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༻𓊈𒆜13: Be your slave𒆜𓊉༺

Un nuevo día había llegado y eso Taehyung lo sabía gracias a la molesta luz que se colaba por la abertura de una de las cortinas de la habitación. El omega seguía con pereza y no quería despertar, por eso, se llevó una mano a la boca para bostezar a gusto. Sin embargo, cuando sació esa necesidad y se dispuso a abrir los ojos por completo, cayó en cuenta del cuerpo que yacía aferrado al suyo como si su vida dependiera de ello. Jungkook se mantenía con sus brazos sobre su anatomía, con el rostro clavado en su pecho y con ganas de dormir un día entero. El alfa le brindaba su calor corporal y sus exquisitas feromonas los envolvían como una capa, donde la paz, comodidad y armonía abundaba gracias a la cercanía entre los dos.

Sin pensárselo mucho, Taehyung dirigió su mano hacia los largos mechones azabaches, acariciando con parsimonia la cabeza de Jungkook. Cuando el susodicho despertara, tenían tanto de que hablar, pero el omega ya tenía los puntos de la conversación muy claros, así que dependería del alfa aceptar o denegar su propuesta. El lado egoísta en su persona anhelaba que le diera el visto bueno, mientras su parte racional esperaba que el contrario no aceptara y demostrara que podía ser mucho más profesional y ético que él.

Si tuviera que descubrir la noche anterior, el omega no tenía más que halagos sobre lo vivido, pues el alfa cumplió su promesa y le demostró el excelente amante que era. Nunca se sintió tan cuidado, tan deseado y tan dominado. Su fantasía más personal se hizo realidad con la persona que menos hubiera pensado tiempo atrás, pero con esto podría asegurar que el universo trabajaba de formas demasiado curiosas; ya lo había experimentado en carne propia.

¿Quién diría que ese alfa le daría un encuentro pasional tan memorable? El omega quería reír por lo irónico de la situación, pero si lo analizaba con cuidado, sabía que fue cuestión de tiempo para que cedieran a sus impulsos.

Luego de ondear la bandera de la paz, permitiéndose a sí mismos conocerse y entablar una amistad, la tensión evolucionó a una atracción sexual intensa y la sesión de sexo oral, en la que el omega tomó la iniciativa, dejó al alfa con ganas de mucho más a pesar de su confusión inicial. No obstante, Taehyung le dejó en claro que no debió pasar y Jungkook lo aceptó, pues por más que los dos lo hubieran consentido, fue inesperado y comprendía que no quisiera que las cosas se pusieran incómodas como para dificultar el trabajo que tenían pendiente.

El actor no contabilizó cuantos minutos estuvo mimando al vocalista, quien esbozó una sonrisa desde el preciso instante en que sintió el tacto ajeno en medio del profundo sueño en el que se hallaba inmerso; aunque este gesto fue imperceptible para su acompañante por la posición en la que estaban.

Jungkook se removió y Taehyung decidió desistir del deseo de seguir enredando sus dedos en la sedosa cabellera oscura, porque no quería que ese simple gesto desembocara en un tema de conversación que no debería darse. La razón era sencilla, estas acciones están destinadas para parejas y ellos no eran una. Que hayan compartido cama no significaba nada y ese hecho lo tuvo presente desde el inicio. Tampoco era tan débil como para rendirse a los sentimientos que se desbordaron en su pecho durante el inolvidable momento. El alfa era un encanto, el omega no pensaba negarlo a estas alturas, pero lo suyo ya tenía una barrera que ninguno de los dos quitó cuando debió.

Ellos eran amigos, simplemente amigos y no más que eso.

Así que ni para qué pensar en cosas que no llegarían a una resolución cuando el mismo Jungkook solo reafirmó la creencia de Taehyung unas semanas antes. La única diferencia en esta ocasión es que Taehyung no le pediría que hicieran borrón y cuenta nueva, pues contaba con una solución que quería presentarle a Jungkook y que suponía podría beneficiar a los dos durante el tiempo restante en el que estuvieran juntos.

—Buenos días, Ggukie—le saludó, observando como el mencionado levantaba el rostro y conectaba sus iris chocolate con los propios.

—Hola, Tae... Sigues conmigo—murmuró con sorpresa, arrepintiéndose al instante, porque se suponía que debía pensarlo y no decirlo.

—¿Creíste que te despertarías y ya no estaría aquí?

El omega esbozó una pequeña sonrisa, expectante por la respuesta que el alfa le daría ante su cuestionamiento.

—¿Tal vez?

Taehyung quiso guardar en las retinas de sus orbes avellanos la imagen de un Jungkook pensativo, porque lucía tan tierno que ansiaba dejar varios besos en sus labios rojizos, nariz y frente.

—Déjame decirte que nunca pensé hacerlo porque te di mi palabra acerca de conversar al día siguiente, así que como puedes ver, lo estoy cumpliendo.

—Gracias, lo aprecio como no te imaginas.

A fin de cuentas, lo más fácil hubiera sido huir y aplicar el método de la vez pasada luego de que la calentura abandonará su cuerpo, dándole paso a la lógica.

—No hay de qué. Pero, Gguk...

—¿Sí, Tae?

—¿Podrías soltarme ya?

El alfa por fin cayó en cuenta gracias a dicha petición sobre el fuerte abrazo en el que seguía atrapando al omega. Su lobo le rogaba que no lo soltara, pero debía de hacerlo para no incomodar al chico de dorados cabellos.

—Sí, lo siento—quitó sus brazos y piernas de la anatomía, escuchando una suave risita por parte de Taehyung, quien no perdió el tiempo para incorporarse y buscar alguna de sus prendas para cubrirse, sonriendo de forma inconsciente al ver su cuerpo lleno de marcas.

Le lucían tanto y se sentían tan correctas, aunque no pensara declararlo en voz alta. Incluso le fascinaba ver que cumplió con su promesa de dejarlo sin poder caminar, porque le dolía la parte inferior del cuerpo como la mierda, pero al mismo tiempo, ese hecho le regocijaba en exceso. De todos modos, prefería guardar ese secreto para sí mismo.

Jungkook se avergonzó un poco, sin embargo, lo disimuló al desviar la mirada y evitar ver de más la silueta de su acompañante y cómo parecía cojear a cada paso que daba, pero igual no pensaba emitir ningún comentario al respecto para no avergonzarlo. Ya era suficiente con la locura de la que fueron partícipes, sin haber conversado antes sobre cuál sería su relación a partir de ese momento. Esta acción no pasó desapercibida por el actor, que no podía evitar sentir un calorcito en su corazón por cada cosa tonta que el rockstar hacía por él.

Era un caballero.

—Ya puedes voltear—indicó con voz calma.

—Está bien...

Giró el rostro, encontrándose con la imagen de Taehyung usando únicamente su suéter, pues este lograba cubrir su ropa interior y un poco de piel debajo del muslo. Jungkook se quedó embelesado con la imagen, pero decidió dejar de lado sus pensamientos para conectar miradas con su acompañante. No podía permitirse verlo como a una presa y querer revivir lo de la noche anterior, él podía resistir.

No era un esclavo de sus impulsos, pero quizá el alfa sí quería ser el esclavo del omega.

—Me estoy muriendo de hambre, ¿te parece si preparamos un rico desayuno?

—¿Juntos? —interrogó, conteniendo la emoción.

¿Cocinar con Taehyung? Jungkook sin duda quería volverlo realidad. Él disfrutó mucho de prepararle y servirle comida deliciosa, pero cocinar como cualquier pareja haría luego de compartir una bonita velada, le parecía igual de tentador.

—¿No quieres?

—¡No! —exclamó, esforzándose en evitar que sus palabras fueran malinterpretadas—. Quiero, me encantaría la idea.

Otra risita brotó de los labios rojizos del actor, quien asintió repetidas veces antes de realizar un ademán que se traduciría como: sígueme.

En serio le causaba un exceso de ternura que el rockstar tuviera esas actitudes tan espontáneas y sinceras, era demasiado lindo de ver, porque no te lo esperarías de alguien con un carácter fuerte como el suyo.

El alfa se incorporó y siguió de cerca al omega, tomando una camisa para tapar su torso y así dejar de exponerse tanto, pues a pesar de que Taehyung parecía tenerle confianza para estar en esas fachas y tampoco incomodarse por su desnudez, Jungkook quería ser muy prudente con cada una de sus acciones.

Porque sabía que después de ese desayuno, se marcaría un antes y después en su relación.

La pareja no demoró en llegar a un acuerdo sobre que comida prepararían, decidiéndose por unas tostadas con mantequilla, fruta picada y chocolate caliente. Consiguieron los ingredientes y se dividieron las tareas, mientras música de moda se escuchaba en la pequeña radio de la cocina.

El ambiente entre los dos era tan doméstico, dándoles la oportunidad de no comerse la cabeza sobre los temas que debían a tratar y permitiéndose estar en paz durante ese momento tan ameno. Cualquiera que los mirara pensaría que estaban tan acostumbrados a esas dinámicas, pues la complicidad se sentía en el aire.

La conversación que mantuvieron trató distintos temas triviales, y siguió de ese modo, hasta que se sentaron en la isla de granito uno junto al otro a degustar la primera comida del día. Charlar sobre el clima, alguna noticia relevante o conocer más de los gustos ajenos, nunca fue tan interesante para el alfa y el omega.

Sin embargo, antes de que Taehyung probara el chocolate de su taza, este se animó a realizarle una pregunta a Jungkook.

—¿Tienes crema chantillí?

—Oh, ¿la crema que viene en una lata?

Quizá era estúpido preguntar, pero prefería asegurarse antes que quedar como payaso.

—Esa misma—confirmó con ojos brillantes, ilusionado con la idea de recibir una respuesta afirmativa.

—Déjame ver—informó, poniéndose de pie para buscar el objeto en el refrigerador—. Siento que compré una la otra vez, pero todavía no la he ocupado, así que, de ser el caso, es tu día de suerte.

—Ojalá sí.

Jungkook sonrió sin ser visto por Taehyung, anhelando poder cumplir su capricho si con eso conseguía mantener el brillo en esos orbes claros. Unos segundos después, el alfa halló el envase completamente nuevo, tomándolo entre sus manos para entregársela al omega.

El actor contuvo un grito de emoción cuando recibió el chantillí enlatado, queriendo lanzarse sobre el vocalista como agradecimiento, puesto que, para él, no había mejor cosa que tomar chocolate caliente con un toque de crema batida.

Era su gusto culposo desde que era niño, por eso, se sentía como tal cuando podía probarlo. El entusiasmo genuino seguía siendo el mismo del pasado, porque el sabor le parecía adictivo; tanto o más que el exquisito aroma del atractivo alfa, pues con solo respirarlo, se sentía en las nubes.

—¿Contento?

—Muchísimo—aseguró, abrazando la lata, como si fuera un precioso tesoro—. Mil gracias, Ggukie.

—Disfrútalo, Tae—animó, disponiéndose a darle una mordida a su tostada, no obstante, la voz aterciopelada del joven lo detuvo en seco.

—Disfrutémoslo.

—¿Eh? Tú...

¿Había escuchado bien? Sí, lo hizo, por lo que sus mejillas se tiñeron de rojo al conectar los puntos. Quizá estaba pecando de mal pensado, pero que Taehyung se mordiera el labio cuando se lo comentó, le facilitó a Jungkook suponer otro tipo de cosas.

—Te voy a enseñar uno de los pequeños placeres de la vida.

—¿Aquí?

No negaría que hacerlo en la encimera de la cocina era una de sus fantasías, añadiéndole el fetiche de la comida, pero se suponía que primero charlarían sobre el tema como los adultos responsables que eran.

La imagen del omega cubierto con crema chantillí era muy mala para el corazón débil del alfa, porque tentarlo de esa forma lo haría caer en un dos por tres en la trampa.

—¿Dónde más? ¿En tu habitación?

Diosa, que no le diera ideas, o el calor se apoderaría de su cuerpo, mandando a la razón a tomar un paseo.

—No sé.

—Confía en mí.

—Lo hago—respondió, pero el alfa se quedó sin palabras cuando vio a qué se refería el omega.

Taehyung destapó el envase, quitó el seguro de esta y puso un poco de crema en el chocolate de Jungkook, quien no sabía si reír o llorar; porque su acompañante siempre sabía cómo dejarlo sin habla.

—Pruébalo.

—Claro, gracias...

—Oh, ¿por qué luces decepcionado? —antes de escuchar la contestación de Jungkook, Taehyung se llevó la mano a la boca al conectar los puntos y comprender todo—. Diosa, tú...

Ahora un sonrojo cubría los pómulos del omega, que no pudo evitar imaginar la situación comprometedora con el alfa.

No era mala idea, pero no se refería a eso.

—No lo digas—cuando Taehyung bajó la mano, Jungkook no se lo pensó dos veces para silenciarlo al poner su dedo índice sobre sus belfos—. Soy un tonto, perdóname, Tae.

Si el alfa tan solo supiera que su confusión despertó algo en el omega, este no se lo podría creer.

Queriendo ser un tanto travieso y para restarle importancia al asunto, Taehyung mordió el dedo de Jungkook con suavidad, sin dejar de verlo a la cara. El alfa no sabía ni cómo reaccionar, se mantuvo estático, pero pendiente de cualquier acción que pudiera venir del descarado omega.

Porque si eso no era un coqueteo, desconocía que otra cosa pudiera ser.

Cuando Taehyung se separó, procedió a acomodarse el cabello como si estuviera actuando con ingenuidad, evitando desconectar su mirada de la de Jungkook a toda costa.

—Si te soy sincero, no me molestó en absoluto que pensaras así, porque bueno, quizá mi expresión favoreció a que lo malinterpretaras, pero ya podremos hablar sobre eso—anunció con confianza, colocando la crema en su propia taza—. No eres el único que tiene fetiches con la comida, Ggukie.

Por la santa Luna, esa afirmación no debería haber provocado un tirón en la entrepierna de Jungkook, pero jodidamente lo hizo. Taehyung era un demonio vestido de ángel, ya no tenía la más mínima duda. Y eso le cautivaba en demasía.

En definitiva, este omega logró poner al alfa a sus pies sin siquiera intentarlo.

—Ya veo, me alegra saber que no te incomodé y aprecio la confianza acerca de tus gustos.

—Nuestros—volvió a aclarar con diversión, conteniendo la risa al percibir como su acompañante prefería concentrarse en su desayuno antes que responderle a causa de la vergüenza, mientras procuraba pensar en otras cosas para desvanecer la excitación que lo embargó de un segundo a otro—. Ya, dejaré de molestarte por ahora, así que sigamos comiendo o se enfriará.

—Gracias por tenerme compasión—ironizó con fingida indignación, tomando un sorbo del chocolate con crema. Un suave suspiro de satisfacción por el rico sabor, fue suficiente para alegrar al omega.

—¿Te gustó? —interrogó al alfa, obteniendo varios asentimientos de cabeza casi de forma inmediata—. Sabía que lo haría, me encanta esa combinación.

—Es buenísima.

Ante la declaración de Jungkook, Taehyung comenzó a contarle lo mucho que amaba la bebida, mencionando la historia nostálgica que involucraba su infancia, donde luego de acabar sus tareas, su abuelita lo recompensaba con esta bebida y unas galletitas hechas de mantequilla.

El alfa escuchó el relato del omega, imaginando lo tierno que debió ser el mencionado en esa época. Sin embargo, no pudo ignorar el hecho de que Taehyung nunca mencionó a sus padres, y si lo pensaba bien, en conversaciones anteriores, él si le habló de su familia muy superficialmente, pero este ni siquiera dio indicios de dialogar sobre ellos o la participación que tuvieron o siguen teniendo en su vida.

Jungkook supuso que quizá, solo quizá, no mantenía una bonita relación con sus progenitores a comparación del gran amor que desbordaba cuando hablaba acerca de su querida abuela. En un futuro, cuando fueran más cercanos, esperaba que le tuviera la confianza suficiente como para platicar del tema y no porque él se lo preguntara. Justo ahora no le señalaría ese hecho para no romper la comodidad que los invadía en medio de la banal charla.

Los minutos transcurrieron y la pareja acabó su desayuno. Como el buen equipo que eran, lavaron, secaron y guardaron los trastes con diligencia en un tiempo récord. Y finalmente se condujeron a la sala, en la que planeaban abrir la caja de pandora, la cual ocultaba sus pensamientos en torno a los últimos sucesos acerca del cruce de límites en su amistosa relación.

—No sé cómo deberíamos empezar esto, pero...

Su corazón martilleaba contra su pecho, la ansiedad lo carcomía poco a poco y los nervios sobre cuál sería la manera adecuada de pedirle un cortejo a Taehyung, comenzaron a preocupar bastante a Jungkook.

—Déjame iniciar a mí, ¿sí?

El alfa estuvo de acuerdo, por lo que el omega dedicó a ser quien rompiera el hielo y expusiera el asunto que era de interés para ambos, aunque no fuera como suponían que sería.

—Por favor.

—Nuestro encuentro de ayer fue sorpresivo para ambos, pero...

—No me digas que fue un error, ambos lo quisimos y tenemos que tomar responsabilidad en lugar de fingir que no sucedió como la vez pasada.

Cuando Jungkook fue consciente de las palabras que escaparon de su boca, quiso que la tierra se lo tragara vivo. Taehyung también pareció sorprenderse, pero en lugar de contradecirlo o algo por ese estilo, prefirió ser honesto.

—Sí, no pensaba que fuera de otra manera —juró, no quería cometer el mismo error dos veces. La experiencia les fascinó de principio a fin, y lo que menos que quería era ocultarlo al otro involucrado—. En parte, creo que fue estúpido de mi parte pensar que no nos dejaríamos vencer por las ganas, pues ya tenemos más que claro lo mucho que nos atraemos y lo bien que nos complementamos.

—¿De verdad?

Una llama de esperanza surgió en su alma, por lo que fue inevitable que el chico no esbozara una sonrisa. Su proposición de cortejo no sería la más memorable dadas las circunstancias, pero alguna vez escuchó a su madre alfa decirle que lo importante era hablar con el corazón.

—Así es, por ese motivo te voy a proponer algo.

¿Acaso se le iba a adelantar en pedirle el cortejo o que directamente fueran novios? No era lo usual, pero no era de mente cerrada, así que no le molestaba. No obstante, igual daría lo mejor de sí mismo para que el omega no se arrepintiera de tomar la iniciativa. El alfa había tomado una decisión, y cuando quería cumplir un objetivo, no escatimaba esfuerzos para hacerlo a la perfección.

—Firmemos un contrato de confidencialidad, seamos amigos con derechos.

—¿Qué?

Madre Luna, ¿por qué le pasaba esto?

❤️‍🔥

Jungkook entró en un estado de shock después de la proposición de Taehyung. No quería ser pesimista, pero por un instante la idea de no ser suficiente, lo atormentó. Es decir, ¿era el único que se daba cuenta de que lo suyo desde hace rato ya no era una simple atracción? Desconocía la respuesta y tal vez por eso, la inseguridad se plantó como una semilla, que espera recibir un rayo de sol para germinar.

Lo cierto era que no importara como fuera, su instinto le decía que escuchara y luego llegara a una conclusión. Tampoco quería rendirse tan fácil, pero si, en determinado momento, sentía que sus esfuerzos no servían de nada, se detendría antes de hacerse un daño irreparable.

—Lo que escuchaste. Es algo que estuve pensando desde antes, pero ingenuamente creí que no llegaríamos a más. Luego sucedió lo de anoche y la idea no paró de darme vueltas en la cabeza—relató, jugando con sus dedos por el miedo que sentía si su oferta era rechazada—. Sé que dijimos que seríamos amigos, pero también tenemos trabajo por delante y algo me dice que esto podría volver a repetirse, así que podríamos acordar algunos detalles y dejarnos fluir conforme los días pasen, ¿qué te parece?

¿Qué le parecía?

Si Jungkook lo pensaba con calma, la idea no era del todo mala, pero él ya estaba desarrollando sentimientos más intensos hacia Taehyung, por lo que permitirse algo de ese estilo tenía dos caminos: uno en el que todo salía bien y otro en el que todo salía mal.

Difícil decisión, porque sería como una bomba de tiempo que podría explotar en el momento menos pensado.

Una pena que el alfa estaba dispuesto a apostar su propio corazón en este peligroso juego con aquel omega.

—Acepto la propuesta.

Porque con esa declaración firmó su sentencia.

—Genial, confiaba en que podríamos entendernos—celebró, quedándose más tranquilo al ver una sonrisa en los labios ajenos.

La alegría parecía ser compartida, aunque lo que el omega desconocía era que el alfa también podía ser un espléndido actor.

Ambos estaban en la misma sintonía. Taehyung no tenía muy presente el hecho de que pedirle o esperar algo más de Jungkook era imposible, porque este no buscaba un romance con él; así que atesoraría los buenos momentos que el acuerdo pudiera darles por el tiempo que durara.

Dicho y hecho, alfa y omega se dispusieron a poner sobre la mesa algunos puntos que Taehyung pensaba redactar en el documento que elaboraría como muestra del trato entre los dos. Se podría decir que era como un contrato sin realmente serlo, pues no es como que alguno de los dos pensara presentar una demanda o sacar algún beneficio monetario del mismo. Era una simple formalidad para que los dos tuvieran presentes sus gustos, límites, y propuestas, incluyendo el asunto de la confidencialidad respecto a sus encuentros.

Eran figuras públicas, por lo que debían ser cuidadosos o gran parte de Corea del Sur era capaz de escandalizarse como si estuvieran cometiendo el peor crimen que cualquier persona pudiera imaginar. Los contratos de confidencialidad no eran algo nuevo para ellos, pero sí era la primera ocasión en la que también acordarían ciertos detalles sobre la relación y esto se debía a la increíble experiencia que tuvieron en la cama. La conexión, la complicidad y la manera en la que se acoplaron al otro, causarían admiración en cualquiera.

Su magnetismo no se debía pasar por alto, sobre todo la comodidad que los envolvía con cada minuto que pasaban juntos.

A estas instancias, estaba más que claro el gusto que ambos poseían acerca de la dinámica sadomasoquista, por lo que ese fue el punto en el que más hincapié hicieron sobre la forma en la que deseaban implementarlo en próximos encuentros. La pareja no era fan de los extremos, pues el BDSM englobaba muchísimas cosas y diversas maneras de ponerlo en práctica, pero tampoco pensaban cerrarse a ser creativos cuando lo vieran oportuno, ya fuera algo espontáneo o planeado con anterioridad.

La comunicación en ese sentido siempre sería primordial para no cruzar límites que volvieran incómodo el ambiente para ninguna de las partes involucradas, lo que derivó a que discutieran sobre una palabra de seguridad por si las cosas escalaban a niveles más intensos.

Taehyung exteriorizó sin pena alguna su sentir sobre lo mucho que le gustó la dominancia de Jungkook, cediéndole el control de su cuerpo e indicándolo lo que sucedería con él conforme iban avanzando. El alfa también confesó que le fascinó darle órdenes y hablarle sucio, tanto como el omega disfrutó recibiendo sus instrucciones, acatando cada una de ellas con suma obediencia, mientras se mantenía atado sin poder tocarlo; eso lo frustró y excitó, fue como un castigo dolorosamente satisfactorio.

En otras circunstancias, sentirían recelo de hablar sobre esto al tener tantas malas experiencias con relaciones previas, pero de algún modo, la confianza mutua era una de las características más presentes entre ellos.

Una hora entera fue lo que duraron conversando sobre lo que querían hacerse, definiendo los límites correspondientes, pero sin dejar de lado sus fantasías como cualquier relación de esa índole. El chiste es que degustaran de los placeres carnales, sin sentirse obligados a cumplir con requisitos que no fueran del agrado de ambos. Además, hace bastante que no tenían nada con nadie, así que, ¿por qué no hacerlo?

Taehyung tendría alguien con quien podría gozar de dar y recibir buen sexo, mientras Jungkook esperaba poder conquistarle teniendo de excusa que serían amigos con derechos, logrando ser tomado con seriedad.

Aparentemente, los dos salían ganando y eso era lo que importaba.

Por ende, la exclusividad sería otro detalle que no debía ser ignorado en el contrato, por lo que también se prometieron hacerse exámenes médicos para demostrar que estaban totalmente sanos; algo que nunca hicieron con otras personas, pues utilizar protección era fundamental para ellos, pero esta vez se sentían muy cómodos cómo para realizar tal proposición por si la calentura superaba la racionalidad, incitándoles a sentirse sin ningún tipo de barrera. Aunque obviamente esa información tan relevante, ninguno de los dos la conocía, porque de cierta manera, si lo decían en voz alta, expondrían lo obvio: el vínculo especial que seguía fortaleciéndose día a día los incitaba a hacer cosas que nunca imaginaron serían posibles.

Ellos eran la persona por la que tanto esperaron, la única que los hacía sentir bien en tantos aspectos, inclusive los que todavía no descubrían, porque su historia apenas estaba comenzando.

Por esa razón, Taehyung y Jungkook se sintieron en paz cuando supieron que ninguno quería compartir al otro. La pareja deseaba pertenecerse a pesar de que uno de ellos creyera que sería por tiempo limitado, mientras el otro luchaba por volverlo un compromiso duradero. De verdad parecía que se hubieran leído el pensamiento acerca de ese tema al escuchar que repudiaban la idea de que hubiese terceras personas por en medio, era un todo o nada. El sentido de la pertenencia y territorialidad en lobos puros era el triple de fuerte que en omegas o alfas que no lo eran, por lo que contar con la misma perspectiva era como quitarse un peso de encima.

El lado animal que habitaba en ellos experimentaba un gran alivio al saber que podrían ser todo lo egoístas que quisieran, aunque sus humanos todavía no fueran una pareja formal. Esto sería perfecto por el momento, pero sería cuestión de tiempo que anhelaran más y más. Porque cuando los misoféngaros se encuentran, desean que su unión dure hasta el último suspiro. Sin embargo, la decisión final siempre la tendrían sus humanos, y no importaba si estos cometían el gravísimo error de no estar juntos, pues ellos tampoco podrían obligarlos a cambiar de opinión.

—Es bueno saber que estamos en la misma página, Jungkookie, pero ahora debemos analizar dónde serán nuestros encuentros. ¿Te parece bien un hotel? Conozco uno que me ha servido bastante cuando me he dado mis escapadas—contó, sin darle mayor importancia al tema.

Ninguno se dio cuenta de cuando se habían acercado tanto. Al inicio de la conversación cada uno estuvo en el extremo contrario del sillón, pero ahora sus cuerpos rozaban y enviaban descargas eléctricas con el simple contacto.

El alfa también podría recomendar varios hoteles gracias a sus anteriores ligues, pero sus planes con el omega distaban mucho de esa idea. Él no quería ser uno más en sus escapadas y tampoco quería hacerlo sentir como una aventura del montón; le daría su lugar, aunque este ni siquiera fuera consciente de ello.

—¿Hotel? Tae, no pienso arriesgarme a que alguien nos vea y nos metamos en un aprieto. Mucho menos quiero que alguien, no me importa quién sea, escuche los lindos sonidos que haces cuando estás siendo consumido por el placer —acarició la mejilla ajena, mientras expresaba lo que se le pasaba por la cabeza. Este comportamiento tal vez era muy de su jerarquía, pero por una vez en la vida sentía tantas ganas de ser el único en todo sentido con la persona que le gustaba. Los recuerdos del actor, gimiendo cuando lo tomaba del cabello o lo besaba bruscamente, seguían provocando un torbellino de emociones en el vocalista, así que quería luchar por ese privilegio—. Si no te molesta, quiero que lo hagamos aquí en mi departamento.

—Oh, comprendo —no cabía duda de que fue tomado por sorpresa, pero no demoró en asentir, ladeando su cabeza hacia el cariñoso tacto del alfa, ignorando el repentino rubor en sus pómulos. Diosa, el omega se estaba enamorando de esos mimos espontáneos y naturales que le daba, pues lo hacía sentir tanto con tan poco—. Por mí no hay problema, pero pensé que quizá hacerlo aquí sería muy íntimo para ti, dadas las circunstancias.

Si la persona involucrada fuera otra, obviamente Jungkook pensaría de ese modo. De hecho, siempre fue así antes de Taehyung.

—No te preocupes por eso, pienso que será más cómodo así.

—Sí que lo será, pero te confieso que pensé que no querrías repetirlo porque, como fue inesperado, querrías marcar un límite respecto a tu espacio personal.

Taehyung pensaba aquello, así que lo más lógico fue creer que Jungkook también. Ambos eran reservados, así que no sería difícil llegar a la conclusión de que en sus hogares solo personas con las que compartieran un vínculo muy fuerte podrían entrar.

Si bien era cierto que al alfa no le quedó de otra más que aceptar la presencia del omega fue por culpa de las fallas en el estudio de la empresa, eso no significaba que estaría dispuesto a recibirlo en cada ocasión por otros motivos, peor aún al recordar vagamente que este alguna vez le dijo que ni los chicos ni su propia familia lo visitaban con tanta regularidad.

O quizá cuando se trataba de sus "ligues" la cosa cambiaba. No lo sabía y una parte de él temía preguntar así fuera de broma. Prefería vivir en la ignorancia, de la misma manera en la que se le hacía más fácil ignorar el sentimiento que empezaba a florecer como un cerezo en primavera.

—Es agradable tenerte aquí, y mientras tú estés bien con ello, me doy por satisfecho.

Las caricias del alfa se trasladaron hacia los sedosos cabellos dorados, provocando que el omega quisiera ronronear gustoso por el gesto desbordante de cariño.

Porque sí, era obvio que Jungkook le tenía mucho cariño. Taehyung tampoco era tan idiota como para no notarlo. Esa estima venía implícita en cada una de sus acciones, y ya ni siquiera hablaba del aftercare que le dio luego de que los dos tuvieran relaciones.

La manera en la que lo limpió, lo arropó y lo mimó, mientras se entregaba a un profundo sueño para que, luego de que se despertara, se interesara en su bienestar emocional o buscara su consentimiento con lo mínimo, fueron actos demasiado dulces si los analizaba en retrospectiva. No obstante, cada uno de los lindos gestos que tuvo con él desde que su relación se estrechó, como encargarse de él cuando estuvo borracho y al día siguiente cuando la resaca lo dejó en pésimo estados, las diapositivas que lo hicieron comprender más a fondo lo que un rockstar era, la deliciosa comida que le brindaba y la jodida canción, seguían poniéndole los vellos de punta.

Tampoco debió compartir la cama con él, pero su corazón se sintió tan cálido a comparación de lo vivido junto a otras personas, que procuraba no fijarse en las mariposas que revoloteaban en su estómago. Porque por más estúpido que se escuchara, confiaba en que esas sensaciones irían disminuyendo conforme los días siguieran transcurriendo y no le afectarían tanto como lo hacían en la actualidad, pero mientras eso sucediera, no se restringiría ante la memorable experiencia que su amigo le ofrecía.

—Entonces también podríamos ir a mi casa de vez en cuando. Así estaremos siendo muy justos en este aspecto.

—¿No te molesta? No lo hagas solo por seguirme la corriente.

—Te juro que no es el caso, te estoy dando mi absoluta consideración. Tú me abriste las puertas de tu hogar, así que déjame hacer lo mismo por ti.

—De acuerdo, será de ese modo.

—En serio te agradezco que te intereses tanto en cuidarme —musitó, dejando de recibir los mimos ajenos para obtener una mirada curiosa sobre él.

—¿Otra vez me agradeces? Ya te había dicho que no es nada.

El cumplido tomó por sorpresa a Jungkook, quien se ruborizó, porque los niveles de atención y cuidado que le daba a Taehyung sobrepasaba a cualquier otro que hubiera dado a personas que fueron parte de su vida, sin importar si fueron serios o no. Y Taehyung tampoco se quedaba atrás, pues él marcaba tanto los límites, que le resultaba tan impresionante como con Jungkook parecía querer dejar todo de lado.

—Nunca está de más—sonrió genuinamente.

—De acuerdo —le dio la razón y luego fijó su mirada en la contraria para recitar unas palabras que escondían una promesa implícita—. Te cuido y me cuidas, no importa lo que hagamos, ¿bien?

—Más que bien.

La mano de Taehyung acunó el rostro de Jungkook, regalándole una suave caricia en la mejilla, porque supuso que sus palabras hacían referencia a uno de los puntos del acuerdo; en el cual le juró que sin importar lo rudo que fuera el encuentro, después de este se encargaría de lo que pudiera necesitar. En pocas palabras, el alfa le aseguraba darle aftercare, aunque el omega le hubiera dicho que no era necesario. La primera vez lo comprendía, pues teniendo en cuenta lo dulce que era Jungkook, era lógico que se comportara como un ángel.

—Okay—dijo, atreviéndose a tomar la mano del actor para entrelazarla con la suya. El rockstar percibió un destello de impresión en los orbes avellana, pero no hizo nada por romper el contacto; eso ya significaba mucho para él, porque le permitía ser cariñoso sin necesidad de estar en un contexto más subido de tono—. Hablando de cuidarnos mutuamente, hay un tema que nos falta tocar.

—¿Sí? ¿Cuál?

—Ayer lo hicimos con protección, pero nunca está de más tener una alternativa extra por si los preservativos llegaran a fallar, así que lo más responsable es que te apoye con los gastos del tratamiento anticonceptivo que decidas usar.

—Tranquilo, desde que inicié mi vida sexual, eso lo tengo cubierto con el respectivo tratamiento —explicó, sin soltar el agarre entre sus manos, las cuales encajaban como dos piezas de un rompecabezas.

—Ya veo —a diferencia de otros alfas, Jungkook no se sentía raro tras recibir esa información, pues no existe peor ciego que el que no quiere ver y Taehyung es un omega hermoso, soltero y muy responsable, capaz de disfrutar de su propia sexualidad con quien quiera justo como planeaba hacer con él a partir de ahora. Por esa razón jamás se atrevería a juzgarlo, sería demasiado hipócrita teniendo en cuenta que él no era ningún santo y con cada pareja que tuvo fue igual de cuidadoso con ese tema.

Que los alfas fueran vistos como lo más genial del mundo por haber estado con muchos omegas, mientras se esperaba que estos fueran puros y castos hasta formalizar una relación con el alfa con el que quisieran unirse de por vida era algo del siglo pasado. También era admirable que no se tomara a la ligera lo de cuidarse, porque traer un hijo al mundo es una decisión muy importante por todo lo que implica, y si ninguna de las partes se siente lista, lo mejor es tomar las debidas precauciones. Sobre todo, el omega, quien es el que pasa por los cambios en su cuerpo, a diferencia del alfa, que lo único que puede hacer es ayudarlo a que la situación sea más llevadera.

—Eso, así que despreocúpate...

—Pero igual déjame ayudarte con los gastos, por favor.

Nunca antes escuchó de un alfa que fuera tan atento con ese tema, por lo que el omega decidió tomarle la palabra, pero antes de darle su autorización, quiso interrogarlo para conocer sus motivos.

—¿Por qué? No es necesario, Ggukie.

—No lo es, pero me gustaría hacerlo porque siento que es una responsabilidad compartida. No estás solo en esto, así que déjame aportar mi granito de arena.

—Como parece que no te haré cambiar de opinión, te lo permitiré. ¿Feliz?

—No te haces idea de cuanto, Tae.

Taehyung rodó los ojos, causando que Jungkook riera con ganas. Luego de que el omega y el alfa aclararan otros detalles extras sobre el método que usarían para no traer cachorros no deseados, la conversación seria se transformó en la oportunidad perfecta para que Jungkook saciara su curiosidad acerca de las malas experiencias de Taehyung en el ámbito íntimo.

—Mis experiencias eran muy vainilla, ninguno aguantó las proposiciones que les hacía sobre mis gustos raros —aclaró, soltando un pequeño suspiro—. Y no importaba si mi actitud era dominante o dócil, la otra persona creía que la lastimaría o me lastimaría. Llegó un punto en el que nada me satisfacía y, si lo hacía, el efecto se tornaba efímero y la relación con la otra persona se deterioraba de una forma irremediable.

—Entiendo... Si te sirve de consuelo, mis experiencias también fueron un tanto parecidas a las tuyas.

—¿De verdad? Cuéntame un poco sobre ello.

La curiosidad lo mataba, aunque no lo pareciera.

—Pues a pesar de existir una buena comunicación entre las dos partes, la otra siempre cedía a hacer lo que a mí me gustaba para complacerme, así que yo terminaba dándome cuenta y se volvía incómodo. Entonces, llegó un punto en el que simplemente me dejaba llevar por la opción del sexo convencional. Y no es como si detestara hacer las cosas con calma o de una forma más romántica, pero siento que, si las dos personas prefieren algo fuera de lo cotidiano, lo mejor que pueden hacer es aventurarse e ir descubriendo cosas nuevas para no caer en lo monótono.

—Wow, es interesante y reconfortante saber que hasta tú tienes problemas de este tipo, ¿eh?

—Podría decir lo mismo de ti, pero sí, a la mayoría de las personas les sucede. Mucho más a las que siguen viendo este tema como un tabú.

—Tienes la boca llena de tanta razón. La gente suele ser muy conformista, en lugar de experimentar sin prejuicios.

—Así es, conmigo no tendrás que preocuparte por ese detalle —alardeó, haciendo sonreír al omega, que, a día de hoy, se vería incapaz de refutar al alfa en esa situación en particular. Mentiría en grande si le dijera lo contrario después de ser el único que le provocó un orgasmo digno de recordar—. Me adaptaré a lo que gustes del mismo modo en el que sé que tú lo harás. Ya hemos hablado con sinceridad de lo que nos agrada y lo que no, por lo que dudo que exista algún inconveniente.

—Estoy tan de acuerdo que podría meter las manos al fuego por esa declaración. Amo la adrenalina, así que todo un siempre supe que el sexo kinky sería lo mío.

Después de esa charla a corazón abierto, ambos llegaron a la conclusión que eran igual de retorcidos, teniendo fantasías tan parecidas y sintiéndose demasiado cómodos en el papel que interpretaban para el placer ajeno. Quizá por algo el destino los juntó, ¿no?

El acuerdo mutuo al que habían llegado tendría ciertas reglas, pero, a fin de cuentas, cumpliría con los deseos de los involucrados.

—Lo nuestro diría yo.

—Sí, lo nuestro.

Se dedicaron una pequeña sonrisa cómplice, y después Taehyung le hizo saber a Jungkook que quería ir a terminar de vestirse. Era una pena dejar de ver esas bonitas piernas canela, pero ya habría más momentos para seguirlas apreciando con auténtica dedicación.

El alfa decidió acompañarlo hasta su habitación, lo que el omega agradeció, pues todavía sentía que estaba invadiendo el espacio personal del tatuado. Como si el alfa hubiera percibido su sentir, no demoró en repetirle otra vez que, de ahora en adelante, podría sentirse como en casa. Él mismo dio el consentimiento para ello, así que mientras más pronto se deshiciera de esas ideas, todo marcharía fenomenal. Taehyung asintió repetidas veces, permitiéndose dejarse convencer por la seguridad de las palabras de Jungkook, quien también le recordó que no era el único que tendría que acostumbrarse a aquello, pues los dos estarían en equidad de condiciones conforme la situación lo ameritara.

Jungkook esperó por unos cuantos minutos a Taehyung, distraído en un juego cualquiera de su móvil, hasta que escuchó cómo la puerta del baño se abría y el omega salía de ahí con la misma ropa del día anterior.

Ese conjunto resaltaba su inconmensurable belleza, tanto así que su lobo interno aulló como si estuviera haciendo una declaración de amor y tal vez sí era el caso, pero el ingenuo humano prefería no reparar en ese tipo de detalles. Quería ir paso por paso.

—¿Tan bonito te parezco?

—¿Lo dudas?

Él parecía un etéreo ángel en todo el sentido de la palabra.

—No, pero no estaría mal escucharlo de tu boca.

Cuando estuvieron enredados entre las sábanas, Taehyung gozó en demasía los cumplidos de Jungkook, así que tenerlos fuera de la cama, debería ser el triple de satisfactorio.

—Eres un omega precioso.

—Y tú eres muy guapo —contraatacó con determinación—. Un alfa demasiado atractivo.

—Lo tengo tan presente como que quiero hacer esto.

—¿Eh? ¿A qué te refieres? —la intriga se pintó en su rostro, y exclamó con impresión cuando percibió como era jalado hacia la cama, quedando sentado sobre los muslos impropios—. ¡Ohh, por la diosa!

—¿Te asusté? Lo siento.

—La palabra adecuada sería sorprenderme, pero te lo dejaré pasar por alto solo porque me siento muy cómodo.

—¿Te gusta estar en mis piernas? —inquirió sin vergüenza, sonriendo de lado.

—Sí, en tus piernas y entre tus piernas. Pensé que ya te había quedado claro—argumentó, viendo directo a los belfos adornados por un piercing—. Ese pantalón de Calvin Klein fue un detonante para mí.

—Buen punto.

—Lo sé, mentiras no dije.

Estaban por besarse, ambos sentían el aliento ajeno contra sus labios, mientras sus ojos se perdían en el brillo del contrario. Los aromas mezclados los rodeaban, desbordando el ambiente de feromonas que denotaban como la excitación hacía acto de presencia con suma naturalidad. Jungkook afianzaba su mano en la cintura de Taehyung, tomándolo con delicadeza, mientras se animaba así mismo a romper la distancia, adueñándose de esos carnosos belfos que le esperaban entreabiertos y mojados; quería apoderarse de ellos hasta dejar sin aliento a su dueño y que este buscara seguirle el ritmo. Así estuvieron por largos segundos que parecieron una eternidad, hasta que Taehyung decidió romper el íntimo contacto con Jungkook.

—Tae...

Antes de sacar conclusiones apresuradas, el omega se inclinó para dejar un beso en la mejilla del alfa, porque supuso que podría tomárselo como un rechazo, pero no era el caso en lo absoluto.

—Lo siento, es solo que, si nos besamos, sé que no vamos a parar —si eso sucedía, Taehyung temía desear quedarse un día entero pegado a Jungkook y eso no debía pasar, pues al día siguiente tenía que volver a su realidad, es decir, a las grabaciones de su drama—. Y me acabo de recordar que soy padre de un hermoso cachorro de raza pomerania, así que fue inevitable que no me diera cargo de conciencia dejar tanto tiempo a Yeontan con su cuidador.

Diosa, era verdad. Él también había hecho lo mismo con Bam, tanto así que a sus amigos ya debería de estarles pareciendo extraño que no les llamara para que se lo devolvieran. Y conociéndolos como los conocía, tampoco sería raro que se aparecieran de la nada por su hogar, a pesar de haberles dicho que les avisaría cuando podían entregárselo, pues según él, quería aprovechar al máximo su fin de semana de absoluto descanso.

—Tienes razón, yo también debería llamarles a mis hyungs para que me traigan a mi hijo perruno o podrían ser capaces de descubrirnos.

—¿Ya ves? Mejor no arriesgarnos—respondió con sinceridad, incorporándose de esos cómodos muslos para extenderle una mano a su acompañante con el objetivo de que saliera del borde la cama y se encaminaran fuera de la habitación con dirección al largo pasillo—. De todas formas, ya habrá tiempo para que repitamos lo de anoche.

—Es cierto, pero podría llevarte a casa en mi auto—propuso, siguiendo de cerca al bonito omega tras deshacer el agarre—Claro, si tú quieres...

—Voy a rechazar la tentadora oferta, alfita—el vocalista sintió de derretirse con el apodo impuesto por el actor, ignorando momentáneamente lo que le decía—. No pienso ir directo a mi apartamento, porque yo mismo iré a recoger a Tannie. Suficientes favores le he pedido a Gyu en tan poco tiempo como para decirle que lo vaya a dejar a mi casa.

—¿Gyu?

Cuando de su boca salió ese nombre, el alfa quiso darse un golpe, porque no quería dar la impresión de que eso fue lo único que llegó a escuchar de la explicación del omega.

—Beomgyu —corrigió, restándole importancia cuando notó la cara de susto de Jungkook. Taehyung rápidamente pudo entender el motivo oculto detrás de su reacción—. A veces le digo así por el cariño fraternal que le tengo. A fin de cuentas, es el beta que cuida a Tannie desde que era una cosita pequeña —hizo un ademán para afianzar su punto—, por lo que es inevitable no tenerlo en alta estima.

—Lo entiendo, también le guardo aprecio a Kai, el cuidador de Bam.

—Sí, así que no hay necesidad de que estés celoso—bromeó, picando la nariz del alfa. El omega soltó una risita cuando vio la indignación en el rostro impropio.

—Yo no estoy celoso.

—Nadie te robará el puesto que tienes por ahora, Ggukie.

Espero que nunca suceda, pensó Jungkook para sus adentros y su lobo no pudo estar más de acuerdo. Taehyung era su media luna y anhelaba estar con él para siempre como en sus vidas anteriores, a pesar de no recordarlas con lujo de detalles.

—Ya... Al menos puedes enviarme un mensaje cuando estés en tu hogar, quiero saber que llegaste sano y salvo, omega.

—Te lo prometo.

Taehyung se inclina lo suficiente como para dejar un corto beso en los labios de Jungkook cuando llegan a la puerta del apartamento. El alfa suspira cuando el contacto fugaz se rompe, con cero ganas de dejar marchar al omega, aunque termine aceptándolo a regañadientes, pues debe acostumbrarse a que su dinámica será así por el momento. No son novios, solo compañeros sexuales con un "contrato" que avala el acuerdo entre ellos, así que no tendría sentido que pasaran tanto tiempo juntos; por ahora bastaba con reunirse por su trabajo y acordar cada uno de sus encuentros. No obstante, anhelaba que sus horarios se extendiesen más y más tiempo, lo justo para llevar a cabo su plan de cortejo implícito.

—Bien, ve con mucho cuidado.

—Sí, papá... ¿O debería decirte, papi, desde ya? —fingió inocencia ante su descarada pregunta, llevándose la mano al mentón pensativo. Esa no fue su intención inicial, pues solo quería bromear, pero al notar lo mucho que podría molestarlo con una simple palabra, no se lo pensó dos veces para tantear el terreno—. Llamarte hyung tampoco parece una mala opción, ¿no lo crees?

El omega le guiñó un ojo al alfa, demostrándole lo descarado que podía llegar a ser con el objetivo de ponerle nervioso, aunque en el fondo supiera que conseguiría todo el efecto contrario. Los juegos de rol eran una fantasía que sin duda esperaba vivir junto al atractivo hombre que le dedicaba una mirada profunda y oscura.

—Kim Taehyung, no juegues con fuego.

La advertencia fue pronunciada con una voz grave, la cual fue lo suficientemente excitante como para robarle un suspiro a la persona a la que iba dedicada.

—Si no tuviera otras responsabilidades esperando por mí, no me molestaría quemarme de nuevo a tu lado, Jeon Jungkook.

—Lo peor es que yo también las tengo, pero tenerte aquí me ha hecho olvidarlo todo—confesó el vocalista, acomodando un mechón de cabello rubio detrás de la oreja del actor.

—Con más razón me iré, Ggukie. Ha sido suficiente por un fin de semana, pero te prometo que podremos desquitarnos luego. El tiempo no será impedimento, ¿sí?

—Es un trato—expresó con ilusión, cambiando sus orbes de depredador a esos que parecían guardar una galaxia entera.

La dualidad de Jungkook sería la perdición de Taehyung.

—Por supuesto, soy hombre de palabra —prometió con la mano en el corazón, viendo cómo el alfa abría la puerta detrás de ellos—. Así que espera mi mensaje y también el documento con todo lo que hemos acordado.

—Lo esperaré con muchas ansias. Hasta pronto, Tae.

—Adiós, Ggukie—el omega se giró, poniendo un pie fuera de la vivienda mientras se despedía con un ademán—. Y gracias por todo.

—Gracias a ti—respondió, viendo directo a los ojos ajenos cuando el susodicho se giró solo para darle una última sonrisa de cajita.

El omega fue desapareciendo del campo de visión del alfa, dejándolo en completa soledad, pero con el corazón agitado cuando cayó en cuenta de todo lo sucedido.

Diosa, la vida sí que sabía cómo sorprenderlo, porque teniendo en cuenta el inicio de la relación entre ambos, ni en sus sueños tan locos hubiera llegado al resultado actual. Se pasó la mano por el cabello tras cerrar la puerta, caminando hacia el sofá más cercano para llamar a sus hyungs antes de seguir pensando en lo que vivió durante las últimas horas.

También debería pensar en que comer, ya mismo era la hora del almuerzo, así que tal vez buscaría una receta complicada en internet solo para hallar una buena distracción en lo que esperaba señales del omega. Sí, el alfa ya contaba con varias alternativas para ir asimilando su nueva realidad. Sin embargo, la vibración del teléfono en su bolsillo lo sacó de su ensoñación, pues quizá Jackson y Hoseok se cansaron de esperarlo.

Sacó el dispositivo y cuando leyó la pantalla del mismo, se quedó con la boca abierta.

¿Justo ahora es que se le ocurría aparecer?

Ya no cabía duda de que la madre Luna le daba las batallas más fuertes, tan solo esperaba estar a la altura.

Continuará...

Un capítulo muy necesario para que se enteren cuál será el camino que Tae y Koo recorrerán antes de que las cosas se resuelvan.

¿Qué les pareció? Cuéntenmelo en comentarios, por favor, adoro leerlos. 

Les agradezco mucho que sigan pendiente de la historia y le den tanto amor, sobre todo las personitas que la recomiendan en distintas plataformas. Eso ayuda mucho al crecimiento del fic, así que lo valoro como no se imagina, son los mejores. 

Nos leemos pronto, corazones bonitos.

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