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ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝖿𝗈𝗎𝗋

chapterㅤㅤ𓍼ㅤㅤfour:
La brújula de la muerte

ㅤPara Amelie, su vida desbordaba en las desgracias atraídas por su notable mala suerte. Estaba sumamente disconforme con las injusticias que no dejaban de ocurrirle.

O al menos así sentía que era la de ella. Necesitaba ese algo que la ayudara a entender que su vida valía. Que tenía razones para estar. Aborrecía el simple dicho ‹‹La vida es difícil››. Y si que lo era para ella.

Era golpe tras golpe. ¿Y qué era peor que tener un padrastro viviendo en tu casa y traumas adolescentes? Enamorarse.

Incluso días atrás comenzaba a entender que pasaba con ella, porque sentía mariposas cada que hablaba o simplemente veía a JJ. Y eso no era lo peor de todo, sino el hecho de que él sintiera rechazo por ella, incluso que sintiera asco con la idea de pensar en estar en algo con Amelie.

Era realmente difícil mantener la calma cerca de él.

Ahora, estaba recostada en el sofá con comodidad, con su cabeza sobre el regazo de Pope, quien nunca se quejaba de ello. Estos dos mismos y Kie escuchaban con atención el relato de John B y JJ, quienes al parecer no habían pasado un buen momento al ir donde vive la señora Lana por la mañana.

──Estábamos afuera y lo único que escuchábamos era ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ──continuó JJ, con impresión──. ¡Se caía la pintura de la casa! ¿Si? Y lo miraba a él como... ──se cortó a si mismo, caminando hacia sus amigos en los sofás. Sacudiendo rápidamente su cabello, dejando ver aquella pintura blanca de la que hablaba──. ¡Mira!

──Es caspa. Que asqueroso ──murmuró Kie con una mueca de disgusto y asco dibujando su rostro.

──Okey, basta ──ordenó Pope asomándose por encima de la cabeza de Amelie para empujar a JJ por su cabeza.

──Miren eso, ¿si? Es pintura. A esa altura, esperaba... esperaba la muerte.

──Wow, JJ ──habló Amelie después de poner sus ojos en blanco. Parecía una broma de muy mal gusto.

──Okey, vieron a los tipos que nos dispararon, ¿no? ──continuó con el tema Pope mientras frotaba el arco de su nariz con vigor.

──Sí ──confirmó JJ sin tardar ni un segundo más en hacerlo.

──¿Puedes dar una descripción? ¿Cómo se veían? ──requirió Pope nuevamente mientras hacía gestos exagerados con sus manos.

Amelie se separó de Pope para lograr sentarse en el sofá al ver que Pope no dejaba de moverse y causarle incomodidad con sus movimientos.

──¿Podríamos usar algo para denunciarlos con la policía? ──volvió a cuestionar Pope.

──Rudos ──informó JJ dándose finalmente la vuelta hacia sus amigos al terminar de encontrar la respuesta perfecta.

──¿Rudos? ──duplicó Amelie con incredulidad y su mueca de desentendimiento en ella.

──Sí, Ames. Ya sabes... ──confirmó JJ nuevamente, caminando de un lado a otro en busca de respuestas.

──Eso no ayuda mucho ──balbuceó Kie mientras relajaba sus codos sobre sus dos rodillas. A pesar de estar en lo contrario a relajada.

──Bueno, no, como los tipos del taller de papá. Saben que trabaja con traficantes de drogas ──dijo ahora JJ.

──Sí, sí, lo sabemos ──confirmó Kie repetidas veces después de compartir miradas incómodas con Amelie.

A ninguna de las dos les gustaba tocar aquel delicado tema que era JJ y su estúpido padre.

──Por eso sé de lo que hablo, chicos ──requirio JJ, mientras prepara otro cigarro──. Esos tipos... esos asesinos son traficantes ──terminó, dejando el aire del cigarro rápidamente fuera de su sistema.

──¿Con traficantes te refieres a narcotraficantes? ¿Como Pablo Escobar y su grupo? ──cuestionó Pope.

──Sí, hermano ──respondió JJ con obviedad, después de volver a darle otra calada a su cigarro aún en mano.

──Chicos, no todo es como en las películas ──ironizó Kie, disconforme con lo que sus amigos decían.

──Okey, ¿cómo lo sabías específicamente? Tendríamos que...

──¡Tú no estuviste ahí! ──alzó JJ su voz, dirigiéndose directamente a Pope y cortandole el paso de seguir hablando.

──¡Porque aparentemente no sabes ni describirlos! ──reprochó Pope con exasperación dirigiéndose únicamente a JJ

──¡Hombre, no estaba tomando polaroids mentales! ¡Estaba conmocionado, ¿si?! ──se defendió JJ mientras lo miraba con ofensa──. Pero te digo... te digo que, por cómo gritaba la señora Lana esos tipos iban en serio, hermano.

Amelie, con las pocas ganas que tenía de aguantar las discusiones de sus otros tres amigos restantes, notó la distracción máxima en John B, lo cual era bastante extraño, ya que el siempre tenía algo para decir.

Se puso de pie y sin dudarlo se acercó a él con seguridad, demostrando esta a medida que cortaba la distancia entre ellos.

──¿En qué piensas, John? ──preguntó Amelie al quedar a su lado. John B finalmente elevó su mirada, hacia ella.

──La oficina ──respondió John B separándose de ella mientras que volvía con su vista a la brújula. Eso pareció llamar la atención de los que discutían.

──¿Qué? ──replicaron los cuatro que lo veían al unísono.

