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amor de cine

Al volver al hotel, Hyunjin y las demás llegaron agotadas a sus habitaciones. Dándose las buenas noches, Chaewon fue la encargada de abrir la puerta de su cuarto. La pelinegra entró tirando su bolso hacia la cama y posteriormente se tumbó en esta.

—Vaya nochecita. Jinsol estaba como loca al conocer a una surcoreana. ¿Cómo se llamaba? ¡Ah sí, Jungeun!— sonrió graciosamente.—¿Por qué nosotras no podemos tener nuestro romance de cine? 

—Quizás seamos feas.— sugirió Hyunjin cambiándose de ropa.

—Eso es imposible. ¿No ves lo hermosa que soy?— bromearon y se quedaron hablando sobre el festival.

Chaewon vio la chaqueta que Heejin lanzó y le entró curiosidad. Se levantó para cogerla y Hyunjin le miró extraña.

—¿Qué haces con eso ahora? Tendrá gérmenes de antes, el aire de París no es muy saludable qu digamos.

—Venga Jinnie, ¿no te da ni una pizca de curiosidad? 

—¿No? Además, ella ni siquiera se dio cuenta de mi presencia. Ya te digo que si me hubiera mirado, se hubiera puesto nerviosa.

—Pero Hyunjin, literalmente dijo que la canción era sobre ti. ¿O ya no te acuerdas de la letra que cantó? Era exactamente como una declaración.

—Ya, déjalo estar. No debería ni estar preocupada por esto, ella fue la que me puso los cuernos con esa modelo tailandesa. 

—Nunca se supo si fue ella o no, rompiste con ella a la mínima y eso no se hace. No le dejaste explicarse, y aunque fuera verdad el rumor, tú le amabas.— habló Chaewon rebuscando en los bolsillos de la chaqueta.

—Sí, pero no soporto las mentiras. Ella claramente se acostó con muchas mujeres y no me lo negó.

—¡Pero tampoco lo aceptó!— se callaron ambas al estar discutiendo, así que la peliazul siguió buscando hasta dar con un papel. Lo leyó y se le cayó la boca de la sorpresa.— ¡Dios mío Hyunjin!— gritó alzando sus manos.

—¡¿Qué pasa?! ¡No grites!

—¡Este puto papel es para ti, léelo joder!— se lo entregó aún con la boca abierta a punto de hiperventilar.

—"Querida Hyunjin, sé que estás en el festival, tu amiga Chaeyoung ha publicado una foto vuestra. Espero que no te resulte una molestia pedirte que nos reunamos, han pasado dos años desde que nos vimos. Ven a mi hotel en la Residence Charles Floquet, a la una de la mañana. Te estaré esperando."

Hyunjin se puso nerviosa pero a la vez emocionada. Iba a volver a ver a la mujer de su vida, y aunque tuviera episodios bipolares, seguía con el corazón en la mano dispuesto a dárselo de vuelta. Se bajó de la cama y corrió a ducharse y cambiarse, bajo la mirada de Chaewon, quien la miraba con ternura.

Luego de quince minutos, la menor le aplicó el perfume que le regaló por su cumpleaños y le dio ánimos. La pelinegra bajó a la recepción y pidió un taxi, el cual llegó cinco minutos después. Durante el trayecto estuvo pensando en qué decirle a Heejin. Estaba nerviosa, no iba a mentir. Tenía ganas de volver al hotel, pero si no iba al lugar citado, quizás se hubiera perdido una oportunidad...

Al llegar escuchó muchos gritos y aplausos. Cuando se bajó del taxi, pudo ver a mucha gente con carteles y camisetas de Rioters. Supuso que los fans adivinaron en dónde se alojaban, o también tuvo la teoría de que les habían seguido. Al acercarse a la puerta del hotel, dos guardaespaldas se lo impidieron.

—No puedes entrar, es una zona restringida.— le dijo uno.

—Pero me han invitado a venir.

—¿Quién?— preguntó un guardaespaldas con acento alemán.

—Jeon Heejin.

Ambos hombres rieron y le empujaron hacia las demás personas, sin embargo apareció una persona para gritarles. Hyunjin se quedó estática en su sitio y comprobó que no tuviera ningún rasguño.

—Ven conmigo.— una chica un poco más mayor le tomó del hombro y le llevó adentro. Una vez llegaron al ascensor, bajo la mirada de algunos empleados del hotel.— Hace mucho tiempo que no te veo. Estás igual de hermosa desde la última vez que hablamos.

—Gracias, Sooyoung.— sonrió.

—Heejin me había pedido personalmente que te llevara a su habitación, sabía que no te dejarían pasar así de repente.— Hyunjin se limitó a sonreír y al llegar se separaron.— La puerta que está pintada es la suya, si necesitas algo ven a buscarme, estaré en la habitación 300.

La pelinegra dio las gracias amablemente y se dirigió hacia allá. Tocó la puerta dos veces y al ser abierta, sus nervios comenzaron a hacerse presentes. 

—Hyunjin, has venido.— Heejin ya no estaba tan flaca como antes, ahora sus bíceps y abdominales eran más notorios. Se fijó en los nuevos tatuajes que sus brazos presentaban. Anteriormente tenía sólo un reloj tatuado, pero ahora hasta sus dedos estaban cubiertos de tinta.— Pasa por favor, no te quedes ahí fuera.

La menor vio su habitación y recordaba lo desastrosa que era su ex, ahora le sorprendía que cada cosa estuviera en su lugar. La cama era de tipo matrimonial y en su mesa estaban sus pertenencias más preciadas. Siempre supo que para Heejin, ella misma era lo más preciado que tenía y no abrió la boca al ver que en la mesa había una foto suya. 

—Heejin... ¿Cómo has estado?

—Bien, he estado... Saludable. ¿Y tú?

—Estoy bien, gracias por preguntar.— Hyunjin se tocó las manos por nerviosismo, pero Heejin se las sujetó.— ¿Por qué?

—¿El qué?— cuestionó Heejin con una ceja alzada.

—¿Por qué me diste la chaqueta?

—Quería hablar contigo, y te vi evitándome todo el festival. Sabía que estabas mirándome, mi baterista me lo dijo. Por eso decidí escribirte esa pequeña carta y esconderla en la chaqueta. Tvue miedo de que no te cayera a ti, pero tuve suerte.— sonrió y Hyunjin notó que su corazón latía más rápido.— Me alegro mucho de volver a verte.

—Y yo... También.— separó cuidadosamente sus manos de las de Heejin.— Creo que debo irme ya.

—No, espera. Quédate conmigo, ya es tarde y París no es muy segura.— suplicó juntando sus palmas y le miró.

Hyunjin estaba entre la espada y la pared y al final decidió quedarse. Llamó a Chaewon para decirle que no pasaría la noche en su hotel, a lo que obtuvo una que otra respuesta en un tono guarro. Sus mejillas se pusieron rojas al ver que Heejin se estaba cambiando de ropa.

—¡Espera! ¿Vas a cambiarte aquí?— preguntó Hyunjin tapándose los ojos.

—Hyunjin, conoces cada detalle de mi cuerpo desde los catorce años. No es algo diferente que me veas desnuda ahora.— comenzó a reír y se quitó toda la ropa. La tiró a una bolsa y se fue a duchar.— Ahora vuelvo.

Fueron diez eternos minutos para Hyunjin, quien no paró de morderse las uñas. Cuando Heejin salió ya cambiada, entonces decidió tumbarse en la cama.

—¿No vas a estar un poco incómoda durmiendo con el vestido puesto? Anda, cámbiate, ahora te traigo mi ropa.

Hyunjin pudo gozar de ver los músculos de Heejin cuando abrió el armario. La mayor sacó una camiseta de deporte, que fue grande para la pelinegra. Cuando esta se puso la prenda, se dio cuenta de que servía como camisón, así que no pidió un pantalón. 

La castaña al girarse sintió una punzada de excitación. Ver a su ex novia con su camiseta no era algo que le sirviera mucho para dormir, especialmente si iban a compartir cama. Hyunjin miró lascivamente a Heejin, a quien se le marcaba el paquete a través del pantalón. Ambas querían volver a probar un trozo de la otra, y sabían que estaba mal.

 Eran ex novias y ni siquiera deberían de estar pensando en tener sexo, pero el amor era más grande que cualquier pecado. Era un amor de cine.

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