༻𓊈𒆜12: Yes or No𒆜𓊉༺
Alfa y omega se besaban con una desesperación arrolladora, compartiendo algunas risitas cómplices en el proceso que se alargó tanto por querer sentirse a cada paso que daban. Nunca antes Jungkook besó a alguien mientras se encaminaba a una habitación con la persona en sus brazos, pero tal parecía que Taehyung llegó a su vida para hacerle realizar cosas que nunca imaginó. Y es que las ansias del alfa por sentir la boca del omega contra la suya eran tan fuertes que no quería separarse de este, por más que sus pulmones pidieran por algo de oxígeno, aunque lo que más le gustaba de esta situación era que el susodicho estaba con las mismas ganas que él.
Era recíproco.
Los besos eran desordenados, sus dientes chocaban y sus lenguas jugaban entre ellas, buscando dominar en este juego previo. El omega profundizaba la acción al tomar el rostro del alfa, jugueteando con su labio inferior o mordiendo ambos. El contacto entre sus bocas era tan intenso que cuando se separaron, un hilo de saliva los unía, pero eso los alentaba a seguir con ello.
Jungkook ni siquiera fue consciente cuando por fin estuvo al exterior de su cuarto, pero Taehyung lo hizo salir de su ensoñación al dejar un casto beso en su boca en lugar de otro apasionado. Habían llegado a su destino y una vez cruzaran el umbral de la puerta, ninguno de los dos haría nada para detenerse.
¿Por qué hacerlo cuando era lo que más anhelaban en secreto?
Sería estúpido negarse ante la tentación que les provocaba la cercanía ajena.
El vocalista se distanció un poco para empujar la superficie de madera con su pie sin necesidad de dejar en el suelo al actor, quien parecía muy cómodo, siendo cargado al estilo nupcial y acariciando su mandíbula marcada. Agradecía para sus adentros nunca dejar del todo cerrada la puerta, evitando tardar demasiado al momento de que tuviera que ingresar por esta. Además, su lobo estaba contento por la idea de unirse a su pareja en un lugar tan íntimo, pues el alfa nunca llevó a ninguna de sus anteriores conquistas a su apartamento, peor aún a su cama, porque en su mente residía la idea de que ese privilegio solo lo tendría el omega que lo hiciera anhelar un futuro a su lado.
Y a estas instancias, podría jurar que ya lo había encontrado de la manera más inesperada.
Ni corto ni perezoso, Jungkook depositó a Taehyung sobre el mullido colchón, mientras se ubicaba encima. La vista que el vocalista obtenía desde arriba era sublime, pues el actor se mantenía con los labios rojizos por los besos que se dieron, con el cabello un tanto desarreglado, la respiración agitada y el rubor tiñendo sus mejillas.
Jungkook quería más de esa imagen pecaminosa que Taehyung le regalaba.
El omega se permitió soltar un suspiro cuando el rico olor a ginebra, jengibre y limón lo envolvió como un manto al caer de espaldas sobre la superficie cubierta por edredón rojizo, la cual estaba tan cargada del aroma del alfa, más que la misma habitación; esa simple banalidad lo hizo lubricar como si estuviera en celo.
No quería ni imaginar cómo sus muslos y trasero se mancharían cuando las cosas subieran al nivel máximo. Ni un mocoso hormonal se sentiría tan necesitado como él lo estaba en ese preciso momento. Esta era la primera vez que le sucedía, pero poco le importaba, aunque no pudiera decir lo mismo del hombre que lo cubría con su fornido cuerpo.
La fragancia a fresas, moras y violetas del omega invadió el sensible sentido del olfato del alfa, que no tenía que ser un genio para deducir cuál era el lugar de procedencia. Ese descubrimiento mandó un tirón directo a su polla, provocándole cierto dolor por seguir atrapada en su ropa interior y en sus pantalones. Sin embargo, por más necesitado que estuviera, pensaba ir con calma para no abrumar al hombre que lo mantenía tan sediento por probarlo como un animal hambriento a unos cuantos metros de su presa.
—Si no te hubieras ido ese día, te hubiera follado tan bien que hubieras deseado quedarte pegado a mí un día entero.
La voz ronca de Jungkook provocó una sensación que se arremolinó en el vientre de Taehyung. Si este seguía hablándole de ese modo, no resistiría tanto tiempo antes de correrse. Era increíble cómo, sin siquiera tocarle, ya estaba causando estragos en todo su ser.
Pero él también sabía cómo tentarlo.
—¿Así? ¿Solo esa vez? Yo estoy esperando que me lo demuestres ahora. ¿O crees no poder conmigo?
—¿Estás seguro de lo que dices? —preguntó, dirigiendo su mano hacia el mentón ajeno para que no se le ocurriría desviar la mirada ante su cuestionamiento, quería asegurarse de que le estuviera hablando con la verdad—. Una vez que inicie no pienso parar. Si sales de esta habitación será sin poder caminar. Esta es tu última oportunidad para escapar de mí, omega.
Y no mentía, Jungkook era muy intenso y apasionado, tanto que muchos no lograron seguirle el ritmo, pero algo le decía que ese no sería el caso de Taehyung. Tal vez por esa razón las ansías de seguir aventurándose con él le llamaba tanto la atención.
—Me gusta el peligro, alfa.
La confesión escapó de sus labios de una forma tan natural y espontánea, que no fue capaz de analizarla antes de pronunciarla. Taehyung desconocía el motivo por el que quería ser tan sincero con Jungkook, pero quería suponer que era una reacción normal al comprobar lo compatible que parecía ser con sus peculiares gustos.
Porque a pesar de que le contestara con confianza, el alfa no se mostraba intimidado ante la osadía del omega y le devolvía la respuesta con un argumento más descarado que el propio.
—Tendré que probar cuáles son tus límites.
—Lo tienes permitido, estoy a tu disposición.
—Entonces, déjate llevar.
Taehyung asintió ante el pedido, sintiendo cómo los labios de Jungkook se adueñaban una vez más de los suyos. Los movimientos de sus bocas eran sincronizados, robándose el aliento en cada ósculo e incrementando la excitación en sus partes bajas. Después de unos cuantos minutos en los que el alfa degustó el sabor del omega, este se separó y le indicó con un ademán que deseaba quitarle la ropa para seguir avanzando.
El actor obedeció en silencio, levantando sus brazos para que el vocalista lo desprendiera de su abrigado suéter. Cuando quedó con el torso al descubierto, no pudo evitar sentirse cohibido, lo cual era estúpido, porque no era la primera vez que su acompañante lo veía en ese estado, pero el contexto era completamente distinto.
En dicha ocasión lo vio modelando en un trabajo, pero ahora estaba siendo testigo de la faceta más frágil que poseía.
Y era tan raro, porque siempre era seguro de su aspecto físico. No obstante, muy dentro suyo, el omega sufría por la inquietud de saber si en serio al alfa le gustaba lo que veía. Poseía una suave pancita gracias a lo poco constante que era con el ejercicio y su cuerpo no era tan curvilíneo como el resto de omegas, a pesar de que esto fuera una consecuencia de la pureza de su casta, es decir, un detalle físico que nunca podría cambiar al ser parte de su genética.
—No tienes nada de que avergonzarte cuando pareces un ángel caído del cielo—lo halagó, dejando un beso en su frente al percibir cierto atisbo de inseguridad en la mirada contraria, antes de musitar unas palabras que le devolverían la calentura a su amante, cuál chispa que se convierte en un incendio—. Uno que disfrutaré de corromper hasta hacerlo rogar por piedad.
Los latidos del corazón de Taehyung se aceleraron más de lo que alguna vez creyó que podría ser posible, dejándose guiar por Jungkook, quien lo instó a volver a su posición original. Cuando se dejó caer sobre la cama, lo primero que advirtió fue al alfa, dejando un camino de besos que inició desde su cuello, descendiendo hacia sus clavículas, acompañándolo de algunos chupetones y mordidas que dejarían marcas en los próximos días.
Era una fortuna no tener que atender pronto algún trabajo en el que tuviera que mostrar mucha piel—incluyendo el drama—, porque de ser el caso, no existiría una forma adecuada para justificar las señales de pertenencia que solo un alfa podía dejar en la piel del omega con el que tuvo intimidad.
