ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗌𝖾𝗏𝖾𝗇𝗍𝖾𝖾𝗇
chapter 𓍼 seventeen:
Perdiendo esperanza
──¡Quítate! ──ordenó JJ, tomando a Barry por el cuello de su camisa, para apartarlo de Amelie.
Amelie se puso de pie para observar con terror lo que en verdad estaba sucediendo.
Todo era una escena repetitiva. Golpe iba, golpe venía. Gritos llegaban, y gritos salían.
Rafe y Barry no parecían querer darse por vencidos a pesar de que, claramente, estaban perdiendo bajo la fuerza unida de JJ y Pope.
Mientras que JJ se encargaba de darle su merecido a Barry, Pope no dejaba de dar golpes seguidos a Rafe, quien no parecía tener la oportunidad de salvarse de los golpes de su atacante.
──Pope ──nombró Kie detrás de él, asombrada y preocupada por la violencia de su amigo.
──Pope, ya fue suficiente, amigo ──aclaró JJ desde la otra punta del lugar, manteniéndose firme a la par de Barry.
Pero Pope no se apartó en ningún instante.
Aprovechó que Rafe se había tomado el tiempo para reunir fuerzas y lo atacó por su espalda, pasando una de las sogas que estaban allí alrededor de su cuello.
──Es demasiado, Pope ──advirtió Amelie, atemorizada por lo que Pope pudiera terminar de hacer con Rafe.
──Tranquilízate, amigo. ¡Tranquilízate! ──ordenó JJ alzando su voz, más Pope aún no daba brazo a torcer.
Pope apartó a Rafe, arrastrándolo y obligándolo a ponerse de pie gracias a la soga que aun envolvía su cuello de manera alarmante.
Rafe no dudó en ponerse recto, tomando de la soga e intentando apartar esta con la mayor cantidad de fuerza que le quedaba almacenada. No lo logró.
──¡Pope, ya basta! ──inquirió Amelie, acercándose rápidamente a este.
No importa cuantas veces lo llamaran. No importaban sus repetidas quejas. Pope no quería apartarse, quería dejarle una gran advertencia a Rafe, no quería volver a ser atacado por los Kooks, ya no más.
──Amigo, alto, es suficiente ──alarmó JJ, cubriendo a Pope por su espalda para intentar alejarlo de Rafe.
El estado de Rafe fue casi nulo cuando cayó secamente al piso. Pope finalmente lo había soltado, y al parecer, ni él mismo se había dado cuenta de lo que había estado por hacer.
──Mierda ──murmuró JJ.
Mientras que Rafe se retorcía y tosía aun sobre la suciedad del piso, Pope lo miraba alarmado, sin poder creer en que fue él quien causó ese dolor en Rafe.
──Okey... Tenemos que irnos ──ordenó Kie, todavía sorprendida y tocada por lo sucedido──. Vámonos ──finalmente se apartó.
JJ y Amelie siguieron inmediatamente a Kie, manteniéndose bastante atentos a lo que Pope pudiera decir o hacer ante su inasistencia a su lado.
Amelie ya se encontraba delante de la puerta de copiloto, pero aún a la distancia pudo escuchar la última amenaza de Pope.
──Aléjate de nuestra zona ──masculló Pope de entre dientes, agachandose levemente hacia Rafe.
Ordenó eso que siempre solían decirle a él cuando apenas pisaba algún muelle Kook con la intención de ayudar a su padre con sus entregas.
Amelie recordaba a la perfección el día en el que Rafe y Topper los atacaron a ambos. Su amigo tenía un buen punto para estar enojado, debería ser agobiante para Pope.
──¡Pope! ──llamó Kie al no ver la presencia de Pope a su lado, subiéndose al asiento conductor.
En cuanto todos confirmaron que Pope se alejaria, abrieron sus requeridas puertas y entraron de inmediato al auto estacionado, acompañados por la impaciente espera de Pope, quien segundos más tardes, se subió junto a JJ sobre los asientos traseros en sumo silencio.
── ─ ─| 🌴 |─ ─ ──
Una vez llegaron al muelle, aquel lugar de encuentro acordado por John B y los Pogues, unieron fuerzas y llevaron El Phantom a la orilla.