──La oficina de mi papá ──repitió John B, esta vez con una sonrisa mientras que comenzaba a caminar por el lugar──. Siempre la cerraba porque creía que sus competidores robarian su información sobre el Royal Merchant ──continuó en dirección a la oficina de su padre. Sus amigos lo seguían──. Nos reíamos de él por eso, sabíamos que no lo encontraría. Pero, ahora que se fue... la dejé como estaba.

──Sí, para cuando regrese ──añadió Kie con seguridad también, sin querer oír la decepción en John B por esto mismo.

──Sí ──confirmó John B sin verla mientras terminaba de abrir la puerta de aquella oficina.

Cuando John B abrió la puerta lo suficiente para que hubiera espacio para que todos pudieran pasar, finalmente cuando el grupo completo estuvo dentro, se separaron manteniéndose cerca para averiguar y repasar su curiosa vista por la diminuta habitación. Una qué también necesitaba de una gran limpieza rápida.

──Dormí aquí como seiscientas veces y nunca vi esta puerta abierta ──habló Pope mientras que también se adentraba a la habitación detrás de Amelie.

──A tu papá le debe gustar la... limpieza ──murmuró Amelie mientras pasaba dos de sus dedos sobre uno de los muebles de madera.

Hizo una mueca de asquerosidad al ver como estos dos estaban notablemente sucios con el gris reconocible por la cantidad de polvillo que había en el aquel mueble.

──Eso creo ──respondió John B──. Aquí, miren ──llamó, mientras dejaba un tablero con fotos sobre el escritorio──. Este era el dueño original ──indicó señalando con su dedo.

──Bien. Robert Q Routledge, mil ochocientos ochenta y ocho a mil novecientos veinte ──replicó Kie.

──La misteriosa brújula de la suerte ──se burló Amelie mientras que ahora señalaba una de las fotos.

──De hecho, le dispararon después de comprarla ──informó John B──. Después la brújula volvió a Henry ──continuó explicando──. Henry murió en un accidente de fumigacion mientras tenía la brújula. Después de morir, la brújula pasó a Stephen, tenía la brújula cuando murió en Vietnam.

──Déjame adivinar... Murió en acción, ¿no? ──cuestionó Pope obvio y sarcástico. Amelie esbozó una sonrisa al oírlo.

──Algo así ──correspondió John B, no muy convencido──. De hecho, lo atropelló un camión de plátanos... en el campo ──hubo un silencio incómodo durante unos segundos──. Como sea, la brújula de Stephen llegó a mi padre.

──Parece haber un tema recurrente ──habló JJ igual de sarcástico e inquieto por lo que llevar aquella brújula podría significar.

──Sí, mhm... es la brújula de la muerte ──nombró Pope fingiendo tener que creer demasiado en eso mismo.

──No es la brújula de la muerte ──negó John B rápido mientras que se ponía de pie y hacia gestos con sus manos en dirección a Pope.

──Tienes la brújula de la muerte ──volvió a decir Pope.

──En serio, deshazte de ella. Esta maldita y volvió a ti ──señaló JJ al ver que no tenían victoria en intentar convencer a John B.

──Vamos a morir ──concluyó Amelie con una mueca de preocupación.

──Escuchen, ninguna va a morir ──dijo John B. Mientras que ahora volvía a sentarse──. Papá decía que había un compartimiento secreto. Los solados guardaban notas secretas ──explicó, quitando lentamente la tapa de aquella misma y misteriosa brújula.

──¿Qué es eso? ──cuestionó Kie señalando la brújula, creyendo que había visto que resaltaba algo en ella.

Cuando John B obedeció su indicación -dando vuelta la brújula nuevamente-, notó aquella inentendible palabra remarcada en la brújula, y no era específicamente con una lápiz, sino que parecía como si la hubieran raspado hasta formar la palabra.

──Esto no estaba antes ──murmuró John B, también notando aquello que Kie señalaba──. Es la letra de mi papá ──informó con una reconfortante sonrisa.

──¿Cómo lo sabes? ──cuestionó Pope delante de él, con sus brazos intimidantemente cruzados.

──Porque esta ‹‹r›› rara es suya. ¿Lo ves? ──explicó John B aún con la sonrisa, mostrando esto mismo a Pope.

──¿Puedo verla? ──preguntó JJ. John B la acercó lo suficiente a su amigo──. Red... No, creo que es una ‹‹a›› ──indicó al no encontrarle demasiado sentido a lo que estaba escrito.

──Dice Redfield ──habló Kie, quien si había entendido la palabra en la brújula──. Bien, ¿qué es Redfield?

Sus amigos, al no tener respuesta, movieron sus confusas y curiosas miradas hasta Amelie, ya que de los cinco parecía ser la que más oportunidades tenía en saber.

──Es un nombre demasiado común en el condado, podría significarse cualquier cosa ──informó Amelie mientras alzaba sus manos con rendición.

──O tal vez sea una pista, ¿no? Tal vez sea una pista de dónde se oculta ──John B dejó por ver su emoción.

Amelie se limitó a quedarse callada y mirar a su amigo atenta y contenta por verlo así de emocionado. No lo había visto así durante largos meses. ¿Podía ser una broma? Sí, pero también podía ser verdad, y no quería hacer sentir peor a su mejor amigo. No después de saber cuanto había sufrido por su padre.

──¿Una pista? Vamos, es... ──comenzó Pope incrédulo. Kie y Amelie le dieron una mirada asesina──. Si fuera una pista, podría ser un anagrama.

