Odio y Negacion.
Amy regresó a su realidad con la fuerza de un golpe seco, como el de una madre enfadada o la mordida de un perro rabioso. La tristeza la invadió, aplastando la fantasía que había creado en su mente. Se graduaría junto a Sonic, sí, pero la historia de amor que anhelaba solo existía en su imaginación. Él nunca la vería de esa manera.
Unos meses después, el otoño llegó con sus colores vibrantes y una breve pausa en la universidad. La relación entre Sonic y Sally llegó a su fin, una ruptura tan fugaz como lo había sido su romance. La realeza, de la que Sally provenía, nunca se enteró de su fugaz aventura.
Amy, por su parte, se encontraba en una extraña calma. La ruptura de Sonic y Sally le brindaba una oportunidad, una ventana a la posibilidad de que él finalmente la viera como algo más que una amiga. Cada pequeño gesto de amabilidad de Sonic la llenaba de ilusiones. Un picnic en una banca, bajo la luz tenue del atardecer, se convertía en un escenario de ensueño.
Las semanas siguientes fueron un torbellino de emociones para Amy. Compartía momentos con Sonic, risas y confidencias que parecían alimentar la llama de la esperanza en su corazón. Sonic la escuchaba con atención, la protegía con su valentía habitual y la divertía con sus ocurrencias. Sin embargo, una barrera invisible los separaba, una línea que Sonic nunca cruzaba.
En el fondo, Amy sabía la verdad. Aunque Sonic disfrutaba de su compañía y la consideraba una amiga importante, no sentía lo mismo que ella. Sus palabras, llenas de afecto y cariño, no traicionaban el amor que ella anhelaba.
El otoño se marchó, dejando paso al frío invierno. Amy y Sonic continuaron su camino, unidos por una amistad profunda, pero separados por un amor imposible. La esperanza que Amy había albergado en su corazón se fue apagando lentamente, dejando paso a una resignación teñida de tristeza.Amy volvia a su realidad tan fuerte como el golpe de una madre molesta,o la mordida de un perro.
Los primeros rayos de sol se filtraban por las rendijas de las persianas, iluminando la habitación de Amy. Se despertó con una sonrisa en los labios, la melodía de una canción aún resonando en su mente. Era una canción que había compuesto la noche anterior, llena de esperanza y sueños por cumplir.
Se levantó de la cama con energía y entusiasmo. Hoy era un nuevo día, una nueva oportunidad para vivir aventuras y crear recuerdos junto a Sonic. La música la había ayudado a superar el dolor de su amor no correspondido, y ahora estaba lista para disfrutar de la vida al máximo.
Se dirigió a la cocina, donde Sonic ya estaba preparando el desayuno. El aroma a panqueques y café llenaba el aire, creando una atmósfera acogedora y familiar. Se sentaron a la mesa, charlando y riendo como siempre. Sonic le contó sobre sus planes para el día, una carrera de karts con Tails y Knuckles. Amy le deseó suerte y le prometió ir a animarlo.
Después del desayuno, Amy decidió dar un paseo por el parque. El sol brillaba con intensidad y las aves cantaban alegremente en las ramas de los árboles. Se sentó en un banco junto al lago, disfrutando de la tranquilidad del lugar. De repente, vio a un niño pequeño que lloraba desconsoladamente. Su pelota había caído al lago y no podía alcanzarla.
Amy se acercó al niño y le ofreció su ayuda. Con una sonrisa en el rostro, le preguntó si podía usar su guitarra para pescar la pelota. El niño aceptó con entusiasmo y Amy, con su guitarra en mano, improvisó un anzuelo con un trozo de cuerda. En cuestión de minutos, la pelota estaba de vuelta en las manos del niño, quien la recibió con un fuerte abrazo.
Mientras Amy se alejaba del lago, se encontró con Shadow, un viejo amigo de Sonic. Shadow era un erizo misterioso y solitario, con un pasado turbulento. A pesar de su relacion, Amy siempre había sentido una conexión especial con él.
Se saludaron con afecto y conversaron durante un largo rato. Shadow le contó sobre su última aventura, una batalla contra un enemigo formidable. Amy lo escuchó con atención, fascinada por sus historias. Al final del encuentro, se despidieron con una promesa de volver a verse pronto.
Al caer la tarde, Amy se reunió con Sonic y sus amigos en la playa. Se sentaron alrededor de una fogata, cantando canciones y contando historias. La música llenaba el aire de alegría y camaradería. Amy se sentía feliz y completa, rodeada de las personas que más amaba.
Cuando la noche llegó, Amy y Sonic se quedaron solos en la playa, mirando el cielo estrellado. La luna brillaba con intensidad y las olas susurraban suavemente en la orilla. Se sentaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro.
En ese momento, Amy se dio cuenta de que no necesitaba el amor de Sonic para ser feliz. La música, la amistad y la belleza del mundo que la rodeaban llenaban su corazón de alegría. A pesar de que su amor por Sonic no se había apagado por completo, ya no era el centro de su universo.
(Esta historia esta basada en lo que me esta pasando,mandenme abrazos ;V)
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