༻𓊈𒆜17: I like the way you kiss me 𒆜𓊉༺
—¡Buen trabajo, chicos!
Taehyung escuchó varios agradecimientos por parte del resto de actores y el personal con el que estuvo grabando por varias horas. El omega sonrió a pesar de que se sentía agotado. Amaba su trabajo, pero después de una larga y productiva jornada, lo único que deseaba era acostarse en su cama y dormir hasta el día siguiente. Sin embargo, la vida tenía preparado otros planes para él. Después de despedirse de todos los presentes, Taehyung se dirigió a su camerino para cambiarse de ropa, quitarse el maquillaje y tomar sus cosas para marcharse a su casa.
Cuando estuvo listo para salir del set, un recuerdo fugaz atravesó su mente, donde Jungkook le decía que le enviaría un mensaje con una interesante propuesta. El actor no tenía la más mínima idea de lo que podría tratar, pero nunca fallaba a su palabra, así que tal y como le prometió al alfa, se dispuso a revisar su chat para descubrir qué se traía entre manos.
Al leer el mensaje, se llevó una mano a la boca por la fantástica idea que se le había ocurrido al vocalista. De ser posible, le daría un beso por ser tan ingenioso.
Obviamente, era solo por eso, y no porque lo deseara tanto.
Tecleó con rapidez una respuesta afirmativa, recibiendo un sticker al instante. El pequeño y tierno conejito mostraba sus pulgares con entusiasmo ante su contestación, provocándole que riera por lo lindo e irónico que le resultaba que el alfa, quien poseía un aura tan intimidante, también fuera capaz de compartir stickers tan bonitos como esos.
Tremenda dualidad se cargaba.
La propuesta que Jungkook le hizo a Taehyung trataba de una salida con sus mascotas, siempre tomando las medidas necesarias para no llamar la atención y que se vieran envueltos en una nueva polémica. Aquella mañana, ambos habían compartido mutuamente estar experimentando un sentimiento de culpabilidad respecto a que, en los últimos días, sus cachorros estuvieron pasando más tiempo con sus cuidadores que con ellos, por lo que se redimirían de esta forma por ser tan descuidados.
El alfa le indicó la dirección del parque en el que se reunirían a las seis de la tarde, a lo que el omega estuvo de acuerdo, pues entendía la razón por la que lo eligió. Era un espacio muy grande, contaba con buena iluminación durante la noche y poseía una zona de juegos para mascotas, la cual contaba con distintos elementos como túneles, ruedas, escaleras, etc. Bam y Yeontan no solo se divertirían, sino que también harían una buena actividad física y eso ya significaba mucho para la pareja.
Taehyung fue en búsqueda de su mascota, se quedó un rato conversando con Beomgyu y cuando la hora de su encuentro con Jungkook llegó, condujo hacia su nuevo destino con la emoción inundando cada parte de su corazón. Mentiría si dijera que no le hacía ilusión crear un recuerdo tan dulce como este, pero la ansiedad de estar en un lugar público, por más cubierto que estuviera, nunca dejaría de estar presente.
El conjunto de ropa que el omega llevaba puesto era un hoodie blanco bastante holgado, unos pantalones de chándal negro, una gorra y un cubrebocas del mismo color. Había sido pura coincidencia escoger esas prendas antes de revisar los mensajes del alfa, pues él también utilizaría un outfit parecido para ocultar su verdadera identidad de cualquier curioso que pudiera estar merodeando el parque; aunque con suerte, nadie les prestaría tanta atención al estar en un lugar donde lo más importante era el entretenimiento entre dueños y mascotas.
Taehyung estacionó su vehículo en la calle opuesta y esperó pacientemente por el nuevo mensaje de Jungkook, mientras acariciaba el pelaje de Yeontan, quien se encontraba en el asiento del copiloto. Su mascota era tan tranquila durante los viajes en auto, por lo que era un gusto para el omega tenerlo como acompañante. Nunca se mareaba, a diferencia de otros canes que sí lo hacían y que en el peor de los casos hasta acababan vomitando. Además, se quedaba lo suficientemente quieto como para no preocupar a su dueño y, por ende, provocara que se desconcentrara del camino.
Unos minutos más tarde, Taehyung se encaminaba con Yeontan en sus brazos hacia la zona que el alfa le indicó con anterioridad. El parque no estaba excesivamente lleno, pero sí había varias personas en los alrededores. Lo bueno era que, justo como la pareja supuso, todos estaban embelesados en jugar con sus mascotas en lugar de poner su atención en los recién llegados. Una sonrisa apareció en el rostro del actor debajo de su cubrebocas cuando visualizó al vocalista y su mascota sentados en un banco cerca de un árbol de cerezos.
La imagen era preciosa a sus ojos, porque ver lo cariñoso que era Jungkook con Bam era como una caricia en el alma. A pesar de ir cubierto de pies a cabeza, los orbes del susodicho eran tan expresivos que se podía palpar con facilidad la adoración que le profesaba a su dóberman. En ese aspecto, ambos eran iguales, pues Jimin siempre que se le presentaba la oportunidad, le decía que el amor se le escapaba por los ojos cuando mimaba a Yeontan.
¿Cómo no hacerlo cuando significaban tanto para ellos? Era imposible. Y por esa misma razón es que estaban ahí, dispuestos a crear un bonito recuerdo con esos animalitos que ocupaban una parte muy fundamental en sus corazones.
Jungkook estaba tan distraído rascando las orejitas de Bam como para no ser consciente del momento exacto en el que Taehyung se posicionó frente a él. Sin embargo, el fuerte ladrido de Yeontan sirvió para sacarlo de su burbuja antes de que su dueño pudiera saludarlo apropiadamente.
—Hola, Tae, Yeontan —acercó su mano a la cabecita del cachorro pomerania, brindándole una rápida caricia como bienvenida.
—Buenas noches, Ggukie, Bam—Taehyung lamentó mucho no poder regalarle una caricia al dóberman por estar cargando a su perro, pero el mencionado no se contuvo de mover su cola con euforia como si con ese simple gesto le demostrara la misma emoción que le hacía verlo de nuevo—. A mí también me alegra verte, bonito.
—Le gustas mucho...
Tanto como a mí, pensó el alfa.
—Eso es bueno, a Tannie también le gustas —el omega admitió con voz suave, apegando más al can contra su pecho, mientras este empezaba a mover su esponjosa cola al percibir el gesto cariñoso de su dueño hacia él—. No ladra mucho. Es un perro muy callado, pero contigo no se contuvo de hacerlo a pesar de que no te conoce tanto.
Aunque tal vez eso cambiaría con el pasar del tiempo.
—Me alegra saberlo, porque eso significa que nos volveremos muy buenos amigos, ¿no crees lo mismo, Tan? —inquirió hacia el can, quien ladró con entusiasmo en respuesta.
—Más de acuerdo contigo no puede estar.
—Así veo—confirmó y no demoró en preguntar—. ¿Ya nos vamos?
—Sí, aprovechemos al máximo este momento.
Taehyung dejó en el suelo a Yeontan después asegurarse de que la correa estaba bien sujeta a su respectivo arnés, porque no quería arriesgarse a pasar por un susto como el de la vez pasada en la que el perrito se soltó y Jungkook junto a Bam fueron quienes evitaron que la situación fuera a mayores gracias a su inesperada presencia en aquel lugar. El alfa se incorporó de la banca y su mascota copió su acción, poniéndose a su costado antes de que este iniciara una caminata hacia otra zona de juegos que estaba más libre que las otras. El omega y su can los seguían de cerca, tratando de no juntarse mucho para que nadie pensara que se trataba de una pareja o algo así. Jungkook notó ese comportamiento de Taehyung, pero en lugar de sentirse mal, lo comprendió a la perfección.