──¡Sí! Perfecto. Un anagrama ──animó John B poniéndose de pie otra vez──. Necesitas papel ──indicó, tomando una de las tantas hojas en blanco que habían sobre ese escritorio.

──¿Cómo puedes concentrarte con ese cacareo constante? ──cuestionó Pope con molestia mientras tomaba su lápiz y papel.

──JJ ama al gallo ──indicó John B mientras que este se alejaba del grupo, para acercarse a uno de los escritorios frente a la ventana.

──Yo amo al gallo ──habló ahora Kie con una sonrisa divertida hacia Amelie, quien hizo una mueca innentendida.

──Yo odio al gallo ──dijo Amelie con la misma mueca después de poner en blanco sus ojos.

──Bien, déjenme pensar. Mhm... ──requirió Pope rápidamente, aún concentrado en el papel delante de él──. Colores... No, eso es estúpido.

──¿Qué tal Ritalin? ──cuestionó JJ a su lado, dándole una mirada suplicante. Parecía demasiado inteligente.

──¿Ritalin? ──replicó Amelie con disgusto por aquel nombre que JJ había dado. JJ le dio una mirada obvia y ofendida.

──¿Dreidel? ──añadió Kie con curiosidad. Esta estaba delante de sus amigos.

──¿Frieldin? ──nombró ahora Amelie en medio de Pope y JJ. Ambos le dieron una mirada confusa.

──No digan tonterías ──se quejó Pope, volviendo con su mirada y atención nuevamente sobre el papel.

──Dedfield. ¿Eso significa algo? ──preguntó esta vez JJ, prestando sumamente atención a lo que Pope escribía.

──Lo que sea ──murmuró Pope con pocas ganas y esperanzas de descubrir algo de allí.

──¡Chicos! ¡Llegó alguien! ──informó John B en un corto grito por la falta de atención que le habían dado sus amigos en el primer llamado.

──¿Qué? ──cuestionó Amelie incrédula, y ciertamente preocupada de igual manera.

Esta misma y JJ, Pope y Kie se acercaron sin tardar mucho más hasta estar junto a John B, mirando a través de la ventana ahora delante de ellos con detenimiento. Notando la desconocida camioneta negra fuera de la casa. Y aquellos dos hombres rudos.

──Chicos, ¿son ellos? ──cuestionó Kie con temor y nervios, sabiendo perfectamente quienes eran.

──No, no... no puede ser ──se comenzaba a quejar JJ mientras se alejaba de sus amigos con pavor.

──Son ellos ──confirmó Amelie mientras compartía miradas cobardes con Kie.

──John B, te lo dije, ¿por qué siempre... ──volvió a hablar JJ con los nervios. Antes de que pudiera terminar su pregunta, John B lo tomó de la camiseta con furia.

──Oye, mírame. ¿Dónde está el arma? ──preguntó con rapidez y preocupacion John B, mientras acercaba su dedo a la cara de JJ.

──¿El arma? No sé... ──murmuró JJ con dificultad, y ciertamente intimidado por ahora no saber el paradero del arma.

──¿Ahora que necesitamos el arma no la tienes? ──cuestionó Kie con incredulidad mientras tomaba de su cabeza.

──Estaba en la mochila, que está en... ──comenzó a relatar JJ, ya que quizás esto sería mejor idea para recordar.

──En el sofá ──terminaron JJ y John B al unísono──. Ve, ve ──ordenó JB mientras empujaba a JJ fuera de la habitación rápidamente.

──¡John Routledge! ──se escuchó la voz ruda de uno de los hombres. Muy intimidante.

──¡Chicos! ──exclamó Kie en un bajo grito de nervios y emoción al escuchar la voz del desconocido.

──¡Sal ahora, maldito!

──¿Dónde está el arma? ──cuestionó John B al dejar que JJ volviera a la habitación, cerrando la puerta detrás de ellos con rapidez.

──Ya están adentro ──respondió JJ con una mueca de terror. Amelie lo veía con preocupación, nunca había visto a JJ tan asustado.

──¿Dónde estás? ¡Ven acá!

──La ventana ──señaló Kie mientras señalaba a una de estas mismas.

Pope y JJ casi corrieron hasta esta que Kie señalaba, intentando abrir la ventana con todas las fuerzas que tenían. A pesar de esto, no parecía ser suficiente fuerza, ya que la ventana aún no cedía en abrirse.

──Chicos háganlo rápido ──ordenó Amelie en un corto murmuro al ver que la ventana aún no estaba abierta.

──Está bloqueada, ¿si? ──indicó JJ dándose la vuelta hacia Amelie unos segundos, para después volver a intentar abrir la ventana.

──Okey, chicos, ya sé que hacer ──habló Kie acercándose a aquellos dos en la ventana, quitando a ambos de allí para ahora intentarlo ella misma.

──Vamos, vamos ──apuró JJ detrás de ella, compartiendo miradas con la puerta detrás de John B y la ventana cada segundo.

──Voy tan rápido como puedo ──respondió Kie mientras seguía raspando la pintura seca que les impedía abrir la ventana.

──Melie... ──nombró John B mientras hacía presión sonre la puerta detrás de su espalda, esperando tener ayuda.

Amelie corrió hasta su amigo, también parándose a su lado mientras que comenzaba a hacer presión sobre la puerta.

──¡Será mejor que no estés allí! ──gritó aquel desconocido hombre mientras intentaba abrir la puerta a patadas. Eddie

John B se alejó rápidamente de la puerta al ver como las patadas comenzaban a romper las maderas de la misma, sin antes llevarse a Amelie con él, corriendo hasta sus amigos con sus manos unidas.