A fin de cuentas, era parte de la naturaleza de estos reclamar lo que creían era suyo.
Y quizá ellos no eran nada, pero el omega fue consciente de la petición que él mismo le hizo al alfa sobre pertenecerse mutuamente por esa ocasión, así que no podía quejarse como hizo en veces anteriores con sus compañeros de cama cuando se les iba la mano en ese aspecto.
De hecho, uno de los pedidos que Taehyung hacía, era que no le dejaran ese tipo de marcas en su sensible dermis, porque no quería dar explicaciones innecesarias y al mismo tiempo, creía que este tipo de cosas eran exclusivas para parejas formales o con ligues de mucha confianza.
Dos casos que nunca antes experimentó con tanta seriedad, porque ni los que gozaron del título fugaz de "novio" o "polvo frecuente", tuvieron la oportunidad de convencerle para permitirles algo de esa índole. Y cuando alguno cometía el grave error de marcarlo de algún modo, Taehyung se molestaba y las cosas se ponían tensas, transformando la situación fogosa en algo demasiado incómodo para las dos partes involucradas. A su lobo le estresaba en demasía y, por ende, el mal genio se apoderaba del lado humano con rapidez.
No cabía duda de que eso y la cuestión de los olores le ponía de los nervios cuando la otra persona no tenía cuidado ante la petición que realizaba con anterioridad. Por ese mismo motivo es que hace rato el omega no intimaba con ningún alfa, pues por el momento quería evitarse dolores de cabeza innecesarios por trivialidades como esa.
Si tan solo supiera que él no era el único que ponía condiciones.
El tema de no tolerar aromas y que trataran de besarle o tocarle en las zonas que consideraba erógenas, eran dos cosas que el alfa puro encima de él no soportaba en lo más mínimo. Eso sin contar que nunca sintió tanta compatibilidad con alguien como lo hacía con el omega que parecía ser un bello regalo de la diosa Luna.
¿Y por qué había llegado a esa conclusión?
La respuesta era muy sencilla.
Taehyung le gustaba en todos los sentidos y con cada día que pasaba, Jungkook descubría otra faceta más que lo atraía, exceptuando lo encantado que lo tenía con su olor y lo mucho que le calentó que el mencionado lo acariciara en el pecho hasta provocarle un gruñido; si se ponía tanto con eso, no quería imaginar como estaría si llegaba a besarle ahí o si pasaba su lengua por su abdomen.
Por detalles como esos, ninguno pudo durar mucho con alguna pareja y a veces ellos mismos no entendían la razón por la que eran tan complicados con cosas que al resto le parecerían tontas, pero el motivo residía en que ninguna de esas personas era su media luna; la persona destinada a ser compatible con ellos en todos los sentidos.
Y no es como que todas sus experiencias hubieran sido horrorosas, pero se sentían vacías o existían estos detalles que no les dejaban gozar como tanto querían, aunque todo indicaba que esta vez sería diferente, o más bien, inolvidable.
Esa noche algo dentro de ambos misoféngaros cambiaría, pero solo el pasar del tiempo y la convivencia dictaminarían cuál sería la resolución a la que llegarían sobre sus sentimientos.
Jungkook estaba extasiado, pues la experiencia de adorar el cuerpo de Taehyung era indescriptible. La piel canela se sentía tan suave como la seda y era lo suficientemente delicada como para que los finos vellos se erizaran ante su inminente cercanía. Pero lo que más le gustaba era percibir como la dermis se marcaba con tanta facilidad ante las mordidas o chupetones que dejaba con sus colmillos.
El alfa creía que toda su vida se la podría pasar marcando al omega sin aburrirse.
No obstante, su cordura se fue directo al cielo cuando sus belfos atraparon uno de los botoncitos oscuros que se levantaban orgullosos ante los estímulos. Un gemido entrecortado atravesó sus oídos cuando el aro de metal en su labio también rozó la sensible área y eso bastó para comprenderlo todo; esta era una parte erógena a la que le debía dar especial trato si quería garantizar una maravillosa experiencia para su amante. Justo ahora no tenía como prioridad su satisfacción personal, ya habría tiempo para eso. Lo que más deseaba en ese preciso instante era observar cómo su acompañante se retorcía, cayendo en la espiral del placer a la que planeaba conducirlo con sus acciones, y, por ende, satisfacerse así mismo con esa imagen que prometía volarle la cabeza.
Porque tener a su merced a un omega tan etéreo, era una verdadera fantasía para el alfa.
Muchos lo envidiarían si supieran, otros desearían estar en su lugar, pero solo él y nadie más que él era el afortunado de tocar con sus propias manos al dueño de sus pensamientos.
Con destreza, delineó el pezón con su lengua, mientras su mano no descuidaba al otro, que sufría de constantes pellizcos. De fondo escuchaba los gemidos y suspiros del omega, incentivando al alfa en su labor. Repitió el proceso de forma invertida y cuando estuvo contento con el resultado, deslizó una de sus manos hacia el tierno abdomen que tanto quiso acariciar desde aquella sesión de fotos, al mismo tiempo que la otra apretaba su cintura con firmeza.
Sus dedos fácilmente podrían quedar marcados ahí, lo que lo hacía el doble de fascinante de lo que ya era, aunque lo que más cautivado lo tuviera fuera el vientre ajeno; ese que lucía perfecto a pesar de no estar tan tonificado como el suyo, pero que sería el más bello a sus ojos si en un futuro llegaba a ser la casita de sus cachorros.
—Eres tan hermoso, Tae.
—Ggukie...—El omega apenas pudo formular su nombre sin gemir, ¿cómo era posible algo así? Ese alfa lo enloquecía con tan poco—. Por favor, baja. Me gusta mucho cómo me tocas...
Sus ansías eran latentes, quería que lo tocara más allá de lo que yacía descubierto. Su erección dolía como la mierda y su entrada seguía lubricándose, dejándolo tan empapado.
—¿Ya estás desesperado con solo mi tacto y besos, cariño? Porque yo estoy disfrutando cada instante como si fuera el último—confesó con una sonrisa ladina—. Pero... ¿quién soy yo para negarte el capricho? Al menos por ahora haré todo lo que me pidas con la promesa de que después me dejes jugar con tu cordura. Ya te advertí que quería probar tus límites, así que hazte responsable de lo que pides, ¿sí?
—Está bien. Lo acepto, pero necesito que te encargues de ello—rogó, apretando el edredón debajo de su cuerpo como la muestra de lo que necesitaba para apaciguar el fuego que seguía creciendo en su vientre bajo.
Este gesto no fue ignorado por su acompañante, quien acababa de reafirmar que el susodicho lo anhelaba al igual que él, por lo que no se contuvo de palpar el bulto que resaltaba debajo de la prenda.
—Será como tú desees, omega—juró, desabrochando el botón del pantalón y bajando la cremallera—. Te la chuparé hasta que te corras, probaré tu dulce lubricante y luego abrirás esas bonitas piernas para mí, ¿te parece un trato justo?
—Sí, lo haré...
—Ya, ahora concéntrate en el placer que te daré.
Taehyung asintió repetidas veces, cerrando los ojos de forma momentánea cuando sintió cómo su pantalón y calzado eran arrebatados de su cuerpo y pies, pero antes de quedar al desnudo, pudo notar la penetrante mirada de Jungkook sobre la ropa interior que eligió ese día.
—Qué lencería más bonita llevas puesta.
Y no mentía, eran unas bragas de encaje color negro y por lo poco que podía ver, la parte trasera la dejaba un tanto al descubierto; lo que explicaba por qué el olor del lubricante era tan denso.
—Yo...
Diosa, eso le pasaba por agarrar lo primero que encontraba cuando estaba apurado. Qué vergüenza, pensó el actor, quien en serio esperaba que el vocalista no se hiciera ideas como de que vino buscando esto o algo así, porque si le hubieran dicho que estaría en esta situación, lo más probable es que se hubiese reído a carcajadas.
—No tienes qué explicarme nada, yo sé que ninguno de los dos esperaba que esto pasara, así que no me sorprende que haya sido una casualidad, pero sabes algo...
—¿Qué cosa? —inquirió curioso y sonrojado por lo que fuera a decirle.