Estaban nerviosos. Muy nerviosos. No tenían la certeza de que su plan saldría como esperaban, y eso empeoraba la tensión.
──¿En dónde carajos está? ──farfulló Amelie durante la impaciente espera de John B, el cual debía haber llegado hace veinte minutos.
──Dale un segundo. Ya llegará ──le dijo el moreno.
──Ya viene, estará bien ──aseguró JJ.
A gran diferencia de Amelie, sus dos amigos se veían bastante relajados con respecto a la tardanza de su mejor amigo.
Las sirenas de los coches policiales a la lejanía, se acercaban con rapidez al muelle, lo cual puso en alerta a aquel grupo de Pogues. Visualizaron el coche, más no tuvieron tiempo de huir.
El vehículo se detuvo a pocos metros de ellos.
──Umm... JJ..., ¿qué hacemos? ──cuestionó la castaña, atemorizada, acercándose lentamente hacia el nombrado.
──Vuelvan aquí ──pidió JJ, comenzando a acelerar su trabajo en el bote──. Ayúdenme a desatarlo.
Los tres Pogues que lo acompañaban se acercaron rápidamente al rubio para ayudarlo con aquello en lo que se esmeraba.
──Esperen ──los detuvo el mismo rubio.
Amelie, Kie y Pope, confusos, se dieron la media vuelta en dirección a JJ, quien señaló un punto a sus espaldas con su cabeza.
──No... puede... ser ──balbuceó Pope, sorprendido de ver a su mejor amigo en peligro allí de pie frente a ellos.
John B caminaba con tranquilidad hacia ellos, con una sonrisa abierta de lado a lado y su gran mochila colgada sobre su espalda.
──Shoupe me lo prestó un rato ──dijo, haciendo referencia al auto de policía detrás de él.
Sin poder aguantarse más, Amelie corrió a los brazos de John B. Se sintió como si por fin soltara un gran peso sobre su espalda. John B no tardó en corresponder aquel abrazo, pasando sus brazos por encima de los hombros de Amelie.
──¿Me extrañaste?
Amelie asintió con una pequeña sonrisa.
Cuando su abrazo se vio obligado a romperse, ambos dos se distanciaron, para así, volver a enfocarse en los demás presentes.
──No fue fácil, amigo, pero te conseguí el Phantom, y funciona como en sus mejores años ──le dijo JJ, lanzado por los aires las llave del bote──. ¿Estás listo?
John B las tomó con facilidad.
──¿Y Sarah? ──preguntó el castaño, acercándose a la punta del bote para intentar encontrar algún rastro de su novia.
──¿No estaba contigo? ──habló Kie, confusa.
──No, nos separamos en el pantano. Dijo que nos veríamos aquí.
──Bueno, nunca llegó ──informó Amelie, cruzándose de brazos, pensativa.
──No la vimos, amigo ──agregó Pope.
──No me iré sin ella.
──John B, mírame ──le pidió el rubio──. Sé que no quieres dejarla, pero no hay tiempo. Tienes mucha gasolina y comida. Una vez que salgas, es un camino recto hasta el pantano Dismal, ¿entendido? ──John B asintió──. Cuando llegues allí, mantente oculto, ¿si? Quédate por un par de semanas, y luego baja a tierra, cruza la frontera en Brownsville, ¿si? Brownsville.
──Sí. Brownsville ──reafirmó John B, haciéndole saber a su amigo que entendió a la perfección sus indicaciones.
──Bien. Ensilla, vaquero de agua. Hagámoslo ──JJ descendió de su lugar en el bote, dejándoselo libre a su amigo.
John B no parecía estar muy seguro de lo que estaba a punto de hacer, no se imaginaba una vida sin sus amigos, y ahora, estaba siendo obligado a huir sin ellos.
Antes de que JJ y Pope pudieran comenzar a empujar el bote, John B los detuvo. Aquellos Pogues, igual de tristes que su amigo, voltearon a verlo. A John B le brillaban los ojos, más no era gracias a los potentes rayos de sol que caían justo sobre él, sino por las lágrimas acumuladas en ellos.
──Siento haberlos arrastrado a esta tonta búsqueda del tesoro ──se disculpó.
──Oye, John B. Estábamos destinados a hacer una idiotez en algún momento, ¿no? ──bromeó JJ, consiguiendo sacarle una corta risa.