Y de un segundo a otro, los disparos volvieron a hacerse presentes, directamente sobre el picaporte de la puerta, por lo que no tardaría mucho más en abrirse.

──Mierda ──murmuró Amelie después de ver como la puerta comenzaba a romperse rápidamente.

Y finalmente la ventana se abrió, para su buena suerte. La primera en salir fue Kie, después de ella Pope, seguido por JJ. Mientras que Amelie lo hacía con un poco más de dificultad.

──Vamos, Ames ──aceleró JJ mientras extendía sus brazos hacia la nombrada con la intención de brindarle ayuda.

Ayuda cual Amelie aceptó sin rodeos, lanzándose directamente a los brazos de JJ con suma confianza y seguridad. Cuando todos estuvieron fuera de la casa, corrieron en busca de algún lugar perfecto para esconderse.

──Vengan, por aquí ──señaló Pope mientras que corría hacia el patio trasero de la casa. Sus amigos lo siguieron sin perder tiempo.

Cuando estuvieron allí, Pope se dirigió directamente al granero donde estaban esas gallinas tan amadas. Se adentró a este mismo, ahora en espera de que sus amigos llegarán también. Y en cuanto todos llegaron, intentaron hacer el menos ruido posible, cosa que estaban logrando, a diferencia de ese gallo que los acompañaba.

──Has algo Pope, callalo ──habló nuevamente Kie.

──¿Qué puedo hacer? ──preguntó Pope con indignación mientras miraba al gallo con temor.

Y como si la situación no estuviera peor, el gallo saltó hacia Pope, causando que este se asustara y se hiciera un paso hacha atrás, chocando su espalda con la dura madera del granero, dejando escuchar el gran golpe. Y aún así, el gallo no paraba de hacer ruido.

Si fuera otra la circunstancia y contexto de la situación, Amelie estaría ahora mismo riéndose de él.

──Acaricialo o algo así, no sé ──respondió Kie con su voz entrecortada por los sollozos y ese famoso nudo en la garganta que se formaba──. Has algo ──ordenó Kie nuevamente, al unísono de Amelie. Ambas estaban igual de asustadas.

JJ obedeció con rapidez, tomando al pobre animal de su largo cuello, con la intención de callarlo y hacer que dejara de moverse. Y cuando finalmente lo hizo, supieron que aquel gallo no los molestaría en ninguno de sus próximos días.

Mientras que Kie estaba con lágrimas en los ojos y mejillas, Amelie estaba quieta en su lugar, dando fuertes y largas caladas de aire con el fin de recuperar todo el que había perdido en ese mismo momento gracias a los nervios.

JJ pudo voltear con pena y decepción hacia sus amigos, deseando que ninguno de ellos quiera matarlo ahora a él. Cuando llegó a ver a Amelie, notó lo asustada que aún estaba, reconociendo al instante su corto ataque de pánico. Se movió hasta estar junto a ella, tomando de una de sus manos para dejarla sonre su regazo, ambas entrelazadas.

──Lo siento ──murmuró JJ sobre el oído de Amelie, un tanto decepcionado de sí mismo por lo que acababa de hacer.

Amelie volteó para verlo, una sonrisa forzada estaba formada en la comisura de sus labios. Dejó de ser una sonrisa forzada en cuanto JJ correspondió, sonriendo reconfortante.

── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──

Luego de su no muy agradable encuentro, el grupo no dudó en salir a paso rápido del Chateu. Ahora estando siendo guiados por John B al control del volante de la ban. Mientras que los demás se encargaban de no pensar demasiado en lo que acababa de pasarles.

──Es obvio, ¿verdad? ──volvió a hablar John B──. Es una reliquia familiar. ¿Qué mejor lugar para ocultar un mensaje? Sabía que la recuperaría, ¿no? ──preguntó desde los asientos delanteros. Dándole miradas a Kie a su lado.

──Sí, es posible ──dijo Kie a la defensiva, intentando no dejar peor a John B. E hizo exactamente lo contrario.

──También es posible que estés pensando teorías locas para... ya sabes, poder lidiar con tu tristeza.

──Pope ──lo retó Amelie a su lado, dándole un leve golpe en una de sus rodillas. Pope volteó a verla ofendido.

──Ya saben como proceso mi tristeza. Marihuana y otras hierbas, eso es todo ──habló ahora JJ, alzando uno de sus cigarros en mano con orgullo.

──No lo estoy inventando, ¿de acuerdo? Papá intenta enviarme un mensaje ──John B alzó su voz nuevamente, mientras que de vez en cuando volteaba a ver los asientos traseros.

──Si eso te ayuda, John B... ──volvió a defender Kie a su lado, y otra vez, no defendió nada.

──Oigan, no necesito una sesión de terapia, ¿si? ──interrumpió John B con brusquedad──.No estoy loco.

──Es entendible, hermano, pero... ──comenzó JJ, y esta vez fue el quien fue interrumpido gracias a John B.

──Mira, mi papá desapareció ──continuó John B con exasperación──. No sabes que se siente cuando la persona más cercana desaparece, no sabes qué pasó. Te despiertas todos los días preguntándotelo ──explicó, dejando un penoso silencio.

──Pasó casi un año ──volvió a murmurar Kie con pocas esperanzas de que John B aceptara eso.

──Podrían haberlo secuestrado, es una posibilidad ──señaló JJ, concentrado mayormente en su cigarro preparado.