—De cierta manera me excita tener el privilegio de verte con estas prendas en nuestra primera vez. Así que, si no te importa, voy a follarte luciendo esto —informó, moviendo un poco el encaje para liberar su duro miembro—. Te sienta tanto que sería un desperdicio sacártelo.
El omega volvió a asentir con la cabeza, ese alfa sí que sabía cómo dejarlo sin palabras, pues no se hacía ni una idea de lo encantador que le parecía su lado dominante; ese que podría mandarle cualquier cosa, y él le acataría sus demandas sin rechistar.
Le salía tan natural y se sentía tan correcto dejarlo al mando, que ni siquiera deseaba pensar en otra cosa que no fuera lo que sea que estuviera sucediendo entre los dos.
Acto seguido, el alfa se inclinó para tomar entre sus labios la punta de su polla, degustando el sabor salino del pre semen acumulado en la zona antes de metérsela por completo a la boca. Un jadeo se le escapó al omega, que empezaba a temblar debido a la increíble mamada que le estaban dando.
El rockstar se tomó el tiempo para lamer sus testículos, delinear el tronco con su húmeda lengua y, por último, llevar su erección hasta el fondo de su garganta con cada movimiento magistral que hacía, ahuecando sus mejillas para apretarla y estimularla en su totalidad. De vez en cuando ocupaba su mano para masturbarlo, pero lo intercalaba muy bien con las succiones que llevaba a cabo con su boca.
El calor de la cavidad bucal ajena era abrasador, tanto así que no fue sorpresa para el actor percibir cómo la sensación de liberación se acumulaba en su interior, esperando explotar con intensidad, mientras movía sus caderas en sincronización con las acciones de su amante. Siendo osado como para tirar de los cabellos azabaches cuando sentía que se quedaba sin aliento y sus pies se retraían por lo indecente que era tener a ese hombre comiéndolo con tanta vehemencia.
Por eso, cuando los ojos ámbares se conectaron con los de tonalidad esmeralda, el mensaje del alfa fue muy claro para el omega.
"Córrete para mí, déjame degustar tu esencia".
Taehyung se dejó ir a borbotones en la boca de Jungkook con un estridente gemido ante esa demanda. Los chorros de líquido blanquecino fueron tragados con auténtico gusto por el alfa, quien se hallaba más que satisfecho luego de haber hecho jadear y suspirar tanto al omega, viendo como ponía los ojos en blanco en el preciso instante en el que alcanzó la cúspide del placer.
Era tan delicioso, pero nadie le quitaba de la cabeza que no se podría comparar al almizcle que justo ahora mojaba la coqueta lencería y se deslizaba fuera de ella.
El alfa le dio unos segundos para recuperarse antes de voltear al omega y ponerlo en cuatro para que le diera una vista completa de su pomposo trasero. Tan lindo, tan redondo y tan perfecto para apretujarlo hasta el cansancio. A estas instancias, estaba seguro de que probarlo sería una de sus nuevas cosas favoritas, sin dejar de lado lo mucho que le picaba la mano por azotarlo hasta dejarlo rojo y quizá marcarlo con su esencia no estaría nada mal tampoco.
Tantas ideas se le vinieron a la mente a Jungkook, que no podía esperar por escuchar una confirmación de Taehyung para que le permitiera cortejarlo.
Porque solo este omega había sido capaz de sacar su lado más cursi y retorcido en un perfecto equilibrio. Quería amarlo, llenarlo de regalos, cuidarlo como a un tesoro, cocinarle las mejores recetas y a su vez, deseaba amarrarlo, hacerle llorar y sobre estimularlo hasta que le pidiera compasión. Ansiaba ponerlo en diferentes posiciones y hacerlo en distintos lugares los siete días a la semana si no era mucho pedir.
Taehyung reaccionaba tan bien a todo lo que le hacía, que era imposible para Jungkook no ansiar más y más de él.
El actor apenas estaba saliendo de la bruma que el orgasmo le regaló cuando notó como las manos del vocalista recorrían sus muslos con devoción, apretándolos con ganas.
—Tus piernas se verían tan lindas como mi cinturón, pero lucirían mucho más a cada lado de mi cuerpo si estuvieras montándome, mientras te sostienes de mis hombros.
Si su lobo no fuera tan celoso, pediría a alguien que hiciera un retrato de la soñada escena.
—Alfa...
—¿Te estás sintiendo bien, omega?
Si bien era cierto que estaba adaptando cierto papel de dominancia con el omega, el alfa también trataba de no descuidar que las cosas se le salieran de las manos. Era la primera vez de ambos—y esperaba que no fuera la última—, por lo que estaba descubriendo un mundo nuevo y debía estar a la altura de ello. Así que, por ahora, no podía excederse como quería. No al menos hasta tener presentes que límites podía cruzar, o fijar alguna palabra de seguridad, pero esperaba que esos detalles los contemplaran más adelante.
—Continúa, quiero más...
El alfa no respondió, pues optó por demostrarle que haría lo que le pedía. Dejó unas cuantas nalgadas en los glúteos ajenos, intercalando algunos besos y pequeñas mordidas, que robaban suspiros extasiados al omega. En definitiva, le encantaba experimentar ese particular escozor en su trasero, ya podía imaginarse lo roja que debía estar su piel, pero no le desagradaba en lo absoluto.
Cuando el alfa movió el diminuto pedazo de tela que cubría la entrada del omega, este pudo comprobar lo mojado que estaba. Se remojó los labios con la lengua, sintiéndose sediento por ese néctar que iba a probar de la propia fuente. Poco a poco se inclinó y delineó los bordes con parsimonia, llenándose de ese sabor que lo volvía loco en su estado más puro. La respuesta que consiguió fue un gemido ahogado gracias a que Taehyung escondió su rostro en la almohada. Jungkook sonrió con satisfacción, porque ni siquiera notó cuando la agarró al estar tan concentrado en las tremendas vistas que le regalaba.
Estaba tan perdido.
El mundo podría estarse acabando afuera de su apartamento, pero él solo tenía su atención en el joven de cabellos dorados y los lindos sonidos que se colaban por sus belfos rojizos cuando lo embestía con su lengua o lo chupaba con diligencia, dejándolo más húmedo de lo que ya estaba.
Jungkook se separó de Taehyung tras unos minutos, observando como sus piernas temblaban después del excelente trabajo que hizo con su boca. La imagen que tenía a unos cuantos centímetros le parecía encantadora en todos los sentidos, tanto así que no se contuvo de pasar sus dedos por la zona con la intención de seguirla dilatando. Su sinhueso ayudó mucho, pero jamás se le podría comparar a lo que sus dedos harían a continuación. Además, era por el bien del omega, pues el alfa lo menos que deseaba era lastimarlo en exceso con su tamaño.
Un primer dedo ingresó, abriéndose paso por la apretada cavidad, que seguía expulsando más de ese exquisito lubricante.
—A este paso mojarás toda la cama —le señaló en un tono divertido, pero no por eso menos provocativo, mientras acercaba su rostro otra vez para lamer muy cerca del muslo ajeno, con la intención de limpiar un poco de ese desastre que decoraba la piel canela—. Aunque si puedo hacer esto para evitarlo, no me importaría en lo más mínimo.
—Es tu culpa.
—¿Mi culpa? ¿Por qué lo sería? —fingió inocencia, insertando un dedo más en la entrada resbaladiza del omega.
—No sabía que podías ser tan habilidoso con tu lengua—confesó, sacando su rostro de la almohada para conectar miradas con el chico de cabellos azabaches.
En esos momentos, el orgullo del alfa se encontraba más arriba que el mismo Everest. Escuchar esas palabras solo hicieron que se le pusiera más dura, estaba amando oír ese tipo de halagos de la persona que tanto le gustaba.
—Y puedo serlo con muchas cosas más si me permites mostrártelo.
—Presumido...
—No, cariño, solo tengo confianza en mí mismo. Y te lo probaré con acciones, porque las palabras se las lleva el viento.
Después de esa afirmación, comenzó a mover sus dedos con más rudeza, marcando un vaivén que hizo que el omega moviera su pelvis hacia atrás en búsqueda de más contacto, el cual se volvió el triple de necesitado cuando el alfa agregó su boca al juego previo. Su hábil lengua y sus dedos eran intercalados en su accionar, provocando suaves sollozos en el receptor de los mismos, quien nunca tuvo una experiencia tan jodidamente estimulante.