──Sí...
──Al menos, lo hicimos juntos ──continuó el rubio, pasando uno sus brazos sobre los hombros de Amelie, atrayendola hacia él.
Amelie, ya con las lágrimas dibujando su rostro como si fueran un lienzo en blanco, pasó uno de sus brazos alrededor de la cintura de JJ, mientras que con el otro, abrazaba a Kie, quien se dedicó a hacer lo mismo con Pope.
──Al estilo Pogue ──dijo Amelie, con una sonrisa débil.
──Al estilo Pogue ──imitaron JJ y John B al unísono.
──Vete ya mismo, por favor ──suplicó Kie, sin las suficientes ganas de tener que presenciar esta dolorosa despedida por mucho tiempo más.
──Ya. Nos vemos en dos meses en México ──dijo Pope.
Después de muchas horas discutiendo esto, JJ había ganado con su idea de viajar a México, cosa que lo había perseguido desde que empezaron su búsqueda.
──Te queremos ──aseguró JJ, viendo como John B se alejaba sobre el bote, aún abrazado por Amelie.
──Esperen, un momento ──John B volvió a detenerse──. Despidanse de Sarah por mi, ¿okey? ──requirió, en llanto.
──No te preocupes, Pájaro ──asintió Amelie. John B le brindó una pequeña sonrisa tras oír aquel apodo.
──No lo olvides. Cruza la frontera por Brownsville, ¿si? ──le recordó JJ, finalmente rompiendo el abrazo.
Mientras que JJ indicaba, sus otros tres amigos hacían su saludo de despedida, ese que habían estado usando entre ellos desde que tienen memoria.
──Lo haré.
Después de ayudar a John B a escapar, sus cuatro amigos se quedaron en el muelle, viendo como uno de sus mejores amigos se alejaba cada vez más, sabiendo que no lo volverían a ver en mucho tiempo.
Sería realmente difícil para Amelie comenzar a vivir estos próximos dos meses sin su mejor amigo. John B había estado para ella desde que se dieron su primer mirada, así como ella lo había estado para él. Al principio, eran ellos dos, ambos contra el mundo, se apoyaban y alentaban en todo, agregando las malas y buenas decisiones que siempre se les dio por tomar. En pocas palabras, John B había sido el hermano que Amelie siempre necesitó, esa compañía que siempre había deseado tener.
Y ahora, en un abrir y cerrar de ojos, él ya no estaba junto a ella. Y los viejos tiempos, ahora son solo recuerdos.
──Vamos ──JJ se dignó a hablar, separándose de sus amigos mientras caminaba de regreso a tierra.
Amelie, Pope y Kie lo siguieron con rapidez, pero antes de que Amelie y JJ pudieran darse cuenta, estos últimos dos ya no estaban siguiendo sus pasos.
En cuanto Amelie sintió llegar un leve golpe como llamado de atención de JJ, se volteó hacia él con curiosidad y la intención de preguntar. JJ señaló con una sonrisa y uno de sus dedos índices hacia sus otros dos amigos, quienes finalmente se habían dejado llevar por sus sentimientos.
Amelie demostró una pequeña sonrisa inconsciente y orgullosa al verlos.
──Oigan, chicos ──llamó JJ al volver a escuchar aquel sonido tan familiar──. Lamento arruinarles la fiesta, pero tenemos que irnos──. ¡Vamos! ──ordenó, caminando rápidamente.
Pope y Kie se separaron, y ambos dos junto con Amelie volvieron a seguir a paso prácticamente veloz a este mismo, con dirección al auto.
Quizás se habían olvidado de que ellos probablemente también tendrían que escapar en su propia isla.
Pero había sido imposible poder dar un solo paso más, ya que autos de policía y de lo que Amelie creyó que era el SBI vinieron en todas las direcciones, dejándolos sin salida o escape.
De uno de los autos de policía salió Shoupe, que irónico, ¿no? Este mismo cerró la puerta bruscamente, con enojo.
De otro de los autos, salió un hombre de tez oscura, con un arma entre sus manos.
──¡Las manos arriba! ──ordenó este mismo mientras caminaba hacia los cuatro adolescentes, quienes obedecieron.
