ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗍𝗁𝗂𝗋𝗍𝖾𝖾𝗇
chapter 𓍼 thirteen:
Mentir sobre amar
ㅤLuego de lo sucedido, los Pogues se encontraron en el restaurante de los padres de Kie.
Sus amigos se encontraban debatiendo sobre cómo sería su siguiente movimiento. Cómo armarían un grandioso plan para extraer todo el oro posible en la casa Crain.
Mientras tanto, Amelie intentaba prestarle atención a sus amigos, idear con ellos y ayudarlos. Pero no podía. Físicamente se encontraba allí, en el The Werck, mentalmente, continuaba en aquella escena de JJ, cuando él dijo indirectamente que, si existía algo entre ellos, ya estaba hecho polvo. Sus declaraciones eran cenizas ansiosas por ser lanzadas al mar. Porque luego de aquellas hirientes palabras, Amelie quería asegurarse de que JJ en verdad sintiera aquello y luego tirar las cenizas que conservaban lo poco que tuvieron al océano para que se pierdan en él por que resto de la eternidad.
Según ella, lo peor fue que JJ lo soltase tan a la ligera, como si todo ese largo y difícil camino que Amelie tuvo que recorrer para finalmente armarse de valor y confesarle sus sentimientos, no hubiese sido nada. Absolutamente nada.
──Oigan, ya volverá, ¿si? ──habló John B──. Es típico de JJ.
──¿Creen que fue a su casa? ──preguntó Kiara, con notoria preocupación.
──Hay un cero por ciento de probabilidades de que JJ esté en su casa ──aseguró Pope, al otro lado de la mesa, más cercano a las ventanas.
──¿Por qué?
Fue un silencio incómodo e inentendible el que se fomentó ante la pregunta de Amelie. Aquello solo pudo confirmarle a la castaña que no sólo JJ le escondía un secreto sobre él, sino que sus amigos lo habían estado cubriendo.
──¿Estás bien? ──John B se dirigió a Sarah con esto, quien asintió, confirmando.
──¿Y tú?
──Sigo vivo, así que...
──Okey... ──suspiró Pope, acercándose a su grupo de amigos──. Es demasiado peligroso intentar vender esta cosa de a poco, así que lo mejor será bajar y conseguir el resto ──indicó──. Sobre todo a la vez. Ponerlo en una caja de seguridad o algo así, no lo sé. Sólo... hasta que encontremos a alguien que no nos estafe.
Amelie se mantuvo expectante, sin decir nada, más no se mostraba conforme. ¿Quién sabía si JJ estaría listo para volver a la acción tan pronto? No podían hacerlo sin él.
──Muy bien ──Pope volvió a hablar──. Lo pensaré esta noche y lo planearé. Podemos ir mañana por la mañana.
──Bien, hagámoslo ──apoyó John B.
──Con calma ──añadió el moreno.
──¿Qué pasa con lo de papá? ──interrogó Sarah, dirigiéndose a su novio junto a ella. John B bufó en respuesta.
──¿Qué pasa? ──quiso saber Pope.
──Tengo que ir a pescar con Ward ──contestó John B, con cierto arrepentimiento asegurado.
──No buscarás cuatrocientos millones porque irás a..., ¿matar peces? ──ironizó la morena desde su lugar, con cierta ofensa.
──Oigan, tengo que ir ──aseguró John B.
──No vayas ──ideó Pope──. ¡Son cuatrocientos millones! ──le recordó con obviedad.
──Inventa una excusa ──aconsejó Amelie, recordándoles su presencia.
──Escuchen, tengo que ir, ¿okey? ──John B volvió a afirmar, un tanto harto de las tantas quejas de sus amigos──. Él me salvó, ¿si? Si no fuera por Ward, estaría en un hogar. Así que, tengo que ir ──expandió──. Además, será mejor hacerlo de noche, ¿verdad?
Sus amigos se mantuvieron en duda durante unos minutos, dejando el mismo silencio rondear entre ellos mientras que John B buscaba su aprobación.
──Bien, ve a pescar ──concedió Pope, y John B se permitió darse un respiro.
──Probablemente JJ haya regresado entonces ──afirmó Kiara.
──Sobre eso... ──John B comenzó a hablar, volteándose hacia Amelie──. Intenta hablar con él ──requirió con cierta súplica.
──Creo que soy la última persona a quien le gustaría ver ──aseguró la castaña, intentando demostrar que saber aquello no le afectaba demasiado.
