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༻𓊈𒆜11: Make you mine𒆜𓊉༺

Al día siguiente, Jungkook decidió reunirse con Yoongi en el estudio de la empresa para que lo aconsejara sobre una melodía en la que estuvo trabajando desde hace unos días, la cual planeaba mostrarle a Taehyung en una de sus próximas reuniones. Al alfa le estaba gustando mucho el resultado, pero sentía que le faltaba algo para volverla memorable. Además, quería que al omega le gustara, pues la idea era que esta pieza fuera utilizada en el drama como la que caracterizara a su personaje.

También era la primera vez que el rockstar componía antes de discutir un poco la letra con el actor, como había estado haciendo desde su primer encuentro, pero bien sabía que el orden de los factores no alteraba el producto, así que esa era la menor de sus preocupaciones ahora. En esta ocasión no tenía que utilizar ninguno de los equipos con los que usualmente trabaja para producir canciones, motivo por el que optó citar a su amigo en dicho lugar y no en su propia casa; aunque para ser honesto, iba a aprovechar a conversar con Namjoon sobre cuando tiempo más tardarían en llegar los repuestos. Así que mientras aguardaba por el omega de mirada felina, el alfa charlaba con su mánager en la oficina de este.

—¿Y cuál fue la explicación que te dio ahora?

—Según lo que me cuenta, le está resultando un poco complicado conseguir los mismos equipos, pero que en un mes y medio espera tenerlos listos como para enviarlos a Corea. Él se excusa diciendo que, al ser de alta gama, son difíciles de conseguir porque no se producen muchas unidades, pero quién sabe si nos estará mintiendo o no.

—Qué problema, pero supongo que no nos queda más que esperar, ya que la empresa no debe querer perder ese dinero por nada del mundo, ¿cierto?

—Acertaste. Otra solución que me ofreció fue que si mis artistas a cargo estaban tan necesitados de hacer música es que nos enviaría otros equipos, pero no está en discusión por esto que acabas de mencionar—el alfa gesticuló con sus manos, queriendo reafirmar su punto con esa simple acción—. Recuérdame nunca volver a hacer tratos con proveedores nuevos de Estados Unidos, por favor.

—Lo haré, que no te quede duda de eso—aseguró, soltando un suspiro.

—Sí, pero estoy curioso por algo...

—¿Qué sucede, hyung?

—¿Por qué hoy se te dio por preguntarme al respecto? ¿Acaso te está molestando mucho tener que llevar a tu casa a Taehyung?

Si supiera que era todo lo contrario a lo que creía, pensó Jungkook ante el comentario de Namjoon.

Era demasiada tentación compartir un ambiente tan íntimo con el susodicho. Ya lo comprobó en carne propia y sería mentir decir que temía que se pudiera repetir por más que el omega le hubiera dicho que no sucedería.

Pero si algo le enseñó la vida, es que jamás se debía decir nunca. Porque cuando menos te lo esperas, pasa.

—¡No, para nada! —negó con rapidez—. Ya te había comentado antes que mi relación con Taehyung-ssi fue mejorando con los días desde que hablamos como personas civilizadas, pero no me puedes negar que él más pronto que tarde pudiera llegar a sentirse incómodo.

—¿Cómo por qué se sentiría incómodo si se lleva contigo? —cuestionó con ingenuidad—. No lo entiendo. ¿O me estoy perdiendo de algo?

—Por supuesto que no, hyung. ¿Cómo crees?

Ni en un millón de años pensaba contarle de lo sucedido con el actor.

Y si algún día le revelaba algo sobre eso, sería para la confirmación de un noviazgo formal y serio con el objetivo de presumir a su preciosa y encantadora pareja. Detalles privados como esos, prefería reservárselos para sí mismo, porque un caballero no tiene memoria.

Él no entendía a esa clase de personas que se enorgullecían tanto frente a otros cuando mencionaban con cuantas personas habían estado, hablando de estos como si no fueran más que trofeos en sus repisas o simples objetos con los que podían desfogar sus necesidades.

La única excepción a la regla, según él, se podría dar si comentabas la experiencia con alguien de confianza, pero desde una postura respetuosa y no con el fin de humillar a la otra persona, por más que se tratara de un polvo de una sola noche.

Siempre era bueno ser discreto y no ventilar esos asuntos como si fueran banalidades o con el fin de creerte superior al resto, o bueno, esa era la manera en la que él pensaba gracias a los valores básicos como el respeto por la honra ajena que sus madres le inculcaron.

—De acuerdo, no quisiera que te metieras en problemas de ningún tipo cuando todavía tienes tanto que hacer en un proyecto de larga duración como este.

—Puedes estar tranquilo, no pienso joderla o dejar mal parada a la empresa.

Pero, ¿de verdad sería así?

¿Cuáles eran las probabilidades de que la situación no se descontrolará cuando el alfa buscaba impresionar al omega?

Sí, gracias a esto había descubierto que era un irresponsable y poco profesional.

Ojalá no arrepentirse a futuro de tan descabellada decisión.

—Así me gusta, JK. Puedes con esto y más—se incorporó de su asiento para darle unas palmaditas de apoyo en la espalda al cantante—. Por algo eres la estrella más deslumbrante de Moonchild Entertainment, nunca nos decepcionas, solo nos enorgulleces.

El rockstar le regaló una sonrisa falsa a su acompañante, pues lo que más deseaba en ese preciso momento es que la conversación sobre ese tema en particular finalizara ya. Jungkook no quería seguir escuchando cómo Namjoon le daba ánimos, o peor aún, que aprovechara la ocasión para sermonearlo. El alfa no duda de que su mánager lo apoyaría si se enteraba de que quería cortejar al omega, pero era obvio que esto lo aprobaría únicamente si tenía la constancia de que la otra parte mostraba el mismo interés.

Sin embargo, como este no era el caso, a Jungkook se le hacía sencillo imaginar a Namjoon diciéndole que no arriesgue tanto por tan poco cuando su relación parecía ser tan difusa y en parte le daba la razón, pero no podía evitarlo.

No había vuelta atrás, quería arriesgarse a caer del precipicio sin la mínima idea de lo que le esperaría en el fondo.

Y si era capaz de evitar un regaño antes de tiempo, mucho mejor.

Por eso, como si la diosa Luna lo hubiera escuchado, Yoongi ingresó a la oficina del representante de su agrupación, interrumpiendo la charla. Las miradas del par de alfas cayeron sobre el omega de baja estatura que lucía un suéter negro muy abrigado, unos pantalones de mezclilla con algunas rasgaduras, un gorro gris y unos converse blancos. Un conjunto casual y cómodo, de los favoritos del baterista de Liberté.

