ㅤㅤ𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝖾𝗅𝖾𝗏𝖾𝗇
chapter 𓍼 eleven:
Misión cumplida
ㅤAl día siguiente, las tres chicas atrapadas en aquel bote, amanecieron mucho mejor que en otros días. La compañía mutua era algo que, raramente, les había subido el ánimo tras despertar.
Después de un largo tiempo, se sentían juntas en armonía nuevamente. Como en los viejos tiempos.
A la lejanía, reconocieron el pequeño bote acercándose hacia ellas, donde se encontraban los tres chicos restantes del grupo; JJ, Pope y John B, con unas amigables sonrisas, como si no hubiera sido su culpa que se quedaran allí. Como si no fueran los responsables.
──Oh, oh... ¿Se olvidaron las llaves o algo así? ¿Necesitan remolque? ──bromeó Pope a la distancia.
──No les demos la satisfacción de creer que funcionó ──habló Kie, dirigiéndose a sus dos amigas.
──Estoy de acuerdo ──confirmaron ambas chicas al unísono con obviedad.
──Admitanlo, fue gracioso ──dijo ahora John B, terminando de acercarse a las tres chicas que lo miraban con ofensa.
──John B ──nombró Kie con pocas ganas, casi de entre dientes.
──¿Qué tal? ──saludó John B cordialmente, refiriéndose al llamado reciente de Kie.
──Deberías pensar así en la escuela ──se burló Amelie, llamando la atención de aquel chico que la veía con simpleza.
──La escuela no importa ──contestó John B──. Siempre planeo todo ──agregó con superioridad.
──Estupideces patriarcales ──musitó Kie, poniéndose de pie, ambas chicas detrás imitaron sus movimientos.
──Fue una estupidez ──soltó ahora Sarah, también poniéndose de pie.
──Aún nos quieren, ¿verdad? ──cuestionó JJ. Su mirada viajó únicamente hasta Amelie.
──No ──negó Amelie, casi al instante en el que Kie confirmaba aquello.
──¿Aún me odias? ──preguntó John B, con su juguetona vista puesta en Sarah.
──Un poco ──respondió esta, cruzándose de brazos──. Vamos a vengarnos cuando menos lo esperen.
──Tengan cuidado, chicos ──amenazó Kie, con una mirada amenazante y asesina.
──Bueno, por una vez me gusta el desafío ──habló ahora Pope, con su tono de victoria asegurada.
──Sí, a mi también ──concordó JJ con alegría, quien estaba parado a la par de Pope.
──Entonces... ¿Pudieron...? ──comenzó Pope nuevamente, dejando la respuesta para sus amigas.
──¿Terminar con nuestras diferencias? ──completó Kie con incredulidad. Sarah y Amelie negaron de inmediato──. Para nada.
──Pero aceptamos trabajar juntas ──agregó Sarah, como si poco le importara.
──Bueno, es una victoria ──alegró John B con emoción, haciendo palmas con Pope divertidos.
Sarah volteó para ver a las dos chicas que estaban junto a ella, dándoles a ambas un guiñado de ojos, ya que sabía que esto era mentira.
──¿Saben que? Fue la marihuana ──aseguró el eubio, casi igual de emocionado como lo estaban sus amigos.
──Ya basta ──ordenó Pope cortante a su lado, dejando a JJ con las palabras en su boca. JJ se calló al instante, obedeciendo.
──Bien, cállate ──volvió a ordenar John B para el mismo──. Entonces... ¿Buscamos el tesoro? ──cuestionó con emoción.
──Sí, como sea ──respondió Kie con poca ganas mientras daba un pequeño salto para llegar al bote.
──Suban al bote, vamos ──alentó Pope, con su mirada puesta en las chicas que los acompañaban.
Amelie imitó a Kie, dando un corto salto que la dejó dentro de aquel bote donde se encontraban sus tres amigos.