──Sí, podría estar en un submarino sufriendo interrogatorios y la KGB.

──Absolutamente. O en Atlantis ──confirmó JJ. Él y Pope compartieron miradas cómplices ante coincidir.

──Oye, John, te ayudaremos. ¿Cuál es el mensaje? ──habló Amelie mientras se asomaba por el espacio que había entre los dos asientos delanteros.

──Redfield. El faro Redfield. El lugar favorito de papá ──nombró John B, exactamente en el mismo momento en el que pasaron por la entrada de aquel faro──. Haremos esto. Tú te quedarás y vigilarás, ¿si? ──ordenó, señalando a JJ.

──Espera... ¿Por qué yo? ──se quejó JJ mientras lo veía ofendido. Siempre era el que vigilaba, lamentablemente.

──Porque tú no vienes ──habló ahora Pope──. Mira, JJ. Hay variables independientes y dependientes. Tú eres independiente, no sabemos qué harás...

──Cállate ──ordenó JJ de entre dientes y ofensa, mientras señalaba repetidas veces a Pope.

──Bien, me quedaré, dejen las quejas. La variable independiente puede ir con ustedes ──dijo Amelie, dándole un leve golpe a JJ en la frente.

──Bien, Pope, quédate con Amelie ──señaló John B. Pope asintió──. Vamos, chicos ──ordenó comenzado a separarse mientras esperaba a Kie y JJ.

──Creo que me quedaré, por... protección ──respondió JJ, ganándose miradas confusas de sus amigos, quienes creían que en realidad no era por eso.

──Okey, si nos separamos, nos vemos en la casa de JJ ──volvió a ordenar John B paseando con su mirada insegura por sus amigos.

──Genial ──terminó Kie dándole una última mirada de advertencia a Amelie.

Después de eso, John B y Kie se dieron la vuelta, dándoles también la espalda a JJ, Pope y Amelie que se quedarían allí. Alejándose a paso lento.

──Voy a trabajar en mi ensayo para conseguir una beca, es que no tengo tantos libros.

──Está bien ──respondió Amelie con amabilidad mientras se daba la vuelta de regreso a la ban.

──Sí, ¿no puedes callarte y ya? ──cuestionó JJ con ironía mientras dejaba su pequeña pelota de lado.

──JJ ──lo retó Amelie desde la ban──. Trabaja en tu ensayo, Pope ──indicó, para después recostar su espalda sobre el piso de la ban.

──Hola ──saludó JJ. Incluso Amelie ahora con sus ojos cerrados pudo ver como sonreía estúpidamente.

──Adiós ──bromeó Amelie, intentando retener la sonrisa que amenazaba con formarse──. ¿Qué quieres? ──cuestionó al aún sentir la presencia de JJ.

──Solo quiero hablar ──indicó JJ haciendo una fina línea con sus labios, deseando que Amelie aceptara.

──¿De qué? ──cuestionó Amelie con pocas ganas, dejando notar esto mismo también. JJ la miraba con decepción al notarlo.

──No lo sé, solo hablar ──siguió hablando JJ en pequeños murmuros mientras soltaba resoplos.

──Habla con Pope ──respondió Amelie, aún sin darle ni una mirada a JJ, quien no parecía querer irse de allí.

──Pero... ──comenzó JJ, siendo interrumpido por Amelie con rapidez.

──JJ... ──nombró Amelie de entre dientes, finalmente, dándole una mirada, la cual era todo lo contrario a amigable.

──Quiero hablar contigo, Ames ──murmuró JJ, casi rendido con ella. Estaba a punto de reirse mientras soltaba murmuros rendidos.

Claro, estaba a punto, ya que Amelie llamó su atención. Esta se había finalmente levantado de su lugar, sentándose en el borde de la ban. JJ se quedó de pie mientras la veía con una sonrisa muy mal ocultada.

──Bien ──concedió después de soltar un suspiro agotador. Mientras que JJ se sentaba junto a ella feliz de que haya cedido.

──¿Quieres... jugar a algo? ──preguntó JJ después de unos largos segundos estando en silencio.

──Veo... veo ──comenzó Amelie finalmente. Aun sin estar con muchas ganas.

Y definitivamente lo estuvo cuando JJ dibujó una sonrisa acogedora y tierna al escucharla.

──¿Qué ves? ──preguntó JJ aún con esa tierra sonrisa. Sus ojos brillaban como si fuera un niño al recibir un dulce.

──Mejor saltemos esta parte ──suplicó Amelie al ver que no había otra forma de hacer más rápido aquel proceso. Tampoco tenía ganas.

──Bien ──confirmó JJ con una divertida sonrisa, quizás creía lo mismo.

──Es de color... rojo.

JJ comenzó a reír a carjadas, dejando a Amelie un tanto confundida. Mientras que ella lo miraba con su ceño fruncido por la confusión, JJ se balanceaba hacia delante y atrás soltando sus risas. Al ver que Amelie aún no entendía, señaló la pulsada roja que ella siempre llevaba. Una qué el mismo y John B le habían hecho y regalado.

──¿Cómo lo hiciste tan rápido? ──se quejó Amelie mientras ocultaba su pulsera roja con la palma se su otra mano.

──Siempre que dices rojo, te refieres al lindo brazalete que siempre llevas ──dijo JJ de entre risas, y para cuando se calmó, volvió a hablar──. Bien, mi turno.

──Okey, ¿qué ves, JJ? ──cuestionó Amelie dejando ver nuevamente la pulsera.

