al menos lo intentamos ──añadió JJ.

──¿Por qué siempre estás haciendo estas estupideces? ──atacó Kie──. ¿Y arrastrando a Amelie contigo?

Amelie y JJ volvieron a compartir miradas, pero esta vez, había algo distinto en la forma en la que JJ la vio. Era decepción.

──Bueno, igual terminaré en la cárcel, así que... ──murmuró JJ, manteniendo su mirada fija en Amelie.

──¿Y qué hay de ti, Amelie? ¿Perdiste la cabeza? ──Kie volvió a preguntar, alzando su voz.

──Yo...

──JJ, ¿estás bien? ──cuestionó Pope, interrumpiendo a Amelie.

──Sí ──respondió el rubio secamente, sin apartar sus ojos de Amelie.

Él sabía que ella sabía que no era verdad.

──Solo fue un mal día.

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