Jungkook no sabe cómo llegó a la casa de Taehyung luego de su beso, pero el alfa lo hizo. El omega seguía dormido a su lado, roncando con suavidad, mientras él seguía con la mente en otra dimensión, recordando la textura delicada de sus belfos y el sabor adictivo de estos, mezclado con el alcohol que consumió con anterioridad.
El lobo en su interior estaba igual o más alterado que él durante el viaje en auto, sintiéndose ansioso por la inesperada acción de su acompañante, pero confiando en que era una buenísima señal para que sus tontos lados humanos por fin le dejaran estar junto a la otra mitad de su alma.
El rockstar conducía con una sola mano en el volante recubierto de cuero, tratando de concentrarse en cada semáforo que se encontraba en el trayecto y a su vez, en el bienestar del actor que continuaba perdido en el mundo de los sueños.
Para su suerte, el calvario de estar preocupado por dos cosas al mismo tiempo no duró mucho cuando consiguió divisar la zona en la que Taehyung residía, por lo que Jungkook estacionó dentro del complejo de apartamentos tras asegurarse que no había nadie sospechoso como para temer que las caras de ambos terminaran en todos los medios de prensa al amanecer.
El alfa salió de su Mercedes con dirección a la puerta del copiloto, tomando al omega en brazos con cuidado de no despertarlo abruptamente como para asustarlo. Taehyung soltó un suave suspiro cuando el aroma de Jungkook lo envolvió y siendo guiado por sus instintos, enterró su rostro en el pecho ajeno, buscando sentirse refugiado contra el cuerpo ajeno.
Jungkook analizó cada uno de sus movimientos, permitiéndose sonreír por lo tierno que Taehyung podía llegar a ser —nada comparado al omega de fuerte carácter que fue capaz de poner su mundo patas arriba—, pero que le parecía igual de encantador que la faceta empoderada que lo hacía destacar en cualquier lugar en el que pusiera un pie. El resplandor del actor era comparable al del mismísimo sol, según el alfa, quien no veía a nadie siendo capaz de ignorar su presencia intencionalmente.
O quizá el rockstar estaba sacando conclusiones desde la perspectiva de alguien que con cada día que pasaba, más atracción y gusto sentía.
Cualquiera de las opciones era un argumento válido.
El alfa soltó un suspiro y se encargó de llevar al omega hacia su departamento, escuchando de fondo la suave respiración del chico y deleitándose con el aroma que tanto le gustaba. Cuando Jungkook estuvo frente a la puerta del hogar de Taehyung, este finalmente cayó en cuenta de un detalle muy importante y es que la cerradura no se abría con llave, sino que necesitaba de una clave que obvio no tenía en su poder. Además, pedírsela al omega en ese estado parecía imposible, por lo que el alfa debía de pensar en cómo arreglárselas antes de que algún vecino del actor notara su presencia y pensara cosas que no eran.
Al líder de Liberté se le prendió una bombilla en la cabeza cuando pensó que podría acudir a Jimin, pero no demoró en desanimarse al deducir que no podría responderle al estar en pleno vuelo. Dubitativo, acabó llamando a Yoongi para que le diera una solución óptima, sin embargo, tras diez llamadas perdidas se rindió y tomó una decisión demasiado drástica.
Regresó a su auto, colocó a Taehyung en el asiento de copiloto y encendió el motor con dirección a su apartamento, esperando no ser juzgado por el omega al despertar. Minutos más tarde, el alfa se encontraba ingresando acompañado a la comodidad de su vivienda. Jungkook agradecía al cielo contar con una habitación para invitados, aunque no se sentía del todo así, porque ahí tenía guardada gran parte de su colección de juegos para consola y cuando no se sentaba a jugarlos en su sala, lo hacía ahí mismo. Era como su segundo cuarto.
El alfa caminaba por el pasillo cargando al omega en estilo nupcial, hasta que un recuerdo fugaz vino a su mente; él no había ordenado esa habitación desde hace dos días. Maldijo para sus adentros y luego de estar un minuto inmóvil, cambió su rumbo hacia la que le pertenecía. Lo más probable es que al día siguiente se arrepintiera, pero en ese preciso instante, lo menos que deseaba era dejar a Taehyung en un cuarto que parecía destruido por un tornado.
No es como que el sitio estuviera sucio, porque él era un intenso de la limpieza, pero las diversas cajas de videojuegos yacían regadas en una cama mal tendida, no eran algo de lo que debería estar orgulloso por más que tuviera la excusa de ser olvidadizo con ese tipo de cuestiones. Además, no contaba con tiempo suficiente ni manos extras como para arreglar el desastre.
En definitiva, no quería quedar mal ante los ojos del actor; así que si eso significaba olvidarse de la tonta regla de que nadie que no fuera realmente importante para él ingresara a su lugar seguro—aunque su lobo pensaba que nadie más que el bonito rubio con puntas rojizas en el cabello merecía estar ahí—, Jungkook simplemente actuaría sin pensárselo tanto. Él dormiría sin problemas en la habitación de invitados, pues lo que más le interesaba era la absoluta comodidad de su inesperado visitante y eso solo lo obtendría en un sitio en completo orden y pulcritud.
Usando su pie, empujó la puerta de su habitación y acostó al actor en la acolchada superficie. El cantante escuchó cómo este le decía algo, por lo que inevitablemente se asustó al creer que le había hecho daño, pero antes de dedicarse a revisarlo, la voz aterciopelada de Taehyung pudo oírse a la perfección.
—Quítame esto, por favor—rogó con los ojos cerrados, haciendo referencia a su incómodo calzado, pues movía sus pies con insistencia y su camisa externa con diseño de animal print, la cual apretaba con una de sus manos—. Me molesta, Ggukie...
Un tanto ansioso, y con un intenso rubor apoderándose de su cara gracias a la mención del diminutivo de su nombre, Jungkook ayudó a Taehyung a despojarse de esas dos prendas de ropa, tratando de ser lo menos invasivo posible.
El alfa se aseguró de que sus manos no se quedaran mucho tiempo palpando la acanelada dermis del omega cuando luego de retirar los zapatos, sus dedos tuvieron que engancharse en la prenda superior que cubría el torso ajeno.
El rockstar sentía que este nerviosismo era tan distinto en comparación a uno que tuviera que ver con la posibilidad de quitarle la ropa en otro contexto, pues se sentía más íntimo y doméstico, como si se tratara de un novio dándole una mano a su pareja que se pasó de copas y que quedó en su absoluto cuidado por la gran confianza que le tiene.
Una sonrisa que delataba satisfacción pura se apoderó de los belfos del actor, quien percibió el cambio al quedarse únicamente con el pantalón suelto y la fina camisa blanca cubriendo su menudo cuerpo, mientras su sentido del olfato gozaba de estar en una de las fuentes que más concentrada el olor a ginebra, jengibre y un toque de limón. Después de apreciar la tranquila expresión en el rostro de Taehyung por unos segundos que le parecieron eternos, Jungkook agarró una frazada felpuda de un cajón de uno de los muebles más cercanos para protegerlo del frío de la noche y dejarlo descansar de una vez por todas.
El alfa dejó solo al omega tras quedarlo viendo con ese cariño que seguía desarrollándose como las bellas flores de cerezo en primavera. Luego se encaminó hacia la otra habitación, esforzándose en ignorar los parloteos de su lobo, quien le reñía por no quedarse a velar el sueño de su compañero.
No estaba en discusión hacerle caso, Jeon ya tenía suficiente con haberle traído a su casa como medida desesperada sin antes haberle preguntado. No quería seguir tomando atribuciones como para provocar alguna incomodidad grave en Kim.
Con eso en mente, no demoró mucho en quedarse dormido, esperando que al día siguiente no se desatara un caos por sus imprudentes acciones.
Horas más tarde, cuando el sueño abandonó el cuerpo de Taehyung, este continuó con los ojos cerrados por algunos minutos hasta acostumbrarse a la idea de que debía levantarse, tomar un medicamento para la resaca, ducharse, preparar el desayuno y volver a dormir hasta la tarde.
Quería llorar por el dolor de cabeza que se traía encima.
¿Quién lo mandó a beber tanto? Obvio nadie, pero era un tremendo masoquista cuando se lo proponía y su estado actual era un gran ejemplo de ello.
Cuando abrió los ojos, la luz del sol que se colaba por una de las cortinas lo deslumbró por un instante, hasta que pudo parpadear y darse cuenta de que no se encontraba en su habitación.
El omega juró sentir que su corazón dejo de latir por la impresión, de no ser porque ese delicioso olor que lo envolvía como si estuviera en una burbuja, le dio una pista acerca de dónde podía estar.
Los iris avellana recorrieron la habitación de arriba hacia abajo, de un lado al otro, comprobando que se hallaba en soledad; no había ningún cuerpo descansando a su costado, ni tampoco le dolía nada, al contrario, parecía haber descansado como no hacía en años. Sin embargo, eso no significaba que nada malo hubiera pasado, por lo que dirigió su vista hacia la cobija que tapaba la parte inferior de su cuerpo.
Una prenda cubría su torso, pero no sabía si podía decir lo mismo de la zona debajo de su ombligo. Con el temor, recorriendo cada arteria de su organismo, levantó la tela y registró sus piernas, las cuales seguían perfectamente ocultas tras la tela de su pantalón negro.
A partir de ese instante, Taehyung fue capaz de soltar el aire retenido en sus pulmones, pero a pesar de estar alegre por comprobar que no cometió un error descomunal al no estar en sus cinco sentidos, todavía no comprendía el motivo por el que fue a parar en la jodida habitación de Jungkook.
Antes de levantarse para buscar respuestas, el sonido de la puerta que se abría con lentitud, provocaron que se quedara en su sitio.
—Ya despertaste—anunció el alfa con su melodiosa voz, entrando por completo a la habitación para saludar al confundido omega—. Buenos días, Taehyung.
—Hola, Jungkook. Yo...
—Espera un segundo —lo interrumpió, silenciando cualquier interrogante o comentario que quisiera darle—. Te preparé algo para que comas, lo necesitarás para recuperarte. Ya conversaremos después de eso, ahora lo único que quiero es que te sientas mejor.
—Qué...
Jungkook desapareció de su vista por unos minutos, hasta que apareció una vez más, portando una bandeja de madera entre sus manos.
Diosa, no podía ser lo que estaba pensando, ¿o sí?
Cuando la dejó en su regazo, Taehyung abrió la boca con asombro, sintiéndose conmovido por el dulce gesto.
Este alfa no tenía remedio cuando de sorprenderlo se trataba. En serio se preguntaba si habría un día que no lo hiciera, aunque lo más gracioso del asunto era que el susodicho parecía no ser consciente de aquello. Hacía este tipo de cosas sin pensárselo tanto, demostrando lo amable y atento que era por naturaleza.
El lobo en su interior solo podía ronronear cuál gatito ante las atenciones que recibía su lado humano, confirmando que había sido bendecido por la misma diosa luna.
—Son gachas, perfectas para la reseca —Le contó, señalando el plato hondo con la sopa humeante a base de verduras, pollo y arroz—. Como puedes ver, también te traje un vaso de agua para que lo bebas junto a la medicación que compré.
La sonrisa que el rockstar portaba entre sus labios mientras le explicaba al actor lo que debía realizar para deshacerse de su malestar por culpa del alcohol, enterneció en demasía al actor que no sabía ni qué decir.
Era jodidamente dulce.
Agradecido era poco para describir el sentimiento que lo invadía, el cual era más complejo de lo que creía, pero obvio no pensaba aceptarlo tan fácil ni rápido.
Porque sentirse amado era algo raro para él.
—No debiste, pero te lo agradezco. Me diste un lugar donde dormir, me preparaste un desayuno nutritivo y... ¿fuiste a la farmacia para buscar esto? —agarró la cajita con medicación, esperando por la contestación del contrario—. ¿De verdad te tomaste tantas molestias? Es increíble.
—Lamento si te incomodé de algún modo...
El omega se asustó cuando vio cómo el alfa ponía una expresión triste, porque no se lo estaba diciendo con esa intención. Ni en un millón de años desearía hacerlo sentir mal por ser un verdadero ángel con él. Es solo que no pudo evitar enumerar cada una de las acciones desinteresadas que hizo por su persona en cuestión de horas.
—No te lo decía con esa intención, lo prometo —refutó, poniendo su mano libre sobre la impropia—. Muchas gracias por todo, lo valoro con todo el corazón, pero igual me siento mal por haberte dado tantos problemas. Recuerdo que Jiminnie me dejó a tu cargo, pero eso no significaba que me trataras como a un príncipe. Es algo que muy pocos harían, ¿me entiendes?
—Si lo pones así, es cierto, pero no te preocupes, lo hice con todo gusto—juró, llevando una de sus manos hacia su pecho, como si con esa acción quisiera reafirmar su punto—. Entré en varias ocasiones para ver si ya estabas despierto, pero seguías muy dormido, por esa razón no quise despertarte, a pesar de que se hizo un poco tarde—acotó, apuntando la hora en el pequeño reloj de la pared—. Nunca he visto a alguien que duerma tan profundamente. Se podría decir que ese fue el motivo principal por el que no pude dejarte dentro de tu hogar, ya que cuando estuve ahí, caí en cuenta de que no contaba con la clave de la puerta y tampoco era una opción llamar a Jimin-ssi. Lamento mi atrevimiento en ese aspecto.
Eso tenía todo el sentido del mundo, porque por varios segundos se preguntó cómo es que terminó ahí si se suponía que debía despertar en su apartamento y no en una cama ajena.
—Con razón, eso explica mucho y no hace falta que te sigas disculpando, porque lo comprendo. Y créeme que no lo hago, pero tal vez el alcohol estuvo demasiado pesado como para dejarme en ese estado—comentó a modo de broma, alejando su mano de la ajena para beber el medicamento bajo la atenta mirada del alfa—. Que sean las diez de la mañana es bueno, han existido otras ocasiones en las que estoy reviviendo pasadas las tres de la tarde.
El omega pasó la pastilla con el agua, y luego le extendió el vaso vacío a su acompañante para que este lo dejara en la mesita noche para que no le estorbara cuando tuviera que comer la sopa que olía de una manera exquisita.
—Entiendo, igual es comprensible, no te dan ganas de hacer nada.
—Así mismo es. Además, nunca he tenido el privilegio de que alguien me cuidara tanto como tú. Sin duda, me salvaste de una grande.
—Para eso estamos los amigos, ¿no?
El lobo interno de Jungkook gruñó en protesta al escuchar esa palabra salir de la boca de su humano.
¿Amigos? Que no lo jodan, ellos de amigos no tenían nada. Quizá solo el trato amable y la complicidad, pero fuera de eso, lo que ambas partes animales deseaban eran ser uno solo hasta el último suspiro que compartieran, justo como en sus vidas anteriores, de las cuales no recordaban nada, porque así estaba determinado para todos los lobos unidos por un lazo del destino.
—Sí... Estamos para darnos una mano cuando más lo necesitemos.
La decepción se hizo presente de forma fugaz en el rostro de Taehyung, quien creía haber comprobado con esas palabras con qué ojos el alfa le veía: amigos y no más.
Lo que sucedió entre ellos no fue nada trascendental, ni memorable; algo del momento y ya, aunque el animal que habitara en su interior no creyera lo mismo y pensara que era el humano más terco del mundo, pero le daba igual.
Porque si Jungkook no pensara de esa manera, no se lo diría como si fuera algo sin importancia o banal, justo como lo estaba haciendo ahora, ¿no?
Pero lo cierto era que Taehyung estaba buscando justificaciones tontas para su propia cobardía, porque no quería escuchar que sus suposiciones eran ciertas.
—Exacto, termina de comer y si quieres, puedes ducharte. El baño está por allá y ahí encontrarás todas las cosas que puedas necesitar—indicó, incorporándose de su sitio con la intención de dejarlo desayunar en paz.
—Pero no tengo ropa...
—Diablos, es verdad, pero también podrías usar algo mío, no creo que te quede mal.
El alfa soltó lo primero que se le vino la mente, y cuando fue consciente de ello, quiso que un agujero se abriera debajo de sus pies y lo escupiera a otro continente.
¿Cómo carajos se le ocurría proponer algo así? Diosa, quería que alguien le cosiera la boca para dejar de decir cosas tan despreocupadas.
Porque siempre que hablaba, sentía que podría meterse en graves aprietos, justo como ahora.
—¿No te importa?
—No, te traeré algo cómodo y en cuanto a la ropa interior, tengo unas prendas nuevas gracias a que soy embajador de Calvin Klein.
—Ya no sé ni como pagarte todo lo que estás haciendo por mí—le sonrió apenado, colocando un rebelde mechón de cabello que caía por su frente, detrás de su oreja—. Gracias, me comeré todo y luego te tomaré la palabra.
—Hazlo y una vez más te repito, no debes pagarme nada por esto.
—De acuerdo, terminaré todo y luego conversaremos—anunció, recordando que el rockstar mencionó querer hablar con él, aunque el actor no tuviera la más mínima idea acerca del tema que tratarían gracias a la conclusión apresura que sacó minutos antes.
—Por supuesto.
Jungkook le devolvió la sonrisa, retirándose de la habitación, mientras Taehyung se devoraba la deliciosa sopa, dejándose seducir con las increíbles dotes culinarias del alfa.
Si no fuera cantante, fácilmente podría dedicarse a la cocina, porque sería un chef espectacular.
Después de que su estómago estuviera lleno, Taehyung se dirigió hacia el baño con la intención de despojarse de cualquier preocupación mientras la lluvia artificial destensaba cada uno de sus músculos y limpiaba su cuerpo.
Cuando salió con un albornoz puesto, sintiéndose mucho mejor gracias a la medicación y el resto de cuidados proporcionados por Jungkook, el omega descubrió que en la cama ya se hallaba la ropa que el alfa le prometió, y la bandeja que este le había traído también había desaparecido.
Jungkook ya recogió todo y ni siquiera de eso pudo encargarse, pues planeaba lavar los trastes, pero hasta en eso se le adelantó. Taehyung exhaló por la boca y luego procedió a vestirse con el conjunto deportivo de color gris, el cual le quedaba un poco holgado, pero no podía quejarse cuando solía usar ese tipo de ropa, en ocasiones en las que la comodidad era lo primordial para él.
Media hora más tarde, habiéndole enviado un mensaje a Beomgyu para preguntar sobre su mascota e informarle que ya le avisaría a qué hora retiraría a su mascota y avisándole a Jimin que estaba bien y que pronto lo contactaría para darle detalles de todo, Taehyung se fue en búsqueda del dueño del apartamento, encontrándolo en la sala con la mirada perdida en su teléfono de alta gama.
—Ohh, ya terminaste—Giró su cabeza, encarándolo con una diminuta sonrisa en sus belfos rojizos adornados por un lunar en la parte inferior—. ¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor?
—Sí, me siento en perfectas condiciones, algo que rara vez sucede cuando decido divertirme como lo hice ayer—confesó, desconociendo que ese era el efecto directo de curación que solo su misoféngaro podía brindarle.
El omega vio cómo el alfa hacía un ademán para que se sentara a su lado en el amplio sofá, así que obedeció y tomó asiento en la cómoda superficie, quedando frente a frente con su acompañante, quien también tuvo que moverse para conseguir dicha posición entre los dos.
—Vaya, entonces quizá podría alardear de que mis atenciones son muy buenas como para que te sintieras mejor—comentó el vocalista, tratando de ignorar la sensación satisfactoria que le embargaba al tener el gusto de ver al actor usando su ropa.
Diosa, se veía tan hermoso. No le quedaba mal en lo más mínimo, aunque no fuera un estilo con el que lo haya visto antes, porque bien sabía lo mucho que a este le encantaba lucir elegante y sofisticado, portando conjuntos de ropa que se podían describir de una sola forma: vintage.
—No seas un alfa presumido y ¿por qué presumirías de ello? ¿Acaso tienes pensado cuidar a más omegas?
—Podría ser mi nuevo trabajo a tiempo parcial—musitó juguetón, creyendo ver por unos segundos cómo el ceño del omega se fruncía, aunque luego pensó que quizá fue una mala broma de su creativa imaginación.
—Tonto. En todo caso, los omegas que tendrías que cuidar deberían de ser igual de educados que yo.
Según Taehyung, ese era el argumento más decente que podría darle, pues no sería capaz de debatírselo. Lástima que aún no descubría lo competitivo que el alfa llegaba a ser si presionabas los botones adecuados, sin importar si era de broma o no, porque otro sería el que se quedaría sin palabras.
—¿En serio? Bueno, yo no sabía que los omegas educados besaban en la boca antes de caer profundamente dormidos sin darle tiempo de reaccionar a la otra persona.
Cuando Jungkook vio que la sonrisa desaparecía del rostro de Taehyung, se quedó igual o más pálido que el mencionado. Nunca fue su intención sacar el tema de esa manera tan tonta, porque se suponía que estaban bromeando, pero no pensó con la cabeza y acabó soltando lo primero que se le ocurrió; siendo esta la duda que le estuvo carcomiendo la mente hasta en sus propios sueños.
Ni siquiera la situación comprometedora que tuvieron en la tarde le desencajó tanto como el beso que le dio de improviso la noche anterior. Y que era el motivo que más le impulsaba al alfa a tener una charla con el omega, porque ahora que lo pensaba con cabeza fría suponía que este podría justificarle que lo que sucedió cuando le enseñó su pantalón fue una reacción impulsada por la obvia atracción de sus lobos.
Una consecuencia derivada de sus instintos animales, pero lo cierto era que un tierno choque de labios le parecía mucho más especial e íntimo que eso.
—¿Lo recuerdas?
La pregunta era demasiado estúpida, pero a pesar de eso la hizo.
A fin de cuentas, una pequeña parte en su interior estuvo rogándole a la madre luna cuando se estuvo bañando que eso hubiera sido una ilusión, porque suficiente tenía con lo de haberse metido entre las piernas ajenas y tragar otra cosa que no fueran palabras.
—Yo no fui el que ingirió alcohol, Tae—le recordó, mientras pasaba una mano por su cabellera azabache, como un gesto de ansiedad ante lo que el actor pudiera decirle—. Y lamento mucho si te causé incomodidad, lo dije sin pensar, pero es algo que todavía está muy presente en mi mente. No me lo esperaba para nada.
—¿Y si esperabas que te hiciera sexo oral?
Qué directo, pensó Jungkook. Sin embargo, por la expresión sería que el omega tenía pintada en toda la cara, dedujo que no era momento para bromear.
Tampoco era una opción fingir demencia, este era el tema pendiente que tenían por hablar y los dos sabían que ya no podían escapar. Las cartas por fin estaban sobre la mesa y les tocaba jugarlas de una vez por todas.
—Por supuesto que no. Jamás estuve esperando eso, nosotros habíamos terminado de trabajar, queríamos despejarnos y ese fue el resultado gracias a la atracción obvia que hay entre nuestros lobos, es imposible decir que no se sienten muy bien junto al otro y por eso reaccionan con tanta complicidad. No se puede tapar el sol con un dedo, ¿no lo crees?
El alfa expuso su pensar lo más rápido que pudo, esperando no ser tomado a mal por el omega como en los inicios de su relación. Habían avanzado tanto como para retroceder otra vez y no iba a permitir aquello.
—Tienes razón—Tras esa declaración, el semblante del omega se tornó a uno sereno—. Igual sería tonto negar que de habernos sentido incómodos pudimos habernos detenido en cualquier momento, porque yo sí estuve consciente cuando lo hice y supongo que tú también, ¿verdad?
—Que eso no te quede duda, ambos lo consentimos y ahora lo estamos conversando como los adultos responsables que somos.
—Sí, en eso no podemos estar más de acuerdo—concordó el actor ante el comentario de la estrella de rock—. Debió sorprenderte mucho como para que lo sacaras a relucir de esa forma, ¿eh?
—¿Me culparías por ello? Me robaste un beso y anteriormente me hiciste una...
—Para nada y no hace falta que lo repitas.
—¿Muy tabú para ti? —interrogó con curiosidad gracias a su aparente discreción.
—Por la expresión que pusiste hace rato supuse que pensaste que era demasiado directo, pero ya no te martirices con ello—El omega dio en el blanco con esa observación, por lo que el alfa le dio la razón con un movimiento de cabeza— Sucedió porque quisimos y ya, no cometimos un pecado o un delito como para darle más vueltas al asunto.
—Lo sé, pero todavía sigo procesándolo. En serio me impactaste, jamás pensé que podría suceder algo así entre los dos.
Mentira, la más grande mentira del mundo, porque Jungkook ya hasta había fantaseado con una relación amorosa y quiera que no, eso deriva a tener ciertos pensamientos que venían unidos a esa experiencia, aunque los ignoraba porque tampoco lo sentía correcto cuando parecía ser el único que le empezaba a quitar el sueño pensar de esa manera de su nuevo amigo y colega de trabajo.
Era un alfa con valores y solo se dejaría llevar al cien por ciento si el omega le daba su consentimiento sobre aquello.
—Me imagino, pero bueno, tampoco te quejaste al respecto.
—¿Por qué lo haría si lo disfruté mucho? —Tal vez, solo tal vez Jungkook quería ser igual de sincero que Taehyung, pero en ese instante necesitaba sacarlo de su sistema y tantear el terreno sobre lo que pasaba por la cabeza ajena para ver qué tan prudente era hacerle saber que le gustaría intentar algo con la idea de tener una relación formal—. ¿O tú no y solo me seguiste la corriente?
—¿Cuál es la razón de tanta seriedad? No es como que fuera a repetirse de nuevo, pero si quieres saber mi respuesta, no te negaré que lo disfruté bastante.
Jungkook no sabía cómo sentirse luego de eso, era mucho que digerir en cuestión de segundos. Taehyung le confesó sin miramientos que le gustó, pero que tampoco se repetiría, así que eso significaba que no quería tener nada con él, ¿cierto?
En otras circunstancias, eso sería suficiente para dejar las cosas hasta ahí, porque él no podía obligar a nadie a desarrollar los mismos sentimientos que estaban apareciendo dentro de él, pero su lobo y una corazonada de que su química no podía ser algo banal, le decía que no se rindiera tan fácil por más que pudiera sufrir en el proceso. El alfa se recompuso, y optó por no lucir afectado ante las palabras del omega, aferrándose a la idea de que no se podía rendir sin haber luchado por ello.
Porque siempre hay más posibilidades de alcanzar un objetivo para la persona que persevera.
—Sí, el sentir es mutuo—admitió, desviando la mirada por unos segundos antes de devolverla a los orbes avellanos que analizaban en profundidad a los de color chocolate.
—Aprovechando que estamos hablando con tanta honestidad, tengo una duda que quisiera resolver.
—Cuéntame, ¿qué sucede?
—¿Por qué no fuiste detrás de mío? Tal vez no debería estar preguntando esto, porque no tiene caso, pero estoy un tanto curioso. Igual si no quieres responder, estás en tu derecho.
—Tranquilo, no es una pregunta difícil. No te busqué después de lo sucedido, porque quería darte tu espacio, supuse que querías pensar tras salir como alma que lleva el diablo. Por esa razón tampoco quise presionarte para hablar durante la fiesta, pues podría volverse mucho más incómodo teniendo a nuestros amigos rondando el lugar.
—Eso fue muy considerado de tu parte.
—Solo sé leer entre líneas—se encogió de hombros, restándole importancia, mientras su lobo bufaba para sus adentros, porque de ser así, dejaría de ser un cobarde y se sinceraría de una vez por todos al tener presente lo mucho que le gustaba a su acompañante, aunque esto no lo admitiera.
Sin embargo, Jungkook quería actuar con la cabeza y no con sus instintos. Quería hacer las cosas bien y punto, sin importar cuanto tiempo le llevara conquistar a Taehyung.
—Ya veo, entonces también puedo saber el motivo por el que me trajiste a tu habitación cuando recuerdo que me mencionaste en una de nuestras charlas que tenías una extra, ¿mmm?
Mierda, atrapado.
—Tal vez te parezca patético, pero no quería que vieras el desorden de esa habitación.
—Ya veo, siento que eso es algo muy tú.
—¿No te incomodo que fuera así a pesar de que me hiciste saber que estuviste muy agradecido cuando despertaste?
—Otro debería ser el incómodo, pues es tu espacio personal, pero igual lo tomaré como algo de amigos.
—Por supuesto, amigos.
—Aclarado esto, quiero pedirte un favor, ¿sí?
—Soy todo oídos.
—Hagamos como que esto nunca sucedió. Fue un gran error.
—¿Cómo?
Jungkook no debió escucharse tan decepcionado, pero lo hizo, aunque Taehyung prefirió creer que fue parte de su imaginación. Lo de ellos no podía avanzar más, porque tenían mucho camino que recorrer antes de finalizar su trabajo y no existía garantía de que las cosas entre ellos no se pusieran incomodas a tal punto de dificultar las partes que le correspondían a cada uno para hacer funcionar el proyecto que les encargaron.
—Eso, olvidemos lo que sucedió ayer y continuemos desde ahí. Seamos profesionales y así mantendremos nuestra amistad, ¿no crees?
—Sí, lo entiendo—El vocalista no mentía, pero igual sus ilusiones sobre declarársele al actor estaban por el piso. No obstante, se arriesgaría a confiar en su lobo—. Trato hecho, borremos nuestra memoria y sigamos como estábamos.
—Sabía que me comprenderías.
—En demasía.
Alfa y omega se dieron la mano, sellando su acuerdo, aunque una parte no estuviera conforme, mientas la otra prefería vivir en la mentira en lugar de aceptar la realidad por más irreal que le pareciera.
Porque Taehyung era precavido en el amor a comparación de Jungkook, quien quería amarlo sin restricciones, confiándole su corazón como si nunca fuera a dañarlo, pero solo el tiempo y la convivencia le harían saber cuál sería el resultado de ese deseo.
—Listo, Ggukie, entonces todo ha quedado resuelto.
—Otra vez vuelves a llamarme así—puntualizó, provocando que su acompañante enarcara una ceja.
—Cierto, ya se me había escapado hacerlo con anterioridad—recordó, poniéndose la mano en la cabeza por ser tan despistado—. ¿No te gusta el apodo?
—Yo no dije eso, pero me parecería más justo si me dejaras decirte por el diminutivo de tu nombre, Tae.
El pensamiento fugaz que se cruzó por la mente a Taehyung fue que su nombre no debería escucharse tan lindo con la voz melodiosa de Jungkook, pero lo hacía y su corazón se aceleraba de forma inevitable. No obstante, el apodo de mejor actor no lo tenía de adorno y pensaba ocuparlo hasta el cansancio.
—Ya lo hiciste hace unos minutos y algo me dice que fue inconsciente, pero no me molesta en lo absoluto.
—Es verdad, lo hice—concluyó el alfa, luego de que el omega le restara importancia.
—Igual es parte de...
—¿De qué?
—De ser amigos, porque los amigos se tratan así.
Pero yo no quiero ser tu amigo, pensó el alfa, quien solo le sonrió como respuesta. No tenía caso martirizarse con eso cuando ya tenía puestas las esperanzas en que su amistad fluyera lo suficiente como para que el omega se diera cuenta de la bonita conexión entre ambos.
Porque los amigos no traspasaban los límites que ellos ya cruzaron, pero si la persona frente a sus ojos quería ponerlo de ese modo, lo aceptaría y se esforzaría en mostrarle la mejor versión de él para que nada fuera en vano.
—No mentiste, así que cambiando de tema... ¿Quieres almorzar conmigo?
Taehyung se pensó la propuesta de Jungkook por unos segundos que le parecieron eternos al susodicho, pero acabó asintiendo, pues si querían continuar con normalidad, no sería lógico utilizar la primera oportunidad para escapar. No quería demostrarle que su sola presencia le estaba afectando, mucho menos ahora que su lobo se enojó con él por haber tomado esa decisión tan estúpida.
Su lado animal estaría esperando con ganas el momento en que su cordura se rompiera cuando la atracción hacia su media luna fuera demasiada y no pudiera con ella. Y ojalá no fuera demasiado tarde para ese entonces, porque jamás perdonaría que, por la terquedad de su parte humana, su pareja se alejara para siempre.
—No estaría mal, gracias.
—Bien, entonces pediré algo a domicilio. ¿Qué tal comida china?
—Ok, me parece perfecto, pero déjame invitar a mí
—De acuerdo, aceptaré solo porque algo me dice que no te convenceré de lo contrario.
—Estás aprendiendo a conocerme como la palma de tu mano— Taehyung se rio y Jungkook pensó que eso era lo que más deseaba desde que fue consciente de cómo se sentía. —Y mientras haces eso, déjame buscar algo que ver en la TV, por favor.
—Todo tuyo...
El alfa le entregó el control remoto al omega para luego agarrar su móvil y cumplir con su parte del acuerdo, dejando de lado cualquier pensamiento intrusivo que pudiera atormentar su mente gracias al nuevo acuerdo entre su acompañante y su persona.
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Taehyung y Jungkook almorzaron juntos, mientras veían un programa basado en crímenes reales en la televisión, un contenido que descubrieron era de sus favoritos. De vez en cuando compartían sus opiniones al respecto o se dejaban sorprender por los giros inesperados que se daban en el episodio. Tan entretenidos estaban, que ni siquiera fueron conscientes del instante en que las cajitas en las que les vinieron sus alimentos, se hallaban completamente vacías.
El omega le agradeció una vez más al alfa por las atenciones que tuvo con él cuando más lo necesitó, pero el tono de su móvil lo interrumpió.
—Discúlpame, debe ser de emergencia como para que me llamen a estas horas.
—Adelante, no vaya a ser algo malo.
El omega estuvo de acuerdo, alejándose lo suficiente del alfa, a pesar de que ambos estuvieran en un mismo espacio para responderle a quien fuera que lo buscaba con tanta insistencia.
Su boca se entreabrió al leer el nombre de Seokjin en la pantalla. En definitiva, esto debía ser de urgencia, pues su mánager nunca lo llamaba tan pronto luego de que saliera de fiesta al suponer cuál sería su estado al día siguiente. Usualmente, se esperaba a comunicarse con él después de las cinco de la tarde.
—¿Hyung?
—Tae, ¿y ese milagro que me respondes? —preguntó al otro lado de la línea, delatando lo atónito que estaba—. A estas horas todavía sueles estar tirado en tu cama.
—Qué malo—rodó los ojos, evitando no reírse—. Aunque no te negaré que es cierto, solo sucedieron algunas cosas.
—¿Qué cosas? Si me permites saberlo, claro.
—Es que estoy en el departamento de Jungkook.
Lo siguiente que Taehyung escuchó fue la estruendosa tos de Seokjin, quien casi se ahoga con el té helado que estaba bebiendo gracias a la inesperada noticia.
—¿D-Disculpa?
—Diosa, ¡¿te encuentras bien?!
Su preocupación no demoró en ser captada por el alfa que se mantenía sentado en uno de los sillones de la sala, pero que, por el ademán realizado por el omega, supo que no era tan grave como para indicarle que se quedara en su sitio.
—Eso no importa, Tae—dijo con una voz un tanto ronca por el esfuerzo que hacía al hablar después de su pequeño accidente con la bebida—. ¿Cómo que estás con Jungkook? ¿Él y tú?
—Por supuesto que no. Es una larga historia de la que te daré detalles luego, pero te la resumiré en que Jimin tuvo que atender un compromiso, yo me quedé a su cargo y como no estaba consciente, era imposible que pudiera darle el código para ingresar a mi hogar.
—Comprendo, pero ¿seguro que no sucedió nada? Estabas inconsciente y...
—Te lo juro, él me cuidó muchísimo, no hizo nada más que eso.
—De acuerdo, confió en ello. Tampoco lo veo haciendo algo tan bajo.
—Supongo que por esa misma razón Jiminnie se arriesgó. Él es un buen alfa, te lo puedo jurar.
Taehyung le regaló una sonrisa a Jungkook que este no comprendió, pero que igual se la devolvió.
¿Cómo no hacerlo si se estaba volviendo débil ante esa sonrisa cuadrada?
Era impensable negarse ese hermoso placer.
—Me imagino, Taehyungie—concordó con voz calma—. Cambiando de tema, ¿te encuentras muy mal tras la resaca que debiste sufrir a primeras horas del día?
—¿Por qué lo preguntas, hyung? ¿Acaso me necesitan para un trabajo?
—¿Qué comes que adivinas?
—No me jodas, ¿lo dices en serio?
—¿Crees que bromearía con algo así? Obvio, no tienes que aceptar si no te sientes en condiciones óptimas, pero no te vendría mal hacer esta sesión de fotos—informó, tratando de persuadir a su artista favorito a cargo.
No es que le afectara no llevar a cabo dicho trabajo, pero siempre que Taehyung posaba para alguna portada de revista o modelaba alguna marca para un desfile de modas, las acciones de la Epiphany Entertainment subían tanto como la espuma de una costosa champaña recién abierta.
Y eso era muy bueno para todos los que trabajaban ahí, incluido el actor.
—Si no hubiera tenido tan buenos cuidados, estoy seguro de haber declinado la oferta—expresó, observando de reojo al vocalista de Liberté, quien parecía muy entretenido cambiando el canal de su TV ahora que el programa que estuvieron viendo juntos había finalizado—. ¿Para qué revista es?
—Harper's Bazaar, querido.
—Es una revista muy reconocida. Me encanta tanto leerla, tiene mucha información interesante del medio de la moda y las últimas tendencias en ropa que se están usando.
—Sin duda lo es, ¿aceptas la propuesta?
—Encantado, pero ¿te dijeron la razón por la que me quieren con ellos? ¿Alguien les canceló?
—Te cuento que le encargaron el trabajo de enviar un comunicado a nuestra empresa a alguien que apenas está iniciando en la revista. Por eso, cuando me llamaron preguntando por qué no llegabas al set, yo me quedé intrigado al no entender nada y les pregunté al respecto, lo que los hizo caer en cuenta del error que esta persona cometió, ya que había mandado el mensaje a una dirección errónea, razón por la que nunca fuimos notificados. Se disculparon con nosotros y prácticamente me rogaron que hiciera lo posible por conseguir tu aparición a como diera lugar, porque de no realizarse esa sesión, sería un día de trabajo perdido para ellos y para la gente que contrataron para la ocasión como maquillistas y vestuaristas. Les advertí que haría mi mejor esfuerzo, pero no sabes cuánto le rogué a la diosa luna para que me respondieras, porque sentí que tampoco me podía hacer del rogar o dar un rotundo "no" a las personas que están auspiciando tu nuevo drama.
—¿Lo son? Diosa, imposible que les dijeras que no.
—¿Ya ves? A fin de cuentas, el quedar bien con las marcas involucradas también es parte de nuestro trabajo—recalcó—. Así que te agradezco el esfuerzo, Taehyungie. No es un día laboral, pero, aun así, harás lo que mejor se te da hacer.
—Lo es, mándame la dirección e iré lo más rápido posible al set.
—Perfecto, trata de no tardar mucho porque de lo que me comentaron, deben hacer maravillas con tu cabello para el concepto que tienen pensado. De seguro se tratan de extensiones o pelucas, nada que no hayas probado ya, pero tú sabes lo mucho que eso puede demorar.
—Lo intentaré, adiós Jin hyung.
—Mucha suerte, Taehyungie.
Luego de que cortó la llamada, Taehyung cayó en cuenta de un detalle muy importante y este era que Seokjin no lo acompañaría, y como Jimin no estaba, le tocaría ir solo al set porque sábado y domingo su mánager se le pasaba ocupado, a menos que le pidiera el favor a... No, eso ya sería demasiado.
—¿Sucede algo malo?
—Yo debo ir a un trabajo...
—¿A una sesión de fotos? Si es así, ¿quién te va a acompañar? ¿Seokjin hyung? ¿O es una sesión de fotos en grupo?
—¿Eh?
—¿Olvidaste que me comentaste que tuviste una mala experiencia en un set de fotografía y por eso Jimin-ssi o Seokjin hyung son los que te acompañan cuando te toca una sesión en solitario?
Sí, el omega efectivamente olvidó que mencionó un detalle tan importante como ese en una de las conversaciones que tuvo con el alfa.
—Sí, lo olvidé y al parecer tienes una muy buena memoria.
—Es una de mis mayores cualidades, pero responde a mi pregunta, por favor. ¿Alguien te va a acompañar al set o no?
—No, debo de ir solo—confesó, mordiendo su labio con un poco de nerviosismo—. Estaré bien, no te preocupes. No puedo depender toda la vida de ellos dos.
—Puedes depender de mí.
—¿A qué te refieres?
—Permíteme acompañarte. Quedamos como amigos y estos se dan la mano cuando más lo necesitan, ¿no? —inquirió con persuasión—. Déjame ayudarte con esto, tampoco te obligues a enfrentarte a algo que no te gusta solo porque no te queda de otra.
—Ya te he molestado suficiente, por lo que me daría vergüenza aceptar.
—Moléstame más seguido, entonces—bromeó, causando una risita en su acompañante que rompió la momentánea seriedad—. Fuera de chiste, ya te dije que tú no representaste ningún problema para mí. Además, me parecerá entretenido ver al gran Taehyung en acción.
—Me halagas demasiado, pero también siento que es un truco para que acepte.
—Depende, ¿está funcionando?
—Bastante, más de lo que podrías imaginar.
—Entonces es una simple coincidencia.
—Qué bromista eres, Ggukie.
—A tus órdenes para hacerte reír siempre que quieras, Tae.
—Te tomaré la palabra, y por esta ocasión, también aceptaré tu idea. Acompáñame al set, por favor.
El omega juntó sus manos, reafirmando con ese gesto su petición ante el alfa.
—¡Ya te estabas tardando!
—No tientes tu suerte—lo regañó, dejando un suave apretón en la mejilla ajena—. Sé bueno, ¿sí?
—De acuerdo, de acuerdo. Ya no te molestaré más—prometió Jungkook, sintiendo cómo su rostro se coloreaba luego de procesar la manera en la que Taehyung le dijo esas palabras.
¿Era normal que sintieras tantas cosas?
Obvio no lo era, pero no dejaba de sorprenderse por todas las emociones que este le causaba.
—Perfecto, ¿podemos irnos ya?
—Sí, vámonos en mi auto.
Dicho y hecho, Taehyung y Jungkook se retiraron del apartamento del rockstar con dirección al set en el que un personal esperaba por la llegada de la estrella que protagonizaría la portada de su amada revista. Cuando estos ingresaron por la puerta, fue inevitable que las miradas de los presentes no se posaran sobre ellos.
¿La razón? Si separados llamaban la atención, imagínense estando tan juntos.
Lucían tan poderosos, atractivos e inalcanzables.
Alfa y omega, medias lunas destinadas a destacar en cada uno de los sentidos.
Una imagen más que preciosa para atestiguar.
O al menos así lo sentían las personas del set.
Los cuchicheos tampoco se hicieron esperar, sobre todo cuando reconocieron a la perfección quién era el acompañante del encantador Vante, pues no se trataba de otro más que el líder de la banda de rock del momento, Gguk.
—Vante-ssi, buenas tardes. Muchas gracias por aceptar a pesar de lo sucedido.
—No se preocupe, señor Noh. Mi manager me contó cada uno de los detalles y son cosas que pueden llegar a sucederle a cualquiera—le restó importancia, mostrándole su brillante sonrisa.
El omega lucía tan revitalizado, por lo que nadie podría intuir que al despertar una resaca estuvo molestándolo, aunque esto se debía a nadie más que el alfa, con quien compartía un lazo más indestructible que el del propio destino.
Y por más que ropas demasiado "cómodas" cubrieran su cuerpo, otorgándole un aspecto desaliñado que no lo caracterizaba, este seguía poseyendo ese fuerte encanto que atraía las miradas sobre él como si se tratara de un imán.
—Qué comprensivo, será un placer tenerte aquí. Bueno, a los dos—puntualizó el beta, sonriendo hacia el alfa que se había mantenido en silencio durante la conversación con el omega—. Jamás nos esperamos ver aquí a Gguk-ssi. ¿A qué se debe tal honor?
—Gracias por la cálida bienvenida, señor Noh. Vante-ssi me invitó a que lo acompañara y yo acepté con mucho gusto.
Lo cual no era ninguna mentira, pero quizá las dos estrellas fueron demasiado ingenuas al no pensar que más podrían decir si alguien les preguntaba sobre el tema.
—¿Eso quiere decir que estaban juntos para cuando el mánager de Vante-ssi lo contactó? ¿En fin de semana? —interrogó con ganas de fisgonear más información sobre el asunto. Nadie podía culparlo cuando la situación era muy curiosa en general. Además, no pensaba utilizarlo en contra del actor o del cantante cuando se trataba de personas que admiraba de forma genuina y pura.
El hombre conocía de sobra lo cruel que podía ser la industria cuando revelaban noticias que involucraban a dos artistas relevantes en algo que no tuviera que ver con el trabajo, aunque igual esta sería siendo la excusa perfecta que según Taehyung salvaría a Jungkook y a él de ser relacionados en un contexto romántico.
—Acertaste, pero si estábamos juntos no era para otra cosa que no fuera trabajo. Ya nos conocen, ambos somos tan trabajadores, y como no teníamos nada más interesante que hacer el día de hoy, nos reunimos para continuar con lo que quedó pendiente en nuestra última reunión.
El actor expresó con la voz lo suficientemente alta como para que todos los presentes le escucharan y así se abstuvieran de crear algún rumor absurdo sobre su relación con el vocalista.
A Jungkook le sorprendió como Taehyung abordó el tema sin siquiera titubear, no cabía duda de que tenía una capacidad para desenvolverse frente a otras personas digna de alguien que está en el medio por tantos años; exceptuando las ocasiones en las que se deja llevar en demasía como para ocasionar un escándalo como el que los unió.
—Ohh, qué bonito. Cuentan con tan buena dinámica como para animarse a seguir trabajando incluso fuera de sus horarios de trabajo.
—Es tal y como dice, Vante-ssi. Tan solo quisimos aprovechar nuestro tiempo libre.
—¡Me parece genial! Pero ya es hora de cortar la charla y ponernos a trabajar—informó y con un ademán llamó a dos omegas que se encontraban merodeando por el set—. Ellas serán tus estilistas, son unas magníficas profesionales—Las presentó con orgullo, a lo que el joven les sonrió con educación—. Y el resto del equipo ya se encuentra en tu camerino. El concepto que manejaremos será enfocado en la naturaleza y tú siendo el centro de ella. Lucirás etéreo a pesar de los estilos sencillos que llevarás, aunque pensándolo bien, tu cabello jugará una parte fundamental de ello. Conforme vayamos avanzando, verás a lo que me refiero, ¿te parece?
—Estoy ansioso por ello, así que vamos—animó, el beta asintió antes de tomar su propio camino y luego se dirigió a su acompañante—. Nos vemos en un rato, Jungkook. Espero no te aburras mucho.
—Lo dudo, esperaré por ti, Taehyung—dijo el alfa, viendo desaparecer al omega de su campo visual, siendo acompañado por varias personas.
Y tal vez esa frase no debió escucharse demasiado personal, pero lo hizo, aunque el mencionado no tuviera ni la más mínima idea de aquello.
Una hora transcurrió antes de que Taehyung apareciera frente a Jungkook, luciendo un precioso traje dividido entre blanco y negro, una cabellera larga y azul grisáceo caía por su cabeza, borrando el rastro de su melena rubia con mechitas rojizas. El maquillaje que portaba era tan delicado, dándole un aire místico que lo haría resaltar en medio del primer set en el que tendría que posar.
El alfa estaba sin aliento al ver cómo el omega se transformaba en alguien tan seductor conforme el fotógrafo le daba indicaciones. Sin embargo, lo que lo transportó a otra realidad, fue la intensa y profunda mirada que le dedicó cuando sus ojos se conectaron mientras el modelo mantenía sus brazos cruzados detrás de su cabeza al estar sentado sobre una silla tejida.
Wow, si intentaba provocar algo en él, lo estaba logrando. No podía quitar sus orbes de esa imagen tan tentadora.
No obstante, la burbuja se rompió con el señor Noh indicó que ya habían tomado las fotos y vídeos suficientes con ese conjunto de ropa, por lo que procederían con el siguiente.
Cuando eso sucedió, Jungkook no supo si querían matarlo o algo parecido, porque jamás se esperó ver el abdomen descubierto de Taehyung, quien poseía una peluca gris, una chaqueta del mismo tono con algunos detalles en rojo y negro abierta de par en par junto a un pantalón oscuro de mezclilla en un set que simulaba una playa demasiado realista.
Santa Diosa, ¿qué mal hizo como para ser testigo de algo así sin tener la oportunidad de pasar sus dedos sobre la tierna piel canela?
Era un castigo con todas las de la ley.
Pero justo cuando pensó que la última parte de la sesión de fotos sería con Taehyung modelando un short en el que destacaban sus largas piernas y un hoodie de Celine, el omega apareció con una camisa a cuadros que permitía apreciar su vientre por segunda vez, la cual luego sería cambiada por un cárdigan peludo de color amarillo.
El cabello falso del omega ondeaba como si la brisa de la supuesta playa fuera real, facilitando que su apariencia luciera desarreglada, pero no por eso menos salvaje y exótica.
Sin embargo, lo que acabaría por dejar sin palabras al alfa, fue cuando Taehyung apareció sin nada más que unas cuantas joyas finas cubriendo su cuello y antebrazos, con el objetivo de enamorar a la cámara que capturaría cada una de sus poses y expresiones. Por un instante sintió culpa al tener la oportunidad de ver el torso descubierto, pero luego se calmó y se distrajo con el pensamiento que esta sesión de fotos era profesional y que él debía actuar como tal, aunque su parte animal no estuviera tan contento de que tanta gente viera a su pareja de esa manera.
Cosas de lobos, pero por más que se sintiera así, Jungkook nunca se atrevería a cuestionar el trabajo del modelo.
Porque comprometerte con alguien también significaba respetar sus decisiones y apoyarle cuando lo requiriera.
El trabajo finalizó entre aplausos y felicitaciones, sin contar el incesante agradecimiento del Señor Noh y su equipo, quienes le aseguraron al actor que no se arrepentiría de haber trabajado con ellos. El omega les hizo saber que no era la gran cosa y que apreciaba que lo hubieran tomado en cuenta; así mismo el alfa se acercó al grupo para agradecerles haberle permitido estar ahí de principio a fin.
Luego de que fueron despedidos por estos, alfa y omega se retiraron del set y cuando estuvieron ubicados en los asientos del lujoso Mercedes de Jeon, por fin pudieron entablar una conversación a solas.
—¿Y qué tal te pareció la experiencia?
—Interesante, me sorprende tu capacidad para adaptarte a lo que sea que el fotógrafo te pida. A día de hoy a mí me sigue costando bastante cuando me toca hacer cualquier sesión de fotos. Me falta mucho como para compararme contigo—musitó con sinceridad, encendiendo el motor del vehículo—. Aunque no me sentiré culpable por ello porque mi fuerte es la música.
—Agradezco el cumplido y no te puedo creer lo que me estás contando.
—¿Por qué no?
—Vi los comerciales que hiciste para Calvin Klein y no se notaba en absoluto que te faltara experiencia o habilidad como dices.
—¿En serio piensas eso? ¿No me lo estás diciendo como consuelo?
—Créeme que yo no hago eso. Pensé que ya te había quedado claro lo honesto y directo que puedo llegar a ser. Así que déjame decirte que lo hice fantástico.
—Es un halago muy dulce viniendo de alguien tan talentoso como tú.
—Es la verdad, Ggukie—dejó una palmadita sobre el muslo ajeno, pero antes de poder retirar su mano, su acompañante la atrapó al ponerla la suya encima.
El omega no hizo nada por quitarla, expectante a lo que el alfa quería decirle mientras lo veía directo a los ojos.
—Muchas gracias, Tae. Lo digo por todo, pues también me sirvió para aprender y eso lo aprecio bastante.
—Así como me ayudas con el tema del rock, no dudes en preguntarme lo que quieras sobre el modelaje, ¿de acuerdo? —dijo, esforzándose en ignorar la calidez de la mano contraria y lo mucho que sus rostros parecían haberse acercado sin que ninguno de los involucrados lo notara.
Porque la atracción entre ellos era tan hipnótica que pasaba desapercibida con facilidad, sintiéndose natural y correcta. El color avellana y chocolate fusionándose en una mirada que confesaba lo que en realidad anhelaban.
—Es un trato justo.
Pero antes de que volvieran a cometer el mismo "error" según el actor, el vocalista notó como un auto se posicionaba cerca de ellos, obligándole a ser el primero en separarse para devolver su vista hacia el frente y quitar su mano para sostener el volante.
—Lo es...
—Sí, consejos a cambio de consejos, es lo ideal—disimuló, concentrándose en arrancar ya el auto y encaminarse hacia su nuevo destino—. A tu apartamento, ¿verdad?
—Por favor.
Taehyung giró su vista hacia la ventana, percibiendo como el calor se adueñaba de sus pomposas mejillas, hasta que decidió dejar de darle importancia y concentrarse en enviarle un mensaje a Beomgyu para que llevara a Yeontan a su departamento.
La respuesta del niñero de su mascota fue afirmativa, dejándole más tranquilo en lo que duró el viaje hasta su hogar. El sonido de la radio era lo único que evitaba el silencio entre la pareja, sin embargo, este no se tornó demasiado incómodo como ambos pensaron que sería.
—Llegamos, sano y salvo.
—Gracias por el viaje... En cuanto a tu ropa, te la devolveré la próxima vez que nos veamos, ¿sí?
—Claro, no te preocupes por eso. Puedes quedártela.
—Diosa, te encanta dejarme sin palabras—confesó, sonriendo con sinceridad.
—Un poco—se encogió de brazos como si no le importara—. Pero te juro que no es como que me vaya a hacer falta.
—Entonces te agradezco por tan cómodo regalo.
—El placer es mío. Cuídate.
—Tú también—respondió, bajándose del Mercedes, mientras movía la mano a modo de despedida—. Nos vemos pronto.
—Así será, adiós.
Tras ese corto intercambio de palabras entre el actor y el cantante, cada uno tomó un camino diferente, con el corazón latiendo con fuerza, sentimientos confusos y mariposas revueltas en sus estómagos, sin contar a sus lobos que los regañaban por poner tantas barreras cuando sabían que no podían luchar contra lo que debía ser.
Quince minutos después de que Taehyung entrara a su apartamento, Beomgyu le entregó a Yeontan y el dueño del perro de raza pomerania le informó que realizó una transferencia extra a su cuento por su magnífico trabajo y por haberle ayudado más de la cuenta. El beta salió del complejo de apartamentos con una sonrisa en el rostro, por la recompensa y por sentirte tan útil cuando se trataba de darle una mano al amable omega al que tanto admiraba.
Taehyung le hizo varios mimos a su cachorro, buscando dejar de sobre pensar acerca de todos los acontecimientos vividos en las últimas 24 horas. No obstante, recordó que debía hacer algo de suma importancia o cierta persona jamás le perdonaría que lo hubiera olvidado.
Agarró su teléfono, manteniendo a su mascota en su regazo con la intención de llamarle a Jimin y preguntarle cómo le había ido en su viaje y contarle el chisme que le debía.
—Hasta que te dignas a llamarme, Kim Taehyung—Le reprochó el alfa del otro lado de la línea con un tono serio—. Por un momento creí que te irías a dormir sin contarme nada cuando me lo prometiste.
—Lo siento, larga historia, Jiminnie.
—Pues déjame decirte que tengo una hora completa para escucharte antes de irme a cenar con mis compañeros, así que suelta la info que como mejor amigo exijo conocer.
—Okay, jefe.
El omega le contó al alfa cada detalle, impresionándole de forma grata, pues Jimin jamás se esperó que rebasara los límites de ser el estándar, pero ahora con esto lo aprobaba al cien por ciento si Taehyung decidía dejarse de tonterías y decirle que podrían intentarlo si quisiera.
—Y luego me tocó asistir a una sesión de fotos de imprevisto...
—¿Y quién te acompañó si yo no estuve ni tampoco hyung? —cuestionó con preocupación—. ¿Fue Jungkook?
—Sí, él mismo se ofreció al recordar que le conté de la mala experiencia que tuve esa vez.
—Wow, fue muy amable de su parte.
—Confirmo. Me sorprendió y me enterneció a partes iguales.
—Lo que significa que estuvieron todo un día juntos.
—Así es, él me cuidó de principio a fin.
—¡Ya ves, es el alfa perfecto para ti! —concluyó con emoción—. No cabe duda que adiviné que tenía potencial para ser tu persona especial, TaeTae.
—Estás fantaseando mucho. Solo está siendo cortés, Mimi.
—Es el ser más cortés del jodido mundo, entonces.
—Un crédito que nadie le puede quitar—aseguró—. Pero ya dejemos de hablar de mí, ¿Yoongi y tú qué, Jiminnie?
—¿Qué de qué, Tae? —fingió que no sabía a qué se refería, pero era obvio que su amigo notó todo.
—Vi cómo lo mirabas y la manera en la que te comportabas con él. ¿Te gustó o no? ¿Acaso ya lo viste como el omega al que quieres marcar y que deseas que te marque?
—¿Sería muy fantasioso decir que sí?
—Diosa, te encanta.
—No gano negándolo como hacen otros.
Esa había sido una indirecta, muy directa, motivo por el cual el actor rodó los ojos.
—Calla, estamos hablando de ti, no de mí.
—Bien, sigue queriendo tapar el sol con un dedo—Lo molestó, obteniendo un bufido como respuesta—. Yoongi hyung me gustó mucho, y quizá suene superficial porque apenas nos conocimos, pero sentí una conexión que nunca antes sentí con nadie.
—Qué hermoso, estoy tan feliz por ti. Espero que lo de ustedes vaya bien si es que deciden intentar algo.
—Supongo que la esperanza es lo último que muere. Estoy confiado porque intercambiamos números y prometimos hablar seguido, y te puedo asegurar que lo estamos cumpliendo desde hoy.
—Eso me parece maravilloso.
—Sí, cualquier cosa te estaré comentando.
—Es lo menos que espero. Con todo aclarado, ahora sí cuéntame cómo te está yendo en Japón.
—Será un gusto, porque tengo varias cosas que contarte antes de que se me acabe el tiempo.
Los mejores amigos no demoraron en perderse en una amena charla que no involucraba a sus posibles intereses amorosos.
Mientras tanto, Jungkook arribaba a su casa en compañía de su dóberman, tras haberlo retirado de la casa de Kai, el cuidador por excelencia de Bam, quien siempre lo salvaba sin importar la situación cuando se trataba del cuidado de su mascota; motivo por el que no se pensaba dos veces para recompensarlo con una suma de dinero extra por el inmenso favor que le hacía en ocasiones como esas en las que lo dejaba a su cargo por periodos demasiados extensos, aunque esas excepciones fueran contadas.
Porque esta vez simplemente no pudo decirle que no al deseo de Taehyung.
Luego de jugar con su cachorro y comer algo ligero, se retiró a su habitación para descansar, porque estaba muerto del cansancio. Cuando ingresó al sitio, su sentido del olfato se agudizó y su lobo aulló gustoso por la mezcla de fragancias naturales en el ambiente.
—Joder, toda mi habitación está impregnada con su aroma—inhaló, gozando de las moras, fresas y ese toque de violetas que podía captar con tanta facilidad al hallarse en su estado más puro. —Su olor es tan adictivo, y no puedo negar que me encanta que huela a él.
El alfa se dejó caer sobre la cama, ronroneando cuál gatito por la sensación reconfortante que invadía su sistema al tener a su disposición esos tres deliciosos olores de los cuales desconocía su verdadero significado. Por eso, no le resultó complicado dejarse envolver en los brazos de Morfeo, sintiéndose tan a gusto gracias a los nuevos recuerdos creados de la mano del cautivador omega.
Pero la verdadera pregunta era: ¿Cuánto más podrían aguantar el intenso magnetismo que sentían por el otro?
Continuará...
Esta vez sí me perdí horrible, pero en mi defensa, me pasaron tantas cosas en tan poco tiempo que tocar el documento de esta historia me resultó imposible y me prometí que solo les traería capítulos que me gustaran, así que espero la demora haya valido la pena luego de este capítulo de transición a lo bueno del asunto.
Como ya saben, amo leerlos en comentarios, así que cuéntenme que les pareció.
Yo cada día me enamoro más de mis rockstars favoritos y me emociono cada vez que los escribo, porque tengo tantas cosas planeadas para su desarrollo. Así que espérenlo con ansias, gracias por seguir conmigo a pesar de todo. Ya verán que no se arrepentirán.
Y si la historia les está gustando mucho, no olviden recomendarla para que siga creciendo. Nos leemos pronto, amores míos.
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