Intentó ignorar el hecho de que JJ casi volvía a reír al poder volver a ver la pulsera roja. Definitivamente lo ignoró, no quería armar guerra en esa linda situación.

──Una cosa... maravillosa ──murmuró JJ, como si no hubiera estado riendo──. De cabello castaño, mhm... ojos celestes y linda sonrisa ──informó, acercándo una de sus piernas a una de Amelie, causando que sus pieles chocarán entre sí.

También, acercándose a ella hasta que la distancia casi no existiera entre ellos, murmurando esto mismo sobre el oído de Amelie. Y a pesar de que tendría que ser él quien cause nervios en Amelie, no pudo evitar sentir como su estómago daba giros de felicidad al ver el claro sonrojo en las mejillas de Amelie, por alguna extraña razón esto lo había dejado plasmado. Nunca había puesto nerviosa a Amelie.

──¿Pope? ──cuestionó Amelie mientras apartaba su mirada, fingiendo tener que pensar demasiado en aquello.

──Perdiste ──informó JJ con una sonrisa victoriosa. Comenzó a reír en cuanto Amelie hizo un puchero.

──Oigan ──llamó su atención Pope, ahora junto a ellos. Ambos voltearon a mirarlos, sin poder ocultar sus sonrisas aún.

──¿Qué pasa? ──preguntó Amelie tranquilamente, mientras que su sonrisa iba desapareciendo lentamente.

──Ya terminé de repasar mi ensayo ──respondió Pope con una sonrisa divertida al ver que sus amigos también reían.

──¿Y? ──imitó JJ, este fue menos agradable que Amelie, usando su tono cortante y serio.

──¿Qué? Oh, nada. Sólo avisaba ──murmuró Pope al ver que tenía la puerta de salida abierta, alejándose nuevamente del dúo.

──Idiota ──susurró JJ mientras perdía de su vista a Pope, para después volver a Amelie con una abierta sonrisa──. ¿En qué estábamos?

──Mi derrota ──señaló Amelie, escondiendo su mirada penosa por esto. Siempre perdía en ese estúpido juego.

──Oh, eso. Siempre fuiste mala para esto ──bromeó JJ, esbozando una sonrisa al reconocer el enfado de Amelie mientras la veía de reojo.

──Tú eres malo ──indicó Amelie mientras señalaba divertida a JJ con uno de sus dedos sobre la nariz del chico.

──No lo creo ──respondió JJ con la sonrisa vergonzosa aún plasmada en la comisura de sus labios.

──Chicos ──volvió a llamar Pope. Esta vez se escuchaba un poco más intimidado y preocupado.

──Pope, ¿no sabes jugar solo? ──recriminó JJ incrédulo mientras apartaba su mirada de Amelie después de poner sus ojos en blanco.

──¿Qué? ──preguntó Amelie con amabilidad, intentando demostrarse así, ya que en realidad estaba molesta por el hecho de que Pope arruinó su momento.

──Que nos dejes ──repitió JJ mientras le lanzaba uno de sus cigarros ya acabados directamente a su cara, ganándose un pequeño golpe por parte de Amelie.

──Cállate, Fushi ──lo calló Amelie, con una sonrisa divertida al ver lo serío que se había puesto JJ al escucharla──¿Qué suecede, Pope?

──La policía está aquí ──informó Pope señalando en dirección a donde esté había visto a la dicha policía.

Amelie y JJ se asomaron por fuera de las puertas abiertas de la ban, logrando ver aquel reconocible que Pope indicaba. Ambos volvieron a adentrarse a la ban con delicada rapidez.

──Mierda ──murmuraron Amelie y JJ al divisar el auto de policía del condado que se acercaba a la zona del faro.

──Sube ──indicó JJ a Pope, quien aún estaba a unos cortos pasos de distancia de la ban y sus dos amigos.

──Rápido ──aceleró Amelie mientras se adentraba a los asientos traseros de la ban, apurando a Pope.

──Vámonos ──ordenó JJ subiéndose a su asiento delantero, claramente el del conductor.

──¿Qué hay de Kie y John B? ──cuestionó Pope durante unos segundos de silencio. JJ y Amelie lo vieron con obviedad──. Okey ──finalmente se convenció a sí mismo y cerró la puerta de la ban detrás de él.

Este mismo y Amelie compartieron miradas divertidas, por alguna extraña razón la de Pope fue a parar directamente a JJ, quien estaba manejando delante de ellos, por lo que no se dio cuenta cuando Pope le compartió una mirada significativa a Amelie, quien esbozó una sonrisa inconsciente ante esto.

── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──

Unas cuantas horas más tarde, el grupo de Pogues se encontraba nuevamente reunido en la ban. Esta vez, con dirección e intención de continuar con su peligrosa investigación. Ahora, se dirigían al cementerio, ya que, según John B, un familiar importante de él estaba enterrado allí.

Seguramente sería una larga noche, ya que básicamente entrarían sin permiso al cementerio, a plena luz de la luna, y Amelie había logrado ir con sus amigos porque habia escapado de su casa, si es que seguir llamándola así.

──¿No les importa si me relajo? Fue un largo día y pasaron muchas cosas raras. Pasaré desapercibido ──volvió a hablar JJ, refiriéndose a su ‹‹cigarro››──. ¿Quieres un poco? ──preguntó tendiendole uno a Pope.

──Quiero estar alerta ──negó Pope rápidamente, no tenía que pensar demasiado en una respuesta a eso.

