ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝖿𝗂𝖿𝗍𝖾𝖾𝗇
chapterㅤ𓍼ㅤㅤfifteen:
Vuela, vuela, lindo brillo
ㅤUna vez abandonaron el bosque, el grupo de Pogues se encontró en un tiradero, donde los habitantes del corte dejaban sus muebles viejos o los que ya no tenían uso. Se mantuvieron allí, esperando impacientes por su amigo faltante.
──¡No puede ser! ──Amelie continuó con su queja. Sus amigos tuvieron que aguantarla durante todo el camino con sus ideas preocupantes──. ¿Y si Ward ya lo mató? Ay, Dios mío... ¡Ay, Dios, mío!
La castaña caminaba de aquí para allá, denotando sus nervios.
──¡Ames! ──la llamó JJ, alzando su voz. Quitando de lado el hecho de estar enamorado de ella, se le estaba haciendo difícil escucharla──. Deja esas tonterías, John B está bien ──le aseguró con más tranquilidad.
──¡Dejamos a John B en el matadero! ──prosiguió ella, ignorando el pedido de JJ.
El rubio se dejó caer sobre un pequeño y viejo banco soltando un pesado suspiro. Intentar convencer a Amelie ya no tenía sentido alguno.
Al escuchar el ruido del avión despegar, sus vistas fueron a parar al despejado cielo sobre sus cabezas. Justo en aquel momento, el mismo avión de la pista que cargaba con el oro, se alejaba de la isla con su descubrimiento.
──Vuela, vuela, lindo brillo ──ironizó JJ, con rendición.
──Mierda... ──murmuró Amelie.
──¡Mierda! ──no fue Amelie quien alzó su voz esta vez.
Las sorprendidas miradas de sus amigos fueron a parar hasta él. Pope estaba inquieto, igual de preocupado que ellos.
──¡Mierda! ──volvió a bociferar.
──¡Pope! ──lo retó Kiara, asombrada por su repentina reacción.
──¡Maldita sea!
Al mismo tiempo que Pope destrozaba todo lo poco que quedaba en aquel lugar, sus tres amigo aun lo seguían con sus miradas perplejas. Tanto recordaban y sabían de Pope, que tenían muy confirmado que nunca lo habían visto reaccionar así, ni siquiera en la primera vez que reprobó un examen.
──¡Pope! ──llamaron sus dos amigas al unísono, esperando que esa vez Pope se calmara.
Pope se rindió, aún denotando su aflicción y dolor. No tenía que decir nada para que sus amigos se den cuenta de su estado. Este mismo se dejó caer en uno de los sofás viejos que también estaban abandonados en el lugar, dejando caer unas pocas lágrimas de ira y notable decepción.
──Sí, amigo ──celebró JJ después de dejar el silencio cesar──. Me preguntaba cuando pasaría esto ──dijo, acercándose a él.
Amelie tomó lugar junto a Pope, recostando una mano sobre su hombro como forma de apoyo e intento de tranquilizar sus nervios.
──Aquí tienes ──ofreció el rubio, extendiendole uno de sus porros al moreno──. Un poco de hierba no hace daño a nadie ──comentó ante la notable duda de su amigo.
──JJ, ¿qué haces? ──cuestionó Amelie elevando su mirada a JJ, quien parecía estar completamente seguro de lo que hacía.
──Relájate, Ames ──le pidió.
──Sabes que no fuma ──indicó Kiara, tampoco de acuerdo con las intenciones de JJ.
Pero a Pope pareció importarle poco, ya que, por un solo segundo, decidió olvidarse de ese Pope correcto, de ese Pope ‹‹aburrido››. De igual manera, tomó el porro con facilidad.
──Bueno, tal vez hoy empiece ──alegó JJ, dejándose caer junto a su amigo.
──Pope ──Kiara llamó su atención──. ¿Y eso cómo ayudará? ──quiso saber, señalando el porro.
──Perdí la beca, Kiara. Me fui en medio de la entrevista ──le recordó él──. La perdí. No la conseguiré ──agregó, rendido.
──¿Lo hiciste por nosotros? ──Kie no pudo evitar volver a soltar otra de sus tantas preguntas.
──No, por nosotros no ──corrigió Pope, poniéndose de pie──. Y por nada.
──Estoy para ti, Pope ──le aseguró el rubio al moreno, dejando caer uno de sus brazos sobre los hombros del nombrado──. Bienvenido a mi mundo ──ironizó, dándole unas pocas palmadas al pecho de su amigo.
──JJ... ──quiso advertirle Kie, más el nombrado logró interrumpirla antes de poder terminar su frase.
──¿Qué, Kie? Tiene razón. Ya nada importa.
Mientras que sus dos amigos comenzaban a dirigirse, Pope llevó el porro a sus labios entreabiertos con lentitud y seguridad.
──No tienes que hacer eso ──señaló Kiara, ignorando el comentario de JJ, volteándose hacia Pope.
──¿Qué te importa? ──bufó Pope en respuesta, dejando salir el humo.
Antes de que Kie pueda replicar, Amelie, quien se encontraba sumida en silencio, llamó su atención.
──¡John! ──lo nombró Amelie, finalmente sintiéndose más aliviada. Corrió directo hacia su amigo, esperando reacción alguna por parte de él.
Aquellos tres que discutían pararon en seco tras oír el llamado proveniente de Amelie. Se voltearon hacia donde ella corría, notando ahora la renovada presencia del nombrado desaparecido.
Cuando estuvieron ante John B, la sangre que cubría ambas manos del castaño y las machas de esta misma en su camiseta lograron llamar rápidamente la atención de aquel grupo de amigos.
──¿Es tu sangre? ──cuestionó JJ, alzando la mano con sangre de su amigo con inquietud y preocupación.
──¿De quién es la sangre? ──fue Kie quien se quiso sacar la duda esta vez.
──¿Estás bien? ──interrogó Amelie, pues John B no reaccionaba ante ninguna de sus palabras.
──Mierda.
Dicho aquello, John B guió a sus amigos detrás de los muebles, escondiéndose de la policía en cuanto sus sirenas comenzaron a resonar cercanas.
Luego de que John B se tomara unos cuantos minutos para preparar su relato, él comenzó a contarle a sus amigos sobre la sucedido en la pista mientras que ellos corrían atravesando el bosque.
Una persona muerta. Un Kook sosteniendo el arma homicida. Cuatro testigos, dos cómplices. Y dos inocentes que no sabían que sus vidas estarían por cambiar con tan solo presenciar la muerta de la oficial Peterkin.
Amelie solía conocer a Rafe. O, bueno, solía creer conocerlo. Él, en algún momento, fue un buen chico. A pesar de comportarse como un Kook, como bien cualquier Pogue lo describiría, él era completamente diferente a como lo veía ahora.
Recordaba que Rafe solía decirle lo mal que estaba por no llamar la atención de su padre. Por no tener la misma cantidad de cariño como la que se llevaba Sarah.
No supo porqué, pero algo le decía que Ward Cameron estaba detrás de todos sus cambios de comportamiento.
── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──
Luego de una larga tarde de lamentos y preocupaciones por los evidentes escalofriantes momentos pasados en la pista de despegue, John B también expandió el porqué Sarah no se encontraba con ellos.
Ante la locura y sed de venganza que los Pogues ─más específicamente John B─, no se les ocurrió peor idea que visitar la comisaría del condado. Según el castaño, confirmaría los hechos reales de lo sucedido. Si tenía suerte, Ward no habría mentido sobre el culpable.
Era una lástima que la suerte se haya olvidado de ellos hace bastante.
En éste juego puedes jugar con la suerte, pero jamás con la muerte.
──Alguien tiene que decirles lo que pasó ──anunció John B, sentado detrás del asiento copiloto donde se encontraba Amelie.
Ambas chicas del grupo eran quienes se encontraban en los asientos delanteros del vehículo.
──¿Y qué te hace creer que Ward no lo hizo? ──le preguntó Amelie, dándose la vuelta sobre su asiento para poder verlo.
──¿Qué dirá Ward? ¿Que su hijo mató a Peterkin? Ninguno de nosotros cree que pueda decir eso.
──Duh. Es exactamente a lo que me refiero ──correspondió la castaña──. Si Ward vino aquí a testificar, probablemente no haya dicho que su hijo mató a la sheriff Peterkin, ni mucho menos habrá dicho que fue él. ¿A quién crees que pueda culpar, eh?