──Es tarde. Se fue. ¡Maldita sea! ──se quejó Shoupe, puesto a que, claramente, estaban ahí por John B──. Bratcher, que tus oficiales se calmen. Déjame hablar con los chicos ──ordenó, ahora acercándose a los cuatro que observaban la situación con terror──. ¿Dónde rayos está? JJ, veo veo actúas como siempre. Pope, ¿Qué hay de ti? No es un puto juego, has lo correcto, Pope...
──El sospechoso dejó la isla. Necesitamos de la patrulla marina habló Bratcher por su radio.
──¿Y tú, Amelie? Shoupe ──siguió nombrando──. ¿Qué carajos haces aquí? Deberías estar con tu madre ──cuestionó con ofensa.
Amelie compartió cortas, pero confusas miradas con JJ, quien no se quería movía de su lado.
¿Debería estar con su madre? Por lo que Amelie recordaba, Casiopea se estaba quedando con los Cameron gracias a los problemas de electricidad que comenzaron a hacerse presentes en la casa, pero, ¿Shoupe se refería a eso? Y si no es así, ¿a qué se refería?
── ─ ─| 🗺 |─ ─ ──
Cuando la noche cayó, dejándolos a todos con la discordia de los policías buscando desesperadamente a John B rodeándolos, Amelie junto con JJ, Kiara y Pope, estaban detenidos en una de las tantas tiendas de policía que habían armado para la investigación sobre la búsqueda y captura de John B.
Policías que iban y venían, agentes del S y FBI gritando y dando órdenes. La patrulla marina ya debería estar en el océano, sabiendo perfectamente por donde buscarlo, ya su vigilancia estaba puesta desde el pantano hasta Masonboro. Demasiados policías para un adolescente inocente.
La justicia es lo menos justo que puede llegar a existir.
──Vigilen a estos niños ──ordenó Shoupe nuevamente, para después alejarse junto a los policías restantes.
Los nervios la mataban poco a poco, era como lastimarse a sí misma. Sus manos temblaban y sudaban sin parar de hacer esto ni un segundo. Su pierna rebotaba sobre su pie una y otra vez. No podía soportar la situación, no quería ver como los agentes capturaban a John B para ponerle esas esposas y arrestarlo, cuando él nunca fue quien manchó sus manos de sangre.
──Ames ──se escuchó el murmuro de JJ a su lado──. Todo saldrá bien. John B es fuerte...
──¿Tú crees? Ellos son del FBI, JJ... Es casi imposible escapar de ellos ──respondió Amelie con obviedad y preocupación.
JJ no dijo nada esta vez, sabía que Amelie tenía razón. Extendió su mano hasta tomar la de Amelie y la dejó sobre el regazo e hizo pequeñas caricias formando círculos sobre la muñeca de ella.
──Confía ──soltó nuevamente JJ, al bajar su mirada al cuello de Amelie se encontró con el collar que era acompañado por su anillo, lo tomó entre sus dedos y lo apreció por unos segundos──. Además, es John B, es como una cucaracha.
Amelie rió de manera corta, para después dejarse llevar por las caricias que JJ aún hacia sobre su mano.
──¿Recuerdas esa canción que tanto te gusta? ──JJ continuó hablando, esta vez con más tranquilidad. Amelie asintió──. Te hice caso, la escuché. Es linda, ¿quieres saber por qué?
──Iluminame ──ironizó Amelie, mientras que JJ sonreía abiertamente al saber que Amelie se encontraba menos despreocupada.
Esa era su Amelie.
──Me recuerda a ti ──indicó JJ, sin mostrar ni una pizca de diversión, solo demostró sinceridad y seriedad.
¿JJ escuchando Lover de Taylor Swift? Eso es algo nuevo, y a pesar de que Amelie siempre le insistió para que la escuche, JJ siempre se negó. Y ahora, que le diga esto, la dejó completamente callada.
──¡Son ellos! ──gritó uno de los policías que corría desesperadamente por el lugar.
──¿Qué está pasando? ──preguntó Kie, asomándose para poder ver.
Cuando Amelie se puso de pie, uno de los policías la enfrentó, ordenandole que vuelva a su lugar, Amelie obedeció sin ganas.
──Siéntate ──ordenó secamente.
Amelie se sentó otra vez, con pocas ganas y la preocupación abarcando todo tipo de sensación sobre ella.
