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༻𓊈𒆜3: Rockstar 𒆜𓊉༺

Un día después de la reunión entre alfa y omega puro, los managers acordaron el encuentro entre Taehyung y la banda de Jungkook. Las primeras impresiones del actor hacia los jóvenes que conformaban la agrupación fueron muy distintas a la que el líder de la misma le dio. Taehyung se llevó de maravilla con Yoongi, Hoseok y Jackson, quienes lo trataron de una forma cálida, asegurando la seriedad que tendrían respecto al compromiso laboral que ahora los unía.

El omega de mirada gatuna no se podía creer ninguna de las palabras del vocalista acerca de Kim. Simplemente, no lo imaginaba siendo un mandón, arrogante, y amargado, luego de que tuviera el detalle tan dulce de regalarles unas cajas de galletas carísimas, mientras pedía que cuidaran de él y lo apoyaran con todas sus fuerzas en este nuevo proyecto.

Durante las dos horas de la reunión, Jeon estuvo boquiabierto al ser testigo del comportamiento tan amable del omega hacia sus compañeros. Pero lo que más le impresionó fue lo bien que le cayó a Yoongi, el cual era demasiado desconfiado y serio con todos los seres que respiraran a su alrededor, a menos que compartieran una amistad o un lazo sanguíneo.

Algunas veces lo molestaba diciéndole que con ese carácter ningún alfa se le acercaría por temor a que lo castrara mientras dormía con placidez. Sin embargo, Jungkook dejó de hacerlo con tanta frecuencia desde que Yoongi le dijo que podría ser el primer sujeto de prueba. Jackson y Hoseok se habían reído hasta las lágrimas al ver la cara de susto de su líder.

A pesar de pertenecer a la jerarquía "más débil" según las personas que seguían manteniendo pensamientos demasiado tradicionalistas—estúpido alfismo—, el baterista de Liberté era igual o peor de intimidante que un alfa de sangre pura. Quizá por ese motivo, llegaron a congeniar cuáles piezas de puzzle.

Después de las simpáticas presentaciones y jurar el debido compromiso y responsabilidad para el proyecto, los managers de los dos involucrados les informaron acerca de un asunto que deberían atender en los próximos días.

Jungkook todavía recordaba el semblante lleno de sorpresa de Taehyung, pero este logró disimularlo como el buen actor que era en cuestión de segundos; alegando que le parecía una idea excepcional para calmar las aguas del desastre que él mismo causó por sus comentarios despreocupados.

Porque en un mundo en el que todos aman sacar de contexto las cosas, el omega había regalado material gratis para que los haters del alfa y del aludido tuvieran contenido que explotar por un tiempo considerable en distintas redes sociales antes de aburrirse y seguir con la próxima víctima en turno.

Y ese era el motivo por el que Jeon estaba recibiendo una llamada de su querida hermana.

—Maldición, Somi, ¿por qué me hablas tan temprano? —indagó, poniendo el altavoz para estirarse por completo sobre el mullido colchón de su amplia cama.

Lo que conllevaba un sacrificio gigante, porque lo que más deseaba era seguir enredado entre las sábanas.

—Hola, mi dulce hermanita. ¿Cómo estás? Yo muy bien, Jungkookie oppa.

La chica empleó un tono de voz muy chillón solo para molestar más a su adorado hermano mayor, a quien despertó de su sueño reparador a las siete de la mañana por tener una hora libre en su universidad y por fin haberse enterado de ese chisme del que ella misma se privó por querer concentrarse en sus exámenes.

Somi pertenecía a la jerarquía alfa, pero no contaba con un lobo interior como Jungkook. Tenía diecinueve años y apenas estaba cursando su primer año en la carrera de música en la universidad nacional de artes de Corea. El sueño de la alfa era instruirse lo suficiente en ese ámbito para algún día seguir los mismos pasos de su hermano al conseguir ser una estrella que destacara en la industria por cuenta propia.

Para su suerte contaba con el apoyo de su familia, pero eso no evitaba el no querer decepcionarlos por nada del mundo como para que se replantearan si su decisión fue acertada, por lo que en el periodo de pruebas dejaba todo de lado y se sentaba a estudiar para conseguir las mejores calificaciones.

Ella tuvo la oportunidad de estudiar en una universidad a diferencia de su hermano, que en esa época lo único que sabía de música era lo aprendido en cursos de música cuando era niño; junto a los conocimientos que fue adquiriendo él solo y con ayuda de sus mejores amigos con los que logró formar una banda muy exitosa. Por ese motivo aprovecharía al máximo cada clase o experiencia que recibiera para ser una artista de la que sus fanáticos pudieran sentirse orgullosos.

—No me digas oppa, ya sabes que no me gusta —La regañó con suavidad, tallando su ojo con una de sus manos para acostumbrarse a la luz que apenas ingresaba a su habitación.

La molestia inicial por despertarse en consecuencia a la intensidad de las llamadas de su hermana iba desapareciendo poco a poco, pues desde que la alfa nació jamás logró enojarse con ella por más travesuras que hiciera en su contra. Era de sus personas favoritas, exceptuando a sus compañeros de banda y sus propias madres, porque era alguien con un círculo social muy reducido.

—Pues por eso lo hago, Kook —aclaró con obviedad—. Pero respondiendo a tu interrogante, ya sabes lo intensa que soy cuando estoy en época de exámenes, por lo que de forma voluntaria les entrego a nuestras madres todos mis dispositivos móviles para no perder la concentración.

—Sí, y supuestamente también les dices a tus amigas que no te cuenten sobre ninguna polémica que se esté desatando en el mundo de la farándula, ¿no?

Su hermana era tan minuciosa con ese tipo de cosas y la gente a su alrededor le colaboraba, garantizando así que su objetivo se cumpliera a como diera lugar.

—Exacto, y por ese motivo estoy aquí ahora que me encuentro liberada de mis responsabilidades como universitaria con un excelente promedio. Porque hoy acabo de enterarme de que te metiste en un problema con el etéreo Vante.

Y la sola mención del nombre artístico de Kim Taehyung hizo despertar por completo a Jungkook. Sobre todo, su lobo interno que movió la cola de un lado al otro con gusto.

—No me digas que eres fanática suya.

—Sería pecado que no fuera así, hermanito —ironizó y para el alfa fue fácil imaginar la imagen de Somi rodando los ojos como si hubiera dicho una barbaridad—. Es mi amor platónico, no me importa que sea mayor que yo.

—Si lo conocieras, quizá cambiarías de opinión.

—¡¿Qué!?

Jungkook juró quedarse sordo por unos segundos gracias al grito de la joven alfa. Maldición, debió guardar sus pensamientos para sí mismo sobre ese omega, pues ya podía prever el interrogatorio que le caería encima en los próximos minutos.

—Creo que se está cortando la conexión —Hizo ruidos extraños para dramatizar de mejor manera, escuchándose así mismo decepcionado por la repentina señal caída—. Sí, no te escucho ni la respiración, hermanita. Llama más tarde o mejor otro día.

—Jeon Jungkook no te atrevas a cortarme o te juro que te haré quedar mal con nuestras madres.

El aludido chasqueó la lengua con fingida molestia. Lo había intentado lo mejor que pudo, pero como siempre cometió el error de subestimar a su hermana, quien era de las personas más chismosas que alguna vez pudo conocer. Además, muy alfa y todo, pero eso no evitaba el temor que le seguía teniendo a sus progenitoras.

—De acuerdo, tú ganas.

Jungkook se dejó caer otra vez sobre el mullido colchón tras tomar el móvil y colocarlo contra su oreja luego de apagar el altavoz; esta sería una charla larga.

—Bien, ahora suelta la información que tengas. ¿Cómo es eso de que si lo conocieras? ¿Conociste a mi futuro omega?

—Qué cosas dices. ¿Otra vez estás leyendo esas historias raras, ¿verdad?

Parecía estarla regañando, pero era su forma de distraer a su lobo que gruñó ante la insinuación de la chica. ¿Su omega? Ni en un millón de años, pensó el animal de pelaje azabache, mientras su humano ignoraba el verdadero peso de ese pensamiento.

Quizá su parte lobuna seguía muy impresionada con la belleza y el aroma de ese omega como para continuar manteniéndolo muy presente en su mente. Sí, no existía otra razón para que le llamara tanto la atención o peor aún como para preocuparse por ello. Esto era un capricho, nada más.

—No me cambies el tema, por favor.

Jeon cedió a la petición de Somi, optando por dejar de darle más vueltas al asunto y soltarle todo el chisme con respecto a Taehyung. Obviamente resumiendo las partes que, eran de conocimiento para su hermana, pues ella por su lado ya se había enterado de unas cuantas cosas. La alfa no daba crédito a lo que escuchaba, jamás se imaginó que el universo adoraría tanto a su hermano como para juntarlo con una eminencia como Vante en un trabajo en común.

Y no la malentiendan, ella sabía de sobra lo exitoso que era Jungkook y su grupo; no por nada su parentesco con él, era un secreto guardado para evitar cualquier situación incómoda, pero le seguía pareciendo irreal que alguien lo tomara en cuenta para que fuera una especie de mentor para alguien tan versátil en la actuación. No le veía la necesidad, aunque quizá el director era tan perfeccionista y conocía que a Taehyung le tocó un papel así. O tal vez lo estaba sobre pensando mucho.

—¿Contenta?

—No te imaginas cuanto, te juro por la diosa Luna que quisiera estar en tu lugar—expresó con ilusión, soltando un suave suspiro por la boca que se escuchó a la perfección por el otro lado de la línea.

—¿Acaso no escuchaste la parte en la que te dije que tiene un carácter muy especial?

—¿Y no se supone que tú eres partidario de no juzgar a un libro por su portada? —debatió con determinación—. No quiero ser la abogada del diablo, pero puede que por la situación en la que se vieron inmersos fue que reaccionó así.

—Puede ser, solo el tiempo lo dirá, supongo.

—Dale una oportunidad, tampoco olvides que es de sangre pura como tú y eso significa que es igual de impulsivo que tú.

—Haré el esfuerzo, porque se supone que pensaba hacer eso desde un principio —prometió, sin dejar de mirar la pulcritud del techo sobre su cabeza.

—Perfecto, me conviene que mi hermano se lleve bien con su cuñado.

—Ya deja de decir eso, mejor cuéntame si alguna de nuestras madres sabe de esto.

Jungkook tenía presente que sus progenitoras preferían no estar al tanto de muchas cosas de su carrera por salud mental. A su madre omega le dolía en el alma leer comentarios llenos de odio sobre su cachorro, trayendo como consecuencia que su alfa se angustiara el triple por el sentir de su pareja y los tratos hacia su primogénito.

Cuando apenas iniciaba ellas eran su soporte al momento de recibir críticas, pero conforme fue acostumbrándose a la idea de que por más que te esfuerces nunca complacerás a todos, Jungkook pidió a las mujeres que dejaran de agobiarse por su culpa y le habían hecho caso; por esa razón si ellas se enteraban de algo era por el propio Jungkook, por Somi o cuando de verdad lo ameritaba y algún familiar cercano —de los pocos que tenían—no podía mantenerse callado al respecto.

—No me han comentado nada, quizá te está ayudando que este problema sea muy reciente o ninguno de nuestros familiares crea que es lo suficientemente relevante como para irles con el chisme, pues tampoco es la primera vez que te critican por tonterías, ¿no lo crees?

—Es una inteligente deducción de tu parte, igual hoy tal vez vaya a visitarles y se los cuente yo mismo. A fin de cuentas, estoy ligado a Kim Taehyung hasta que el trabajo acabe.

Ante ese comentario, su hermana celebró dicha sugerencia. Hace rato que no aparecía por su antigua casa y esta parecía ser la excusa perfecta. También aprovecharía a llevarles unos regalos y se quedaría hasta la noche para pasar un tiempo juntos antes de que su agenda no lo deje ni respirar en paz.

El alfa le colgó a Somi unos minutos después, al percibir que otra llamada le estaba entrando. Sin querer la dejó con la palabra en la boca, muy seguramente quería saber más de Taehyung y por el momento, no deseaba seguir tratando el tema. Ya cuando la viera cara a cara debería soportar aquello, así que por el momento lo aplazaría cuanto más pudiera.

La persona que interrumpió su charla era Namjoon, su mánager. Soltó un suspiro de resignación al notar que no hubiera importado quién fuera, ese mañana alguien lo despertaría más pronto de lo normal. Namjoon lo saludó y le explicó que le consiguió un trabajo que no podía rechazar ni en un millón de años.

Le dejó explayarse sobre el tema y cuando el otro alfa le confesó de qué iba la buena nueva, Jeon se quedó boquiabierto. En definitiva, debía de ser tonto cómo para no aceptar ese contrato con una marca tan famosa como Calvin Klein. Se suponía que su mañana sería de descanso, pero parecía ser que necesitaban a alguien de urgencia y que lo tomaran en cuenta era un logro para él.

No era su primera vez trabajando con marcas reconocidas, pero con esta en particular siempre le hizo ilusión porque era indispensable para él usar cualquiera de sus prendas, ya fueran interiores o exteriores. Además, no solo las modelaría para promoción, sino que se convertiría en un embajador; en pocas palabras, se volvería el rostro de CK y algunas de sus fotos tapizarían las diversas tiendas a nivel global.

Ya había ganado en la vida. Nunca le dio pena mostrar su cuerpo, por algo entrenaba tan duro en el gimnasio y en esta ocasión se adueñaría de la cámara.

Dicho y hecho, luego de la llamada de su mánager, Jungkook desayunó algo liviano y se puso ropa cómoda antes de salir en su motocicleta con dirección al sitio en el que se realizaría la sesión fotográfica y firmaría el contrato respectivo.

Namjoon lo acompañó durante las horas que se demoraron en dicha actividad, y cuando se desocuparon, lo invitó a comer en un restaurante fino al que también llegaron sus compañeros de banda. Yoongi, Jackson y Hoseok lo felicitaron por su logro con la marca y se pusieron a conversar sobre todo lo que había sucedido en los últimos tres días.

Lo cierto era que apenas tuvieron tiempo de procesarlo, pero lo que sí sabían es que darían su mayor esfuerzo para que saliera bien. Ellos tampoco querían decepcionar a sus fanáticos ante la responsabilidad tan grande que les otorgaron y que de seguro impresionaría a más de uno.

Durante la tarde, el grupo se dispuso a practicar como solían hacer casi a diario para cualquier presentación de improvisto en la que los necesitaran. Jungkook se despidió de sus amigos y de su mánager a eso de las cinco de la tarde. Se montó en su motocicleta y fue al centro comercial más cercano a la zona. Tomó sus precauciones como las de usar un cubrebocas para no llamar la atención de nadie; aunque lo bueno era que a las tiendas que frecuentaban ya lo reconocían, lo que facilitaba que nadie fuera imprudente al pedirle que se quitara su disfraz improvisado.

Aparcó su Harley-Davidson en el estacionamiento subterráneo del enorme establecimiento que yacía desolado, asegurando su casco en el asiento y revisando en el espejo retrovisor que su apariencia fuera la adecuada antes de subir por el elevador. La música seguía resonando en sus AirPods durante las visitas a las diferentes tiendas en las que compró presentes para su amada familia. Cuando estuvo contento con sus elecciones, salió del lugar con unas cuantas bolsas de marca que fueron pagadas con su black card.

En menos de media hora estuvo en la zona residencial en la que sus madres y hermana vivían, la cual se caracterizaba por ser muy tranquila y poco concurrida, a pesar de no ser privada como tal, mucho menos era lujosa; se podría decir que la habitaba gente de clase media-alta. Por el salto a la fama que el alfa dio con su música, este no dudó en ofrecerles una vivienda en el mismo barrio que el suyo, sin embargo, sus madres se negaron por completo.

Ellas le argumentaron que preferían seguir viviendo en el hogar que consiguieron con sangre, sudor y lágrimas cuando ambas se independizaron de sus familias para formar una propia apenas siendo novias. Ya eran casi veintisiete años desde ese momento, en el que lucharon tanto por estabilizarse económicamente para tener una boda sencilla y unos años después traer a su primer cachorro al mundo. Dicho cachorro a día de hoy era un orgullo para ambas, y su otra hija no se quedaba atrás, por lo que le agradecían a la diosa Luna por haberles dado hijos tan talentosos y maravillosos en todos los sentidos.

Ambas criaron a sus hijos con mucho amor, permitiéndoles seguir sus sueños, pero al mismo tiempo volviéndolos responsables de sus decisiones. Tuvieron épocas difíciles en las que lastimosamente no pudieron darles ciertos gustos, pero sus cachorros nunca les reprocharon, al contrario, las comprendieron y nunca las presionaron o las compararon con otras madres o padres que sí tenían la capacidad de contentar a sus hijos.

Un caso que les dolía en particular fue cuando no pudieron pagarle la carrera de música a Jungkook por su mala situación económica. No obstante, el alfa supo cómo salir adelante y hace muy poco pudo graduarse en modalidad virtual con la intención de justificar los conocimientos que obtuvo de forma empírica. A Jungkook le bastó con contar con el apoyo incondicional de sus madres, por lo tanto, lo primero que ganó también sirvió para hacer unas remodelaciones a esa casa que lo vio crecer desde su nacimiento.

Cuando tocó el timbre, el sol ya se estaba escondiendo por el horizonte, dando paso a la oscura noche en la que las estrellas eran las protagonistas del precioso firmamento. La persona que lo recibió fue su madre omega, Inna, quien por un instante no lo reconoció por el cubrebocas que llevaba puesto.

La mujer lo atrajo a un fuerte abrazo, emocionándose hasta las lágrimas, porque le resultaba demasiado perfecto tener a su cachorro entre sus brazos como antes, cuando seguían viviendo bajo el mismo techo. Además, no se lo esperaba para nada, por lo que nadie debía juzgarla por su reacción. Quizá su hija se lo había ocultado para sorprenderlas y lo agradecía, porque ella adoraba las sorpresas.

—¡Alfa, nuestro cachorro está aquí! —anunció, dejando entrar a su hijo, que continuaba cargando las bolsas con regalos con una sola mano—. ¡Somi, ven tú también!

La omega recibió respuestas positivas al instante por parte de los otros dos amores de su vida, un hecho que la hizo sonreír en grande por unos segundos hasta que su semblante cambió a uno de pura curiosidad cuando sus ojos chocolate se posaron en lo que su pequeño alfa trataba de ocultar detrás de su espalda con poco éxito.

—Es para ustedes, unos regalos de mi parte.

Jungkook le explicó como si le hubiera leído la mente, dejando un beso en la frente de su madre al tener la ventaja de que ella era más bajita de estatura que él. A la mujer se le iluminaron los ojos por ese comentario. En definitiva, su hijo era un amor. El omega, alfa o beta que consiguiera conquistar su corazón se ganaría el mundo entero al tenerlo a su lado.

—No debiste, pero te lo agradezco tanto, mi niño.

La omega soltó varias feromonas, las cuales se sintieron como una caricia directa al sentido olfativo del joven de cabellos azabaches, quien no demoró en rodearla con su brazo libre, mientras le entregaba los presentes que eligió con tanto cariño.

—Es lo menos que puedo hacer, mami.

—En eso te doy la razón, cachorro — La voz profunda de su madre alfa interrumpió la burbuja de cariño con su otra mamá, haciéndolo sonreír por el comentario que ya se esperaba desde que pisó esa vivienda—. Te juro que, si te demorabas unos días más, te hubiera considerado un ingrato por no visitar a tus madres y hermana que te extrañan como si estuvieras al otro lado del mundo.

Heesun no perdió el tiempo para unirse a la enternecedora reunión, abriendo sus brazos para recibir el abrazo que le correspondía. Jungkook obedeció con su característica sonrisa de conejito en los labios, lamento soltarse de su progenitora omega, aunque fuera por una buena causa.

—Yo también las extraño mucho —confesó en voz alta, recibiendo caricias en su espalda y gozando del aroma de su otra progenitora—, pero entre mi agenda y que trato de evitar que la prensa dé con ustedes, se me complica demasiado.

—Lo sé, hijo. Sabes que me gusta molestarte, solo no te pierdas tanto y considera hacer videollamadas con nosotras en lugar de los mensajes que dejas en nuestro chat familiar.

—Te lo prometo, mamá.

—Perfecto, ese es mi hijo.

Cuando se separaron, la alfa les pidió que se sentaran en la sala en lo que esperaban a su hija menor, que como siempre tardaba al estar distraída en su propio mundo. En menos de cinco minutos, Somi apareció con una pijama de conejitos, y fue directo a colgarse del cuello de su hermano favorito; aunque fuera el único, pero ella adoraba decirle así.

Antes de que pudieran desenvolverse en una plática larga y tendida mientras abrían los regalos que Jungkook trajo, Inna dijo que pediría la pizza favorita de su cachorro para que comiera algo delicioso en poco tiempo en lugar de perder una hora cocinando. Y no la malentiendan, era de las actividades que más le gustaban, pero en ese instante lo único que quería era escuchar lo que fuera que su primogénito quisiera comentarles. Heesun y Somi estuvieron de acuerdo, así que ni corta ni perezosa ordenó a domicilio.

En lo que esperaban, las tres mujeres más importantes, de la vida del líder de Liberté, abrieron sus presentes y descubrieron una vez más lo atento que el alfa era, pues les había comprado cosas que sabía les encantarían. Para su hermana eligió un abrigo de la colección de otoño de Louis Vuitton, para su mamá omega un bolso pequeño de Gucci y para su madre alfa unas botas de Dior.

Decir que amaron los regalos fue poco. Los agradecimientos correspondientes fueron recibidos con gusto por Jungkook, quien confiaba en que dichos objetos serían aprovechados al máximo, más por sus madres que amaban vestir bien para ir a sus respectivos trabajos. La alfa era jefa de ventas en una empresa textil y la omega era directora en un instituto privado de idiomas. Les había causado trabajo conseguir esos puestos, pero lo consiguieron con dedicación y esfuerzo.

Eventualmente, Somi tuvo que levantarse para ir a recibir la pizza que llegó en tiempo récord. La susodicha colocó la caja grande sobre la mesa de centro y cada miembro de su familia tomó una rebanada para iniciar su plática. El alfa les comentó un poco acerca de sus últimos días, el contrato con Calvin Klein, los logros internacionales que logró con su reciente single y por supuesto, su polémica con Taehyung.

Heesun al escuchar ese nombre confesó que algo había escuchado en la televisión, pero que prefirió apagarla y esperar a que él mismo les contara. Inna se quejó por guardar esa información tan valiosa para ella sola, sin embargo, se defendió con el argumento de no preocuparla. Igual Jungkook optó por restarle importancia al asunto a pesar de que su hermana lo viera con una ceja alzada por unos cuantos segundos antes de dejarse llevar por su lado fan de Vante.

—Yo sería tan feliz de solo compartir habitación con un omega tan bello como lo es Kim Taehyung — suspiró, y sus madres le vieron intrigadas y su hermano solo se rio.

—¿Un omega con carácter de los mil demonios? —bromeó, limpiando una migajas de la comisura de su boca con una servilleta.

—Para mí es perfecto. ¡El omega de mis sueños al ser puro y dominante por naturaleza!

La alfa mayor abrió su boca en comprensión, si tenía un lobo de sangre pura era obvio que de por sí tendría un carácter difícil de tratar, más si se veía expuesto a una situación tensa con un alfa al que consideraría su "igual" a pesar de la diferencia de jerarquía.

—No lo conoces, yo sí y ya experimenté su fuerte temperamento —Le picó mucho más, le divertía verla con el ceño fruncido.

—¿En serio lo conociste? —cuestionó su madre omega—. ¿Es tan bonito como dice tu hermana?

— Diosa, es eso y más. Quiero saber todo —declaró, olvidando su efímera molestia—. ¿Su olor es tan rico como dicen? —Jungkook rogaba que no tocara ese tema ahí o trataría de rememorar la deliciosa fragancia que quedó grabada con tinta indeleble en su mente desde que conoció a Kim Taehyung—. Bueno, según lo que dicen las personas que lo conocen, lo camufla como la mayoría de los lobos puros hacen. Además de que prefiere el uso de perfumes artificiales. Ya saben, tiene muchos contratos con marcas de perfumería y así.

—Tu hermana sí que está informada, ¿eh?

—Por si no quedó claro, mamá, soy una fiel seguidora y esto es básico para mí —El orgullo en la voz de la alfa menor impresionó a Heesun—. Y que mi hermano lo conociera es como un sueño, porque no me imaginé que algo así sería posible ni en un millón de años.

Jungkook carraspeó para terminar los delirios de enamoramiento de su hermana y reafirmar su punto.

—Como les decía, él tiene un carácter demasiado fuerte y dice cosas sin pensar, así que-

—No sabes lo contenta que estoy de que sea tan confiado de sí mismo.

—No estás escuchando nada de lo que te digo, ¿cierto? —Jungkook negó con la cabeza al ver a su hermana asentir repetidas veces, mientras sus madres se mantenían en silencio al escuchar la charla tan divertida de sus cachorros—. Eres tan rara, Jeon Somi.

—No, es solo que tú todavía no has caído en sus encantos.

¿Quién dijo que no? Su lobo interior dio su opinión, haciéndole rodar los ojos con fingido fastidio. Hablaba solo cuando tocaban ese tema, lo que parecía injusto, pero con ese gesto no le cabía duda que su lado animal se impresionó bastante con la personalidad arrolladora de Taehyung como para tenerlo tan pendiente en sus pensamientos. Sin embargo, no pensaba permitir que ese encantamiento fluyera.

Se notaba a leguas lo distintos que eran y lo mucho que chocarían en el trabajo. No se veía logrando una amistad con el omega. Lo veía tan difícil, pero lo único que deseaba era que no terminaran mal y cumplieran la promesa de sacar adelante ese trabajo que podría ser un antes y después en sus carreras.

—No empecemos con ese tema, hermanita.

Esta charla ya la tuvieron en la mañana y sin querer le tocó ser interrogado más de la cuenta en frente de sus progenitoras.

—Le quiero dar el beneficio de la duda por lo de su jerarquía, tú mismo sueles ser muy impulsivo, y nuestras madres no me dejarán mentir.

—Somi tiene mucha razón. Ya no eres tan así en la actualidad, pero eso es algo muy natural en personas que cuentan con un lobo interno. —La omega justificó, dando la última mordida a su rebanada de pizza. Los demás repitieron su acción, sintiéndose satisfechos al tener su hambre saciada—. Jamás me olvidaré los problemas en los que solías meterte cuando entraste a la pubertad. De pequeño eras un alfa tan calmado, pero después de tu presentación te volviste un huracán.

—No es necesario que me lo recuerdes, mami. Eso fue porque apenas lidiaba con la idea de tener una parte dentro de mí más primitiva y salvaje.

—A la cual a día de hoy tienes bien adiestrada, Jungkookie.

Jungkook le dio la razón a su madre alfa sin pensárselo dos veces.

Una pena que esa creencia se iría desvaneciendo como arena entre los dedos conforme más tiempo pasara con el actor. Porque cuando un misoféngaro, encuentra a su media luna, los instintos pueden descontrolar la situación.

—Date el tiempo de conocerlo, no es bonito juzgar a alguien a la primera, pues tu perspectiva puede llegar a cambiar y te arrepentirás de haber pensado así.

—Mi omega es muy sabia. Hazle caso, cachorro. En el pasado estuvimos en una situación parecida, no nos caímos bien, pero ella no se rindió conmigo y gracias a eso estamos aquí.

—Ya lo veremos, mamá. Le daré el beneficio de la duda.

—¡Así se habla, hermanito! ¡No por nada muchos lo consideran un omega ideal!

—¿Omega ideal?

—Sí, porque en la actualidad, atrae más un omega con carácter fuerte antes que uno que es sumiso y que parece una marioneta que solo quiere complacer a su pareja en lugar de ver por sí mismo. Es parte de su encanto, ¿me entiendes?

—Lo hago, tienes un punto. Nuestra propia madre no entra en el estereotipo de omega sumisa.

Inna sonrió al recordar que su personalidad fue muy abrumadora cuando era joven, mientras se acurrucaba en el hombro de la otra mujer.

—Exacto, y algo me dice que podrías heredar ese gusto de mí—La alfa sonrió al ver el sonrojo que pintó las mejillas de su primogénito—. Aunque quizá es muy apresurado decirlo, porque nunca te hemos conocido una pareja.

—Lo que dice mamá es verdad. Sabíamos por ti que estabas ligando con algunas personas cuando seguías en la preparatoria, pero alguien formal jamás ha pisado la casa.

Mentiras no decían, pues Jungkook siempre fue muy raro en cuanto a las relaciones que tenía. A veces se encontraba con personas con las que la química era buenísima, pero sus olores les restaban tantos puntos que le era imposible mantenerlas por mucho tiempo. Y eso era algo que le sucedía desde que era un adolescente. Nunca le comentó a su familia ese detalle, y tampoco pensaba hacerlo, le daba un poco de pena y a día de hoy poco a poco aprendió a lidiar con ello. De vez en cuando lo que hacía era pedirle a la otra persona con la que intimaba que usara supresores y así la experiencia era menos horrible.

Y muy dentro suyo, esperaba que algún día encontrara a alguien que su aroma natural le pareciera tolerable.

Probablemente, ya lo halló, pero en su mente era una muy mala opción.

—Justo ahora estoy enfocado en mi carrera. —Se excusó con una sonrisa de labios—. Cuando esa persona especial aparezca en mi vida, no duden que serán de las primeras en enterarse.

—Me fascina esa idea, cachorro. Ojalá que a quien traigas ya sea la pareja con la que quieras sentar cabeza. Nosotras no nos hacemos más jóvenes mientras los días pasan y si quisiéramos verte con unos lindos cachorritos antes de irnos al otro mundo.

—No digan eso, y créame que es algo que tomo muy en cuenta, porque también es mi deseo.

Tal vez estaba inseguro de muchas cosas que pudiera querer a futuro, pero tener cachorros era un hecho que sí entraba a sus planes. Porque quería replicar su excelente crianza con su hijo o hija. Y no le importaba mucho si no encontraba a una pareja, él de todas formas lo llevaría a cabo, pero no negaría que más ilusión le hacía era tener alguien con quien compartir eso.

El tema cambió luego de esa declaración, porque la omega se decidió a interrogar con más profundidad al vocalista sobre la parte que le tocaría desempeñar en el trabajo con el actor. Al mismo tiempo en que las otras dos alfas opinaban al respecto y le animaban a dar lo mejor de sí mismo.

La noche se les pasó volando después de que se pusieran a ver unas películas y a Jungkook le tocara devolverse a su hogar, en el que Bam ya lo esperaba para pasar un tiempo con él. El beta que cuidaba a su mascota cuando se lo pedía hacía un trabajo excepcional, pero el dóberman siempre elegiría a su verdadero dueño por sobre todos.

Mañana sería un nuevo día y tendría otras cosas por las que preocuparse antes de dar el anuncio oficial del proyecto que lo uniría al omega de sangre pura.

Porque cuando ese momento llegara, su vida cambiaría para no volver a ser la misma.

❤️‍🔥

—Aquí tienen su pedido, jóvenes.

Una beta se retiró tras realizar una corta reverencia al alfa y omega, que eran como almas gemelas, quienes se convirtieron en clientes frecuentes de la cafetería que puso junto a su pareja hace menos de dos años. La misma estaba situada en Gangnam, por lo que era un establecimiento muy concurrido por gente famosa como el actor y bailarín que acababa de atender.

—Muchas gracias, linda. Como siempre tan amable —El omega de cabellos de oro le agradeció y halagó, mostrándole una sonrisa cuadrada capaz de hacer suspirar a cualquiera.

—Sí, gracias por tan buen servicio—secundó Jimin a Taehyung, sonriendo con suavidad a la fémina, que no demoró en responderles con el mismo gesto antes de desaparecer del campo visual de ambos.

—Diosa, te juro que me moría por comer aquí—Taehyung soltó un gemido de pura satisfacción por la taza de mocaccino—la única forma en la que podía consumir algo de café, pues no era de sus bebidas favoritas— y los rollitos de canela servidos frente a él—. Con tu permiso, voy a darme el gusto.

Sin esperar alguna respuesta de Jimin, el omega tomó una de las masitas dulces y se la llevó a la boca para darle un considerable bocado.

—Provecho, TaeTae —Le dijo Jimin, agarrando el vaso de cristal que contenía un batido de frutos rojos para darle un corto sorbo—. Esto está tan rico, así que entiendo tu sentimiento—Acto seguido, le dio un mordisco al sándwich de jamón de pavo—. Sí, no importa que sea lo que comamos, sigue siendo maravilloso.

—Lo sé, necesitaba un buen desayuno antes de enfrentar el compromiso que tengo en unas horas.

Jimin suspiró por la boca, dejando su deliciosa comida otra vez en el plato para el mensaje que daría a continuación. A su amigo le encantaba ahogarse en un vaso de agua, pero lo amaba y por ese mismo motivo le daría las respectivas palabras de aliento que sabía necesitaba escuchar.

—Se supone que dejaron las cosas bien claras entre los dos por el éxito de este trabajo. Anímate y verás que fluirán como los excelentes profesionales que se supone que son.

—Tienes razón, igual ya tuve unos días para prepararme mentalmente—consideró, poniéndole un poco de azúcar a su bebida—. Debería de dejar de quejarme y enfrentarlo de una vez por todas.

—Te harás un favor, créeme. Deja de agobiarte por cosas que ni pasan, ya tuvimos una conversación seria sobre el tema y considero que fuiste muy rudo con ese alfa.

Taehyung recordó lo mucho que se avergonzó cuando su mejor amigo le señaló ese hecho el día que se lo contó. Quizá la jodió más que con su propio comentario y de cierta forma eso le causaba ansiedad. Su intención era demostrar el control que tenía en la situación, pero a los ojos del alfa quedó como un idiota narcisista. Por ese motivo temía que lo suyo fuera tan incómodo que no se diera como debía y se tornara demasiado problemático.

—Sí, ya sé. Debo disculparme pronto con él.

A su lobo interno le encantaba esa idea. Todavía seguía resentido con su parte humana por ser tan tonto con el alfa poseedor de esa encantadora fragancia que lo incitaba a tirarse panza arriba.

—Eso, no seas un orgulloso de mierda. Ese no eres tú, permítele conocer al verdadero Tae. No descartes la posibilidad de que se vuelvan amigos. A fin de cuentas, tendrán que compartir juntos por mucho tiempo.

—De acuerdo, Jiminnie.

Su amigo era la voz de su consciencia cuando se ponía estúpido de un momento a otro. Era una forma de defenderse que mantenía muy arraigada a su ser, pero se esforzaba en trabajar en ella con su psicólogo. Aunque parecía que le quedaba mucho trabajo por delante.

—Así me gusta. Ahora, sigamos comiendo.

Taehyung movió la cabeza en un gesto afirmativo, permitiéndole a su acompañante que le contara algunas cosas que tenía pendientes por charlar con él. Tan ensimismados estuvieron por unos largos minutos en los que degustaban su desayuno y conversaban que no repararon en el hecho de que la beta encendió la pantalla de televisión que yacía colgada en una pared no tan cercana a ellos, pero que seguía siendo visible por su tamaño.

La mujer puso el primer canal que se le ocurrió, casualmente era uno en el que pasaban un programa de farándula con las primeras noticias de la mañana. Literal ese era su lema, informar con el contenido más reciente que pudiera existir sobre los famosos del país.

Al ser tan pronto, el local estaba casi vacío. Solo estaban ellos en una mesa un tanto alejada y unas dos chicas más que parecían muy inmersas en su propio mundo hasta que una de ellas chilló con auténtica emoción. Del susto, Taehyung casi se riega todo el mocaccino encima. Se recuperó en segundos de la impresión, pero antes de decir algo sobre eso a Jimin, decidió dirigir sus orbes avellana a la TV. Su boca se abrió por inercia, pues lo que veía era lo último que siquiera se le ocurriría atestiguar por cuenta propia.

—Oye, ese no es-

—Sí, es Jeon Jungkook.

Modelando para Calvin Klein, mostrando un envidiable paquete de ocho músculos abdominales, la línea en "v" hacía resaltar el bóxer oscuro, mientras lucía salvaje con esos cabellos largos con cierto toque de humedad. Su mirada era feroz, atrevida, seductora, pero al mismo tiempo coqueta y traviesa. Sabía provocar como un verdadero maestro, él siendo modelo muchas veces tuvo que ponerse en dicho papel para hipnotizar a quien fuera que viera sus fotografías.

Tenía potencial, muchísimo. Un rockstar con cada una de las letras.

Él pagaría por todo lo que le vendiera. Sobre todo, si le modelaba más de cerca, la prenda oculta tras ese pantalón de mezclilla. El omega se sobresaltó cuando ese pensamiento cruzó su mente, moviendo su cabeza de un lado al otro para hacer desaparecer las ideas locas que estaban invadiéndolo.

—Wow, lo hace bien—reconoció el alfa, sin dejar de observar el comercial que tenía locas a las otras clientas de la cafetería. Seguramente eran fanáticas del chico.

Sin embargo, por estar tan concentrado en aquello, se perdió la reacción de impresión en su alma gemela. Cuando la publicidad finalizó en ese segmento del programa, Jimin giró su cabeza para encarar a Taehyung y así notar los pómulos pintados de un tenue color rojizo.

—¿Estás bien? ¿Por qué pareces un tomate?

—Creo que me tomé muy rápido esto—señaló la taza que ahora estaba vacía, pues no se le ocurrió otra cosa que quemarse la boca para interrumpir el rumbo extraño de pensamientos que experimentó segundos atrás—. Ya sabes que a veces no tolero bien lo caliente.

—Mmm, supongo...

—S-Sí, ¿ya acabaste? —inquirió en un tartamudeo, recibiendo un asentimiento, porque efectivamente el alfa ya se había devorado todo su desayuno—. Entonces vámonos ya, hay que aprovechar el tiempo.

El omega se incorporó con rapidez, girándose hacia el mostrador en el que cancelaría el precio a pagar, porque él fue la persona que invitaba en esta ocasión. Jimin ladeo la cabeza, todavía sin comprender muy bien la rara actitud de su amigo, hasta que un pensamiento fugaz cruzó por su mente y una sonrisa divertida se posó en sus carnosos labios.

Esta historia sería interesante acompañarla de cerca.

Porque tal vez, solo tal vez, si era cierto que los polos opuestos se atraen por más resistencia que tengan los involucrados o las situaciones en las que se desenvuelven.

Continuará...

Mil perdón por la demora, espero les haya gustado este capítulo. Les prometo no tardar con el próximo, pues ya tengo avanzado una buena parte y se pone mejor.

Cuéntenme que les pareció un poco de la historia de Jungkook y cuáles son sus opiniones acerca de su familia. Yo las amo a todas.

Gracias por estar al pendiente y apoyarme tanto, les adoro.

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