༻𓊈𒆜5: Crazy 𒆜𓊉༺
Taehyung soltó aire por la boca cuando estuvo frente a las instalaciones de Moonchild Entertainment, su primer día de trabajo junto a Jungkook se estaba volviendo realidad. Recapitulando lo sucedido en el fin de semana pasado tras la entrevista que dieron en el programa en el que se desató el escándalo, tanto Jungkook como Taehyung experimentaron de primera mano como esa acción tan banal calmaba las aguas entre sus fanáticos.
No era como que todos los comentarios malos se desvanecieran de un momento a otro, pero sí disminuyeron en gran medida—como si nunca nada hubiera pasado—, y varias de sus fanbases se encargaron de transmitir un mensaje de alto al fuego usando las palabras que emitieron y recordándoles que existía una colaboración de por medio. Un hecho que logró tranquilizar a los dos involucrados, quienes estaban más que comprometidos a dar lo mejor de sí mismos para este proyecto.
Sin querer alargar más su estadía en el exterior de la empresa del alfa, el omega se encaminó al interior, siendo recibido por un beta que le informó que el susodicho ya se encontraba en el lugar desde hace una hora y media. La exagerada puntualidad le sumaba muchos puntos a su nuevo compañero de trabajo, según el actor, que creía con firmeza que esa cualidad era muy importante para casi todo en la vida; demostraba el compromiso y la responsabilidad de la otra parte. Tal vez sí lo juzgó mal.
Taehyung agradeció con una corta reverencia y se retiró hacia el ascensor que lo llevaría al piso en el que se hallaba ubicado el estudio musical exclusivo para la banda de Jungkook. Cinco minutos después, el omega yacía frente a la puerta de cristal oscuro, por lo que revisó la hora en su móvil para comprobar que estaba a tiempo: 8:30 a.m.
Sí, hoy se suponía que sería un día productivo.
Seokjin y Namjoon, les dijeron que existirían días en los que trabajarían en la mañana, en la tarde, y en el peor de los casos en las noches; siempre basándose en sus horarios, pues las grabaciones de su drama pronto iniciarían y eso le consumiría bastante tiempo. Jungkook y los chicos de Liberté fueron muy considerados al aceptar un trato como ese, y no le daba pena reconocerlo. Por ese motivo, cuando los conoció les regaló esos paquetes de galletas deliciosas y carísimas, quizá no era la gran cosa, pero era una pequeña muestra de su aprecio.
Tocó la puerta tres veces, esperando ser recibido, mientras analizaba el entorno a su alrededor. El lugar se encontraba desolado como la primera vez que puso un pie ahí, pero en ese entonces desconocía el motivo. Sin embargo, ahora contaba con el conocimiento de que se trataba de un piso exclusivo para el alfa y su banda. Lo que le parecía justo, ya que Liberté prácticamente logró sacar de la bancarrota a dicha discográfica. Después de lo sucedido, el omega decidió informarse acerca de la trayectoria del alfa y, por ende, descubrió que no la tuvo fácil al igual que él. Siendo ignorante al hecho de no ser el único que se tomó ese trabajo, pues Jungkook hizo lo mismo con Taehyung.
En definitiva, parecía que el universo quería hacerlo tragarse cada una de sus palabras con respecto a la estrella de rock, pero igual seguía teniendo un poco de orgullo al que quería aferrarse antes de pedir las disculpas que la situación ameritaba.
Pasó un minuto entero hasta que Taehyung se aburriera de estar llamando a la puerta. Su ceño se frunció y con confusión se acercó a la misma para tratar de visualizar a Jungkook dentro de la habitación. Grande fue su sorpresa cuando notó que el estudio estaba vacío, pero con la luz encendida.
¿Dónde se metió el vocalista? No estaban para perder el tiempo de esa forma.
Las primeras reuniones las tendrían a solas, porque Taehyung le platicaría a Jungkook acerca de lo que debía plasmar en sus canciones, componerlas y escribirlas juntos y luego se reunirían con los miembros para grabar los resultados. Obviamente, el alfa se encargaría de las prácticas musicales que no necesitaran al omega para no retrasar el trabajo de forma innecesaria.