Pasaban los minutos y aún no había señales de John B o Sarah.
La tormenta era el único sonido tranquilizante que Amelie podía detenerse a escuchar en aquel momento. "¡No dejen que se escape!", "Sus amigos siguen aquí, no se irá", "¿Qué hacen ellos aquí? Son cómplices". Todas aquellas frases que aturdían los oídos de Amelie con rapidez.
Entraban desde un oído, para quedarse atrapados en sus más afligidos pensamientos.
No sabían nada de lo que estaba pasando, ningún policía quiso darles explicaciones en cuanto se las pidieron amablemente. Perdían lentamente su paciencia.
En uno de esos momentos entró Shoupe, siendo acompañado por dos oficiales detrás de él.
Los cuatro amigos se pusieron de pie sin perder su equilibrio, esperando con inquietud cualquier tipo de información.
──¿Los encontró? ──Pope se animó a preguntar después de estar cara a cara con Shoupe.
──No.
──¿Entonces lograron escaparse? ──ahora fue JJ quien cuestionó. Amelie esbozó una pequeña sonrisa orgullosa que supo ocultar.
──Los... perdimos. Lo siento ──informó Shoupe con falsa tristeza. ¿Por qué estaba triste?
──¿Los perdieron? ──fue el turno de Kie en hacer su pregunta también, confusa ante la situación.
──¿Cómo que los perdieron? ¿Qué quiere decir? ──discutió Pope, en busca desesperada de respuestas.
──Fueron en un bote hacia una tormenta tropical, Pope...
──¿Entonces están muertos? ──Kie interrogó, sin poder creer en aquello.
──No lo sabemos ──indicó Shoupe con la misma seriedad.
Amelie no había emitido ni una sola palabra, obviamente que no murieron, es solo una tonta broma de la policía, ¿no?
──¡Ustedes los empujaron hacia la tormenta! ──acusó JJ volviéndose a acercar, con el dolor reflejado en sus palabras──. ¿Es una broma? ¡Ven aquí! ¡Voy a matarte!
JJ se abalanzó sobre Shoupe con la furia de su culpa y el dolor de la pérdida. No podía ser real.
──¡JJ, detente! ──suplicó Kie, ya entre las lágrimas que no tardaron demasiado en salir.
──¡Te mataré, desgraciado! ──amenazó JJ, siendo retenido por otro de los oficiales que había allí.
──¡Los mataron! ──acusó Pope ahora──. Él no es un asesino, ¡Y lo sabes! -se quejó quebrantado.
──Vamos a seguir buscando, ¿si? ──aseguró Shoupe, sabiendo qué pasaría si encontraban a John B.
──Pope, detente ──ordenó Kie igual de dolida──. Por favor, detente...
──¿Te encuentras bien, Haylan? ──cuestionó Shoupe al notar el estado de shock en el que se encontraba Amelie.
──Yo... ──las palabras no salían de su boca, no podía soportar confirmarlo con sus palabras──. Necesito un poco de aire.
A Amelie no le importó en lo absoluto el hecho de que estaba lloviendo bruscamente y que las frías gotas chocaran contra su piel al caer, solo quería poder soltarse y en verdad quería creer que solo era una equivocación.
No podía ser real, simplemente no. John B le había jurado que se verían otra vez, que siempre estarían el uno para el otro. Al fin y al cabo, siempre terminaban siendo ellos dos quienes se daban consejos y fuerzas para seguir. John B fue el hermano que Amelie nunca creyó que podía necesitar.
──Es una broma. Es una broma ──murmuraba.
Sin poder aguantarlo más, rompió en llanto y sus piernas flaquearon. Tantas eran las lágrimas que borraban sus mejillas, que no era fácil distinguirlas o diferenciarlas de las gotas que caían de la lluvia.
Sintió como sus rodillas desnudas se sumergían en el lodo, pero al igual que todo, nada le importaba.
Segundos más tardes, Amelie estaba de rodillas sobre el lodo, con sus manos cubriendo su rostro y, a su vez, sus ojos rojos que no dejaban de inundarse. Unos fuertes y rígidos brazos la rodearon y atrajeron en un abrazo por atrás.