──Créeme, yo creo que eres a la única que le gustaría ver.
Que John B le dijera eso con tanta seguridad causó que los ánimos de Amelie estén un poco mejor. Aunque no pasó desapercibida la extraña expresión de negación que Kie intentó ocultar.
── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──
Cuando la reunión en el The Werck finalizó, Amelie había se había movido tan rápido como pudo hasta que sus pies le ordenaron detenerse a medida que la casa Maybank se aproximaba. Estaba nerviosa. No tenía ni idea de cómo hablaría con JJ luego de lo sucedido en la casa se Barry. No se sentía con el poder de controlar sus ansias como le gustaría.
Recordaba que, ya desde muy pequeña, jamás le gustó quedarse mucho tiempo en la casa de JJ. No porque no le gustara pasar tiempo con él, sino porque siempre había sentido cierta incomodidad por parte de su amigo trayendo amigos a casa.
Quería descubrir la verdad. ¿Por qué sus amigos se ponían tan incómodos ante la nombramiento de Luke? ¿Por qué JJ siempre se negaba a hablar sobre él?
Cuando subió los escalones que daban a la entrada del porche, descubrió que la puerta de la casa ya estaba un tanto abierta. Sin tocar, la empujó con lentitud. No parecía haber nadie. Aún así, se adentró a la casa, manteniéndose sigilosa. Una vez se encaminó por el pasillo, JJ apareció en el campo de su visión. Él no pareció darse cuenta de su presencia y, si lo hizo, tan solo decidió ignorarla. El rubio empujó el hombro de Amelie al pasar por su lado, desbordando furia. Ella, inentendida, lo siguió.
──¡JJ! ──lo nombró Amelie, siguiéndolo con rapidez. JJ no se detuvo hasta estar nuevamente fuera de la casa, ante su motocicleta──. JJ, vamos..., ¿por qué me ignoras? ──suplicó, deteniéndose a sus espaldas.
──No tienes nada que hacer aquí, Amelie ──reprendió él, con seriedad. Fue un comentario que cayó como balde de agua fría para Amelie.
──Quería saber cómo estabas. Las cosas no terminaron muy bien y... no me parece justo que... estés solo ──continuó Amelie, intentando mantener la calma.
──He estado solo durante toda mi vida, no sirve que vengas a preocuparte ahora ──le espetó él, finalmente dándose la vuelta para enfrentarla.
Cuando sus miradas se encontraron, Amelie pudo reconocer primeramente el rencor que conservaban los ojos de JJ. Él irradiaba enojo, pero también encontró cierto rastro de decepción y tristeza. Incluso, como sus palabras lo dijeron, soledad.
──Sabes que no es así ──Amelie dio indicio a acercarse, más JJ retrocedió, apartando su mirada. Aquello, de cierta forma, también la hirió──. JJ, dime que no es así. No puedes decirme que siempre estuviste solo cuando yo me sentía acompañada estando únicamente contigo.
JJ abrió su boca para replicar, pero la cerró, arrepentido. Hizo lo mismo unas dos veces más, hasta que finalmente volvió a hablar.
──Las cosas son como son, Amelie. ¿Nunca escuchaste que algunas personas se sienten solas aunque estén rodeados de gente? ──debatió el rubio. Le dio la espalda por unos segundos, en los cuales se montó sobre su motocicleta.
──Estoy harta, JJ ──susurró Amelie, logrando que con tan solo tres simples palabras, la atención de JJ vuelva a caer sobre ella──. Estoy cansada de luchar por ti. Por un nosotros. Contigo, me tengo que arriesgar a dar un paso sabiendo que volveré a retroceder tres más.
JJ rió con amargura.
──Esa es la diferencia entre tú y yo ──señaló. Amelie no pareció entenderlo. JJ se aclaró la garganta, sabiendo que decir aquellas palabras en voz alta sería peor──. Tú luchaste por un nosotros, cuando para mi siempre existió uno. Tú estás cansada de luchar por mí, y yo... jamás me cansaría de hacerlo por ti.
──JJ, no quise decir eso, yo...
──¡Yo, Amelie! ¡El idiota que todo le importa un bledo! ¿Puedes creerlo? ──JJ alzó su voz, señalando su pecho. A pesar de la aún notoria distancia, Amelie pudo observar como los ojos de JJ se aguaban con rapidez y facilidad──. ¿Puedes... creerlo? Estoy cansado de que todos crean de mi algo que no es.
──Sabes que jamás creí algo de lo que los demás dicen sobre ti ──Amelie se acercó a él, y esta vez, JJ no se apartó──. Y tampoco lo creeré. Yo te conozco, JJ, sé quién eres.
JJ bajó la mirada hasta su motocicleta. Encendió el motor y luego, después de varios segundos en espera, volvió a ver a Amelie. Sus ojos estaban un tanto hinchados, y esta vez, se había permitido llorar.
──Nunca terminas de conocer bien a alguien, princesa ──murmuró, tan dolido, que aquel sentimiento ajeno logró llegar a Amelie.
──Espera ──Amelie lo detuvo antes de que pueda acelerar y alejarse más de lo que él ya quería hacerlo──. ¿Qué hay de... nosotros?
JJ negó con su cabeza mientras reprimía una sonrisa irónica, la cual Amelie alcanzó a ver con claridad.
──Nos vemos ──dicho esto, aceleró. Tan veloces como sus sentimientos desaparecer, él también lo hizo. Amelie lo siguió con su mirada hasta que se perdió de su vista.
Amelie, intentando buscar las respuestas que necesitaba, se dio la media vuelta y volvió al interior de la casa. Se dirigió al porche trasero y, a medida que se acercaba, oía ruidos provenir de aquel exterior. No se detuvo hasta cruzar el puente de la puerta que la dejó afuera.
Así fue como se encontró con Luke. Él estaba sentado sobre el césped, a unos metros de ella. Su camiseta de hombros descubiertos estaba completamente descuidada, al igual que su aspecto. El hombre tenía marcas de golpes por todos lados. Hematomas en sus mejillas y su nariz y boca tenían rastros notorios de sangre.
La castaña dudó, pero terminó acercándose a él, manteniéndose sigilosa.
──¿Se ha ido? ──Luke alzó su voz, haciéndole saber a Amelie que ya se había enterado sobre su presencia.
──Sí ──confirmó ella, de alguna manera, supo entender a quién se refería. Luego, observó el destrozo del porche y al hombre frente a ella──. ¿Se encuentra bien, señor Maybank? ¿Qué pasó aquí? ──se interesó, acercándose al hombre.
Al llegar a él, se puso de cuclillas a su lado, esperando por una respuesta de él.
──JJ consiguió el dinero para darle a la policía ──anunció Luke, soltando un largo suspiro.
──Oh... ──Amelie tuvo que fingir que ella no sabía nada sobre aquello──. Pero es una buena noticia, ¿verdad?
──Sí, pero él enloqueció. Comenzó a golpearme frenéticamente ──balbuceó Luke. Amelie se mantuvo paciente, aunque una voz de su cabeza le ordenó no confiar en él.
Amelie puso sus ojos en blanco tras observar lo mal que Luke actuaba con aflicción y dolor, como si en verdad le importase que JJ se haya ido o lo haya lastimado. Además, una de las cosas que jamás creyó posible de JJ es que sea un violento con sus familiares. No lo creyó de niña, tampoco lo cree ahora.
Durante unos cuantos meses le había prestando demasiada atención al aspecto de JJ cuando llegaba a su casa o al Chateu. Como regresaba con miles de moretones y siempre ponga las mismas excusas.
‹‹Me peleé con unos Kooks››.
‹‹Fue Rafe Cameron››.
──¿JJ? Es imposible. Él no es capaz de reaccionar así con alguien de su familia ──Amelie contradijo con rapidez. Mientras tanto, Luke soltó una risa irónica.
──Creo que todos somos incapaces de hacer algo hasta que lo ponemos a prueba sin darnos cuenta.
──¿Usted... le hizo daño? ──le preguntó, sacrificando su valentía, pues la respuesta ya la tenía clara, y le daba miedo tener la confirmación.
──¿Eres tonta? ¿Cómo podría siquiera...?
Amelie se puso de pie con rapidez. De pronto, sintió miedo de estar allí, a solas con él. Sintió mucho miedo.
──Vaya loco, eh. Ahora entiendo lo que dicen sobre ti por las calles ──habló Amelie nuevamente, sin poder mantener su boca cerrada. Por más miedo que pueda sentir, quería gritarle a aquel hombre todas sus verdaderas──. ‹‹Luke Maybank es un mal hombre››, ‹‹Luke Maybank está en las ruinas››, ‹‹Luke Maybank es un terrible padre››.