Cuando JJ se acercó para abrazarla, Amelie lo sacó de un pequeño empujón, fingiendo ofensa. Claramente no estuvo mucho tiempo fingiendo, ya que le dio pena ver su reacción, por lo que después, fue ella quien se lanzó a sus seguros brazos.
── ─ ─| 𓆉 |─ ─ ──
Por fin, el momento que los Pogues tanto habían estado esperando, llegó.
──Bien, ¿tienen la cuerda? ──comenzó a preguntar John B. JJ asintió──. ¿Ganchos?
──No tenemos ganchos, no somos Batman ──respondió JJ con obviedad.
──¿Guantes? ──preguntó John B nuevamente. Kie confirmó──. ¿Ropa oscura? ──esta vez, Sarah asintió──. ¿Linternas? ──terminó, dando a confirmar por Amelie.
Amelie no se esforzó mucho con su atuendo esta vez. Tal y como John B lo había pedido, estaba vestida por prendas completamente negras. Llevaba un gorro de lana negro, un pantalón corto negro, una camisa y su abrigo, negro también. Su claro cabello castaño caía sobre sus hombros, peinado en dos largas trenzas.
Al verse, JJ le había asegurado que se veía genial, que se había convertido en su delincuente favorita.
──Estamos listos ──finalizó John B.
──Hagamosnos millonarios ──añadió el rubio, con diversión.
John B bajó del vehículo, rodeando su parte delantera para poder llegar a la puerta trasera. Una vez allí, la abrió para permitirle la salida a sus amigos.
──Vamos, chicos ──apuró Sarah, bajándose de la ban.
──Y chicas ──corrigió Kie, siguiendo los pasos de Sarah.
Cuando Amelie estuvo por bajar, John B los detuvo.
──Gracias por estar aquí. En serio, significa mucho para mi ──agradeció él, con sinceridad real.
Sus amigos, quienes lo miraban con atención, mostraron sus lindas y abiertas sonrisas ante su agradecimiento. Algo tierno para el crudo momento.
──Siempre ──aseguró Kie, sin abandonar esa sonrisa amigable.
──Claro, amigo ──murmuró ahora Pope, también con una sonrisa, haciendo su saludo de manos con John B.
──¿Terminamos con los halagos? ¿Vamos a hacerlo? ──interrumpió JJ al ver las miradas que compartían Sarah y John B.
──Sí ──confimaron los presentes al unísono antes de que Kie saltara fuera de la ban.
──Busquemos el trigo en el agua ──indicó John B.
──¿Higo? Preferiría marihuana ──informó JJ, bajándose de la ban.
──Trigo ──repitió John B──. Nada de marihuana ──advirtió mientras se colocaba su mochila.
Cuando fue el turno de Amelie para bajar, JJ le ofreció su mano como ofrenda de ayuda. Amelie la tomó con rapidez, y, finalmente, se bajó de la camioneta de John B.
──Después de ti. Las damas primero ──dijo Kie, quien ya estaba en el paredón de la casa con Pope, quien lo trepaba.
Después, subió Kie, quien fue seguida por Sarah, John B, Amelie y por último, JJ.
Y el momento que tanto habían esperado, llegó. Los Pogues estuvieron nuevamente dentro del terreno de la casa Crain, aquella temerosa casa llena de historias para asustar a niños y, claramente, para asustar a adolescentes.
──La casa da más miedo de noche ──murmuró Amelie, acercándose a JJ, quien asintió de acuerdo.
Una vez estuvieron a pocos pasos de la casa, unas luces a la altura de las altas paredes se encendieron con rapidez. Los adolescentes allí se escondieron de inmediato.
──¡Abajo! ──ordenó Amelie mientras corría hasta detrás de unas plantas, soltando la mano de JJ.
Sus amigos también se apresuraron a esconderse detrás de ella, y en cuanto sus rodillas tocaron la tierra, se tomaron su corto tiempo para apagar las linternas que cada uno llevaba consigo.
──Bueno, tiene luces con sensor de movimiento ──señaló Pope.