Amelie no tenía que verlo para saber quién era. Se dio la vuelta como pudo y lo abrazó cubriendo sus hombros, escondió su rostro entre su cuello, dejandolo levemente húmedo gracias a las lágrimas que cayeron sobre él, cosa que no pareció importarle.
Amelie sabía que él también quería llorar, pero no se había permitido hacerlo hasta que su abrazo se formó con un ambiente reconfortante, pero realmente doloroso.
──Estamos aquí ──le aseguró JJ sobre su oído, entre lágrimas──. Estoy aquí, Ames ──agregó.
Amelie nunca había visto a JJ tan infeliz. A pesar de todo lo que pasaron, JJ siempre daba de ese toque de felicidad. Incluso cuando sabía lo mucho que afectaba su abusivo padre.
Cuando se separaron, JJ ayudó a Amelie a ponerse nuevamente de pie, limpió como pudo sus piernas sucias y la acompañó de regreso a la tienda, donde se encontraban Kie y Pope con sus padre.
Ante ver a sus amigos con sus respectivas familias, Amelie no pudo evitar pensar en su madre. No sabía nada de ella desde hace días, ¿estará bien en la casa de los Cameron?
──¿En qué piensas? ──JJ interrumpió rápidamente sus malas ideas──. No quiero que tus ideas te preocupen aún más ──se lamentó, acercándose.
──No pienso en nada.
JJ tomó el mentón de Amelie con tranquilidad y elevó su cabeza hasta que sus ojos conecten finalmente.
──Sé que estás pensando en algo... ──insistió, deseando que Amelie le dé respuestas──. Bien, no voy a insistir ──suspiró pesadamente──. Quiero que me prometas algo.
──Claro, dime ──respondió Amelie, manteniendo el nervioso contacto visual.
──Que siempre estarás conmigo. Por favor, prométeme que estarás siempre conmigo.
Cuando Amelie estuvo preparada para responder, alguien interrumpió.
──Amelie.
Al oír su llamado, Amelie se dio la vuelta hacia la pequeña Cameron que clamaba por su atención. La castaña le dio una última mirada a JJ, sabiendo que no escaparía durante mucho tiempo de su pregunta.
──¿Qué pasa? ──cuestionó Amelie al estar frente a frente con Wheezie.
──Primero que nada, siento mucho lo de John B, sé lo muy cercanos que eran ──comenzó a decir Wheezie y realmente se veía arrepentida.
──No eramos. Somos ──corrigió Amelie con seriedad, no se permitiría llorar delante de Wheezie.
──Segundo... tengo algo para ti. Es de Casiopea ──informó, dejando este papel sobre las manos de Amelie──. Por si lo dudas, no la abrí.
──¿Dónde está ahora? ──preguntó Amelie con la curiosidad llenándole la boca, después de ver detenidamente la carta.
──No lo sabemos, no había rastro de ella. Ward no la ve desde ayer por la noche ──indicó Wheezie, encogiendose de hombros.
Y después de tirar aquella bomba que probablemente estalló para Amelie, Wheezie se apartó a dejarle el espacio para que pudiera leer la carta sola.
Amelie abrió la carta, dudativa, pero la abrió para comenzar a leerla.
"Sé que últimamente no he sido una buena madre, y me disculpo por eso, pero ahora, sé que estás en buenas manos, ¿si sabes a que me refiero?
Estar tantos días conviviendo con los Cameron me hizo darme cuenta de muchas cosas. Y entre ellas, estás tú.
Sé que algo anda mal con Ward. Sé quien mató a Rafe, y cadi logro manipular a Ward no testificara en contra de John B. Pero también sé que mi vida corre peligro después de eso. Ward tiene contactos y muchos ojos en cada zona de la isla, creo que por eso no tuve que arriesgarme".
Eso parecía ser el fin de la carta, pero algo más se encontraba detrás. Era otra hoja. La abrió sin dudar y en busca de explicaciones.
"Cometí un grave error. No tuve que ir con la policía, Rafe causó una gran herida en una zona peligrosa de mi pecho. Te estoy terminando de escribir esto desde la incómoda camilla del hospital. Sé que aún estás dentro de ese lío de Pogues y oro, así que asimilé por mi propia cuenta que no leerias esta carta hasta que Ward logré su loca idea de asesinas a John B.
Para mi buena suerte, Wheezie prometió no decirle a nadie sobre esto y esconder muy bien esta carta.
Espero haber cumplido bien mi trabajo, a pesar de ser una pésima madre".
Amelie terminó de leer y sonrió sus ojos arder otra vez. No quería llorar por dos muertes un mismo día.
Su madre había muerto mientras que ella disfrutaba de su estúpida búsqueda del oro. Su madre había muerto sola, no estuvo con ella. Y eso es lo que la hace una horrible hija.
Cuando divisó a Rafe entrando al lugar, no se dio cuenta del momento en el que dejó caer la carta para correr directamente hacia él.
Entró a la tienda con rapidez, sintiendo las curiosidad miradas de sus tres amigos sobre su nuca.
──¡Rafe! ──llamó Amelie en un grito demasiado alto como para su gusto.
Al tan solo escucharla, los músculos de Rafe se tensaron inmediatamente. Habían muerto dos personas por su culpa, y para la suerte de Amelie, siempre había querido experimentar el dulce sabor de la venganza.
Cuando Rafe se dio vuelta, Amelie estampó su puño seguro sobre su mejilla, causando que caiga al piso rápidamente. Veía como los oficiales comenzaban a acercarse, pero esto tampoco le importó, ya que se sentó sobre Rafe manteniendo la distancia para volver a darle golpes. Uno tras otro.
──¡Mataste a mamá! ¡Maldito enfermo! ──acusó Amelie en llanto, continuando con los golpes sobre Rafe.
Sintió como unos brazos rodeaban su cintura y la alzaban sobre el aire para apartarla de allí, era un oficial. Después de que Amelie diera patadas en el aire viendo como otro oficial ayudaba a Rafe a ponerse de pie, volvió a enfrentarlo.
──¿Qué hacen? ¡Déjenme darle su merecido! ──se quejó Amelie señalando a Rafe, quien se había quedado frente a ella.
──¿Qué está pasando aquí? ──interrogó Shoupe, uniéndose al círculo de pelea que Amelie comenzaba a generar.
──¡Rafe mató a mamá! ¡El fue quien la mandó al hospital! Debería estar encerrado o... o... ¡Condenado a muerte! ──indicó Amelie sin dejar de elevar su voz.
──¿Qué cosas dices, Amelie? ──volvió a preguntar Shoupe.
──La carta de mamá... ella me lo dijo en la carta... ──respondió Amelie, para después buscar la carta en algún lugar, recordando que en realidad nunca la había guardado en algunos de sus bolsillos.
──Déjame ver la carta ──requirió Shoupe.
Amelie sintió como su alma dejaba su cuerpo ante no saber como informar que la carta no estaba allí. La había perdido. Había perdido la única prueba.
──Yo... la tenía aquí, pero creo que... ──balbuceó Amelie, aún buscando en sus bolsillos con la esperanza de que la carta esté.
──No existe la carta ──se burló Rafe, esbozando una pequeña sonrisa perfecta de lado.
Algo en Amelie le gritó las posibilidades de que Rafe sepa de esa carta.
──Yo... ──intentó decir Amelie, pero todo el rencor, decepción y llanto no tardaron en presentarse.
Y ahí fue cuando cayó realmente en lo que había pasado.
Su madre había muerto. John B había muerto. Sarah había muerto. ¿Y ahora qué?
Estar en el que murieron sus dos mejores amigos no era algo que le gustara. Era su culpa. Nunca debió dejar a John B ir a la pista y nunca debió aceptar la tonta búsqueda del oro.
──Amelie, mejor ve a casa ──Ward fue quien también se añadió a la conversación. Amelie volteó a verlo incrédula.
──¿Y justamente tú me vienes a decir qué tengo que hacer? ──preguntó Amelie con ofensa.
Se cruzó de brazos con furia, asesinando a Ward con su mirada. En ese momento, deseó que fuera real hacerlo.
──Amelie ──llamó su atención Shoupe junto a ella.
Amelie puso sus aguados ojos en blanco y salió del lugar nuevamente cruzada de brazos.
Mientras caminaba por la fría lluvia, sintió todo pasar muy rápido, o quizás ella estaba yendo en cámara lenta.
¿Qué pasará ahora con ella? ¿Se supone que debe sobrevivir sin su madre? ¿Cómo logrará disfrutar sus pocas vacaciones sin John B? ¿Y qué hay de Sarah, su mejor amiga?
No debería pensarlo, pero la culpa comenzaba a atormentarla con las ideas del remordimiento y dolor que causaban dos pérdidas en un mismo día. Ni siquiera sabía cuando había muerto su madre, no pudo estar con ella en sus últimos días, ni en sus últimas horas, ni tampoco sabe cuales fueron sus últimas palabras.
Su madre habló bastante sobre el pésimo comportamiento que había tenido con Amelie, pero nunca mencionó lo mala hija que sabía que estaba siendo Amelie.
──¿Estás bien? ──una voz familiar llamó su atención.
Era Jack.
──¿Dónde estabas? ──preguntó Amelie, acercándose a él.
──No tengo tiempo para explicarte, mi familia en Los Ángeles se volvieron locos después de enterarse sobre lo que pasó con Casiopea.
──¿De qué hablas? ¿Tu familia conocía a mi madre?
──Sí. Casiopea era muy cercana a mi madre, es una Maxwell ──explicó Jack, para después añadir──. Quiere conocerte. Quiere ayudarte.
──Espera... ¿qué? No... mi madre nunca dijo nada..., yo... Es imposible ──parloteaba ella, confusa.
──Amelie, habrá tiempo para explicarte, te lo prometo. Mi madre..., ella no volvería a Outer Banks.
Amelie intentaba entender todo ese junte de información tan nueva que llegó de pronto. Pero sabía que no tenía tiempo para pensarlo demasiado. Su madre merecía justicia y, si los Maxwell se la aseguraban, daría todo porque se hiciera realidad. Y si eso implica ir a Los Ángeles...
¿Y qué hay de Pope?
Las inseguridades y dudas comenzaron a aparecer en su cabeza como grandes detalles relevantes.
¿Y qué hay de Kie?
Es su mejor amiga, ella sabe lo que significó su madre para Amelie, sabe lo especial que era su vínculo. Lo aceptaría, pero probablemente no lo apoye.
¿Y qué hay de JJ?
JJ...
Él tiene que apoyarla, ¿no? Después de todo, es su... ¿Qué es? Bueno, su mejor amigo. JJ no dudará en darle de su apoyo. Será fácil convencerlo. Pero, ¿será igual de fácil estar lejos de él?
──Mira, sé que es una decisión difícil de tomar, pero no tienes que aceptar si no quieres... ──comenzó a decir Jack.
──Está bien ──lo interrumpió la castaña──. Iré contigo, Jack. Quiero que ese idiota pague.
──Si sabes que no vamos a matarlo, ¿verdad?
──Oh... Sí, lo sé.
──Bien. Nos vamos mañana por la mañana ──fue lo que le dijo Jack antes de darse la media vuelta y alejarse.
Amelie tardó unos pocos segundos en caer en lo que Jack acababa de decirle.
──¿Qué? ¡Jack, espera! ¿Mañana por la mañana?
Entonces se irá. No tenía posibilidades de lograr que Rafe sintiera la justicia por ella misma en Outer Banks. Si Jack tenía razón, lo lograría. Se haría justicia por su madre.
Bajo aquella potente tormenta, a la lejanía, Amelie logró divisar a sus amigos dentro de aquella carpa policial. Ellos estaban abrazados, desconsolados, sin tener mínima idea de lo que Amelie estaba pasando. Y tal vez era mejor así, que ellos no sepan. Al menos por ahora, pensó Amelie.
Reunió todas sus fuerzas para apartar sus dos ojos de ellos y darse una media vuelta. Dejando a sus amigos atrás, Amelie se encaminó en dirección a su casa en Figure Eight, aunque ya no se trataba de su hogar.
En su camino, se replanteó repetidas veces la propuesta que aceptó por parte de Jack. No sabía si era lo correcto no decirle sobre aquello a sus mejores amigos, más no quería involucrarlos. No sabía si sería peligroso, no quería ponerlos en riesgo. No quería perder a nadie más.
Amelie tenía una corazonada. Le devolvería a la isla todo lo que se llevó de ella. Aquellos que hirieron a sus seres queridos pagarían por sus pecados.
Y no hay mejor justicia, que aquella que lleva su nombre.
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