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sentimientos

Tanto Heejin y Hyunjin como Beomgyu salieron sonriendo del clínico. Estaban felices, sintiendo los tres corazones latir al mismo compás. Beomgyu era defitinitvamente el hijo de Heejin, haciendo que la castaña tuviera sentimientos de nostalgia y trsiteza. Nostalgia porque recordó la primera vez que se conocieron, y tristeza por no haber sido ella quien le enseñara a andar, hablar o leer. 

Beomgyu era idéntico a Heejin, dejándole ver que nadie ni nada podría separarles de nuevo. Heejin le contó la noticia a sus amigas y compañeras de banda. A su vez, Hyunjin pudo confirmarles a Jungeun y Jinsol la gran sospecha que tenían desde hacía días.

Se metieron en el coche de Heejin y dieron saltos de alegría cuando el pequeño comenzó a reír. No se separó de la mano de su madre Hyunjin, quien la llevó hacia los asientos traseros para hacerle cosquillas a su hijo. Beomgyu estaba muy feliz por saber que Heejin permanecería a su lado por siempre, pero se preguntaba también sobre el paradero de su "padre".

—Mamá... ¿Y d-dónde está papá?— pregunta que le sacó de sus pensamientos.

—Tu padre está en un viaje de trabajo, vendrá dentro de poco.— ¿cómo le explicaría a su hijo que Wonho no era su progenitor?

El niño aún tenía cinco años, y ambas adultas pensaron en muchas formas de contarle la verdad. Estaba claro que Beomgyu era muy inteligente para su edad, sin embargo una noticia así le llevaría tiempo asimilarla. Heejin puso música en su coche y sonrió al mirar por el retrovisor cómo su hijo aplaudía con sus manos pequeñas. Hyunjin hizo lo mismo, poniéndose recta para apreciar la alegría del niño.

—Mami.— llamó a la pelinegra.

—¿Sí, cielo?— contestó Hyunjin, teniendo su vista en él.

—¿Cuándo tendremos una casa más grande?— preguntó, llamando la atención de la pareja.

—¿Una casa más grande, pequeño renacuajo?— sonrió Beomgyu por el apodo que Heejin le dio.— Mi casa es espaciosa, si necesitas sitio para guardar tus juguetes, podemos ir a comprar cajas y almacenarlos ahí.— habló Heejin mirándole de reojo.

—No, no.— dijo Beomgyu atento a la conversación.— E-Es para...

—¿Qué pasa, amor?— en el semáforo en rojo, Hyunjin volteó para mirar cara a cara a su hijo. Beomgyu tenía una sonrisa de par en par, haciendo reír a su madre.

—Es que... M-Me gustaría ser... Quiero ser un hermano mayor.— aplaudió al finalizar la frase.

Heejin miró a Hyunjin, Hyunjin miró a Heejin. Ambas adultas se sonrojaron y Hyunjin tomó la mano derecha de su mayor para besarla. Luego entrelazaron sus dedos y siguieron su camino hacia casa.

—Quizás, probablemente tengas un hermano o una hermana muy pronto.— carcajeando, fue golpeada por Hyunjin en su hombro sin poder ocultar más sus mejillas rojas. La pelinegra estaba con la mirada puesta en Heejin, viéndole reír sin parar, sincronizando sus risas con las de Beomgyu.

—Como os gusta tanto molestarme, tú no tendrás ningún hermano.— señaló a su hijo, quién calló de inmediato.— Y tú no tendrás el proceso de hacer uno.— le dijo a Heejin, quién también se aguantó la risa y fingió un rostro serio.

Al llegar al hogar de Jeon, Beomgyu corrió por el salón, siendo perseguida por "el horrible monstruo mutante de dos cabezas". Heejin alzó a su hijo por los aires, dando vueltas como si de un carroussel se tratase. Hyunjin cerró la puerta quitándose los zapatos y fue directa hacia los dos grandes amores de su vida. 

Beomgyu se bajó de los brazos de Heejin y se sentó en el sofá observando cómo las adultas hacían tonterías. Volvió a aplaudir y reía alegremente al ver a Hyunjin montándose en la espalda de Heejin.

La castaña dio vueltas por todo el salón con su novia encima suya. Le alzó por las piernas para dejarla en la mesa alta del salón, aprovechando para robarle un beso. Beomgyu les miraba con amor, analizando el por qué también Hyunjin seguía besando otros labios que no fueran de su padre.

El niño pensaba que su madre y Heejin eran dos personas que se amaban, pero tampoco entendía que padre no hubiera aparecido. Estaba muy cómodo con la presencia de Heejin, mas quería volver a saber sobre Wonho. Quería que su madre le explicara el por qué su padre estaba ausente. Que por qué su padre le pegaba hasta verle llorar y limpiarse la sangre, o por qué Heejin les había llevado a su casa, sabiendo que él mismo lo pidió.

Un niño de tan solo cinco años estaba formulándose preguntas que no era adecuadas para su edad, sin embargo era muy curioso y podía hacerse una idea de lo que pasaba. Con un poco de sueño, se despidió de las dos para dirigirse a su cuarto a descansar. 

Heejin minutos más tarde de comerle la boca a su pareja, fue a indagar a la habitación de Beomgyu. Al verle dormido con su peluche en mano, le besó la frente con la intención de salir de nuevo. Una mano pequeña se lo impidió, cogiéndole su dedo índice. La castaña se giró y vio a su hijo con unas lágrimas en sus ojos. Rápidamente se sentó en la cama para calmarlo y frotarle la espalda.

Heejin puso la cabeza del niño en su pecho, besándole la frente en varias ocasiones, provocó que Beomgyu soltara más lágrimas. La castaña trajo el pequeño cuerpo hasta ella y le sentó en sus piernas. El pequeño se agarró más a Heejin y disminuyó su llanto al escuchar a la mujer cantar una de sus canciones favoritas.

Holding on with both hands, you told me, I need you and I need you only... I was there for you, but you'd treat me like a stranger, treat me like a stranger...— cantó suavemente con su voz grave para calmarlo. Viendo cómo las lágrimas de Beomgyu cesaban, siguió deleitándole con su voz.— Living for the world that you showed me, stay a little longer and hold me... I was there for you, but you'd treat me like a stranger, treat me like a stranger.

—Heejin.— llamó el niño a la castaña.— T-Te amo, mami.— la mayor miró con amor a su pequeño, a su renacuajo, a su hijo. Abrazó con mucha fuerza el cuerpo contrario, y con mucho amor para dar, le volvió a besar la frente, esta vez sin quitar sus labios por un buen rato. Dejó caricias en la espalda del niño y vio lo cansado que se encontraba. 

Le leyó un cuento para acostarle y en menos de cinco minutos, Beomgyu ya se encontraba dormido plácidamente. Heejin le dejó su peluche bajo su brazo y se levantó con sus orbes llorosos. Se secó una lágrima que caía de su ojo derecho y se giró para irse del cuarto, sin tener en cuenta que Hyunjin había visto todo desde el principio.

Heejin se acercó a ella rodeándola con sus brazos y sonrieron, juntando sus frentes para hacer más contacto. Hyunjin llevó sus manos a la nuca de la tatuada y comenzó a masajearle en esa zona. La castaña buscó más cariñitos cuando la pelinegra le agarró del brazo para meterla en la habitación. Aún así siendo casi las dos de la tarde, Heejin volvió a hacerle suya en el pequeño cuarto. Lo hicieron en todas las partes posibles; en la cama, en la mesa, contra la ventana, contra el armario, contra la pared, en el suelo... 

Una vez terminaron, se acurrucaron la una contra la otra en el suelo, siendo tapadas por la manta grande y caliente de Heejin. Apreciaron el techo que la castaña tenía, de ella colgaba una lámpara con luces LED de varios colores. En su mesa de noche había una caja con todas las púas que usaba en sus conciertos, y en su escritorio habían varios marcos reposando sobre este.

El primer marco era de su banda, Rioters. Sooyoung posaba con una cara tonta, Hyeju alzaba sus baquetas al aire y Haseul fingía ahogarse. Heejin, a su vez, estaba alzando los puños, como si celebrara una victoria. Ese marco representaba el día que subieron su primera canción a las plataformas. No supo en qué momento se convirtió en la cantante más perseguida del mundo. Su banda lo dio todo, y seguía haciéndolo luego de estar trece años en escenarios.

Significaba mucho para ella el haber conocido a tres compañeras de vida, las cuales también enfatizaban el amor por la banda y la música en sí. Aún recordaba con una sonrisa la vez en la que Hyeju le contó que estaba saliendo con una de las mejores amigas de Hyunjin. Chaewon definitivamente no perdió el tiempo para conquistar a la baterista de Rioters.

Defendió con uñas y dientes la relación que tenía su amiga, pues estaba más que dispuesta a abandonar el grupo si no apoyaban a Hyeju. Misma cosa hicieron Sooyoung y Haseul, amenazando con irse si una de ellas resultaba herida.

También Sooyoung pudo tener hijos y Haseul estaba comprometida con una modelo nacida en Hong Kong. Heejin gozó de ver la felicidad de otros mediante sus ojos. En esos orbes nuez vio tantas cosas que nunca imaginó que su vida daría una vuelta al mundo con la felicidad y amor que tenía por dar. Y mucho más descubrió esos sentimientos junto a su familia, porque con ellos supo la respuesta a sus preguntas.

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