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༻𓊈𒆜8: Closer to you 𒆜𓊉༺

Taehyung se despertó por culpa de la luz sola que se colaba por las cortinas de su habitación, así que lo primero que hizo fue sentarse recto sobre la cómoda superficie y tallar sus ojos para enfocar la visión de mejor manera. Un suspiro de satisfacción brotó de sus labios cuando notó que sus músculos se relajaban ante sus estiramientos de brazos y espalda que hacía por inercia cada mañana para eliminar cualquier rastro de pereza.

Ayer había sido una gran noche y era imposible ocultar el hecho de que durmió con una sonrisa en la cara.

Y la culpa de eso no la tenía otro que no fuera el alfa con el que estaba trabajando.

—Terminamos y estoy que me muero de hambre —confesó Jungkook, mirando fijamente a Taehyung, quien asintió a modo de darle la razón.

—Estamos igual, pero me alegra que estemos avanzando como se debe.

—Concuerdo, eso lo hace satisfactorio para un par de trabajadores perfeccionistas como nosotros.

Una carcajada se le escapó al omega, porque sabía que el alfa lo decía a raíz de la intensidad que ambos desbordaban cada vez que compartían sus ideas y las desarrollaban; por ese motivo, cuando fue consciente de su despreocupado accionar, optó por cubrirse la boca con una mano.

—No te cubras —pidió su acompañante, tomándose el atrevimiento de colocar su mano sobre la ajena para bajarla lentamente de su rostro—. Es linda escucharla, Taehyung.

Mierda, Taehyung fue capaz de experimentar cómo el color rojo se adueñaba de sus pómulos con una velocidad impresionante.

Por la diosa, si así iba a reaccionar a cada tonto cumplido que el vocalista de Liberté le diera a partir de ahora —como la vez pasada con su cabello—, estaba completamente perdido.

Su tonto lobo tampoco le ayudaba, mostrando la pancita y ronroneando cuál gatito de la calle con esas palabras y con ese delicado tacto que erizaba cada vello existente de su dermis acanelada.

—Muchas gracias, Jungkook.

El susodicho mostró una sonrisa sincera ante el agradecimiento del actor, quien no demoró en desviar la mirada y que con eso se entendiera que el tema quedaba zanjado. Jungkook tampoco pretendía buscar otra reacción en Taehyung, por lo que se alejó rápido para no incomodarlo. Porque sabía que no obtendría queja alguna de su lobo, pues este sentía que explotaría de orgullo por lo poco que causó, fantaseando con futuras reacciones en distintas circunstancias.

Las partes lobunas de la pareja solo pedían que dejaran de ser idiotas para que pronto se dieran cuenta de la verdad y los dejaran estar juntos como en el pasado.

Uno que no recordaban, pero sabían, estuvo lleno de mucho amor.

De verdad esperaban que no fuera mucho pedir.

—Bueno, te prometí una cena —le recordó, cambiando el tema—. Así que acompáñame a la cocina, por favor.

—Eso me parece bien.

Alfa y omega se encaminaron hacia su destino, y cuando llegaron a este, Taehyung se adelantó unos pasos más con la intención de colocarse uno de los delantales disponibles en el perchero de madera pegado en la impoluta pared; pero antes de siquiera tomarlo, Jungkook lo detuvo con esa delicadeza que tanto le caracterizaba.

—¿Qué crees que haces?

—¿No es obvio? —cuestionó con un deje de curiosidad—. Me estoy preparando para ayudarte a preparar la cena.

—¿En serio pensaste que te haría cocinar?

Taehyung parpadeó con incredulidad. ¿Acaso Jungkook no quería que lo hiciera? Es decir, no es que le molestara, pero era raro que un alfa tomara dicha iniciativa con un omega que no fuera su pareja o parte de su familia.

—¿Sí?

—Por la diosa, Taehyung. Se supone que eres mi invitado, y tampoco te voy a poner a cocinar cuando estás cansado.

—Pero tú también lo estás, Jungkook.

Y no mentía, también se sentía muy hambriento, pero sus madres le enseñaron que cuando alguien invita, este es el único que se encarga, ya sea de la preparación o de los gastos en otras circunstancias, como en la visita a un restaurante.

—No lo suficiente como para quedarme dormido o algo así —bromeó y le extendió la mano para que su acompañante le entregara el delantal y colocárselo él mismo—. Ahora, toma asiento en la isla y cuéntame más sobre ti mientras te preparo una deliciosa cena. ¿Qué deseas comer? ¿Tienes alguna idea en particular? ¿Comida italiana, tal vez?

—Me gusta la pasta carbonara, así no demoras mucho —respondió, tratando de disimular su sorpresa por la actitud ajena. Por un breve segundo, Taehyung quiso contradecir a Jungkook e insistirle en que le permitiera hacerlo, pero si analizaba sus palabras, tenía mucha razón. Un buen anfitrión nunca permitiría que su invitado hiciera lo que le correspondía. Por eso, lo dejó estar y, en lugar de sentirse inconforme, el agradecimiento invadió su organismo.

Era tan considerado.

Y sabía cocinar, eso cautivaba a cualquiera.

Sin contar que le tomó la opinión cuando era más fácil que hiciera lo que él quisiera.

A fin de cuentas, él sería el que cocinaría.

Honestamente, no lo hubiera juzgado.

—¡Buena elección! Justo tengo todos los ingredientes, voy a buscarlos.

Jungkook le dedicó otra sonrisa e hizo un ademán que lo invitaba a que cumpliera con su petición de ponerse cómodo. Taehyung obedeció tras salir de su trance —en el que pudo palpar el entusiasmo de su parte animal—, observando al alfa ir de un lado hacia al otro en la amplia cocina; sacando algunos alimentos del refrigerador, la caja de espaguetis de la alacena junto a las especias y los utensilios como cacerolas y la fina vajilla en la que serviría la cena.

Dejando atrás sus pensamientos, el omega comenzó a contarle al alfa cuáles eran sus gustos de comida, mientras este le escuchaba con atención a pesar de la exagerada concentración que le ponía a cada detalle para la elaboración de la pasta carbonara. Jungkook participaba activamente en la conversación cuando Taehyung también aprovechaba el rumbo de la misma para interrogarlo sobre lo que opinaba. La pareja siguió de esa forma por cuarenta minutos, tocando otros temas, hasta que el vocalista sirvió los espaguetis en los platos que escogió con antelación.

Cuando la cena fue servida en la isla de mármol negro de la cocina, la boca de Taehyung se hizo agua desde el instante en que el rico aroma alcanzó su sentido del olfato de una manera más directa. Jungkook no demoró en ubicarse a su lado, luciendo igual de ansioso que él por querer devorar la comida que tenía enfrente. Sin embargo, lo menos que quería era darle una mala impresión al omega, así que decidió contenerse, pero grande fue su sorpresa al ver cómo su acompañante tomaba su tenedor y enredaba la pasta con auténtica desesperación.

El alfa se quedó boquiabierto al ver la forma cero elegante del omega para alimentarse y no es que le molestara, pero le causaba un sentimiento extraño. Nunca antes vio a un omega comportarse así, usualmente estos trataban de lucir delicados hasta con simplezas como esa, pero a Taehyung poco le importó mostrarse tal y como era. Aunque quizá ya debería hacerse a la idea de que alguien como el actor siempre hallaba la ocasión para demostrarle que era único, como alguna piedra preciosa que se le dificultara pronunciar.

Sus ojos chocolates se perdieron en la particular imagen del omega que comía como si le fueran a quitar la comida; era tierno y divertido.

Se notaba a leguas lo mucho que le encantó su cocina.

Y aunque no lo dijera en voz alta, sabía que estaría feliz de siempre proporcionarle las más deliciosas recetas que pudieran antojársele.

Solo debía perdérselo y con gusto lo haría realidad.

Madre Luna, ¿era posible que le gustara cada día más? Porque estaba siendo jodidamente consciente de que la belleza de su interior era igual o más encantadora que el exterior, como con el relato de la adopción a Yeontan, pues hacerse cargo de un animalito con una salud que cuidar con rigurosidad no era para todo el mundo.

Enterarse de que concordaban en tantas cosas era magnífico, pero tal vez él era el que se estaba armando castillos en el aire. Sintiéndose tan crédulo al pensar que debería sentirse especial por verlo en esas facetas que podría describir como privadas.

Ah, lo que sí tenía claro es que su lobo se mantenía gruñendo bajito, mientras movía la cola con suavidad. El ambiente era tan doméstico también, que era imposible no dejarse llevar por la calidez que se asentaba en su pecho.

—¿Por qué soy el único comiendo? —El omega giró su cabeza para conocer cuál era la respuesta del alfa. Sus ojos avellanos escanearon su rostro para tratar de leer entre líneas cuál era la razón por la que se mantuvo estático a su costado.

—Espera un segundo, no te muevas.

—¿Qué es lo que...?

Una servilleta se posó sobre la comisura de su boca gracias a Jungkook, quien limpiaba con cuidado los restos de salsa como si él fuera de cristal y no quisiera dañarlo si hacía algún tipo de presión. Taehyung se quedó sin habla, dejándole hacer lo que deseara, mientras los latidos de su corazón se aceleraban como si estuviera corriendo un maratón.

—Perdón, tenías una mancha.

Un tenue sonrojo acompañó la disculpa del alfa, que al percibir lo descarado que fue, se puso de pie bajo la intensa mirada del omega.

—No te preocupes.

—Nos olvidamos que debíamos preparar algo para tomar —cambió el tema, procurando no conectar miradas con el aludido.

La vergüenza lo consumía con lentitud, pero no por su acción, sino por el roce de sus dedos con la comisura de esos labios tan bonitos y suaves.

Lo poco que alcanzó a sentir de su textura le puso los vellos de punta; por su propio bien supo que debía huir de ahí con alguna excusa antes de que su parte lobuna siguiera metiéndole ideas acerca de lo genial que debería ser besarlos o morderlos con cariño hasta robarle el aliento, un gemido o una risita.

No debería de estar emocionado con el pensamiento de sus bocas, uniéndose con parsimonia y saboreándose como si sus vidas dependieran de ello.

Lo estaba volviendo loco sin siquiera esforzarse.

—Es cierto, no nos dimos cuenta —concertó, viendo la espalda ajena a una distancia considerable al ver al rockstar alejarse como si no pudiera estar cerca de él.

—Buscaré algo en el refrigerador —informó sin esperar una afirmación, yendo hacia el otro extremo de la cocina para registrar las bebidas que tuviera disponibles.

Para su mala suerte, el alfa solo encontró bebidas energéticas y otras cosas que en definitiva no quedarían bien con la pasta carbonara; pronto debía hacer la despensa o no tendría nada con lo que hacer bajar la comida a su estómago. Siguió registrando el interior de arriba hacia abajo hasta que notó una botella de vino de uva. Llevó una mano hacia su mentón, muy pensativo.

¿Sería buena idea?

Lo cierto era que esa marca de vino no era muy fuerte, pero desconocía la resistencia al alcohol del omega. Después de soltar un suspiro, agarró la botella entre las manos y giró sobre sus pies para ofrecérsela. Si no la quería, tomarían agua y nada habría pasado.

—Taehyung —Lo llamó por su nombre y este no demoró en conectar su mirada con la propia, luciendo tan hermoso con esa expresión calma e interesada por lo que diría—. Lo único que tengo es vino, ¿quieres?

—Me parece bien —interrumpió, extendiéndole la mano para recibir la botella, mientras su acompañante alcanzaba las copas de una pequeña repisa—. No es como que nos fuéramos a emborrachar y si, por algún motivo, nos comenzamos a sentir raros con una sola copa, estoy seguro de que se nos pasará cuando veamos la peli.

"Qué positivo".

Eso fue lo que pensó el líder de Liberté con un atisbo de sonrisa en su boca, dándole la razón con un movimiento de cabeza.

Acto seguido, el actor dejó de comer para disponerse a servir el líquido rojizo en las copas de cristal. Jungkook agradeció en un murmullo y dio un pequeño sorbo antes de sentarse en su puesto y dedicarse a por fin degustar la comida que preparó con tanto esmero.

Taehyung decidió imitarlo, esta vez con más mesura que la anterior, pues cuando estuvo encerrado en sus pensamientos por algunos segundos, procesó lo sucedido minutos antes.

Y más avergonzado no podía estar.

El tacto del alfa le causaba un inmenso nerviosismo y emoción a su omega, pero con sus dotes actores, era sencillo ocultarlas bajo una máscara de inmutabilidad. Por esa razón, Taehyung se arriesgó a romper el hielo y halagar las habilidades culinarias de Jungkook, provocando satisfacción en el susodicho.

Eventualmente, la conversación fue abarcando otros temas, hasta que la vajilla quedó vacía. Y con ese hecho, Taehyung decidió agradecerle la comida a Jungkook y dejar su tonto orgullo oculto en lo más profundo de su interior.

—Ya te dije que no es nada, eres mi invitado y para mí siempre será un gusto ofrecer buena comida.

—Sea como sea, tu hospitalidad es algo que valoro mucho y por esa razón, quiero ser sincero contigo sobre una situación que ya no me tiene tranquilo.

—La conversación se está poniendo muy seria y eso me está dando miedo, Taehyung —expresó, dejando de jugar con el tenedor entre sus dedos para ponerle atención absoluta a su bonito acompañante—. ¿Qué es lo que sucede? ¿Acaso hice algo que te hizo sentir incómodo? De ser así, déjame ofrecerte una...

—¡No, nada que ver! —negó repetidas veces con la cabeza para dejarle claro su punto—. Te juro que no es nada malo, es un hecho que he estado aplazando porque soy idiota.

Él estaba deseando expresarlo al sentirse valiente por el alcohol en su torrente sanguíneo.

—¿Entonces?

—Quiero disculparme contigo por lo que sucedió cuando nos conocimos.

Jungkook se quedó boquiabierto ante la declaración, pero ni siquiera eso detuvo a Taehyung para explicarle sus razones acerca de su tosco comportamiento.

—No es por justificarme, pero soy alguien con un carácter un tanto complicado. Me apena decir que tú lo viviste en carne propia cuando no lo merecías, pues en este corto periodo de tiempo me has demostrado que no eres para nada la persona que creí que eras —le regaló una sonrisa apenada que más bien parecía un puchero que cautivó y enterneció al vocalista a partes iguales.

—Yo sé que no estuvo bien mi actitud, no debí comportarme así contigo solo porque la situación me rebasó. Mi impulsividad es algo en lo que sigo trabajando día a día, pero sigo siendo un humano que no es perfecto, porque cometo errores y lo más probable es que los siga cometiendo a futuro. Poco a poco sé que seguiré avanzando y mejorando, por eso no quiero ser tan duro conmigo mismo. Pero si quería que nuestra relación de amistad prosperara, era obvio que debía dar este gran paso contigo. —El omega se incorporó de su asiento para hacer una reverencia de noventa grados frente al estupefacto alfa—. Por favor, perdóname, Jungkook.

—¡Espera! —Le llamó la atención, poniéndose de pie para colocarse delante del actor y devolverlo a su postura inicial—. No es necesario que hagas eso, te lo prometo.

—Pero yo te ofendí...

—Y yo nunca te guardé rencor —aclaró con seguridad—. No voy a negar que si me molesté contigo y también pensé que eras un amargado, pero yo mismo quise darte la oportunidad para que me demostraras que no eres así todo el tiempo, porque hay muchas otras facetas dentro de ti que te caracterizan y te hacen resaltar como la persona hermosa que tus fans y personas más cercanas aprecian.

—Es lindo saber lo que piensas de mí, tú tampoco te quedas atrás.

—Aprecio saber eso, y quiero agradecerte por permitirme estar más cerca de ti como para ser testigo de ello.

—Yo sería el que debería agradecer porque me dieras una oportunidad y no te quedaras con la primera impresión que te di.

—Estoy seguro de que yo tampoco te di la mejor de las impresiones, pero debía defenderme. En el pasado, muchos hicieron de menos mi trabajo, así que es un tema delicado para mí.

—Lo puedo imaginar, con esto compruebo que no somos tan diferentes como pensé.

—Sería fácil describirnos como polos opuestos que tienen una que otra semejanza.

—Concuerdo con ello —la declaración de Taehyung hizo reír a Jungkook, quien se quedó con una sonrisa entre los labios—. ¿Todo aclarado?

—Y perdonado, empecemos nuestra relación de amistad con pie derecho, ¿bien?

El alfa le extendió la mano y el omega no se lo pensó dos veces para tomarla y darle un suave apretón, ambos ignorando lo mucho que les gustaba el tacto ajeno.

—Me parece perfecto.

Después de esa honesta charla, la pareja lavó los platos y los acomodó en sus respectivos lugares, experimentando esa calidez doméstica que los caracterizaría a partir de ahora. A la única conclusión a la que alguien que no los conociera podría llegar sería que los dos eran un alfa y omega muy comprometidos con el orden de su hogar; un hecho que no estaría muy lejos de la realidad futura que nos les esperaba.

Unos minutos más tarde, Jungkook y Taehyung se ubicaban en el amplio sofá para ver una película de acción —un género que descubrieron, era de sus favoritos, junto a los filmes de superhéroes de Marvel—, mientras disfrutaban en silencio de sus aromas que cada vez eran más notorios gracias a que el efecto del supresor se iba desvaneciendo tras varias horas.

Los dos opinaban algunas veces sobre lo que veían y cuando no lo hacían, solo se dedicaban miradas con las que parecían decirse todo lo que pensaban. Era extraño, pero les gustaba. Era impresionante la conexión que poseían, pero ellos, en su ingenuidad, creían que era una banal coincidencia. Cuando la película finalizó, lo primero que hicieron fue despertar a sus mascotas con pena, pues lucían muy relajados uno junto al otro. Una pena que tuvieran que separarse, pero sus dueños esperaban que existieran más oportunidades en las que pudieran compartir un mismo ambiente.

Taehyung creyó que luego de eso saldría de la casa de Jungkook con la única compañía de su mascota, pero grande fue su sorpresa cuando el alfa le dijo que lo escoltaría hacia su hogar, siguiéndolo en su auto porque ya eran pasadas las diez de la noche.

Ninguno había sido consciente de la hora al estar metidos en su propia burbuja.

El omega estaba conmovido por ello, por lo que no dudó en hacérselo saber a su acompañante. El susodicho le dijo que era lo menos que podía hacer, ya que lo hizo quedar tanto tiempo en su casa, aunque lo cierto era que ambos no se arrepentían en lo más mínimo.

Jungkook se despidió de Taehyung y de Yeontan cuando los dos bajaron la ventana de sus autos por unos cuantos segundos, dedicándose unas complaces sonrisas antes de que el modelo pisara el acelerador y desapareciera al interior del complejo de apartamentos en el que vivía; marcando el fin de esa noche tan especial para los dos, una de muchas tantas que se vendrían a continuación.

El omega todavía continuaba embelesado con las atenciones del alfa, mientras su lobo era emoción pura y vale aclarar que el alfa compartía ese sentir a la distancia. Por eso, cuando Jimin le mandó un mensaje pidiéndole que desayunaran juntos, aceptó de inmediato.

Todo su ser le rogaba compartir sus vivencias con el líder de Liberté.

Y no estaría en paz hasta expresarlo en voz alta.

❤️‍🔥

—¡Por aquí, TaeTae!

Jimin saludó a su amigo a lo lejos, moviendo su mano con una intensidad que hizo reír bajito a Taehyung. El omega se acercó lo más rápido que pudo a la mesa en la que el alfa bailarín se encontraba sentado desde hace diez minutos, haciéndole una seña para que bajara la voz y no molestara a los pocos clientes en la lujosa cafetería.

—Te vi ni bien puse un pie aquí, Jiminnie. No estoy ciego como para no darme cuenta de que eres tú.

—Uno nunca sabe —se justificó, cruzando los brazos para fingir indignación—. No creas que me he olvidado de la vez que quería llamar tu atención por la calle cuando estabas en tu auto y ni siquiera me reconociste.

—Son dos casos distintos. Aquí es más fácil reconocerte porque no debo concentrarme en conducir para no causar un accidente.

—Por esta vez lo dejaré pasar. Solo porque extrañaba verte y te ves muy bonito con esa ropa, pareces de esos muñequitos que ponen encima de los pasteles.

Ese suéter tejido y el pantalón de un material felpudo, ambos de color blanco, le daban una imagen muy tierna al omega, según el alfa.

Taehyung se cubrió la boca para no soltar una carcajada. Jimin era un caso perdido. Si así halagaba, no se quería imaginar cómo coqueteaba.

—¿Gracias?

—Si era un cumplido. No es culpa mía que no lo sepas apreciar.

—Yo siempre aprecio lo que me dices, ya sean cumplidos o regaños. Y por ese motivo, te recompenso con los mejores chismes de la industria.

—¿Así? ¿Qué exclusiva me tienes? ¿Algo como el romance de Jieun y Jongsuk? Necesito saber si me convences, Taehyungie.

—Claro que lo hará, sobre todo si se trata de mí.

—¿Qué?

—Pues...

Taehyung le resumió a Jimin lo vivido con Jungkook, desde su encuentro en el parque gracias a su mascota hasta las disculpas que le pidió al rockstar; haciendo especial énfasis en la deliciosa cena que el mencionado le preparó. Park no se creía lo que escuchaba y, conociendo a su alma gemela cómo lo hacía, jamás imaginó que dejaría su orgullo de lado tan rápido. Aquel alfa debía ser alguien demasiado cautivador como para ablandar a un omega tan complicado como Kim.

—Wow, es que no me lo creo, pero no negaré que estoy orgulloso de ti por haber tomado la iniciativa con ese tema de una vez por todas.

—Hasta a mí me sorprendió, pero en mi defensa puedo decirte que no podía dejar que nuestra amistad iniciara sin antes resolver este asunto.

—En eso te doy la razón, y no solo aplica para la amistad —le guiñó el ojo al omega, y este no demoró en comprender sus intenciones.

—Por la diosa, Jiminnie. ¿Estás insinuando lo que creo?

—Es que veo un brillo especial en tu mirada cuando hablas de él, sin contar que por todo el revuelo que causó su escándalo, varias personas de sus fandoms se unieron y les dedican publicaciones en redes sociales, donde resaltan la buena química y tensión que poseen cuando comparten un mismo ambiente.

—¿Conmigo? Nada que ver, se lo están imaginando. Somos compañeros de trabajo y apenas nos estamos dando la oportunidad de ser amigos.

—Yo solo te cuento lo que están diciendo y si su relación de amistad sigue avanzando, no dudes que la situación podría volverse caótica para bien o para mal. Tú sabes lo apasionados que pueden ser los fans, así que tengan cuidado si no quieren arruinar sus reputaciones intachables en cuanto a rumores de citas.

—Tranquilo, no debemos ni de cuidarnos porque lo único que nuestros seguidores verán se resumirá en una linda amistad.

—Como digas, pero que no te sorprenda si se dedican a escribir historias sobre ustedes o algo así.

El omega puso los ojos en blanco y el alfa le sacó la lengua a modo de protesta, pero por más que lucieran "enojados", estaban jugando como era costumbre en estas situaciones en las que ninguno quería dar su brazo a torcer.

—Ya, no me cuentes más y mejor ponme al día con lo que te ha sucedido a ti.

—Como ordene, su majestad Taehyungie.

—Jiminnie tonto.

El par de amigos se soltó en risas antes de calmarse y decidir qué sería lo que desayunarían mientras charlaban. Los minutos pasaron hasta que Taehyung y Jimin salieron del local con el estómago satisfecho y dispuesto a iniciar su día con el pie derecho, sin imaginar la noticia que les llegaría en la noche.

—¿Ya viste la invitación? —preguntó Jimin al otro lado de la línea, pues no se había resistido en consultarle a su mejor amigo lo que pensaba al respecto.

—Acabo de verlo, por un momento creí que no lo harían —confesó, aplicando un poco de crema humectante en su rostro limpio tras poner en el altavoz al alfa—. Tú sabes que estas fiestas se hacen antes de que los rodajes se lleven a cabo.

—Por eso mismo, pensé que ellos serían la primera productora en dejar la tradición atrás. ¿Vas a asistir?

—No puedo negarme, soy uno de los protagonistas, Jiminnie.

Viéndolo de esa forma, tienes razón, no puedes escapar de tu destino, mi querido TaeTae.

Jimin juró escuchar un suspiro cansino por parte de Taehyung, y se podía imaginar la razón. A su amigo le gustaban las fiestas, pero las que eran privadas, no a las que asistía media industria. Por eso detestaba cuando las productoras entregaban invitaciones, pues ese era el mayor indicativo de que la celebración estaba pensada para ser algo demasiado mediático. La última vez que estuvo en un así fue hace tres años por otro drama que también protagonizó y la que se dio un año antes, fue una que disfrutó de principio a fin porque solo el casting y el personal fueron citados.

—Y que lo digas, lo bueno es que faltan unos días para eso.

¿Crees que asistan los chicos de Liberté?

—Si les gustan las fiestas, supongo —musitó, viéndose al espejo con detenimiento para comprobar que todo el producto elaborado a base de aloe vera y vitamina E se adhirió a su dermis hasta dejarla suave y brillante.

Ya veo, me daría gusto conocerlos. Si asisten, debes presentármelos.

—Lo tendré en cuenta.

Perfecto, ese día estaré pendiente de que no te pases de copas —bromeó, pues le gustaba molestar al omega con ese tema.

Era demasiado lindo y exageradamente sincero cuando se emborrachaba.

—¿Por quién me tomas?

Por una persona que no sabe decir que no cuando le invitan a beber.

—Touché.

Una risita se escapó de los labios del bailarín, contagiando al instante al actor.

Te dejo descansar, buenas noches, TaeTae.

—Descansa, Jiminnie.

Los amigos cortaron la llamada, creyendo que los días que se avecinarían antes de la fiesta serían igual de tranquilos que su conversación. Lástima que el destino siempre encontraba la forma de sorprender a más de uno.

Una semana y media transcurrió con total normalidad para Taehyung, quien se hallaba muy contento en cada una de las filmaciones a las que le tocó asistir y ni qué decir de las cuatro veces en las que se reunió con Jungkook para continuar trabajando en la parte musical del drama. No se veían todos los días porque tampoco querían forzar el proceso creativo, pero si les gustaba mucho que les brindara esa sensación; tanto que no desaprovechaban oportunidad para conversar a diario por mensajes con la excusa de darse ideas que se les ocurrían a último minuto y que tratarían de adaptar la próxima vez que se reunieran en la casa del líder de Liberté.

Ambos se sentían cada vez más cerca del otro y eso solo provocaba que la tensión continuara incrementando entre los dos. Sus dedos se rozaban con más frecuencia cuando apuntaban ideas para las letras o sus ojos se conectaban sin querer en miradas demasiado profundas. No cabía duda de que, desde las disculpas de Taehyung, tanto Jungkook como él mismo estaban más receptivos ante cualquier acción del contrario.

El omega, en una de sus tantas charlas triviales, ya había confirmado la asistencia de este y su grupo a la fiesta que se realizaría la productora por el inicio del drama, así que no fue sorpresa para este que el actor le preguntara acerca de la ropa que utilizaría para esa misma noche.

—Los de Calvin Klein me enviaron unos pantalones como los que estoy usando, pero con algunos detalles metálicos en la zona de los bolsillos delanteros —informó, dándole la espalda mientras guardaba la libreta en la que yacían los últimos apuntes de la primera y segunda canción. A partir de ahí, el alfa tendría que trabajar en algunos ritmos que ya rondaban en su mente. — Por lo que me parece una buena elección para esta noche, son muy mi estilo.

—Entiendo, pero muéstramelos más de cerca, porque los tienes tan ocultos con ese hoodie que llevas puesto. Ni siquiera he podido fijarme en su diseño.

Jungkook dio un asentimiento, dándose la vuelta para acercarse a Taehyung, quien se mantenía sentado en el sofá de su estudio. Cuando la distancia con el omega era nula, levantó su hoodie para dejar al descubierto el diseño de la prenda inferior.

Los ojos avellanos de Taehyung descendieron por el definido abdomen, hacia la línea en "v", que apenas se podía apreciar tras el bóxer de la misma marca. Mordió su labio inferior, arrepintiéndose al instante de haber hecho un pedido tan idiota como ese; sobre todo cuando sus hormonas parecían más revolucionadas desde la aparición de Jungkook en su vida.

El alfa tragó duro cuando fue consciente de su accionar tan despreocupado, llenándose unas inmensas ganas de darse unas buenas bofetadas por ponerse en esa situación que lo hizo pasar saliva con dificultad. Las vistas que obtenía desde arriba del omega no ayudaban a imaginar escenarios que no debería; sin embargo, antes de taparse una vez más, las manos de su acompañante terminaron afianzándose a cada lado de su cadera.

—Qué...

—Mi alfa, no deberías enseñarme un banquete si no quieres que me lo coma.

Y esas palabras fueron suficientes para sacar a la luz al lobo ajeno.

Su omega se había presentado ante él, tomando el control de su humano, por lo que lo menos que podía hacer el alfa era recibirlo con brazos abiertos.

Era el primer encuentro entre ellos después de tanto tiempo; motivo suficiente para hacerlo memorable para los dos.

—Mi Omega, a ti nunca te prohibiría nada. Puedes tomar lo que es tuyo cuando quieras.

—Entonces lo haré antes de arrepentirme.

El omega bateó sus espesas pestañas, permitiéndole ser testigo de la belleza de esos iris color esmeralda que reafirmaban su idílica presencia en el mismo espacio que él. Tan vivos como la misma naturaleza y tan profundos como el fuego, que irradiaba de los orbes ámbares de ese alfa, necesitado del tacto de su eterna pareja. Su encantadora media luna.

Hazlo ya —demandó, dirigiendo su mano hacia detrás de la nuca ajena para acariciar sus ondulados cabellos y enredarlos en sus dedos para mantener su cabeza quieta—. Disfrutemos sin restricción antes de que la racionalidad vuelva a nosotros.

Acto seguido, el omega desabrochó con agilidad el botón del pantalón y bajó la bragueta para tener acceso al miembro del alfa, que en cuestión de segundos se puso más duro que una piedra. Los largos dedos de Taehyung se colaron dentro de la ropa interior de Jungkook para envolver la punzante y creciente erección.

Un gemido ronco se escapó de los labios ajenos del alfa cuando las caricias se hicieron más intensas, pero ambos sabían que eso no sería suficiente. El omega dejó de estimularlo con la mano para bajarle el bóxer y dejar libre el miembro que se dedicaría a adorar como merecía. Era de buen tamaño, poseía algunas venas en el tronco, y segregaba líquido pre seminal del glande rojizo.

Maldición, juró sentir cómo la boca se le hacía agua.

—¿Te gusta lo que ves, omega?

—Mucho, alfa. Es mejor de lo que imaginé.

Eres un travieso —declaró con una sonrisa ladina—. Por eso y mucho menos estaría dispuesto a cumplir cada uno de tus deseos.

Ah, ese simple gesto provocó tantas cosas en el omega.

Solo por ti, eres el único al que quiero consentir y dejar que me consienta —admitió en voz alta, dejando unas cuantas lamidas y besos cortos en la punta, tentando al alfa.

Y funcionaba a la perfección por la fuerza que el contrario ejercía en el agarre que mantenía sobre su cuero cabelludo.

Tan rudo, eso le fascinaba a tal punto de estar expectante, por lo que sucedería a continuación.

—No me desesperes así, omega.

—¿No quieres jugar un ratito más?

—Si me quieres hacer explotar antes de tiempo...

—Oh, no, claro que no. La única forma de que te corras es en mi boca.

El alfa sintió satisfacción al comprobar que era cierto que la pureza en la sangre del omega lo hacía igual de dominante que él. El corazón le latía con fuerza al imaginar las posibilidades que podría ir probando hasta ganarse el derecho de tenerlo a su merced, sin saber que eso no sería necesario en lo más mínimo; porque el omega sería capaz de confiarle su vida misma si se lo pedía, solo con él podría bajar la guardia de esa forma.

—Entonces no pierdas más el tiempo, cariño.

El apodo cariñoso disipó las ganas del omega de seguir alargando el asunto, por lo que no se lo pensó dos veces para meter la erección entre sus finos labios brillantes a causa del bálsamo, muy determinado a realizar una felación tan maravillosa con la que haría tocar el mismísimo cielo al alfa.

La estampa que el rockstar tenía frente suyo era digna de retratar por lo eróticamente bella que era. Ni en sus mejores sueños imaginó ser testigo de algo así, y si estaba soñando, rogaba que nadie se atreviera a despertarlo.

Los movimientos sobre su miembro, la cavidad húmeda y caliente, los orbes verdosos perdidos en el placer cuando el dueño de estos ahuecaba sus mejillas para generarle una exquisita presión en su virilidad, y un poco de saliva escurriendo por la comisura de los belfos maltratados, lo estaban conduciendo al borde del absoluto delirio.

El calor en su vientre se arremolinaba, provocando que jadeara y apretara las hebras doradas para que el ímpetu incrementara; porque la adrenalina era igual o más arrolladora a la experiencia de subir a una montaña rusa.

El alfa ni siquiera notó cuando empezó a empujar al omega contra su pelvis, haciéndolo tragar todo hasta el fondo, mientras el actor llevaba su mano libre hacia uno de sus glúteos para apretarlo, acariciarlo y arañarlo con sus perfectas uñas.

—Joder...

Quizá estaba siendo muy brusco, pero su acompañante parecía estar disfrutando de la sensación de ahogamiento. Su cara y los gemidos ahogados que hacía lo delataban. La falta de oxígeno tenía disparado el pulso del omega, que sentía cómo su lubricación natural empapaba su parte trasera en perfecta sincronía con la erección atrapada en su ropa interior.

Córrete para mí, alfa. Dame tu semilla.

Entre la bruma de la lujuria y el éxtasis, con los deliciosos aromas de ambos mezclándose en el aire, sin importar cuál fuera el poder de los supresores, el alfa pudo escuchar los pensamientos del omega, acatando de forma inmediata su pedido.

Las tiras de líquido blanquecino salieron a borbotones, adueñándose de la garganta impropia y obligando al omega a tragar toda la esencia del alfa sin rechistar; aunque no hiciera falta, porque era justo lo que quería. Lo anhelaba como nunca imaginó desear algo.

Cuando el satisfactorio clímax del alfa se detuvo y la parte humana recuperó el control de su cuerpo, este notó cómo sus piernas parecían haber perdido la fuerza, por lo que no demoró en sostenerse del reposabrazos del sofá. Necesitaría unos minutos para recuperarse, porque nunca tuvo el gusto de quedar en ese estado gracias a un oral. Un poco más y su nudo aparecía, pues entró en un mundo totalmente nuevo, que ni alguien con una resistencia como la suya, sería tan fuerte como para soportar. Pero antes de siquiera formular palabra o expresar algún halago espontáneo, vio cómo el omega se incorporaba, limpiándose la boca con el dorso de la mano antes de salir corriendo por la puerta como alma que lleva el diablo.

—Tae, tú... ¡Espera, por favor! —exclamó agitado, viendo desaparecer al otro joven sin poder hacer nada al respecto.

Diosa luna, ¿qué rayos fue lo que les sucedió?

Continuará...

¿Se esperaban lo que sucedió al final? Los lobitos sucumbieron a sus deseos.

Espero les haya gustado mucho, háganme saber su opinión en los comentarios. 

Lamento la tardanza, estos últimos días no fueron los mejores para mí, pero me alegra haber podido salir adelante con esta actualización. Nos leemos, mis corazones. 

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