Cuando estuvo a punto de pensar en lo que haría a continuación, un beta que parecía desempeñarse como un conserje en la empresa, se le acercó ni bien puso un pie en aquel piso. Taehyung se sobresaltó al verse sorprendido, pero no demoró en ofrecerle una sonrisa amable al hombre de mediana edad que salió del otro ascensor y que iba equipado con un carrito con varios productos de limpieza.
—Buenos días, joven. ¿Está perdido o está buscando a alguien?
—Buenos días —respondió con un tono calmado—. Sí, la verdad es que estoy buscando a Jeon Jungkook. Me dijeron que llegó hace bastante rato, pero no se encuentra en el estudio.
—Oh, ya veo. Lo vi entrar ahí —señaló la puerta de color marrón claro que se hallaba al fondo del amplio pasillo—. Quizá se perdió tanto en su mundo como suele hacer y no se dio cuenta de la hora que es.
—Puede ser, muchas gracias. Iré a buscarlo por ahí.
Bendito señor que apareció de la nada y pudo darle una solución rápida a su problema.
—De nada, seguiré haciendo mi trabajo—informó con una sonrisa labial, antes de caminar hacia el lado contrario—. Hasta luego, joven.
—Adiós, tenga lindo día.
El actor se giró sobre sus propios pies y fue directo al cuarto indicado. Lo primero que haría sería regañar al alfa, pues de no ser por ese amable beta, él seguiría como un tonto esperándole sin saber qué hacer. Detestaba cuando cosas imprevistas le sucedían, porque la mayoría de las veces demoraba en encontrar una manera adecuada para reaccionar. Lo único que se le ocurrió de forma fugaz fue contactar a Seokjin para que este interrogara a Namjoon, pero siendo honesto, le parecía una vía demasiado drástica. Además, no descartaba ser reprendido por su representante al estar acudiendo con él por algo tan insignificante como eso, ya se lo imaginaba diciéndole que no era un niño que necesitaba la ayuda de su papá para resolverle los problemas.
Su relación con el alfa era así, de puro amor-odio. Se molestaban, se ayudaban, se apoyaban, hacían un magnífico trabajo juntos, pero al mismo tiempo eran el dolor de cabeza del otro. Todo en perfecto equilibrio, justo como la diosa Luna manda, pensaban los amigos a modo de broma.
Se suponía que el vocalista estaba en el edificio, así que tampoco era como que estuviera incumpliendo el acuerdo pactado. Solo debía buscarlo, aunque en su defensa todavía no conocía el edificio ni tampoco justificaba que el líder de Liberté fuera tan descuidado en el primer día de trabajo.
Tal vez no sería mala idea pedirle su número de teléfono para hallarlo con rapidez por si se repetía dicha situación. No es como que quisiera su contacto para otra cosa, por supuesto que no. Él no era ningún GPS viviente como para dar con la ubicación exacta de su "colega".
Sus pensamientos lo mantuvieron en su propia burbuja hasta que abrió la puerta y se llevó la grata sorpresa de descubrir lo que era esa habitación: un gimnasio. Varias máquinas de ejercicio, algunas pesas y hasta un saco de box eran los elementos que sus ojos avellana pudieron reconocer en una primera instancia. Su boca se entreabrió y cerró la puerta sin siquiera prestarle atención, pues lo hizo por pura inercia al quedarse hipnotizado con el panorama.
Taehyung no era de hacer mucho ejercicio, lo básico en su casa para conservar su peso ideal y mantenerse saludable, por lo que nunca antes tuvo la oportunidad de pisar un gimnasio tan ostentoso y bien equipado. El omega conocía la existencia de dicho lugar en la empresa, pero jamás, ni en sus mejores sueños, pensó entrar ahí.
Dio unos pasos más, inspeccionando su entorno con curiosidad, siento totalmente ignorante del sonido de fondo: el agua cayendo de una ducha que sería cerrada segundos después. Sus dedos trazaron el monitor de la máquina caminadora, observando con atención la infinidad de botones que garantizarían una exitosa rutina de ejercicio según los requerimientos de la persona.