John B se quedó en blanco, sin tener una respuesta exacta para la pregunta de Amelie, pues su argumento era uno bastante válido. Ella no estaba siendo negativa, estaba siendo realista.
Fue la tos de Pope lo que llamó su atención y lo único que logró salvar a John B y a Amelie de aquel incómodo silencio que estaban creando. Claramente la tos del moreno no era una casualdiad, era gracias a que aun no terminaba de pedirle cigarros a JJ, a pesar de que supiera que su organismo no se encontraba acostumbrado a aquellas sustancias.
──Pope, deja eso, ¿quieres? ──ordenó Amelie luego de poner sus ojos en blanco. Muy pronto él comenzaría a demostrar los efectos de aquello que fumaba.
De alguna dolorosa manera, le recordó a cuando JJ comenzó a hacerlo. Recordaba que no eran muy pequeños, pero tampoco lo suficientemente maduros como para adentrarse tan pronto al mundo de las drogas. Se acordó a la perfección la imagen de JJ. Él estaba en el baño de ella, recostado dentro de la tina, mientras que Amelie, sin saber cómo controlar los efectos en el rubio, se mantenía junto a él para todo lo que necesitase. Empeoró cuando Amelie también se encontró con aquel mundo. Cuando las amistades se pusieron a prueba.
Recordó cuando juró no volver a hacerlo. No por su madre o por ella. Lo hizo por ellos, por su familia; por los Pogues.
──Con calma, amigo ──habló JJ, en busca de tranquilizar a su amigo──. Muy bien, seré muy honesto contigo... ──prosiguió él, dirigiéndose ahora a John B──. Puedes terminar en territorio enemigo, pero nunca tienes que ir por cuenta propia. Es fundamental. Papá siempre me dijo que nunca jamás hay que confiar en la policía, no importa como estés o...
──Tu papá es mentiroso y abusivo ──dijo Kie. JJ volteó a verla, un tanto herido por sus palabras.
¿Cada vez que se mencionara a su padre tenían que recordarselo?
──Oye ──la señaló Amelie, como modo de advertencia.
──A la mierda la policía ──animó Pope, sintiendo el odio por los mencionados.
Sus amigos ─Amelie y JJ, quienes estuvieron muy orgullosos de él─ lo miraron con sorpresa, más sin aborrecer sus palabras.
──¿Te pasaste al lado oscuro? ──ironizó la morena.
──¿Cuándo fue la última vez que la policía nos ayudó? ──debatió el moreno──. Exacto. Nunca.
──Peterkin se preocupó por mi, ¿si? ──continuó John B, con brusquedad──. O al menos, lo intentó. Tienen que saberlo.
John B colgó sus palabras en el aire y, sin esperar por las respuestas de sus amigos, abandonó el coche. Los demás presentes lo siguieron con sus muy atentas miradas sobre él. Antes de alejarse, le dio una corta mirada a Amelie, quien lo veía a través de su ventanilla completamente abierta.
Ella asintió, sabiendo que él buscaba alguna confirmación. A pesar de que no aprobaba su idea, lo apoyaría en todas sus malas.
──¿Alguien sabe algo de Jack? ──cuestionó Amelie una vez John B se alejó.
──¿Y si Ward lo mató? ──contestó el rubio ahora detrás de ella──. Quiero decir...
──O quizás ya nos traicionó y no necesita más de nuestra información ──dijo Pope esta vez, con su mirada puesta en su ventana.
──Cállate ──le pidió Kiara──. No te preocupes, Amelie. Tal vez solo está...
──Confundido ──completó JJ, interrumpiendola.
──Secuestrado ──ideó Pope también, al mismo tiempo en el que JJ habló.
──Tiene sentido, en realidad ──aceptó Amelie, volviendo a sentarse derecha en su lugar──. No lo conozco mucho, pero sé que no es un mal tipo. Sólo no quiero que le pase algo o...
Las muy conmovedoras palabras de Amelie se vieron interrumpidas ante el regreso de su amigo ausente.
──¡Kie, enciende el auto! ──ordenaba John B a gritos, golpeteando la puerta junto a Amelie──. ¡Rápido, vamos!
──¿Qué hiciste? ──interrogó Amelie, siguiendo con su ansiosa mirada a su amigo.
John B ignoró su pregunta y volvió a adentrarse al vehículo.