──¿Te gustaría agregar algo, Amelie? ──masculló Luke, poniéndose de pie. La distancia fue corta y la diferencias de alturas fue notoria, más Amelie no se dejó intimidar.
──Luke Maybank es un pedazo de mierda ──escupió ella, haciéndole saber al hombre el desprecio que ahora le tenía.
Lo siguiente que Amelie sintió además de aquel mismo desprecio, fue la palma de Luke impactar contra una de sus mejillas. Ella se tomó su mejilla afectada con ambas manos, intentando reprimir el ardor del golpe
──¡¿Estás loco?! ¡¿Qué te pasa?! Maldito enfermo... ──le espetaba Amelie, alzando su voz, sin dejar de sentir el dolor──. JJ puede denunciarte, ¿lo sabías?
Amelie intentó no perder la paciencia ante la siguiente risa que Luke le soltó en su rostro. Claramente se estaba burlando de ella.
──¿JJ? Por favor, no sería capaz de hacer algo así. Ni siquiera a mi ──aclaró el hombre, manteniendo la misma sonrisa que Amelie se moría por arrancar.
──Yo creo que somos incapaces de algo hasta que lo ponemos a prueba sin darnos cuenta ──Amelie sonrió con conformidad al ver como la sonrisa de Luke se borró tan rápido como apareció──. Oh, ¿qué sucede, Luke? ¿Se te ha borrado la sonrisa?
Luke se mantuvo firme, al igual que lo hizo Amelie. Hubo un momento de debilidad en él, el cual Amelie aprovechó para acercarse. A pesar de su falta de algunos metros, podía llegar a ser tan intimidante como él.
──Si me entero que le volviste a tocar un solo pelo, iré yo misma con la policía ──inició, desbordando su furia──. Y tanto tú como yo sabemos que la atención de ellos caerá tan rápido como tu caerás dentro de una celda.
Dicho aquello, se dio la media vuelta. Durante unos segundos dudó en hacerlo, creía que Luke podría atacarla por la espalda. Pero él no hizo nada, por lo que Amelie aprovechó para adentrarse a la casa como si su presencia ya no le importase. Una vez dentro, se apresuró a salir del lugar con el miedo de que Luke haya decidido seguirla aún intacto.
Finalmente salió de la casa. Y allí, cayó en cuenta de todo. De lo que había descubierto. De lo que JJ le había estado ocultando hace Dios sabrá cuanto tiempo. Del infierno que su mejor amigo pasaba todos los días al llegar a su casa. Del porqué muchas veces se negaba a quitarse su camiseta y se enfadaba cuando Amelie insistía.
No culpaba a JJ por ocultarselo, al contrario, lo entendía. Por obvias razones le hubiese gustado estar al tanto de la situación con su padre al igual que sus amigos, pero no pensó en ello demasiado.
Sólo podía pensar en el sufrimiento que JJ escondió detrás de sus tantas bromas y chistes. Las lágrimas que reemplazó por una sonrisa. La alegría que siempre demostraba... la cual tal vez solo era una fachada.
Y así, con su mente trabajando a mil por hora, se alejó de la casa.
── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──
Había sido una tarde difícil para Amelie. No pudo dejar de pensar en JJ ni un solo segundo. A pesar de que aún no perdonaba como la trató, estuvo más pendiente al horror de maltrato que escondía por parte de su padre. ¿Por qué?
¿Le avergonzaba que sus amigos se enterase? No, sus amigos lo sabían. ¿Cubría a su padre? Tal vez, más también podría simplemente tenerle terror.
La castaña se encontraba en su habitación, dándose el descanso que hace días se merece. Su madre no se encontraba en casa, tuvo que reunirse con la empleada encargada de su empresa en París.
Ignoró a sus amigos, a Casiopea, a Jake, a Jack, e incluso a los Pogues.
Lo único que logró hacer que su mente se distraiga fueron los insistentes llamados a la puerta principal. Se puso de pie y abandonó la comodidad de su cama soltando maldiciones por lo bajo. Descendió por la escalera hasta llegar a la planta baja y se acercó a la puerta.
──Oh, hola, Jack.
El rubio parecía conmovido, como si hubiese corrido una maratón o escapado de un asesino serial. El pobre tenía una cara de espanto que, si a Amelie le hubiese importado, probablemente le habría ayudado.
──Discúlpame por aparecer así, pero fue repentino ──se disculpó él, tropezando con sus propias palabras──. ¿Dónde se encuentra John B?
──Pues no aquí, se prepara para ir de pesca con Ward mañana por la mañana ──respondió Amelie, un tanto curiosa por el repentino interés de Jack por su amigo──. Jack, dime qué pasa...
──Necesito encontrar a John B, Amelie ──aclaró, como si no hubiese quedado confirmado ya.
Parecía ser algo serio, por lo que decidió no darle más vueltas a Jack, parecía realmente preocupado.
──No sé dónde podrá estar ahora... ──se lamentó Amelie, no supo de donde salieron las ganas de ayudar a Jack y darle la información que él quería──. Puedes buscarlo en la casa Cameron.
Aunque no parecía ser una respuesta muy segura, Jack se conformó con la simpleza de esta.
──Lo siento, Amelie. Cometí un grave error con respecto a Ward y Jake ──por alguna extraña razón, Jack se disculpó nuevamente──. Acabas de salvar a tu amigo ──dicho esto, volvió a desaparecer.
──¿Qué mierda acaba de pasar? ──cuestionó Amelie al aire.
No le dio tiempo a cuestionarse mucho, pues, tan solo segundos más tarde, la camioneta del padre de Pope apareció ante sus ojos, aquella que Heyward usa para realizar su trabajo. Conocía tan bien a Pope que supo rápidamente que la había tomado sin permiso.
Mientras se acercaba, Kie la observó con una sonrisa traviesa.
──No jodas... ──comenzó a reír la castaña, subiéndose a la camioneta junto a sus amigos──. Pope Heyward, eres un rebelde.
──No dijimos nada ──dijo Pope ante el volante. Incluso aunque no esté viéndolo, supo que tenía una sonrisa en su rostro.
Entonces, Pope encendió el motor y aceleró, comenzando su camino hacia su destino; el Chateu.
•••
Entre discusiones, bromas y burlas, los tres Pogues arribaron al Chateu tan solo unos minutos después de su partida desde la casa Haylan.
──Tenemos que terminar antes de mi entrevista para la beca a la mañana ──anunció Pope, deteniendo el vehículo frente al Chateu.
El motivo de su reunió, por claras y obvias razones, era para idear un plan para poder retirar el resto del oro.
──Okey ──dijeron Amelie y Kie al unísono.
En cuanto la camioneta se detuvo por completo los tres adolescentes se bajaron de esta a la par.
──Tenemos que concentrarnos ──añadió Kie, un tanto impaciente.
──Lo sé, lo sé. Todo saldrá bien ──aseguró Pope──. John B y JJ bajarán al pozo, y yo, estaré arriba. Tú, Amelie y Sarah estarán afuera, transportando todo ──guió, cerrando la camioneta.
──Entendido, capitán ──confirmó Amelie.
──Genial. ¿Tengo el cabrestante? ──quiso saber, dirigiéndose a la parte trasera de la camioneta.
──Sí ──contestó Kie, siguiendo los pasos de Pope con la castaña detrás de ella.
──Esta cosa puede soportar cien o... cincuenta kilos ──informó el moreno, dando una leve palmada al viejo vehículo.
──Gracias ──le agradeció Kie. Así, de la nada.
──Eh... ¿por qué? ──preguntó Pope luego de compartir unas inentendidas miradas con Amelie.
──Por lo del barco. Por hacernos reconciliar ──explicó la morena, señalando con su cabeza a Amelie.
──¿Por qué piensas que lo ideé yo? ──replicó Pope, sonriente, haciéndole saber a sus amigas que, si creían que la idea había sido de él, estaban completamente equivocadas.
De pronto, interrumpiendo las palabras que quedaron atascadas en el por decir, unas luces navideñas que decoraban los árboles que rodeaban el Chateu se encendieron, alumbrando alegremente el lugar.
──¿Qué fue eso? ──Pope fue el primero en hablar.
──¿Creen que alguien entró? ──interpeló Amelie, transmitiendole a sus dos amigos el miedo que sentía.
Ambos tres se pusieron de acuerdo sin la necesidad de palabras y comenzaron a caminar sigilosamente hacia el patio trasero del Chateu.
Cuando llegaron, notaron que las luces allí eran de mayor cantidad y más coloridas. Le daban al lugar un aspecto agradable, si no fuese por la otra escena que tenían ante ellos.
En medio del lugar había un gran hidromasaje, el cual parecía demasiado caro como para la persona que estaba dentro.
