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༻𓊈𒆜15: Favorite𒆜𓊉༺

Taehyung se vistió a una velocidad impresionante después de que Jungkook le dijera que las personas que se encontraban fuera de su hogar eran su familia. El susodicho copió su acción, arreglándose la ropa lo mejor que pudo, como para no delatar lo que estuvieran a punto de hacer. El alfa amaba con su vida a su familia —la manada a la que pertenecerá hasta que pueda enlazarse con su pareja y formar la propia—, pero justo ahora, lamentaba en demasía que hubieran interrumpido su encuentro fogoso con el omega.

Las feromonas y el olor a sexo inundaban cada parte del estudio, por lo que Jungkook optó por rociar un poco de ambientador por si el intenso aroma llegaba a colarse a otras partes de su apartamento y después de eso, los dos se aplicaron supresores para camuflar los residuos de olor en sus cuerpos.

Taehyung fue el primero en salir de la habitación, tratando de poner una expresión calma en su rostro sonrojado, mientras rogaba para sus adentros que el perfume natural de ambos no los expusiera de la peor manera; porque al ser poseedores de sangre pura, sus olores eran el triple de intensos en comparación al resto de alfas y omegas, lo que podría significar el fin de los dos frente a la familia Jeon.

No era una opción viable esconder a Taehyung cuando Jungkook ni siquiera sabía cuánto duraría la visita de sus madres y hermana.

—Lamento tanto haberte metido en este embrollo, Tae—se disculpó luego de cerrar la puerta de su estudio detrás de él.

—No es tu culpa, no sabías que vendrían.

Jungkook suspiró ante el comentario comprensivo de Taehyung. Es cierto, él no les esperaba, pero igual temía por las reacciones de su manada. Ellas no conocían a nadie que fuera de tanta confianza como para permitirle el ingreso a su departamento que no fueran los chicos de su banda—y ni tanto, porque hasta con ellos seguía siendo receloso de su territorio—, así que sería lo más lógico que se hicieran ideas locas, sobre todo si el involucrado era de la casta contraria.

Sí, normal que pensaran que era su potencial pareja.

Y no existía fantasía que lo hiciera más feliz de hacerse realidad, pero sentía que podía ser muy pronto, por lo que temía que le asustaran a tal punto de abrumarlo y que quisiera deshacer el contrato.

Es obvio lo mucho que pensaba las cosas, aunque nadie podría culparlo de sus temores que seguían siendo posibilidades.

—Desde ya me disculpo por si te hacen sentir incómodo de algún modo. Ellas pueden ser demasiado efusivas cuando se lo proponen, así que no me sorprendería si quisieran abalanzarse sobre ti y querer saber todo de tu vida.

A Jungkook le pareció que era lo más prudente advertir a Taehyung, porque, como decían por ahí: "Guerra avisada, no mata gente".

—No lo creo. Algo me dice que son un amor, al igual que el cachorro que criaron con tanto cariño y valores —dio su argumento con una sonrisa, consiguiendo que el nerviosismo del mencionado se redujera considerablemente, mientras se dirigían a la entrada—. No te preocupes tanto, ¿sí?

—Gracias y está bien, me esforzaré en mantenerme tranquilo.

—Eso es. Yo sabré manejarlo, Ggukie —prometió, apretándole la mejilla con cariño—. No olvides que soy un buen actor y también me hace ilusión conocerlas.

—Tengo muy presentes tus dotes actorales, Tae, pero lo otro... ¿No lo estás diciendo solo para mantenerme tranquilo?

—En absoluto.

Esas dos palabras no debieron provocar un torbellino de emociones en Jungkook, pero lo hicieron, porque su familia conocería a Taehyung teniendo consentimiento de este, en lugar de aceptar esa presentación por obligación dada su situación.

Si no se sintiera un poco raro por los sentimientos que su hermana parecía poseer por el omega, el alfa lo disfrutaría mucho más, soñando despierto con la idea de lo importante que era que su manada conociera a quien anhelaba fuera su pareja de vida, su adorada luna, y el padre de sus cachorros.

—De acuerdo, te creo.

—Perfecto— Taehyung dijo, deteniéndose en medio del pasillo—. Ve a recibirlas y yo esperaré en la comodidad de tu sala, porque nosotros estábamos trabajando.

Jungkook asintió con un movimiento de cabeza, desviándose hacia la puerta a la par que llenaba sus pulmones de aire de una sola bocanada. Necesitaba fuerzas para enfrentar lo que sucedería a continuación, porque a pesar de que estuviera menos ansioso por la situación en general, también temía por el comportamiento de su hermana.

La alfa tenía un crush —por no decir auténtico enamoramiento— con Taehyung.

Y por más que fuera sangre de su sangre, si su lobo notaba algún coqueteo demasiado directo por parte de ella hacia su omega, el alfa no sabía cómo podría reaccionar, pero se esforzaría en demasía en no joderla también.

La situación era surrealista porque su hermana seguía siendo una mocosa de 19 años, pero eso no significaba que no pudiera tratar de llamar la atención de Kim, pues ya era mayor de edad en Corea y sería totalmente comprensible que le empezara a pensar en la importancia que la sociedad le daba al compromiso eterno entre alfa y omega. Además, no podía ignorar que la fémina podía llegar a ser el triple de osada y atrevida que él, ya que sin querer, aprendió del mejor, así que su desconfianza era válida, ¿no?

Mierda, él no se creía que estuviera pensando en el peor de los panoramas, pero en su defensa, estaba perdido gracias a Taehyung.

Sin embargo, Jungkook no se arrepentía de nada, porque desde que fue consciente de sus emociones, se sentía de una forma distinta y ni qué decir de su lobo, que a día de hoy era mucho más unido a él por el sentir que ambos compartían.

El rockstar anhelaba ser el favorito del actor, el único al que mirara, permitiéndole acompañarlo en las buenas, en las malas y en las peores, pues para Jungkook, Taehyung ya era su todo.

Sentir celos de su propia hermana era algo que jamás imaginó vivir en carne propia. Viéndolo en retrospectiva, quizá hasta por ese motivo, Jungkook no quiso hablar mucho con ella cuando le entregó a Bam en el parque, ya que se sentía el peor hermano por verla como una amenaza sin siquiera serlo realmente—pues para ese momento, Somi no tenía el más mínimo contacto con Taehyung—, mientras la consciencia le carcomía la cabeza al analizar que acabó enrollándose con el omega de sus sueños.

Tal vez lo mejor sería contarle, pero sabía que también sentiría culpabilidad por ello, ya que prácticamente nadie más que Taehyung y él estaban al tanto del trato que hicieron. Jungkook estaba en una encrucijada, pero tenía esperanza. Por eso, si su plan de enamorarlo durante el tiempo que el trabajo durara, salía fatal, la caída al abismo de realidad sería dura.

Cuando la puerta se abrió, la imagen de su madre alfa, Heesun, su mamá omega, Inna y su hermana menor, Somi, se hicieron presentes frente a él. Jungkook puso su sonrisa más bonita y convincente, mientras les permitía ingresar a su hogar.

No se permitiría joderla. Debía dar lo mejor de sí mismo en esta improvisada actuación.

—Hola, familia.

—¡Mi dulce cachorro! —Los brazos de la omega no tardaron en envolverse en el cuerpo de su hijo mayor, atrayéndolo a un fuerte abrazo sin darle oportunidad a su esposa e hija a que contesten el cordial saludo—. Te extrañé mucho. Yo sé que conversamos cada que existe una oportunidad, pero no es lo mismo a tenerte conmigo—explicó, dejando una tierna caricia en la mejilla ruborizada de su hijo como consecuencia de su afectuoso gesto.