──Tal vez... ¿Nos movemos muy... lento? ──cuestionó JJ.
──¿Qué? ──modularon Amelie y Sarah al unísono con su ceño fruncido. JJ se encogió de hombros.
──Sí, no funciona así ──aseguró Pope con su vista obvia sobre JJ.
──Bueno, entonces arrojemosle una roca ──ideó John B.
──¿Qué? ──ahora, fue JJ quien moduló, incluso él supo darse cuenta de que eso era una mala idea.
──¿Quieres que nos mate? ──replicó Amelie con ofensa, ignorando el hecho de que John B la miraba con obviedad, creyendo que era una broma.
──¿Arrojarle una roca? ¿No tienen una mejor idea? ──preguntó Pope, incrédulo.
──No lo sé, Pope, tú eres el de las ideas ──reprochó Amelie en un murmuro lo suficientemente alto.
──¿Y si apagamos el interruptor? El circuito está en el porche. Jugábamos a las escondidas cuando éramos niños, y si éramos valientes, nos escondiamos ahí ──explicó Sarah.
──No, no entrarás a la casa sola ──John B se apresuró a negar.
──Claro que si ──contradijo Sarah.
──Crain corta a la gente en pedazos ──le recordó JJ, atrayendo la atención de los presentes.
──Sí crees en eso, además tiene unos... ¿Cuánto? ¿Ochenta y cinco años? ──defendió Sarah.
──Sí, algo así ──afirmó el rubio, dudativo.
──Debe estar moribunda ──agregó la Cameron.
──Iré contigo ──habló Kie, llamando la atención de Sarah, quien sonrió.
Ambas chicas voltearon a ver a Amelie al instante, esperando alguna indicación de esta. Amelie entendió lo que estas querían decirle con sus impaciente miradas.
──Bien, también iré ──accedió Amelie luego de resoplar, dándose por vencida. Claramente no quería ir.
──Bueno, esperaremos su señal ──aceptó John B finalmente, siguiendo con su mirada a las tres chicas.
El grupo de chicas se puso de pie, aún así, quedándose agachadas para que la luz no llegue hasta ellas y la señora Crain no se entere de su presencia.
──¡Oigan! ──llamó Pope en un murmuro alto, las chica se voltearon para verlo──. Ten cuidado ──pidió, con su vista en Kie.
Ambas chicas asintieron, confirmando aquello y dándoles seguridad a los tres chicos que las veían con impaciencia.
Sarah, Kie y Amelie volvieron a caminar con lentitud por el bosque hasta llegar al porche, el cual, según Sarah, estaba en la entrada trasera de la casa.
Cuando salieron del bosque entre las tantas plantas que las rodeaban, se encontraron nuevamente con la casa, mucho más cercana a lo que estaba segundos antes. Caminaron hacia donde Sarah las guiaba, puesto a que era la única que sabía donde quedaba lo requerido.
──Debe tener un generador conectado a la fuente de energía ──informó Sarah, aún guiando a sus amigas.
Ambas tres subieron la pequeña y corta escalera que llevaba al porche, donde al subir, se encontraron la tapa del dicho interruptor.
Kie fue la encargada de acercarse a este rápidamente. Abrió la pequela tapa y, al hacerlo, descubrió que este estaba vacío. Estaba todo, menos lo aún necesitaba.
──Me lleva... ──musitó Amelie, dándose cuenta del descubrimiento de Kie──. ¿Dónde carajos está el interruptor?
──¿Qué es esto? ──cuestionó Kie, elevando su mirada en busca de otra opción.
──No, no, no. Va hacia adentro ──informó Sarah, temerosa.
──Bien ──dijo Amelie, para luego comenzar a alejarse de sus amigas en dirección a la puerta del porche.
──¿Qué haces? ──preguntó Kiara, deteniendo a Amelie.
──¿Ves otra manera de entrar? Al menos está la puerta ──respondió Amelie, para después, finalmente abrir la puerta y entrar a la casa.