──¡Vamos, vamos! ──volvió a apurar.
──¡Amelie! ──el moreno la llamo desde los asientos traseros, observando como su amiga perdía la pelea──. ¡Ábrela!
Al inicio, la castaña no entendió muy bien el porqué del pedido de su amigo. Pero, cuando logró hacerlo, cumplió su deseo.
Amelie obedeció, abriendo la puerta y causando que, a su paso, ésta misma golpee fuertemente a la oficial, dejándola caer al piso casi al instante gracias al fuerte impacto. Mientras tanto, Kiara, al volante, suplicaba por explicaciones.
── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──
Aquella misma noche, luego de un día tan escandaloso, finalmente el sol se ocultó y la luna se dejó ver, dándole a esos Pogues en fuga la tranquilidad que claramente necesitaban.
El grupo tenía muy en cuenta que ninguno podía volver a su casa. Todos en la isla conocían a aquel muy famoso y rebelde grupo de Pogues, por lo que todos los habitantes también sabrían que son amigos de John B e intentaría entregarlos.
Por esto mismo fue que decidieron esconder muy bien el paradero del vehículo en el que habían estado toda la tarde metidos para pasar la noche.
Pope se encontraba recostado en el asiento copiloto, mientras que Kie lo estaba en el del conductor. En los asientos se encontraban Amelie, JJ y John B. En medio de ambos se encontraba la castaña, con la cabeza del rubio junto a ella sobre su hombro.
──Buenas noticias para los residentes de Outer Banks. Dominion Power asegura que los cables submarinos que darán energía al 90% de la zona, deberían comenzar a funcionar dentro de las siguientes 24hrs...
Los coches policiales no dejaban de moverse con rapidez a su alrededor, pero ninguno de los presentes se movió. Sabían que John B no estaría lo suficiente seguro allí por mucho más tiempo. Si debían sacarlo, debían hacerlo ya.
──Aún no se produjeron arrestos por el asesinato de sheriff Susan Peterkin. La policía estatal se encuentra en la búsqueda de un sospechoso, un joven...
Antes de que el desconocido pudiera terminar su descripción, Kie apagó la radio del auto, ya que todos los presentes tenían muy en claro que sería lo próximo que diría. No les gustaba para nada la idea de que uno de sus mejores amigos sea acusado injustamente.
──Pensemos ──pidió JJ, sobre el hombro de Amelie──. Tal vez sólo ustedes puedan ayudar porque son los inteligentes, pero... ¿A quién le creerá la policía? ¿A Ward Cameron o a nosotros? El denunciante es un desarrollado inmobiliario casi dueño de la isla conoce a todos los tipos importantes y el acusado... es John B, un chico de dieciséis que vive en la calle en este momento...
──Gracias ──el nombrado le agradeció con ironía.
──Mierda ──murmuró Amelie, rascando el puente de su nariz con cansancio y rendición.
──Okey, amigo. Yucatán, ¿si? Es la única opción. ¿Qué otra opción tienes?
──Basta con esa mierda de México, Sarah les dirá la verdad ──aseguró John B, sin poder aguantar muchas más ideas de JJ.
──Fue testigo de todo ──añadió Kiara.
──¿Y va a enviar a prisión a su hermano? ──preguntó Pope, con clara duda.
──Es imposible, ¿si? ──JJ continuó, sentándose en su lugar mientras apartaba el cigarro──. Tenemos que sacarte de la isla y...
──El ferry. Es la única forma ──correspondió Pope rápidamente.
──Sí, vete mientras aún puedas, amigo, ¿okey? Antes de que cierren la isla ──apoyó el rubio, desesperado por encontrarle a su amigo una salvación.
──Chicos, abajo ──ordenó Kie, agachándose levemente al escuchar las sirenas resonar con cercanía.
En cuanto los autos policiales terminaron de pasar, el grupo pudo estar más seguro, reacomodandose sobre sus indicados asientos.
──Sarah no es una Pogue, John B ──continuó diciendo Pope.
──Sí. No puedes quedarte aquí ──el rubio volvió a apoyarlo.
Mientras que el silencio volvió a rondar, Amelie volteó para ver a John B, quien no logró esconder la decepción los comentarios y acusaciones. A pesar de que sean sus amigos, no quería abandonar la isla solo. No podía hacerlo cuando dejaría a toda su vida en ella.
──¿Tú qué piensas? ──le preguntó John B, como si hubiese sentido la impaciente mirada de la castaña.
Ella le intentó dar una sonrisa reconfortante.
──Pienso que deberías hacer lo que creas mejor. Si te quieres ir, hazlo. Pero no opino que deberías hacerlo solo.
Bajo toda circunstancia, John B sonrió. Era reconfortante para él saber que su hermana lo apoyaba.
Segundos después, todos se volvieron a acomodar para continuar su sueño. Tras sentir dos brazos fuertes afianzarse a su cintura para atraerla hacia atrás, ella se dejó llevar, sabiendo perfectamente quien era el dueño de aquellos brazos. Amelie quedó con su espalda pegada al pecho de JJ y con un brazos de este abrazándola.
Luego, durmieron.
── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──
──Muy bien... ──inició Kie, deteniéndo el motor de la camioneta──. ¿Quién irá? ──cuestionó en cuanto tuvo todas las miradas.
Los presentes compartieron miradas en busca de ayuda, ya que uno o dos de ellos tenían que bajar para ver los horarios de el ferry donde, si tenían suerte, se iría John B.
──Yo iré ──respondió Amelie al ver que ninguno de sus amigos tenía la consideración de hacerlo.
──Iré contigo ──se sumó Pope, abriendo la puerta a su lado al mismo tiempo en el que JJ abría la de él para que Amelie pudiera bajar.
──Ten cuidado ──requirió JJ, deteniendo a Amelie. Ella sonrió con diversión. Ante reconocer sus palabras, él carraspeó su garganta──. Quiero decir, tengan cuidado.
──La palabra ‹‹cuidado›› no está en mi diccionario ──contestó Amelie, agregando al ambiente esa diversión que necesitaba. JJ ladeó su cabeza, sin estar cien por ciento seguro de qué haría ella──. Lo tendremos, Fushi.
Luego de separarse de JJ y abandonar el coche, Amelie se apresuró en llegar hasta Pope, con la latente inseguridad de ser descubiertos por alguien. Ambos llegaron juntos al tablero de anuncios.
──Maldición, ya deben haber cerrado la isla ──maldijo Amelie después de leer el folleto que informaba que aquel día el ferry estaría cerrado.
Pronto, encontraron un folleto que se llevó por completo sus atenciones. Unos pocos centímetros más abajo, justo debajo del anuncio del ferry, se encontraba un folleto con la imagen de una cara claramente familiar.
‹‹EN BUSCA Y CAPTURA
JOHN ROUTLEDGE
RECOMPENSA $25.000››
──Mierda ──murmuraron al unísono.
──Mira ──pidió Amelie, señalando un punto a la distancia. Pope obedeció, siguiendo la dirección en la que apuntaba el dedo de Amelie.
──¿Es Jake?
──Debemos irnos ──informó la castaña, dándose la vuelta hacia su amigo.
──Espera, tomaré esto ──dijo Pope, tomando aquel folleto.
Cuando Amelie volvió a darse la media vuelta en busca de su insufrible padrastro, se dio cuenta de que aquel ya no se encontraba allí.
──Pope, vámonos ──lo apuró, sintiendo los nervios volver a ella.
──¡Ahí están!
Ambos amigos se dieron la media vuelta hacia el grito. Un hombre desconocido golpeaba una de las ventanas del vehículo donde los Pogues se encontraban.
Oh, no, habían encontrado a John B.
Sin ponerse de acuerdo, ambos dos se echaron a correr lo más rápido que pudieron hacia el coche.
──¡Oigan, ella los conoce! ──gritó otra voz. Voz que Amelie reconoció automáticamente como la de Jake──. ¡No huya
──¡Que raro un Haylan involucrándose en un asesinato! ¡Asesina! ──gritó otro.
──¡Atrapenla!
──¡Ames!
La voz del rubio fue lo único que logró volver a traerla a la realidad.
──¡Corre! ──la apuró Pope, ya sentado dentro del vehículo.
Amelie continuó corriendo mientras el coche comenzaba a moverse en buscar de su huida. Los presentes la seguían a la misma velocidad con la que ella escapaba de ellos.