—Lo sé, mamá. Yo también las extraño como no se imaginan, pero sabes que prefiero mantener la distancia para evitar escándalos innecesarios...

—Justo como el de hoy, ¿no es así, Jungkookie? —intervino la alfa con una expresión comprensiva, dejando unas palmaditas en el hombro de su hijo mayor, quien le dio la razón con solo una mirada—. De hecho, por ese motivo es que estamos aquí, Somi estaba muy preocupada por ti.

—No sabes cómo lo siento, hermanito.

Somi parecía avergonzada por la situación, algo que conmovió a Jungkook, pues ella realmente no tenía culpa de nada. Ninguno de los dos podría haber prevenido que alguien de la prensa estaría presente en ese lugar que les pareció tan idóneo para su encuentro; porque se suponía que era el parque menos concurrido y con poca probabilidad de que alguno de ellos pareciera demasiado llamativo para cualquier persona debido a que llevaban consigo a Bam, quien les otorgaba la coartada perfecta, justificando su presencia con el deseo de pasear al dóberman.

—No te disculpes, Somi—se separó de su madre para acercarse a su hermana y regalarle unos mimos en el cabello, una costumbre que tenía arraigada en él desde el nacimiento de la alfa. La chica le regaló una suave sonrisa, contenta por su reacción—. Yo no te culpo. En todo caso, yo soy el que siempre debe tomar precauciones hasta por lo mínimo, pero en esta ocasión, me confié demasiado. Lo lamento tanto.

—No hay nada que deba perdonarte, porque entiendo las consecuencias de lo sucedido, pero ya lo conversaremos después, ahora déjame darte un fuerte abrazo—pidió, abriendo sus brazos frente al alfa mayor.

—Como gustes, pequeña.

Ambos hermanos se abrazaron por un largo rato, sin moverse ni un centímetro de la entrada, bajo la mirada de sus progenitoras, las cuales se sentían tan satisfechas al ser testigos de la preciosa relación entre sus cachorros. La mayoría de las veces los hermanos de otras familias solían tener relaciones complicadas por una u otra razón, pero este no era el caso de Jungkook y Somi, porque desde que él se enteró de que pronto tendría una personita a la que cuidar, amar y apoyar, fue el niño más feliz de todos. Y ese sentimiento se mantenía hasta en la actualidad, con la diferencia de que, con el tiempo, ella también fue recíproca con cada una de sus acciones. A veces tenían una que otra discusión, pero siempre acababan resolviéndolo y pidiéndose disculpas de ser necesario.

Cuando la alfa sintió que tuvo suficiente, se separó de su hermano y estuvo a punto de salir corriendo a la sala, pero una fuerte mano la detuvo al tomarla de su antebrazo; extrañando a sus madres.

—¿Jungkookie? —cuestionó con la duda y la curiosidad pintando sus iris oscuros. Ella siempre se adelantaba cuando llegaba de visita para adueñarse del sofá más cómodo y grande, por lo le pareció raro que el alfa la detuviera y con una sola mirada le pidiera que se quedara quieta.

—Espera, Somi. Antes de que vayan a la sala, tengo que decirles algo.

—¿Sucede algo malo, cachorro? —Inna le interrogó con genuina preocupación, olvidando por un instante la euforia que sintió por el simple hecho de estar compartiendo tiempo con su amado hijo, quien tenía una agenda tan apretada desde que decidió volar del nido y aventurarse por cuenta propia con sus mejores amigos.

—No estoy solo —Esa primera declaración fue impactante, teniendo en cuenta lo receloso que Jungkook era con su territorio y que el inesperado visitante no debía ser alguno de los integrantes de Liberté, pero ninguna de las tres mujeres acababa de comprender que era lo interesante detrás de esa información—, porque Kim Taehyung está aquí, conmigo.

Por la santísima Luna, Somi apenas atinó a cubrirse la boca con las dos manos para no gritar.

La expresión de su madre alfa y omega era un verdadero poema, pero no existía comparación con la cara de su hermana menor. La pobre alfa estaba a punto de desmayarse de la emoción o salir huyendo por lo increíble que le parecía la situación.

En sus sueños más locos, Somi sí imaginó que podría existir la posibilidad de conocer a Taehyung por medio de Jungkook, con la excusa de que era una gran seguidora, y él solo estaba cumpliendo el sueño de su hermana como el buen hermano que era. No obstante, ella supuso que, si se presentaba la ocasión, sería algo planeado por ambas partes. Nunca creyó que sería tan de repente y de pura casualidad.

La menor de los Jeon no procesaba la situación, su corazón latía como si estuviera a punto de escaparse de su pecho por la maravillosa experiencia que tendría como una fan que admiraba sinceramente a una persona por su talento y carisma, apreciando la inspiración que le regalaba para ir tras sus sueños sin antes agotar cada una de sus opciones.

Vante y la persona detrás del artista, el deslumbrante, Kim Taehyung, eran su modelo a seguir desde que supo lo duro que fue para él conseguir hacerse un nombre en una industria dominada por alfas; también vale aclarar que tenía el presentimiento de que, si el omega se animaba a revelar más detalles acerca de lo que tuvo que pasar antes de la fama, esa admiración crecería el triple.

El pasado de Taehyung era un misterio hasta para sus propios fans, porque siempre que alguien tenía la intención de entrevistarlo y sacarle algo de información, era muy escueto con sus respuestas, pero algo que todos tenían claro, era que la relación con sus abuelos fue más fuerte que cualquier otra. Eran la adoración del omega y nunca tuvo pena de expresarlo abiertamente, pues en varios encuentros con sus fans, les comentaba anécdotas donde él era mimado por ellos, haciéndole sentir tan especial, amado y protegido desde que era un cachorro necesitado de cuidados y atención.

Algo que distaba tanto de las opiniones que pudiera exteriorizar sobre sus progenitores, porque según él era muy privado y prefería reservárselo; un comentario tan cortante que lograba que nadie más deseara seguir indagando en el tema hasta descubrir algo. Sus fieles seguidores desconocían si sus padres vivían o ya no estaban en este plano terrenal, pero de no ser el caso, tampoco estaban al tanto de sí su relación era cercana como para que el actor prefiriera mantenerlos bien cuidados para que nadie los perturbara y si no se llevaban, el motivo detrás de esto era el secreto mejor guardado que podría ocultarle al mundo.

Y era válido que quisiera mantener bajo llave ciertas cosas de su vida, Taehyung estaba en su derecho, no por ser sus fans debían estar al tanto de cada detalle de su vida; otra cosa sería si él mismo deseaba contarles en lugar de invadir su privacidad a tal punto de incomodarle o traerle malos recuerdos. Sea como fuera, Somi era de ese tipo de seguidoras que respetaba las decisiones de su artista favorito y lo haría en cualquier circunstancia.

Somi podía ser muy bromista con que Taehyung era el omega de sus sueños —y si lo era, o bueno, eso es lo que pensaría hasta que el amor tocara a su puerta—, pero siempre pondría por delante los valores con los que fue criada, porque su admiración y cariño de fan eran auténticos.

Jungkook esto no lo sabía, porque cuando su hermana hablaba tan fantasiosamente del omega, se escuchaba tan honesta con sus sentimientos, que nadie podría culparlo de no creer lo que parecía obvio. Pobre alfa que desconocía que, a pesar de todo, Somi entendía que sus posibilidades con Taehyung eran nulas por diversas razones, empezando desde el tema de la edad hasta el simple hecho de que ella no era su tipo; pues según el actor, su favorito era el alfa con vibras de bad boy, poseedor de un fuerte carácter y a su vez, con un corazón dispuesto a amar con la misma intensidad que él pudiera ofrecer.

Ella desconocía si Taehyung ya encontró o encontraría a alguien así, porque en una de sus últimas entrevistas dio a entender que su alfa ideal parecía no existir hoy en día, pero su anhelo más grande era que la persona que pudiera derribar cada uno de sus muros y quererlo con su alma entera, lo hiciera feliz hasta su último suspiro.

Pensándolo en retrospectiva, Jungkook encajaba demasiado en esa específica descripción, pero tomando en cuenta el mal inicio que tuvieron en el que los dos fueron cancelados por el fandom del otro y que a día de hoy tenía el conocimiento de que se llevaban mejor, veía imposible que quisieran ser algo más que una amistad nacida de una relación laboral de la que ninguno esperó ser partícipe.

Además, no conocía cuál era el tipo de su hermano, porque nunca era abierto con esos temas, ya que según él no tenía tiempo para esas cosas, así que las cosas resultaban más difíciles como para analizar si existía la más mínima oportunidad para que Jungkook viera con otros ojos a su "colega". En fin, aquello se escuchaba tan inverosímil que la chica desechó la idea en cuestión de segundos, sin imaginar que el dicho que asevera que el universo actúa de formas extrañas, se volvería una realidad que experimentaría en carne propia.

—Me tienes que estar jodiendo —murmuró, ganándose una mirada de reproche de su madre omega—. Debo estar soñando.

—Jeon Somi, palabrotas no.

—Perdón, mamá, pero las palabrotas son mi lenguaje para expresar emoción en casos como este —se justificó, y esa simple declaración causó que su madre alfa soltara una pequeña risa.

—No te rías, cariño. Es un momento serio.

—Lo siento, amor mío, pero entiendo a nuestra hija —aclaró, escuchando un suave bufido por parte de su esposa—. Dejemos el tema hasta ahí, porque me interesa saber si llegamos en mal momento, Jungkookie.

—Ehhh... No, solo fue sorpresivo. —El alfa se esforzó en disimular lo que realmente pasaba por su mente cuando su madre mencionó aquello.

Diosa, claro que aparecieron en el peor de los momentos. Un poco más y lo hubieran encontrado encima del omega, poseyéndolo como un lobo en plena época de celo. Y eso hubiera sido jodidamente vergonzoso para todos, porque su familia sí conocía la contraseña de su apartamento, pero eran lo suficientemente cuidadosas y respetuosas como para tocar el timbre, anunciando su presencia en lugar de ingresar sin pensarlo tanto.

Él no tenía nada que ocultar... Hasta ahora, así que quizá tendría que cambiar la contraseña o pedirle a su familia que no lo vuelva a sorprender de esa forma, porque esta vez pudieron tener suerte, pero en una segunda ocasión, ya no se salvan y quedarían expuestos en su totalidad.

Algo que Jungkook no podía permitirse hasta ganarse el corazón de Taehyung.

—Bueno, entonces prefieres que nos vayamos o...

—No, madre. Quiero presentarles a Taehyung —declaró con seguridad, confiando en lo convincente que era su actuación y rogando en su interior que ninguna notara un ápice de duda en sus palabras o próximas acciones como para hacerlas sospechar.

Ya había conseguido engañar al director del drama para que le permitiera la entrada al set sin hacer muchas preguntas, pero sus progenitoras, sobre todo la alfa, eran muy perspicaces cuando su hermano o él mentían; importando poco si se trataba o no de una estupidez. Ambos alfas tenían muchas anécdotas sobre las veces en las que Heesun los atrapó mintiendo sobre cosas tan banales como no tener que asistir a la escuela o que ninguno de los profesores les haya mandado tares, para luego obtener un regaño más grande por parte de su madre omega, quien era la más estricta entre las dos.

—¿Él está de acuerdo, hijo? Lo menos que quisiéramos es incomodar.

—Sí, madre. Pueden estar tranquilas, Taehyung entiende la situación y él también quiere conocerlas.

—Pellízquenme, por favor.

Somi les suplicó a sus madres con sus manos juntas en una plegaria intensa, sin dar crédito a las locuras que su hermano decía.

¿Cómo que Kim Taehyung quería conocerlas? Estaba siendo bendecida por la diosa Luna, era su mejor guerrera y esta era su recompensa, no cabía duda. Después de tremendo susto con la prensa amarillista, esto le alegró el día, por no decir la semana entera.

—Hija, compórtate. Sabemos que te emociona, pero trata de actuar con naturalidad para no incomodar al amigo de Jungkookie.

—No prometo nada, mamá. Esto es una locura.

—De todos modos, lo mejor que puedes hacer es mantener los modales, hija mía —Heesun le regaló unas caricias en la cabeza a Somi. La fémina asintió con un leve movimiento afirmativo, porque ambas le regalaban ese consejo por su bien.

Tampoco era su plan avergonzar a su hermano, así que se comportaría a la altura del caso.

—Sí, está bien. No quiero que el omega de mis sueños se queje con su cuñado porque le asusté con mi efusividad en nuestro primer encuentro—bromeó y sus madres solo suspiraron, tan acostumbradas a ese tipo de comentarios, mientras Jungkook no quería ni imaginarse como reaccionaría Somi cuando se enterara de que él sería quien le robara hasta la oportunidad más inexistente que pudiera tener con ese omega tan cautivador.

Ya después podría sufrir por ello, porque justo ahora no debía dejarse controlar por lo que su lobo estaba sintiendo. Si la conversación seguía por ese rumbo, sus feromonas se tornarían tan agrias que ni el supresor lograría mantenerlas a raya.

—Entonces vamos, él las está esperando.

Las mujeres asintieron, siguiendo al rockstar que estaba buscando las palabras y acciones correctas para que la charla se diera sin mayor problema.

Por otro lado, Taehyung jugaba con sus dedos como si fuera lo más interesante del mundo. El sentimiento de ansiedad parecía estancado en su pecho y ni siquiera entendía la razón, o tal vez sí, pero no le daría vueltas al asunto para no alimentar los pensamientos del animal que habitaba su interior.

No es como que esta reunión con las madres del alfa que estaba poniendo su mundo de cabeza significara algo... Por supuesto que no era el caso. Sería un encuentro que nació por la pura casualidad, porque no quedó de otra, aunque no le molestaba en absoluto. Quizá sí se sentía un poco frustrado por la interrupción, pero eran cosas que le podían pasar a cualquiera. Ellos no serían ni los primeros ni los últimos que tendrían que darle pausa a su derroche pasional por atender un asunto más importante. Además, le causaba curiosidad conocer a las mujeres que criaron a un caballero alfa en toda regla. Esa palabra se quedaba corta para las acciones que el vocalista tenía con él desde que se prometieron ser "amigos".

No sabía que esperar de esto, pero su corazón tenía un presentimiento que le daba el alivio necesario para no perder la cordura.

Ojalá caerles bien... Eso le bastaba y le sobraba, no como su lobo tonto que le repetía de forma constante que muestre cada uno de sus encantos para ser del agrado de las madres de su alfa.

Esta también era la primera vez que ese sentimiento se apoderaba de él, porque nunca antes buscó la aprobación de nadie que no fuera su propia persona, las marcas que lo publicitaban o sus propios fanáticos, obviamente sin dejar de lado su esencia, porque ser un falso no iba con sus creencias.

Estaba jodido, porque nunca creyó que tendría ganas de actuar de ese modo. En otras circunstancias, si alguna de sus relaciones anteriores hubiese escalado al punto de conocer a la familia de su pareja, poco le hubiera importado ser aceptado por alguien que no fuera el hombre con el que quería arriesgarse a formar su manada. Pero en esta ocasión, era diferente, pues su instinto era el que lo animaba a ser el prospecto más perfecto de omega para ganarse a las madres de su alfa. Sin embargo, si esto salía mal, en el caso hipotético de que Taehyung estuviera en un noviazgo con Jungkook, poco le importaría al omega continuar con el alfa a pesar de las negativas de su manada. Porque Taehyung sabía que, si se entregaba al amor, solo la muerte podría alejarlo de la persona con la que quisiera compartir su vida y Jungkook no distaba mucho de ese pensamiento, aunque él ni siquiera fuera consciente de ello.

En secreto, fantaseaban con un amor de drama y si les tocaba enfrentarse a lo que sea para conseguir estar felices para siempre, lo harían sin dudar.

Taehyung rodó los ojos ante la vorágine de cosas locas que cruzaban por su cabeza. Su animal era el que ya estaba más loco desde que traspasó los límites con Jungkook; aunque en gran parte lo comprendía, porque él mismo seguía con la piel llena de marcas que le recordaban lo sucedido. La forma en que lo besó, lo acarició, lo mordió y como se lo folló, tentándolo con sus movimientos y provocándolo con sus palabras, era muy difícil de olvidar. Él no era de piedra, por lo que era normal que esa noche siguiera grabada en su mente y en su cuerpo.

El omega se sintió tan seguro y feliz al contemplar como el alfa buscaba complacer sus más oscuros deseos, sorprendiéndolo gratamente cuando este intuía las acciones que podrían agradarle, sin dejar de pedirle consentimiento antes de moldearlo a su gusto.

Nunca antes tuvo un orgasmo tan demoledor como el que alcanzó debajo de ese cuerpo fornido, mientras esas grandes manos lo acariciaban con vehemencia. La mezcla del olor propio y ajeno seguían perdurando en su nariz, trayéndole una satisfacción única para su lado más primitivo. Ninguna de sus exparejas o simples polvos llegaban a los talones de Jungkook y dudaba encontrar alguien que lo superara, así que mientras su contrato durara, lo aprovecharía al máximo para recordarlo en un futuro lejano.

Taehyung escuchó pasos acercándose, lo que lo obligó a salir de su ensoñación. Se incorporó de su asiento y giró el rostro, encontrándose con el rostro sereno de Jungkook. Su expresión eliminó la reciente angustia que lo atormentó, dándole al omega la confianza que juró tener frente al alfa de orbes chocolate.

Sus ojos avellanos se centraron en las mujeres que acompañan al líder de Liberté. La que supuso era su madre omega, era un poquito más bajo que su madre alfa, pero la diferencia era mínima; algo un poco raro de ver, porque entre omegas y alfas comunes, el tema de la altura era algo muy característico entre estas jerarquías. Ambas eran muy hermosas, parecían muñecas de porcelana y sus rostros poseían expresiones apacibles, capaces de brindarle paz a cualquiera que lo necesitara.

Esa era una buena señal, ¿no?

Después su mirada descendió a la chica por la que casi pierde los papeles, tras creer los chismes de Dispatch. La hermana de Jungkook también era muy bonita y alta como toda alfa que ya se ha desarrollado lo suficientemente bien como para entrar a la etapa de adulta joven. No obstante, lo más llamativo para Taehyung fue el brillo en la mirada de la fémina, la cual parecía transmitir... ¿admiración?

¿Lo conocía? ¿Era su seguidora?

Eso explicaría todo, pero no sería tan egocéntrico como para actuar en base de simples suposiciones. Podría tratarse de una coincidencia, pues Jungkook nunca le advirtió que su hermana era su fan.

—Buenas tardes, soy Kim Taehyung, o tal vez me reconozcan más por mi nombre artístico, Vante, así que no está de más mencionarlo. —El omega se presentó con una respetuosa reverencia, adelantándose a cualquier acción próxima del alfa.

Un muy buen movimiento por parte suya, según Jungkook, quien tenía muy presente lo mucho que sus madres apreciaban que las otras personas tuvieran iniciativa.

Ah, ellas lo amarían conforme siguieran tratando con él. Lo veía venir, pero era una pena que este encuentro no se debiera a la noticia de un cortejo.

—Buenas tardes, Taehyung-ssi. Sí que te reconocemos por ese nombre también, por eso es un honor y un gusto para nosotras conocerte. Yo soy Inna, la madre omega de Jungkook, ella es mi alfa Heesun y mi hija alfa, Somi.

La omega hizo la respectiva presentación de las integrantes que conformaban a su amada familia, escuchando casi al instante como las susodichas también saludaban al susodicho. Era un omega hermoso, con un aura misteriosa y una elegancia innata. Su hijo tendría que tener gustos muy específicos y particulares como para no fijarse en alguien tan atractivo. No obstante, la belleza no lo era todo, lo importante eran los sentimientos, pero de lo último que supo, Jungkook estaba aprendiendo a llevarse bien con Taehyung, así que eso indicaba que el tropiezo que tuvieron al inicio ya estaba en el olvido.

Pero lo interesante sería verlos interactuar en vivo, porque las palabras se iban con el viento. Así que tanto ella como su pareja, estarían muy atentas ahora que la oportunidad se les presentó de forma tan espontánea.

Somi agradeció al cielo no haber tartamudeado o cometer algún error que la dejara en ridículo, pero no reparó mucho en ello tras atestiguar la preciosa sonrisa cuadrada de Taehyung; la cámara no le hacía justicia a la belleza verdadera de aquel gesto.

—El placer es mío, Jungkook me ha hablado maravillas de su querida manada.

—Nos alegra saber eso, Taehyung-ssi—expresó Heesun con una sonrisa tirando de sus labios escarlatas por el labial mate que portaba—. Frente a ti, queremos disculparnos por importunarlos, pues supongo que estaban trabajando, ¿no?

—Sí, justo acabamos de hacer magia en el estudio —respondió Taehyung con naturalidad, sin captar que su comentario podía ser malinterpretado con facilidad, porque al menos Jungkook se cubrió el rostro, tratando de disimular lo calientes que se pusieron sus mejillas.

Hicieron magia con la música, pero estuvieron a nada de hacer otro tipo de magia si no les hubieran interrumpido minutos atrás. Por eso, era una suerte para el alfa que su ropa fuera tan holgada como para ocultar lo duro que seguía estando a causa de ese travieso omega.

—Ya veo, eso explica que estén aquí en lugar del estudio de la empresa.

Taehyung y Jungkook se pusieron pálidos ante lo dicho por la cabeza de la familia Jeon, quizá si debieron conversar sobre lo que se supone que dirían si alguna de las mujeres se daba cuenta de detalles como ese.

—Ohhh, sí. Hubo unos problemas con ese estudio, así que, para no retrasarnos, ofrecí el de mi hogar para trabajar junto a Taehyung hasta que todo esté resuelto—Jungkook se justificó lo más rápido que pudo, buscando convencer a Heesun, quien ya había levantado una ceja al caer en cuenta de ese hecho.

Su madre no era tonta. Engañarla estaba pareciendo una tarea más difícil de lo que pensó.

—Qué considerado, hijo.

—Y qué lo diga, Jungkook es muy atento...

—Taehyung me halaga mucho, pero esta vez fue demasiado urgente, tenemos plazos estimados que cumplir, así que no podíamos quedarnos atrás. Lamento no haberles mencionado esto, aunque creo que se lo dije a Somi y le comenté que se los contara...

Mentira, nunca le dijo nada a su hermana, pero ser el hermano mayor tenía sus beneficios.

En su mente le estaba pidiendo perdón porque esa sería la única forma de cortar el tema y que ninguna de sus madres quisiera seguir inmiscuyéndose hasta que la verdad se escapara de su boca.

—¡Tú no me has contado esto! —La alfa replicó con indignación luego de retornar a la realidad tras estar perdida en la magnificencia del omega—. No seas mentiroso, Koo.

—No estoy mintiendo, acuérdate.

—Conociendo lo despistada que es tu hermana, no me sorprendería—admitió Inna, pensativa. Ya había perdido la cuenta de las veces en las que su hija menor se olvidaba de informarles cualquier cosa, aunque en esta ocasión ese no fuera el caso—. Le pasa seguido.

—Concuerdo, de no ser porque tiene la cabeza pegada al cuerpo, fácilmente se olvidaría de ella.

—Qué cruel, madre.

La chica hizo un puchero, cruzando los brazos. La estaban calumniando frente al amor de su vida, ella no se merecía tal bochorno, pero no podía hacer nada contra ello.

—Lo lamentamos, cachorra—mencionó Inna, atrayendo a su hija a un abrazo en el que pudo acariciar su larga cabellera—. Se nos fue la lengua por la confianza.

—Sí, hija—apoyó Heesun—. No te lo decimos por hacerte sentir mal, pero no puedes negar que es algo muy propio de ti, así que por eso lo que tu hermano dice no nos parece una locura.

—Ughh, está bien —lo cierto es que hasta ella empezó a dudar si de verdad Jungkook se lo comentó o no, y que su hermano luciera tan convencido, le dificultaba hacer memoria—. Tal vez me lo dijiste y yo no te presté atención...

—Es probable, yo tampoco lo recuerdo tanto, así que no te preocupes por ello.

El vocalista le restó importancia al asunto para no sentirse más culpable de lo que ya lo hacía desde que decidió usar de carnada a su hermana frente a sus madres.

—Exacto, no es importante. No te sientas mal por ello y mejor tomen asiento para poder charlar más a gusto —opinó Taehyung, buscando paz para la pobre hermana de Jungkook. Él comprendió las intenciones del alfa, pero eso no evitaba que le diera pena que la chica estuviera siendo regañada, así fuera de broma porque sus madres realmente no se lo estaban diciendo para hacerla sentir mal.

Uno notaba cuando los padres le señalaban ese tipo de cosas solo porque la situación lo ameritaba, a diferencia de las veces en las que lo hacían de manera hiriente para provocar una reacción negativa.

Díganselo a él que tantas veces escuchó cosas que lo marcaron más que recibir un golpe.

Ojalá le hubieran hecho estas bromas, en lugar de lastimarlo con la simple mención de su existencia.

—Es una maravillosa idea —contestó Inna, encaminándose a uno de los dos sillones disponibles junto con Heesun, mientras Somi se adueñaba del que era de tamaño mediano y Jungkook se acomodaba a una distancia prudente de Taehyung en el sofá más grande—. Espero no te arrepientas, Taehyung-ssi, porque nosotras somos muy conversadoras cuando la charla se pone buena.

—Entonces estaré feliz de hacerle la competencia, señora Jeon.

—De acuerdo, pero deja las formalidades y llámanos por nuestro nombre.

Taehyung se quedó boquiabierto ante la oferta, Heesun lo notó y agregó—. No nos molesta en absoluto, pero tomando en cuenta que pareces un jovencito muy bien portado, usa los honoríficos hasta que te acostumbres.

—Está bien. Gracias, Heesun-ssi, Inna-ssi y... ¿Somi-ah?

La mencionada asintió repetidas veces, olvidándose de la pena que pasó al escuchar cómo el joven le pedía permiso para utilizar ese honorífico con ella, que denotaba más confianza a diferencia del que ocuparía con sus madres, el cual profesaba absoluto respeto.

—Está más que perfecto así, Taehyung-ah—contestó la alfa con una sonrisa brillante, aventurándose a llamarlo de ese modo para tener igualdad de condiciones.

Taehyung hizo un ademán aprobatorio, y a partir de ese momento, Jungkook disfrutó de inicio a fin, como su manada se desenvolvió en una satisfactoria charla con el omega al que deseaba pertenecer hasta su último aliento de vida.

La charla podría describirse como amena, con temas triviales e importantes como el trabajo de Taehyung, el proyecto que tenía con Jungkook, y uno que otro detalle que facilitó que se conocieran más por ambas partes, incluyendo la revelación del gran fanatismo de la alfa hacia el omega. Somi no escatimó explicarle con lujo detalles a Taehyung lo mucho que amaba su trabajo en la actuación, el modelaje y el canto; también le confesó que lo veía como su figura a seguir y que era un honor poder conocerlo. A lo que Taehyung respondió con muchos agradecimientos, prometiéndole ser uno de los que más la apoyaran y aconsejaran cuando ella lograra hacerse su propio nombre dentro de la industria, porque en medio de esa charla, Inna y Heesun comentaron lo orgullosas que estaban de tener otra artista en potencia en su familia.

¿Quién diría que esa alfa de la que estuvo tan celoso antes de conocer la verdad era una de sus mayores fans? Vaya sorpresas daba la vida.

Somi no pudo estar más conmovida luego de escuchar eso, tanto así que, tras pedir permiso, se acercó a abrazar a Taehyung con efusividad. Por más impactante que fuera, Jungkook no se sintió tan celoso y territorial como supuso se pondría, porque según su lobo, no veía intenciones ocultas detrás del gesto cariñoso de la alfa. Además, de que le encantaba ser partícipe de una escena tan bonita en la que yacían involucradas dos personas tan importantes para él como su hermana y su omega.

Tan entretenidos estuvieron hasta que la atmósfera de calma, se tornó muy seria cuando el tema por el que la familia Jeon apareció en el departamento de su hijo mayor, salió a flote por segunda ocasión.

—Nos angustiamos mucho más cuando vimos el escándalo en redes sociales.

—Es justo como Heesunnie dice—Inna estuvo de acuerdo con lo dicho por su esposa—. Te juro que no podía pensar con calma al atestiguar lo estresadas que estaban algunas de tus fans y el público en general que se cree con el derecho de opinar como si tú no importaras.

—Por este tipo de cosas es que tampoco me gusta frecuentarles tanto, porque siempre hay alguien pendiente de cualquiera de mis movimientos en zonas que no puedo controlar o prever estos incidentes.

—También fue tu error no cubrirte como debías, aunque igual hacen tanto escándalo por un abrazo...

—A veces se escandalizan hasta porque llevas ropa que no les agrada y no puedes hacer nada más que ver los miles de artículos que escriben para decirte de todo un poco —afirmó Taehyung—. Somos estrellas, estamos acostumbrados a esto a pesar de que no sea correcto, porque pareciera que se olvidan que también tenemos sentimientos.

Triste, pero cierto. Somi lo comprendía totalmente y por eso estuvo tan preocupada como para decirle a Inna y Heesun que fueran al hogar de Jungkook.

—Eso mismo, aunque no niego que tienes un punto a tu favor porque me confié mucho y ahora estoy pagando las consecuencias. Lo bueno es que Nam ya se encargó del asunto a tiempo, pero siempre existirán los haters y las personas que igual opinarán sin saber, así que te recomiendo que no entres a redes para que no te traumes.

—Si vi el comunicado y estoy segura de que las fotos de tu colaboración con Dazed también ayudarán a calmar las aguas. Conozco cómo es tu fandom más de lo que crees.

—Que consté que te advertí de liberé, ojalá no den con alguna de tus cuentas privadas o la cosa se pondrá fea.

—Malo... Gracias por tus ánimos—ironizó, sacándole la lengua como hacía cuando todavía vivían bajo el mismo techo.

—Siempre es un placer, hermanita.

Taehyung y las madres de Jungkook rieron como consecuencia de la pequeña discusión entre sus dulces cachorros.

—Te perdono con una condición —propuso cuando las risas finalizaron, despertando el interés de los presentes.

—Te escucho...

—Si a Taehyung-ah no le molesta, déjenme escuchar un poco de la nueva canción para su drama.

Mierda, si eso sucedía, ¿cómo explicarían las feromonas cargadas de excitación que de seguro seguían flotando dentro del estudio por más ambiental en spray que hubieran puesto?

—No se va a poder —negó, sin darle oportunidad a que Taehyung dijera algo, pues a Jungkook ya se le había ocurrido la excusa perfecta.

—¿Por qué?

—Porque me olvidé donde dejé las llaves...

—Inventa una excusa más creíble para la próxima, Koo.

La chica soltó un bufido, inconforme, pero nadie se esperó que Taehyung saliera al rescate con un comentario demasiado ingenioso. Tal parecía que el omega sí captó el mensaje que Jungkook quiso transmitir con una simple mirada cuando sus ojos se encontraron.

Era momento de poner en práctica sus grandes dotes actorales.

—Es cierto, Somi-ah. Después de que saliéramos del estudio, yo le dije a Jungkook que me olvidé de mi billetera y quise ir a verla, ya no pude entrar porque estaba cerrada y cuando quiso usar la llave para ingresar y pasármela, se dio cuenta de que no la tenía consigo. Un poco antes de que llegaran, estábamos como locos buscándola, pero ya nos rendimos, así que me la entregará después de pedirle a un profesional que la abra.

—Eso fue justo lo que sucedió.

—Con razón estaban rojos como si hubieran hecho mucho ejercicio...

—Y qué lo digas, se sintió como hacer cardio —susurró Jungkook, ganándose una mirada severa de Taehyung, quien sí logró captar la referencia.

Eso no debió parecerle sexy, pero sí que lo hizo.

¿Estaba mal ansiar que ese omega lo dominara un poco? Por supuesto que no, el alfa ya estaba ansiando el momento en verse sometido a los deseos de ese ser pecaminoso, justo como lo determinaron en su acuerdo. A fin de cuentas, ambos querían divertirse, explorando cada una de las posibilidades que tuvieran al intimar. No importaba si tomaba el control todo el tiempo, solo en una pequeña parte o si lo compartía. Taehyung le dejó muy en claro que quería que lo dominara la mayoría de las ocasiones, pero tampoco quiso descartar la idea de demostrarle al alfa el buen omega dominante que podía llegar a ser.

—Para la próxima será, Somi-ah —prometió Taehyung—. Quizá tú no eres la única despistada de la familia.

—¡Tienes razón! ¡En tu cara, hermanito!

Jungkook se llevó la mano a la cabeza, mientras reía bajito. Su hermana era un caso y sus madres lo sabía, porque sus expresiones de diversión se lo confirmaban.

—Creo que ya es hora de irnos, les hemos quitado bastante tiempo.

—No es así, Heesun-ssi. Como les dije, justo cuando ustedes llegaron, ya habíamos acabado con todo.

—Eso nos tranquiliza bastante, Taehyung-ssi, pero igual no queremos seguir quitándoles más tiempo que podrían utilizar en cualquier otra cosa —explicó, pendiente de las reacciones de su hijo y su "compañero de trabajo".

—No te preocupes, mamá. Solo tenemos pendiente conversar unos detalles para nuestro próximo día de trabajo y ya.

—Comprendo, hijo. Entonces acompáñennos hacia la puerta para despedirnos ahí.

—Con gusto.

Para mala suerte de la alfa, ambos eran demasiado creíbles, así que solo el tiempo le diría si el presentimiento que su omega y ella tuvieron desde el instante en que su hijo les dijo que tenía compañía en su territorio.

—Adiós, chicos. Espero verlos pronto otra vez—expresó la omega, dedicándoles una brillante sonrisa cuando llegaron a la entrada—. Les deseo mucho éxito en su trabajo, ustedes pueden con eso más.

—Cuídense mucho—complementó la alfa, abrazando a su pareja por los hombros, mientras su hija menor se sostenía de su brazo—. Y coman muy bien, porque es importante que se mantengan saludables para que la creatividad fluya cuando estén componiendo.

—Así será, Heesun-ssi. Fue un gusto conocerlas también, Inna-ssi y Somi-ah.

La pareja de esposas se despidió con cariño, contentas por la grata experiencia que vivieron con sus hijos y el actor.

—Adiós, madre, mamá, y Somi.

—Bye, chicos —la alfa menor les lanzó un beso antes de agarrarse de nuevo del brazo de su madre para dirigirse hacia la salida del complejo de lujosos apartamentos.

Tanto Jungkook como Taehyung se despidieron con un ademán, viendo cómo las mujeres desaparecían de sus campos visuales, tras cerrar la puerta y alegrarse de haber superado esta inesperada prueba.

❤️‍🔥

Cuando estuvieron solos, el alfa fue que el que decidió romper el silencio y hablar con el omega sobre lo vívido.

—Bueno... Creo que nos salvamos por esta ocasión, ¿no?

—Sí, pienso que fuimos lo suficientemente convincentes ante tu familia. Tanto así que ni cuenta me di la hora—confesó, apuntando el reloj de su muñeca, el cual marcaba que ya eran pasadas las nueve de la noche—, pero que no te quede duda de que lo disfruté bastante.

—Me da tranquilidad que me lo digas—La sonrisa en el rostro del alfa era genuina, pero el omega no demoró en atestiguar como esta se tornaba triste—. Supongo que es hora de despedirnos, pero al menos déjame llevarte a tu hogar.

—¿Tan pronto me estás echando de tu casa, Ggukie? —le molestó, suponiendo que la reacción nostálgica ajena se debía a que, gracias a la interrupción que tuvieron, su fogoso encuentro no tendría final. Pero lo que Jungkook no sabía, era que cuando Taehyung estaba decidido a no quedarse con las ganas, nada era capaz de detenerlo.

—Por supuesto que no, Tae, pero imaginé que tú...

—¿Me iría inmediatamente? Claro que no, tampoco es tan tarde—aseveró con determinación, eliminando la distancia para dejarse envolver por esos fuertes brazos, que ya lo esperaban abiertos—. Porque tú y yo tenemos asuntos pendientes.

—¿Así? —No admitir que la mirada de Jungkook se iluminó tras las palabras de Taehyung sería decir una mentira—. ¿Cuáles son esos asuntos, omega?

La atmósfera tranquila cambió en cuestión de segundos, y, por ende, la dualidad del alfa y el omega no se hicieron esperar, quienes estaban acostumbrándose muy rápido a esos cambios que traían consigo pura tensión sexual. Taehyung se mordió el labio, provocativo, mientras se permitía expulsar más de sus dulces feromonas para atraer a Jungkook como la miel a las abejas, después de que este le hiciera la pregunta que tanto quiso escuchar.

—Cumplir con tus promesas, alfa.

—Sé más claro, bonito. Dime qué es lo que deseas.

—Quiero que me folles en tu estudio —explicó sin titubear, jugando con los cabellos oscuros de la nuca del alfa—. Déjame gemirte en el oído, mientras me embistes lentamente contra el sofá con tanta dedicación, justo como si estuvieras grabándome para una canción.

La explícita descripción del omega mandó un corrientazo de éxtasis directo a su polla que poco a poco se levantaba en sus pantalones, porque joder, su imaginación era tan creativa cuando el mensaje le llegaba tan claro.

—Debes hacerte cargo de lo que dices, lo sabes, ¿no? —le cuestionó, posicionando una de sus manos debajo del mentón ajeno para conectar miradas—. Una vez empiece, no me detendré.

—Rara vez me arrepiento de lo que pido, pensé que ya te lo había dejado claro antes.

La determinación que llenaba esos ojos avellanos hizo suspirar al joven de orbes chocolate, que no dudaba de que su mirada debió oscurecerse ante el intenso deseo de lujuria.

—Nunca está de más recordártelo —su voz, en una octava más baja, provocó un mar de sensaciones en el vientre de Taehyung. Por la diosa Luna, nadie dimensionaba lo ansioso que se sentía cuando Jungkook le hablaba de ese modo o cuando cualquiera de sus acciones tenía un deje posesivo y dominante para con él. Los dedos que tomaban su mandíbula con firmeza se desplazaron hacia su nuca y eso fue suficiente para comprender cuál era la intención del hombre que se lo comía con la mirada, sin dejar de admirarlo como la joya más bella y única.

Se dejó hacer. Cerró los párpados y disfrutó en silencio de la manera en que los labios del alfa se posaban sobre los suyos con una delicadeza que no tardó en convertirse en necesidad. El omega supo que el beso sería demandante desde el principio, porque su acompañante no se lo pensó dos veces para encajar su lengua en su cavidad bucal, buscando dominarlo con cada movimiento que ejercía sobre su propia sinhueso.

Una de las manos de Taehyung descendió por inercia, con la intención de apretar la tela de la camiseta de Jungkook, demostrando lo extasiado que se hallaba con aquel contacto entre sus bocas. En el proceso, Jungkook no perdió la oportunidad de delinear esos belfos que sabían a fresas, mientras su otra mano se cernía en esa estilizada cintura.

Tomaban aire cuando creían que era momento y después de contentar a sus pulmones con la dosis óptima de oxígeno, continuaban con la lucha sensual de sus labios, o, mejor dicho, el fogoso beso francés que parecían no querer detener por nada del mundo. El alfa chupó la lengua del omega incontables veces, chocando sus dientes de vez en cuando, pero motivándose con cada gemido que le arrancaba desde dentro. De alguna manera, perderse entre los belfos del otro les resultaba tan gratificante. Asimismo, cuando subieran el nivel, ambos podrían estar en paz sobre lo mucho que gozaron sus labios antes de dedicarse a satisfacerse mutuamente con sus cuerpos, en posiciones que pudieran dificultar la unión de sus labios.

—Ya no aguanto, Ggukie —se sinceró con la voz rota cuando detuvieron el beso, estaba tan mojado y caliente, necesitaba con urgencia que le arrancaran la ropa hasta sentir su agujero lleno hasta el fondo—. Quiero que me cojas...

—Me leíste el pensamiento, porque quiero cogerte hasta dejarte sin fuerzas. También anhelo verte encima de mí, mostrándome lo bueno que puedes ser cabalgando mi polla hasta que las piernas no te funcionen.

Un poco más y lo cargaría en su hombro para llevárselo al estudio y darle lo que tanto deseaba.

—Hazlo, déjame enseñarte lo satisfecho que te puedo dejar.

—Tu existencia ya es suficiente para dejarme satisfecho en todos los sentidos, Tae—declaró con una honestidad que le resultó conmovedora al omega, pero al estar nublado por la lujuria, no se permitió analizar lo significativo que fue para el alfa decirlo en voz alta.

—Llévame ya—suplicó con los orbes brillosos, hecho un desastre por los recientes besos—. Por favor.

—Enreda tus piernas en mi cadera, ahora—demandó y Taehyung hizo caso sin rechistar.

Jungkook notó como Taehyung se aferraba a su cuello, mientras sus muslos rodeaban sus costados. El alfa no pudo contener un gruñido posesivo al tener justo bajo sus manos el redondo trasero ajeno, al que aprovechó a amasar con verdadero deleite, percibiendo la humedad del lubricante natural que empezaba a chorrear por el éxtasis que hacía vibrar cada célula del cuerpo de su omega.

Y ni qué decir de su aroma, ese que se intensificó con cada beso dado, volviéndolo loco y ansioso por hundir su rostro en la curvatura del cuello ajeno. El alfa clavó su nariz en la glándula de olor del omega, dejando besos húmedos en la zona, mientras sus pies lo conducían hacia el estudio que se suponía estaba cerrado por una llave perdida.

Los suaves suspiros de Taehyung eran música para los oídos de Jungkook, pero no se podían comparar con los tiernos gemidos y sollozos que producía cuando era embestido con rudeza.

Cuando el alfa llegó al estudio junto al omega, se las arregló para abrir la puerta con destreza, encaminándose inmediatamente a la primera superficie plana con la que contaba, un pequeño escritorio de pino en el que solía escribir las letras de sus canciones. La pareja no entraría ahí por ser un espacio tan reducido, pero a Jungkook le bastaba con acostar boca abajo a Taehyung para disponer de la preciosa vista de la espalda y trasero respingado de este.

Dicho y hecho, el omega fue recostado con cuidado para después sentir cómo su pantalón era quitado junto a su ropa interior y calzado. Una mano se adueñó de uno de sus glúteos, apretando la suave carne hasta robarle un quejido, en consecuencia a la fuerte nalgada que recibió segundos más tarde.

—Jamás podría aburrirme de esto, lo sabes, ¿no?

—Lo sé, Ggukie. Me gusta que marques mi piel hasta dejarla rojiza—consintió, regresándole la mirada para que comprobara lo convencido que estaba de lo que decía.

—Entonces, disfruta de tu doloroso, pero placentero castigo, Tae.

Una, dos, tres, cuatro, cinco... Contó hasta veinte hasta que el proceso se repitió en su otra nalga. Y luego las dos manos que abofetearon su trasero, se abrieron camino hacia su entrada, descubriéndola en su totalidad para que el alfa pudiera beber el lubricante que ya había hecho un camino a lo largo de sus piernas.

La habilidosa lengua delineó los bordes del omega, dejándolo extasiado desde el preciso instante en que pudo saborear el líquido que sabía a fresas, moras con un toque de violetas. Su propia fragancia de ginebra, jengibre y limón se espesó más gracias al sentimiento de complacencia que lo embargó tras sentirse tan sediento como un viajero que por fin encuentra un oasis en medio del desierto.

El estudio se inundó de ruidos obscenos por varios minutos, pero cuando Jungkook se sintió satisfecho de usar su boca para explorar ese sitio sagrado, le avisó a Taehyung lo que sucedería a continuación tras voltearlo de su posición inicial.

—Eres jodidamente delicioso, pero necesito probarte más a fondo, así que abre esas lindas piernas para tu alfa.

Ni corto ni perezoso, el omega le dejó el camino para libre para que hiciera lo que quisiera con su codicioso agujero. Mientras tanto, el alfa se bajaba los pantalones y su bóxer hasta las rodillas para dejar libre su erección hinchada y perlada por el pre semen. Bajo la atenta mirada del actor, el vocalista se masturbó. La imagen era tan hipnotizante, que Taehyung ni siquiera fue consciente de cuando comenzó a morderse el labio.

—¿Estás ansioso? No tienes que estarlo, porque cuando estoy contigo, necesito tomármelo con mucha calma. Así que, quédate a dormir —ese pedido sorprendió a Taehyung, pero decidió no cortar el discurso de Jungkook—. No te arrepentirás de aceptar esa petición, ni de dejarme hacerte mío sin ningún tipo de barrera que no me permita sentirse cómo tanto quiero.

—A veces me pregunto que me hiciste...— Taehyung divagó en voz alta, generando curiosidad en Jungkook, quien no sabía cómo tomarse esas palabras a diferencia de los dos lobos que sabían a la perfección de que se trataba: el efecto entre dos medias lunas que no pueden contener el deseo de complacer al otro—. Aunque quizá solo tienes un gran poder de convencimiento. No debería quedarme, pero me haces desear hacerlo.

Era uno de los puntos en el contrato que Taehyung pidió respetar, alegando que era algo demasiado íntimo para amigos con derechos, pero Jungkook decidió arriesgarse y proponerle que no fuera siempre así, porque si la situación les permitía gozar de la compañía del otro toda una noche, que no se restringieran de ello por seguir esa estúpida norma.

A pesar de estar un poco dubitativo, Taehyung acabó aceptando, suponiendo que no sucedería tan pronto, mientras que Jungkook lo vio como una luz al final del túnel.

—No lo pienses tanto, solo déjate llevar—dijo, acercándose hasta alinear su miembro contra el apretado agujero—. Relájate...

—De acuerdo, confío en ti...

Ni bien terminó su frase, el omega sintió cómo era expandido por la grande y venosa virilidad del alfa. Necesitaría unos segundos para acostumbrarse a la sensación tan conocida, pero a su vez, tan distinta, porque nunca antes se arriesgó a no usar preservativo. Para Jungkook también era una nueva experiencia por lo mismo, pero se sentía tan dichoso de que fuera con Taehyung.

—No pensaba decepcionarte.

Las embestidas del alfa fueron rápidas, no dándole tregua al omega que solo sabía gemir y sollozar como respuesta. Las lágrimas descendían por las mejillas del actor debido al intenso ritmo al que era expuesto, mientras la saliva escurría de su boca y su cabello se alborotaba ante los movimientos descuidados del vocalista. El punto dulce en su cavidad estaba siendo tan maltratado por esa polla como para dejarlo en tal estado, pero arrepentirse nunca fue una opción, por más que estuvo a nada de hacerse del rogar.

El omega explotó en un orgasmo, siendo seguido por el alfa, que ya no pudo seguir reprimiéndose ante el calor y humedad de esas paredes que lo envolvían con precisión. Se sintió como un maestro al no ceder ante sus instintos, como para no morder el cuello ajeno y darle su nudo, por lo que Jungkook optó por inclinarse para besar a Taehyung, mientras seguía moviendo su pelvis contra ese culo que fue marcado por sus manos. Aquel beso silenció el último gemido que soltó el actor, y cuando el efecto clímax pasó, se permitió juguetear con el piercing que decoraba uno de los labios ajenos.

—Esto no ha terminado, apenas estamos iniciando—informó Jungkook, tomando por la cadera a Taehyung para cargarlo de la misma manera en la que ingresaron al estudio, con la única diferencia de que este seguía con su miembro enterrado hasta el fondo para que no desperdiciara ni una sola gota de su esperma—. Todavía debes mostrarme cómo montas, omega.

—Soy de palabra, así que llévame al sillón y ponte cómodo, alfa.

Jungkook se posicionó en su sofá, ayudando a Taehyung a quitarse las prendas restantes para que luego este le ayudara con las propias. Estando finalmente desnudos, sus orbes brillaron por unos segundos en esas tonalidades ámbares y esmeraldas que probaban que no eran los únicos gozando del pasional encuentro. El alfa ayudó al omega a levantarse lo suficiente como para volver a penetrarse por su cuenta. Poco a poco el actor cayó de lleno sobre la hinchada erección del vocalista, notando como la punta alcanzaba sin dificultad su próstata gracias a la posición certera que se hallaban probando. Acto seguido, Jungkook gimió ronco por cada sentón y brinco que Taehyung le concedía. El omega se estaba esforzando en alcanzar profundidad para después salir casi por completo y luego volver a empalarse de nuevo, intercalando movimientos circulares que estaban volviendo papilla el cerebro del alfa. El choque entre las pieles perladas y los sonidos de lujuria rebotaban dentro de ese estudio como las melodías de una canción erótica, digna de ser escuchada por un público de veintiún años para arriba.

—Estoy cerca...

—También yo, así que dame tu nudo—susurró contra su oreja, mordiendo el lóbulo de la misma con sus pequeños colmillos—. Lo quiero tanto como si pudiera ser capaz de quedarme tan preñado por ti, alfa.

—Mierda, omega. Tú sí que sabes cómo pedir las cosas y yo estaré feliz de darte todo lo que deseas.

Joder, el alfa quería llenarlo de sus cachorros, criarlo tan bien hasta dejarlo contento y desbordado de su fértil semilla con el objetivo de verlo con una preciosa pancita y tan necesitado de los cuidados que solo él podría brindarle, pero lo cierto era que esa idea por el momento era una fantasía, pues el omega fue muy claro cuando le dijo que el tratamiento hormonal que usaba era exageradamente efectivo. Nunca había tenido un susto de embarazo gracias a esto y a lo precavido que era al momento de exigirle a la otra persona que usará preservativo. No obstante, los accidentes existían y, una que otra vez, él tuvo el infortunio de experimentar lo que era un condón roto, pero, aun así, gracias a la fuerte medicación que tomaba, un cachorro no deseado nunca se hizo presente.

Por eso, cuando el nudo se hizo presente, ninguno se preocupó ante la potente descarga de semen espeso y caliente que marcó cada parte del útero impropio. Alfa y omega gozaron en silencio de ese segundo orgasmo y de la unión que los mantendría juntos por largos minutos, mientras se abrazaban como si sus vidas dependieran de ello. Jungkook decidió romper el silencio y llamar la atención de Taehyung.

—¿A qué hora debes presentarte en el set?

—Al mediodía, para nuestra buena suerte —informó, restregando su rostro contra el hombro ajeno, buscando impregnar sus feromonas.

—Eso significa que tenemos la noche entera— El alfa concluyó, trazando figuras en la piel desnuda de la espalda acanelada del omega.

—Eso mismo.

—Genial, porque no tenía planeado dormir pronto hoy. Llevamos dos rondas increíbles, y por muy ambicioso que suene, quiero más.

—A mí también se me quitó el sueño, así que veamos hasta cuando aguantas—levantó su rostro para retar a su acompañante, quien le dedicaba una mirada de confianza y determinación absolutas.

—Te sorprenderás de mi resistencia, Tae.

—Espero que sí, Ggukie.

Y así siguieron por tres rondas, luego de que Jungkook transportara a Taehyung hacia su habitación, continuando con la faena; en distintas posiciones, descubriendo el placer en la piel del otro, en cada beso, en cada roce, en cada nudo y unión entre sus cuerpos. Abriéndose a un nuevo mundo que solo el contrario podría enseñarles, porque esas extrañas sensaciones tenían una única razón de ser. Sin embargo, ¿serían capaces de aceptar lo que eso significaba?

La respuesta estaba cada vez más cerca, pero quizá tendría consecuencias.

Continuará...

Es un gusto volver a estar por aquí, no saben lo difícil que fue este último mes para mí, tanto así que no tenía ni ánimos ni tiempo para escribir, pero por fin las cosas ya se están acomodando en mi vida, motivo por el cual estoy apareciendo con un nuevo capítulo para todos ustedes. 

Espero les haya gustado y comenten qué les pareció esta actualización. ¿Ya tienen teorías? Porque yo ya estoy dejando algunas pistas que servirán para el futuro de la trama.

Los estaré leyendo. Gracias por la paciencia y no olviden recomendar la historia, mis corazones.

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