Al estar en el porche, se dirigió a la puerta de entrada de la casa con sus dos amigas detrás, sin perderla de vista. Al tomar la manija de la puerta y llevar de esta hacia adentro, agradeció a las casualidades que no esté con seguro, esto les permitió entrar a la casa sin ningún problema.
Se pasearon por el lugar con curiosidad, prestando atención a cada detalle de la casa con sus miradas y linternas.
Ambas tres dieron un pequeño salto hacia atrás en cuanto Kie piso la cola de un gato por accidente, el cual huyó de inmediato después de soltar un quejido.
──Miren ──llamó Kie, señalando un camino de cables que seguía por el techo, indicándoles la dirección. Sarah asintió.
Siguiendo el cable, se encontraron con el panel del interruptor colgado sobre una de las viejas paredes de la casa. Compartieron miradas y sonrisas victorias antes de acercarse a este con rapidez.
──Bien ──Amelie tomó uno de los cuatro interruptores, moviendo este esperando a que las luces se apaguen.
Las luces del exterior no se apagaron, por lo que Amelie movió su mano hasta otro, imitando el movimiento de unos segundos al apagarlo. Esta vez, las luces se apagaron, dejando todo a completas oscuras.
Antes de que pudieran volver a festejar, una pisada lejana hizo eco en la habitación, espantando a las tres chicas. Se escondieron detrás de esa misma pared con rapidez
──Mierda ──murmuró Amelie con temor, al igual del que tenían sus dos amigas también escondidas.
Entonces, los lentos pasos, pero pesados pasos volvieron a oírse. Cada vez más cerca del trío de amigas.
──Es tarde, Leon ──habló la señora Crain──. Demasiado tarde ──agregó en un suspiro.
La señora Crain se hizo presente en el campo visual de las tres chicas, quienes pudieron reconocer de inmediato que, en realidad, la anciana era ciega. Aún así, no se arriesgaron a moverse. Algo les decía que ella sabía que estaban allí.
Kie presionó su mano contra su boca con tal de no soltar ningún quejido que la señora Crain pueda escuchar.
──Te oigo, Leon ──volvió a hablar Crain, pasando por el costado de las tres chicas──. ¡Te esperé toda la noche! ──soltó un grito volteándose con rapidez hacia las tres chicas.
Esta vez no pudo evitarlo. Amelie gritó como nunca ante el susto y, seguido de aquel grito del cual le costó unos segundos recuperarse, siguió a sus amigas, quienes comenzaron a correr lejos de allí. Entraron a una habitación que tenía pocas puertas como salida. Cada una se acercó a una, sin darse cuenta de que, ante las ganas de huir, se estaban separando.
Amelie pasó por la puerta que la dejaba fuera de la sala, en un pasillo con una gran puerta a su final. Se acercó de inmediato a esta con la intención de abrirla, pero estaba cellada por varias maderas viejas.
──¡Leon! ──llamó la señora Crain──. ¡¿Dónde estás Leon?! ──volvió a preguntar a gritos.
Y cuando Amelie se quiso dar cuenta, la señora Crain caminaba hacia ella con lentitud, pero con intimidación. Después, comenzó a tirar golpes a Amelie con su atizador y una intención temerosa por lastimarla.
En ese mismo instante, Kie y Sarah llegaron a su rescate, impidiendo que la señora Crain le haga daño a su amiga. Sarah apartó el atizador de un tirón, dejándolo en el suelo.
Kie se acercó para tomar a Amelie de una mano y ayudarla a ponerse en posición para comenzar a correr otra vez.
──¡Vamos! ──apuró Sarah mientras corría delante de las dos amigas.
Siendo guiadas por Sarah, las tres volvieron a estar en la sala principal, donde habían estado segundos antes de separarse, cerrando la puerta detrás de ellas. Y por alguna extraña razón, no se oyó ni un ruido de la señora Crain.
──¿Se fue? ──preguntó Amelie en un murmuro, esperando respuestas por parte de alguna de sus dos amigas.
Como si hubiera invocado su presencia, la señora Crain rompió la parte baja de la puerta con su atizador, espantando a las tres chicas.
Amelie sintió de inmediato aquel pinchazo en una de sus piernas y, cuando bajó la mirada, la sangre que salía de la herida fue más rápida que sus amigas volviendo a correr.
──¡Mierda! ──masculló Amelie, quejándose del claro y punzante dolor.
──¡Amelie! ──llamó Sarah, volviendo hacia su amiga a paso rápido a la par de Kie.
Ambas chicas tomaron a Amelie de su cintura, mientras que esta se apoyaba en los hombros de sus amigas sin hacer demasiado peso sobre ellas.
──¡Por aquí! ──señaló Sarah, dejando la mayor fuerza y velocidad posible en escapar sosteniendo a Amelie──. ¡Vamos a la parte de abajo!
Tal y como indicó, se comenzaron a mover con suma rapidez, incluso Amelie daba saltos con su pierna sana con tal de avanzar.
Las tres chicas agradecieron finalmente llegar a la escalera que llevaba directo hacia donde estaban sus amigos, sin soltar a la castaña.
──¡Vamos, rápido! ──animó Sarah, siendo la primera en bajar.
Amelia había decidido bajar por su cuenta, ya que podía saltar de un solo pie, y tampoco era de lo ideal que la señora Crain matase a sus dos amigas por culpa de su herida.
Aún así, Sarah y Kie esperaron por Amelie al terminar de bajar la escalera. Cuando Amelie llegó al último escalón, ambas volvieron a renovar su agarre a la cintura de esta, caminando con la misma rapidez hacia el centro del lugar, donde estarían sus amigos.
──¡Chicos! ──llamaron Kie y Sarah al unísono mientras corrían con dificultad.
Al llegar al lugar, JJ y Pope estaban sosteniendo una soga, la cual seguramente ayudaba a John B a no caer al final del pozo.
Ambos chicos pusieron sus ojos como plato al ver la sangre que decoraba una de las piernas de Amelie, asombrados y preocupados por esta.
──¿Qué pasó? ──preguntó Pope, comenzando a desbordar de nervios.
──Mierda, Ames ──murmuró JJ con temor al ver el estado de la nombrada.
──La señora Crain está arriba. Intentó matarnos con un atizador ──indicó Kie con rapidez, recuperándose de su maratón.
──La encerramos en la sala, pero tenemos que irnos ──agregó Sarah recuperando el aire que había perdido al correr.
──¡John B! ¡Sube, hombre! ──ordenó JJ soltando el grito hacia el interior del pozo en donde estaba John B.
──¡Espera, JJ! ¡Ya voy! ──respondió John B en un mismo grito audible.
Los presentes ─excepto Amelie─, se pusieron en posición detrás de la soga para tirar de esta y subir a John B.
──¡Tres, dos uno, tiren! ──contó Pope desde el primer lugar de la soga.
Sus amigos detrás de él obedecieron, tirando de la soga hacia ellos, fallando en su tonto intento. Los tres detrás de Pope cayeron al suelo con rapidez al ser atraídos nuevamente por la soga.
──Mierda ──murmuró Kie pegando sus rodillas al suelo para acercarse a la entrada del pozo.
──¡John B, vamos! ──gritó Amelie con terror al no ver señal alguna de su amigo.
──¡Encontré el oro! ──se escuchó el grito proveniente del interior del pozo, claramente de John B.
──¿Qué dice? ──preguntó JJ al no escuchar ni entender lo que su amigo en el interior había dicho.
──¡JJ! ¡Amelie! ──llamó John B nuevamente en gritos.
──¡Se está ahogando! ¡Debemos sacarlo! ──informó Sarah con inquietud, alejándose del pozo para volver acercarse a la soga y tomarla.
──¡John B! ¡Toma la cuerda, vamos a subirte! ──indicó Pope acercándose otra vez a la entrada del pozo.
Amelie se puso de pie con dificultad y se apartó del lugar lo máximo posible para dejarle espacio a sus amigos, quienes ya tiraban de la cuerda.
──¡Tiren! ──gritó Kie con dificultad, dejando de todo su esfuerzo.
──¡JJ, ayuda! ──ordenó Pope delante del nombrado, el cual evidentemente estaba ayudando.
──¡Vamos! ──alentó JJ forcejeando la soga, así como lo hacían sus amigos.
No se habían dado cuenta de la presencia de la señora Crain en cuanto confirmaron oír el disparo de la escopeta que llevaba en sus manos. Asustados y con miedo por morir, el grupo casi dejó caer la soga, agachandose de inmediato para evitar ser lastimados por alguna bala
──¡Mierda! ──módulo Amelie con brusquedad, intentando encontrar a sus amigos──. ¿Están bien? ──preguntó, dejando notar su preocupación.
──¡JJ! ¿Qué ocurre? ──cuestionó John B aún desde el interior del pozo, ya que seguramente se había caído nuevamente.
──¡Problemas de vejez! ──respondió JJ, ayudando a Pope, quien volvía a acomodar la soga.
──¡Vamos, átalo! ──murmuró Pope para JJ, quien estaba a su lado.
Después de que JJ y Pope terminaran su trabajo para dejar seguro a John B con que no se caería, corrieron a esconderse en distintos lugares de su alrededor. Amelie intentó moverse igual de rápido, pero por obvias razones no logró avanzar mucho. JJ volvió a salir de su escondite, acercándose a Amelie para tomarla de sus manos y arrastrarla con él hasta debajo de una mesa.
Amelie sentía su pecho subir y bajar con rapidez. Combinar el terror, angustia, dolor y preocupación al mismo tiempo no era la mejor idea. Aún así, su mano seguía refugiada en la del chico a su lado.
──¡Vamos, Sarah! ──huyó Kie saliendo de su escondite.
La señora Crain dio otro disparo, ahora, mucho más cerca de donde estaba Pope, por lo que también era consecuencia asustar a este y a los dos que estaban a su lado. Pope se puso de pie también, corriendo fuera del lugar mientras corría el camino de vuelta.
──JJ, vete ──pidió Amelie. JJ volteó a verla con su ceño fruncido de obviedad.
──¿Qué tonterías dices? No te dejaré aquí ──respondió JJ, aún con su mirada obvia en Amelie.
──JJ, encontraré la manera de salir, pero por ahora, soy un riesgo para ti. Puedes salir ──contradijo Amelie en un murmuro.
──¿Estás loca? ¿Qué parte de no te dejaré aquí no entendiste? ──reiteró JJ con ofensa por la falta de importancia por parte de Amelie para sí misma.
Sin pensarlo más, JJ pasó de sostener la mano de Amelie a llevarla hasta debajo de sus dos rodillas, justo detrás de donde estaba su herida. Amelie soltó un quejido ante esto, pero no se dio mucho tiempo para poder hacerlo, ya que cuando pudo observar mejor el momento, JJ ya estaba corriendo con Amelie en brazos.
──JJ, ¿qué haces? Vamos a morir ──habló Amelie con exasperación y acobardamiento. JJ esbozó una pequeña sonrisa victoriosa.
──Debes prestar más atención, Ames ──inquirió JJ aún con su sonrisa intacta. Amelie no se podía quejar mucho, ya que con apenas un movimiento podía caer al suelo.
JJ siguió corriendo, pero tal y como lo habían hecho al llegar, se topó con el muro que separaba el terreno de la casa de la pequeña calle de tierra. Y evidentemente no podía treparlo con Amelie en brazos.
Utilizó todas sus fuerzas junto con las pocas que tenía Amelie para dejar sentada a esta sobre lo alto de la gruesa y dura pared, consiguiendo la mirada temblorosa e impaciente de Amelie mientras que trepaba por el muro y saltaba de este.