Era muy su estilo.

—Hola, chicos.

—Hola, Yoon hyung.

—Yoongi-ah, llegas justo a tiempo—saludó con un ademán al joven de cabello oscuro, quien cargaba su guitarra en la espalda por cualquier cosa que se le ofreciera—. JK estaba esperándote desde hace rato, pero como puedes ver, su cara ya es de puro aburrimiento.

—No seas dramático, Nam hyung—reprochó, pero el susodicho negó con un movimiento de cabeza.

—Si claro, haré como que te creo. Mejor vayan a revisar eso que tienen pendiente, ¿sí?

—Ohh, por supuesto. Vámonos, Jungkook-ah.

Yoongi le pidió a Jungkook que lo siguiera, mientras este se despedía de su mánager con la mano, siendo correspondido de forma inmediata. Namjoon vio cómo el par de amigos se retiraba de su campo visual, permitiéndole volver a sus labores luego de una larga pausa, por lo que no demoró en ubicarse en su sitio y continuar revisando los documentos que tenía pendientes en su correo electrónico.

Estando en el estudio, Jungkook le hizo saber sus dudas a Yoongi con respecto a la melodía que creó de improviso. El omega le escuchó con atención, poniendo su atención en los sonidos que el alfa reproducía con el piano que había en el lugar. Sus dedos se deslizaban sobre las teclas con delicadeza, marcando un ritmo suave, logrando mostrar cuál era la intención principal de la obra musical: conmover a las personas que la escucharan.

La canción era lenta y con pocos acordes, pero lo más probable es que se transformara en una balada rock cuando estuviera completa. A Yoongi le gustó, pero comprendía la razón por la que Jungkook quería conocer su opinión. Muchos lo conocían como un genio musical, alguien que lograba embellecer hasta la pieza más sencilla. Por esa misma razón, él era de los que más se encargaban de los temas que la agrupación interpretaba.

Y no era como que a Jungkook o al resto se le diera mal componer o producir, pero Yoongi poseía un oído musical digno de admirar. No por nada cosecharon tantos éxitos gracias a sus intervenciones al momento de arreglar o crear una canción de principio a fin. Y lo mismo aplicaba con otros artistas que lo buscaban para que se desempeñara como su productor tras enseñarle a todos de lo que era capaz, porque dedicarse al cien por ciento a desempeñar el papel de baterista no lo volvía menos cuando se nacía con el don de crear arte.

Si Taehyung era el motivo por el que a los omegas les daban más papeles en dramas que no los encasillaran a la jerarquía a la que pertenecían de nacimiento, Yoongi influenció en gran medida a que eso sucediera en la música. Gracias al reconocimiento de estos dos, muchos omegas se aventuraban a probar suerte, consiguiendo resultados excelentes; motivo por el que en los últimos años se veían más caras nuevas en ambos medios, así que era un logro del que los dos podían estar orgullosos hasta su último suspiro.

Aunque jamás hubieran abierto el camino al resto de no ser por la gente que creyó en ellos, como fue el caso de Seokjin con Taehyung o Yoongi con sus amigos, quienes nunca dudaron de sus capacidades, por eso el omega agradecía en demasía que valoraran su talento, pues desde sus inicios fácilmente pudieron ignorar su opinión, pero ellos confiaron en él y por eso le pidieron que a pesar de cualquier prejuicio que su entorno le pudiera demostrar, alcanzaran ese increíble sueño juntos.

En Liberté no existían las distinciones por ser de castas distintas, porque ellos eran un equipo más allá de cualquier pensamiento retrógrado que la industria en general pudiera seguir manteniendo.

Yoongi sacó la guitarra de su estuche luego de que Jungkook acabara con su pequeña presentación, mientras le explicaba lo que se le ocurrió hacer al escucharlo y comprender lo que este pensaba que le faltaba para mejorarla. El omega se dispuso a tocar la melodía, añadiéndole un acorde extra y cambiando otro por uno que no se escuchara tan apagado. La boca del alfa se abrió con sorpresa al ser testigo una vez más de la genialidad de su hyung; era justo lo que quería para esta canción.

Había dado en el clavo.

—Puedes dejarla así, o añadirle otros instrumentos para transformarla en una preciosa balada rock si es lo que deseas.

—Wow, hyung... ¿Cómo adivinaste el género de la canción? —inquirió con ojos brillantes, impresionado de forma genuina.

—Siendo honesto, creo que era muy obvio dado el contexto de tu participación en este proyecto, ¿no crees?

—Por la Diosa, es verdad. Soy un tonto.

—Poquito—respondió, conteniendo la risa al observar como el alfa rodaba los ojos.

—Eso fue cruel, pero te lo dejaré pasar por tu valiosa ayuda.

El omega levantó la ceja con incredulidad, causando intriga en su amigo.

—Lo menos que puedes hacer por mí es regalarme una canasta de mandarinas, Jungkook-ah.

—¿Tu trabajo es tan barato?

—Considéralo como un descuento de tu amable hyung.

—Lo agradezco de corazón y cumpliré con el trato—expresó con una sonrisa enmarcándose en su rostro, anotando unos apuntes en una libreta—. Me estaba volviendo loco por esto, pero estaré muy feliz de poder mostrársela a Tae lo más pronto posible.

—Eso es genial, y... ¿Tae? ¿Ya hay la confianza suficiente para que se traten así cuando él también es un hyung para ti?

Jungkook dejó de lado su bolígrafo, levantando su cabeza para encarar a Yoongi.

—Mmm... Nos lo estamos tomando con calma, ya sabes, como amigos muy cercanos—aclaró, pero parecía no haber convencido del todo a Yoongi, por lo que Jungkook optó por tratar de desviar el tema—. Y hablando de eso, vi lo bien que te llevaste con Jimin-ssi en la fiesta.

El omega no era idiota ni mucho menos, porque fue demasiada obvia la manera en la que el alfa quiso zafarse de su interrogatorio. Sin embargo, no estaba en sus planes indisponer a Jungkook sobre su gusto —porque sí, había que ser muy despistado como para no notar las chispas que parecían rodear al rockstar y al actor cuando interactuaban—, por lo que Yoongi decidió no ser imprudente y dejarlo estar por ahora.

Era la vida de su amigo y lo apoyaría en lo que sea que decidiera, aunque tenía muy presente que intervendría si la situación empezaba a escapársele de las manos como para desembocar graves problemas que pusieran en peligro su integridad y la del grupo.

—Sí, no tengo motivo para ocultar lo bien que me sentí al pasar tiempo con Jimin-ah, es un alfa muy dulce. Tan distinto a todos los que he conocido.

—Qué bonito se escucha eso, pero ¿me debo sentir ofendido? —bromeó, ganándose un bufido por parte del baterista.

—No lo digo en mal plan, tonto, pero con el poco tiempo que pude pasar junto a él, te puedo asegurar que no entra en el estereotipo de alfa que muchos siguen e idealizan—dijo, rememorando la imagen del tierno bailarín—. A diferencia de ti, o de Nam, Jimin-ah es una persona muy sensible. No impone como ustedes lo hacen, consiguiendo que cualquier ser noté que los dos son parte de la casta más "fuerte", ¿me entiendes?

—Sí, ya comprendo lo que me quieres decir. Y creo que por eso te llamó la atención, ¿no?

—Así es. No es que tenga algo en contra de los alfas que exudan dominancia y poder, pero esto me agrada más, porque soy un omega distinto al resto, más liberal y empoderado.

—¿Por lo que él sería la pieza perfecta para encajar con alguien como tú?

—Es una posibilidad, pero el futuro es incierto y no me gusta adelantarme a las cosas—confesó, acariciando las cuerdas de su guitarra—. No estoy esperando nada, solo lo dejaré fluir. Si es de ser, será.

—Comprendo, pero ¿percibiste alguna señal de su parte?

—Lo hice, y creo que por eso ambos terminamos intercambiando números con una rapidez impresionante.

—¡¿Qué?! ¿Tan pronto le diste tu número? ¿De verdad eres Yoongi hyung o vinieron los extraterrestres y te abdujeron?

El alfa no podía creer lo que escuchaba, pues el omega era tan reservado con esas cuestiones que la parecía irreal escuchar de su propia boca que hizo algo así con alguien que apenas conoció la noche anterior.

Debió ser muy fuerte la conexión como para que ese milagro sucediera, porque el líder de Liberté sabía que las únicas formas en las que su amigo daba su número eran para trabajos con otros artistas cuando los susodichos se lo pedían; nunca era por voluntad propia.

—Seriedad, Jungkook-ah, no pido más. Y sí, yo le di mi número, ¿te cuento los detalles?

—Hasta la pregunta ofende, Yoongi hyung.

—Pues verás...

Jimin y Yoongi charlaban sobre temas variados, escuchando a la lejanía la música de la fiesta, gracias a que ambos se escaparon hacia un balcón para no ser interrumpidos; todo parecía normal, hasta que el omega pudo percibir cierto atisbo de seriedad en el alfa.

—¿Sucede algo?

—Yo... Soy un despistado—tartamudeó, desviando la mirada con vergüenza—. Diosa, no sé cómo decirlo, me da pena.

Yoongi no entendía las palabras, mucho menos el comportamiento de Jimin, porque hace menos de un minuto estaban conversando de lo más tranquilos y ahora el susodicho parecía demasiado cohibido ante su presencia.

—Solo dilo, tampoco es como que fuera a juzgarte por lo que sea que quieras decirme—lo calmó, poniendo una mano en su hombro.

Jimin soltó el aire que mantuvo en sus pulmones por más tiempo que de costumbre; debía decirle a Yoongi lo que deseaba en ese momento, porque no quería esperar a una próxima ocasión.

No cuando el ambiente entre los dos era tan idóneo dado el caso.

—De acuerdo. Quisiera preguntarte algo, pero no sé cómo te lo tomes—respondió, alzando la cabeza otra vez para conectar su mirada con la ajena, al mismo tiempo en que ignoraba como un fuerte rubor se asentaba en sus mejillas—. Te pedí que buscáramos un lugar para conversar, pero no lo hice solo por eso, yo deseo que me des tú...

Y en ese preciso instante en que realizara la tan ansiada propuesta, el sonido de un claxon de un vehículo que iba pasando por la calle debajo de ellos, lo interrumpió y su acompañante no pudo escuchar nada.

Parecía una mala broma del universo ahora que reunió el valor.

Tanto así que su expresión se volvió un poema. Quería reía y llorar por lo patético que era, porque debía enfrentar la situación otra vez o quedaría peor que la anterior. Dicho suceso provocó una risita en el baterista, quien, a pesar de todo, fue capaz de escuchar lo que el bailarín había dicho, aunque no de la manera en la que este se esperaba.

—No debiste pedirlo, porque ya tenía previsto darte mi número.

—¿Qué, en serio? Y, ¿me escuchaste?

—Sí, y sí, pero siéndote honesto, no te escuché por obvias razones. No obstante, soy muy bueno leyendo los labios.

"Y los tuyos son muy bonitos, así que vale ponerles más atención de la necesaria".

Una sonrisa surcó la boca del omega, que mantuvo para sí mismo su coqueto pensamiento sobre el tierno alfa. Él nunca en su vida se imaginó pensando cosas como esas, pero tal parecía que siempre existía una primera vez para todo y no le molestaba, porque sentía que el causante era alguien imposible de ignorar en todos los sentidos.

—Ohh, conque era eso—le sonrió de vuelta, manteniendo esa expresión tímida—. Eres muy bueno en varias cosas, ¿no es así, Yoongi hyung?

—Se hace lo que se puede con lo que se tiene—aseguró, sacando su móvil del bolsillo de su pantalón—. Intercambiemos números, Jimin-ah.

—Claro, será un placer.

—Y el resto es historia...

—Con razón, yo sí me di cuenta de cuando desaparecieron por aproximadamente media hora.

—Qué chismoso resultaste ser, Jungkook-ah.

—Yo diría muy observador—debatió, conteniendo una risa porque le causaba gracia que su amigo lo denominara de ese modo, cuando él también quería saber más acerca de su particular relación con cierto joven de orbes avellanos y cabellera dorada.

—Cómo mejor prefieras llamarte.

—Okay, y luego de eso fue cuando se juntaron con Jack y Hobi, ¿no? —interrogó con curiosidad el alfa, ganándose un asentimiento por parte del omega.

—Así es, los tortolitos estaban tan eufóricos que fue cuestión de tiempo para que se dejaran llevar y acabaran como costales de papas.

—Sí, fui testigo de ello, pero estoy seguro de que te lo agradecieron inmensamente.

—De hecho...—los ojos felinos fueron a parar al reloj digital que yacía en un mueble dentro del estudio, comprobando así un detalle muy importante—. En un rato debo salir con ellos, me invitaron a comer, así que me voy adelantando, Jungkook-ah.

—Está bien, hyung —concordó, copiando la acción de su amigo, que no demoró en incorporarse de la silla y tomar el estuche con su guitarra para devolverla a su espalda—. Me los saludas.

—Eso haré. Estaremos conversando en el grupo, ¡así que no te pierdas tanto!

Jungkook se permitió reír ante el disimulado regaño de Yoongi.

Él no era mucho de contestar mensajes, pues prefería audios, llamadas o hablar directo con la persona, pero con Taehyung últimamente estaba haciendo una gran excepción a la regla.

Y le gustaba en demasía.

No había nada mejor para el alfa que ver un mensaje del omega en la pantalla de su teléfono.

Aunque con solo pensar en Taehyung, el corazón de Jungkook se aceleraba por el sentimiento que seguía desarrollándose a pesar de las circunstancias; porque por más difusa que fuera su particular relación, este confiaba en las extrañas sensaciones que podía jurar inundaban a ambos cada que estaban juntos.

—Trataré—contestó, poniendo su mano a la altura de su frente, como si se tratara de un militar saludando a su capitán.

—Con eso me basta y me sobra.

Los dos amigos se despidieron y poco después de que Yoongi saliera del estudio, Jungkook hizo lo mismo, sintiéndose satisfecho con los resultados en esa sesión de trabajo con su hyung.

Tan solo esperaba que a Taehyung la melodía de esa canción le gustara tanto como a él.

No pedía mucho, ¿verdad?

❤️‍🔥

Durante el transcurso de las dos semanas después de la fiesta, Taehyung y Jungkook se vieron cinco veces para continuar trabajando con lo que ya tenían, mientras el resto de días el omega los dedicaba por completo al rodaje de su drama y el alfa a realizar algunas de sus actividades favoritas como practicar con sus instrumentos, entrenar boxeo, pasar tiempo con su mascota o grabar algún comercial.

La promesa de que ambos se mantendrían al margen a pesar de haber rebasado los límites seguía en pie, pero los involucrados todavía percibían, en cada momento que compartían juntos, ese magnetismo que los envolvía lo suficiente como para hacerles olvidar todo y dejarse llevar. Sin embargo, los dos se esforzaban en demasía para no caer por el otro como sus lobos tanto querían.

Una pena que por más que se resistieran, lo que estaba destinado a suceder, no se podía controlar.

El jueves en la noche, Jungkook se encontraba entusiasmado porque al fin podría mostrarle a Taehyung la canción en la que Yoongi le brindó su ayuda, pues ya tenía un demo completo gracias a la letra improvisada que el vocalista ideó con los apuntes que pensó junto al actor.

Ya quería ver la expresión que pondría; confiaba en que le gustaría, porque sentía que la canción describía a la perfección cómo era el personaje que interpretaba.

Pero antes de que la noche cayera, una llamada rompió sus ilusiones.

Era Taehyung, disculpándose con él al pedirle que cancelaran esa sesión.

—¿Sucedió algo malo, Tae?

—No es malo, Ggukie—informó al otro lado de la línea—. Es solo que mi mánager había olvidado cancelar una sesión de fotos para una marca de bálsamo labial antes de que yo me comprometiera con lo del drama, por lo que lo llamaron para recordarle que me esperan y como él no sabía ni de que hablaban, le enviaron el contrato por correo electrónico Así que no me queda de otra que viajar a Tailandia en una hora aproximadamente para que el viaje no me afecte tanto.

—Comprendo, no te preocupes—le restó importancia, tratando de disimular que no le daba pena que las cosas no salieran como esperaba—. Trabajo es trabajo.

—Sí, creo que estaré hasta el domingo allá, pero de no ser de ese modo, yo te aviso cualquier cosa para ver si podemos juntarnos. Y si se me complica, ya nos veremos el día que nos toque reunirnos.

—Por supuesto, quedo al pendiente. Espero te vaya muy bien, Tae.

—Mil gracias por la comprensión y los buenos deseos. Hasta pronto, Ggukie.

—Cuídate, por favor. Y descansa mucho durante el vuelo.

—Claro que sí, tu igual.

Y esa afirmación bastó para que Taehyung le cortara la llamada a Jungkook, quien quedó sumido en sus pensamientos por un largo rato, mientras su lobo bajaba las orejas y la cola, de solo pensar lo eterna que se le haría la espera hasta ver una vez más a su precioso omega.

La vida sí que era injusta, pero no podía hacer nada porque era asunto que se le salía de las manos.

El alfa soltó un suspirar tras rememorar lo sucedido aquel día, dejando su teléfono en la mesa central de su sala antes de incorporarse del sillón con la intención de ir a la cocina y prepararse algo de comer. Era sábado al mediodía, estaba solo en su apartamento y todavía no tenía ninguna noticia de Taehyung; siendo realista, dudaba saber algo de él hasta pasado el día domingo, por eso, cuando se decidió por un ramen instantáneo, buscó los ingredientes que necesitaría y puso a hervir el agua en el que colocaría los fideos.

En lo que esperaba que el calor de la hornilla hiciera su trabajo, los pensamientos de Jungkook acabaron reviviendo algunos recuerdos vividos con Taehyung durante esas dos últimas semanas; los más memorables habían sido cuando se decidió tomarle una lección sobre algunas bandas del rock, pues según lo que le comentó el actor, pronto iniciarían las grabaciones enfocadas en su personaje siendo un verdadero maestro del tema con el fin de convencer a sus amigos con los que formaría su agrupación en el drama, así que esto debía dominarlo sí o sí.

Jungkook se tomó tan en serio el papel de "tutor" que buscó más información de la que él conocía, la recopiló e hizo unas diapositivas para exponérselas a Taehyung. Cuando finalizaron la parte de su proceso creativo respecto a las canciones, el alfa le dijo que quería mostrarle algo y el omega le dio el visto bueno, sintiéndose muy curioso por la seriedad de su "amigo".

La boca de Taehyung se entreabrió con sorpresa al ver cómo Jungkook sacaba un proyector de una caja que guardaba en su estudio y colocaba el lente con dirección a la pared para realizar su presentación desde el preciso instante en que apagó las luces de la habitación. El omega no hizo otra cosa que no fuera escuchar con atención, luego podría hacerle saber lo mucho que le impresionaba—enternecía—que se hubiera tomado las molestias de preparar algo así.

El alfa sintetizó la información de tal manera que fuera fácil de entender, lo menos que quería era que Taehyung se aprendiera las cosas de memoria y solo le durara un rato; él en serio deseaba ver que los conocimientos sobre estos temas se adhirieran a su cabeza de tal forma que, si alguien le preguntara, respondiera sin titubear. A Jungkook no le dio pena perder tiempo libre preparando esto, mucho menos le generó molestia exponer durante más de media hora para que su "alumno" comprendiera al pie de la letra.

Cuando la explicación finalizó, Taehyung se levantó de su asiento, quedando frente a frente con Jungkook para agradecerle por el esfuerzo y el compromiso que seguía demostrándole en cada una de sus sesiones de trabajo.

—No cabe duda que me equivoqué en grande cuando puse en tela de duda cuan profesional podías ser.

—Eso ya pasó, Tae—le restó importancia con un ademán—. Ya lo hablamos, nos disculpamos y empezamos desde cero.

—Lo sé, Ggukie, pero no sabes lo agradecido y sorprendido que estoy por todo esto. Te tomas tantas molestias innecesarias que me dejas sin palabras.

—Lo hago porque me nace, no porque espere algún reconocimiento, solo quiero ayudarte con lo de tu papel y esto es parte de ese trabajo que me corresponde desempeñar.

—Tú ganas...—El omega estuvo a punto de rendirse, pero la idea no demoró en llegar a su mente y no se lo pensó dos veces para dársela a conocer al alfa—. Ya sé, al menos déjame invitarte la comida. Lo que tú quieras, lo compraré y será nuestra cena luego de una tarde de arduo trabajo.

—Te aceptaré la oferta para que estés tranquilo, pero ¿quieres conocer cuál sería la mejor recompensa que podrías darme?

—Dime, te escucho.

—Que para la próxima vez que nos juntemos, ya domines lo que te enseñé. No espero que me lo digas de memoria, me basta con que lo conozcas y puedas responder sin dificultades.

—No es por presumir, pero he aprendido guiones más largos que esto, así que será pan comido para mí—aseveró, levantando su meñique para darle más veracidad a la promesa que estaba por realizar—Le prometo que no lo defraudaré, profe Jeon.

El alfa sonrió ante la ocurrencia del omega, entrelazando su dedo con el ajeno.

—Sé que no lo hará, joven Kim.

Ambos se quedaron viendo por unos segundos antes de soltarse a reír a carcajadas, mientras sus lobos ronroneaban cuáles gatitos mimados ante la preciosa complicidad que sus humanos reafirmaban día a día. Porque gestos como estos no solo se daban en estos momentos donde estaban frente a frente, también sucedían cuando conversaban por chat o hablaban por audio y era demasiado satisfactorio, aunque los susodichos se hicieran los tontos, o bueno, solo uno de ellos lo hacía con más intensidad que el otro.

Cuando las risas entre los dos se acabaron, salieron del estudio con dirección a la sala, donde esperarían por el delicioso pedido de brochetas de cerdo, mientras un programa cualquiera se reproducía en la TV. Sí, así de domésticos eran y cualquiera con dos dedos de frente podría afirmarlo con convicción. Sin embargo, su relación actual no estaba destinada a las cámaras y quizá nunca lo estaría por completo, aunque ellos siempre se encargarían de demostrar que eran privados, pero no secretos.

Unos días más tarde, Taehyung cumplía su promesa con Jungkook, consiguiendo que el vocalista se sintiera orgulloso por los nuevos conocimientos del actor sobre el rock, las bandas más famosas, otras que no lo eran tanto, los exponentes más icónicos y otros detalles extra que le pudieran ser de ayuda.

Una sonrisa sincera se había adueñado de los labios del vocalista para cuando ese recuerdo en particular dejó de reproducirse en su mente como una película, por lo que optó por concentrarse en el que sería su improvisado almuerzo. Una hora después, Jungkook ya se encontraba guardando la vajilla que utilizó tras haber acabado de lavarlos y secarlos. Su estómago estaba lleno, así que iría a jugar un rato en su consola, pues Bam no se hallaba en su apartamento haciéndole compañía como era costumbre.

Dos horas se le pasaron volando mientras se divertía con el nuevo RPG que compró para jugar en su tiempo libre. Se levantó de la cama cuando sintió que procrastinó lo suficiente, dejando el joystick sobre la suave superficie para una próxima ronda en la noche antes de irse a dormir. Esa sería su pequeña revancha con el videojuego que tantas veces lo puso en una situación complicada; no se dejaría ganar tan fácil, porque ser competitivo era su segundo nombre.

Sus pies lo condujeron hacia su habitación en la que se cambió de ropa, pues tenía planeado hacer un poco de ejercicio en el gimnasio personal de su apartamento. Dicho y hecho, el alfa se desestresó al quemar varias calorías en las distintas máquinas que poseía en el lugar, pero cuando quiso cerrar su rutina haciendo box con el saco de arena que yacía en una esquina, el timbre de su apartamento resonó en sus sensibles oídos.

¿Quién podría ser?

Él no había invitado a nadie, casi nunca lo hacía con excepciones de sus amigos y su familia, pero eran ocasiones contadas con los dedos de su mano.

A menos que se tratara de Bam, aunque eso le resultara extraño al alfa porque no recibió ninguna llamada de Jackson u Hoseok avisándole que sucedió algo con su mascota, pues estos le pidieron en la mañana la custodia del dóberman para cuidarlo y mimarlo durante aquel fin de semana. No era la primera vez que lo hacían, por lo que a Jungkook le constaba lo mucho que la pareja de betas lo adoraba, así que nunca les negó la propuesta.

Sin darle muchas vueltas al asunto, Jungkook fue hacia la puerta para descubrir que la persona que llamaba a la misma era nadie más que Taehyung. Sus ojos de color chocolate se abrieron de la impresión al conectarlos con los de tonalidad avellana. No comprendía nada de lo que estaba sucediendo, pero de lo que, si estaba seguro, era que su corazón se aceleró con euforia al tenerlo ahí.

Lucía tan precioso usando un suéter rosado con franjas de color turquesa y un pantalón de mezclilla oscuro. Ah, ¿eran normales las ganas que tenía de estrecharlo contra su cuerpo para abrazarlo y hundir su rostro en la curvatura de su cuello para regocijarse con la deliciosa fragancia que nacía de su glándula de olor?

—¿Tae? —pronunciar su nombre se escuchaba irreal—. ¿Qué haces aquí?

—Hola, Ggukie, es una larga historia, pero puedo hacerte un resumen para no aburrirte—saludó un tanto agitado—. Pensé que no te encontraría porque creí que quizá estarías disfrutando de tu fin de semana fuera de casa, pero veo que me equivoqué.

—Ya veo, y estoy seguro de que no me aburrirías en lo más mínimo—El comentario de Jungkook enterneció a Taehyung, pero este optó por disimularlo, ya eran demasiadas emociones por un solo día—. Si te soy honesto, no me gusta salir mucho de casa.

—Entiendo, en ese aspecto somos muy parecidos.

El omega le sonrió al alfa, quien le devolvió la sonrisa a pesar de la confusión que seguía plasmada en su rostro.

—Es imposible no notar que te sorprende mi presencia aquí, así que no si no te estoy molestando, ¿me dejas entrar para explicártelo?

—No eres ninguna molestia para mí, claro que puedes pasar y lamento ser tan expresivo con mis gestos—se disculpó, dándole espacio para que ingresara a su apartamento.

—No, tranquilo. Yo estaría igual si estuviera en tus zapatos.

—De acuerdo. Entonces, cuéntame lo que sucedió—pidió cuando se quedaron frente a frente, recibiendo un asentimiento por parte de su acompañante.

Taehyung le comentó a Jungkook que la marca con la que debía de trabajar se puso muy intensa, con lo de no demorar tanto con su sesión de fotos y respectivas grabaciones de comerciales del bálsamo que debía promocionar, por lo que se decidió que los horarios de trabajo serían extenuantes, pero no por eso menos provechosos. Cuando el omega puso un pie en tierra tailandesa, el director se comunicó con él mediante una llamada para avisarle que solo tenía unas cuantas horas para relajarse tras su vuelo antes de que dedicara un día completo a cada una de las actividades que tenían planeadas para su persona, aceptando de inmediato, pues todavía le molestaba haber aplazado su trabajo con el alfa por esta situación inesperada.

Ese detalle de la historia removió algo en Jungkook, pero se abstuvo de interrumpir a Taehyung.

Cuando el actor se liberó de ese exitoso trabajo, el reloj marcaba la media noche, y su lobo aullaba inquieto en su interior por un motivo en particular. Taehyung quería ignorarlo, pero era incapaz de ello cuando compartía la misma necesidad imperiosa de volver a Corea para ver a Jungkook, aunque este lo justificó con el hecho de que le sentaba mal perder la oportunidad de seguir trabajando juntos.

Supuestamente, no quería retrasos, pero eso no importaba cuando estaban avanzando de maravilla con las canciones.

Llamó a su mánager y este le compró el primer vuelo que encontró disponible, el cual ser daría a eso de las once de la mañana del sábado. Al omega le decepcionó no poder llegar más pronto a Seúl, pero igual se conformó al realizar los cálculos y descubrir que estaría en suelo coreano en la tarde, así que le resultaría fácil arreglárselas ni bien su avión aterrizara.

Claro, si es que las cosas salían como esperaba.

Porque cuando más se deseaba algo, las circunstancias no solían ser las esperadas, pero confió en que no sería el caso y por suerte no se equivocó, pues el omega encontró al alfa justo donde esperaba que estuviera.

—Y eso fue lo que sucedió. Llegué a mi apartamento, dejé mi equipaje, me di una ducha rápida y me vine en mi auto hasta aquí.

—Wow, has actuado muy rápido, pero, ¿dejaste con alguien a Yeontan?

—Sí, lo hice—confirmó, sintiéndose feliz por el cumplido, mientras su animal interno se regocijaba por la sola presencia de su pareja—. Yeontan sigue con la persona que lo cuida, le pedí el favor hasta mañana.

—Comprendo, Bam tampoco está conmigo, porque Hobi y Jack querían pasar tiempo con él, y los dejo, pues ellos se autoproclamaron como sus tíos favoritos— el alfa contó casual, provocando que el omega cayera en cuenta sobre ese hecho.

—Oh, es cierto. Bam no está aquí, y yo que quería verlo un ratito también, pero es lindo saber que está en muy buenas manos.

—Lo está y en una próxima será, no lo dudes.

—Lo esperaré con ansias.

—Estoy seguro de que sí... Ahora que lo recuerdo, ¿quién te acompañó en la sesión? ¿O tuviste que hacerlo solo? Si fue así, ¿no te sentiste muy incómodo?

¿Este alfa no podía dejar de ser tan dulce?

Esa era la pregunta que rondaba por la mente del omega, quien se sentía conmovido por la preocupación ajena. Porque nadie que no fuera Seokjin o Jimin se inquietaban tanto por su seguridad como Jungkook hacía a día de hoy; Taehyung se sentía afortunado, por la preciosa "amistad" que entró a su vida.

—Aprecio tu preocupación sobre ese tema, pero respondiendo a tu pregunta, tengo un amigo omega en Tailandia, así que él me acompañó con verdadero gusto.

—Me alegra mucho saber eso, tu bienestar y comodidad son importantes.

—Porque entre amigos debemos preocuparnos por cosas como esas. Ya sabes, si tú estás bien, yo igual.

—Acertaste...

Jungkook nunca pensó que odiaría tanto una palabra, peor aún si quien la decía era Taehyung.

—Lo sé, pero quisiera preguntarte si estás disponible para que trabajemos juntos aprovechando que estoy aquí. Entiendo si no quieres hacerlo, no es obligación y tampoco te avisé a tiempo, solo me aparecí en tu hogar, pero igual no perdía nada con intentarlo.

—No te preocupes, lo haré encantado. No tengo planes, pero ¿podría pedirte un favor?

—Por supuesto, es lo menos que puedo hacer por ti.

—Antes de que llegaras, estaba ejercitándome—se señaló a sí mismo y su acompañante luchó consigo mismo para no mirar en exceso la manera en la que los músculos ajenos resaltaban detrás de la ropa fina—. Y me faltaba realizar una media hora más de boxeo antes de tomar una ducha rápida, entonces quisiera saber si puedes esperarme.

—Oh, claro que sí. Ese tiempo no es nada comparada con el que voy a robarte.

—¿De verdad?

—Lo juro—prometió, llevándose una mano al corazón—. Me quedaré en tu sala hasta que acabes.

—Podrías acompañarme.

Cuando la sugerencia salió de su boca, Jungkook supo que era muy tarde para arrepentirse.

—¿Acompañarte?

—Sí, así no me aburro mientras entreno—explicó de forma atropellada, vaya excusa más tonta—. Pero si no quieres, no hay problema.

—No, está bien. Te acompañaré y así podemos conversar un rato.

Alfa y omega no emitieron ningún comentario más hasta que arribaron al gimnasio personal de Jungkook, donde Taehyung analizó con cuidado cada una de las máquinas de ejercicio, llegando a la conclusión de que eso explicaba por qué Jeon tenía un cuerpo envidiable. Kim suspiró, si él fuera más constante con el ejercicio de lo que ya era, también obtendría los mismos resultados; no se quejaba del cuerpo que poseía—al contrario, le encantaba porque era perfecto para sus trabajos de modelo—, pero igual si se lo proponía, podría superarse a sí mismo.

Jungkook se ubicó frente al saco de arena, se colocó unos guantes de box, y bajo la atenta mirada de Taehyung, empezó a lanzar golpes certeros a la dura superficie. Al principio, el omega no sabía si sería del todo correcto hablar con el alfa mientras entrenaba, pues temía distraerlo y que se hiciera algún daño, pero cuando este dio inició con una charla trivial, le siguió la corriente.

Así estuvieron por largos minutos hasta que Taehyung le pidió a Jungkook que detuvieran su charla porque se había olvidado de mandarle un mensaje a Seokjin avisándole que ya estaba en Seúl. El alfa le dijo que no se preocupara por él porque igual le faltaba poco para terminar, a lo que el omega estuvo de acuerdo, por lo que se dispuso a entablar una conversación con su mánager.

A pesar de que Taehyung estaba concentrado en las respuestas que Seokjin le daba, sus ojos avellanos se desviaban cada tanto a la imagen de Jungkook, con el cabello azabache alborotado por el esfuerzo que ponía en sus movimientos, la piel perlada por el sudor y los jadeos que salían de sus labios rojizos.

Diosa, ¿qué castigo estaba pagando?

Y ni qué decir del fuerte aroma que este desprendía gracias a la actividad física. Era una bendición tener un gran control sobre su lobo o hace rato el omega se le hubiera lanzado encima al alfa. El vocalista era consciente de estas miradas profundas, sus orbes chocolate no se equivocaban cuando eran testigos directos del rubor que pintaba las mejillas del joven de rubios cabellos, quien trataba de mantener su vista en la pantalla de su móvil a como diera lugar.

Sí, por cosas como esas, todavía guardaba esperanza.

O quizá era su lobo incitándole a creer en ilusiones. No lo sabía, pero ya había tomado una decisión y estaba tan aferrado a eso que salir herido sería la menor de sus preocupaciones.

—Listo, me iré a duchar—avisó, tomando una toalla que tenía cerca para quitar los rastros de transpiración en su frente—. Puedes adelantarte al estudio, ya sabes dónde está.

—Me parece perfecto, nos vemos en un rato.

El omega se paró de la silla en la que estudio durante media hora y salió del gimnasio del alfa sin mirar atrás. El susodicho lo vio desaparecer de su campo visual antes de imitar su acción e ir por el otro pasillo hacia el baño de su habitación para refrescarse. En menos de quince minutos, Jungkook ya se encontraba con Taehyung, luciendo un pantalón de chándal azul y una camiseta negra; un conjunto perfecto y cómodo para estar en casa.

Como ya era costumbre, las horas se les pasaron volando cuando se trata de trabajar juntos, y con eso, el momento tan ansiado por Jungkook llegó; al fin le mostraría a Taehyung la canción que compuso para su personaje.

—Te tengo una sorpresa—confesó Jungkook, llamando la atención de Taehyung.

—¿Una sorpresa? Me voy a sentir mal porque no te he preparado nada, aunque no me acuerdo haber hecho algo como para merecer aquello.

—No es nada por lo que debas devolverme un regalo, si es lo que te preocupa, solo escucha, ¿sí?

Al recibir un asentimiento por parte del omega, el alfa se dirigió hacia la laptop para reproducir en los altavoces la pieza musical. Taehyung se llevó la mano a la boca al comprender de qué iba lo que Jungkook le estaba mostrando.

Era una balada rock preciosa, la melodía estaba cargada de tantos sentimientos como la letra que quedaba como anillo al dedo para el sentir de su personaje. Era una obra que transmitía el deseo de no rendirse y la libertad de seguir a su corazón con el objetivo de cumplir sus sueños.

Muy poético, ¿no?

Era una canción inspiradora y conmovedora a partes iguales.

—¿Qué te pareció, Tae?

Jungkook se atrevió a preguntar sin imaginar la reacción que tendría Taehyung.

Los brazos del omega envolvieron el cuello del alfa gracias al fuerte abrazo que le regalaba como muestra espontánea de su agradecimiento.

—¡Me encanta! ¡La amo, Ggukie! ¡Es hermosa!

—¿En serio? ¿No le harías ningún cambio?

Jungkook interrogó dubitativo, mientras trataba de procesar que tenía a Taehyung entre sus brazos.

Esto parecía un sueño, que nadie lo pellizcara de ser el caso.

—Ninguno, es perfecta justo como está—confirmó, levantando su rostro para establecer un contacto visual con el otro joven.

—Era lo que más me preocupaba, pero si te convenció a la primera, es porque así está muy bien.

—Sí, lo hizo. Es fascinante, tanto que parecer conocer a mi personaje más que yo mismo.

—Es un precioso halago viniendo de ti.

—Solo digo la verdad, muchas gracias.

—Es un placer.

La pareja se quedó viendo fijamente en silencio, mientras el ambiente se volvía demasiado cómodo para los dos. Sus rostros estaban tan cerca, tanto así que podían sentir las respiraciones ajenas y el calor de sus cuerpos aumentaba gracias a la cercanía.

Jungkook quiso alejarse cuando percibió que su mirada descendió a los labios entreabiertos de Taehyung, impulsándole a que mandara todo al carajo y se perdiera en el sabor de los mismos, pero grande fue su sorpresa cuando la persona que tomó esa decisión no fue él.

El alfa entró en un estado de shock durante los primeros segundos del beso que el omega se atrevió a darle cuando cortó la distancia entre sus bocas, hasta que se permitió profundizar el contacto con la misma intensidad. Una de las manos de Jungkook fue a parar detrás de la nuca de Taehyung, mientras ladeaba la cabeza para que el beso fuera más placentero en el preciso instante en que su "amigo" le permitió meter su lengua y jugar con la impropia.

Por la diosa, ambos sintieron que se sumergieron en un verdadero éxtasis cuando se permitieron ser guiados por sus instintos, y no se referían a los provenientes de sus lobos, sino a los que nacían desde lo profundo de sus corazones. Resistirse ante el deseo y la tentación que se provocaban de forma mutua ya era contraproducente, pues en su interior sabían que no estarían tranquilos hasta consumar el acto.

Uno pensando que ese sería el inicio de un hermoso y sólido compromiso en un futuro próximo y el otro creyendo que bastaría dicha acción para dejar de pensar tanto el causante de las mariposas en su estómago. Por eso, Taehyung no puso resistencia cuando Jungkook lo acorraló contra la pared de su estudio, rompiendo el contacto para que sus besos descendieran por su largo cuello.

Los suspiros satisfechos brotaban de la boca del omega que se derretía bajo los encantos dominantes del alfa, quien acariciaba su cintura con ambas manos y dejaba besos húmedos que parecían desear impregnarse en su piel cuáles tatuajes indelebles.

—No te detengas...

—No pienso hacerlo.

Jungkook prometió con determinación, tomando el riesgo de bajar por las clavículas de Taehyung, las cuales no demoraron en ser marcadas por los dientes del alfa, consiguiendo que dulces gemidos escaparan del omega. Esa zona era demasiado erógena para el actor, pero nunca nadie antes del rockstar consiguió tal reacción.

Antes de que el alfa se aventurara hacia sus pezones ya erectos debido a las estimulaciones que recibía en esa parte de su cuerpo—pues sería muy fácil que levantara su ropa y los delineara con su boca y lengua—, el omega lo tomó por el mentón y lo obligó a que se adueñara de su boca una vez más.

El aire que sus pulmones necesitaban pasó a segundo plano conforme exploraban sus bocas, regalándose algunos toques descarados y sonidos que denotaba la fuerte excitación que los motivaba a no separarse por nada del mundo.

Los lobos internos de la pareja no podían estar más contentos por la cercanía y sus olores mezclados. Sus humanos al fin se dejaron llevar y todo indicaba que llegarían hasta el final, demostrando que la espera había valido la pena. Sin embargo, el omega se separó cuando tuvo un instante de lucidez al percibir como la erección del alfa se clavaba en su muslo.

—Ggukie...

—Tae...—murmuró su nombre desesperado, ansiaba más de esos besos, del calor ajeno y de las emociones que lo hacían sentir en las nubes—. Por favor.

Ese tono de voz tan necesitado del vocalista provocó una corriente eléctrica en la columna vertebral del actor. No se veía capaz de siquiera negarse cuando lo ansiaba tanto como su compañero, pero no por eso lo demostraría. Así que, decidió analizar cómo el susodicho lo provocaría antes de entregarle todo de él.

Sería como un juego previo.

—¿Crees que puedes tenerme, Ggukie?

El omega lo retó con confianza, pasando su mano por los pectorales del alfa cubiertos por la fina tela oscura de la prenda inferior que usaba, apretando el firme músculo hasta robarle un gruñido.

—¿Me dejas? —cuestionó con voz profunda, mientras sus orbes adquirían un color ámbar como una reacción inmediata a los de tonalidad esmeralda que su acompañante poseía desde que empezó a tomar su cintura con posesividad—. Siente cómo me tienes, tan ansioso de cumplir tus deseos. Esto es por y para ti, omega.

El actor se mordió los labios cuando recibió una embestida en falso del vocalista, recordando de manera fugaz la experiencia que compartieron semanas atrás. De solo pensar lo grande y bien dotada que era, su entrada se humedeció mucho más, tanto que juraba que su lubricante podría desbordarse de su ropa interior y empaparlo por completo.

Lo quería dentro, arruinándolo con cada embiste y convirtiéndolo en un desastre de gemidos.

Haciéndolo que olvidara todas las razones por las que esto no debería pasar, pero confirmándole que era lo que necesitaba, al menos por ese momento en el que le mostraría su vulnerabilidad y le permitiría tenerlo a su merced. Ansiaba perderse en su boca, volverse adicto a su olor y a las palabras sucias que pudiera dedicarle, que le jalara el cabello y lo llenara con su esencia hasta la última gota.

Sí, su elección ya estaba tomada y no pensaba retractarse.

Tampoco creía arrepentirse. Ya intentó hacerse el desentendido y no funcionó, ya no tenía nada más que perder.

Los lobos hacían acto de presencia, pero estaban decididos a no quitarles el control de la situación, porque si los límites se cruzaban, no sería responsabilidad de ellos, sino de sus humanos, sucumbiendo a la atracción natural de los dos.

—Alfa, maldición...

Taehyung pensó que debía ser un pecado que Jungkook le estuviera hablando de esa manera al oído.

Todo su cuerpo vibraba por el encantador estímulo, cada una de las células reaccionando al deseo ferviente de fusionarse con el hombre que lo acorralaba con su gran cuerpo y su corazón latiendo desbocado como si hubiera corrido un jodido maratón. Mientras tanto, el alfa repetía en su mente un mantra sobre la decisión que el omega debía tomar: "Di que sí, por favor. Quiero hacerte mío." No pedía nada más, quería demostrarle lo bueno que podía ser con él si se lo permitía. 

Anhelaba hacerle tocar las estrellas con cada uno sus movimientos, besar cada uno de los lunares que pintaban su piel bañada por el sol, y adorar su anatomía como el más valioso tesoro. Deleitarse con los sonidos que hiciera cuando el placer lo rebasara, atesorar las marcas de arañazos que pudiera dejarle en la espalada y disfrutar de la sensación de sus cuerpos perlados por el sudor.

Sus aromas fusionándose hasta crear la fragancia ideal que actuaría cuál droga que te lleva a un paraíso desconocido, siendo tan adictiva, pero correcta de consumir al igual que el sabor de su boca; porque desde que lo probó, supo que se convertiría en su perdición.

—¿Sí o no, Tae? No haré nada que no quieras, porque tú mandas y yo obedezco.

Obtener una respuesta era una necesidad demasiado abrumadora para él.

—Yo...

Un pequeño gemido brotó de sus labios cuando los colmillos ajenos rozaron la zona de su cuello, subiendo con suavidad hasta llegar al lóbulo de su oreja desnuda y propinarle un mordisco.

Justo ahora agradecía no estar portando ningún arete que pudiera resultarle una molestia.

Respóndeme claro, omega.

Jungkook demandó y al instante obtuvo el consentimiento de Taehyung.

Hazlo, alfa. Hazme tuyo y sé mío.

El vocalista no vaciló al momento de cargar entre sus brazos el cuerpo del actor para encaminarse hacia la privacidad de su habitación tras abandonar el estudio en el que la tensión entre los dos por fin explotó, dejando cualquier pensamiento racional enterrado bajo la lujuria que los invadía con fiereza.

Continuará...

Gracias por esperar y leer esta historia, cuentéenme qué les pareció en los comentarios y qué creen que sucederá a partir de ahora. 

Yo grité internamente con la última parte, necesitaba escribir a Tae y Koo en esa situación y amé mucho la parte de Yoongi y Jimin. 

Y no olviden que tengo un canal de difusión en el que les aviso cualquier cosa sobre esta historia u otras de mi autoría, el link lo encuentran en mi Instagram (@kamieshiro) o si gustan pueden mandarme un mensaje por aquí y les paso el enlace directo. 

Los adoro, nos leemos muy pronto. 

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