──¿Y tú? ──volvió a preguntar, esta vez teniéndolo hacia Amelie, quien negó con su cabeza──. Okey, amigos, su problema es que no son creativos. Si fueran creativos... llegarías a...

──Oigan, sé que me equivoqué con lo del faro, ¿si? ──habló John B, gracias a Dios interrumpiendo a JJ──. Me equivoqué con casi todo, pero tenía razón en algo, ¿okey? Papá intentaba decirme algo.

El viaje había sido bastante silencio para el disgusto de Amelie, ya que a pesar de estar teniendo una mala noche, siempre serían mejores con alguna charla con sus amigos. Cosa que evidentemente no pasó.

Si no hablaban de su investigación, del papá de John B o simplemente JJ ofreciendo cigarros repetidas veces a pesar de haberlo preguntado miles, el silencio siempre gobernaba la van. Algo muy extraño e incómodo cuando se trataba de este grupo de Pogues.

Luego de unos largos segundos, los cuales se habían convertido rápidamente en tan solo una hora, finalmente llegaron a su destino, aún no muy seguros de qué era lo que hacían allí, pero John B no los dejaría retroceder ahora.

Amelie iba caminando entre John B y Pope, mientras que detrás de ellos estaban Kie y JJ caminando a la par.

──Este lugar me da miedo ──habló Kie en un pequeño murmuro, dando rápidos pasos al ver que se quedaba más atrás que los demás.

──Hay muertos, no fantasmas ──respondió Amelie con ironía mienttas se volteaba unos segundos para ver a Kie con una mueca divertida.

──Cállense ──ordenó John B mientras tapaba su boca con uno de sus dedos y callaba a sus amigas.

──Bien, pero, ¿puedo preguntar qué hacemos aquí? ──preguntó Amelie con tonos agotadores.

──Okey... ¿Les pasó recodar una canción, pero no saber quién la canta? ──cuestionó John B.

──No ──negó Amelie con expresiones obvias mientras se ganaba miradas asesinas de John B.

──Sí ──confirmó Kie al mismo tiempo, compartiendo miradas ahora con Amelie al coincidir.

──Redfield. Todo este tiempo pensé que era un lugar, pero no es un lugar ──comenzó John B, mientras que se paraba frente a una de las tantas tumbas gigantes que había──. Es una persona ──indicó, señalando el nombre que había escrito en la tumba.

──O era ──corrigió Amelie en un murmuro, creyendo que no había sido escuchada.

──Bien. Era una persona ──respondió John B──. Es mi tatarabuela, Olivia Redfield. Su apellido de soltera ──informó.

Sus amigos estuvieron un momento en silencio, inclusive John B, compartiendo miradas cómplices y confusas, y quizás preocupadas por lo que tenía planeado John B.

Definitivamente Amelie agregó invadiendo una tumba a su lista de Cosas estúpidas que hice hoy.

──Ayúdenme con la puerta. Vamos ──volvió a hablar John B mientras que se acercaba a la gran puerta.

──Está bien ──respondió Pope acercándose a John B con la intención de ayudarlo a abrir la puerta.

──Dos... tres... ──indicó John B con tranquilidad, para después comenzar a empujar aquella puerta con todas sus fuerzas.

Y como Amelie y Kie muy obvias creían, la puerta no cedió. Era demasiado vieja y fuerte para hacerlo.

──¿Estás empujando? ──cuestionó Pope con dificultad. Incluso en su voz se notaba la fuerza que estaba haciendo.

──Sí, estoy empujando ──contestó de igual manera John B mientras seguía dejando todas sus fuerzas en abrir la puerta.

──Espera ──llamó JJ, acercándose también a abrir la puerta al ver que aquellos dos no lo lograban.

──Vamos, esta puerta pesa trescientos kilos. No va a ceder ──aseguró Pope mientras aún empujaba la puerta junto con JJ y John B.

──No llegamos hasta aquí para rendirnos, ¿si? ──añadió JJ. Al parecer, era el que tenía más esperanzas para abrir la puerta.

Todos dejaron de lidiar con la gran puerta al ver como una serpiente salía de uno de los pocos grandes agujeros que había en la puerta. Cuando cayó al suelo, todos los presentes dieron un respingo y saltos hacia atrás por el susto que esto les había dado.

Pope y Amelie compartieron miradas divertidas al ver que habían terminado abrazados fuertemente al otro. Definitivamente no se habían dado cuenta por el susto.

──Es una serpiente mocasin. Es venenosa ──indicó JJ mientras que caminaba frente a la serpiente intimidantemente.

──¿Si? No me digas... ──ironizó Amelie de brazos cruzados, después de poner sus ojos en blanco por las tonterías que JJ nunca dejaba de decir.

──La muerte nos acecha ──habló JJ con seriedad, cosa que enfadó más a sus amigos.

──¡JJ! ──nombró Amelie con furia, intentando impedir que JJ dejara de ladrarle a las serpientes como un niño.

──Cállate, ¡Cállate! ──ordenó Kie empujandolo por los dos hombros con brusquedad.

──Despertarás a los muertos, hermano ──se quejó Pope mientras soltaba suspiros cansados.

Era difícil lidiar con la variable independiente.

──Hombre, les temen a los perros. Todos lo saben ──informó JJ, después de ladrar──. Esperen, Esperen.

──¿Qué? ──moduló Pope con confusión, dejando de prestarle atención a John B y la tumba de lado.

──Sí hay una, seguro hay más ──continuó JJ, raramente emocionado como lo había estado segundos antes, para después volver a ladrar.

──Vamos, ¿puedes callarte? Me asustas ──se quejó Kie con su temor y preocupación aún intactos.

──JJ, cállate o te voy a golpear tan fuerte que no podrás volver a abrir tu boca ──lo amenazó Amelie al ver como JJ se reía sin piedad de Kie.

──Sí, JJ. No le ladres a las serpiente ──retó John B con su vista únicamente pérdida en la tumba.

──Oye, John ──nombró Pope, quien no había podido terminar de hablar gracias a la voz cansante de JJ.

──Me aseguro de que no se acerquen.

──Cállate ──ordenó Pope, y para su buena suerte, JJ se calló de inmediato──. John, escucha, no entraremos ahí, ¿si? No se abre. Deberíamos irnos ──terminó.

──Miren ──señaló Kie mientras que señalaba con su linterna uno de los agujeros que habían en el tumba.

──¿Qué? ──interrogó JJ dándose la vuelta hacia ella, al igual que los demás presentes lo hicieron.

──No, no ¿crees que entrarías por ese agujero? ──preguntó John B al entender a que se refería.

──¿Yo? No, es muy pequeño para mi ──negó Kie, quien por esto última se giró hacia Amelie, al igual que sus amigos──. Oh, no... De ninguna manera.

──¿Qué? ¿Por qué todos me... ──comenzó a negar Amelie rápidamente, sabiendo a donde querían llegar con sus miradas.

──Es por John B ──dijo JJ con también la intención de convencer a Amelie. Por ahora no estaban ni cerca de hacerlo.

──¡No me comprometas! ──recriminó Amelie alzando su voz mientras lo señalaba con uno de sus dedos.

Antes de que John B tapara su boca con la palma de una de sus manos para que, si había alguien más allí, no la escucharan gritar. Amelie, como forma de intentar separarse, pasó su lengua por la mano de su amigo, quien la apartó rápidamente con asco.

──Bien, si no quieres está bien... Después de todo... fue en vano intentarlo ──murmuró John B con rendición, mirando a Amelie insignificante.

──Mierda ──murmuró Amelie para sí──. Está bien. Lo haré ──finalmente, cedió. Mientras que sus amigos festejaban.

──Vamos, ¿me ayudan con esto? ──requirió Kie mientras volvía a acercarse a la puerta de la tumba, refiriéndose a las ramas que interferian la entrada.

──Gracias, Melie ──agradeció John B.

──Yo te ayudaré ──accedió JJ también acercándose a sus amigos, quienes apartaban aquellas ramas.

──¿Lo tienes? ──preguntó Kie mientras acompañaba a Amelie a estar delante de la puerta también.

──Sí, lo tenemos ──confirmó John B siguiendo con la fuerza insistente sobre dejar las ramas apartadas, al igual que Pope.

──Ayúdala a subir ──ordenó John B dándose la vuelta hacia JJ durante pocos segundos.

──Sí, vi como lo hacen en las películas. ¿Lista? ──informó JJ mientras se agachaba con su espalda pegada a la pared.

──¿Y qué buscamos? Para ser claros ──preguntó Amelie, antes de acercarse a JJ con lentitud.

──Lo sabrás cuando lo veas ──respondió John B con una sonrisa incómoda, ya que él mismo sabía que eso no ayudaría mucho.

──Eso me ayudará. Gracias, John ──se burló Amelie mientras se encogía de hombros──. Ten esto ──ordenó Amelie, dándole su linterna en mano a Kie, quien ahora estaba detrás de ella.

──Muy bien, sujetate de ahí ──señaló JJ, mientras que Amelie seguía sus instrucciones──. Pon tu pie... ──volvió a indicar, y Amelie volvió a obedecer──. Bien, a las tres. Uno...

──Okey ──confirmó Amelie, mientras se sostenía gracias al agarre de JJ debajo de uno de sus pies.

──No importa, hazlo cuando quieras ──bromeó JJ, impulsando a Amelie hacia arriba.

Finalmente, Amelie reunió todas sus fuerzas y logró entrar, saltando al interior de la tumba en cuanto estuvo dentro. Sintiendo el agua salpicar debajo de sus dos pies al caer sobre el duro suelo.

──No veo una mierda ──se quejó Amelie mientras entrecerraba sus ojos con la intención de lograr divisar algo entre la oscuridad.

──Oh, ten ──señaló Pope mientras le pasaba a Amelie la linterna que ella misma había tenido hace segundos.

Cuando tomó la linterna, alumbró con su tenue luz su alrededor, buscando algo que llamara su atención. Y por el momento, no había absolutamente nada que llamara su atención.

──¿Estás viva? ¿Aún tienes pulsaciones? ──cuestionó John B desde asomándose por el agujero.

──No por mucho si sigo juntándome con ustedes ──respondió Amelie con incredulidad, de entre dientes por sus tantas preguntas.

──Bien. Que bien.

──Sigo sin ver una mierda ──volvió a quejarse Amelie, escuchando los murmuros que soltaban sus amigos, quejándose de ella.

──Aquí tienes ──indicó John B acercando su brazo al interior de la gran tumba por medio del agujero.

Amelie aceptó el farol que John B le pasaba a través del agujero, acercandolo más a la extraña pared que tenía frente a ella.

¿Por qué extraña? No había precisamente oro, sino que había un pequeño espacio, donde había un claro paquete blanco en el.

──¿Ves algo? ¿Hay algo? ──preguntó JJ con preocupación mientras intentaba ver por el agujero.

──Creo que sí... ──respondió Amelie mientras que una victoriosa sonrisa se formaba.

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