Después de que sus lindas botas negras tocaron el otro lado del piso, JJ no se alejó demasiado, puesto a que tenía muy en cuenta que Amelie seguía allí. Tomó a esta nuevamente de su cintura para atraerla a él y que se más fácil dejarla en sus brazos otra vez.
Y, gracias a su poca suerte, finalmente ambos dos salieron del campo que rodeaba la casa, encontrándose con su salvación final: la ban. En esta ya se encontraban Sarah, Kie y Pope.
──¡Vamos! ──apuró Pope desde el interior de la ban, llamando a sus amigos también haciendo gestos con sus manos.
JJ dejó a Amelie en la parte trasera de la ban, bajo el cargo de las dos chicas, quienes serían, probablemente, mejor ayuda que él en ese doloroso momento para ella.
──¡Rápido! ──apuraron ambas chicas en los asientos traseros, ayudando con la aún notable herida de Amelie.
──¡John B! ──nombró Sarah al ver como el nombrado trepaba el muro, para también terminar de su lado.
──¡¿Por qué siempre nos disparan?! ──cuestionó Pope con exasperación y agotamiento. No estaba en lo incorrecto.
──¡Corre! ──ordenó Kie, también atrayendo a John B haciendo gestos con sus manos, ya que la ban estaba en lenta marcha──. ¡Vamos!
──¡Esperen! ──gritó John B aún corriendo hacia sus amigos──. ¡Oigan! ──gritó otra vez, llegando a la puerta abierta de la ban.
──¡Entra! ──indicó JJ desde el volante.
John B dio un fuerte y largo salto que le aseguraba llegar a estar dentro de la ban, y lo bueno, fue que acertó. John B ahora estaba con sus amigos y seguridad, mientras que JJ ponía en rápida marcha la ban, emprendiendo sin rumbo y camino.
──¡JJ, vamos! ──aceleró Sarah desde los asientos traseros.
──¡Oh, por Dios! ──exclamó JJ al notar el preocupante estado en el que estaba John B──. ¿Estás bien? ¿Te dispararon?
──No ──negó John B.
──¿Estás bien? Creo que si me hubiera dado lo sabría, ¿no? ──habló Kie mientras se examinaba con cautela.
──Te ves... ──comenzó a decir Pope con claramente disgusto por John B.
──De la mierda ──completó Amelie, interrumpiendolo──. Literalmente de la mierda ──agregó con una corta risa, ya que básicamente había caído en agua llena de desechos.
Cuando Amelie atrajo la atención de John B, este examinó por completo la pierna que sangraba de esta con rapidez, casi como si no se lo creyera.
No lo habían lastimado a él, pero si a Amelie, y eso podía llegar a ser peor.
──¿Qué te pasó ahí? ──preguntó, con su dedo índice señalando en dirección a la herida de Amelie.
──Oh, no es nada. Solo un... ──intentó explicar Amelie, pero gracias al agarre de Sarah no pudo completar al sentir el punzante dolor nuevamente.
Sarah sostenía el gorro de lana que había llevado Amelie segundos atrás sobre la herida de con presión, con la intención de retener la mayor cantidad de sangre posible. No sabía nada de medicina, pero si tenía en cuenta varias cosas útiles.
──¿Qué diablos acaba de pasar? ──se lamentó Sarah alzando su vista en busca de aire.
──El Salón de la Fama Pogue, nena ──informó JJ desde el volante con diversión, dejando un corto grito de risas al final.
──Esa perra estaba poseída ──dijo Kie, volteando a ver a Amelie y Sarah, acompañada por la sonrisa que dibujaba.
──Esa perra no podía apuntar ──agregó Sarah de igual manera.
──No, pero esa perra casi me mata ──se quejó Amelie desde su comodidad, ya que se encontraba acostada a lo largo de la ban.
──¿Cómo se movía tan rápido? ──interrogó Pope de entre dientes y lamentación──. No lo entiendo...
──Estaba poseída ──reiteró Kie frente a su amigo.
──¡Estaba ciega! ──corrigió nuevamente Sarah alzando su voz.
──Es como Yoda ──señaló Pope, aún dejando notar el miedo y preocupación que no dejaba de sentir──. No tiene sentido. Técnicamente no lo tiene.
──Debe hacer... yoga ──afirmó Amelie con su dedo índice en detalle. Se ganó las miradas confusas e incrédulas de sus tres amigos.
──¡Dios mío! ──soltó Sarah con emoción, dirigiendo su vista al objeto que estaba en las manos de John B.
Por la curiosidad de las miradas de sus amigos, Amelie también movió su mirada hasta su amigo en busca del porqué la atención para sus manos. Motivo que entendió rápidamente al reconocer el brillante amarillo del objeto que sostenía.
Oh, era el oro.
Un momento...
¡Era el oro!
──¿Qué es eso? ──curioseó Kie volteandose también hacia John B. Sabía lo que era, pero no podía creérselo.
──¡No puede ser!
──¡Lo hicimos, cariño! ──alegró John B con una sonrisa abierta de lado a lado gracias a la emoción.
Y como si nada hubiera pasado, el temor, preocupación y angustia fueron reemplazados por victoria, orgullo y felicidad.
──¡No puede ser! ──repitió Sarah con emoción, aún sin creer en aquello. Parecía irreal, para cualquiera lo sería.
──¡Oh por Dios! ──festejó JJ desde su asiento conductor, el cual ya había estacionado la ban para darse el derecho de también festejar.
Entre las risas, gritos de emoción y festejo, finalmente se podían ver con propósitos. A pesar de ser seis adolescentes sin futuro concreto ni pensado, parecían tener todo sobre sus manos. Finalmente, sentían que habían sido de importancia para algo.
Y no hay nada mejor que lograr aquello que tanto habías deseado con tus mejores amigos.
──¡Mierda! ¡Mierda! ──celebró Kie mientras que daba saltos de felicidad sobre su lugar──. ¡Esperen! Chicos... ¡Seremos ricos!
──Ricos como Kooks ──agregó Pope después de soltar un grito de victoria.
──¡Estilo Kook! ──comenzaron a decir a la alegría y unísono.
──¡Estilo Kook! ¡Estilo Kook! ¡Estilo Kook!
──¡Seremos millonarios! ──alzó su voz Amelie sentándose en su lugar con los festejos de sus amigos a su alrededor──. ¡Mierda! ──soltó un quejido al volver a sentir el dolor sobre su pierna.
En ese mismo momento, los festejos y gritos cesaron, acompañados por los saltos de alegría y golpes sobre el techo de la ban que daban. Los presentes volvieron a ver a Amelie con preocupación al creer que ellos habían sido los causantes de su dolor.
Lo habían sido, pero Amelie no tenía en sus planes arruinar su momento.
──Lo sentimos ──se disculpó Pope en un murmuro.
──Sí, mejor en... ──comenzó John B con incomodidad gracias al cambio repentino de humor.
──Otro momento, sí ──afirmó Kie.
Pero... ¿A quién le importaría el dolor al saber que se volvería rico? ¡Exacto! A nadie. Allá el dolor de su herida. Allá Rafe Cameron. Allá la estupidez de los Maxwell. Allá el idiota de Jake...
¡Los malditos Pogues encontraron el oro que nadie nunca había encontrado! Y lo mejor de todo era que...
──¡Seremos ricos! ──festejó la Haylan.
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en fin, en este cap no hay mucha emoción y drama porque seguí más al orden de la serie.
nuestros nenes consiguieron el oro y Ames y Fushi están en su mejor momento. solo puedo recomendarles que... lo disfruten mientras puedan (y no hablo solo del oro)
¡¡ no se olviden de seguirme para estar al tanto de cualquier noticia/novedad sobre esta historia allanggels !!
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