El omega seguía tan concentrado en ello, que no sintió cuando alguien se posicionó detrás de él, y no lo hubiera notado nunca de no ser porque un delicioso aroma se coló por sus fosas nasales, incitándole a ronronear como un gatito. Volteó su cuerpo y se encontró con una imagen que le hizo pasar saliva con dificultad.
Diosa Luna, ¿por qué le tenían que pasar estas cosas?
Ya no quería ser su mejor guerrero.
La perfecta vista del torso desnudo de Jungkook, en los que resaltaban sus trabajados abdominales y fuertes pectorales, le dejaron mudo por unos segundos. Su mente se quedó en blanco al ver cómo unas pequeñas gotas de agua se deslizaban por la dermis blanquecina. Sin embargo, Taehyung se obligó a levantar la mirada hacia el rostro del involucrado, ascendiendo por sus bonitas clavículas, su cuello en el que la nuez de adán se marcaba y su mandíbula tan definida que podría cortar cualquier cosa. Por todos los lobos, debería ser pecado que a alguien le luzca tan bien el cabello largo, alborotado y húmedo.
Los orbes grandes y de color chocolate lo examinaban con curiosidad y cierto toque de diversión, como si el alfa lo hubiera pillado con las manos en la masa, aunque sus ojos fueran los únicos que delataron lo mucho que le descolocó verlo vestido únicamente con un pantalón de chándal; que, a pesar de ser flojo, apretaba sus muslos en las zonas indicadas, mientras mantenía una toalla pequeña en su mano, la cual debió usar para secar los mechones traviesos que ahora caían con suavidad por su frente.
—Taehyung, ¿qué haces aquí?
La voz de Jungkook trajo de vuelta a la realidad a Taehyung, quien no demoró en soltar lo primero que se le ocurrió. Segundos después se arrepentiría de continuar siendo un bocón. Estaba fuera de sus cabales, completamente loco, aunque tal vez, solo tal vez, su acompañante compartía ese sentir.
—¿Siempre te presentas en esas fachas con la gente que vas a colaborar?
—Lo cierto es que no, pero al menos yo no me quedo viendo a la otra persona como si fuera un pedazo de filete.
—¿Qué estás insinuando, Jeon? —El rubor no tardó en cubrir los pómulos del actor, quien sintió su corazón latir con una fuerza antinatural.
¿Tan obvio fue? Vaya mierda, ahora debía tratar de despistar la atención de ese hecho o veía al vocalista siendo capaz de molestarlo con eso hasta el último día en el que trabajaran juntos.
No era ninguna mentira que Jungkook ansiara picarlo con el tema, porque le empezaba a gustar ver a Taehyung un tanto molesto, pero por más que sus palabras estuvieran centradas en ese hecho, su mente seguía perdida en la estampa frente a sus ojos.
El omega había tenido un cambio de imagen, por lo que no era el único sorprendido de alguna forma en esa habitación. Su cabello seguía siendo rubio, pero las puntas del mismo poseían un tono rojizo. Lo más probable es que fuera parte de la apariencia que usaría para el drama que pronto comenzaría a grabar, pues le daba el toque rebelde con el que debía contar el protagonista. Se veía demasiado guapo, tanto que debería ser ilegal.
—No lo sé, tú dime, Kim.
—Me sorprendiste —admitió, porque mentira no era, pero él sabía que no era una sorpresa común. Ver al alfa de ese modo provocó cosas en su lobo y en su parte humana que no quería admitir, ni mucho menos permitir—. Además, si estoy aquí es porque estaba buscándote al no verte en el estudio.
—Ya veo. Eso tiene sentido para mí.
Jungkook le regaló una sonrisa peligrosa, colocando la toalla sobre sus hombros sin querer romper el contacto visual con Taehyung, quien parecía estar luchando de forma severa por no dejarse vencer por más ruborizado que estuviera. Por esta ocasión se detendría, ya que la curiosidad por conocer los motivos detrás de la aparición de esos mechones rojizos pesaba más.
—Bien, entonces este malentendido ha sido resuelto.
Hasta la idea de reclamarle con más ganas por su desaparición quedaron en segundo plano.
—No todo, hay algo que me gustaría saber — El vocalista se fue acercando al actor a paso lento, mientras este retrocedía poco a poco hasta que su espalda chocó contra la pared.
Su parte racional le decía que lo alejara, que pusiera sus manos contra su pecho y lo empujara, porque no soportaba que invadieran su espacio personal, pero por algún motivo su lobo le insistía en que se dejara llevar, porque no debía temerle a la cercanía de su acompañante.
Su jodido aroma tampoco le ayudaba, pero su acompañante también sufría bastante por esa razón, así que estaban en iguales condiciones.
Cada día que Jungkook tenía el gusto de olfatear a Taehyung, su fragancia natural le parecía más adictiva y con un poder tan atrayente como el de un imán.
—¿Qué rayos es-?
—¿A qué se debe el cambio en tu cabello? —cuestionó, tomándose el atrevimiento de enredar su dedo índice en uno de los mechones ajenos.
Quizá estaba cavando su tumba, porque su idea era respetar siempre la distancia entre los dos, sin embargo, su lado lobuno le dio la confianza que no sabía que poseía para hacer algo así. Su cerebro procesó diversas posibilidades que se resumían en malas reacciones por parte de Taehyung, pero Jungkook se sorprendió al percibir que lo único que consiguió fue poner nervioso al intimidante omega.
Ambos eran de la misma altura, pero gracias a la posición, el actor se sentía más pequeño y en otras circunstancias detestaría experimentar aquello; una pena que no fuera el caso, ¿cierto?
El alfa se encontraba inclinado hacia delante, su aliento chocaba con suavidad contra su piel canela y los centímetros entre sus rostros eran contados. Los olores de ambos se mezclaron exquisitamente, embriagándolos como si se hubieran excedido bebiendo alcohol.
La mano de Jungkook fue a parar en la pared, encerrando a Taehyung con su cuerpo. El omega mantenía los ojos muy abiertos, atento a lo que sucedía en su entorno; sin ninguna pizca de incomodidad o molestia que se hiciera presente en su anatomía como para alertar al alfa.
—Yo... —Taehyung no comprendía que rayos le pasaba, solo le faltaba tartamudear para ser la burla frente a Jungkook—. Es para unas fotos promocionales para el drama que se tomarán hoy, ¿acaso se ve raro?
En definitiva, no se comprendía. ¿A él que le importaba lo que su compañero de trabajo pensara? Maldecía a su boca por decir cosas que su cerebro no quería, pero que su corazón deseaba con ahínco.
—No es eso —negó con rapidez, sin dejar de mirarlo con intensidad—. Te queda bonito, muy bonito.
—Ya veo, gracias...
—De nada, es la verdad.
Y como si la diosa Luna hubiese escuchado sus súplicas, Jungkook se alejó y Taehyung por fin de contener la respiración. Ninguno de los dos parecía querer decir nada sobre lo sucedido, porque no terminaban de digerirlo, pero de lo que sí estaban seguros era que sus lobos tuvieron mucho que ver. Si pudieran describir sus estados emocionales, las palabras correctas serían vergüenza pura, por más que se esforzaran en disimularlo.
—Mmm, deberíamos ir a trabajar —El omega rompió el hielo, decidido a tomar las riendas de la situación como le gustaba hacer—. El tiempo de los dos es valioso y ya hemos perdido media hora por lo que veo.
El reloj del gimnasio sobre la pared exponía ese hecho.
—Sobre eso, ha ocurrido un problema en el estudio.
—¿Disculpa?
Debía estar bromeando, no quería creer que perderían esa mañana de trabajo por lo que sea que hubiera pasado. Mantener el control y no sucumbir ante los sucesos inesperados era importante para él.
—Sí, lo que escuchaste. Por esa razón me vine acá, necesitaba desestresarme un poco, porque la situación tampoco es de mi agrado. Y como lo notaste, estaba tan enfrascado en mi mundo que no me fijé en la hora y tú acabaste viniendo en mi búsqueda.
—¿Podrías ser más claro, por favor?
—En pocas palabras, tendremos que trabajar en el estudio de mi apartamento.
—¡¿Qué?!
❤️🔥
Jungkook le entregó a Taehyung un casco de repuesto que siempre cargaba en la caja de su moto. El omega lo recibió entre sus manos todavía sin creer que habían llegado a esa situación, pues después del grito que dio —el cual casi deja sordo al alfa—, este decidió explicarle con cuidado lo sucedido.
—Ay, no grites tan fuerte —Se quejó, colocando una de sus manos sobre sus orejas por acto reflejo, a pesar de que eso no sirviera de nada. Su sentido de la audición era demasiado sensible y con esa exclamación creyó que se le romperían los tímpanos de sus oídos.
—Esa explicación no me sirve. ¡¿Cómo así que vamos a trabajar en tu apartamento?!
No le parecía nada ético.
—Como ya te debieron contar, llegué más temprano y era para revisar que todo estuviera en orden— Inició el relato con voz suave, esperanzado en que su acompañante entendiera su punto—. Y cuando quise encender los equipos, me di cuenta de que no valían. Lo más probable es que hubiera un corte de luz muy intenso y eso terminara por dañarlos al ser demasiado sofisticados. Eran relativamente nuevos, por lo que le llamé a Nam hyung para que me ayudara al comunicarse con el proveedor, pues tienen un año de garantía. ¿Sabes qué fue lo que dijo?
—Que te traerán unos nuevos en la tarde, ¿no? —supuso, sonriendo al dilucidar una opción viable para este caso inesperado—. ¡Debiste comenzar por ahí! Mira, hoy en la tarde tengo mi sesión de fotos para el drama, y se supone no va a durar hasta la noche, a las seis de la tarde ya estoy desocupado, por lo que podría ir a esa hora al estudio.
—Kim Taehyung...
—No creo que nos demoremos mucho este primer día, ¿no? Es decir, se siente casi como el primer día de clases, donde solo tocamos algunos puntos básicos y a partir de eso iniciamos.
—Taehyung...
—Sí, lo más seguro es que estemos unas dos o tres horas y luego cada quien para su casa.
—Taehyung, déjame hablar, por favor —pidió, poniendo sus manos en los hombros impropios para sacarlo de su trance en el que hablaba y hablaba sin parar, sin la mínima intención de atender razones.
—Lo siento, es que-
—Ya, sé que esto es una sorpresa. También lo es para mí. Si te soy sincero, soy muy receloso con mi hogar, pero no nos queda de otra —confesó, escuchándose derrotado, mientras que su lobo saltaba de un lado al otro en su interior.
La idea de tener a Taehyung en su espacio personal era maravillosa. Los únicos que habían pisado su apartamento eran su familia, amigos pertenecientes a Liberté y su representante. Nadie de sus ligues siquiera conocía su dirección, porque cada encuentro que tuvo era muy pero muy lejano a su hogar. No toleraba la idea de que alguien se creyera con derecho de aparecerse en su casa sin invitación previa, por más que hubieran tenido un polvo con anterioridad. En ese aspecto, la estrella de rock siempre era claro con las personas que frecuentaba para que no se hicieran ideas raras, porque hasta el día de hoy, ninguno le atrapaba lo suficiente como para pedirles ser algo formal con la esperanza de avanzar a un cortejo.
El omega puro no era su amigo, solo su compañero de trabajo, y uno muy importante. Solo por ese motivo haría una excepción, nada más. Una vocecita interior le recriminaba que pensara eso, porque sabía que mentía. No le preocupaba la presencia de Kim, lo cierto era que cuando Namjoon se lo dijo le dio igual, recordando que era muy estricto con ese detalle. Sin embargo, era como que si su mente hubiera borrado esa sensación por unos segundos para reemplazarla por una preocupación acerca de lo que podría suceder a puertas cerradas en la intimidad de su hogar, si es que por algún loco motivo su colega decidía seguirle la corriente.
Ojalá nunca o no se podría controlar.
Llevaba engañándose desde que lo conoció, pero Kim Taehyung le atraía bastante y su lobo parecía haberse encaprichado con él. No era normal que ese animal trajera a su mente el recuerdo constante de la promesa que se hizo a sí mismo sobre que al único que dejaría ingresar a ese lugar, que no fueran las personas importantes de su vida, sería la persona que elegiría como su pareja, la que llevaría su marca, la que le daría la suya y la que le regalaría unos preciosos cachorros.
Sí, la situación se resumía en un total peligro que duraría por un tiempo indefinido.
—Diosa, tanta mala suerte tenemos— Se llevó los dedos al puente de su nariz, masajeándolo hasta conseguir relajarse.
—Así parece. Lo peor es que no sé cuánto tardará, porque al ser un equipo de última tecnología es difícil de conseguir y no está en discusión comprar otro.
—Se entiende, debieron gastar mucho dinero. ¿Eso significa que los chicos también trabajaran en tu casa?
—Exacto, pero antes de que ellos se unan, debo apoyarte en tu proceso creativo. Por algo me contrataron y haré que valga la pena. Debes sentir la música o no hay chiste y no quiero tirarme flores, pero dada tu situación, sí que necesitas mi ayuda.
—Claro que no, podría hacerlo solo —declaró con su seguridad y orgullo de siempre—. Esto es un capricho de mi agencia, soy considerado un as en la industria, hago de todo y me sale de maravilla. La década de experiencia que cargo en mis hombros no es un adorno, Jungkook.
—En ningún momento puse en duda tu talento o desenvolvimiento profesional, pero cuando me pidieron este favor, me comentaron que no sabías nada de rock, Taehyung. Podrías ser el hijo perdido de Elvis Presley, pero yo soy una superestrella capacitada para ayudarte a encarnar a tu personaje de la mejor manera, y por supuesto, crear arte, musicalmente hablando.
—Tampoco es tan así— Se defendió, imaginando que Seokjin fue el que dijo esas falacias. No es que no supiera nada de rock, pero sí fue impactante para él que lo tomaran en cuenta en un proyecto como ese—. Me gustan unas cuantas canciones de...
—Que escuches a Pink Floyd no te hace rockero.
—¿Quién dice que no? —se cruzó de brazos, mostrándose enfurruñado y causando ternura en el alfa de sangre pura. Parecía un gatito enojado. Lindo.
—Yo, porque Pink Floyd no es la única banda que existe en este género—expresó con obviedad, por lo que antes refutar esa respuesta, el actor cayó en cuenta de un detalle muy relevante.
—Espera, ¿cómo sabes lo de Pink Floyd?
El vocalista se quedó callado por unos segundos. Maldición, ¿debía ser sincero o no?
Por la mirada inquisitiva de su acompañante, no le quedaba de otra más que serlo.
—Después de la polémica, investigué un poco sobre ti y me salieron unas imágenes en las que portabas una camiseta de esa agrupación.
—Comprendo...
Dichas fotografías se las tomaron en el aeropuerto, cuando volvía de su último viaje a Japón, luego de grabar algunos comerciales de turismo.
¿En serio se tomó el tiempo de investigarlo? Eso le gustó, no lo negaría. Su semblante se relajó, pero controló la sonrisa que casi se pinta en sus labios ante la interesante información.
—Sí, bueno, déjame terminar de cambiarme y nos vamos.
—Oh, por supuesto, ve con cuidado.
Jungkook se devolvió al vestidor, mientras Taehyung se dedicaba a enviarle un mensaje a Seokjin para informarle del cambio de planes. Minutos más tarde, ambos salían de la empresa hacia el parqueadero privado de la misma para emprender el viaje a su nuevo destino.
Sin imaginar lo que ese cambio de último minuto traería a sus vidas.
El omega dirigió su vista a la Harley-Davidson en la que el alfa ya se había montado. El universo lo odiaba, porque ingenuamente creyó que sería un automóvil al que se subiría y no una motocicleta. En su defensa, nunca tuvo la oportunidad de subirse en una y le daba miedo.
—¿Piensas subir o quieres irte a pie? Porque mi apartamento sí queda un poco lejos.
—Solo dame un momento —Estuvo a nada de permitirse reír ante la tonta broma de su acompañante, aunque no se lo permitió porque sabía que sería más palpable su nerviosismo.
—De acuerdo, estaba bromeando, pero algo me dice que sería tu primera vez en una hermosura como esta, ¿no?
Jungkook halagó a su querida moto, sin dejar de sonreír con orgullo frente a Taehyung. A fin de cuentas, era de sus posesiones más preciadas junto a su preciosa guitarra.
—¿Enamorado de tu motocicleta?
—Y de mi guitarra— Lo admitió sin problema, comprobando que su casco estuviera bien sujeto.
—Eres raro—aseguró, colocándose el casco en la cabeza. No se dejaría vencer por un miedo tan tonto como ese—. Es ahora o nunca, estoy listo.
—Yo diría que es parte de mi encanto—contestó, haciendo una seña para que se ubicara detrás de él—. Súbete y agárrate fuerte, iré a una velocidad moderada hasta que te acostumbres.
—Gracias, Jungkook.
—No es nada, Taehyung.
El susodicho obedeció, pasando sus brazos por el torso ajeno en un abrazo que se suponía no sería tan apretado, pero que terminó siéndolo cuando el líder de Liberté arrancó. Su cabeza sin querer fue a parar cerca del hombro ajeno, consiguiendo una buena porción del delicioso aroma impropio, mientras sus manos se aferraban a la fina camiseta de Jungkook. Taehyung suspiró y se decidió a no darle más vueltas a esta situación en particular, porque no quería sobre pensar las cosas. Este contacto era una consecuencia de la que ninguno podría librarse por obvias razones y debía verse como tal, no como una excusa para que sus anatomías encajaran como piezas de puzzle.
El viaje fue un poco largo por la velocidad a la que iban y los distintos tramos por los que cruzaban para evitar calles demasiado transitadas en las que cualquier fan pudiera reconocerlos. No obstante, Taehyung ni siquiera lo sintió por el simple hecho de que se sumergió en sus pensamientos y comenzó a divagar sobre varias cosas a las que antes no les prestó la debida atención.
La primera de todas fue su gran capacidad para conversar con un Jungkook semidesnudo, evitando ceder a la atracción que poseía por los músculos, manteniendo sus ojos en su cara y no en otro lugar que no fuera ese. El color rojo pintó sus pómulos, y una sensación rara inundó su estómago, mientras su mente lo trasladaba a la increíble aceptación que varios fans demostraron desde que se reveló su colaboración. Él mismo fue testigo de comentarios sobre la noticia y la cantidad exagerada de publicaciones compartidas con varias de las fotografías que les tomaron en el set de Weekly Entertainment.
Pero lo más relevante del asunto fue que varios seguidores resaltaron la linda acción que el alfa tuvo con el omega como respuesta al comentario alfista del presentador, pues para la mayoría de las personas ese hecho no pudo ser ignorado. Y les daba la razón, porque fue demasiado molesto, pero Jungkook encontró la forma para salvar la situación y evitar que Taehyung la jodiera a lo grande.
Cuando llegó a su hogar, pudo escuchar con más claridad a su lobo reclamándole por no pedirle disculpas por lo de la primera vez, así que se esforzó en ignorarlo. Sin embargo, ahora que el omega se encontraba con la espalda del alfa contra su pecho, recibiendo su calor, la idea le pareció muy tentadora. Porque quizá con eso se resolvería la rara tensión entre los dos de una vez por todas.
Jungkook también estaba disfrutando en silencio de las manos traviesas sobre su vientre y de la inexistente distancia del cuerpo de Taehyung contra el suyo, mientras su rica fragancia envolvía cada uno de sus sentidos por el tiempo que durara el traslado de la empresa a su hogar.
Ah, tenían mucho trabajo por delante, tanto en lo personal como en lo profesional.
Continuará...
¿Qué les ha parecido el capítulo? Ojalá les haya gustado tanto como a mí, pues la tensión ya se va formando entre Tae y Koo. Espero sus opiniones en los comentarios, porque siempre disfruto leyéndolos.
Les informo que a partir de ahora tomaré en cuenta a las personas que comenten mucho para realizar próximas dedicatorias en este fic, así que si les interesa, ya saben que hacer :3
Y por último, pero no menos importante, les cuento que abrí un canal de difusión en Whatsapp. Si desean unirse, pueden mandarme mensaje directo por Wattpad o encuentran el link directo en mi instagram: kamieshiro. Nos vemos en la próxima actualización, mis corazones.
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