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༻𓊈𒆜9: Slow Down𒆜𓊉༺

A estas instancias, Taehyung podía jurar que nunca había corrido tan rápido. Sus pies dolieron por el tipo de calzado que usaba —uno que obviamente no servía para hacer ningún tipo de actividad física— y, hasta llegar a su auto, sintió quedarse sin respiración por unos segundos. Sin embargo, ninguno de esos obstáculos fue suficiente como para detenerse. Lo único que se le pasaba por la mente era lo mucho que quería alejarse de esa zona para luego refugiarse en la comodidad de su hogar.

Huir debería convertirse en su nueva especialidad detrás de la actuación, el modelaje y el canto. Un poco más y traspasaba la puerta de su vehículo al momento de ingresar al mismo, agradeciendo al cielo que Jungkook no fuera capaz de gritar porque eso significaría alertar a sus vecinos y, por ende, provocar una nueva polémica entre ellos. Conociendo a los medios de prensa cómo lo hacía, estos no se lo pensarían tanto para escribir la primera tontería que se les cruzara por la mente solo por unos cuantos minutos de fama. Y lo peor del asunto es que contarían con material suficiente para hacerlos quedar mal, pues siendo sinceros, no daba buena impresión que el omega saliera del apartamento del alfa como si hubiera visto un fantasma.

Después de haberse pasado unos cuantos semáforos y algunas señales de tráfico, Taehyung logró divisar el bonito barrio privado en el que residía, llenándose de ilusión al tener la certeza de haber conseguido su loco cometido. En menos de cinco minutos, ya se encontraba entrando a su apartamento con el corazón latiendo con una intensidad descomunal. Lo primero que hizo fue dejarse caer contra la madera de la puerta, en completo estado de shock; procesando lo irresponsable que fue su comportamiento con el alfa, consigo mismo y con las personas que estarían cruzando la calle de forma tranquila al creerse conductor de carreras de Fórmula 1 minutos antes.

Su mente se desconectó y actuó por pura inercia, pero se alegraba de no haber causado ningún accidente. De seguro su querida abuela lo cuidaba desde el otro lado para que no se reuniera tan pronto con ella por su grandísima estupidez; sí, eso debía ser, porque en serio estaba empezando a creer que las desgracias lo perseguían y él era muy lento como para esquivarlas.

El omega se llevó las manos a la cabeza, notando sus cabellos alborotados gracias a los rudos jalones que recibió por parte del alfa para que pudiera llegar más profundo dentro de su cavidad bucal. Con cierta desesperación, los acomodó para que no existiera evidencia del momento íntimo que vivió desde el preciso instante en que le cedió el control absoluto a su "colega". La mirada avellana de Taehyung se perdió en el suelo durante el proceso, esforzándose en asimilar la felación que le hizo a Jungkook con auténtico gusto, mientras este lo trataba con una rudeza y dominancia dignas de admirar.

Sinceramente, dudaba superar esto algún día.

Era una suerte que estuviera solo para que no fuera testigo de lo patético de su actuar... ¿O no?

—Señor Kim, llega tarde, ya me había asustado... Diosa, ¿qué le sucedió?, ¿está bien? —El beta de nombre Beomgyu lo interrogó con preocupación, manteniendo en sus brazos a un Yeontan que movía la cola ante la presencia de su dueño.

—Oh, Beomgyu, eres tú —dijo, levantándose con rapidez de su lugar para mostrarle la mejor cara que pudo poner dada la situación—. Estoy bien, solo tuve un pequeño incidente con algunos paparazzis, ya sabes cómo son.

Una mentira para salvarse a sí mismo, pues no se veía contándole al pobre niñero de Yeontan lo que hizo con Jungkook o con sus capacidades al volante.

No quería traumarlo de ninguna de esas dos maneras.

—Por la luna, esa gente nunca deja en paz a los famosos —se quejó con un puchero en los labios, haciendo sonreír al actor, quien daba un corto asentimiento para darle la razón—. Me alegra mucho que esté bien.

—Aprecio y agradezco tu preocupación.

—No hay de qué. Como le decía, me había asustado por usted porque nunca se retrasa y no me quería ir sin despedirme, aunque ahora conozco la razón.

Si tan solo supieras...

El omega se regañó mentalmente y luego procedió a hablar con una calma digna de sus magníficas dotes actorales.

—Sí, pero ya estoy aquí, así que ya puedes irte —lo despidió, dejando al chico mudo por unos segundos, pues acostumbraba a conversar unos cuantos minutos antes de irse, pero no diría nada, porque quizá su jefe estaba de apuro por culpa del retraso imprevisto que tuvo—. Cuida muy bien de mi Tannie, ¿sí?

—Por supuesto, yo feliz de cuidar de este angelito peludo.

Beomgyu extendió a Yeontan lo suficiente como para que Taehyung pudiera regalarle unas caricias sobre sus orejitas y un beso corto en su frente.

—Cualquier cosa te estaré avisando —mencionó, pero ni siquiera prestaba atención al motivo por el que lo decía, pues su mente se hallaba en otro lado—. Hasta pronto, Beomgyu.

—¡Pierda cuidado, señor Kim! Hasta mañana.

El beta que cargaba una mochila con las cosas de su mascota se despidió con un ademán y, acto seguido, bajó a su perrito al suelo para tirar de la cuerda conectada a su arnés —la cual llevaba puesto desde hace buen rato— para salir caminando del lugar hasta su próximo destino.

Taehyung cerró la puerta al verlos desaparecer antes de soltar un largo suspiro, lamentando en silencio despedirse tan apresuradamente del amable chico, pero por esta ocasión culparía a las circunstancias. Durante ese proceso, el omega se olió a sí mismo, descubriendo que estaba infestado de sus feromonas, las del alfa y algo más.

Ese aroma empalagoso era imposible no reconocerlo, peor aún si estaba mezclado con el olor a sexo que los dos involucrados compartieron a pesar de no llegar a un desenlace real.

Sí, el lubricante ya empezaba a escurrirle por los muslos, pero más fácil le resultaba decir que fue una consecuencia de que hace mucho no tenía contacto íntimo con nadie. Aunque fuera una mentira por cuenta sola, pues no recordaba que su cuerpo reaccionara de esa forma tan satisfactoria con nadie nunca antes.

—Maldición, me voy a tomar un baño, porque estoy todo empapado —se quejó en voz alta, sintiendo esa particular humedad en la parte trasera, mientras se quitaba los zapatos de sus adoloridos pies para ponerse unas suaves pantuflas—. Ugh, parezco un jodido mocoso hormonal.

¡Debía eliminar todos esos olores y fluidos de encima de una vez por todas!

Era una bendición que el beta no pudiera ser capaz de oler el rastro vívido de su excitación, o la cara se le hubiera caído de la vergüenza en el preciso instante en que le diera la excusa tonta de los fotógrafos.

La madre luna parecía estar teniendo compasión de él; no existía otra explicación aparte.

Resignado, se fue hacia el baño a seguir con su colapso mental, olvidando un detalle muy importante.

Taehyung salía de darse una refrescante ducha cuando escuchó cómo alguien tocaba el timbre con insistencia. El pobre omega juró sentir que su corazón dejaba de latir por un segundo, a tal punto de que dejó de secar sus cabellos dorados con una toalla pequeña, mientras analizaba la situación.

No podía ser Jungkook, ¿verdad?

Él no era tan cruel con su desgastada paz mental como para aparecerse por su casa como si nada grave hubiera pasado, ¿cierto?

Mierda, esa posibilidad sí era factible porque conocía cuál era su dirección.

Tragó saliva con dificultad, caminando a paso lento hacia la puerta con el nerviosismo martillando en su pecho.

Por la madre Luna, ahora se arrepentía tanto de haberle dicho cuál era el número exacto de su apartamento en una conversación que se suponía debía ser trivial. Aunque ahora que lo pensaba, quizá su travieso —tonto— lobo fue el que lo indujo a que soltara esa información tan relevante.

No sabía ni qué decirle cuando lo tuviera frente a frente, pero de lo que estaba seguro era que se le imposibilitaría huir una vez más. Estaba jodidamente acorralado.

¿Y si fingía demencia?

Era un buen actor, por no decir el mejor. No sería nada difícil.

Una pena que esa oportunidad la arruinó desde el instante en que se fue corriendo como un cobarde, pero no le quedaba otra más que enfrentarlo.

Tampoco es como que pudiera retroceder el tiempo; ya estaba hecho.

Por esa razón, Taehyung abrió la puerta cuando obtuvo un destello de valentía.

El semblante angustiado que portaba en sus bonitas facciones cambió a uno de felicidad y confusión cuando vio a su mejor amigo alfa frente a él.

—¡Jiminnie, ¿qué carajos haces aquí?!

—¿De qué hablas, Tae? —inquirió con una ceja levantada, invitándose a pasar a sí mismo antes de que su alma gemela lo hiciera—. ¿Por qué estás vestido así?

—¿Perdón?

—¿Cuál perdón? ¿Acaso olvidaste que iba a venir acá para irnos juntos a la fiesta?

¡Ah, con que eso era! Lo había olvidado por completo.

En definitiva, este no estaba siendo su día.

Al ver el silencio sepulcral en el que el omega se sumió, Jimin abrió la boca con indignación.

—Tú lo olvidaste —acusó con su dedo índice, mientras dejaba caer su bolsa con la ropa que usaría esa noche en el instante en que la puerta se cerró detrás de ellos—. ¿En dónde dejaste tu cabeza, Tae?

Una risa sin gracia fue el único sonido que resonó en la habitación, el cual sirvió para incrementar la intriga en el curioso bailarían.

—¿De veras quieres saberlo?

—Si eres capaz de resumirlo en menos de diez minutos para que podamos conversar otros veinte, sí.

—Entonces vamos a sentarnos.

—De acuerdo, te veo muy ansioso, así que suelta la sopa.

—Lo estoy. Tengo mucho que contarte, y lo haré lo mejor que pueda para creérmelo también.

Los amigos tomaron asiento en la sala, y el omega inició su relato acerca de lo sucedido una hora antes, exceptuando detalles explícitos porque ese no era el punto más relevante de la conversación. El alfa se encontraba estupefacto, ni siquiera hallaba las palabras para describir todo lo que se le cruzaba por la mente, por lo que decidió soltar lo único que se le ocurrió para cortar esa incomodidad tan palpable en el aire.

—Murió el romanticismo, ya ni siquiera un besito o un cafecito primero.

—No lo digas así, Jimin. ¿Eres mi amigo o mi hater?

—Es que tú también te pasas, Tae —negó con la cabeza, concentrándose en no soltarse en carcajadas por lo irónica que era la situación—. ¿Cómo demonios haces eso?

—Sucedió y ya...

El actor bufó, dejando caer su cabeza sobre el respaldo del sillón en el que yacía sentado.

—Es que si debió estar potente lo que hiciste con Jeon como para que te dejara en ese estado, no pareces ser el omega reservado que conozco de años. Y lo digo muy en serio, porque tú, mi querido amigo responsable y cuidadoso con cada detalle, parece que entraste en otra dimensión donde eres todo lo contrario.

—Calla, Jiminnie. Ni yo mismo sé qué pensar.

—Te juro que te entiendo, debe ser chocante para ti. Con tus anteriores ligues siempre fuiste tan precavido para dar ese paso. No lo hacías hasta tener las citas que fueran necesarias para poder dejarte llevar. Pobres de Hyungsik, Minho, Wooshik, y Seojoon—bromeó y Taehyung rodó los ojos, pasando la mano por su cabello—. Aunque pensándolo bien, el rockstar sí fue más detallista contigo, porque él te preparó una deliciosa cena con sus propias manos y basándose en tus gustos. No cabe duda de que resolvió.

—Ay, Jiminnie, eres un tonto— Esta vez, el omega no pudo contener una sonrisa, su amigo era demasiado ocurrente sin importar la situación—. No me ayudas.

—Es que, por amor a la Diosa, yo no te entiendo, Kim Taehyung. ¿Cuándo lo conociste, parecías querer tenerlo a 100 kilómetros de distancia y ahora le haces mamadas? ¿Está todo bien en casa?

—No me regañes, ya sé que estuvo mal.

—No lo hago, es más, me causa mucha risa, pero me estoy conteniendo para que no te sientas peor.

—Tan considerado —ironizó el omega, provocando una sonrisa en el otro alfa.

—Si soy —admitió con un tono jocoso, pero no demoró en ponerse serio—. ¿No será este alfa tu ser amado, tu media naranja, la mitad de tu alma?

Taehyung se inclinó lo suficiente para pellizcarle el brazo a Jimin, sacándole un quejido que no parecía de alfa.

—¡Auch, eso sí me dolió!

—Tampoco saques conclusiones tan locas, ¿sí? A estas alturas es obvio lo mucho que nos gustamos, físicamente hablando, motivo por el que nos pusimos calientes y por eso terminamos en esa situación.

—Si tú lo dices, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. Podría jurar que están a nada de convertirse en amigos con derechos, ese sí que es un gran avance dado el tropiezo que tuvieron al inicio.

—Lo dudo, fue algo de una sola vez.

Por más confianza que Taehyung demostrara, Jimin no le creía en lo más mínimo.

—Sí, claro. Después de esto serán los mejores amigos— dramatizó de forma burlona—. Todavía recuerdo cuando me contaste que te dijo que te haría tragarte tus palabras y efectivamente lo hizo, porque te disculpaste con él, pero también te hizo tragar otra cosa y eso lo disfrutaste más.

—No dijiste mentiras, pero no es necesario que me lo recuerdes tanto.

—Soy tu alma gemela y por eso tengo el derecho de decirte las cosas como son. Igual solo te estoy molestando, así que no te tortures tanto. A fin de cuentas, tu lobito fue el que se metió en este embrollo, tú le seguiste la corriente y el alfita tampoco se quejó o alejó.

—Es que ese es el otro detalle que me atormenta. No todo fue culpa de mi lobo, porque yo estuve consciente en todo momento, y no dudo de que haya sido igual para él. No fue igual a estar perdido en la lujuria como cuando se entra en celo, donde lo único que deseas es aparearte a tal punto de que no puedes combatir contra los deseos de nuestra parte animal, porque en ese estado el lobo siempre va a tener la ventaja al estar en su faceta más instintiva. Ambos nos dejamos envolver por esas sensaciones extrañas que nos causamos desde que nos permitimos bajar la guardia con el otro. Yo tenía la oportunidad de detener todo y no lo hice, y es obvio que él tampoco, porque lo deseaba tanto como yo, Jiminnie.

—Si lo dices así, está muy jodido, TaeTae. Pero eso solo demuestra que es verdad lo que te dije: él te gusta, tú le gustas y cuando la química es intensa, estas cosas no demoran en pasar.

—El problema radica en que tenemos tanto trabajo que hacer y si sale mal, estaré afectando a mi lado profesional y eso no lo puedo permitir ni en un millón de años.

—Tienes un punto, pero quiero creer que los dos son lo suficientemente maduros como para no mezclar las cosas.

—Si me sintiera de ese modo, no estaría comiéndome la cabeza como lo estoy haciendo ahora.

El omega se expresó con sinceridad, dejando sin habla al alfa.

—Tan mal estuve como para ni acordarme de que te había invitado a mi casa, mucho menos recordé la razón por la que Tannie debía irse con Beomgyu. Actué en automático desde que salí del apartamento de Jungkook.

—Ya veo... Justo hoy tuviste la mala suerte de reunirte con él a trabajar durante la tarde para luego reunirse en la fiesta de la noche.

—Eso mismo. No pudiste resumirlo mejor, Jiminnie. ¿Con qué cara le veré? ¿Y si digo que me enfermé y por eso no asistí?

La idea se escuchaba demasiado tentadora, a decir verdad.

—No caigas tan bajo, Tae —lo regañó, pero no demoró en querer animarlo—. Tú eres más fuerte que esto.

—Si fuera fuerte, como dices, no me hubiera puesto caliente como para tragar algo que no fueran palabras —se incorporó de su lugar y le hizo una seña para que lo siguiera hacia el armario aledaño a su habitación—. Soy la burla, no sabes las ganas que tengo de irme a mi habitación y hacer un berrinche digno de un Óscar.

—Si estás bromeando de esa forma, es porque estás tratando de animarte. Te conozco y ya deja de culparte, admitiste que te gusta y cuando ese sentimiento se adueña de tus sentidos, es difícil evitar que las cosas escalen a estos extremos cuando parece que es recíproco.

El omega acabó decidiéndose por un conjunto que todavía no estrenaba en ningún evento o lugar en particular. Este constaba de un pantalón negro de suelto, una camiseta fina de color blanco que utilizaría por debajo de una camisa con diseño de animal print y unos botines oscuros de tacón pequeño.

—Me estoy riendo de mis desgracias, nada más —informó para luego ir hacia la parte en la que tenía sus joyas, seleccionando un delicado collar de perlas, un reloj de muñeca y una pulsera de oro, las cuales le darían un toque sofisticado a su vestimenta—. Tampoco quiero sonar tan egocéntrico frente a ti como para asegurarte que es recíproco, que lo haya permitido no significa que le resultara algo extraordinario, ¿me entiendes?

—¿Le ves cara de ir de un omega a otro? ¿Qué te dije de juzgar a un libro por su portada?

—Yo no dije eso, pero siendo una gran estrella de rock, no dudo que haya tenido omegas más bonitos dispuestos a hacerle lo mismo.

—Ni siquiera te compares, Kim Taehyung. Tú eres etéreo, tan bonito, que hasta la propia diosa Luna te tendría envidia y quiero creer que ese pensamiento no está muy alejado de lo que ese alfa piensa, por más que su inicio fuera el peor que pudieron tener.

—Qué lindo de tu parte, Jiminnie, pero cuando tengas omega dudo que sigas pensando así.

—En eso te daré la razón, porque estoy seguro de que cuando encuentre a mi omega no habrá nadie más hermoso para mí que él. La única persona que me parecerá un ángel caído del cielo y a la que le daré mi devoción hasta el día que parta de este mundo —explicó con tanta ilusión, que fue inevitable que el actor suspirará por lo lindo que debería escucharse que alguien se expresará así de otra persona como el bailarín lo hacía—. Sin embargo, tú, mi querida alma gemela, te quedas en el segundo lugar.

—Eso es suficiente para mí, muchas gracias.

—No es nada, solo estoy diciendo una verdad objetiva, TaeTae. No por nada has ganado reconocimientos al rostro más hermoso del mundo —le recordó con una sonrisa, dándole unas palmaditas en la espalda—. Tú no tienes razón para sentirte inseguro por cualquier omega, alfa o beta que Jeon tuviera en su pasado, porque tú eres tú, y eso ya es decir bastante.

No cabía duda de que Jimin siempre tenía las palabras adecuadas para que cualquier preocupación se desvaneciera de su organismo. A él no debería importarle algo así, pero luego de que su amigo mencionara a sus ligues, fue inevitable pensar en aquello, pero desde el lado del alfa.

Taehyung era consciente de que nunca se sintió de ese modo cuando tenía algún tipo de intimidad hasta que Jungkook apareció para poner su mundo de cabeza, pero... ¿Sería así también para él?

Una vez más, su lobo estaba actuando con un verdadero masoquista al hacerle pensar en respuestas que no le agradaron en lo más mínimo.

Si tan solo estuviera al tanto de que el alfa pensaba lo mismo sobre el omega, eso y mucho más; no solo en lo sexual, sino también en lo sentimental. Aunque ese hecho ya era otra historia aparte.

—Tienes razón, pero dejando eso de lado, estoy seguro de que va a pensar que soy un pervertido y por eso me moriré de la pena cuando lo vea.

—No deberías, quizá piensa que eres alguien al que le gusta tener la iniciativa en cosas como estas.

—O seguirá reafirmando que soy un impulsivo.

Luego de esa declaración, Jimin vio cómo Taehyung se dirigía hacia su habitación y dejaba las prendas sobre su cama perfectamente ordenada, antes de tomar asiento frente a su tocador y comenzar a aplicar un maquillaje natural para la ocasión.

El alfa se quedó en el marco de la puerta, sin intención de invadir su espacio a pesar de la confianza que se tenían, porque si ni a sus parejas dejó entrar ahí, mucho menos sentiría correcto ser el primero en traspasar ese límite y eso era algo que el omega agradecía en silencio.

—No ganas nada lamentándote, enfréntalo y analiza su reacción. Dependiendo de eso, tendrás que elegir la forma correcta para proceder con él.

—Sabio consejo y sé que no me quedará de otra porque ya me convenciste de desistir de mi plan de decir que estoy enfermo.

—Es por tu bien, te ahorro otro drama con la prensa.

—¿Qué haría yo sin ti? Eres lo máximo, Jiminnie—El omega dejó de lado la base que se había colocado para regalarle un corazón hecho con sus manos al alfa, quien se lo devolvió con gusto junto a un "Por supuesto que lo sé, Taehyungie". — Ve a cambiarte y maquillarte antes de que se nos haga más tarde.

—Eso debería decírtelo yo, porque tú sí que te tardas años en ello —respondió, dándose media vuelta para desaparecer por el pasillo.

—Tonto—susurró.

—¡Te escuché!

Taehyung se vio al espejo y sonrió ante lo dicho por Jimin, siguiendo con su trabajo para quedar decente tras el pequeño episodio ansioso que vivió por culpa de Jungkook y las partes más primitivas de ambos.

Sin embargo, nadie podía juzgar a los lobos que estuvieron acumulando emoción y esperanza con cada uno de sus avances, porque sus humanos eran tontos, pero poco a poco continuaban reaccionando al hecho de que estaban hechos el uno para el otro.

Ya solo era cuestión de tiempo para que las piezas encajaran en su lugar, ¿no?

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Los orbes chocolates del alfa registraban su atractiva apariencia frente al espejo de cuerpo completo que tenía en su armario, pero su mente se encontraba muy lejos de ahí. Jungkook seguía perdido en el preciso instante en que tuvo a su merced a Taehyung. Todavía seguía tan vívida en su mente la manera tan provocativa en la que su acompañante le realizó esa proposición a la que jamás podría decir que no.

De solo recordarla, su corazón palpitaba con fuerza y sus colmillos picaban por las ganas de morder ese cuello acanelado con el objetivo de dejar su marca — y de paso obtener la suya propia—; así como su lobo interno le exigía hacer suyo al susodicho. Pero esos eran simples deseos, porque Jungkook jamás haría algo así sin tener el absoluto consentimiento de Taehyung, quien para ese momento debía ser su pareja con todas las de la ley, es decir, receptor de un bonito cortejo, además de haber sido presentado con ese título a su familia, fans y al público en general.

Una idea que al día de hoy no le desagradaba en absoluto en comparación con semanas atrás.

Jungkook de verdad ya fantaseaba con Taehyung, siendo su omega, su esposo, el padre de sus cachorritos y el dueño de su cuerpo y de su alma.

¿Qué sí había caído de cabeza? Eso se le quedaba corto, él se aventó al vacío sin paracaídas.

Si alguien le decía al alfa que estaría teniendo esos locos pensamientos con su "colega", quien ocasionó una cancelación masiva en redes por sus comentarios despreocupados y que lo trató como un idiota cuando se conocieron, se reiría en su cara hasta quedarse sin aire.

Desde el instante en que hicieron una especie de tregua que denominaron como una amistad floreciente, aprendieron a llevarse bien y descubrieron que no eran tan distintos como creían; tan solo polos opuestos que se complementaban como si estuvieran destinados a ello.

Con el pasar de los días, Jungkook tuvo otra perspectiva de Taehyung, ya fuera en su trabajo o por medio de los mensajes diarios que compartían; lo que ayudó a darse cuenta de lo hermoso que era tanto por dentro como por fuera, que su comportamiento a la defensiva era porque no le gustaba sentirse vulnerable, pero cuando te entregaba su confianza, era el ser más adorable, comprensivo y amable del mundo.

Y ni que decir de sus aromas que combinaban exquisitamente con su "perfume", volviéndolo poseedor de tres fragancias que provocaban tantas cosas en su persona y en su lobo, aunque este sentir no solo aplicaba para él. Por eso, era una pena que ninguno de los involucrados se planteara la posibilidad de que ese olor no fuera algo artificial.

El molesto sonido de su móvil fue lo que sacó al alfa de su trance, por lo que no demoró en ir en búsqueda del dispositivo que se hallaba en su mesita de noche para comprobar de qué se trataba tanta intensidad. Soltó el aire que había estado conteniendo en sus pulmones cuando vio los mensajes de Yoongi, apurándole para que no llegara tarde al bar en el que se celebraría la fiesta, pues lo menos que los integrantes de Liberté deseaban era dar una mala impresión al resto por su impuntualidad.

No cabía duda de que la mejor idea que se le pudo ocurrir fue dejar a Bam con su niñero desde la hora del almuerzo, así evitaba estar en apuros de último minuto.

Sin querer alargar más las cosas, salió de su hogar con la idea de tratar de hablar con el omega y tras la reacción que le diera, ver cómo debía actuar con él a partir de ahora; guardando la diminuta esperanza de poder explicarle lo que pensaba y hacerle una propuesta, mientras ignoraba que se suponía eran compañeros de trabajo, porque era respaldado e incentivado por su animal interno. Dicha idea ni siquiera pensaba compartirla con sus amigos, pues quería evitar a toda costa que el omega y los betas lo regañaran, así que se esforzaría en disimular lo afectado que seguía a causa de Taehyung.

Sí, ya era hora de poner a prueba que tan buen actor podía ser.

Las luces de colores, la música fuerte resonando en el local y algunos cuerpos bailando a lo largo de la pista fueron la imagen que Jimin y Taehyung recibieron cuando cruzaron la amplia puerta de cristal. El camino hacia la entrada fue duro porque esquivaron a muchos camarógrafos y reporteros que querían exclusivas, pero al estar tan acostumbrados a ellos, supieron librarse a cambio de unas cuantas poses y saludos para sus cámaras antes de que gente de seguridad los escoltara hacia el interior del bar.

Varias personas de la industria le dieron la bienvenida al par de amigos, hasta que el actor y el bailarín se encontraron de frente con los organizadores, quienes les pidieron que se tomaran algunas fotos juntos —las cuales publicarían después en sus redes sociales—, y que gozaran de la celebración; bebiendo y comiendo lo que se les antojara.

Una petición a la que querían hacer caso sí o sí, a pesar de que el omega siguiera ansioso por el claro enfrentamiento que debía tener con el alfa, aunque este no negaría que la compañía de su mejor amigo le daba la seguridad justa para calmar su nerviosismo.

Por la cantidad de gente que había en el bar, era sencillo deducir que llegaron a la hora justo, pero ambos le daban media hora más para que el establecimiento estuviera al límite. Era una suerte que el bar estuviera bien ventilado y que un requisito que les pidieron los organizadores fuera usar supresores de olor, porque de no ser así, sería un infierno para el actor, que por esa misma razón repudiaba asistir a fiestas con exceso de gente.

Mientras tanto, Jimin y Taehyung decidieron ir a la barra en búsqueda de unos cocteles para dar inicio a su gran noche, sin imaginar cómo acabaría para los dos. Unos quince minutos después, con sus copas casi vacías, los amigos vieron interrumpida su amena charla gracias a que escucharon algunos murmullos de las personas más cercanas. De forma inevitable, giraron la cabeza y el omega juró olvidar cómo respirar cuando sus ojos se posaron en el alfa que hacía su entrada triunfal, acompañado por su banda.

Jungkook, con el cabello recogido en una coleta, debía ser un pecado más si utilizaba ese pantalón de mezclilla y esa camisa semitransparente oscura con un jodido arnés que remarcaba los músculos fuertes de su pecho. El rockero se veía más alto gracias a las botas de cuero que portaba, dándole ese aspecto tan dominante que lucía de forma usual en cada una de sus presentaciones, en las que ninguno de sus seguidores podía quitarle la mirada de encima; tal y como le sucedía a Taehyung en la actualidad.

—Por fin apareció tu galán...

Jimin quiso molestar un poco a su mejor amigo, pero sus palabras murieron en la boca cuando su mirada se cruzó con la de Yoongi, quien se asomaba al costado derecho de su líder. Ese debía ser el omega del que Taehyung le habló, cabellos oscuros como el carbón, orbes felinos, nariz pequeña, finos labios, piel blanca como la nieve y un aura poderosa que distaba de su jerarquía, ignorando por completo a la pareja de betas que mantenían sus manos entrelazadas, mientras saludaban a los presentes.

Era sublime ante sus ojos.

Estaban lejos, pero Jimin lograba captar levemente el aroma al chocolate con un toque de menta y algo parecido a la mandarina. Quizás había comido una antes de venir. Lo gracioso era que el baterista de Liberté también pudo dilucidar tres aromas, canela, vainilla y galletas en el alfa que le analizaba desde la barra, llegando a la conclusión de que él también se quedó impregnado del olor de dicho alimento. No era una fragancia usual para un alfa, lo que le llamó la atención más de lo que debería.

Y hubieran continuado observándose, de no ser por la tensión por parte de sus respectivos amigos cuando estos se vieron frente a frente. Uno sabía la razón de esta actitud y el otro no, pero lo que estaba seguro era de que ninguno pensaba intervenir.

—Creo que llegó la hora de mi fin—murmuró Taehyung, desviando su mirada hacia un ruborizado Jimin—. Todo indica que van a venir hasta acá, así que, si me desmayo, me sostienes.

—Recuerda lo que hablamos, estarás bien.

Jimin no obtuvo contestación, pues vio cómo Taehyung pedía otro coctel para enfrentarse a lo que se vendría a continuación.

Jungkook también había quedado paralizado cuando su mirada se posó sobre el actor, tan etéreo como nadie en este universo. En definitiva, no era el mejor guerrero. La madre Luna ya debería soltarle el brazo, porque no sabía cuánto más podría fingir lo encantado que estaba con Taehyung y dudaba poder relajar su semblante cuando cruzara palabras con ese alfa desconocido que se mantenía a lado del mencionado. Los celos hicieron acto de presencia y su olor se hizo un poco amargo, pero nadie pareció notarlo: algo bueno en medio de todo lo malo. Para bien o para mal, el grupo de Liberté fue retenido por unos minutos por los organizadores y otras personas que les saludaron con calidez antes de dirigirse al par de amigos con la intención de presentarse.

Y así fue, Taehyung presentó a Jimin a los chicos de Liberté y Jungkook juró respirar en paz cuando escuchó que este era su mejor amigo, casi hermano; por lo que fue más sencillo para el alfa seguir con la charla tras eliminar ese peso de encima de su alma. No obstante, la seriedad con la que el omega lo trataba y la manera en la que no le sostenía la mirada le angustiaba bastante, pero no pensaba hacerlo obvio para no joderla más.

Fue cuestión de minutos para que todos se llevaran de maravilla, conversando como si fueran amigos de toda la vida, mientras comían algunos aperitivos antes de dedicarse a beber alcohol; un hecho que alegró al actor y al vocalista, aunque no lo exteriorizaran por estar ensimismados en sus propios problemas.

Taehyung agradeció al cielo cuando uno de los directores del drama lo llamó, regalándole la oportunidad de escaparse por un rato de los integrantes de Liberté y de Jimin, a quien no le importó tanto, pues parecía demasiado entretenido con el omega de piel de porcelana. ¿Y cómo no estarlo si aquel alfa le estaba gustando mucho? Yoongi nunca había conocido a alguien como Jimin, un alfa que no entraba en los cánones típicos de la casta más poderosa de todas.

No existía duda de que este sería el inicio de una nueva y memorable historia entre otro par de medias lunas que se dejarían fluir por lo que les dictaban sus corazones, al igual que ciertos alfas que fungían como managers de dos estrellas tan iguales y distintas a la vez.

En medio de la charla con uno de los productores y otros miembros del personal, Taehyung recién cayó en cuenta de que su coestrella, Cha Eunwoo, no estaba por ningún lado, por lo que no demoró en preguntar qué le había pasado. Su sorpresa fue grande al escuchar que se disculpó con anterior por su inasistencia, alegando que tenía asuntos profesionales que atender. El omega disimuló su indignación con el universo, pues de haber sabido que podía hacer lo mismo sin consecuencia alguna, como los chismes elaborados por la prensa —hecho garantizado por los propios productores—, no se lo hubiera pensado dos veces para no hacer acto de presencia.

Una media hora más transcurrió antes de que cada uno de los involucrados en la conversación quisiera tomar un camino aparte, motivo por el cual Taehyung supo que no le quedaba de otra más que volver con su propio grupo. Se la había pasado escapando de Jungkook lo más que pudo durante esa noche, pero ya era momento de desacelerar y tomarse las cosas con calma.

Internamente, agradeció que los tres shots de mojitos que bebió con el pasar de los minutos le regalaran el coraje que le faltaba para no querer huir de nuevo. Cuando enfocó su mirada para buscar a su amigo y a los integrantes de Liberté, percibió el instante justo en el que estos se iban a la pista de baile con el resto de invitados, dejando a Jungkook en la soledad de la barra.

Maldición, ya era hora de agarrar al toro por los cuernos.

A paso decidido se dirigió hacia el alfa, que se encontraba comiendo algunas botanas servidas a lo largo de la superficie de madera.

—Hola, ¿puedo sentarme?

La voz aterciopelada del actor sacó de su ensoñación a Jungkook, sintiéndose nervioso de un segundo a otro, porque cuando su mirada se cruzó con la de Taehyung, la valentía que estuvo acumulando durante el camino a la fiesta se esfumó como una mota de polvo en el aire, por lo que agradeció en silencio que la otra parte involucrada alargara las cosas hasta poder sentirse confiado una vez más.

—Hola, claro...

Cuando el alfa levantó el rostro para crear algún tipo de contacto visual directo con el omega, este le quitó la mirada, tratando de actuar despreocupado, aunque eso no concordara con su expresión corporal, la cual lo seguía delatando. No dudaba de que él estaba igual o peor, pero trataría de arreglarlo para que dejaran atrás esa incomodidad.

Y lo primordial sería no hablar de lo que pasó entre ellos.

—Gracias—murmuró, tomando asiento al costado del rockstar, sin dejar de observar lo que tenía enfrente en lugar de ver a los ojos a su acompañante.

—Los chicos se cayeron tan bien que me dejaron aquí tirado—con su comentario logró que Taehyung soltara una risita, dándole esperanza para que su ambiente tenso desapareciera—. Estoy bromeando, me hace feliz que se diviertan tanto.

—Lo entendí, pero pienso igual que tú—admitió con sinceridad, por fin dándole la cara—. Merecen distraerse y que mejor que con una buena compañía.

—Sí, y quiero creer que eso también aplica para mí.

—Yo podría preguntar lo mismo, ¿no lo crees? —lo cuestionó, sonrojando al alfa, mientras tomaba uno de los aperitivos del plato que le quedaba más cerca para llevárselo a la boca.

Un pequeño sonido de satisfacción se le escapó, pero ni siquiera eso logró desconcentrar a Jungkook, quien pensaba que haber usado su comentario en su contra fue una maravillosa jugada de su parte.

—No me da pena aceptarlo —informó, mostrándose determinado a pesar de los tonos rojizos sobre sus mejillas. Era una suerte que las luces de colores le ayudaran a no hacerlo obvio a los ojos ajenos.

—Eso significa que estamos en igualdad de condiciones.

—Así parece, me agrada la reciprocidad.

—A mí también, pero cambiando de tema, ¿no vas a tomar nada? —interrogó, pues solo lo había visto tomando comiendo.

—Tomé dos cervezas cuando te fuiste y si te soy honesto, no quiero beber más.

—¿Por qué? —enarcó una ceja, curioso.

—No quiero lidiar con un dolor de cabeza, quizá en otra ocasión.

—Eso es muy responsable de tu parte—lo halagó, animándose a darle un golpecito en el hombro que hizo sonreír al aludido—. Yo seguiré bebiendo, pero prometo tener prudencia.

—Lo soy, y ya lo veremos.

—¿Estás retándome?

—Por supuesto que no, aunque tampoco me olvido que sueles ser descuidado en ese aspecto. Tú mismo me lo dijiste.

—Ugh, te he dado mucha información. Eso me pasa por ser demasiado hablador.

—Es parte de tu encanto.

—Gracias, supongo.

—Si es un cumplido, no lo pongas en duda.

Y eso bastó para que el omega terminara por relajarse y le regalara una de sus bonitas sonrisas cuadradas como muestra de que el hielo entre los dos se había roto con éxito. Luego de aquello, la conversación se fue por otros temas triviales, olvidándose de que ambos se encontraban en un sitio con más gente, pues cada vez que charlaban, era como si entraran en su propio mundo.

Cualquiera que los viera, no imaginaría jamás que ya habían traspasado cierta línea por sus comportamientos cómplices que parecían de simples amigos. A excepción de Jimin, que los miraba con otro filtro, mientras bailaba y charlaba con Yoongi, dándose cuenta de que su mejor amigo estuvo preocupado por nada; mañana le preguntaría con lujo de detalles, porque en ese preciso instante su atención estaba ocupada en alguien más.

No obstante, la burbuja en la que Jungkook y Taehyung se sumieron, se rompió cuando una alfa de cabellos largos y figura estilizada apareció y saludó al omega con una familiaridad que dejó paralizado en su sitio a la estrella de rock por dos motivos: la conocía a tal punto de admirarla y los celos tampoco le ayudaban.

—Jieunie, es lindo verte. ¿Cómo estás?

—Yo muy bien, Tae. Espero que tú también lo estés, Jungkook-ssi.

—Lo estoy, Jieun-ssi, gracias por preguntar.

—Oh, se conocen...

Taehyung cruzó una de sus piernas sobre la otra, dispuesto a analizar el comportamiento de ese par. No era loco pensar que se hubieran cruzado en algún evento musical, pero no estaba de más asegurarse, ¿cierto?

—El rockstar aquí presente me ha comentado que es un gran fan desde hace años y no puedo estar más honrada por ello.

—Comprendo, el mundo es tan pequeño...

—No es nada, eres una leyenda en la música.

"Y yo soy una leyenda en la actuación, pero te lo dejaré pasar en esta ocasión".

Dicho pensamiento se mantuvo entre los labios del actor, porque si lo dejaba escapar, no existiría forma para justificarlo sin que pareciera una escenita de celos.

—Es un título que me han dado aquí en Corea, pero tú has llegado más lejos que yo —expresó, haciendo referencia a los logros internacionales del chico—. Así que por eso no puedo evitar sentirme satisfecha al saber que a un artista de talla mundial le gusta mi música.

—Muchas gracias.

—No es nada...

Alfa y omega vieron cómo Jieun se quedó muda por unos segundos, hecho que los desconcertó, pero solo Taehyung se animó a hablar.

—¿Sucede algo?

—Quisiera seguir conversando, pero ya llegó mi alfa. ¡Nos vemos, chicos!

—Hasta pronto —dijeron al unísono, sorprendiéndose por su coordinación, mientras veían alejarse a la chica hacia un joven atractivo y alto que se hallaba al otro extremo del establecimiento.

—Wow, no sabía que tenía pareja.

—¿Te interesaba para algo más? —cuestionó de la nada, impulsado por el mismo sentimiento que lo invadió cuando se puso a buscar información en internet para comprobar que Jungkook no tenía compromiso alguno con nadie.

—Para nada —esa respuesta bastó para darle paz a Taehyung—. Solo me sorprendió, porque con esto compruebo que muchas veces no me entero de nada, pero estoy curioso por saber cómo es que te relacionaste con ella si tu fuerte es la actuación.

—¿Acaso olvidas que es actriz?

—Por la diosa, es cierto... Cada día soy más despistado.

—No eres el único, pero bueno, respondiendo a tu duda, actuamos en un drama juntos y ella me coqueteó como la alfa galante que es, pero lo cierto es que no pudimos conectar en ese sentido, así que quedamos como amigos y ahora ella está feliz con su alfa Jongsuk. Ella misma me lo contó por la confianza que me llegó a tener.

—Ya veo, no sabía que compartía jerarquía con su pareja.

—Son de las parejas del medio que más lo gritan a los cuatro vientos, ya sabes, amor es amor.

—Eso sí, con que ellos sean felices, basta. Los demás pueden hablar lo que quieran, igual no se puede contentar a nadie.

—Estoy muy de acuerdo contigo. ¿Quieres ir a bailar?

—Si quieres, puedes adelantarte.

—¿Seguro?

—Sí, primero quiero ir a conversar con unos amigos que me estuvieron llamando desde hace un buen rato —señaló con un movimiento de cabeza al grupo que se encontraba charlando y fumando en la terraza que quedaba detrás de ellos—. Pero me he estado haciendo el loco por no querer levantarme de aquí.

—Ya veo, entonces no dejes que te gane la flojera como para que los hagas esperar más.

—No pienso hacerlo, tampoco pienso tardar tanto, porque ya quiero juntarme con mis chicos también.

—Te estaremos guardando lugar, tranquilo —el omega le guiñó un ojo tras incorporarse de su cómodo sitio en la barra—. Divierte también.

—Eso espero, y seguro lo haré, hace mucho que no hablo con ellos.

—Con más razón deja de alargar su encuentro —lo regañó, haciendo sonreír al alfa, quien imitó su acción—. Nos vemos luego.

—Bien, no te librarás tan fácilmente de mí.

—No pensaba hacerlo.

Después de ese descarado coqueteo, la pareja tomó rumbos separados por una hora y media aproximadamente. A pesar de que Jungkook estuviera charlando con algunos de sus amigos de la industria, le era imposible quitar sus ojos de Taehyung, que bailaba cerca de Jimin y su grupo. Los movimientos y las expresiones que hacía deberían ser ilegales, y de solo verlo se sentía desconectado de la realidad.

El omega destacaba tanto entre la multitud, siendo bañado por las luces de colores, mientras pasaba las manos por su cuerpo y se mordía el labio al compás de la música sensual que inundaba el ambiente. El alfa quería grabar esa imagen en su memoria para siempre, fantaseando con la idea de ser el único, viendo tal sublime magnificencia por parte de un ser tan coqueto y elegante.

Las preciosas vistas del rockstar tristemente fueron bloqueadas cuando uno de sus propios amigos se cambió de sitio luego de casi una hora, pero no podía quejarse de ello porque sería quedar en evidencia, así que se rindió y continuó con el rumbo de la charla que habían marcado.

Los minutos se pasaron volando, por lo que Jungkook se despidió del grupo que lo acogió con tanto gusto para ir con el omega, su amigo y su grupo. Sin embargo, tras salir de la terraza no los localizaba por ningún sitio, lo que le extrañó un poco, pero haciendo uso de su extraordinario olfato, logró dar con el paradero de Taehyung.

Con diligencia, siguió el rastro del dulce aroma que lo atraía, como el polen de las flores lo hace con las abejas. Fue cuestión de minutos para que diera con una zona privada en el bar, que se mantenía con la puerta entreabierta, por lo que le fue fácil distinguir por la abertura que las personas que buscaba se encontraban ahí junto a otras personas que sí reconocía como actores, modelos y bailarines. Cuando puso un pie en el sitio, todos lo regresaron a ver, pero no demoraron en seguir con su propio ambiente festivo; aunque el alfa no negaría que fue un alivio que Yoongi lo notara y le hiciera un ademán para que se acercara rápido y eso es lo que pensaba hacer, pero se quedó quieto por unos segundos al darse cuenta del verdadero estado del omega.

¿Cómo había llegado a esa situación?

Pero lo más impresionante estaba a segundos de ocurrir.

Taehyung queriendo bailar sobre una mesa, mientras era animado por unas cuantas personas a su alrededor, un tanto borracho por el somaek —bebida hecha con soju y cerveza— que consumió con anterioridad. Jungkook se acercó, temiendo que el omega se pusiera en vergüenza, pero no contó con que el alfa amigo de este lo detendría, aprovechando que todavía no se acercaba a los integrantes de su banda.

—No te preocupes, todavía no está tan mal como para hacer algo de lo que se arrepienta. Y si lo detienes, te llamará aguafiestas, lo conozco.

—De acuerdo, pero si veo que la situación lo voy a detener, así se enoje conmigo —anunció con cierto toque de preocupación—. ¿Te parece?

—Promesa, aprecio que lo quieras cuidar.

—Solo cuido de mis amigos.

—Seguro, amigos —respondió, tratando de aparentar que esa palabra distaba mucho de lo que ese alfa quería con su alma gemela.

Era fácil leerlo. Le gustaba demasiado, tanto como al omega, aunque él no era nadie para meterse. Los apoyaría desde lejos y ya.

Jungkook no comprendió del todo la razón por la que Jimin recalcó esa parte, pero tampoco se propuso averiguarlo al ver cómo este lo animaba a que lo siguiera para que se reuniera pronto con los demás, mientras eran testigos del show del bonito actor. La música era más animada, por lo que Jackson y Hoseok no demoraron en unírsele a Taehyung, provocando que Yoongi se cubriera la boca para no reírse por los exagerados movimientos del trío, quienes se ganaban aplausos a montones por animar tanto la fiesta.

El alfa de cabellos azabache se relajó de forma notable al ser testigo de esta faceta despreocupada del omega junto a sus mejores amigos, permitiéndose sonreír y dejarlo ser él mismo, porque estaba amando ver esa sonrisa tan radiante en sus bellas facciones; demostrando lo contento que estaba.

Unos minutos después, el propio Taehyung animó a Jungkook a que le siguiera el juego y este no pudo negársele.

¿Cómo hacerlo cuando quería cumplirle cualquier capricho?

En medio de risas y bailes, el omega continúo siendo el alfa de la fiesta, mientras el alfa lo cuidaba como un perro guardián sin descuidar las conversaciones banales con sus amigos.

El reloj marcaba la una y media de la madrugada cuando una llamada de su colega Taemin lo descolocó totalmente a Jimin.

—Jimin-ah, ¿dónde estás? ¿Ya mismo llegas al aeropuerto?

—¿Perdón?

—No me digas que te olvidaste del viaje que debemos hacer a Japón para esa presentación con los demás chicos. ¡El vuelo es a las dos de la madrugada!

—Mierda, confundí las fechas y estoy en una fiesta.

El bailarín quería darse una bofetada. ¿Cómo pudo ser tan descuidado y no fijarse en algo como eso? Eso se la pasaba por ser tan confiado.

—Sal de inmediato o te ganarás un buen regaño.

—Lo sé, lo sé. Ya voy a llamar a un taxi de mi absoluta confianza.

—Qué suerte que no estés borracho, así el viaje en avión no te cae mal.

—Es que no tomo mucho cuando debo cuidar a Tae...

Se suponía que debía irse con su mejor, ¿qué haría ahora?

Quizá si se lo llevaba ya de la fiesta, no llegaría tarde a su destino; era un buen plan.

—¿Estás con Taehyungie? Bueno, llévalo a su casa sano y salvo y luego vente volando de ser necesario.

—Sí, sí. Nos vemos en un rato.

El alfa cortó la llamada con una mueca en la cara, apenado por la situación, pues le apagaría el momento de recreación a su amigo, pero no le quedaba otra opción. Por eso, se acercó a Yoongi y le comunicó la situación en el preciso instante en que Jungkook volvía de bailar con Taehyung, Jackson y Hoseok, quienes seguían gozando de la buena música.

—Diosa, veo a Taehyung muy entretenido con los chicos, ¿crees que quiera irse?

El omega de mirada felina —que estaba en perfecto estado por su resistencia al alcohol— dudaba que el susodicho quisiera y le apenaba no ofrecerse a ayudarlo, pues sabía que tendría suficiente con la pareja de betas que tenía toda la intención de ponerse borrachos. A menos que el bailarín aceptara la propuesta que se le ocurrió en cuestión de segundos.

—Me lo llevaré aunque no quiera.

—Espera un segundo, Jimin-ah—lo detuvo y regresó a ver al líder de su grupo—. Jungkook podría encargarse de Tae en lugar de ayudarme con los chicos, te prometo que yo puedo con ellos solo. Di que sí, JK—pidió la opción de su amigo, que no sabía muy bien qué decir al respecto—. Jimin debe llegar a tiempo a ese compromiso como ya oíste.

Y sí que lo había escuchado. No era una opción hacerse el desentendido, mucho menos si su amigo le estaba mostrando la confianza que le tenía como para pedirle algo así frente al otro alfa.

—Yo-

—Ahh... No lo sé.

No es que no confiara en Jungkook, pues no lo veía como un peligro o algo parecido, pero sería la primera vez que él no se encargaría de la seguridad de Taehyung, así que era normal que su instinto protector estuviera haciendo acto de presencia.

—Te juro que no haré nada malo, primero me corto las manos antes que atentar contra él de algún modo.

—Me alegra que lo tengas claro, porque yo sería el que lo haría por ti, de una forma lenta y tortuosa.

—No lo pongo en tela de duda, pero igual pregúntaselo a Taehyung, no es justo no tomarle el parecer, porque puede que siquiera irse contigo a pesar de todo.

—Tienes razón. Eso haré, veré si quiere quedarse o acompañarme.

—Creo que eso ya no será necesario...

Jungkook y Jimin dirigieron sus miradas hacia Yoongi, quien señaló a Taehyung que aparecía del otro lado, mostrándose confuso por lo poco que alcanzó a escuchar, pero lo suficientemente cuerdo como para comprender la situación. Todavía no era suficiente el alcohol en su sistema como para sentirse perdido en otro planeta.

—¿Cómo que te vas, Jiminnie? —interrogó, hablando un poco entrecortado por su estado—. Yo quiero quedarme un rato más...

—Me olvidé que tenía un asunto que atender, perdón, Tae.

El omega hizo un puchero, cruzándose de brazos.

—No es tu culpa, tomaré un taxi por mi cuenta —informó, pero su amigo negó con la cabeza.

—Eso sí que no, la única forma en la que te dejaré es si alguien te acompaña hasta tu casa.

—No es necesario, no me va a pasar nada...

—No quiero arriesgarme tampoco.

—Eres demasiado precavido. ¿No tengo otra opción? —inquirió y por fin Yoongi se animó a romper su silencio, mientras Jungkook observaba la escena con cautela.

—Yo me ofrecería para darte un aventón a tu casa, pero debo encargarme de Jack y Hobi. Sin embargo, Jungkook podría hacerlo si tú quieres, ¿no es así?

—Solo si tú quieres, no estás obligado a aceptar.

El omega lo pensó por unos segundos, determinando que no le parecía mala idea, pues confiaba en el alfa y este solo lo llevaría a su casa, nada más.

—Si no es molestia para ti, acepto.

—No lo es, tranquilo —lo calmó, sonriendo con los labios.

—De acuerdo, entonces ya puedes irte en paz, Jiminnie.

—Sí, cualquier cosa estaré pendiente de ti.

Taehyung asintió, abrazando a Jimin como despedida, antes de que este se despidiera con la mano de Yoongi y de Jungkook, aunque a este último le dedicara una mirada seria. El alfa no se mostró intimidado por ello, por lo que no hizo nada como para provocar al otro, pues sabía que no lo hacía con mala intención.

Él estaría igual o peor si el baterista fuera el involucrado.

Tras la partida de Jimin, todos volvieron a la diversión y tanto Taehyung como Jackson y Hoseok acabaron pasados de copas como Yoongi supuso. Por eso, cuando el reloj marcó las tres de la mañana, el baterista y el vocalista sacaron de la fiesta a regañadientes a los susodichos.

Jungkook se despidió de Yoongi cuando se aseguró de que este metiera a sus dos amigos en su auto, mientras él mantenía a un mimoso Taehyung contra su espalda. El mencionado lo abrazaba por el cuello como si su vida dependiera de ello, enterrando su cara en su hombro y restregándose contra él como un gatito. Era una suerte que uno de los guardias los ayudara a salir por otra salida por si alguien de la prensa los estuviera esperando para fotografiarlos infraganti en la parte delantera del establecimiento, aunque con tantos famosos en el sitio, tenían menos posibilidades de ser el único centro de atención, pero nunca se sabía.

Mejor prevenir que lamentar.

Jungkook metió al risueño Taehyung en su Mercedes, colocándole el cinturón de seguridad con éxito a pesar de haberse ganado unos cuantos manotazos en el proceso a modo de protesta. El omega había bebido sin restricciones y estas eran las consecuencias, pero el alfa podía con ello y mucho más, porque no negaría que era lindo escucharlo balbucear cosas incomprensibles.

El vocalista se ubicó en su asiento, dispuesto a prender el motor cuando de reojo vio cómo el actor se removía en su asiento.

—¿Te sientes incómodo por...?

Antes de terminar la oración que estaba diciendo, Jungkook sintió cómo unos suaves belfos se adueñaban de los suyos en un tierno contacto, que le robó el aliento, pero que no demoró en seguir por más efímero que fuera.

El sabor de Taehyung era tan adictivo, motivo por el cual, Jungkook no se privó de deleitarse con este, cerrando los ojos al igual que su acompañante.

—Gracias por todo, Ggukie.

Taehyung expresó su agradecimiento, manteniendo sus ojos avellanos entrecerrados, mejillas ruborizadas y esa bonita sonrisa cuadrada en sus carnosos labios, antes de caer dormido en el asiento del copiloto, dejando a Jungkook pasmado por el beso que le dio, atentando contra su delicada cordura y entusiasmado corazón.

En definitiva, el alfa acababa de comprobar que ese omega lo mataría algún día de estos.

Continuará...

¿Qué les pareció el capítulo? Cuéntenme en los comentarios, yo lo amé tanto.

Ya hubo besito, pero ¿Tae lo recordará? ¿Koo se lo dirá?

Y gracias a las personitas que recomiendan esta historia, me hacen muy feliz, como no tienen idea, porque eso me demuestra que la historia es de su agrado. 

Espero les haya gustado mucho, nos leemos en la próxima actualización. 

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