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heridas

Hyunjin se levantó un poco mareada y se fijó en la hora. Aún eran las siete y había escuchado perfectamente todos los gritos de Jinsol. Posó su mirada en Beomgyu, quien aún dormía plácidamente. Acarició sus cabellos y besó su frente intentando no despertarle. Fue hacia la cocina para prepararse algo de desayunar, y localizó pan, mermelada y leche. 

Tostó dos rebanadas de pan y les puso mermelada de fresa. Por el dulce olor que emanaba, Jinsol se levantó un poco perezosa. Buscó sus pantuflas y habiéndose puesto una bata, salió de su cuarto, dejando a Jungeun durmiendo.

—Buenos días Hyunjinnie.— sonrió luego de bostezar. Se sirvió un poco de café que la pelinegra hizo, y se sentó a su lado.— ¿Cómo estás?— acarició su brazo.

—Bien, gracias.— le devolvió el gesto.— Por cierto...

—¿Sí?— preguntó la rubia.

—Dile a Jungeun que se relaje, no quiero escuchar tus gemidos cada noche y tampoco me interesa cómo te destrozan el culo.— bromeó y Jinsol notó un rubor en sus mejillas.

—¡Agradece que no sea como Chaeyoung! Esa malparida y Mina no paran... A este punto, Chaeyoung parirá más hijos que veces se ha masturbado.— rieron. De repente, apareció Jungeun con un top deportivo y los pantalones del pijama puestos. Besó la cabeza de Jinsol y le sonrió a Hyunjin.

—¿De qué estáis cotilleando?— se unió a la conversación despues de servirse una manzana.— A que lo adivino... Debe ser alguna anécdota de vuestra infancia.

—Casi amor.— le acaricio la nuca.— Estábamos hablando de Chaeyoung y Mina, esas perras sólo saben follar y follar.

—Pero cariño. ¿Te recuerdo qué hicimos anoche y quién empezó?— sonrió a lo grande, sacando una carcajada a la menor y un sonrojo a su novia.

—¡No hablemos de esto ahora o duermes en el sofá!— amenazó con su índice. Luego de estar minutos hablando, Beomgyu se despertó y caminó hacia su madre. Fue cargado por esta y se aferró a su pecho.

Hyunjin le sirvió unos cereales y jugo de naranja al pequeño, mientras que Jungeun y Jinsol se daban una ducha. La pareja compartía cada cosa y lo hacían todo juntas, pero a su manera. La mayor aplicó el champú en el cabello de su pareja, y lo masajeó sacándole una sonrisa a esta.

A su vez, Jinsol dejó que Jungeun le frotara la espalda con la esponja. Luego cambiaron posiciones, y ahora era la menor quien le masajeaba a la otra. Una vez acabaron, Jungeun abrazó a la rubia por detrás. Puso su cabeza en el hombro de la bajita y besó su mejilla.

—¿Crees que es buena idea decírselo?— preguntó Jinsol preocupada.

—No tengo ni idea... Quizás tengamos que esperar un poco más, o tal vez no. Hay mucho en juego, amor. No sabemos cómo afectará esto a Hyunjin, y nuestra teoría puede ser errónea.— tranquilizó Jungeun a su novia besando su cuello.

—Tengo miedo de lo que pueda pasar con ella y Wonho, ya viste cómo vino ayer.— dijo la rubia bajo las caricias de la castaña.

—También temo por ambos... Y Beomgyu, es sólo un niño, no debería pasar por esto.— miró triste al suelo. Jinsol se dio cuenta de esto y se dio la vuelta para besarle.— Ya pasé por un trauma parecido, no me gustaría que él viviera lo mismo.

—No lo hará, Jungeunnie.— le abrazó.— Debemos decírselo cuanto antes.— acarició su mejilla y recibió un asentimiento. 

Ambas estaban asustadas por lo que podría pasar, pero se armaron de valor. Quizás era cierta la teoría, quizás era falsa... Sin embargo lo que querían ellas era quitarse ese sentimiento engañoso de encima. Cuando salieron del baño, se vistieron y fueron al salón, aunque se encontraron con una escena totalmente diferente a lo que imaginaban.

