04
—Se parece a la casa de mi abuela, no bromeo —dice JooHeon, mirando curioso hasta el mínimo rincón del lugar.
—No digas eso, me deprimes más de lo que estoy.
ChangKyun se dedicó a cambiar los muebles de lugar en los últimos días y poner un poquito más linda la decoración, seguía habiendo algo que no le resonaba pero insistía en que era porque aún no se acostumbra. Se sentía indigno.
Era un viernes por la noche y decidió invitar a sus amigos a cenar, una simple juntada con comida elaborada por ellos mismos y una botella de vino. Pese al cansancio de un viernes las tres cabecillas mantenían esa costumbre de juntarse y mimarse con comida casera, pues muchas veces lo que consumían era pura basura procesada y poco saludable, y la llegada al viernes significaba traer su hogar a un departamento solitario y alejado de éste.
JooHeon dejó la bolsa con comestibles sobre la mesada, pasando a sentarse en una de las sillas con cansancio.
—¿No te sientes muy solo aquí?
ChangKyun encarna una ceja, interesado por la pregunta.
—Lo hago, pero no hay mucho que pueda hacer ahora —sincera sin mirarle, sacando y acomodando los productos de las bolsas—. Primero quiero establecerme, después veré si adopto algún gato o bicho que encuentre.
Y JooHeon lo mira con ojos recriminatorios.
—Sabes que cualquier cosa puedes llamarme, ¿no? Y eso incluye sentirte solo. No quiero que mi bebé se sienta triste.
—Me pondré triste si me sigues llamando bebé —queja haciendo una mueca de niño regañado, abultando los labios y bajando las cejas. El mayor ríe por aquello, negando.
—Nunca me hablaste sobre tus vecinos. ¿Cómo son? ¿te tratan bien?
—Oh, sí. Claro que lo hacen —afirma tomando asiento y se detiene unos segundos para recopilar la información que tenía sobre ellos—. En la casa de al lado vive una pareja de retirados, tienen cerca de… ¿Sesenta años? No son muy viejos, todavía. Ellos son muy agradables conmigo, pero suelen discutir mucho entre sí —cuenta—. En la segunda casa del frente, esa de rejas negras, viven unos abogados con su hijo, él tiene una banda.
—¿Y la casa del frente?
JooHeon notó el cambio de expresión en el rostro del menor, y el silencio que se creó entre ambos lo delató.
—No la conozco mucho, si soy honesto. Es una mujer, de la edad de MinHyuk si no me equivoco, trabaja en el MoMo's Bakery.
—¿Cómo es ella? Parece que te cae mal.
—¡No, no! Al contrario, me cae bien. Pero creo que yo le caigo mal a ella.
—¿Qué? ¿Y eso?
ChangKyun no sabía qué responder puesto que apenas se había dado cuenta de las palabras que salieron de su boca. ¿YeoJoo le caía mal, o ella a él? Ella es buena, pero… Tras lo ocurrido la semana pasada todo se ha vuelto incómodo entre ambos, se evitan mutuamente. Su lado racional insiste en que no debería tomárselo a personal, quizás esté enferma o pasando por un mal rato, todos pasan por ese periodo y es entendible, tiene que respetarlo; lo contrario de su lado emocional. YeoJoo es magnética, atenta y muy contagiosa. Su buen humor, sonrisas, chistes. Tenía esa carisma particular, el hábito de saludar desde su ventana o jardín, y con no verla un día sentía que algo faltaba.
¿Se lo estaba tomando demasiado personal? Tal vez un poco, solo un poquitito.
—No lo sé —responde después de un par de segundos de puro silencio y miradas evasivas—. Siempre me saluda cuando nos vemos, hablamos sobre nuestro día o nos quejamos sobre los precios, lo normal, pero de repente se ha puesto distante. No sale de su casa al mismo tiempo que yo, ¡ni intenta saludarme! Me ignora por completo.
—Eso es raro —dice Joo—. ¿Sucedió algo entre ustedes dos? Quizás dijiste algunas de tus opiniones controversiales y se molestó. O a lo mejor sólo sea una cuestión personal, lo que creo que es lo más acertado.
JooHeon se llevaba bien con todos sus vecinos, no había persona que no gustara de él. No era una mariposa social que fuerza relaciones e interacciones, o un entrometido que se interesa por la vida de los demás, pero sí transmite esa confianza única la cual hace que todos se sientan cercanos e íntimos, cómodos a su alrededor. Quería creer que él tenía alguna respuesta a esa pronta distancia.
ChangKyun hizo memoria. ¿Qué sucedió entre los dos? Procuraba ser educado en su actuar, mantener distancia, no ser el inadaptado social de siempre. ¿Cuál fue su error?
Ah, le quema la cabeza no entender qué sucede.
—Tal vez… Tal vez tengas razón —suspira, agotado de repente—. Un día de estos hablaré con ella, sí me preocupa no verla.
—Cuida tus palabras, hijo. Cuida tus palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro