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༻𓊈𒆜6: Attention 𒆜𓊉༺

Si Taehyung tuviera que describir como fue el primer día de trabajo con Jungkook, ocuparía la palabra "raro". No fue incómodo en ningún momento, al contrario, fue demasiado agradable, pero eso no le quitaba la sensación de extrañeza que lo invadió desde que arribaron al hogar de la estrella de rock. Después de que Jungkook estacionara su poderosa Harley-Davidson en el parqueadero privado del complejo de apartamentos en el que residía, se bajó de la misma y le ofreció la mano a Taehyung para que este repitiera su acción.

El omega no sabía si se encontraba atontado por la adrenalina que le causó subirse a la motocicleta, por la sensación cálida que le regaló la posición de su cuerpo contra el ajeno durante el viaje, o la explosión de hormonas desatadas al ver un torso que parecía esculpido por los propios dioses, pero un gesto tan banal como ese logró que sus mejillas quemaran con la misma intensidad de mil soles.

Y el temor de sentirse expuesto cómo sucedió en el gimnasio fue suficiente para que le dijera a su acompañante la excusa más idiota que se le ocurrió luego de estar frente a él.

—Llegamos, ya puedes sacarte el casco —indicó, extendiendo sus manos para recibir el objeto tras quitarse el propio y guardarlo en el compartimiento que poseía su moto.

—No lo haré.

—¿Eh?

Jungkook giró el rostro para tratar de encarar a Taehyung, aunque eso fuera imposible por el hecho de que el casco era demasiado oscuro como para poder conectar miradas.

—Es que... Pensaba hacerlo cuando estemos dentro. Ya sabes, podrían vernos y empezar otros rumores raros que nada que ver con lo que de verdad vamos a hacer.

Chismes que tendrían justificación porque ambos estaban involucrados en una colaboración, pero el omega parecía amar complicarse la vida cuando se trataba de cosas relacionadas con ese alfa.

—Eso no será necesario, nunca tuve problemas de ese tipo y créeme que esta no será la primera vez. La gente que vive aquí es muy discreta y cualquier persona extraña que no esté acompañada por alguno de los residentes no demora en ser echada por los guardias que merodean la zona, así que puedes estar tranquilo.

El alfa explicó con tranquilidad al ponerse en los zapatos del omega, quien se notaba a leguas, cuidaba muchísimo su reputación, sin embargo, quería hacerlo sentir seguro para que no se estresara cuando debería estar en paz para comenzar de buena gana con el trabajo.

—Prefiero conservarlo —insistió y su acompañante soltó un suspiro de pura resignación.

—De acuerdo, tú ganas —concedió, realizando un ademán para que le siguiera—. ¿Siempre eres así de terco?

Un bufido fue la contestación inmediata que el alfa recibió, pues era obvio que su broma inocente indignó al omega de duro carácter.

—Yo no diría terco, tan solo soy precavido. No me gusta llamar la atención de forma innecesaria, así que no te sorprenda si aparezco demasiado cubierto en lo que dure esto.

—Comprendo, lo importante es que te sientas cómodo.

Jungkook le regaló una sonrisa—la que lo hacía parecer un conejito—antes de regresar su mirada hacia delante, retomando el camino a su lujoso y moderno apartamento. Taehyung apretó los dientes en una fina línea, mientras asentía con la cabeza.

Era una suerte que el casco no le permitiera a su acompañante ver cómo su rostro parecía un tomate maduro. Lo único que pedía es que los colores se le bajaran hasta llegar al hogar del alfa, o el omega otra vez tendría que inventar una excusa patética.

En menos de cinco minutos, la pareja se encontraba frente a una puerta que se podía abrir de tres maneras, según lo que Jungkook le comentaba; la primera era con una tarjeta especial, la segunda con una clave y la tercera con su huella digital.

Todo era de alta tecnología, pensó Taehyung. Ni siquiera él usaba tanta, le bastaba con la tarjeta y la clave, de la cual Jimin también tenía conocimiento cuando debía llevarlo a su departamento por no estar en sus cinco sentidos.

—Puedes pasar.

—Gracias, con tu permiso.

Taehyung hizo una corta reverencia antes de ingresar al amplio pasillo que los recibió tras cruzar la puerta. Jungkook le indicó que podía sacarse los zapatos y usar unas pantuflas que siempre tenía preparadas para sus visitantes.

Sus ligues, quizá, pero eso no debería importarle. Los intereses románticos de su colega y posible amigo a futuro no eran problema suyo.

Cuando la realidad del líder de Liberté era que no permitía la entrada a su hogar a nadie que no fuera su familia o amigos de grupo.

El omega le tomó la palabra para dejar de darle vueltas al pensamiento tonto que cruzó por su mente y también ignorar a su parte lobuna que gruñó ante la mención de personas indeseables que pudieran tener algún contacto íntimo con el alfa.

Sí, su lobo cada día estaba más loco.

Tal vez su celo estaba por adelantarse y por eso no pensaba con normalidad. Maldecía poseer unos ciclos de calor tan irregulares desde que se presentó con todas las de la ley.

—Listo, ahora si puedes entregarme el casco —El vocalista informó tras cerrar la puerta y acercarse al actor por detrás, quien se sobresaltó al ser sacado de su nube de pensamientos intrusivos de una manera tan sorpresiva.

—Sí, claro...

Taehyung se quitó el casco, todavía sin darle la cara, mientras Jungkook analizaba cada uno de sus movimientos. Los orbes chocolate del alfa se fijaron en la zona descubierta de su cuello acanelado, en el que la piel lucía tan suave como la seda, justo donde debía estar la glándula de olor.

Su nariz buscó olfatear un poco de su aroma, pero se encontraba un tanto eclipsado por el perfume artificial que el omega ocupaba en conjunto a los supresores. Diosa, debería ser un sacrilegio ocultar una fragancia tan exquisita, aunque a su lado animal la idea no le gustara del todo si consideraba que otros alfas o cualquier persona en general tuviera la capacidad de olerlo también.

Tonto, grandísimo idiota, ¿qué rayos piensas? Luego de regañarse para sus adentros, Jungkook notó como Taehyung se giraba hacia él y le entregaba el casco, el cual dejaría cerca de la puerta para devolverlo a su lugar más tarde, o eso era lo que creía.

—Sígueme, por favor.

El alfa consiguió una respuesta afirmativa a modo de susurro al instante, por lo que decidió concentrarse en conducir al omega a su estudio, mientras este se dedicaba a arreglar sus cabellos dorados alborotados por el viaje. Para suerte de Taehyung, sus mejillas de pan recuperaron una tonalidad normal en el tiempo estimado, garantizando su paz mental. No obstante, que Jungkook tampoco le prestara la suficiente atención como para reparar en el rubor que le provocó, fue de gran ayuda en dicha situación.

Pobre, si supiera que el alfa fantaseó en esos segundos con otras cosas, el omega no se lo creería y se caería al suelo por el exceso de risa.

—¡Bienvenido a mi humilde lugar de trabajo!

¿Humilde? Ese estudio era de todo menos humilde. Se veía igual o más equipado que el estudio de Moonchild Entertainment. O quizá exageraba, pues él desconocía mucho acerca de temas de producción musical y eso incluía que tan buenos eran los equipos con los que se desarrollaban canciones exitosas.

—Creo que llamarle humilde es un poco modesto de tu parte.

—Te prometo que no, este estudio no tiene comparación con el de la empresa, pero nos funcionará bien. En el pasado, con mucho menos que esto, mis amigos y yo conseguimos hacer magia.

Jungkook expuso su punto de vista con determinación, una pizca de orgullo y nostalgia, siendo capaz de provocar una sonrisa sincera en Taehyung; de esas que eran difíciles de olvidar al quedarse intactas en tu mente.

Por la madre Luna, verlo sonreír era encantador. Su ceño fruncido era atractivo, pero ni punto de comparación con esa sonrisa cuadrada.

—Me agrada tu confianza —confesó sin tapujos, viéndole directo a los ojos con sus orbes avellanados cubiertos por densas pestañas—. ¿Te parece si empezamos de una vez?

—Como gustes, toma asiento y comencemos.

Dicho y hecho, el actor se sentó en un sillón de cuero, mientras el vocalista agarraba una libreta que compró especialmente para la colaboración, pues le gustaba ser meticuloso con esos detalles. Lo que harían primero sería ordenar algunas ideas sobre los temas de los que trataría cada canción y en los días siguientes los trabajarían uno por uno.

Según los managers de ambos, la producción del drama les informó que el álbum OST que saldría con las canciones que aparecerían en el mismo, debía tener un estimado de trece canciones en total—incluidos algunos instrumentales—, por lo que no les tocaba de otra que ponerse en marcha desde ya.

Otra indicación que les dieron era letras que tuvieran que ver con momentos circunstanciales en la trama para usar como música de fondo y otras que serían parte de las interpretaciones del personaje de Taehyung con su banda. A Jungkook esto le parecía un verdadero reto, pero él amaba ponerse a prueba cada que se le presentaba la oportunidad, por lo que ya contaba con algunas propuestas al azar para hacerles el trabajo más sencillo.

Al omega le encantaron sus propuestas y no pudo evitar negar que se quedó admirado por lo mucho que se lo pensó con lo poco que conocía acerca del drama que protagonizaría.

Ese alfa era una caja de sorpresas.

Se la pasaron conversando por un largo rato sobre detalles extras que solo Taehyung conocía, mientras Jungkook iba tomando las notas respectivas que les servirían para después. La mañana entera se les pasó volando, pero fue tan productiva como para tenerlos contentos y satisfechos.

Si el resto de días seguía así, no cabía duda de que harían maravillas juntos.

Sería una colaboración legendaria.

Tan ensimismados estaban en su burbuja de retroalimentación de ideas, de no ser porque el móvil del omega resonó en su bolsillo, obligándolos a cortar de golpe con la conversación. El alfa puso una mueca en el rostro que su acompañante no percibió por estar buscando el dispositivo en el bolsillo de su pantalón.

¿Quién se atrevió a cortar el proceso creativo e inspirativo tan genial que experimentaban en ese preciso instante? Ojalá a esa persona la dejaran sin luz por un día entero.

—Mierda, es mi alarma —se puso de pie, luciendo preocupado—. Voy tarde, muy tarde. Me demoro unos minutos más y Jin hyung me va a mandar directo al edén de la diosa.

—¿Ya te vas? —inquirió, repitiendo su acción para quedar a la misma altura.

—Por supuesto, mira esto —Le enseñó la pantalla de bloqueo de su teléfono en el que se mostraba la hora y efectivamente, estuvieron tan entremetidos como para pasarse de la hora acordada. Pero eso le pareció lo menos relevante al alfa en comparación a la preciosa foto del omega junto a un bonito cachorro de raza pomerania. De seguro era su mascota, una a la que debía amar tanto como él lo hace con Bam. Tal vez pronto podría sacar a relucir el tema como para que sus mascotas se conocieran en un futuro, porque en ese momento no quería ponerle trabas a su acompañante. Ni plantearle que los sacaran a pasear juntos, pues su perrito se encontraba siendo cuidado por el beta al que se lo confiaba con el alma y de seguro el otro cachorro estaba en las mismas, al ser algo tan común en celebridades con agendas apretadas, sin contar las ocupaciones que Kim debía atender en las próximas horas. Además, lo que más deseaba era darle una mano para que esa expresión de angustia se esfumara.

—Voy a pedir un taxi, ¿cuál es la dirección-?

—Te voy a llevar, y no acepto una negativa como respuesta.

—Pero...

—Antes de que digas algo sobre mi querida moto, no te expondré a ella de nuevo, a menos que tú lo quieras, porque déjame contarte que no pasó desapercibida para mí la forma en la que temblabas contra mi espalda mientras conducía.

Taehyung se quedó boquiabierto y expectante, por lo que Jungkook siguió hablando.

—Tengo un Mercedes, así que no será problema para mí hacerte llegar a tu destino y también ayudará a que tu aparición en el set sea igual o más discreta que la que tuviste al venir aquí. Fue culpa mía entretenerte más de la cuenta, déjame tomar la responsabilidad, ¿sí?

—Está bien, muchas gracias, Jungkook.

—No es nada, Taehyung. Voy a buscar las llaves y nos vamos—informó, dejando la libreta en uno de los muebles de su estudio—. Puedes adelantarte, ya sabes cuál es el camino a la salida.

—Okay...

El alfa desapareció de su vista al irse por el lado contrario al que tomaron para dar con su estudio. El omega apagó la luz de la habitación y siguió por el pasillo que recorrió horas antes, mientras le prestaba mayor atención al apartamento.

Era minimalista, pero moderno. Los muebles y estanterías destilaban lujo, al igual que los contados electrodomésticos que pudo apreciar—como el inmenso televisor inteligente de más de setenta pulgadas o el ostentoso equipo de cine en casa— al tener que cruzar por la amplia sala con unos ventanales gigantes cubiertos por unas cortinas semitransparentes de color negro. Los orbes avellana registraban cada detalle con cuidado, pues siempre le parecía interesarte descubrir más de los gustos ajenos con cosas tan banales como esas.

La conclusión a la que llegó fue que al alfa le gustaba vivir bien, pero sin exagerar. Era de los suyos.

Curioso, muy curioso.

Sin embargo, lo más llamativo era lo atento que el vocalista podía ser. El actor pedía por no experimentar esos lindos tratos con frecuencia o se le haría fácil acostumbrarse. Y si eso sucedía, sería su perdición.

¿El motivo? Un hecho que se le escaparía de su control.

Algo que en definitiva no podría permitir. O eso era de lo que quería convencerse, porque nunca antes tuvo a alguien que quisiera ser su refugio y confidente. Porque cuando probara más de esas raras sensaciones, se volvería adicto y ni siquiera la razón mandaría por sobre el corazón.

❤️‍🔥

—He cumplido con traerte sano y salvo.

Jungkook ayudó a Taehyung a bajar de su automóvil con cuidado, escuchando el agradecimiento del omega en un murmullo. El alfa no despegó sus ojos chocolates de su acompañante ni un segundo al querer registrar en su cabeza por última vez en aquel día al actor luciendo esas mechitas rojizas en su cabellera rubia.

Anhelaba guardar en sus retinas esa imagen tan sublime protagonizada por alguien tan etéreo.

Porque con cada segundo que pasaba podía detallar a fondo cada una de sus facciones.

Y eso le estaba encantando más de lo que debería.

—Sí, me salvaste de una grande con mi hyung. Gracias otra vez, creí que no lo lograríamos, pero conseguiste que estuviera aquí inclusive diez minutos antes.

—No es nada —El joven le restó importancia, arrimándose al capó de su Mercedes para, según él, lucir más cautivador de lo que ya era. Un intento sutil de su lobo alfa queriendo impresionar al lobo omega, el cual funcionó magistralmente, pero los humanos preferían ignorarlo—. Cuando me propongo un objetivo, lo cumplo a como dé lugar y esta mañana te lo demostré, ¿no te parece?

El vocalista se encogió de hombros y le dedicó una pequeña sonrisa de labios.

—No te lo voy a negar, me has dejado impresionado —admitió, siguiéndole el juego—. Pero alguien con tanta trayectoria como yo no puede darte un mérito como ese con apenas un día de trabajo. No sería justo, te puedes confiar demasiado y después no hacerlo como debes.

—¿Eso significa que todavía no confías en mi profesionalismo?

—No estoy siendo desconfiado, solo precavido —Le guiñó un ojo, mostrando su lado travieso y juguetón.

Uno que no esperó mostrar tan rápido ni de una forma tan espontánea, peor en esas circunstancias.

El omega empezaba a creer que la simple existencia del alfa lo hacía actuar muy extraño, aunque hacerse el desentendido le sentaba mejor desde que lo conoció, pues eso no lo orillaba a pensar en las posibles consecuencias de su "errático" comportamiento.

—Te haré tragar tus palabras, Kim —prometió, usando un tono de voz más bajo al usual, acompañado de un tenue gruñido que no terminó de escapar de su garganta—. Espera y verás.

Esa acción produjo un escalofrío en Taehyung, quien no imaginó atestiguar un lado tan dominante en Jungkook. Era obvio que lo poseía por tratarse de un alfa de sangre pura, sin embargo, en cada una de sus interacciones siempre mostró una actitud muy suave, rozando en lo afable. Y ni que decir de lo dulce que era en compañía de los de su banda, pues una única vez fue suficiente para comprender que era algo natural en su ser. Exceptuando las ocasiones en las que él mismo lo puso de los nervios cuando lo provocó con sus duras palabras, pero ni siquiera en esas ocasiones le permitió dilucidar un rasgo tan característico en los de su casta.

De cierta forma, le pareció excitante.

Le incentivó a querer mostrarse sumiso ante su acompañante y enseñarle su cuello con toda la disposición del mundo.

Pero la diferencia radicaba en que él no era de carácter tierno como la mayoría de los omegas, la pureza de su lobo le daba un toque salvaje a su persona. Uno que no dejaba que nadie lo dominara tan fácilmente, a menos que se ganaran ese derecho con creces.

En la actualidad, no existía nadie capaz de hacerlo, hasta dudaba de que alguien lo lograra alguna vez.

Sumándole al hecho de que la vida solo afianzó que siguiera siendo frío, desconfiado, y poco impresionable; una persona que no disfrutaba de cederle el control a alguien más. Llámenlo contradictorio y todo lo que quieran, pero le atraía la idea de descubrir por completo el lado dominante del rockstar.

A fin de cuentas, poseía gustos un tanto peculiares que se mantenían bajo llave en las profundidades de su alma.

—Ya lo veremos, Jeon —Se mordió el labio inferior y su mirada avellana se oscureció como una muestra desafiante a su comentario.

El lobo del alfa estaba eufórico por la actitud del lobo omega, y viceversa; era jodidamente satisfactorio, pero ambos sabían que sus lados humanos eran tan idiotas como para notar lo que sucedía entre los dos.

Eran demasiado tercos, aunque no los culparían, porque nunca antes experimentaron algo igual.

Ese magnetismo propio de los compañeros que no soportaban olores a menos que fueran los de su pareja, que no se entendieran tan bien con alguien que no fueran ellos mismos o que tuvieran un lazo tan duradero que cruzaba el tiempo.

Así se definía a los misoféngaros; almas enamoradas que encajan como dos medias lunas que se unen en una sola cuando las circunstancias son óptimas.

El par de "colegas" hubieran seguido con su discusión a modo de broma que parecía un raro flirteo de no ser porque una tercera voz llamando al modelo interrumpió el momento, obligándolos a volver al mundo real.

—¡Tae!

—¿Tae? —susurró Jungkook, girándose para ver a otro alfa acercarse a toda prisa al omega, saludándolo con la mano y con un exagerado entusiasmo.

¿Y ese quién era?

Su lado animal no demoró en ponerse a la defensiva, muy atento a los próximos movimientos del desconocido. Escucharle llamarlo por un diminutivo de su nombre lo puso de malas, no existía razón para negarlo. Un paso más en falso y le mostraría los colmillos, porque la auténtica naturaleza lobuna de cada persona no conocía de límites cuando alguien insinuaba arrebatar lo que sentían que les pertenecía y eso aplicaba para alfas y omegas puros por igual.

No por nada ellos eran los únicos que conseguían un vínculo más estrecho con sus partes animales.

—Oh, es Eunwoo.

Taehyung correspondió al saludo, pero no se movió ni un centímetro de su sitio y eso calmó a su acompañante, quien por una milésima de segundo temió ser partícipe de una escena en la que el omega corría hacia el otro alfa y en el peor de los casos se lanzaba a abrazarlo.

Ridículo, pero apenas estaba descubriendo la razón por la que su casta tenía como sinónimo la palabra territorial.

—Acabas de llegar por lo que veo —mencionó y Jungkook enarcó una ceja, preguntándose si el desconocido pensaba ignorar su presencia, pues algunas celebridades que conoció en el pasado eran así, pero antes de determinar aquello, el actor hizo algo que no se imaginó.

Tal vez tuvo un accidente en su Mercedes tras dejar a Taehyung en las afueras del set y ahora estaba en coma imaginando cosas locas e improbables.

—Lo hice gracias a Jungkook, él fue el que me trajo hasta aquí para la sesión de fotos. Mi auto está en reparación, por lo que estuve con algunos inconvenientes al momento de movilizarme, pero me salvó de continuar pidiéndole el favor a mi taxi de confianza—Su mano se posó en el brazo ajeno como para incluirlo de una forma más obvia en la conversación—. Estuvimos trabajando desde temprano, por lo que el tiempo se nos fue en un abrir y cerrar de ojos, si no fuera por él, ya hubiera quedado mal con el productor y lo más seguro es que le reclamaría a mi mánager.

—Con que tú eres Jeon Jungkook, o mejor conocido como Gguk, es un gusto conocerte al fin. He escuchado mucho sobre ti y tu nombre ya me sonaba con anterioridad —Le extendió la mano con amabilidad para que la estrechara y así fue como sucedió, aunque tal vez con más fuerza por parte del alfa puro—. Yo soy Cha Eunwoo, modelo y actor. Somos de la misma edad, así que me tomaré el atrevimiento de hablarte sin formalidades.

—El gusto es mío y no hay problema con ello —respondió, con una sonrisa fingida, mientras veía la diminuta mueca en el rostro ajeno por el apretón que le dio. Lo más probable es que lo conociera por el escándalo o porque también le comentaron que formaría parte del proyecto en la parte de la musicalidad del drama, pero él no le conocía en lo más mínimo y tampoco le llamaba la atención hacerlo—. Es justo como Taehyung dice, solo le di un aventón para evitar un regaño.

—Lo estás cuidando muy bien —reconoció con una expresión más calmada—. Yo haré lo mismo cuando estemos grabando.

—Cierto, tú eres su coprotagonista.

Ugh, lo había olvidado por completo. ¿Por qué no hacían dramas sin que él o la protagonista tuvieran un interés amoroso? Las productoras eran unos fanáticos de lo cliché.

—Sí, él lo es —señaló el omega, que no demoró en fruncir el ceño a causa de las palabras de Eunwoo—. No le digas esas cosas tan extrañas, no necesito que nadie cuide de mí. Y eso también te incluye a ti.

—Es un decir, y no es en un sentido literal. No te enojes, por favor —pidió, poniéndole ojos de cachorro que no le inmutaron en lo más mínimo; cosas de un omega duro de roer—. Debe haber confianza entre colegas de trabajo, ¿o piensas lo contrario?

Pensaba igual, más al tratarse de la primera vez en la que trabajaba con ambos alfas, pero por algún motivo ese comentario le sobraba.

Desde que tiene uso de razón aprendió a valerse por cuenta propia, por ese motivo no necesitaba que nadie cuidara de su persona o ese era el argumento del que quería convencerse tras vivir un día a día tan difícil. No se imaginaba siendo mimado por nadie, eso solo vivía en sus sueños.

—No, no lo-

Antes de acabar la frase, Taehyung fue interrumpido por Jungkook.

—Cuidaré de él, aunque sepa que puede hacer eso y más estando solo —La seriedad con la que lo dijo era admirable, tanto así que el modelo no pudo contener el aliento, ni mantener por más tiempo su mano en el brazo impropio—. Te doy mi palabra de alfa.

Eunwoo no negaría que se impresionó, sobre todo al percibir una tensión rara, casi amenazante por parte de Jungkook. Posiblemente, era su imaginación; estuvo despistado toda la mañana como para olvidar que previo a la sesión de fotos, el personal y los actores protagónicos degustarían un almuerzo en el gigante edificio que tenían a sus espaldas.

—Eso es fantástico, estoy seguro de que harán un gran trabajo con el OST.

—Que no te quede duda de eso, crearemos algo que será un rotundo éxito y seguirá sonando aún después de que el drama finalice.

—Es fácil imaginarlos, los dos son talentosos—expresó con honestidad, aprovechando el momento de silencio que se dio tras su comentario para cambiar el tema, o a este paso no podría disimular la incomodidad ante la mirada fija y pesada de la estrella de rock. Era una suerte que Jeon estuviera usando un supresor o su aroma sería tan denso que molestaría a cualquier ser viviente con una nariz sensible a los olores—. ¡Por la diosa! Apenas caigo en cuenta de que te teñiste las puntas. Te queda hermoso, te robarás la atención de todas las cámaras, Tae.

—Muchas gracias, Eunwoo. No estuve tan seguro al inicio, pues es un estilo que nunca antes probé—explicó, esforzándose en ignorar los latidos acelerados de su corazón cuando el vocalista dijo lo que dijo, haciéndole caer en cuenta de que, tal vez, solo tal vez el comentario no le molestó, sino quién lo soltó—. Aunque no será permanente, porque estoy usando esos tintes que luego de unos cuantos lavados se pierde el color, así que tendré que retocarlo cada que vayamos a grabar. Hoy por tratarse de las fotos promocionales me avisaron que debía de estar con esta apariencia, por lo que no sabía que esperar, pero me alegra que seas de las primeras personas que lo vieron y les agradó el cambio.

—Uno de ellos fui yo —acotó Jungkook sin procesar lo que decía, cediendo a sus impulsos de territorialidad—. Y no es por nada, pero algo me dice que fui el segundo luego del estilista.

—Hey, tampoco te eleves tanto, que antes de ti me vieron los guardias, el conserje, el taxista y el recepcionista.

—Ellos no cuentan —se defendió ante el regaño en tono jocoso de Taehyung, a quien le parecía hilarante apreciar la faceta "presumida" del alfa, porque el omega estaba seguro de que lo mencionaba para que bromearan un poco sobre ello.

No era por celos, ni posesividad, ni nada que tuviera que ver con instintos primitivos.

Por la diosa luna que no.

—¿Cómo no van a contar? Ni que fueran extraterrestres—debatió con seguridad.

Eunwoo se los quedó viendo fijo, creyendo que sobraba en la charla, porque ese par parecía haberse encerrado en su propio mundo de un momento a otro. Sus ojos sin querer fueron a parar en su muñeca, donde reposaba un costoso Rolex que le ayudó a comprobar que la hora había llegado.

—Tae, vamos ya o los regañados seremos dos.

—Ahh, sí — La vergüenza invadió a Taehyung al verse interrumpido, pero como era costumbre, su capacidad actoral lo rescató de la incómoda situación, al mismo tiempo que un recuerdo fugaz se le cruzó por la mente—. Si gustas puedes adelantarte, acabo de recordar que debo comentarle algo importante a Jungkook.

—Entiendo, charla privada —bromeó, pero su comentario consiguió que el otro alfa lo viera con ojos de cazador y no con los de cachorro, que le puso segundos antes al omega en su pequeña discusión sin sentido—. No demores tanto... Adiós, Jungkook.

—Hasta pronto, Eunwoo —se despidió con un tono seco.

Cuando el alfa actor desapareció de la vista de ambos, Taehyung suspiro y dijo: —Préstame tu teléfono, por favor.

—¿Eh?

El rostro estoico de Jeon cambió a uno de pura confusión.

—Para que no suceda lo mismo de hoy, intercambiemos nuestros números, ¿sí?

—Comprendo, es una buena idea—concordó, entregándole su teléfono—. Quien diría que Kim Taehyung, el magnífico Vante me pediría mi número, tus fans estarían tan celosos—dramatizó, buscando molestar un poco a su acompañante.

—No exageres y no hagas que me arrepienta, porque es solo por trabajo —musitó, dedicándole una mirada sagaz que hizo sonreír al líder de Liberté—. Y si con esas estamos, tus fans armarían otro escándalo para cancelarme con más fuerza que la vez anterior.

—Entonces nos cancelarían a los dos y eso lo haría mucho más justo —concluyó, mientras observaba al omega teclear, primero en su móvil y después en el que le pertenecía.

—Ya no más, por favor. Necesito paz y tranquilidad a partir de ahora.

Levantó el rostro del dispositivo y acto seguido, se lo entregó en la mano, rozando sus dedos con sutileza y apreciando la corriente eléctrica que los recorría cuando sus pieles entraban en contacto.

—Tranquilo, solo juego, yo tampoco quiero tener más amenazas en cada publicación que subo.

—Lo entiendo a la perfección—aseguró, regalándole una linda sonrisa en el proceso antes de alejarse poco a poco—. Nos vemos pronto, Jungkook.

—Adiós, Taehyung.

El alfa vio cómo el omega se adentraba al edificio tras darle la espalda y salir corriendo, luego se subió a su auto para ir de regreso a su apartamento, mientras procesaba en silencio lo sucedido; atesorando esos momentos, pues todo indicaba que su familia sí tuvo razón con Kim.

Qué gracioso, quizá debía empezar a creer más lo que las tres mujeres más importantes en su vida le decían.

Minutos más tarde, la estrella terminaba de saludar a todos los presentes en compañía de su coprotagonista, antes de que les pidieran ubicarse en sus asientos para la comida especial que degustarían. Contar con Eunwoo era tranquilizador para él, era un alfa amable y que le brindaba la confianza necesaria, justo como sus compañeros anteriores de dramas.

Si bien esta era la primera vez trabajando juntos, en reuniones anteriores compartieron lo suficiente como para percibir la buena química entre ambos y determinar que podían tratarse con informalidades a pesar de que él era el mayor, incluyendo el permiso exclusivo de tratarle con un diminutivo de su nombre cuando los únicos que lo hacían eran Seokjin y Jimin por su relación estrecha con su persona.

Por eso, no le sorprendió que las fotos promocionales salieran tan bien. No cabía duda de que serían la pareja de drama más aclamada de los últimos años. Y quizá les inventarían varios rumores de citas, pero ni siquiera eso influiría en que la atención del omega se posara en otro alfa.

Porque cuando algo es para ti, nada, ni nadie, logra intervenir.

Continuará...

Feliz año, corazones. Espero la hayan pasado bonito y que este nuevo año sea lleno de cosas buenas para ustedes y que gocen de excelente salud para cumplir lo que sea que se propongan. 

Cuéntenme que les pareció el capítulo, porque sin duda me encantó como quedó. Amo la relación de este par y como la tensión sigue desarrollándose hasta con acciones demasiado sutiles. 

No olviden recomendar el fic para llegar a más personitas y regalarme una estrellita o comentario. Gracias por siempre darle amor, eso me incentiva como no se imaginan. También si desean unirse a mi canal de difusión pueden enviarme un mensaje al privado aquí o en Instagram, pues ahí estoy compartiendo cositas siempre que puedo. Nos leemos en una próxima, mis queridos lectores.

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