—¿Qué está pasando aquí?— miró Jinsol a Hyunjin.

—Beomgyu quería ver a Heejin, hoy.— dijo la pelinegra viendo a su hijo emocionado.— Le he dejado que le llamara pero...

—Hyunjin, ven.— habló Jinsol.— Hay algo de lo que tenemos que hablar, las tres.— Jungeun asintió, viendo cómo Beomgyu corría a cambiarse.— Es muy importante.

—Me estás asustando...— les miró.— ¿Qué tan importante es?

Jinsol sólo le pidió que se sentaran en el sofá, mientras que Jungeun estaba de pie atenta a la conversación. Hyunjin notaba cómo la rubia estaba nerviosa, y la castaña vino para darle apoyo.

—Hyunjin, eres mi amiga desde hace muchos años, prácticamente toda la vida. Sabes que nunca me ha gustado verte llorar, ni aunque fuera por Heejin o por otra cosa. Odio verte así.

—Jinsol, ¿qué ocurre?

—¿Cuándo te embarazaste de Beomgyu?— preguntó sin rodeos.

—Hace cinco años, una semana después de aquel desfile en Valencia. ¿Qué tiene que ver?

—¿Tuviste sexo con Wonho, verdad?— esta vez la castaña intervino, bajo la mirada triste de Jinsol y una escéptica por parte de la pelinegra.

—¡Jungeun! ¡¿A qué viene esa pregunta?! ¡Es mi vida sexual, joder!— quiso levantarse, pero vio a Jinsol casi llorar.— Yo... Me acosté con él a la vuelta del viaje, fue lo primero que hicimos al llegar a Corea.

—¿Usaste protección?

—Sí, Jungeun.— contestó enfadada.— No entiendo nada, pero me estás haciendo cabrear mucho.— miró a Jinsol.— Y tú, ¿por qué estás permitiendo que tu novia me haga estas preguntas?

—Hyunjin, te voy a hacer una última pregunta, y te prometo que podrás irte luego de esto. Me tienes que decir la verdad, no me mientas por favor.— pasaron unos segundos cuando la rubia habló por fin.— En Valencia, cuando hablaste con Heejin y te dejamos a solas con ella... Pasó algo y no quieres decírnoslo.— la pelinegra ya sabía por dónde iba la conversación.— Hyunjin... ¿Te acostaste con Heejin?

—¿D-de qué hablas?

—Respóndeme, con total sinceridad.— rogó.— Por favor.

—Hyunjin, dinos sí o no. Si nos mientes, todo esto puede irse a la mierda.— habló directamente Jungeun, hiriendo los sentimientos de la pelinegra.

—¡Sí me acosté con ella, santa mierda! ¡Cada vez que nos vemos, acabamos enredándonos en sus sábanas o en las mías! ¡Durante estos putos años ella estaba aquí!— señaló su corazón.— ¡Y lo sigue estando, joder!— se echó a llorar.— ¡¿Qué coño queréis ahora?!

Jungeun se arrodilló ante ella y Jinsol, y le miró preocupada. Esperó a que la rubia diera el paso, y temblaron al no saber cómo reaccionaría.

—Escúchame Hyunjin...

—¿Q-qué quieres, Jinsol?— siguió sollozando.

—Beomgyu... Él no es hijo de Wonho, es hijo de Heejin.

Desde ese mismo instante, Hyunjin sintió cómo su corazón dolía y se levantó para ver cómo su hijo venía al salón. Se agachó para mirarle a los ojos, descifró su mirada y pudo entender de lo que hablaban Jinsol y Jungeun. Cada gesto le recordaba a Heejin; su forma de sentarse, de reír, de hablar... Se dio cuenta tarde, y por ahora no tenía nada que decir. Abrazó a su niño llorando y este le confortó besando su cabeza, como su antiguo amor hacía con ella.

Era igualito a Heejin... Y le dolía aceptarlo.



vuelvo a subir esto, en pleno 6/10/2024, luego de subirlo y borrarlo todo el rato.

mención a mi leal LapapaAsesina.


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