Una vez logró llegar hasta la puerta de JJ, quien la abrió unos segundos antes de su llegada, Amelie dio un pequeño salto que la dejó finalmente dentro del coche con sus amigos. JJ tiró un poco de ella para ayudarla a terminar de entrar y poder cerrar la puerta nuevamente.
──¿Qué pasó allí? ──preguntó Kie, con su atención puesta en Pope, quien conducía.
──Encontramos un...
Amelie se vio nuevamente interrumpida gracias el coche delantero que causó Pope al volante.
──¡Wow! ¡Nunca estuve tan vivo! ──celebró el moreno.
──¡¿Quién tuvo la pésima idea de dejarlo manejar?! ──Amelie alzó su voz.
──Mi mamá me matará... ──se lamentó Kiara.
──Soy el menos indicado para decirlo, pero no deberías conducir ──habló JJ debajo de Amelie, aferrándose con firmeza a ella──. ¡Detente!
Y por muy extraño que suene, Pope detuvo el auto, para después girarse hacia sus amigos con suma seriedad.
──John B, sal ──ordenó, girando levemente su cabeza para poder ver a John B.
──Tiene razón. Los atraeremos, tú vete ──correspondió el rubio──. Buscaré el bote y nos encontraremos en el embarcadero mañana a las tres, ¿si? ──indicó, mientras veía como John B los abandonaba.
──Sí ──confirmó el castaño, para luego cerrar la puerta detrás de él y correr en dirección al bosque más cercano.
──¡Te amamos, amigo! ──gritó Amelie sacando su cabeza fuera de la ventana.
Sin dejar de correr, John B le mostró su dedo de corazón, demostrando que él también lo hacía.
──¡Vamos, vamos!
Entonces, Pope volvió a arrancar a toda velocidad el auto que claramente no tenía demasiado futuro ahora.
•••
Mientras que John B arriesgaba su vida para mantenerla intacta, sus amigos también buscaban un lugar seguro donde poder quedarse.
Analizaron las opciones, y a ninguno de los presentes se les ocurrió mejor idea que seguir las intuiciones de Kie.
──Pope, destrozaste el auto, amigo. Estuvo increíble ──celebró JJ con una pequeña sonrisa.
JJ se encontraba con su espalda pegada a la puerta detrás del asiento copiloto, donde aún se encontraba Kie, acompañando al desquiciado conductor. Por último, Amelie estaba recostada con sus piernas sobre la ventanilla y su cabeza sobre el regazo de JJ, quien no se había quejado en lo absoluto de esto.
──Me gustaría ya no conducir ──se quejó Pope, con el cigarro en una de sus manos.
──¡Detente! ──ordenó Kie.
Pope no tuvo mejor opción que obedecer. A pesar de las quejas y demandas, lo hizo. Kie abrió la puerta casi al instante de sentir que el auto se había quedado completamente quieto.
──JJ, no es gracioso. No puede conducir así ──masculló Kie, cerrando la puerta de copiloto detrás de ella.
JJ le dio una corta y leve mirada a Amelie, quien, a pesar de estar casi dormida, le respondió con una sonrisa divertida.
──Mamá se enfadó ──bromeó el rubio después de llevar el cigarro nuevamente a su boca.
Mientras que Kie caminaba por la parte delantera del auto, Pope se limitó a pasar por el medio de los asientos delanteros, en dirección a Amelie y JJ. Cuando llegó a ambos, tomó del brazo de Amelie y la volvió a sentar, tomando él mismo el lugar en medio de la pareja, distanciandolos a su lento paso.
──Oye, hermano... ──comenzó a quejarse JJ, refiriéndose a la lejanía que generó entre él y Amelie, cosa que le importó muy poco a Pope.
Antes de verse obligada a escuchar las discusiones y el obvio pero ligero olor a lo que fumaban, Amelie imitó los pasos de Pope para llegar allí, con la única diferencia de que ella lo usó para sentarse en el antiguo asiento de Kie, el asiento de copiloto.
──Ahora está lejos ──continuó JJ con sus relativamente largas quejas para Pope, quien no parecía estar en su mismo mundo──. ¿A dónde vamos? ──decidió ignorar a Pope, dirigiéndose ahora hacia Kie.
──Al único lugar donde no nos buscarán.
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primera parte aaaaaaaaaaa
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