JJ les sonrió mientras bajaba sus lentes de sol por el puente perfecto de su nariz. Mientras tanto, con su otra mano sostenía una elegante copa con alcohol.
──¿Qué hiciste, JJ? ──preguntó Pope, terminandose de acercar, sin poder creer el acto de su amigo.
──En este momento, un chorro de agua le da a mi culo ──informó el rubio antes de soltar una larga risa divertida──. Pueden entrar ya mism, ¿me escucharon? ──se tomó unos segundos para volver a llenar su copa──. Salud ──dijo, alzándola en el aire para después volver a beber.
JJ se veía realmente mal. Parecía más que ebrio.
──¿Cuánto costó esto? ──quiso saber el moreno.
──Bueno, con el generador y la gasolina... Oh, y la entrega rápida... ──enumeraba JJ, pensativo──. Casi todo el dinero, sí.
Sus amigos quedaron boquiabiertos ante la información dada. Aún más Pope, quien parecía estar tragando moscas.
──¿Todo? ──replicó Pope, sin poder ─o querer─ creérselo. JJ asintió con su cabeza──. ¿Te gastaste todo el dinero en un día? ──concluyó, demostrándole su enojo.
──Sí, me quedé prácticamente seco ──confirmó JJ, restándole importancia──. ¡Pero vamos, chicos! ¡Miren esto! Es lo mejor en terapias de masajes con jets. Eso me dijeron.
A pesar de lo genial que pueda oírse eso, no estaban conformes con lo que veían. Ni mucho menos en como se veía JJ. Al menos eso creía Amelie, quien se dedicaba a darle más atención a su mal estado que en su gastado de dinero.
──¿Qué pasa, princesa? ──JJ llamó rápidamente su atención──. ¿No puedo permitirme un lujo? ──cuestionó, ofendido──. Vamos, nunca tenemos dinero. Quiero decir, solo se vive una vez, ¿verdad? ──al recaer nuevamente sobre Amelie, algo en su mirada pareció arrepentirse, ella no supo identificar qué fue──. Basta de mierdas emotivas. Entren al culo del gato.
──¿El qué? ──replicó Kie. Lo había oído a la perfección, más le parecía muy estúpido como para querer entenderlo.
──Culo de gato. Así lo llamé ──repitió JJ, con una traviesa sonrisa──. Oigan, casi lo olvido ──se dio la media vuelta y presionó un botón, el cual, ante la interacción, hizo que unos pequeños chorros de agua salieran de punta a punta en el hidromasaje. También comenzó a reflejar luces de disco──. Si, así es, modo disco. ¡Así es, cariño!
──¿Estás bromeando? ──Pope alzó su voz, furioso──. ¡Podrías haber pagado la restitución!
──¡O donarlo a cualquier fundación! ──agregó Kie, también volteando a ver a JJ con decepción.
El rubio suspiró, apuntó con su copa a Amelie y pronunció:
──¿Quieres agregar algo, Ames? ──la nombrada negó──. Okey, ¿saben qué? ──justo en el momento que JJ se puso de pie con aspereza, dejó a la libertad todos los hematomas esparcidos por su abdomen──. ¡Hice otra cosa! ¡Compré un hidromasaje para mis amigos! ¿Saben qué? No, olvidenlo. Compré un hidromasaje para mi familia. ¡Lo compré para ustedes!
La escena fue devastadora, incluso aunque Amelie no pudiera sentir su dolor bajo la piel, verlo tan destruido le generaba una tristeza que jamás había sentido. JJ se estaba dejando derrumbar frente a ellos, y no parecía querer hacer algo para evitarlo.
──JJ... ──lo llamó Amelie, preocupada e igual de devastada por tener que verlo en tal estado.
──¡Lo compré para ti, Ames! ──JJ elevó su voz al saber que Amelie estaba allí, preocupada por él──. Lo compré para ti... Miren lo que hice por ustedes, ¿si? ¡Miren!
──JJ ──Amelie volvió a llamarlo, no sabía qué decirle con exactitud, pero haciéndole saber que ella estaría allí para apoyarlo.
──No, no te pongas sensible, ¿okey? Carajo, ¿por qué tienes que ser tan sensible cuando yo intento no serlo? ──se lamentó él, como si todas aquellas palabras fueran luchas con sus pensamientos──. Es agradable, ¿no? Ya entren...
Antes de que JJ pudiera continuar, Amelie se adentró al hidromasaje, sintiendo como el frío del agua enfriaba sus piernas desnudas. No le importó en lo absoluto. Se acercó tan rápido como pudo hasta JJ y se lanzó a sus brazos, dándole el refugio que él sabía que necesitaba. Sin esperar demasiado, pronto Amelie sintió sus débiles brazos rodear sus caderas. JJ escondió su rostro en el cuello de Amelie, y entonces... se dejó llevar.
──No pude hacerlo ──murmuró con agriedad──. Ya no lo aguanto. Iba a matarlo.
Segundos más tarde, Kie y Pope se amoldaron al abrazo.
──Sólo quería hacer lo correcto ──balbuceó JJ, entre sollozos que rápidamente humedecieron la camisa de Amelie.
──Lo sé. Está bien, eres un gran chico ──le aseguró Amelie, acariciando su espalda.
Una vez que lograron tranquilizar al rubio, Kie y Pope fueron los primeros en abandonarlos. No solo porque querían dejarles un tiempo a solas, sino también porque el cansancio les estaba ganando.
Amelie, en cambio, se mantuvo junto a JJ. En él ya no había rastro de alcohol, pero quiso quedarse a su lado, aunque hayan estado en silencio la mayoría del tiempo, sólo necesitaba estar allí, demostrándole que estaría para él en todo momento y en todo lugar.
──Oye, Ames ──la llamó JJ. Gracias a su severa tranquilidad, pero notorios nervios, logró atraer con más velocidad la atención de la castaña──. ¿En verdad te dejé en claro lo de nosotros?
Amelie se removió incómoda. Todavía recordaba cada maldita palabra que salió de la boca de JJ aquel mismo día horas antes.
──Sí, no tienes que preocuparte por eso ahora.
──Pero, ¿y si quiero? ──debatió el rubio, finalmente dignándose a verla──. No debí hacerlo. Dije cosas que no sentía realmente.
──Dicen que cuando estás enojado dices verdades ──contradijo Amelie.
──No, solo los niños y los ebrios ──aseguró el rubio, con una sonrisa. Incluso en un momento serio como lo era ese, ellos estaban riendo──. Escucha, Ames, yo... Ni siquiera sé cómo empezar a disculparme. Me arrepiento de todo lo que te dije hoy. Estaba tan... enfadado, que herí a una de las pocas personas que me demostraron que no soy difícil de amar.
Amelie se mantuvo en silencio, pues sabía que JJ no había terminado aún.
──Amelie, nosotros siempre existiremos para mi. Para mi... somos más que un nosotros. No puedo describirte con palabras lo que me haces sentir. Eres como... surfear sin la necesidad de olas ──Amelie rió ante el ejemplo dado por JJ──. Es imposible que pase, pero, cuando lo hace, podría sentirse increíble y...
──Te creo, JJ ──Amelie lo interrumpió, a pesar de lo mucho que le estaban gustando sus palabras──. Y te perdono.
──¿Por qué presiento que habrá un pero? ──los ojos y palabras de JJ le demostraron a Amelie su inseguridad.
──Pero... ──continuó ella. JJ, tras oír esa simple palabra, suspiró, bajando su mirada──. Tal vez no estamos hechos para el otro. Somos mejores amigos desde que tenemos memoria, en un principio, es normal que sintamos atracción por el otro, fuimos la primera interacción con el sexo opuesto del otro. Vivimos y crecimos juntos. No... no creo que debamos arruinar nuestra amistad por eso. Fue lindo dejarse llevar, mis sentimientos por ti siguen intactos, pero... tal vez deberíamos ser... amigos. Como siempre lo hemos sido, ¿no?
──Está bien.
La reacción de JJ sorprendió con creces a Amelie. Era la última que se esperaba de él. Aunque, a pesar de demostrarse conforme, no lo parecía. Parecía herido.
──¿Está bien? Entonces, estamos bien ──confirmó Amelie, más para ella misma que para él.
──Prefiero perder tu enamoramiento, que perderte a ti.
Sus palabras se quedaron en Amelie durante las siguientes horas. Amelie aún recordaba lo herido que se veía JJ tras ser mandado a la zona de amigos indirectamente. Amelie todavía lo amaba. Todavía sentía esas ganas de besarle cuando lo veía sonreír. Pero no podía volver a permitirse eso.
También recordó la reacción que JJ intentó demostrar. Guardándose miles de cosas que tal vez le hubiese gustado confesar.
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