Le resultaría una tarea difícil resistir tanto un orgasmo si esos dedos curvados se deslizaban con tanta precisión dentro de su sensible cavidad. Sin embargo, la cordura de Taehyung se fue muy lejos cuando el tercer dedo de Jungkook hizo de las suyas, presionando el punto dulce en su interior e intensificando el sonido de chapoteo gracias al lubricante desbordado.
—No sabes cuánto disfrutaré estando dentro de ti—habló en una octava más baja, consiguiendo que el aludido cerrara sus párpados como muestra de lo mundo que le encanta escuchar su voz grave—. Me aprietas tanto, que estoy seguro de lo bien que tomarás mi polla, omega.
—Ya, alfa. Fóllame, por favor o me voy a...
—No, cariño. Tendré que castigarte si te atreves a correrte solo con esto —arremetió con sus dedos una vez contra el ansioso agujero, escuchando un gemido ahogado de su acompañante, que sintió cómo su próstata sufría estragos al ser presionada con tanta constancia—. Debes ganártelo, ser bueno para mí, como para que te premie de esa manera.
La sola palabra "castigo" provocó un caos en Taehyung, pues la sola idea le parecía muy atractiva. Imaginar a Jungkook dándole una lección era algo que esperaba experimentar algún día, pero no sería hoy, por el simple hecho de lo mucho que lo quería dentro, cogiéndoselo hasta dejarlo sin energías.
También le parecía atrayente la promesa de recibir recompensas, pero por hoy no quería desviarse de su meta.
—No lo haré.
—Buen chico—felicitó, incorporándose de la cama para sacarse la camisa bajo la atenta mirada del omega, que ya había girado su rostro para ver que sucedía desde el instante en que notó como su agujero se sentía vacío, pero antes de cumplir con su cometido, se llevó los dedos empapados a su boca para lamerlos con diligencia—. Tu sabor es delicioso, no dejes que me acostumbre tanto o será un problema para ti tenerme entre tus piernas a cada rato.
Esa acción y palabras dejaron sin respiración a Taehyung por unos segundos, porque nunca imaginó que Jungkook pudiera ser tan sinvergüenza, pero se obligó a volver a la realidad cuando sus ojos captaron el torso desnudo del contrario.
¿Era normal que quisiera que lo ahorcaran con esa mano y brazo repleto de tinta?
¿O querer lamer ese abdomen poseedor de un perfecto paquete de ocho músculos?
Diosa, ojalá nadie cercano tenga el superpoder de leer sus pensamientos o acabaría traumados, pues estaba igual o más hormonal que en plena época de celo.
Una sonrisa satisfecha se pintó en los labios del alfa al ver cómo los ojos cubiertos por densas pestañas recorrían su cuerpo de arriba hacia abajo, comiéndoselo con la mirada. Ni siquiera era necesario escuchar lo mucho que le gustaba lo que veía cuando era capaz de apreciar esa expresión tan cautivada en el rostro ajeno; pero lo que más le encantaba era observar cómo vigilaba cada una de sus acciones, sin tener la mínima intención de cambiar la posición en la que se encontraba, es decir, recostado sobre sus brazos y con el culo empinado para recibirlo.
No obstante, la voz aterciopelada de Taehyung, sacó a Jungkook de sus pensamientos.
—¿Tienes preservativos? —inquirió, porque podía estar caliente como un horno, pero nunca sería tan irresponsable de acostarse con alguien sin la debida protección.
Porque cuidarse de tener cachorros no era lo único de lo que debía preocuparse.
Tal vez en otra ocasión podría pasar su lengua por esos abdominales, que le robaban el aliento.
—Sí, omega—aseguró, dirigiéndose hacia un pequeño mueble del que extraería un condón.
—De acuerdo, alfa.
El omega se quedó más tranquilo cuando lo vio volver hacia él con el dichoso preservativo; ese hecho le reafirmaba lo responsable que el susodicho era, aunque no negaría que su lobo interno estaba un tanto disgustado con la idea de que el alfa tuviera eso en su poder.
"Lobo tonto, no te pongas celoso por cosas tan estúpidas".
Le reclamó en sus pensamientos, siendo ignorado por el animal que solo estaba siendo guiado por la posesividad natural que este poseía. No quería imaginar a su alfa con otros omegas que no fueran él.
—¿Quieres ponérmelo? —le preguntó con calma, captando su atención, mientras se sonrojaba en el proceso. El alfa pensaba que el omega lucía tan lindo con ese color carmín acentuado en sus mejillas.
—Claro...
Taehyung no se lo pensó dos veces para aceptar la oferta de Jungkook, quien se quedó inmóvil en su sitio, esperando que este se acercara lo suficiente como para quedar frente a su entrepierna. El actor le dedicó una mirada con la que parecía pedirle permiso antes de bajarle el pantalón y hacer lo que se le pidió, a lo que el vocalista lo animó con una suave sonrisa para que siguiera.
Las manos del omega se posaron a cada lado del elástico de su pantalón de chándal, el cual fue bajado poco a poco hasta dejar al descubierto el enorme bulto que se había formado detrás de la fina tela de aquel bóxer de Calvin Klein. Cuando su miembro estuvo oculto tras el holgado pantalón, este no lucía tan apretado en la zona de la entrepierna, pero ahora que la tenía cerca, no se contuvo de apreciarla como era debido luego de no haber recibido la merecida atención.
Mierda, era tan grande y ya había dejado una marca de excitación en la prenda, pues estaba un tanto mojada de líquido pre seminal; demostrándole que no era el único ansioso de ir por más.
En cuestión de segundos, esa vista lo hizo sentirse tan necesitado y tentado, por lo que no vaciló en acercar su rostro y lamer la erección atrapada del alfa en su ropa interior, justo sobre la mancha. Los largos dedos del alfa se enredaron en sus dorados cabellos, mientras acariciaba su cabeza como si lo estuviera recompensando por el inesperado gesto de su parte.
—Qué travieso eres. ¿Acaso esa es una invitación para que te deje ahogarte con mi polla como la vez pasada?
—No pude evitarlo, alfa —admitió en voz baja, porque siendo honesto, actuó por puro impulso, pero no se arrepentía de sus acciones: aunque eso no disipara sus ganas de ser llenado hasta el fondo y gemir hasta quedarse sin voz.
—En otras circunstancias te lo permitiría, pero no me la chuparás esta vez, pues lo que más quiero es que me sientas muy profundo, omega.
La voz ronca de Jungkook debería considerarse inapropiada, porque Taehyung creyó dejar de respirar con solo escucharla. Esa ni siquiera era su voz de mando, pero, por algún motivo, le incitaba a querer obedecerle en todo. Este alfa contaba con la maravillosa capacidad de inspirarle la confianza necesaria para mostrarse como un omega sumiso, sin temor a sentirse como un simple objeto al que se le podía manejar a su antojo.
No, esto era tan distinto.
Con sus parejas anteriores, el lado dominante, tan presente en su duro carácter, siempre brotaba de alguna u otra forma, pero con este alfa le daba ganas de quedarse quieto y obedecer por voluntad propia. La idea de cederle el control por completo sin ninguna preocupación de por medio le satisfacía más que imaginarse a sí mismo tomando las riendas de la situación. Y de algún modo, presentía que Jungkook podría adaptarse al rol que quisiera tomar cuando se le apeteciera.
Taehyung todavía no sabía que esperar después de que la calentura se les fuera a los dos, pero de lo que sí estaba seguro, es que lo disfrutaría sin miramientos.
—Así que retoma tu trabajo, cariño—le indicó, trayéndolo de vuelta a la realidad con su pedido.
El omega estuvo de acuerdo con la petición, quitando de manera inmediata el bóxer del alfa hasta dejarlo expuesto en su totalidad. El susodicho terminó por sacarse las dos prendas, incluyendo sus zapatos para más comodidad. Ahora, estando completamente desnudos, el deseo entre los dos subió tanto como la temperatura en sus cuerpos.
Taehyung tomó el preservativo que Jungkook le entregó en sus manos, lo abrió con sumo cuidado y bajo el escrutinio del alfa, el omega se lo colocó en su miembro. Durante el proceso, sus dedos acariciaron superficialmente las venas y la punta hinchada y rojiza, deleitándose con el calor que emanaba el pedazo de carne que pronto estaría profanando su agujero.