Sus mascotas de por sí eran llamativas —muy a pesar de que estuvieran presentes varios perros de diversas razas en el mismo espacio—, así que era un movimiento inteligente de su parte que no diera motivos que hicieran sospechar a cualquier curioso u observador presente. Ya tenían suficiente con las miradas fugaces que obtuvieron a causa de sus canes desde que pusieron un pie en aquel lugar y las que muy seguramente seguirían ganándose en el tiempo que estuvieran ahí.
En otras circunstancias, o, mejor dicho, en sus fantasías, él se daría el gusto de rodear a su acompañante con su brazo, mientras paseaban a sus queridas mascotas. Sin embargo, eso no podía ser posible porque el único "nombre" que tenía su relación era de "amigos con beneficios" y en ese preciso instante, la única imagen que debían representar era la de amigos y ya.
No más que eso.
Jungkook prefirió dejar muy en el fondo esos pensamientos y concentrarse en la charla que Taehyung había iniciado durante el trayecto. Minutos más tarde, alfa y omega veían cómo sus mascotas atravesaban los obstáculos de aquel circuito canino, mientras los temas triviales eran los protagonistas de su amena charla. En determinado momento, ellos también se unieron a la diversión de sus cachorros, olvidándose por completo de cualquier preocupación y el mundo a su alrededor.
Los minutos se transformaron en horas, pero la pareja no lo resintió hasta que se sintieron igual de cansados que los canes, obligándose a salir de la burbuja en la que se metieron por voluntad propia.
—Wow, eso ha sido increíble...
Taehyung expresó, sintiéndose acalorado por haber estado persiguiendo a Yeontan, quien ahora yacía recostado en el césped a lado de Bam. Los perros jadeaban, pero Jungkook podría jurar que poseían un brillo especial en sus ojos: uno que demostraba lo contentos que se hallaban tras compartir un tiempo de calidad con ellos como hace rato no hacían.
—Deberíamos de repetirlo siempre que podamos, es una experiencia terapéutica.
—Te lo juro. Antes de llegar, estaba tan agotado por el trabajo, pero ahora estoy con mejor ánimo y muy relajado.
—Comprendo, entonces no me equivoqué en proponértelo.
—Para nada, ¿cómo puedes pensarlo siquiera? Fue genial, gracias por hacerlo y, como tú mismo me lo dijiste por mensaje, se lo debíamos a nuestros cachorros.
Antes de responderle al omega, el alfa sintió una vibración que provenía del reloj inteligente que permanecía en su muñeca. Se trataba de una notificación que informaba que su manager Namjoon le había enviado un mensaje, el cual parecía ser muy importante por la primera frase que alcanzaba a leer en la diminuta pantalla.
"No ignores este mensaje".
Estaba ocupado, así que después lo revisaría porque no creía que fuera de vida o muerte, pues el otro alfa tenía la costumbre de ser dramático cuando debía darle algún comunicado sin importar si este era relevante o no, por lo que podría esperar. No obstante, un detalle que no pudo ignorar fue la hora.
9:00 pm.
—¿Sucede algo?
—No es nada, una simple notificación—contó y Jungkook por fin se permitió visualizar algo que no fuera Taehyung, Yeontan o Bam. ¿Tan ensimismados estuvieron como para no fijarse en que ya no había casi nadie en el parque? Al parecer sí—. Se nos ha hecho bastante tarde...
—¿De verdad? Ni lo noté —inquirió, sacando su teléfono para revisar por su cuenta—. Ohhh, ya es bastante tarde... Con razón ya no hay tanta gente.
—No te culpo, Tae. Estábamos muy entretenidos.
—Sí, normal que el tiempo se nos pasara en un abrir y cerrar de ojos—concluyó el omega, sintiéndose tímido en sus adentros al notar lo mucho que se perdía estando junto a ese alfa. Sus encuentros se sentían tan efímeros y la necesidad de alargarlos cada vez era más intensa, pero no ser permitiría darles el control a sus verdaderos deseos, peor aún a su lobo—. Ya deberíamos irnos, Ggukie.
—Está bien, pero... ¿no quieres ir a comer a mi casa?
—No quiero darte más molestias —su estómago rugió ante la mención de alimento, sobre todo por lo deliciosa que le resultaba cada preparación hecha por el rockstar. Lo necesitaba después de que su almuerzo fuera tan ligero para no atrasar las grabaciones.
—Nunca lo serías—prometió, evitando comentar algo por el sonido que acaba de escuchar, pues era obvio que el omega estaba avergonzado. Lo delató la forma en que agachó la cabeza, como si no quisiera darle la cara, aunque todavía podía ver lo rojas que estaban sus orejas.
—¡Ahh, tú ganas! —los orbes chocolate del alfa se iluminaron ante esa afirmación. Taehyung debía estar muy hambriento y Jungkook estaría complacido de alimentarlo hasta que su estómago estuviera saciado—. Parece que ya no puedo negarte nada, así que vámonos a casa...
El alfa se quedó paralizado al escuchar esas dos palabras, las cuales no eran ningún producto de su imaginación, pero igual las ignoró al analizar el comportamiento despreocupado del actor; indicando que lo había dicho sin pensar. Jungkook podía dar fe de que algún día Taehyung lo mataría de un ataque al corazón si seguía diciendo o haciendo cosas que emocionaban a su lobo y a él por partes iguales.
Ojalá que, para ese entonces, un compromiso fijo fuera lo que los uniera, porque solo así el alfa tendría la perfecta justificación de que todo lo hacía por amor a ese bello omega.
A fin de cuentas, el plan de conquista oficial estaba en marcha desde ese mismo día. Antes tenía como objetivo fijo conquistarlo manteniendo un perfil bajo, pero luego de una reveladora conversación con su hermana menor, Jungkook determinó que eso no sería suficiente como para hacer reaccionar a Taehyung. Somi le explicó que su comportamiento fácilmente podría ser catalogado como el de una persona atenta y caballerosa, dado el contexto en el que se encontraba con Taehyung. Jungkook lo meditó un poco y se dio cuenta de que tenía lógica.
Jungkook ya ni recordaba cuantas veces Taehyung no le halagó por sus atenciones con él. Sin embargo, ninguna de ellas le dio la impresión de que él las viera como un comportamiento con dedicatoria. Porque si bien su familia lo educó para ser un alfa amable con las personas a su alrededor, nadie le dijo que debía actuar así con el omega por el que estaba cayendo sin reparo alguno a pesar de haber sido testigo de una relación tan ideal como la de sus madres. Comportarse así le salía tan natural y espontáneo, mucho menos pensaba en recibir algo cambio, porque la única motivación detrás de ello era satisfacer el deseo propio de prologar el bienestar del susodicho.
Si Taehyung tenía que comer, Jungkook le prepararía lo que quisiera.
Si Taehyung quería descansar, Jungkook le ofrecería su cama sin dudar.
Si Taehyung quería entretenerse, Jungkook le proporcionaría ideas para llevarlo a cabo.
Si Taehyung quería que lo dominaran, Jungkook lo llevaría al jodido paraíso con cada embestida.
En pocas palabras, si Taehyung estaba feliz, Jungkook lo estaría el doble al conseguir que estuviera en paz, tranquilidad y con cada una de sus necesidades saciadas.
Quizá para otros alfas su actitud sería considerada como "patética", pues, aunque no lo pareciera, muchos seguían conservando la idea errónea de que los omegas deberían ser los que dieran todo por sus parejas, pero él no estaría contento con nada de eso.
Su lobo quería proveer, proteger, amar y cuidar. Amaría la reciprocidad cuando estuvieran en una relación, pero en este punto, él se sentía responsable de demostrar dichas cualidades al omega para hacerlo notar lo buen alfa que podía ser.
Ninguno sería capaz de llegar a los talones después de todo lo que tenía planeado.
El omega ni recordaría a los alfas que alguna vez le ofrecieron lo mismo en el pasado.
Taehyung dejaría de verlo como un amigo y compañero sexual, y si no sucedía, Jungkook se rendiría en el tema del amor. Pero si dar su corazón y alma a la otra persona no era suficiente, nunca entendería que sí lo sería.
Minutos más tarde, alfa y omega se encontraban estacionando sus autos fuera del complejo de departamentos del rockstar. Taehyung fue el primero en salir junto con Yeontan, pero se mantuvo a la espera de Jungkook y Bam, quienes se les unieron segundos después. El actor y su mascota los siguieron de cerca, sin intercambiar palabras, hasta que la puerta de la vivienda se abrió, garantizándoles un espacio de absoluta privacidad.
El actor se sacó la gorra y el cubrebocas, soltando el aire por la boca al sentirse libre de estar ocultando su identidad. El dueño del apartamento imitó su acción, sonriendo con suavidad al ver el color rojo encendiendo las mejillas ajenas.
—¿Estabas con calor?
—¿Tanto se nota? —inquirió, abanicándose a sí mismo con su mano—. Por tu expresión, supongo que sí. Cuando estoy mucho tiempo cubierto o utilizando prendas muy ajustadas, mi piel se pone rojiza por el calor y la incomodidad que me genera el constante roce contra mi rostro— A este punto, usar ropa ligera y mantener su piel hidratada eran dos cosas que nunca descuidaría por su propio bien. Sufrir de urticaria era un asco, pero tampoco podía quejarse si contaba con las herramientas necesarias para combatirla, evitando que todo el cuerpo le picara y se pusiera del mismo color de un tomate maduro—. Lo más probable es que me veo fatal...
Por esa razón, Taehyung evitaba salir más de lo necesario y por mucho tiempo a lugares públicos cuando tenía encuentros con personas en el pasado —usualmente iba a hoteles o restaurantes privados para mayor comodidad—, pero con Jungkook nunca le molestó la idea de sacrificar su sensible dermis de esa manera. Al contrario, su compañía en el exterior era igual de buena que dentro de cuatro paredes.
—Igual eso no quita lo hermoso que eres —confesó sin tapujos.
Taehyung detuvo sus movimientos para mirar fijamente a Jungkook con sus ojos avellanados. No había ni una pizca de broma en su declaración, solo coqueteo en su máximo esplendor.
Tan honesto como para acelerar su corazón y quitarle el aliento.
—Gracias—tartamudeó. Diosa, lo agarró desprevenido y cuando eso sucedía, la timidez era más fuerte.
Desde que la relación con Jungkook se estrechó, Taehyung fue blanco de muchos halagos y palabras dulces por parte del mencionado—sobre todo cuando se encontraba debajo de él o saltando en su regazo—, pero cuando este se lo decía de la nada como en ese preciso instante, no sabía ni cómo reaccionar o qué más decir. Lo dejaba tan indefenso, mientras el lobo en su interior mostraba su pancita y ronroneaba como un gatito.
El omega agradeció para sus adentros al bendito supresor de olor, porque de no estarlo usando, su aroma sería tan potente como para marcar al alfa de pies a cabeza. Bam y Yeontan observaban con total atención a sus dueños, como si de algún modo supieran que sobraban en la escena.
—No hay razón para agradecer— Jungkook argumentó con convicción, porque nunca estaba de más recordándole que, desde su perspectiva, Taehyung siempre sería el número uno—. Ahora, ponte cómodo.
—Okay, tomaré eso como que no me dejarás ayudarte.
—Yo invito, yo sirvo —le recordó, guiñándole el ojo—. Puedes ver la tele junto con Bam y Tan en lo que yo preparo algo rápido, porque tampoco tengo la intención de hacerte esperar mucho.
—Me parece un buen plan, porque si te tardas, iré a ayudarte, quieras o no —le advirtió, sonriéndole de vuelta.
—Cuenta con ello.
Minutos después de que Jungkook desapareciera de la visión de Taehyung, este se dedicó en su totalidad a buscar algo interesante en la televisión, mientras tenía a Bam y a Yeontan pidiendo más de las caricias que recibían en sus cabecitas. Luego de un rato, se decidió por un documental sobre el espacio en un canal que se especializaba en el contenido histórico y educativo. La manera en la que el narrador informaba era tan hipnotizante como para que el omega no escuchara el primer llamado del alfa, logrando extrañar al mencionado, quien salió de la cocina para ver que tenía tan distraído a su invitado, importándole poco estar portando un delantal de conejitos.
Al llegar a la sala, Jungkook descubrió a Taehyung muy interesado en lo que fuera que estuviera viendo en la pantalla de alta definición, con sus mascotas dormidas a sus pies. El omega era precioso por naturaleza, pero verlo tan concentrado en algo —con una mano en su mentón como si estuviera analizando lo que escuchaba y con los ojos fijos en las imágenes que se le presentaban en la TV—, era una estampa difícil de describir en palabras.
Por la diosa Luna, él no debería sentirse tan importante al atestiguar cosas tan banales como esa, pero lo hacía y con el pasar de los días, solo quería más y más.
Nunca se cansaría de descubrir facetas nuevas de ese ser tan etéreo.
Y no quería quedarse con la duda de cómo luciría en distintas situaciones o que dichas imágenes solo existieran en su imaginación. Cuando se trataba de Taehyung, Jungkook tenía presente que jamás tendría suficiente.
—Tae, la comida ya está lista —volvió a llamarlo, sobresaltando al mencionado que estuvo sumergido en las maravillas de la vía láctea y otras galaxias menos conocidas.
—Perdón, Ggukie—se incorporó con cautela, procurando no despertar a los canes—. El documental estaba muy interesante.
—Ya lo creo, te ves muy adorable cuando estás concentrado.
—No soy adorable—reprochó, sonrojándose por la sonrisa que su acompañante poseía en sus labios decorados por aquel provocativo piercing.
Amaba ese arito de metal porque elevaba el atractivo de su portador y por las cosas que le hacía sentir cuando esa boca entraba en contacto con la propia o con cualquier parte sensible de su cuerpo.
—No entres en una discusión que no vas a ganar, TaeTae. Nada me hará pensar lo contrario.
—¿Me estás retando? —se rio con suavidad, cayendo en cuenta de un detalle que casi pasa por alto gracias al rostro ajeno—. Eso es gracioso, porque yo no soy el que está usando un delantal de conejitos...
Oh, mierda.
Jungkook bajó la vista y comprobó las palabras de Taehyung. Se había olvidado completamente de quitarse ese jodido delantal que, a pesar de gustarle mucho—desde pequeño le gustaban las cosas tiernas y sus madres nunca lo hicieron sentir mal porque eso no estuviera acorde con su casta—, seguía siendo un regalo que sus compañeros de Liberté le hicieron para molestarlo. Según ellos, era igual a una esposita dedicada cuando solía prepararles loncheras con deliciosa comida durante sus largas jornadas de trabajo, así que ese delantal le quedaría a la perfección para tan dulce labor. Y no mentían en lo absoluto, pero seguía tratándose de una broma entre amigos con mucha confianza, la cual otras personas podrían malinterpretar como una burla directa hacia él, porque se podría justificar con el argumento de que un alfa no debería hacer cosas de "omegas".
—No es lo que crees.
Ahora el sonrojado era otro y su sonrisa se convirtió en unos belfos apretados en una línea.
—No te estoy juzgando—aclaró, acariciando el mentón ajeno—. Es tierno. Tanto como tu monedero de peluche.
—¿Lo viste? —cuestionó con sorpresa, pensando que lo había dejado en su habitación. Cada día era más despistado.
—Bueno, tampoco es como que te hayas esforzado en ocultarlo mucho—confesó, apuntando la mesa de centro en la sala, en la que el suave objeto se encontraba.
—Has como que nunca lo viste, por favor.
Sería un milagro que la tierra se abriera en dos, se lo tragara y lo escupiera en otra parte del mundo. Él sabía que no era algo que debiera darle pena, pero nunca se sabe cómo puede reaccionar la otra persona. Sin embargo, dudaba que el omega pudiera decirle algún comentario hiriente, pero cuando estás enamorado, es difícil no preocuparte por tonterías como esas.
¿Y si le parecía patético? ¿Y si dejaba de gustarle por esto? O peor aún, ¿le pedía que cambiara?
No, Taehyung no era esa clase de persona. Y si llegaba a decirle algo parecido, Jungkook se decepcionaría bastante, porque cuando quieres a alguien de forma sincera, no le pides cambiar su esencia, lo aceptas tal y como es, pues si no le hace daño a nadie con eso, no hay motivo para pedirle que deje de ser así.
—¿Por qué? —interrogó el omega, posando sus dos manos en el rostro colorado del alfa—. Ya te dije que me resulta tierno —Taehyung percibió que Jungkook quería rebatir su punto, por lo que antes de que pudiera conseguirlo, lo reprendió con voz suave—. No aceptaré que me digas que te avergüenza porque no encaja con tu imagen de alfa puro. Los alfas también pueden tener su parte suave, así como los omegas, un lado más rudo. Y estoy muy seguro de que tu familia nunca te hizo sentir inseguro por eso, quizá otras personas sí, porque la mayoría de gente es idiota con este tipo de cosas, pero ellas no.
—Tienes razón, ese no fue el caso porque ellas piensan como tú... —el alfa suspiró derrotado, disfrutando del tacto del omega—. Pero, suelo ser un tanto inseguro de todos modos.
—Y es válido, eres humano, pero quiero que te quede claro que conmigo puedes mostrarte tal y como eres.
—¿Y, cómo soy? —La pregunta era clara, no existía forma para tergiversarla como para dar una respuesta que no tuviera nada que ver. Taehyung mentiría si dijera que no lo tomó desprevenido, pero las palabras que brotaron con tanta naturalidad de su boca, fueron como un bálsamo para el alma de Jungkook.
—Un alfa con un corazón hermoso, amante del rock y de las cosas lindas. Un auténtico caballero, comprensivo y detallista. Eres apasionado y responsable en lo que haces, la dedicación que le pones a la música es una gran prueba de ello y yo puedo confirmarlo tras haberlo visto de cerca. Eres cariñoso por naturaleza, pero también posees un carácter fuerte y un aura intimidante, digna de una estrella brillante como tú. Tu familia es muy importante para ti, son tu ancla y siempre tratas de enorgullecerlas. Además, eres un buen amigo y compañero, por eso, las personas de tu círculo cercano te ven como alguien confiable y leal. A pesar de tu fama, sigues siendo humilde; no te olvidas de tus raíces y eso es algo que se ve muy poco en la actualidad cuando se trata de una industria tan competitiva como la nuestra.
Jungkook le miraba embelesado y tal vez por esa razón se animó a cerrar la distancia con el cuerpo de Taehyung, posando sus manos a cada lado de sus caderas, mientras este no dejaba de acariciar su cara con una delicadeza única.
—Cuando te conocí, cometí la estupidez de juzgarte y aunque me hiciste tragarme mis palabras, nunca estará de más repetirte que me alegra que lo hayas hecho, porque gracias a eso, tuve la oportunidad de conocerte más a fondo y descubrir a la bella y sensible persona que se encuentra detrás del líder y vocalista de Liberté, es decir, a Jeon Jungkook.
—Ahora me siento muy feliz de no haber escondido el monedero de peluche y de que me hayas visto con este delantal tan cursi. Muchas gracias, Tae.
—No agradezcas cuando te dicen la verdad, Ggukie —le sonrió, bajando sus manos hacia los fuertes hombros del rockstar—. Ahora sé que todo ha valido la pena, lo que también significa que gané nuestro debate.
—Por supuesto que no —el actor le dedicó una mirada incrédula. Pensándolo con cuidado, le faltó agregar que era tremendo competitivo—. Tú sigues siendo más adorable que yo, sin importar que tenga debilidad por las cosas bonitas.
—Te equivocas, el más lindo entre los dos eres tú y nada me hará cambiar de opinión —aseveró con una determinación que parecía inquebrantable, tentando a su acompañante que se excitaba cuando lo retaban, o más específicamente, cuando él era quien lo hacía—. No acepto ningún tipo de reproches.
Y si Taehyung tuviera que dedicarse una característica a sí mismo, sin duda escogería necio.
—¿Así? —El tono peligroso en la voz del alfa debió alertar al omega, pero en el fondo sabía que era demasiado tarde para él—. Si yo fuera el más adorable en la relación, ¿sería capaz de hacer esto?
En cuestión de segundos, Jungkook lo tomó con firmeza por los muslos, obligándole a que sus piernas se enredaran en su cintura, mientras se sostenía de su cuello como si de eso dependiera su vida.
—Qué-
A estas instancias, Taehyung creía firmemente en que Jungkook adoraba dejarlo sin habla.
—Espera y verás, cariño. El ramen que te preparé puede esperar.
Jungkook cargó a Taehyung y lo depositó sobre la encimera de la cocina, posicionándose en medio de sus piernas con el único objetivo de demostrarle que se equivocaba. Aceptaba y agradecía que le gustara su lado tierno, pero seguía siendo un alfa y, como tal, quería que el omega al que pretendía, le quedara muy claro que también era protector, dominante y territorial. Y que esa parte de sí mismo, era la que predominaba en su persona.
Con una sola mirada, pidió permiso para lo que iba a hacer y al obtener un movimiento de cabeza afirmativo, se permitió sonreír con satisfacción. Porque no había otra comida que el alfa disfrutara más que el lubricante de su omega.
Deshizo el lazo del pantalón de chándal y, acto seguido, lo subió a la altura de sus rodillas junto con la ropa interior que, en cuestión de segundos, ya estaba marcada con la excitación ajena. Eso había sido muy rápido, pero no lo culpaba, porque él también ya estaba duro como una roca, con solo tenerlo con el culo al descubierto y con las piernas al aire.
—¿Qué tenemos aquí? —inquirió con falsa inocencia, acariciando las pantorrillas cubiertas por la prenda—. Apenas te recosté y ya lubricaste para mí, eres tan travieso, Tae.
—Ggukie, déjate de rodeos...
No tenía que ser un genio para comprender sus intenciones al ver el deseo profundo en su mirada. Su entrada segregó líquidos y su respiración se tornó inestable cuando la ropa empezó a ser retirada de su sitio, sin importar que fuera a medias.
—Eso es lo que haré. Porque quiero demostrarte lo mucho que amo tenerte gimiendo para y por mí, Tae.
El alfa agarró cada pierna del omega, inmovilizándolo para poder inclinarse lo suficiente para comerle con gusto. Su lengua trazó círculos sobre el agujero empapado, embistiéndolo de vez en cuando al escuchar los dulces sonidos que a Taehyung se le complicaba contener. Jungkook siguió con su trabajo, saboreando los jugos que chorreaban con vehemencia de la sensible entrada.
Eventualmente, un dedo se sumó a la ecuación que generaba tanto placer en el omega, quien empezó a mover sus caderas con el objetivo de que aquella intromisión se profundizara más. Su cuerpo temblaba ligeramente, mientras de su boca repetía como un mantra el nombre del alfa que lo reducía a un maravilloso desastre.
—Ver cómo te retuerces por mi culpa es una de las imágenes más sensuales que puedes regalarme — aquel comentario erizó cada vello en el cuerpo del actor gracias a la calidez del aliento del vocalista que, se había alejado de su amante para mirarle directo a los ojos antes de deslizar otro dígito dentro de su caliente y apretado interior.
Un gemido ahogado fue lo que consiguió de Taehyung, quien le miraba con ojos suplicantes. Jungkook sonrió con malicia y siguió moviendo sus dedos de adentro hacia afuera.
—Por favor...
Las manos del omega se afianzaban a cada lado de la encimera, buscando calmar la ansiedad ante el clímax que poco a poco se arremolinaba en su vientre y que lo mantenía con una erección necesitada de atención.
—¿Ya quieres correrte? No, todavía no puedo permitírtelo.
El alfa retiró los dedos de inmediato, provocando que su acompañante se sintiera tan vacío y frustrado al ser privado de lo que quería.
—Qué malo—murmuró Taehyung, arrepintiéndose al instante por la mirada oscurecida que Jungkook le dedicó.
—¿Malo yo? ¿No se suponía que era adorable? Ponte de acuerdo, cariño —al no obtener respuesta, siguió con la línea de la conversación—. Aunque quizá no estás emitiendo un juicio equivocado y si seré un poco cruel contigo —razonó, llevándose los dedos mojados por el lubricante a la boca para lamerlos. Dicha imagen provocó tantas cosas en el omega, incluyendo la satisfacción que recorrió cada una de sus venas al escucharle murmurar lo exquisito que le resultaba su sabor. Segundos después, el alfa se encaminó hacia el refrigerador para sacar algo que el omega no alcanzó a ver. ¿Qué rayos estaba tramando?
Su lobo interno estaba más que extasiado porque amaba cualquier cosa que Jungkook hiciera, pero no por eso dejaba de estar muy curioso sobre los próximos movimientos del rockstar. Taehyung quiso preguntar a qué se refería, pero su boca se quedó semiabierta al ver la lata de crema chantillí de la vez pasada.
—Estoy siendo malo por privarte de la comida que yo mismo preparé cuando tienes tanta hambre—aclaró al ver la expresión ajena, acortando la distancia entre ellos y volviendo a su posición inicial—. En mi defensa, quería adelantarme al postre.
—Tú, eres increíble.
—Aprecio el halago, pero se supone que estoy demostrándote mi punto. Levántate el hoodie hasta el pecho, no querrás mancharlo de otro tipo de crema, ¿o sí?
Taehyung asintió con un corto movimiento de cabeza, dejando que la prenda superior, que había estado ocultando su estilizada figura, apenas cubriera sus erectos pezones. La mano libre de Jungkook se movió sobre el abdomen ajeno hasta alcanzar uno de los botoncitos desatendidos, pellizcándolo y consiguió un jadeo de esos labios que amaba besar. Jungkook repitió el proceso con el otro pezón antes de volver a hablar con esa voz que lograba que Taehyung entrecerrara los ojos.
—Eso es, amo verte siendo tan obediente y estando tan dispuesto a lo que sea que te pida.
El alfa abrió la lata y el contenido se vació directo a la entrepierna del omega. El cambio de temperatura hizo chillar al actor y eso fue suficiente para que una corriente eléctrica pulsara en la polla del vocalista; cada vez más dura ante la mínima reacción de su acompañante.
Su jodido lobo lo único que quería era marcar de una vez por todas a su pareja, entendiendo cero razones de porque debían esperar más tiempo cuando lo tenían a su merced. Sin embargo, Jungkook luchaba contra ese impulso con la voluntad de un verdadero guerrero, porque se prometió a sí mismo que respetaría a Taehyung sin importar qué y, por ende, la marca solo podría llevarse a cabo si ambos lados estaban de acuerdo con ello.
Ese tema no era ningún juego, porque si se unían, sería hasta su último suspiro y con suerte, la luna los bendeciría para un encuentro en una próxima vida, por más cursi que se escuchara.
La crema cubría la extensión del omega desde la punta hasta la base, derramándose con lentitud hacia los testículos hasta mezclarse con el almizcle que mojaba su entrada. La boca del alfa se hizo agua, por lo que no perdió el tiempo y se agachó para lamer la caliente erección de arriba hacia abajo tras dejar la lata a un lado del cuerpo de su amante, porque esa no sería la única vez que pensaba utilizarla. Empezó con largos lametones, saboreando el dulzor del chantillí y la salinidad de la piel ajena. En el fondo, escuchaba jadeos y suspiros, mientras una mano temblorosa se enredaba en su cabello oscuro, buscando soporte ante las sensaciones tan placenteras.
Cuando se trasladó a los testículos, los besó, lamió y chupó, complementando la tarea con el masaje que realizó con uno de sus dedos hasta tantear de nuevo el agujero que se contraía con anticipación, ansiando ser llenado con algo más que grande. Taehyung echó su cabeza para atrás, cerrando los párpados para gozar de una forma más intensa el trabajo que Jungkook realizaba con su experta boca.
La manera en la que su entrada era delineada con la lengua — siendo limpiaba de los excesos de crema y lubricante— y, a su vez, tragaba el dedo ajeno, envolviéndolo con sus húmedas paredes hasta alcanzar levemente ese punto dentro de su interior debería ser ilegal, pero, aun así, no era suficiente para el omega que necesitaba con urgencia la polla de su alfa. Deseaba que este se cerniera sobre su cuerpo y lo embistiera con rudeza, obligándole a mostrarle su cuello como señal de absoluta sumisión consentida por alguien desafiante por naturaleza como él lo era.
Porque sí, Taehyung era indomable en muchos aspectos, pero Jungkook sabía cómo amansarlo y eso le fascinaba al omega que al fin había encontrado al alfa con el coraje necesario para ello. Ninguna experiencia anterior tenía la más mínima comparación y eso también aplicaba para el rockstar que halló en el actor a la pareja que ansiaba proveer, cuidar, amar y mantener siempre contenta en el ámbito sexual.
—Entra ya, no sé cuánto más pueda soportar.
Su voz apenas era audible por lo agitado que se escuchaba, esforzándose para no eyacular.
—No pienso hacerlo y no es opción que te dejes llevar.
De repente, Taehyung levantó su rostro para mirar a Jungkook con incredulidad.
—¿Acaso quieres que la polla te explote? Solo mírate cómo estás —cuestionó, olvidándose por un segundo de su adolorida erección, mientras señalaba el bulto oculto en la ropa impropia. La seriedad con la que se lo dijo, casi hace que Jungkook soltara una carcajada. Amaba que Taehyung no tuviera filtros con él, sin importar cuál fuera la situación—. Eso es otro nivel de masoquismo, Jeon, no seas cabezota y déjame darte una mano.
Otro ejemplo que podría mencionar eran los audios que le enviaba maldiciendo de una forma muy cómica, hilarante y con cierto toque de sarcasmo a cualquier protagonista —que se metiera en problemas teniendo otras alternativas—, perteneciente a alguna película o serie que estuviera viendo en su tiempo libre o cuando sus estilistas lo preparaban antes de iniciar el rodaje de su drama después de que ambos empezaran a intercambiar mensajes con una frecuencia diaria.
—Ya te había dicho que no tienes que recompensarme, Tae —el mencionado seguía con una cara de no creerle nada de lo que decía, pero una de sus cejas se levantó con interés al escucharlo terminar la idea—. Tengo otros planes para nosotros, solo confía en mi palabra.
El alfa se apartó aún más para bajarse los pantalones de chándal y el bóxer que había mantenido apretada a su dolorosa erección, regalándole al omega la vista ideal de su miembro; el pre semen escurría de la punta, las venas marcadas en el tronco y sus testículos tensos por la presión de no correrse, demostrando lo mucho que ha estado conteniéndose.
En pocas palabras, el delicioso sufrimiento fue mutuo.
Taehyung se quedó callado y esperó por el siguiente movimiento de Jungkook, el cual fue tomar la lata y volver a llenarlo de la misma, con la única diferencia de que esta vez la crema cayó directo a su agujero. De nuevo, la temperatura fría del alimento causó estragos en Taehyung, quien apenas atinó a llevarse la mano a la boca para no gritar con absoluto descaro.
Todavía le resultaba increíble la capacidad innata que Jungkook tenía para provocar que de su boca salieran tantos sonidos vergonzosos, porque antes de él, le tocaba exagerarlos o el peor de los casos, fingirlos.
—No te cubras, me gusta escucharte—al omega le quedaba muy claro ese detalle, pero si reaccionaba así, era por pura inercia, ya que llegaba a sentirse tan expuesto sobre lo mucho que le gustaba lo que ese alfa hacía con él—. Espero que, con esto que voy a hacer, dejes de estar tan inquieto. Verte y escucharte es suficiente para lograr que me corra, porque ser testigo de tu placer, es mi mayor satisfacción personal.
La respuesta de Taehyung ante la declaración de Jungkook nunca llegó, pero poco le importó al conseguir gemidos como contestación después de que su boca se abriera camino en la intimidad ajena, mientras su mano masturbaba su propio pene al compás de las embestidas que su lengua daba contra la entrada que se humedecía más con cada segundo que pasaba.
—Ahí, Ggukie, sí... Me gusta mucho, alfa—formuló esa pequeña oración cuando tuvo la oportunidad de no emitir otra cosa que no fueran gemidos, incentivando al alfa a que incrementara la velocidad en su polla y en las succiones que realizaba con su boca. Jungkook ya no le veía caso a seguir alargando la tortura propia —a este paso se harían realidad las palabras del omega y no estaba en los planes del alfa que algo así sucediera cuando tenía una pareja a la que anhelaba complacer cuando quisiera y como quisiera—, y la de Taehyung, por lo que una demanda no demoró en escucharse dentro de esas cuatro paredes.
—Córrete para mí, omega.
El omega juró ver estrellas cuando de su pene salieron disparados chorros de semen que cayeron en su abdomen al mismo tiempo en que su lubricante empapaba el rostro del alfa. Jungkook se propuso beber hasta la última gota de Taehyung, experimentando un orgasmo arrollador que acabó por manchar el piso de la moderna cocina.
Tras un minuto de que ninguno de los dos emitiera palabra, con sus respiraciones agitadas como el único sonido que se podía apreciar, buscando recuperarse del éxtasis que seguía repercutiendo en sus anatomías, Jungkook decidió romper el hielo con una pregunta muy puntual a Taehyung.
—¿Ahora si te quedó claro que no soy el adorable entre los dos?
Mierda, ¿qué sí le había quedado claro? Por supuesto que sí, pero tal vez debería llevarle la contraria a menudo.
La mirada de Jungkook era tan profunda que Taehyung sentía que podía perderse en su oscuridad. Seguía atontado por lo sucedido, pero no estaba imposibilitado para responderle como merecía.
—Sí... aunque no me quejaría si me lo vuelves a demostrar.
—Desobedéceme o repróchame y te prometo que te torturaré de una forma dolorosamente placentera—el alfa respondió con seriedad, tomando con su pulgar lo que quedó de los fluidos ajenos en su mentón para llevárselos a la boca sin quitarle los ojos de encima al omega—. Hoy fui demasiado suave, pero en otra ocasión no te prometo lo mismo. Conmigo no pararás de llevarte sorpresas, ¿entendido?
Taehyung asintió con el corazón latiéndole con fuerza dentro de su pecho y Jungkook, sin poder contenerse, dejando de lado su actitud dominante, se acercó y plantó un corto beso en los labios impropios. Fue un simple roce, sutil, casto y tierno. Duró menos de un segundo, pero fue como una caricia directa a su alma, por lo que lo aceptó sin rechistar.
A Taehyung le encanta la manera en la que Jungkook le besa; sin embargo, desde que empezaron a tener sexo, casi nunca compartían besos en el proceso —prefiere hacerlo en momentos menos íntimos— y no debería sobre pensar al respecto dado el acuerdo que tienen, pero lo hace. Y la conclusión más lógica a la que llega es que Jungkook debe querer reservar lo más posible ese tipo de gesto para una persona más especial, alguien que no fuera él. Taehyung
El omega no podía quejarse, porque al menos recibía uno que otro de vez en cuando, pues era obvio que al alfa le sentaba mal ser cortante con él, no estaba en su naturaleza ser así.
—Lamento haber alargado tanto esto cuando tenías tanta hambre.
La voz de Jungkook sacó de sus pensamientos a Taehyung, quien negó con rapidez.
—Cumpliste con uno de mis fetiches, así que no hay nada que perdonar. Limpiemos este desastre y sentémonos a comer.
—Déjame hacerme cargo, yo provoqué esto.
El omega suspiró, pero sus labios se curvaron en una diminuta sonrisa, teniendo en cuenta que el alfa no cambiaría de opinión, por lo que le dio el visto bueno para ello. Jungkook también le sonrió, subiéndose la ropa interior y su pantalón antes de ir en búsqueda de toallitas húmedas para limpiar el semen en la piel canela de Taehyung y del piso de la cocina; después lo ayudó a vestirse y bajarlo de la encimera para que ambos pudieran lavarse las manos y degustar el ramen que había estado esperando por ellos durante media hora aproximadamente.
Sintiéndose tan cómodos y domésticos el uno con el otro, pues esos momentos de compañía mutua eran lo mejor que podía pasarles.
❤️🔥
Luego de que se desocuparan de los trastes sucios, Jungkook le sugirió a Taehyung que vieran una película de Marvel —la del Capitán América—, siendo completamente ajenos al tiempo gracias a la tranquilidad que los invadía cada vez que estaban juntos. Cuando el filme acabó, eran pasadas la medianoche y el alfa no quería dejar que el omega se fuera de su casa tan tarde, así que luego de ponerle ojos de cachorro, lo convenció de quedarse. Yeontan y Bam seguían durmiendo juntos para ese entonces, por lo que a Taehyung le dio cargo de conciencia molestar el sueño de sus mascotas y terminó siguiendo a Jungkook hasta su habitación para que ellos también pudieran descansar.
En menos de diez minutos, la pareja ya se encontraba en brazos de Morfeo. Taehyung se había acurrucado en el pecho desnudo de Jungkook, portando una de sus camisetas como pijama, mientras el mencionado lo aprisionaba con sus brazos como si no quisiera soltarlo nunca. El aroma de alfa y omega los envolvía de pies a cabeza, adormeciéndolos y brindándoles una sensación de seguridad que complementaba a la calidez que obtenían con solo estar abrazados.
Como Jungkook solo dormía en bóxer, Taehyung tuvo la oportunidad de sentir el calor corporal ajeno de una forma más directa, mientras su cuerpo se mantenía cubierto por una prenda de la cual se desbordaba el "perfume" y fragancia natural del alfa que volvían loco al omega día con día. El rockstar también se hallaba extasiado al poder enterrar su rostro en el cabello ajeno, inhalando el delicado aroma del acondicionador del actor, mezclado con su olor propio.
Muy temprano en la mañana, Taehyung se incorporó de la cama con cuidado—agradecido con su reloj biológico que no le permitió seguir durmiendo— y extrañando al instante tener que dejar los brazos de un muy pacífico Jungkook, con la intención de vestirse, tomar a su mascota y marcharse sin despertar a su acompañante. No obstante, la mano del alfa se enredó en la muñeca del omega antes de que siquiera pudiera alejarse de él.
—Ggukie, ¿te desperté?
—Sí, no fuiste muy cauteloso como para evitarlo—el alfa mintió sin mirarlo a los ojos, porque estaba despierto desde hace rato, gozando del sentimiento reconfortante que se adueñaba de su alma y lobo gracias a la presencia del omega que dormitaba en sus brazos y enterraba su cabeza en el hueco de su cuello, restregándose contra él como si no tuviera suficiente y quisiera impregnarse en su piel cuál tatuaje indeleble—. ¿Querías irte sin despedirte, Tae?
—No, es solo que te veías tan tranquilo mientras estabas durmiendo y, por eso, no quería darte más molestias. Hoy no puedo quedarme a desayunar porque mis grabaciones empiezan a las ocho y ya son las seis de la mañana. Pensaba dejarte una nota para que no creyeras que me fui sin más.
—Comprendo, aunque no me gustaría que lo hicieras a pesar de que eso signifique interrumpir mi sueño —expresó, por fin, dándole la cara para que los ojos chocolates y los ojos avellanos se fundieran en aquel intercambio profundo de miradas.
—¿Por qué?
—Porque no olvido cuando me dijiste que no querías quedarte a dormir, lo que me hace pensar que era algo usual con tus anteriores parejas. No dejes que yo sea uno más de ellos, permíteme ser egoísta y también tener el privilegio de despedirte y desearte buenos días en lugar de que te escapes sin decir nada.
A estas instancias, Taehyung pensaba sin atisbo de duda que Jungkook se había propuesto dejarlo sin palabras. El anhelo en los orbes del alfa era imposible de ignorar, y muy en el fondo, el omega quería contestarle que jamás sería capaz de ponerlo en el mismo grupo de sus exparejas o ligues, porque desde el inicio no existía punto de comparación. Sin embargo, su temor al rechazo, solo provocó que una respuesta banal saliera de sus labios.
—Claro, puedes estar tranquilo, no lo volveré a hacer.
—Bien...
Jungkook desconocía de dónde salió la valentía para ser jodidamente sincero con Taehyung desde tan temprano, pero su lobo lo aprobaba por completo. El animal se sentía atado de patas en la situación tan estúpida que su humano y el de su pareja habían creado al prohibirse ser felices, pero esta simple acción se sentía como un gran avance.
Con fe, Jungkook, más pronto que tarde, le confesaría sus sentimientos a Taehyung, se convertirían en novios y sus lobos podrían unirse para nunca más separarse. Con el pasar del tiempo y charlar de todos los temas importantes para que su relación marche de la mejor manera, ambos le revelarían sus sentimientos al mundo, marcas adornarían sus cuellos, se unirían en matrimonio y empezarían con planes para agrandar la familia; uno, dos o tres cachorros no se escuchaban nada mal dentro del sueño idílico del animal, quien conocía los verdaderos deseos de su pareja por más que se hubiera sentido mal por las palabras que Taehyung le dedicó a Jungkook cuando este le preguntó sobre sus planes a futuro.
Pero ya pasó, y no le daría más vueltas al asunto.
Además, Jungkook le prometió a su hermana poner todo de sí mismo para conquistar a Taehyung, así que no le quedaba más que brindarle la confianza para que consiga su objetivo. Que Somi estuviera de su lado también era una gran ayuda, pues gracias a la alfa es que Jungkook ya tenía más claras las líneas que debía recorrer para continuar en esta ardua batalla, porque en el amor y la guerra, todo se vale.
La invitación a su apartamento después de la salida con sus mascotas fue idea de Somi, quien en su conocimiento como fan acérrima de Taehyung, le contó a Jungkook que este contó en un directo que adoraba comer ramen luego de dar un paseo.
—Te lo juro, hermanito. Él ama la comida, así que continúa ganándotelo por el estómago como has estado haciendo hasta ahora.
—De acuerdo, confío en ti, Somi.
—No solo en mí, tú mismo me acabas de decir que te ha dicho que tu comida le parece deliciosa y eso ya significa una ventaja para ti en esta situación.
—Si tú lo dices... Creo que mi mayor miedo es que a pesar de mis esfuerzos, Tae no me llegue a ver nunca como su alfa—se sinceró Jungkook, ganándose un abrazo de su hermana a modo de consuelo—. Y no es como que pudiera obligarlo a que me corresponda y esté conmigo, jamás haría algo así, porque lo que más me importa es que sea feliz, aun si esa felicidad no tiene nada que ver conmigo. Estoy irremediablemente enamorado, pero el temor de que esto salga mal sigue ahí, ¿me entiendes?
—Sí que lo hago y te repito que no seas pesimista, Koo—se alejó, tomando de las manos para no dejar de mostrarle su apoyo incondicional—. La fe que te tengo no es solo porque seas mi hermano, sino porque tú encajas muchísimo en el tipo ideal de Taehyung-ah.
—¿Perdón?
¿Escuchó bien o esto era una broma de su hermana menor?
Somi tomó una bocanada de aire y le informó hasta el más mínimo detalle de lo que ella sabía sobre tema. Después de tales revelaciones, Jungkook se sintió más confiado y con muchos ánimos para seguir el plan de enamorar a Taehyung al pie de la letra.
Cuando Taehyung estuvo listo, fue a buscar a Yeontan a la sala, siendo seguido por Jungkook, quien se había puesto un pantalón de chándal y la camisa que el omega estuvo usando en la noche. El alfa lo vio tomar al perro pomerania entre sus brazos, despertando en el proceso a Bam, que inmediatamente empezó a moverles la cola con euforia como saludo, pero manteniéndose quieto en su sitio.
—Ha llegado la hora de irnos, Ggukie.
—Ve con cuidado, Tae. Me avisas cuando llegues a tu apartamento, por favor.
—Lo haré, pero ¿no pensabas seguir durmiendo después de que me fuera?
—No creo que pueda si no sé qué ya estás sano y salvo en tu casa.
—Okay, te prometo que en mis planes no está preocuparte —levantó su meñique, esperando que Jungkook lo entrelazara con el suyo y así fue. Taehyung le dedicó una mirada suave antes de tomar distancia nuevamente.
—Gracias, cariño.
Jungkook se hizo el desentendido después de que su boca saliera ese apodo cariñoso que solía ocupar cuando estaban en otro tipo de situación y Taehyung decidió seguir su ejemplo, agradecido con el hecho de que la mitad de su rostro estuviera oculto por su cubrebocas para no ser delatado por el carmín en sus mejillas, mientras se encaminaban a la puerta.
Se despidieron con un ademán y cuando Taehyung salió del apartamento, Jungkook se dirigió hacia la sala para acariciar a Bam, rememorando lo sucedido durante las últimas horas hasta que el mensaje de Taehyung llegara y pudiera dedicarse a preparar su desayuno. Unos veinte minutos más tarde, el omega cumplía con la petición del alfa y este último iniciaba su día con normalidad, ignorando el resto de mensajes que tenía acumulados en su bandeja de entrada de KakaoTalk.
Aunque grande sería la sorpresa que se llevaría cuando el reloj marcaría las diez de la mañana.
Jungkook se encontraba golpeando el saco de arena en su gimnasio personal cuando el timbre de su apartamento sonó, eclipsando la música que escuchaba en sus altavoces. Dudaba mucho que se tratara de Taehyung, así que supuso que podría tratarse de Somi o alguno de sus amigos y compañeros de Liberté.
Pero al abrir la puerta, su rostro empapado por el sudor se desencajó al ver a su manager, Namjoon, parado frente a él con una mirada de reprimenda.
—Nam hyung, ¿qué haces aquí? ¿Ha pasado algo malo?
—Sí, no contestas los mensajes desde ayer y es importante lo que debo decirte, así que no me quedó otra opción que venir a verte personalmente.
—Diosa, lo lamento mucho. Por favor, entra y cuéntame qué sucede.
El otro alfa no se hizo de rogar, dirigiéndose a la sala, donde el dóberman de su amigo y cliente estaba mordiendo uno de sus juguetes. Le regaló una suave caricia en la cabeza al can antes de sentarse en el sofá, siendo imitado por el dueño de este.
—Seré rápido, te tengo una muy buena noticia... ¡El estudio de la empresa ya está listo!
—¿Eh?
No, ¿por qué ahora?
Justo cuando decidió poner todo de sí mismo para que la relación con Taehyung no se quedara en un sueño, Namjoon venía a decirle esto. Jungkook quería reír para no llorar.
—Lo que escuchaste, Taehyung-ssi y tú ya podrán trabajar ahí y no en tu apartamento —recalcó con un semblante más neutro. El ceño fruncido en consecuencia a ser ignorado, ya había desaparecido casi por completo, pero para su mala suerte, no demoraría en volver a aparecer—. Ya puedes informarle para que su próxima sesión sea en ese estudio... ¿Por qué te quedas callado?
Al no obtener respuesta por parte de Jungkook, Namjoon no demoró en conectar los puntos y estar seguro de que, si confirmaba sus sospechas, le daría un paro al corazón.
Esto era malo, muy malo.
—No me digas que ustedes...
—¡No! —una cosa era que su hermana supiera, otra muy distinta que ese alfa se enterara, lo adoraba, pero sabía de sobra lo recto que era con los asuntos de trabajo—. No es nada de eso, es solo que yo no creo que sea prudente volver al estudio.
—Eso no tiene sentido. Tú estuviste muy intenso diciéndome que presionara a los proveedores como para que ahora ya no quieras ocupar los equipos. ¡Eso es muy sospechoso! —exclamó, poniendo de los nervios al alfa menor.
—Sí, eso fue antes de que tanto Taehyung como yo nos empezáramos a sentirnos muy cómodos trabajando en el estudio de mi apartamento. Es algo de artistas...
—Explícamelo mejor, porque no te estoy entendiendo nada, JK.
Este era su momento, o se lucía con un buen argumento o la jodía en grande y acaba exponiendo lo que estaba pasando de la peor manera posible.
—Este estudio ya se convirtió en nuestro espacio de creatividad, no podemos reemplazarlo solo porque sí o el resultado no será igual—aseguró con convicción, haciendo reflexionar al mánager que le analizaba con tanta intensidad como si estuviera buscando el mínimo índice de duda en su discurso—. Es la primera vez que me pasa, yo no creí que sería posible a pesar de haber escuchado experiencias de otras personas del medio, pero tras hablarlo con Taehyung, me di cuenta de que no era el único que pensaba de esa manera y que ya no se veía volviendo a la empresa para continuar lo que ya creamos aquí.
—Mmm... Tiene lógica.
—¿Ya ves?
Jungkook sonrió con suficiencia. Namjoon era muy inteligente y astuto para algunas cosas, pero para otras era demasiado ingenuo.
—Lo dejaré pasar solo porque soy consciente de que están avanzando sin ningún problema.
El vocalista siempre le reportaba acerca de sus avances, por lo que el mánager podía estar tranquilo, mientras esperaba con ansias escuchar los resultados finales.
—Gracias por la confianza, hyung. Te prometo que cuando el mundo entero escuche las canciones que hemos estado preparando, no les quedará duda de que mejor dúo que nosotros no existirá jamás.
—Desbordas confianza, ¿eh? —el alfa menor asintió repetidas veces, orgulloso de sus resultados en la colaboración con el omega—. Estaré contando los días hasta que el gran día llegue, JK.
—No te arrepentirás de ello.
El alfa mayor sería capaz de meter las manos al fuego por cualquiera de los integrantes del grupo para el que trabajaba día a día, así que no dudaba de que se quedaría sin palabras cuando las canciones fueran reveladas.
—Yo sé que no, pero cambiando de tema, hay otra cosa que necesito tratar contigo, el líder de Liberté.
—¿Por qué tan serio de repente?
—Porque es igual o más serio que el otro tema, pero me dejaré de misterios y te lo contaré para que me cuentes tu opinión, ¿sí?
—Por supuesto.
—Bien, yo sé que desde que te informé de este trabajo se suponía que Liberté no estaría muy activo por obvias razones —una decisión que fue aprobada por todos los involucrados, quienes dijeron que sería como un pequeño descanso hasta regresar a los escenarios con nueva música—. Pero si ustedes quieren y están dispuestos, eso podría cambiar muy pronto...
—¿La empresa quiere que saquemos algún single o algo? —cuestionó sin rodeos—. ¿Es eso, hyung?
—¿Acaso ahora también eres adivino?
—No, es que era eso o una presentación sorpresa...
—Pues...
—¿También quieren que nos presentemos? Oh, tu cara ya me lo dijo todo.
—Es una oportunidad que no deberían rechazar—aseguró—. Promoción es promoción, JK. Ustedes son muy famosos, pero quienes están pidiendo por ustedes no son cualquiera.
—¿No es para algún festival de música?
—Nada que ver. Quienes los quieren dando un show, en el que presentarán esta nueva canción y otras más de su repertorio, son los altos mandos de Dior y Louis Vuitton, los cuales han estado trabajando en una colaboración exclusiva entre ambas marcas.
—¿De verdad? —Jungkook no se creía lo que escuchaba, ahora comprendía el entusiasmo de Namjoon—. Eso se escucha increíble y tienes razón, es una gran oportunidad, porque rara vez se ve colaborando a dos grandes como ellos.
—Sabía que me entenderías, entonces como líder, ¿estás de acuerdo con ello?
—Jamás diría que no a algo así, aunque debes consultarlo con los chicos. Que yo sea el líder no significa que solo mi opinión sea la que cuente. Liberté, no soy solo yo, somos los cuatro.
—Eso lo tengo muy claro, pero tú los conoces mejor que yo cuando se trata de este tipo de cosas.
—Si tu temor es que se nieguen, dudo mucho que lo hagan. El único consejo que puedo darte es que después de que salgas por esta puerta, les hagas una visita para que les comentes la situación. Me consta lo mucho que están disfrutando de este hiatus, así que antes de que hagan otros planes, adelántate y confirma que podrán reunirse conmigo para ponernos manos a la obra. Con suerte tendremos una gran canción en tiempo récord, porque a pesar de no estar obligados a ello, nosotros no podemos dejar de componer o escribir música. También te prometo que no descuidaré el trabajo con Taehyung.
—Y eso es lo que los hace los mejores artistas que conozco y estoy seguro de que no lo harás, porque me consta que eres el señor responsabilidad —halagó con sinceridad y un tinte de diversión que hizo reír a su acompañante—. Me voy ya a hacer lo que dijiste antes de que sea tarde—Namjoon se levantó del sofá y Jungkook le siguió, caminando detrás de él hasta llegar a la puerta de su apartamento—. Gracias por darme tu punto de vista. En próximos días les estaría informando la fecha y más detalles si es que ellos también aceptan la propuesta.
—Me parece perfecto. Estamos en contacto, hyung.
—Así será, JK. Cuídate mucho y sigue creando maravillas junto a Taehyung-ssi.
—Con gusto cumpliré ese deseo.
Namjoon asintió con una sonrisa de hoyuelos enmarcada en sus labios, despidiéndose de él con un ademán antes de que la puerta se cerrara y Jungkook se dispusiera a seguir ejercitándose, mientras reflexionaba sobre esta inesperada oportunidad que la vida le ofrecía a su grupo. Una que después de la emoción inicial— tras obtener el reconocimiento de dos grandes de la moda—, podría parecer otra más del montón, al tratarse de una banda famosa que ya había conquistado otros escenarios más relevantes que, los de un evento organizado para gente exclusiva y de gustos muy refinados, pero que igual sería uno de los puntos de quiebre para una situación que no debía de seguirse aplazando.
Solo la luna sabía lo que pasaría a raíz de una noche que más de uno consideraría inolvidable.
Continuará...
Depositen sus teorías locas en comentarios acerca de lo que se podría venir, aunque confío en que varios ya lo saben por los spoilers que he dado en mi canal de Whatsapp y en mi Instagram (me encuentran como kamieshiro).
Gracias por esperar, el universo una vez más conspiró contra mí para poder actualizar, no obstante, sigo aquí a pesar de todo y soy feliz de traerles un nuevo capítulo (hubiera sido genial hacerlo el 30 de septiembre en conmemoración al primer aniversario, pero ya no se pudo), que espero hayan disfrutado tanto como yo hice. También les cuento que decidí escribir una nueva historia, es un omegaverse vkook, así que si desean darle una oportunidad en mi perfil de wattpad bajo el título de dimensiones entrecruzadas.
Nos leemos pronto, mis corazones.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro