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༻𓊈𒆜2: Best day of my life 𒆜𓊉༺

—Si esto es una cámara oculta, déjame decirte que no es nada graciosa, hyung.

A lo largo de su carrera lo sometieron a tantas bromas que no le parecía descabellado pensar que se trataba de una. Giró su cabeza de un lado al otro, impaciente por ser testigo de la revelación del personal detrás del divertido montaje. Ya estaba planeando poner una cara de sorpresa digna de aparecer en distintos medios digitales, pues era obvio que su reacción sería viral.

—¿Me estoy riendo? —cuestionó con rudeza al otro lado de la línea—. La jodiste en grande. Así que tendrás que soportar lo que te toca por abrir la boca, mi querido Vante.

El omega se llevó una mano a la cabeza. Su dolor por la resaca parecía haberse esfumado ante tal revelación. Vaya forma de iniciar el día, ¿no?

—No estoy entiendo nada —expuso con honestidad—. No juegues así conmigo.

—Mira, cariño. Recapitulemos los hechos, ¿de acuerdo?

El alfa escuchó un bajo "sí, hyung", por lo que continuó con su monólogo explicativo hacia el menor. Lo que necesitaba es que entendiera para que se acostumbrara a la idea de lo que tendría que vivir durante los próximos meses.

—Ayer estuviste en una entrevista, te mencionaron al alfa rockstar más influyente de Corea del Sur en la actualidad y cometiste el grave error de mencionar que no lo conocías. Yo sé que no es tu culpa, ni tu obligación estar al tanto de todos los artistas de la industria, pero una muy fea cancelación le está cayendo a los dos. A ti por parte de los fans de su banda y a él por tus seguidores leales.

Taehyung soltó un suspiro cansino. Lo que le faltaba. ¿Cuándo sería el día que no sacaran sus palabras de contexto? Al parecer, nunca de los nunca. A los medios les fascinaba meterlo en líos, fueran grandes o pequeños.

—Eso lo tengo más que claro, pero lo que no entiendo es a qué te refieres con que trabajaremos juntos. ¿Acaso es un actor amateur?

—Esto no tiene nada que ver con la actuación de forma directa. Él no es ningún novato. No lo repitas como si no fuera nada —resopló Seokjin antes de darle un largo trago al agua de coco que bebía, mientras un hermoso paisaje playero se desarrollaba frente a sus ojos.

Este era un buen consuelo para el estrés que estaba viviendo durante sus preciadas vacaciones.

—¿Entonces? Necesito más información, no soy adivino a pesar de que ese fue uno de mis mejores papeles en el pasado.

Y no solo eso, también era la primera vez que trabajaba de villano. Más específicamente se puso en el personaje de un alfa hechicero que no le importaba manipular a todos para conseguir sus crueles objetivos. Ese trabajo le dio el reconocimiento de actor del año y demostró que un omega no tendría problemas para interpretar a la que muchos seguían considerando como la jerarquía superior. En ese sentido, pavimentó el camino para otros compañeros a los que les negaban papeles por su casta. Una razón por la que siempre estaría agradecido con el director que confió en su talento y carisma para desenvolverse en lo que más le gustaba.

—El productor del drama me comunicó que para asegurarse de que podrías interpretar tu nuevo papel de la mejor manera, te conseguiría un tutor y adivina qué, ese será Gguk.

—No puede ser —murmuró, llevándose un pedazo de tostada a la boca por mera ansiedad.

El sabor de la mantequilla impregnada en la esponjosidad del pan estaba ayudando a calmarlo como nunca antes imaginó que necesitaría.

—Sí, claro que puede ser. Tú mejor que nadie sabe que esta industria está llena de favores, influencias y beneficios, por lo que no solo tú saldrás ganando de este trato.

—¿Hay más? Venga, sorpréndeme.

El omega peinó su cabello hacia atrás, mientras escuchaba el resto del parloteo de su mayor. Tanto su empresa como la del alfa habían jugado de manera perfecta sus cartas para lograr esta inesperada y particular colaboración.

—¿Entendiste lo que te dije, Taehyungie?

—A la perfección, Jin hyung.

—Genial, volveré pronto para organizar una reunión con el mánager de Gguk para que él y tú puedan conocerse y dar la buena nueva al público. Por el momento, ambos lados sacarán comunicados para relajar las aguas y tratar de disminuir el odio en las redes, así que no tienen nada de lo que preocuparse.

—Bien, no volveré a meter la pata con ningún comentario hasta que esto quede en el olvido.

—Eso ya es un gran logro para ti, mi querido Vante —bromeó el alfa más tranquilo en comparación al inicio de la conversación—. Por último, revisarás el contenido de tu correo para que compruebes mis palabras y no creas que exagero en cuanto al alboroto mediático que se armó.

—Es lo que haré en un rato, tranquilo. Sigue disfrutando de tu viaje.

—Lo intentaré, cuídate mucho.

—Tu igual. Adiós, mi adorado hyung.

Tras esa despedida, Taehyung se incorporó y recogió los platos que debía lavar en el fregadero, mientras se dejaba llevar por sus pensamientos. Tenía tanto que analizar, pero se lo tomaría con calma. De todas formas, a partir de ahora contaría con el tiempo necesario para prepararse para lo que fuera que viniera.

Minutos más tarde, se encontraba en la habitación designada para su dulce cachorro, quien siempre era bien atendido por una amable beta que tenía acceso a su departamento para cumplir con dicha labor cuando a él se le dificultaba por cuestiones laborales. Cuando Yeontan despertó por la intromisión a su zona segura, se puso en alerta, pero al ver que se trataba de su dueño, no demoró en recibirlo con cariño. Movía su colita de un lado al otro, dejando muchas lamidas en el rostro de Taehyung, quien se enterneció inevitablemente.

Luego de los mimos que dejó en la cabeza del perro pomerania, el omega se acomodó en el sofá que había en el lugar para cumplir con la promesa que le hizo a Seokjin, mientras su mascota se acomodaba en su regazo con la intención de hacerle compañía. Estuvieron así por una hora y media, hasta que ambos cayeron en el sueño de Morfeo, disfrutando del ameno tiempo de calidad que hace tanto no disfrutaban como merecían.

Taehyung durmió sin pensar en nada, olvidándose de cualquier preocupación que lo pusiera ansioso antes de que siquiera sucediera.

Por otro lado, Jungkook se devolvía a su hogar en su Harley-Davidson tras una acalorada charla con su mánager y compañeros, la cual seguía resonando en su mente con la misma intensidad de la música que escuchaba en sus AirPods. Los nudillos de sus manos apretadas en el manillar de la moto se tornaron blancos, conforme aceleraba la velocidad y la característica adrenalina se colaba en su sistema.

El riff de guitarra de Back in Black de AC/DC combinaba tan bien con sus sentimientos contrariados por lo vivido minutos antes. Grande fue su sorpresa al enterarse de que ese bonito omega sería su nuevo compañero de trabajo y que, a su vez, él sería una especie de instructor para que el mencionado pudiera ejecutar al personaje que interpretaría a futuro.

Ignorando por supuesto los detalles extras que se sumaban al contrato firmado por Moonchild y Epiphany Entertainment, la empresa del famosísimo y cotizado Vante.

Diosa, algún día lo matarían con ese tipo de noticias. Su mánager no tenía piedad de él.

Sin embargo, lo que seguía molestándole al alfa de sangre pura era el comportamiento extraño de su lobo. Jamás lo percibió tan inquieto como en la actualidad, tan solo esperaba que no fuera por una razón mala, pues lo menos que deseaba eran más problemas relacionados con Kim Taehyung.

Suficiente con la experiencia de ser perjudicado en un tema por una tercera persona. No culpaba a la presentadora de Weekly Entertainment, porque no negaría que le subió el ego escuchar las cosas tan buenas que decían sobre su banda y persona. Lo que sí era una pena fue que estos comentarios se vieran empañados por las palabras despreocupadas del actor y modelo. Aunque tampoco lo criticaba, pero en su mente seguía creyendo que existían mejores maneras para zafarse de conversaciones incómodas como la que tuvo con la entrevistadora.

Quizá podría mencionárselo cuando lo conociera.

Sí, cuando lo viera en vivo y en directo.

Con sus hyungs prefirió disimular sus emociones mediante una fachada de indignación que, si sintió, pero que no era tan persistente como seguro creyeron.

Más le podía la intriga que le causaba el omega.

Lo primero que captó su atención fue su etérea apariencia. Era hermoso, no existía otra palabra para describirlo, aunque su mirada era fiera como la de un tigre que caza a un desprevenido ciervo. El tono avellana de sus orbes cubiertos por densas pestañas parecía albergar un fuego que jamás se extinguiría, era demasiado profundo si lo comparabas con los ojos inocentes de los omegas comunes. Por ese motivo, Jungkook lo confundió durante unos instantes con un alfa, pero al enterarse de la pureza de sus genes, sus interrogantes se resolvieron en un santiamén.

Los omegas puros eran igual de raros que los alfas de esta clase, siendo los más fuertes de carácter en cuanto a la jerarquía establecida por la misma diosa Luna. Lo que le provocaba cierta preocupación, porque daba rienda suelta a tres opciones que no le iban de la cabeza: su trato sería muy bueno, cordial o fatal.

De verdad ponía su esperanza en encontrar un balance perfecto o detestaría cada uno de los meses en los que estarían trabajando hombro a hombro con Taehyung.

El tiempo le diría lo que sucedería en su relación profesional y tal vez de amistad.

❤️‍🔥

—No me jodas, Tae. La desgracia te persigue.

—¿Gracias? Se supone que deberías consolarme, no burlarte de mí.

Taehyung rodó los ojos, siguiendo las caricias detrás de las orejas peludas de Yeontan, mientras un programa cualquiera se reproducía de fondo en su televisor de alta gama. Cuando se despertó de la siesta que tomó con su cachorro, el omega se estiró y decidió trasladarse junto al can a su sala para realizar una llamada a su mejor amigo y alma gemela, Park Jimin.

—Es inevitable. Pero lo que más irreal me parece es que me perdiera del problema cuando se desarrolló.

—Culpa a tu maratón de películas.

—El cual fue interrumpido porque fui a sacarte de esa fiesta y llevarte sano a tu hogar antes de que hicieras alguna tontería.

El alfa valoraba en demasía los momentos de ocio en los que podía recostarse en la cama o en el sofá. Comiendo palomitas de maíz u otro snack, entreteniéndose con películas de una saga predeterminada o con una serie nueva que le resultara interesante. No por nada pagaba diversas plataformas de streaming mensualmente.

—Ya me disculpé y te agradecí. Tampoco olvides que tú mismo te ofreciste a hacerlo.

—Lo sé, y por mí no hay problema, pero a veces siento que te vuelves más rebelde cada vez que lo hago —razonó, recordando las actitudes de su amigo la noche anterior.

—¿De qué estás hablando, Jiminnie?

—Pues...

El alfa le resumió lo sucedido, comentándole que, al estar tan borracho, Taehyung hizo berrinche cuál niño pequeño, no queriendo separarse del grupo con el que estuvo. Era una suerte que Bogum también le cuidara las espaldas para que no tuviera inconvenientes con la prensa.

—Lamento tanto el espectáculo que te monté —se disculpó, mordiéndose el labio inferior por la vergüenza que le dio—. No pienso negar que me excedí con el alcohol, pero estaba con los ánimos muy altos y fue demasiado tentador para mí.

—Lo entiendo, es solo que todavía me impresiona lo leal que Bogum a pesar de que lo rechazaste. Es decir, no es algo malo, pero usualmente la gente a la que rechazas luego no quiere volverte a ver nunca más, ¿me entiendes?

—Claro que lo hago y lo aprecio como no tienes idea —reveló.

—Lo ves como amigo, no como alfa, lo tengo presente, Tae.

—Exacto, te juro que sería tan fácil si pudiera fijarme en un alfa tan bueno como él, porque es un amor de persona, pero no creo que nuestra relación funcione si no es de amistad y su olor le quita muchos más puntos.

—¿De verdad no te gusta? —inquirió con curiosidad.

El bailarín conocía desde hace bastante tiempo la extraña condición de su amigo, pues en una de las primeras fiestas en las que coincidieron, tuvo que sacarlo al exterior para que no devolviera toda la comida gourmet que ingirió minutos antes.

—Lo disimulo como mejor puedo —se sinceró—. A día de hoy es una suerte que el tuyo me parezca de los más tolerables y no me den ganas de vomitar cuando estoy cerca de ti.

—Qué honor. Pero, si no fuera por la cuestión del olor, ¿tampoco le darías una oportunidad?

—No, porque la única química que he sentido con él es la de un amigo. Sabes que soy tan raro para las relaciones.

—Y qué lo digas, Tae. Eres demasiado selectivo.

Taehyung no se ofendió por ese comentario, pues era muy cierto. Cada uno de los alfas que le llegaron a gustar no pasaron de seis meses de relación con él, porque por más atracción o sentimientos que existiera de por medio, nadie lograba convencerlo por completo.

Y eso le frustraba como la mierda. Ya casi cumplía treinta años—tiene veintiocho—y no lograba sentar cabeza con nadie. Su sueño oculto de tener una linda familia, una marca adornando su cuello y un romance de ensueño parecían tan lejanos conforme el tiempo pasaba.

Intimar con sus parejas o ligues cuando se olvidaban el supresor de olor se volvía una experiencia desesperante. A veces no lloraba por la estimulación o el placer en general, lo hacía porque sentía ahogarse en aromas que lo mareaban de la peor manera.

Su vida sexual era desastrosa en ese sentido. Por eso, era demasiado intenso en recordarles a sus compañeros de cama que lo ayudaran con ese detalle, inventando las mejores excusas que se le pudieran ocurrir en el proceso.

Algunas más locas que otras, pero era una ventaja magnífica que ninguno de esos alfas le diera importancia a su rara demanda al querer saciar sus deseos carnales.

El último encuentro de dicha índole que tuvo fue hace un mes aproximadamente, le gustó, pero no le voló la cabeza como seguía esperando que sucediera. En serio se preguntaba si existía un alfa que fuera capaz de darle un orgasmo digno de recordar.

Guardaba la fe de que el alfa que lograra enamorarlo hasta desear una marca de pertenencia sería el paquete completo: un dios en la cama, un caballero fuera de ella y un hombre dispuesto a ser el padre de sus cachorros nonatos.

¿Era mucho pedir? Tal vez sí, pero la vida le enseñó a no ser un conformista. Tampoco trabajó tan duro estos años para juntarse con el primer alfa que se le cruzara en el camino, no estaba tan desesperado. Él quería una pareja que lo hiciera suspirar como idiota y fantasear con cursilerías. Y si su destino era quedarse soltero y con muchos perritos como Yeontan, no le quedaría de otra que aceptarlo.

Regresando al tema del último polvo que experimentó con un alfa llamado Park Seojoon, quien era un actor muy cotizado en la industria, al igual que él, lo único que Taehyung podía comentar es que después de haber intimado, al alfa se le acabó el efecto del supresor y su aroma mezclado con el del sexo, lo hicieron correr de ese hotel como si hubiera compartido cama con el mismo diablo.

A día de hoy seguía platicando de vez en cuando con el guapo joven, pero con ninguna intención oculta que no fuera de amistad, pues no quería darle señales de querer repetir su encuentro o algo así.

—Me conoces de sobra. Cero contacto con alfas por el momento, todavía me sigo recuperando de lo sucedido con Seo.

—Pobre, debió quedarse muy confundido cuando abrió los ojos al día siguiente y comprobó que desapareciste, por no decir que lo dejaste ahí tirado.

—Me dio pena, pero el impulso fue más fuerte —La imagen del alfa dormido, mientras él tomaba su ropa regada en el piso con cautela, era una imagen que seguía siendo muy vívida para el omega puro—. A veces creo que la diosa Luna me está castigando.

—No blasfemes contra la diosa, Tae —lo reprendió—. Tal vez es lo contrario y alguien pronto aparecerá en tu vida.

—¿Tú crees eso?

Su amigo solía ser muy soñador, así que ese comentario no le pareció tan loco viniendo de su parte.

—Quién sabe y ese tal Gguk pueda ser un buen prospecto.

El omega arqueó una ceja y se soltó a reír con ganas. Jimin era tan bromista cuando se lo proponía, ni los payasos le causaban tantas risas auténticas como él.

—Me hiciste el día con esto, Jiminnie—se sobó el abdomen, porque su estómago dolió por las carcajadas que se le escaparon y terminaron despertando a Yeontan.

—¿Por qué no? Creo que harían linda pareja.

—Es hora de que dejes de ver series o películas románticas, la realidad no es un cuento de hadas— lo regañó y confesó sin pena—. Además, ni siquiera le he visto la cara.

—¿Entonces mentiste cuando dijiste que viste lo que Jin hyung envió a tu correo? Estoy seguro de que ahí debió estar al menos una foto de Jeon Jungkook.

—Solo leí los artículos de puro texto, en cuanto a fotos no vi nada. Y tampoco tenía ganas de buscar su rostro en Naver.

—¿Eso significa que esperarás a conocerlo para descubrir cómo es?

—Eso mismo, me dejaré sorprender para comprobar si las palabras de la entrevistadora de Weekly Entertainment mentía o no.

—Joder, eres un caso perdido.

—Es parte de mi encanto —aseveró, imaginando que Jimin rodaba los ojos ante su pícaro comentario—. Ahora, cambiemos de tema y cuéntame cómo te ha ido en la sesión de fotos para Dior.

Ante esa petición, el alfa cedió a los deseos de su alma gemela, como era habitual. Taehyung tenía ese efecto en las personas, rara vez podías negarle algo y sabía usarlo a su favor. No por nada escaló a niveles impresionantes dentro de este mundo, siendo un simple omega.

Dicho y hecho, Kim siguió al pie de la letra la promesa de no buscar nada acerca de Jungkook. No lo conocía antes del escándalo, por lo que eso nunca le quitó el sueño. Ahora no debía ser diferente, pues era cuestión de días para interactuar con él.

Eventualmente, una semana entera transcurrió y como todos los escándalos de artistas, la intensidad de la polémica fue apagándose de la misma forma en la que inició. Durante ese periodo, Taehyung se mantuvo al margen al no salir de su apartamento más que para pasear a su tierna mascota. Tampoco es como que le hiciera falta, pues cualquier cosa que necesitara, podía pedirle a alguien que se la trajera.

Vivir en una zona tan privada, garantizaba su tranquilidad ante cualquier medio que quisiera invadir su privacidad. Por eso, no tenía preocupación alguna.

A fin de cuentas, su concentración estaba puesta en el libreto que estudiaba con anterioridad para que el trabajo no se le hiciera tan pesado llegado el momento. Jimin lo visitó durante su tiempo libre y ambos pasaron tiempo de calidad juntos como los mejores amigos que eran, pero fuera de eso.

El omega de cabellos rubios salía de su baño de burbujas cuando un mensaje de Seokjin—quien llegó unos dos días antes a Corea del sur—captó su atención.

"Es hora, te veo en esta dirección para que conozcas a tu nuevo compañero".

Taehyung supo que no existía escapatoria, debía enfrentarlo y acostumbrarse a la idea de ser instruido por ese alfa al que todavía no le ponía una cara. Se vistió con un conjunto casual y peinó sus cabellos solo con las manos. Llamó a la cuidadora de Yeontan y cuando la fémina le dijo que iba en camino a su hogar, el omega fue a por su automóvil—un lujoso Genesis GV80— al garaje del complejo en el que residía.

La música de Jazz se colaba por los altavoces del vehículo, mientras el GPS lo guiaba a la zona establecida. Al parecer se trataba de la empresa de Jungkook y su banda Liberté, Moonchild Entertainment. Su manager debía esperarlo afuera de la misma antes de ingresar y tener una conversación larga y tendida sobre la colaboración entre las dos estrellas de sus agencias.

A Taehyung le sorprendió bastante que Seokjin no fuera el que los citara en las oficinas de Epiphany Entertainment, pero cuando este le explicó que lo decidió así con el otro agente por el simple hecho de que al actor era el que debía pasar más tiempo en el ambiente del rockstar por excelencia. Lo que tenía mucho sentido, así que optó por no opinar nada malo al respecto.

Por otro lado, Jungkook caminaba de un lado al otro en el estudio, acomodando unos mechones azabaches que caían de forma rebelde sobre su frente. Namjoon creía que en cualquier instante podría hacer un hueco en el piso. Entendía sus nervios por la primera reunión con el omega y su agente, pero pensaba que exageraba un poco.

Dicho alfa estaba tan equivocado.

Porque el gran Gguk no había pegado ojo en la noche a causa del aviso que le hizo. No obstante, se esforzaría en aparentar su verdadero estado.

Cuando la puerta de la habitación se abrió, Jeon detuvo sus movimientos para girar la mitad de su cuerpo y encarar a Vante. El omega lucía un pantalón de tiro alto color beige, un suéter verde oscuro con cuello redondo y unos mocasines cafés como calzado. Más cómodo no podía estar, pero lo que verdaderamente atrajo al alfa fue el rostro limpio de maquillaje con cero imperfecciones.

La piel acanelada se notaba suave como la seda y ese fuego en los orbes avellanados seguía tan presente como la primera vez que lo atestiguó. Bonito, muy bonito. Como un ángel caído del cielo y bendecido por la madre Luna. Y ni que decir de su aroma a fresas y moras con un toque de... ¿Violetas? Posiblemente, era un perfume de los muchos que promocionaba.

El lobo negruzco que residía en lo profundo de su alma gruñó bajito, tan complacido por esa fragancia cautivadora y deliciosa. Si fuera un alfa que no controlaba sus impulsos, ya estaría clavándose en el cuello ajeno para obtener más de él.

Se quedó sin habla por unos segundos que parecieron eternos, hasta que el propio Taehyung lo sacó de su burbuja con un tono de voz muy serio.

—Buenos días, es un gusto poder conocerlos.

—El gusto es nuestro, Taehyung-ssi, Seokjin-ssi.

El manager de Jungkook les dio la bienvenida con una sonrisa afable en la que sus hoyuelos eran los protagonistas.

—Gracias, Namjoon-ssi— Seokjin ofreció su mano al mencionado para que este le diera un apretón amistoso.

El par de alfas no pudieron quitarse la mirada de encima durante el proceso, pero las otras dos personas en la habitación ni siquiera lo notaron al sumergirse en una batalla de miradas que parecía no querer terminar.

Taehyung analizó de pies a cabeza a Jungkook a pesar de su semblante estoico.

Era atractivo, esa chaqueta y pantalones de mezclilla junto a esas botas negras le quedaban a la perfección. Cualquier ser con un par de ojos funcionales podría alabar sus atributos, aunque su olor era hechizante.

Su lobo interno de un precioso color marrón no demoró en ponerse boca arriba, mostrando la pancita, mientras soltaba soniditos de satisfacción. Kim lo ignoró por tranquilidad mental, su parte animal debía estar siendo afectada por algo más, ¿cierto?

Lo cierto es que no lo podía apreciar bien del todo, porque el alfa parecía estar suprimiendo su aroma—algo común en los lobos puros, pues sus fragancias naturales eran el doble de fuertes que el promedio. El omega también lo hacía con frecuencia—con algún supresor que lo volviera más tenue y delicado para los sentidos olfativos del resto.

Ginebra, jengibre y un toque cítrico parecido al limón.

Este último quizá era parte del supresor, porque nunca antes supo de alguien que tuviera tres olores. Aunque esto era lo de menos, pues no le cabía en la cabeza que este alfa de cabellos largos y azabaches fuera poseedor de un aroma tan bueno.

Tenía que ser un mal chiste de la vida o quizá era cuestión de tiempo para que ese rico olor le pareciera insoportable como el de los demás. Sí, eso debía suceder. O si era benevolente, no le molestaría tanto como el de Jimin o el de Bogum, que tampoco era tan malo si le tocaba valorarlo.

El alfa parpadeo repetidas veces, le estaba resultando difícil soportarle la mirada a ese omega. Sin embargo, fue salvado por su mánager cuando este se interpuso entre los dos.

—Esperamos de todo corazón que se lleven bien y que su colaboración sea memorable para sus fandoms, chicos.

—Es lo que más deseo, que no haya duda de eso —comentó el omega, haciendo una corta reverencia al alfa, quien se sorprendió por la acción.

No era necesaria, tampoco la merecía, porque era menor y contaba con una trayectoria corta a comparación del joven de piel canela. Tal vez quería demostrarle que no tenía intención de hacer incómodas las cosas luego del escándalo, por lo que le correspondió de igual forma.

—Pensamos lo mismo. Un placer, soy Jeon Jungkook o Gguk.

—Kim Taehyung, Vante.

Sus manos se entrelazaron y un toque eléctrico recorrió sus cuerpos, provocando que rompieran el contacto con una velocidad impresionante. Ambos se quedaron viendo con curiosidad y desconfianza por unos cuantos segundos, jamás experimentaron esas extrañas sensaciones con nadie. Pero tanto omega como alfa eran de cabeza dura, así que prefirieron culpar a la tensión que seguía palpable por el escándalo que protagonizaron sin pretenderlo.

A Seokjin y Namjoon les parecieron raros los comportamientos de sus dongsaengs, sin embargo, lo ignorarían para pasar a lo importante.

—Bueno, ya que se presentaron, deberían conversar un poco y para eso los dejaremos solos.

El alfa de hombros anchos desvió la mirada cuando ese par de ojos avellana parecieron atravesarle el cráneo al terminar la oración. Ah, si las miradas mataran, hace rato estaría metros bajo suelo por culpa de Taehyung.

En parte lo comprendía, porque nunca le dijo que haría eso, pero vida era una sola y se debían tomar riesgos. Después se encargaría de pedirle disculpas y tratar de calmar la molestia del omega puro.

—Sí, háganse amigos y el proyecto saldrá de maravilla. ¡Nos vemos luego!

Jungkook entrecerró los ojos, negando con suavidad para que solo su mánager lo viera. El susodicho respondió con una sonrisa inocente, como si no hubiera hecho nada grave, antes de tomar del brazo al otro alfa para conducirlo fuera del estudio.

Ninguna de las estrellas de la industria dijo nada durante segundos demasiado largos para el gusto de ambos. Por eso, Taehyung carraspeó para que Jungkook estuviera al tanto de lo que le diría a continuación.

—Es la primera vez que tendré un instructor para personificar un personaje —informó, tomando asiento frente al alfa.

—¿De verdad? Entonces espero ayudarte para que saques tu potencial en este nuevo papel —imitó la acción del omega, quien ahora tenía su pierna cruzada sobre la otra.

—Lo aprecio bastante, aunque no conozca nada de tu trabajo.

Qué directo y mordaz, pensó Jungkook.

—No es necesario que me lo recuerdes, aunque te recomendaría que le dieras un vistazo para que esto funcione —sugirió con una leve mueca en sus labios—. Estoy seguro de que te ayudaría bastante, ya que te has perdido de algo muy bueno.

—¿Tú crees? No debe ser necesario que conozca el trabajo de todos mis colegas en la industria.

—Tienes razón, pero no deja de parecerme sorprendente que no sepas de mí cuando salgo tanto en TV. Esta última semana aparecí con mi grupo en varios shows de música para presentar nuestro nuevo single, Still with you.

De seguro se escuchaba muy narcisista, pero no quería dejarse intimidar por el omega que cargaba con varios años de trayectoria en la espalda. Era una reacción involuntaria que se quedó tan grabada en él a raíz de las humillaciones que muchos de sus sunbaenims le hicieron cuando apenas iniciaba su carrera.

Todavía recordaba sus comentarios idiotas en los que menospreciaban su música y le hacían dudar de si estaba en el camino correcto. Los integrantes de su banda fueron una pieza fundamental para no dejarse amedrentar y, por ende, su confianza creciera junto a su éxito.

A día de hoy, varias personas seguían tirándole basura, pero no dejaba que le afectaran por el simple hecho de que el nuevo lema de su vida era no permitir que nadie lo pisoteara como si su trabajo no tuviera valía alguna.

Desconocía si el respeto que Taehyung le mostró cuando le dedicó una reverencia era verdadero, porque no lo conocía y viceversa. Motivo por el cual, prefirió mostrarse fuerte y seguro de sí mismo ante él.

—Felicidades por tu single, pero no soy de ver programas musicales o de farándula. Soy más fan de documentales sobre animales, historia o criminales, aunque la series de Netflix también son de mi agrado.

El omega explicó su punto sin inmutarse, luciendo imponente a los ojos chocolate del alfa menor que todavía no procesaba como podía existir alguien como Taehyung en este plano astral.

¿Siempre era así de directo? ¿Con todos o solo con él?

Le daba curiosidad. Mucha.

Pero el temor de que chocaran en algún punto seguía siendo una probabilidad a pesar de que estuvieran conversan como dos adultos civilizados y no como mocosos resentidos por la polémica de días atrás.

—Ok, ya entendí tu punto —optó por cambiar el tema para no agobiarse—. Lo único que te voy a pedir es que le pongas muchas ganas a esto. Dejemos en el pasado lo sucedido con tu comentario desastroso y sigamos adelante, ¿bien?

—Eso es lo que pienso hacer, no voy a dar una actuación mediocre —prometió con convicción, llevándose la mano al pecho como un juramento—. Tú también dalo todo o no me lo pensaré dos veces para dejarte atrás.

—¿No crees que estás siendo muy duro conmigo?

La cortesía del omega parecía haberse ido de paseo según el alfa.

—Cuando se trata de trabajo, no le doy vueltas al asunto —declaró con rudeza y el ceño fruncido—. Mi carrera está en juego, y no pienso ponerla en riesgo por nada ni por nadie.

—¿Y piensas que eso te sucederá si trabajas conmigo? —cuestionó un tanto molesto, expulsando feromonas que demostraban su estado de ánimo, pero que al mismo tiempo no eran para nada amenazantes, pues su lado animal lo menos que deseaba era asustar a su acompañante.

Al contrario, quería atraerlo de la forma que fuera.

Lo mismo aplicaba para el omega de fuerte carácter.

—Guerra avisada no mata gente, y no lo digo solo por mí. Es obvio que tú tampoco conoces mi trabajo como para saber cómo me manejo —Atrapado, pensó Jungkook—, así que deberías ser serio en esto y no pensar que basta con prometernos mutuamente que lo haremos bien.

—Estaba siendo amable por si no lo notaste.

Taehyung puso los ojos en blanco por el tono irónico de Jungkook.

El alfa quería darse un golpe en la frente. Fue tan tonto al especular qué la conversación entre ellos seguiría fluyendo con naturalidad como para evitar que sus lobos desearan atacarse como fieras que buscan desgarrarse el cuello al no estar de acuerdo.

—Como sea— le restó importancia, cruzándose de brazos—. Ya estás advertido, Jeon.

—Lo mismo digo, Kim—concordó, encogiéndose de hombros.

—Maravilloso, entonces dejemos hasta aquí nuestra pequeña charla y dediquémonos en acordar nuestros horarios con esos alfas que nos dejaron por estar coqueteando.

Jungkook quiso reír con ganas. Quizá, solo quizá, Taehyung no era tan amargado como parecía.

Pero eso no le quitaba lo mandón.

Aunque en otras circunstancias, no le molestaría cumplir cada una de sus demandas.

Espera, ¿qué?

La estrella de rock movió su cabeza de un lado al otro como para alejar esa clase de pensamientos, aprovechando que el actor se puso de pie y abrió la puerta para decirles a sus agentes que ya podían entrar a la habitación inundada por las feromonas de esa pareja tan dispareja. Los dos estando más que preparados para disimular que no estuvieron a punto de crear otro caos, que fácilmente podría generar una polémica peor que el anterior.

En definitiva, este debía ser el mejor día de la vida para ambos, ¿no?

Obvio era sarcasmo, pero el tiempo les haría cambiar de opinión.

Continuará...

Nuevo capítulo, me gustaría leer sus opiniones, pues estoy muy curiosa. ¿Qué tal les pareció? 

Ya tuvieron una pequeña probada de cómo es la personalidad de Tae, un poco más de información sobre sus vivencias y el esperado encuentro con Jungkook. ¡Me llena de mucha emoción y deseo que a ustedes también!

Gracias por el apoyo constante que me han dado. Nos leemos muy pronto, mis corazones. 

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