Un gruñido fue lo que el actor escuchó cuando tuvo la osadía de masturbar la erección como si con eso estuviera asegurándose de que el condón se hallaba en perfectas condiciones, aunque el vocalista supiera que se trataba de la excusa perfecta por la sonrisa traviesa que se colaba en los belfos ajenos.
Sin emitir palabra, el alfa le indicó al omega que se recostara sobre la cama por un momento, en lo que él se giraba hacia su armario en búsqueda de algo que pensó podría servirles para lo que iban a hacer. Tal vez se estaba arriesgando mucho, pero algo le decía que siguiera su instinto.
Vio un brillo especial en esos ojos cuando su lado dominante surgía, así que no perdía nada con tantear el terreno, ¿verdad?
Taehyung hizo caso a Jungkook, soltando un suspiro cuando tuvo que esperarlo por unos segundos sin tener idea de lo que tramaba. El animal en su interior le pidió que no fuera impaciente, porque algo le decía que ambos serían sorprendidos con lo que fuera que el joven tuviera entre manos. Además, no se sentía inseguro o desconfiado como para detener todo gracias al misticismo de su acompañante, por lo que no tuvo ni la mínima intención de preguntar o tratar de descubrir que era ese objeto que el mencionado escondía detrás de su ancha espalda.
Con solo una mano, Jungkook devolvía a Taehyung a la posición original en la que estuvo cuando este probó su dulce lubricante. Su rostro no demoró en tocar la suavidad de la almohada, mientras percibía como el otro hombre se posicionaba detrás de él, agarrando sus muñecas para ponerlas detrás de su espalda.
Lo tenía paralizado en su totalidad, pero este apenas era el inicio.
El omega creyó que el alfa sujetaría sus manos mientras lo empotraba contra la cama, una verdadera fantasía para ese lado suyo que seguía sin ser explorado como requería. Esa era la idea en un principio, hasta que a Jungkook se le ocurrió una idea demasiado tentadora. Taehyung percibió un material parecido al cuero envolver sus muñecas, por lo que giró su rostro lo más que pudo para comprobar de qué se trataba.
Sí, era un cinturón.
No estaba molesto, tampoco temeroso, solo sorprendido.
Y curioso, muy curioso.
Esto era mejor de lo que alguna vez pensó.
¿Acaso el hombre sabía leer mentes? ¿O él era muy obvio con sus gustos raros?
—¿Me estoy pasando de la raya? —interrogó con cuidado al no saber descifrar la expresión impropia—. No aceptes esto por complacerme, solo quiero darte una experiencia inolvidable.
—No me molesta, solo que no me esperé esto de ti—confesó, mirándole directamente a los ojos para que comprobara que no le mentía—. Tan tranquilo que te veías...
Ese comentario casi hace reír al alfa, porque el omega una vez más estaba siendo demasiado sincero. Entendía a lo que se refería, sería tonto no hacerlo. La mayoría de las veces él era un ser de pura paz a pesar de su fuerte personalidad y rebeldía innata, que lo llevó a perseguir sus sueños hasta alcanzarlos por más gente que le pusiera trabas en el camino.
El omega no era culpable por pensar que la dominancia del alfa se resumía en decirle palabras sucias o tratarlo con cierta rudeza, ya que este era muy consciente de que era lo "usual" en una relación entre sus castas, pero quería mostrarle que a su lado solo viviría sorpresa tras sorpresa.
Sus gustos siempre estuvieron ahí, pero nunca tuvo a alguien con quien sentirse tan cómodo como para mostrarlos sin temor a ser juzgado.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí, pero estoy dispuesto a mostrarte todo si así lo quieres.
—Lo quiero todo.
—De acuerdo, entonces sígueme la corriente.
Taehyung dio un corto asentimiento, esperando a que Jungkook terminara de apretar el cinturón para dejarlo a su merced. Cuando estuvo listo, el alfa no demoró en posar sus manos sobre la anatomía del omega, acariciándolo con tranquilidad durante unos segundos hasta que su cuerpo cubrió el ajeno y una pregunta rompió el silencioso ambiente.
—¿Estás preparado?
—Sí.
—Sí, ¿qué? No me gustan los omegas desobedientes. Tú eres bueno, demuéstramelo respondiendo de la manera correcta, cariño.
Maldición, la excitación que esa pregunta le generó fue demoledora. Estaba amando mucho que lo mandaran, así fuera con preguntas tan tontas como esa.
—Sí, alfa—contestó, desviando la mirada hacia el edredón debajo de él.
Deseaba mostrarle lo sumiso y obediente que podía ser.
Necesitaba que lo redujeran a aceptar órdenes y que le arrebataran el dominio de su propio cuerpo, obedeciendo como si no tuviera que pensar en nada más que complacer al alfa al que le cedió el control absoluto por elección.
—Perfecto, omega. Ahora, tomarás mi polla y dejarás que te folle como se me antoje—informó, envolviendo su pene con su mano antes de mover la tela de la braga y alinearse contra la cálida entrada que seguía goteando—. Y no reprimas lo que sientas, déjame escucharte. Di mi nombre y hazme saber cuánto te gusta lo que hago.
Antes de que pudiera mover la cabeza en un gesto afirmativo o emitir algún comentario, el omega sintió cómo era llenado centímetro a centímetro; el glande presionó los bordes hasta hacerlo ceder, dándole paso al duro tronco y eliminando cualquier tipo de distancia en esa zona. Le dolió un poco por el tamaño, pero gracias a la excesiva lubricación, el miembro de alfa se deslizó con facilidad dentro de su cavidad, ocupando cada rincón de su interior.
—Ggukie... Es tan grande—musitó con cierta dificultad, enorgulleciendo a su acompañante.
—Para ti y por ti, Tae—le recordó cómo cuando le mostró lo excitado que lo tenía luego de su primer beso que les pareció tan íntimo y correcto como ningún otro.
Era indescriptible la sensación que los recorrió cuando sus anatomías se acoplaron, dejando de lado la lujuria, pues parecía que estuviera destinado a ser de ese modo. Y sí que lo era, sus lobos lo supieron en muy poco tiempo, pero sus lados humanos les darían trabajo de una u otra forma.
La mano del vocalista se afianzó a la cadera del actor, apretando la piel durante los segundos que le dio para que se acostumbrara a él. Mordió su labio inferior, el cual yacía adornado por un piercing, con el fin de reprimir una maldición cuando notó que el omega hizo el primer movimiento, penetrándose a sí mismo como señal de que el alfa tenía pase libre para continuar.
Un fuerte cayó sobre su culo respingado al mismo tiempo en que las estocadas dieron inicio, sacándole un largo gemido por la estimulación y por el adormecimiento que comenzó a experimentar gracias a la inmovilidad en sus extremidades superiores, sin contar la manera en la que arqueó la espalda por el placer que esa polla le brindaba.
El alfa llegó profundo desde el inicio con sus embestidas, causando un remolino de placer en el omega que creyó desconectarse del mundo real después de eso. Primero fue lento, luego rápido y duro como para estremecer el corazón de los involucrados en este frenesí de pasión.
Los embistes eran certeros como para enloquecer a los dos a causa del vaivén que fue impuesto por Jungkook, mientras Taehyung no contenía los sonidos que, a veces amortiguaba contra la almohada, hasta que fue obligado a dejar de hacerlo al percibir como una mano tatuada se adueñaba de su cabellera, manteniendo su rostro en alto para que sus gemidos fueran escuchados a la perfección por la persona que los provocaba con auténtico gusto.
—Parece que tu culo fue hecho para apretarme la polla hasta dejarme seco—murmuró con satisfacción, amasando el trasero ajeno, sin detener la entrada y salida continua de ese estrecho canal—. Tan bonito y tan mío. Jamás me cansaría de cogerte, mi omega.
No mentía en lo absoluto, porque a pesar de tener un preservativo cubriendo su virilidad, el vocalista apreciaba con devoción la experiencia de hacer suyo al actor, gozando de su calidez y humedad, por más que una barrera de látex los separara.
—¡Alfa! —chilló cuando recibió un tirón en el pelo, al mismo tiempo en que el alfa le levantaba una pierna para alcanzar mayor profundidad en su interior gracias al ángulo.
A estas instancias, sus muñecas picaban por el cuero que las mantenía inmóviles, sus ojos estaban brillosos por las lágrimas y de su boca salían incoherencias y sonidos de éxtasis. El omega era sostenido por su hábil compañero, porque de no ser así, hace rato, su cuerpo se hubiera ido hacia delante, ya que la única de sus piernas que seguía pegada al colchón temblaba como gelatina con cada penetración.
A pesar de su visión borrosa, cuando sus orbes bajaron hacia su vientre, le fue fácil identificar como un bulto sobresalía en la zona, mientras su erección se mantenía fuera de la delicada lencería que portaba. La impúdica imagen sería algo que lo perseguiría por varios días, en el buen sentido.
En definitiva, esto era todo lo que tanto soñó en secreto; que lo trataran rudo y que le acomodaran el útero con cada estocada, pues debido a su fuerte carácter, ninguna otra pareja tuvo los huevos de someterlo como tanto anhelaba, por lo que no le quedó de otra que disfrutar del sexo desde una posición dominante en el que exigía complacencia cuando lo que más quería era gozar complaciendo al otro.
Sería sencillo culpar a la mala comunicación, pero ese no era el caso, porque él había sido claro con sus gustos, pero todos los alfas le terminaban diciendo que les gustaba más su otra faceta y que de cierto modo temían hacer algo que no le gustara. Ninguno se arriesgaba a salir de su jodida zona de confort, convirtiendo sus encuentros carnales en algo demasiado monótono según él.
Taehyung hubiera seguido perdido en su abdomen de no ser porque los movimientos que Jungkook ejercía con su pelvis se volvieron más intensos, buscando que ambos pudieran alcanzar el clímax. Sus cuerpos estaban perlados por el sudor y sus ganas de liberarse eran tan fuertes como el sonido obsceno del choque entre sus pieles. El ambiente era tan caliente y sus feromonas invadían el lugar, mezclado con el olor característico del sexo, pero los amantes no reparaban en detalles como esos al estar inmersos en su burbuja de lascivia y erotismo; donde reinaban las palabras sucias, los gemidos, gruñidos y las sensaciones electrizantes que los conducían a un océano de placer sin ningún tipo de restricción. El hecho de que Taehyung tampoco pudiera tocar con libertad a Jungkook fue otra cosa que les encantó y frustró por igual, pero no reducía para nada la satisfacción que les produjo durante el encuentro.
Los cuerpos entrelazados el uno con el otro desafiaba cualquier límite dentro de esa danza de puro éxtasis, en la que alfa y omega se enviciaban con sus impulsos más salvajes en busca del paraíso.
El alfa gimió de forma gutural cuando la estrechez del omega apretó su miembro al percibir como este parecía más absorto en las sensaciones que le causaba, por eso, buscando no alargar la agonía de ambos, decidió soltarle del cabello y devolver su pierna a la superficie cómoda del colchón para hacer algo que estuvo anhelando con cada segundo que pasaba. La resistencia de los dos fue increíble, hasta en eso se complementaban, pero el vocalista ya quería darle una tregua al actor que se veía lo suficientemente extasiado como para correrse junto a él.
—Te dejaré bocarriba y me verás a los ojos mientras te liberas, quiero seguirte follando a través de tu orgasmo —ordenó sin romper la unión con el cuerpo ajeno, cambiándole de posición hasta recostarlo sobre el edredón, quedando frente a frente.
—Por favor—gimió con desesperación latente—. Ya voy a...
La siguiente palabra del omega quedó en el aire cuando el alfa salió un poco y entró una vez más, embistiéndolo con rudeza, mientras lo masturbaba con precisión. Con sus miradas se lo dijeron todo, pues Taehyung se corrió en la mano de Jungkook con un gemido ahogado. Lágrimas caían por sus mejillas, saliva escurría por la comisura de sus labios y su boca se mantuvo entreabierta por unos segundos en lo que notaba como su amante lo seguía en aquel clímax. Y ni qué decir de sus brazos, los cuales le dolían de una forma demasiado satisfactoria, tanto o igual que su entrada, que manchaba la cama con sus fluidos.
Taehyung temió tanto que esto se pudiera repetir, pero al experimentar como Jungkook se imponía ante él, solo le hacía pensar que quizá mandar a la mierda sus límites no fue tan mala idea como creyó en un inicio. Y si debía arder en las llamas por sucumbir a la tentación junto a este hombre, no temería descender al mismo infierno para probarlo otra vez por más prohibido que fuera.
Cuando Jungkook se corrió en el condón, las ganas de marcar a Taehyung le parecieron inmensas, pero luchó contra el instinto y acabó moviendo la cabeza hacia un costado para morder su brazo. Después de eso, se esforzó para no anudarlo, pues el preservativo que usaba no era especial para soportar algo de ese estilo.
Deseaba ser padre, mucho más si el hombre debajo de él era el otro involucrado, pero quería hacer las cosas bien y no solo por saciar sus deseos personales y los lobunos.
Así que se alejó lo suficiente del omega, optando por estampar sus labios sobre los ajenos, y degustando el sabor de esa boca que se cohibió de probar solo por estar en ese papel de dominancia pura. El alfa sabía que tampoco podía quejarse cuando se trataba de un gusto tan personal como ese, pero deleitarse con esos belfos en forma de corazón se podría volver su nueva actividad favorita.
Con inefable cariño, Jungkook limpió las lágrimas secas en el rostro de Taehyung, procurando no ser un peso muerto sobre él, ahora que el chico lucía tan cansado como para siquiera murmurar palabra alguna. Se veía tan somnoliento, pero igual se esforzaba en corresponderle el beso con apacibilidad.
Debía dejarlo descansar, y él también quería hacerlo, la situación fue tan intensa que necesitaba con urgencia dormir un rato; ya luego aclararían lo sucedido. Cuando se separó del tierno contacto, dejó otro beso en la frente de su amante, quien ya no podía mantener los ojos abiertos a causa del inminente sueño, pero seguía estando muy consciente como para escuchar las palabras que su acompañante le dedicaría.
—Lo hiciste bien, así que déjame cuidar de ti.
Jungkook pareció escuchar una suave afirmación de Taehyung, así que no demoró en ponerse de pie para arreglar el pequeño desastre. Se quitó el preservativo y lo tiró al bote de basura, antes de lavarse las manos y dedicarse a recoger las piezas de ropa que quedaron regadas por el lugar. Acto seguido, se dirigió al baño en búsqueda de unas toallitas para limpiar el semen del omega que el alfa no pudo retener en su mano. Su tacto era tan suave como si estuviera tocando a un muñeco de porcelana, temiendo romperlo si se equivocaba.
El susodicho fue cuidadoso con cada una de sus acciones, desatándole el cinturón de las muñecas para aplicarle una pomada en la zona donde se le cortó la circulación o cuando le tocó quitar el edredón sin despertar al bello durmiente sobre este, pues no estaba en discusión dejarlo dormir en una tela empapada con lubricante y otros fluidos.
En los labios de Taehyung se dibujó una sonrisa cuando distinguió que estaba siendo arropado con una cálida cobija, pero se sintió mil veces más tranquilo al percibir cómo unos fuertes brazos lo rodeaban con protección. Sin pensárselo dos veces, el omega apegó su cuerpo al de Jungkook, quien se tomó el atrevimiento de respirar el aroma proveniente de la curvatura de su cuello por unos segundos para luego dejar castos besos sobre su sien, sintiéndose tan contento de tenerlo a su lado y masajear la sedosa piel de su cintura.
Diosa, ya quería que fuera mañana para pedirle que lo dejara cortejarlo. Ya se visualizaba en citas bonitas y llenándolo de los más preciosos regalos, igual a día de hoy, dinero es lo que más le sobraba e impresionar a Taehyung significaba un reto muy tentador para Jungkook.
Pero tal vez las cosas no saldrían como el alfa esperaba.
❤️🔥
—¿Crees que estemos bien, alfa?
La pregunta del lobo café llamó la atención del lobo color azabache, que se mantenía lamiendo el pelaje de su cabeza con cariño. Esta era una oportunidad que no podían desaprovechar, porque sabían que sería efímera. Tener un contacto de este tipo gracias a la unión carnal de sus humanos, quienes se mantenían dormidos en un sueño profundo, era algo invaluable. Ellos podían sentirse, pero no verse o compartir un mismo espacio, a menos que Jungkook y Taehyung crearan la situación idónea para eso.
—Nuestros humanos son muy tontos, pero siento que hoy dieron el primer gran paso—afirmó con convicción, juntando su hocico con el ajeno.
Hace mucho estuvo ansiando mimar a su pareja y escucharla por medio de sus pensamientos.
—¿Tú crees? —cuestionó, mirándole con ojos de cachorro—. Me preocupa que nos ignoren o hagan como si no pasa nada entre los dos.
El miedo estaba presente, porque bien sabía que eso podría llegar a deprimir a sus lados humanos y en el peor de los casos, los perderían a ellos y tendrían que lidiar con una herida permanente en sus almas.
— Ya verás que sí, omega. Confiemos en que será pasajera la etapa de negación en este par, ¿sí?
De nada les servía perder la calma. Jungkook y Taehyung eran personas complicadas en general, pero al menos el alfa parecía estarse rindiendo con más facilidad ante el omega y con que alguno cediera, ya era cuestión de tiempo para que se percataran de lo obvio.
—De acuerdo. Ojalá sea el caso, porque tomar el control por completo no creo que sea lo más prudente.
—Conociendo el carácter de ambos, pienso que esa no es una opción viable, pero estoy seguro de que pronto nos volveremos a ver.
Ninguno quería arriesgarse por el momento. En serio querían pensar que sus lados "racionales" serían coherentes conforme pasaran más tiempo juntos. Ellos eran lobos, se guiaban por sus instintos y por el magnetismo que los unía desde vidas pasadas, así que era lógico que fueran despreocupados y quisieran que la voluntad de la diosa luna se cumpliera más pronto que tarde.
—Es lo que más quiero. Deseo que dejen de pensar tanto las cosas y se dejen guiar por lo que les dicta el corazón, merecen ser felices con su media luna.
El lobo de Jungkook estaba muy de acuerdo con el de Taehyung. Sus humanos eran independientes en cada uno de los sentidos y cosechaban éxitos en todas las cosas que se proponían, pero desde que tienen uso de razón, ambos han sido conscientes de que existía un hueco que no podían llenar con nada ni con nadie.
Esta vez sería diferente, aunque para que eso sucedería, los dos debían poner su granito de arena.
—Yo también y cuando la marca sea definitiva, estaremos siempre juntos.
—No veo el día que eso suceda, porque también te dejaré mi mordida para que nuestro lazo sea mucho más fuerte.
La ilusión brillaba en los orbes esmeralda que embelesaban a los de color ámbar, sin problema podría admirarlos una vida entera sin aburrirse.
—Podrás hacerlo las veces que quieras, porque seré tu alfa y tú mi omega.
La determinación en el alfa hizo ronronear al omega que se refugió contra su fuerte pecho, recitando sus últimas palabras por el momento. El tiempo se les acababa y ya debían despertar de ese maravilloso sueño que sus partes humanos no recordarían.
—Hasta nuestro último suspiro, alfa.
—Y en nuestras próximas vidas, omega.
Taehyung parpadeó repetidas veces antes de abrir los ojos. Su cuerpo se sentía cansado, pero se había obligado a sí mismo a despertar. Una suave brisa recorrió la piel desnuda de sus brazos y eso fue suficiente para que cayera en cuenta dónde estaba y quién era la persona que lo acompañaba. Diversas imágenes se reprodujeron en su mente cuál película, cómo empezó todo y cómo fue que terminó. Un fuerte rubor se coló en sus mejillas, por lo que se revisó a sí mismo debajo de la afelpada cobija para comprobar que no se trataba de una ilusión y cuando reafirmó su situación, giró su cabeza para encarar al alfa que cumplió algunas de sus fantasías y que se tomó las molestias de limpiar su cuerpo para que descansara sin incomodidad alguna; el omega debía enfrentarlo ahora o lo más probable es que saliera huyendo de nuevo hasta pensar cómo tendría que actuar a raíz de lo sucedido.
Grande fue su sorpresa cuando vio que la cama en la que se encontraba estaba más sola que el mismo desierto. Taehyung no supo si alegrarse o enojarse ante la repentina desaparición de Jungkook. ¿En serio, Jungkook, el chico más dulce que conocía, fue capaz de dejarlo luego de lo vivido entre ambos? Dicha posibilidad le parecía irreal e imposible. Además, no tendría sentido porque su encuentro se dio en el apartamento del alfa. En todo caso, el omega debía ser el que tomara sus cosas y se fuera de ahí si no tenían nada sobre lo que deberían hablar.
Su vista se dirigió hacia el reloj en la pared, comprobando que casi eran la una de la madrugada, lo más probable es que hubiera dormido unas dos horas. Soltó el aire por la boca, siendo superado por la pereza que le daba la idea de salir de la cama después de toda la acción que recibió su cuerpo aquella noche. Por suerte la sensación de hormigueo en sus muñecas ya había desaparecido gracias a su descanso, pero sabía que el dolor en su parte baja desaparecería luego de un día completo, si es que no era más, pues su acompañante nunca le dio tregua, aunque eso fue lo que le dejó satisfecho al cien por ciento.
Cuando Taehyung reunió los ánimos suficientes para levantarse, el sonido de la puerta abriéndose lo dejó paralizado. Los orbes avellanos se conectaron con los de color chocolate de Jungkook, quien solo vestía un bóxer de Calvin Klein, dándole el honor de ser testigo de su espléndido cuerpo por segunda ocasión ese día.
—¿Te desperté? —inquirió con preocupación y un tierno sonrojo en los pómulos, al parecer si conocía lo que era la vergüenza—. Perdóname, Tae. No fue mi intención ser tan ruidoso. Solo fui a revisar que todo estuviera en orden antes de volver a la cama.
Jungkook no mentía, el sueño se le fue unos cinco minutos antes que a Taehyung, por lo que aprovechó a estirarse y comprobar que la puerta estaba bien asegurada y apagar algunos electrodomésticos que quedaron en segundo plano en su sala luego de concentrar su atención en su estudio y lo que aconteció después de eso.
—No te preocupes... Yo ya me había despertado por mi cuenta.
Si el omega no encontraba las palabras para tener una conversación decente, el alfa estaba igual o peor. No quería ser invasivo, mucho menos proceder como lo haría un novio cariñoso cuando tenían tanto que conversar.
—Ohh, ya veo. Es un alivio descubrir que no fue por mi causa, te veías tan pacífico en el mundo de los sueños— bromeó con una pequeña sonrisa de labios, mientras se acercaba a la cama para sentarse en el borde de esta—. ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
—Así fue, me relajé bastante, pero acabé abriendo los ojos. Y respondiendo a tu pregunta, creo que lo normal, supongo. Gracias por cuidar de mí—expresó, cubriéndose más el cuerpo por pura inercia al sentirse avergonzado ante la suave mirada que su acompañante le dedicaba.
No lo veía con lujuria a pesar de haber compartido un momento tan pasional. Era todo lo contrario, porque lo analizaba con unos ojos de cariño y seguridad, eso era más que obvio y por más tonto que se escuchara, eso le hacía sentirse más cohibido a comparación del otro caso.
—No agradezcas, es lo mínimo que podía hacer por ti luego de que el sueño te venciera, pero igual lamento haber sido tan atrevido con mi comportamiento... Es solo que no podía dejarte así, estabas con el cuerpo lleno de sudor y otros fluidos, por lo que también cambié el edredón por la misma razón.
—Sí que lo noté y te juro que no me molestó que lo hicieras—aclaró con seguridad, tomando la mano del alfa entre la suya para darle una caricia. El omega sentía que eso era necesario para que estuviera seguro de sus palabras—. Aprecio cada uno de tus cuidados.
—Eso me trae paz, estaba angustiado de que te pudieras molestar conmigo o algo así —confesó sin pena alguna, causando las estúpidas mariposas en el estómago ajeno.
Esta faceta tan consentidora de Jungkook era un encanto, Taehyung se derretía por dentro como mantequilla en un sartén, aunque se esforzara en ocultarlo.
Si ellos fueran novios, hace rato se le hubiera tirado encima para llenarlo de los besos y pedirle que tuvieran otra ronda, pero eso no sucedería porque no quería parecer un desesperado y se suponía que eran amigos. Si bien era cierto que ya rebasaron sus límites horas atrás por la inconmensurable atracción que sentían, el omega no olvidaba que hace unos días el alfa no estuvo en desacuerdo sobre eso, así que jamás se le pasaría por la mente pensar en otra posibilidad que involucrara una relación oficial.
Si Jungkook era tan amable con él, era por el simple hecho de que esa era su personalidad. Taehyung ya tenía claro que no era especial o la excepción, así que no se haría ilusiones al respecto, peor cuando tenían tanto trabajo por delante. Si algo le enseñó su larga trayectoria en esta industria es que debía ser profesional y no dejarse guiar tanto por sus sentimientos —más de lo que ya había hecho—, así que, llegado el momento, dejaría las cartas sobre la mesa con la única opción que le parecía viable para no perderlo todo.
Ya de Jungkook dependería si la respuesta sería "sí" o "no". Porque para Taehyung no existían las medias tintas, solo las cosas claras.
—Para nada... Creo que debería irme. Debes descansar, Ggukie—mencionó, usando el apodo que le dedicó al mencionado, ahora que la pena se esfumó de su cuerpo—. Ya habrá tiempo para que hablemos...
—¿Cómo crees que te vas a ir a estas horas? —le interrumpió, negando con la cabeza y sin la mínima intención de soltar la bonita mano que estuvo regalándole tiernas caricias—. Eso sí que no. No estaría tranquilo si te dejo ir cuando puedes exponerte a cualquier peligro, porque algo me dice que no me permitirías llevarte en mi auto.
¿Qué comía que adivinaba? Esa era una verdad innegable, por algo el omega le dijo que quería dejarlo "descansar".
—Entonces podría tomar un taxi —propuso, pero al ver la negativa pintada en los iris del necio vocalista, el actor desistió de su decisión—. De acuerdo, me quedaré y mañana conversaremos.
—Me parece perfecto. ¿Puedo?
—¿Eh?
—Me refiero a que si me permites dormir contigo...
Diosa, ¿él en serio le preguntaba eso?
—Es tu habitación—le recordó con obviedad, pero al ver los ojos dudosos, se arrepintió de reiterar aquel hecho.
—Lo es, pero si prefieres que me vaya a la otra, lo entenderé. No quiero incomodarte más de la cuenta. Despertaste, y quizá ya no quieres que estemos en la misma cama.
—Entiendo tu punto, pero te aseguro que no es molestia para mí. Solo me sorprendió que me lo cuestionaras. No es algo que preguntarías luego de todo lo que hicimos, que vale aclarar, no fue poco —bromeó, pero se quedaría impresionado al escuchar la seria opinión de su amante.
—Una cosa es lo que hicimos, otra muy aparte es que me des tu consentimiento para dormir contigo durante toda la noche. Por ese motivo también me disculpé al limpiarte estando tú dormido. Estas cosas me parecen más íntimas que el mismo sexo, al menos así lo veo yo.
—Es muy lindo que tengas tan en cuenta mi opinión, pues tienes razón en lo que dices, aunque si te soy honesto, creo que eres el único que es tan cuidadoso con cosas así. Sin embargo, siento que ya hemos traspasado cualquier límite de lo íntimo, así que, ¿por qué te diría que no?
—Esta fue la manera en la que me criaron, con consentimiento todo o nada, pero igual te agradezco por aceptar mi pedido.
—El gusto es mío.
El omega calmó al alfa con su respuesta, mostrándole una expresión calmada y determinada.
—¿Tampoco te incomoda que esté así? —preguntó, refiriéndose a su escasa vestimenta.
—En lo absoluto, puedo entender que te haga calor, porque estoy igual que tú. Así que agradezco que me hayas dejado en mi ropa interior y que no me hubieras puesto una pijama abrigada.
—Genial, es bueno haber acertado—recibió un asentimiento y luego alejó su mano de la impropia para incorporarse la cama—. Voy a acomodarme en este lado, ¿sí?
—Adelante.
Era una pena no poder gozar más del tacto del omega, pero el alfa ya se encontraba con el corazón contento al saber que al menos podría gozar de su compañía en el mismo colchón.
—Ten buenas noches, Tae.
El alfa rompió el silencio tras acostarse y cubrir su cuerpo con la abrigada cobija, observando hacia el techo, bajo la mirada inquisitiva del omega que se encontraba acomodado de costado. Era agradable que no existiera una tensión rara entre los dos, pero ninguno sabía muy bien que decir. Ambos esperaban que esa sensación desapareciera para el día siguiente, en donde aclararían sus sentimientos y pensamientos, o al menos harían el intento.
—Buenas noches, Ggukie.
Minutos más tarde, Jungkook se hallaba en una horrible encrucijada, pues por más que quería respetar su espacio, no se acostumbraba a dormir en la posición en la que estaba. Aunado al hecho de lo mucho que quería acercarse a Taehyung, quien parecía haber cedido ante el sueño como si nada, mientras su corazón latía tan fuerte como para escapársele del pecho. No sabía si moviéndose sería suficiente o solo acabaría más estresado de lo que ya estaba, porque tener a alguien en su misma cama al momento de dormir era algo que experimentaba por primera vez.
Una melodiosa risa fue lo que sacó al vocalista de la nubla de sus pensamientos, dilucidando al instante que el actor era el causante.
—¿Por qué...?
Antes de finalizar su interrogante, el alfa sintió cómo el omega lo atraía hacia su cuerpo, refugiándolo entre sus brazos, mientras este se clavaba en su pecho desnudo, lleno de las marcas que él mismo hizo. Tal vez Taehyung estaba siendo un poco influenciado por su lobo, quien no soportaba que su compañero no pudiera descansar como era debido gracias al comportamiento de Jungkook, pero muy dentro de su corazón, adoraba el calor corporal del otro.
—Me gusta abrazar algo cuando duermo. Así que, si no te molesta que lo haga, quedémonos así—susurró sobre el cabello ajeno, percibiendo como un brazo se adueñaba de su cintura con cierto nerviosismo implícito.
—No lo hace—tartamudeó. ¿Qué carajos con eso? Parecía un adolescente, aunque el sentir sí podría describirse como el de alguien que actúa como tonto al percibir lo que era enamorarse sin reparo alguno—. Descansa, por favor.
Taehyung sonrió sin que Jungkook lo viera, porque el omega creía que podía volverse adicto a avergonzar a ese alfa que casi lo parte en dos, que le habló sucio y que ahora lo abrazaba con tanta ternura, y le respondía con timidez, dejándolo ver su faceta más sensible a comparación de su carácter fuerte y osado, tan digno de su casta que mostraba a todo el mundo.
—Tú también, ten dulces sueños—correspondió, soltando feromonas para incitar al contrario a que durmiera en paz absoluta.
El vocalista no demoró ni cinco minutos en caer directo a los brazos de Morfeo luego de regocijarse con el aroma del actor, imitando su acción de forma inconsciente al querer marcar con su aroma al joven que lo abrazaba con fuerza. Eventualmente, Taehyung abrazó a Jungkook también con sus piernas como un koala; ignorando por completo a su consciencia, quien le decía que no debería estar actuando así, pero por esta vez, prefería no darle tantas vueltas al asunto.
Al omega le agradaba mucho el sentimiento de protección que ese contacto con el alfa le daba. Después podría preocuparse por lo mal que estaba actuar como pareja sin serlo, aunque lo cierto fuera que mientras más trato tuviera Taehyung con Jungkook, este dejaría de cuestionarse así mismo al verlo como algo natural entre ellos, al mismo tiempo en que el otro se permitiría fluir con la situación, esperanzado en un resultado que no lo dejara con el corazón roto al final.
Continuará...
Se pudo, gente. Seguimos aquí a pesar de todo, pero igual lamento la demora.
Háganme saber su opinión en comentarios de este capítulo más caliente que el sol de verano, nunca había escrito tanto smut, aunque fue entretenido.
Espero les haya gustado mucho, nos leemos pronto, amores míos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro