07
Las vacaciones de verano se acercaban peligrosamente. Y digo peligrosamente porque Senpai las odiaba con todo su ser. Eran tediosas, sin sentido y terriblemente aburridas. No tendría nada que hacer, nadie a quien mirar. Puede que Hex sea muy buena persona y lo dejase vivir en su casa cuando aún iba a la escuela, pero no lo dejaría quedarse dos semanas completas ¿Verdad?
Pensaba en esto mientras la clase de Ciencias Sociales terminaba y Hara-Sen daba las últimas despedidas a sus queridos alumnos. Que tengáis un lindo verano, nos vemos en dos semanas ¡No tengan relaciones sexuales, no se droguen y no beban!
La tarde era bastante calurosa, había salido más temprano que de costumbre. A las dos de la tarde, cuando todavía podía disfrutar de algunos rayos de sol que acariciasen su tersa piel. Sonrió un poco al sentirlo, y sonrió más cuando lo diviso a él esperándolo en la puerta. Empezó a correr a su dirección, ignorando que alguien lo llamaba detrás suyo.
Cuando llego a su encuentro, se detuvo y lo miro con una sonrisita reprimida. El otro le dio una palmada en el hombro y movió la cabeza en dirección a la calle: ¨Vamos¨.
Antes de que pudiesen marcharse, sintió una mano en el hombro. Se aferraba a él para recobrar el aliento. Volteo, extrañado, encontrándose con una de las chicas de cabello corto negro. Le sonrió y la ayudo a enderezarse, reconociéndola (Cosa que desconcertó al chico bomba, porque todas eran ridículamente parecidas).
̶ Hola, Dai ¿Qué ocurre? – Pregunto calmadamente.
Ella tocio un poco, sonrosándose. Cerro los ojos y le mostro la otra mano; donde estuviese descansado una carta, con un gran sello rojo en forma de corazón a modo de estampa.
̶ Es ... Es para ti, de mi parte – Susurro, temblando. Él le dio una palmadita en el hombro y la tomo gentilmente; ignorando la presencia del otro, que no hacía más que ver al par extrañadísimo.
Se alejó un poco y empezó a leerla. De antemano, ya sabía que cosas diría, pero aun así el prototipo variaba de tanto en tanto.
Luego, sonrosado, volvió.
̶ Oh, Dai ... ¿Tú escribiste esto, para mí? – Musito, sonriendo. Ella bajo la cabeza y asintió – Dai, Dai ... - Le puso una mano en el hombro, ella no se movió – Dai ... Eres una chica maravillosa, inteligente y creativa. Una gran compañera y gran amiga. Tu carta es ... Es bella, me ha tocado en lo más profundo de mi corazón – Se acercó un poco – Pero, temo decir que no – La miro, triste. O más bien, fingiendo tristeza – No es que no seas guapa, graciosa o de mi tipo, simplemente ... No es el momento, mis padres ... No me dejan salir con nadie – Bufo, frustrado – No significa que no te quiera y no pueda suceder en el futuro – Le volvió a sonreír, ella levanto la vista, encontrándose con sus inmensos y gentiles ojos azul cielo – Te quiero Dai, pero lo siento. No, no puedo ser tu novio. No por ahora.
La estrecho en un abrazo, mientras Whittmore los miraba ligeramente ofendido.
̶ Quizás ... Quizás algún día podamos estar juntos – Pego la mejilla a la suya – Pero no será hoy, lo siento.
̶ No hay problema – Musito ella, sonrojada – Esperare.
̶ Esa es mi chica – Dijo, a modo de cliché. Los dos se rieron. Se separaron y se desearon un feliz verano.
Whittmore y él caminaron en silencio un rato, hasta que el mayor ya no pudo aguantarse más sus preguntas.
̶ ¿Qué fue eso de ¨Mis viejos me pegan¨? Ah, perdón ¿¨Mis viejos no me dejan¨? – Siseo, mirando hacia otro lado - ¿Por qué no solo le dijiste que ya te gustaba alguien más? Porque soy yo el que te gusta .... ¿No? – Pregunto con ligero miedo.
̶ Ah ... Eh ... - Él miro al suelo, avergonzado – Si, solo tú eres él que me gusta – Se sonrojo al decirlo, pudo notarlo – Pero no me gusta ... No me gusta romperle el corazón a la gente. No podría.
̶ ¿No podrías?
̶ No. No le hagas a la gente lo que no te gustaría que te hiciesen a ti – Whitty volvió a mirarlo, el menor le sonrió – A mí no me gustaría que alguien me rechazara porque le gusta otra persona.
̶ Pero eso es mentir – Hizo una mueca de regaño.
̶ Bueno, pues si – Se encogió de hombros – Pero es ... Por su bien. Imagina que le digo que me gusta otra persona ¿Qué crees que pensaría? ¿Qué tiene esa otra que no tengas tú? ¿Es más graciosa, más guapa quizá? ¿Es que tú no eres lo suficiente, eres horrendo? ¿No disfruta de tu compañía acaso? ¿Qué tiene, que demonios tiene? ¿Qué le gusta? Tú puedes ser mejor que ella, tú puedes ser más divertida, simpática y bonita que ella ... ¿Verdad? ¿O no se ha enamorado de ti ... Porque te detesta? ¿No eres suficiente? ¿No lo eres?
Whitty se rasco la cabeza, pensativo.
̶ ¿No estas exagerando un poco?
̶ Eh ... Puede que si – Le dio un codazo – Pero ese es el peor escenario. Esta además la vergüenza de decirle a alguien que te gusta. Tuvo la valentía para decírmelo, no quiero humillarla.
Whitty rodo los ojos y le dio otro codazo de vuelta.
̶ ¿Tú hubieses reaccionado así? – Levanto una ceja, el otro se rio con disimulo.
̶ No, yo si se tomarme bien el rechazo – Le sonrió de vuelta.
̶ La verdad, no lo dudo – Le revolvió el cabello – Vamos a casa.
̶ ¡Oh, no! Necesito que por favor me ayudes a conseguirme otra caja. Una más grande. Sam tiro la otra porque pensó que me había pasado algo y pues ...
̶ ¿Otra caja?
̶ ¡Si! ¿No pensabas que iba a provecharme de la bondad de Hex y a pasar el verano en su casa, no?
̶ Pues ¡Pues si! No voy a dejar que vuelvas a dormir como un vagabundo en una caja ¿O tú crees que si? - Chisto y le dio una palmada un tanto fuerte en la espalda.
̶ Pues ... Pues no, pero no puedo aprovecharme de la buena voluntad de Hex, Whitty.
̶ ¿Y piensas volver a dormir en las calles o cuál es tu gran plan? – Pregunto, molesto.
̶ Ah ... Eh ... ¿Si?
̶ Mejor hablemos de esto con Hex después. Pero grábate mis palabras: No – Le revolvió el cabello y luego alejo su mano un poco – Vas – Volvió a hacerlo – A – De vuelta – Dormir – De nuevo – En – Otra vez – Una – Y otra – Caja – Termino acariciándole la mejilla, luego metió las manos en los bolsillos de su chaqueta.
̶ Me encanta que me revuelvas el cabello - Se aferró a su brazo – Me gusta mucho, tú me gustas mucho.
̶ Qué lindo, pero ya, ya. A mí también me gusta tu cabello. Y también me gustas tú.
(...)
Por más que Senpai le recalco a Hex que no era necesario dejarlo vivir allí, el robot termino aceptando. En parte porque le agradaba mucho, en parte por la insistencia de Whitty. Más por la primera que la segunda.
Como hasta donde tenía entendido, el muchacho no necesitaba de alguna necesidad primaria humana (Como comer) así que no había necesidad de comprar más cosas. Solo se quedaría en casa como un pasmarote. Todavía se podía dormir en el sofá.
Así pues, envuelto en lo que suponía era su nueva normalidad obligada, paso su primera noche de verano recostado con una manta barata encima, mirando hacia el techo. Como lo hubiese hecho meses atrás. Casi no pudo dormirse, solo podía pensar en otro hombre durmiendo en el mismo piso y lo mucho que deseaba recostarse a su lado, ser envuelto por sus brazos y sentir sus labios en su cuello.
Al final el sueño le gano y pudo descansar pacíficamente. Ya no escuchaba tantos lamentos cada día, ya no revivía tanto sufrimiento cada noche, ya no se enroscaba como una pelota en una esquina de una caja sucia a llorar por su existencia. O por lo menos, ya no tanto.
Dentro suyo hay algo de calma. No todos están conformes, pero no puedes contentar a tanta gente al mismo tiempo.
(...)
Un día normal en un verano normal en un piso normal de una ciudad no tan normal con varias personas iguales o menos normales que el lugar mismo.
Se levanta a las seis en punto y se queda diez minutos mirando a la nada. Pensando en demasiadas cosas distintas. Que si debería ponerse a llorar, que si debería de volver a intentar tirarse frente a un auto, o si debería de ir a despertar a Whittmore con un beso en la mejilla. No hace ninguna, se limita a quedarse sentado viendo a la nada ... Como todo ser humano hace en la mañana.
Tarda media hora en el baño, haciendo básicamente nada. Se refresca el rostro, se acomoda algunos mechones de cabello, toca la punta de su perfecta nariz. Luego, se sienta en una esquina a pensar en silencio. Le entran ganas de arrancarse los ojos.
A las siete en punto está sentado en el sofá, ojeando su viejo libro de matemáticas. No es que lo entretenga lo suficiente, pero no ve la hora para que Whittmore despierte y pueda darle otro estimulo que no sea quedarse de pie sin hacer nada. Necesita hacer algo, sabe lo que pasara sino.
Siete con diez minutos y Hex y su gran amor se sientan a ¨comer¨, porque solo lo hace el último. Hex se contenta con verlo comer en silencio pasando fotos de comida deliciosa por su pantalla. Whitty le pide que pare, y luego le ofrece a él una de las galletas saladas y queso que se está comiendo. Él se niega, porque no es necesario. Whitty le devuelve la mirada con preocupación, pero al final lo deja estar.
Siete con cuarenta y Hex se despide del par, dice que volverá a las doce de la mañana. Va a jugar un rato en el parque. También les pide que cuiden la Baticueva. Whitty se ríe pero Senpai asiente muy serio.
Se quedan solos. Sin decir nada, el japonés camina hasta la silla frente al chico bomba donde hace unos minutos descansaba el robot. Se sienta y entrelaza sus pies con los suyos. Le sonríe, juguetón. Whitty le devuelve la sonrisa y se levanta, toma la chaqueta colgada en el respaldo de su silla y se le acerca. Se agacha y se le pega muy junto, susurra.
̶ Voy a buscar algo. Quédate aquí. Puedes ver TV si quieres. Si vas a salir, no te alejes demasiado. No quiero que te pierdas y algún loco te encuentre ¿Vale?
̶ Vale – Cierra los ojos e inclina un poco el rostro, ofreciendo la mejilla izquierda. Whitty se aleja un poco, desconcertado.
̶ No te voy a dar un beso en la mejilla, loco.
̶ Pensé que era lo que querías, por algo te me pegaste tanto ¿No? – Canturrea, sonriente – Si no lo haces tú, lo hare yo. Así que apresúrate.
Whittmore duda, se muerde el interior de la mejilla, nervioso. Algo que suele hacer desde que tiene memoria cuando se siente así.
Se decide y se agacha a la altura de su rostro. Senpai cierra los ojos con más fuerza, expectante al suave tacto sobre su piel mientras reprime una sonrisita traviesa. En vez de eso, siente un cosquilleo en su oreja.
̶ Entonces vas a tener que atraparme primero – Susurra, abre los ojos justo cuando Whitty ya está rodeando la mesa y poniéndose la chaqueta a toda prisa. Su risa la escucha un segundo después. Para cuando se levanta de la silla y empieza a correr, Whittmore ya está cerrando la puerta por fuera mientras todavía se ríe. Una risa ligeramente burlona, pero amistosa. Senpai bufa, ligeramente frustrado, y luego se ríe también. Se encoge de hombros y empieza a recoger las cosas de la mesa.
̶ Oh, Hex tenía razón. No lavas los platos nunca – Se queja, al mismo tiempo que se remanga los puños de la camisa celeste y empieza a fregar los cacharros. Quizá más tarde podría ir a su vieja casa y recoger algo de ropa. Ropa de verano, fresquecita, para no estar con el uniforme de la escuela todo el día. Puede que incluso su pijama. Si, definitivamente hará eso. A Whitty le gustará que cuide más de su persona y no se limite a existir solamente (No está siendo del todo sincero. Parte suya también desea que a Whitty le guste verlo en ropa más corta, sin llegar a ser provocadora).
Se queda un rato tumbado en el sofá, viendo a la nada. Luego enciende el Tv, pero todo es insulso, falso y aburrido. A las nueve de la mañana, se calza la mochila al hombro y sale rumbo a la parte normal de la ciudad. Más bien, a las afueras. Donde está la vieja casa de Soho.
Whittmore volvió a las once de la mañana. Obviamente, no encontró al asiático dentro de su casa. Se asustó un poco, pero le restó importancia al asunto pensando que hubiera salido a pasear. Y no tan lejos, el mismo se lo dijo. Aun así, recorrió la manzana una par de veces. Solo para estar seguro. No estaba ahí ¿Qué más da? Hay un parque cerca de acá, pudo haber ido. Hex pudo volver antes y llevárselo a conocer alguna parte de la ciudad ¿Qué importa? Senpai está bien, no le ha pasado nada. Todo está bien.
Aun temblando, volvió a la calle a buscar trabajo. Reviso el móvil, no tenía más saldo así que no podía llamarlo. Se rasco la nuca y negó para sí mismo ¿Qué más da? ¿Qué importa? Senpai no es un bebé, literal y legalmente ya es un adulto. Ya puede cuidarse solo, y no es un estúpido. Que ya puede cuidarse solo, demonios.
Senpai no volvió hasta las dos de la tarde. Momento en el cual Whitty ya estaba por salir a buscarlo frenéticamente. Abrió la puerta, tranquilo. Hex le sonrió, pero Whittmore se le acerco con los brazos cruzados.
̶ ¿Dónde estabas? – Empezó, con un tono grave y serio. Pero luego cerró los ojos y lo cambio a uno más calmado - ¿Soy yo, o te fuiste de casa apenas me marche?
̶ No, me quede a limpiar la casa un rato –Contesto suavemente, colgando su mochila en el respaldo de la silla – No fui muy lejos, fui a pasear cerca de aquí.
̶ ¿Tanto?
̶ Tanto, solo quería tomar aire. Estaba ... Aburriéndome un poco aquí. Es todo – Se encoge de hombros.
̶ Ah ¿Si? ¿Y esto de dónde salió? – Señalo la camiseta violeta a rayas que llevaba, el otro inclino la cabeza hacia un lado.
̶ De mi escuela, tenía ropa en mi casillero ¿Te gusta? – Se inclinó un poco hacia el frente – Agosto es un mes caluroso, que horror ... - Se le acercó para darle un abrazo, pero el otro puso una mano al frente para detenerlo.
̶ ¿Ósea que es mentira eso de que estuviste paseando cerca de acá? – Inquirió, con una ceja levantada. El otro se detuvo abruptamente y entreabrió los labios para decir algo, pero de su boca no salió palabra alguna.
Parpadeo dos veces, volvió a pararse firme y recupero la compostura.
̶ Ejem, pues sí. Creo que omití esa parte, pero sí. Fui a mi escuela porque no soportaba más esa camisa. Conozco el camino seguro que tú y yo tomamos para ir y para volver – Le guiño un ojo – El portero me abrió, me dejo tomar mis cosas y volví. Quería estirar las piernas, estaba empezando a enloquecerme dar vueltas como un bicho por solo una parte pequeñita del barrio.
Whitty no recordaba a ningún portero. La reja siempre parecía abierta cuando todos entraban a clase y por arte de magia se cerraba cuando pasaba la hora. Lo mismo cuando debían de irse. A lo mejor a eso se refiere con portero, a una puerta mágica. No es tan descabellado, total, su mera existencia ya es espeluznante.
̶ Entonces ... ¿Ya me salí con la mía? – Añadió, con una sonrisa traviesa. Whitty relajo los hombros y se le acerco, para tomarlo delicadamente de la parte trasera de la cabeza y apegárselo al pecho en una especie de abrazo que el otro correspondió de inmediato.
̶ Supongo que si – Bufo, para luego darle un beso en la frente. Hex hizo el sonido de la notificación de Facebook, para hacer notar su presencia. Los dos muchachos se separaron a regañadientes. El robot les sonrió, sintiéndose ligeramente culpable.
̶ ¡No quiero ser la tercera rueda, por favor chicos!
̶ No lo eres Hex, no lo eres.
(...)
La semana se desliza lenta y tediosa. Ya le ha pedido muchas veces que por favor lo llevase con él pero siempre se niega. Que es muy peligroso, que es muy lejos; que es tan peligroso, recalco, que hasta a él le da miedo ir.
̶ Si es así de peligroso pues entonces me niego a que vayas – Le contestaba siempre, cruzándose de brazos y dándole una mirada acusadora.
̶ Tengo que encontrar trabajo, Senp – Se alza de hombros – No puedo estar todo el día echado junto a ti en el sofá viendo la tele ...
̶ Eso lo entiendo, lo que no entiendo es porque debes de irte tan lejos a buscar trabajo – Su semblante cambiaba a uno preocupado – Puedes encontrar uno cerca de casa, para no ir a esos lugares tan riesgosos ... No me gusta, me asusta. Me asusta no estar cerca de ti.
̶ Siempre me tienes cuando vuelvo a casa.
̶ El problema es que te quiero aquí siempre, conmigo, Whitty. No sé, cada que estas lejos de mi siento un gran vacío crearse en mi corazón. Literalmente ¿Estaré enfermo?
̶ Puede ser, eso no suena muy sano.
(...)
Normalmente se pasaban las tardes acostados en el sofá (Como no) con una manta encima, viendo tele y comiendo galletas (A pesar de que, máximo, él comía tres. No es que no tuviera hambre, si no que la acción de comer le daba un ligero repelús). Se acurrucaba a su lado, disfrutando de su compañía y su calor. De la sensación cálida y amada que le hacía sentir. Se sentía amado, y en el silencio de sus dulces deseos se sentía flotar. Podía tocar el cielo, podía contar las estrellas. Si levantase la cabeza, podría ver hasta los más confines del espacio tiempo y las galaxias que pertenecen a el. Puede ver hasta más allá de ellas, pero es incapaz de ver los muros de la prisión que lo encarcelan. Cierra los ojos y deja que la mano tímida que se desliza sobre la suya se lleve lejos esos pensamientos. Sonríe, y deja que su cabeza caiga sobre su hombro. Da un ligero apretón a sus dedos, para que sepa que está aquí con él y no se ira. Se gira y acerca el rostro un poco. El mayor puede sentir el aliento cálido sobre su mejilla.
̶ Te amo – Susurra.
El hombre bomba sonríe, y reprime una risita, piensa ¨ ¿Siempre has sido así de lanzado? Tiempo al tiempo, hombre¨. Luego siente sus labios suaves sobre su mejilla y suspira, enamorado. Se detiene abruptamente y se sorprende a si mismo haciendo esa acción ¿Qué le pasa? ¿Cuándo él ha suspirado enamorado por alguien? Niega para sí mismo y cambia de canal, sintiéndose adormilado. Son las nueve en punto. Bosteza, como se muere por cargar al rubio y llevarlo a la cama, para acurrucarse a su lado y cubrirse en mantas. Pegar el cuerpo al suyo y abrazarlo por la cintura. Despertarse en la mañana con los insulsos rayos de sol y los gritos de los conductores imprudentes que pasan por la autopista, pero con él al lado. Acariciarle el cabello y mirarlo a los ojos, tocar sus mejillas y besar sus labios. No lo hará, no tiene la suficiente confianza (Ni valor) para hacer eso. Tiempo al tiempo.
Entre caricias, besos en la mejilla y uno que otro apodo cursi; ninguno se atreve a pedírselo al otro. Senpai espera dulcemente a que el mayor confié lo suficiente en él para dar el primer paso (Quizá si tarda demasiado y sienta que al amor es reciproco, sea él el que se lo pida). Whittmore, por otro lado, no piensa pedir nada. Es demasiado cobarde para hacerlo.
Claro que, a ojos de Hex y Carol, ya eran pareja oficialmente. A Hex no le importaba mucho, total y que ahora los dos parecían estar más animados que nunca y casi siempre accedían a jugar con él. Carol por otro lado, seguía sin fiarse mucho del asiático. Venido de la nada, a una escuela que nunca había visto y el hombre más desconfiado y serio que conoce se enamora de él en unos pocos días. Obviamente, sus encantos ya no tenían la misma fuerza que cuando se conocieron por primera vez.
Tampoco ayudaba que se les quedara viendo desde una esquina, sin parpadear, cuando se sentaban a comer. Muchas veces lo invitaron a unírseles, pero nunca aceptaba. Podría jurar que, seguramente, se levantaba a mitad de la noche a meterse a la habitación del chico bomba y se le quedaba viendo en la oscuridad como dormitaba. Todavía quería comprobar su teoría, así que quizá se escondería debajo de su cama a ver si era verdad.
Muchas veces le dijeron que lo aceptara de una vez, pero él no les hacía caso. Aceptaba su enamoramiento y todo lo que conllevaba, pero no su tándem. ¨No, no somos novios. Si, si me gusta pero no lo somos¨. A veces caminaban juntos al cole, siempre iba a recogerlo. Siempre se iluminaba cuando estaba cerca de él, se quedaban dormidos en el sofá toda la tarde o salían a pasear muy pegados pero nunca tomados de la mano ¿Para qué negarlo? Estaban saliendo, punto. Y al diablo lo que le dijera su mayor.
̶ ¡Oigan, llegué! – Anuncio Hex, entrando por la puerta que previamente Carol había abierto. Whitty se levantó y se estiro, tomando la caja de pizza y dejándola sobre la mesa plegable del comedor mientras al mismo tiempo le ayudaba con las bolsas del súper (Que era apenas una). Los tres charlaron un momento y luego se sentaron a cenar. Senpai se acurruco en las mantas, somnoliento. Antes de poder quedarse dormido, Whitty lo llamo. Sonrió y se deshizo de las sabanas, camino hasta su lado y se cruzó de brazos.
̶ ¿Qué necesitas? – Murmuro, cerrando los ojos delicadamente. Sintió un toquecito en la mejilla y abrió los ojos - ¿Hmm? ¡Ay! ¿Eso qué es? – Musito, extrañado.
̶ Eh, es pizza ¿No quieres un pedazo? – Intento el chico bomba, sonriéndole amablemente.
̶ Sé que es una pizza. No gracias, estoy bien así – Dejo caer los brazos a los lados y se estiro.
̶ Anda, solo una rebanada. Me preocupa que te quedes anémico o algo así – Contesto el otro, cambiando su expresión a una de preocupación. Senpai se enterneció, asintió un poco y tomo asiento en la última silla que descansaba en la esquina. Ya se aguantaría las ganas de vomitar al comer. Le gustaba la comida, sabia deliciosa, pero el acto de tragar lo asqueaba. Mordió un poco, puso una cara rara al masticar. Comía demasiado lento, pero por lo menos se la comió toda. Hex le sonrió, y Carol también (A pesar de aun no confiar plenamente en él). Whitty hizo una pequeña celebración, un poco animado para su gusto. Nunca lo hacía, solía ser una persona optimista pero muy en el fondo ¿Tanto alboroto porque se tragó una rebanada de pizza? Pues sí. Qué raro. Extrañamente encantador, según todos.
̶ Creo ... Que con esa es suficiente – Les sonrió, avergonzado – No apetezco más, gracias.
̶ ¡Qué bien! ¡Mira cómo vas mejorando! Que orgulloso estoy de ti – Le dijo el mayor, dándole unas palmaditas en la espalda - ¿Qué tal si vas a asearte y me esperas en mi habitación? Voy en un momento.
El asiático le sonrió, sonrojado, hizo una reverencia a modo de agradecimiento y despedida y se encerró en el baño del piso. De inmediato, el robot y la morena lo atacaron con preguntas.
̶ ¿En tu habitación? ¿Tan rápido? – Se burló Carol.
̶ ¿Se van a acostar juntos? – Preguntó Hex, curioso sobre las relaciones amicales humanas.
̶ No, de hecho ... Ni yo sé que acabo de pedir – Mascullo, raro y sintiendo un escalofrió recorrer su cuerpo - Solo ... Quiero estar a solas con él, es todo. Solo vamos a hablar.
Escucharon la puerta del baño abrirse a sus espaldas, escucharon los pasos alejarse por el final del pasillo y la puerta de la habitación del chico alto cerrarse. Whitty tocio un poco, incomodo.
̶ Se me fue el hambre. Termínenselo todo si quieren – Comento, levantando de su asiento y estirándose – Voy a asearme.
̶ Una cosa más, Whittmore – Aviso Carol, levantándose también y terminándose el pedazo de pizza que se estaba zampando en ese momento – Yo y Hex oímos que iba a ver una fiestecita y ...
̶ Oh, no. No te atrevas – Amenazó él, entrecerrando los ojos.
̶ Y quizá nosotros ...
̶ No.
̶ ¡No es acá! Es en la parte civilizada de la ciudad – Lo animó.
̶ Con mucha menos razón. Estoy seguro de que no tenéis invitación – Se cruzó de brazos, apoyándose contra la pared - ¿Me equivoco?
̶ No, pero ...
̶ Pero no. No, nos vamos a colar ahí dentro ¿Cómo que ya estáis un poco grandecitos para hacer eso, no creen? – Los acuso, señalándolos con una mano. Hex solo puso una carita enojada hecha con caracteres de teclado. Carol se acercó a él y se abrazó a una de sus largas piernas.
̶ En realidad, ni siquiera tengo que pedirte permiso – Dijo, suavemente y con los ojos brillosos – No eres mi papá, ni mi hermano, ni mi ...
̶ Pero soy más alto que vosotros dos juntos y los sacaría arrastrando de allí si quisiera - Contraatacó el otro, apartándola un poco. Suspiro, cansado – No, Carol. Es peligroso.
̶ Solo hasta la medianoche, y luego volvemos. Como va a ver mucha gente, no nos atraparan – Insistió, sonriendo e intentando escalar el cuerpo de su amigo. Él la cargo y la sentó en su hombro, como si se tratase del loro mascota de un pirata.
̶ No me mires así. No lo sé, lo pensare – Negó, cerrando los ojos, sintiendo arrepentirse aun cuando ni siquiera había aceptado - ¿Cuándo es?
̶ La siguiente semana – Aventuro Hex, levantándose también y corriendo a su encuentro. Por su pantalla pasaban fotos de gente divirtiéndose en una fiesta, luces de colores en una disco, vasos con gaseosa, bocaditos ... Whitty se rio, y luego le dio un golpe en la cabeza cuando paso la foto de dos chicos besándose – ¡Oye!
̶ No intentes sobornarme con eso – Se alzó de hombros y le paso el brazo por la espalda, animosamente – Vale, pues la verdad sí que se está bastante aburrido acá solito ... ¿Por qué no? Lo hicimos a inicios de año ¿No? – Sonrió de forma felina, recordando la fiesta de aquel chico pelinaranja en el campo de batalla de su padre (Obviamente, sin permiso). La invitación era libre, pero en ese entonces no tenía la mejor reputación así que prefirió entrar por ¨La puerta trasera¨ (Que no se trataba nada más y nada menos que de una zona sin resguardo de las rejas de cadenas del lugar). Hacia algo de tiempo que no sentía la música y la gente invitándolo a socializar. Le gustó mucho, a pesar de que el padre del anfitrión volvió de unas ¨compras¨ más antes de lo esperado y termino echando a todos los presentes a base de fusiles ... Y un tanque de guerra – Esta bien, me estáis convenciendo, lo pensare un poco más ¿Semp también puede ir?
̶ No creo que le guste esa clase de fiestas – Torció Carol.
̶ ¿Por qué no? Tiene dieciocho, y los chicos de dieciocho siempre saben divertirse. Sip. Definitivamente vamos si va él – Sonrió ampliamente. Carol y Hex miraron a todas partes, incomodos. Pero al final lo dejaron estar, se encogieron de hombros y le dijeron que sí.
Whitty se despidió de sus amigos con un movimiento de mano, se caló mejor la chaqueta sobre los hombros y camino hacia el baño. Luego de asearse y vestirse, se dirigió a su habitación. Estaba animado, porque la noche había sido encantadora. Nadie se peleó con nadie, nadie se miró mal, logro que su ¨novio¨ cenara como una persona normal por una vez. En fin, una tarde normal ... Y una noche espectacular.
Abrió el picaporte lentamente y se asomó con cuidado al interior del cuarto. El japonés ojeaba una libro viejo de una de sus estanterías sin el mayor de los intereses. Levanto la vista cuando lo vio llegar, le sonrió.
̶ ¿Deseabas hablar conmigo? – Pregunto, para luego bostezar y darse un pequeño estirón.
̶ Eh ... - Se rasco la nuca, nervioso. Solo había dicho lo que dijo por impulso y por el animado ambiente – No, quería ..., uhm – Escondió las manos en los bolsillos de la chaqueta.
̶ Creo que ya sé que es lo que quieres – Dijo, acercándose y tomando su mano delicadamente, el otro solo levanto una ceja, confundido.
̶ ¿Ah, si?
̶ Si – Asintió, con los ojos cerrados – Quieres que duerma contigo.
̶ Eh, no ... ¡No es cierto!
̶ ¿Entonces quieres que vuelva a dormir en el sofá? – Contrataco el otro, cruzándose de brazos con una sonrisa traviesa.
̶ No.
̶ ¿Entonces?
̶ Está bien, está bien. Que adivines que cosa quiero hacer contigo me empieza a asustar un poco – Un escalofrió recorrió su cuerpo, y luego se rio. Le revolvió el cabello y se quitó la chaqueta. El asiático le dedico una última sonrisa y salió al pasillo con su mochila, empezando a desvestirse para ponerse el pijama encima. Cuando volvió, se encontró al otro mirándolo fijamente en la oscuridad, enterrado en mantas y sabanas en la cama de dos plazas. Señalo con los ojos al espacio a su lado, sin decir nada. Y sin decir nada, el otro camino hasta él y se acostó a su lado. Se quedaron mirando el techo más de la cuenta, sin sueño. El ambiente estaba un poco muy incómodo, pero no querían echarse atrás, especialmente la bomba. Tocio un poco para llamar su atención, el otro volteo la cabeza hacia él.
̶ ¿Te gustaba dormir en el sofá? – Pregunto, para romper el hielo. Senpai hizo una mueca.
̶ No, todas las mañanas amanecía con la espalda adolorida ¡Que sofá tan horrible tienes! – Se quejó, en susurros.
̶ Debiste habérmelo dicho, te hubiese dejado dormirte en mi cama ¿Qué tal si ahora tienes un problema en la columna? – Volteo todo el cuerpo hacia él, apegándose un poco.
̶ Nah, yo no soy esa clase de gente que se enferma gravemente – Eso sonó raro, así que imito la acción del contrario y se quedó viendo fijamente hacia sus brillantes ojos naranjas, tan hipnóticos ... – En todo caso, ese ya será mi problema.
̶ No quiero que te enfermes – Levanto una mano hacia su mejilla, acariciando suavemente. El otro puso su propia mano sobre la suya, en un tacto cálido y de confianza.
̶ No lo haré, puedes estar seguro. Qué lindo es que te preocupes por mí.
̶ Qué lindo es esto, que lindo es lo otro ... - Se rio un poco – Me gusta hacer cosas lindas por ti, entonces – Apego el cuerpo al suyo, bajando las manos hasta sus caderas para abrazarlo. El asiático no se opuso, y se acurruco en su pecho.
̶ Tu mera existencia ya es bonita – Dijo el otro, levantando la mirada hacia él, sonrojándose. En la oscuridad, el otro le dio un beso en la frente. Finalmente, el sueño empezó a ganarle así que cerró los ojos, dispuesto a dormir. La noche más pacífica, tranquila y calmada que Senpai pudo haber experimentado nunca. No revivió ningún recuerdo doloroso, triste o aterrador. No escucho los gritos desgarradores de sus prisioneros al momento de su ejecución. No volvió a ver a aquel hombre de tez violeta que arrastrara su cuerpo hasta la consola de videojuegos de la que era dueño. En su lugar, de hecho, recordó algunas cosas buenas. Un ¨Hola papᨠpor ahí. Un ¨ ¡Buen trabajo, soldado!¨ por allá. La sombra del rostro de su mujer, el tacto sobre su viejo can, el ruido del tren cuando iba a trabajar. Allí, en la oscuridad, observo al niño dormitando en su pequeña cama. No pudo verle el rostro, pero con recordarlo le sobraba y bastaba. Lo llenaba de felicidad. Buenas noches, buenas noches mi vida. Ten dulces sueños, papi te cuida desde la puerta.
Y estuvo agradecido. Agradeció de corazón que el chico bomba del que tan enamorado estaba pudiese ofrecerle algo de paz en su tortuosa vida. Sus lindos recuerdos, su bonita vida antes de morir. Los labios de su marido, jugar a las atrapadas con sus hijos, los casos que gano en la corte ... Bueno, ese no es un recuerdo tan bonito, pero seguía siendo excitante. El café por la mañana junto a un donut ... ¿Whitty le dejaría comerse un donut? ¡Claro que sí! Solo tenía que portarse bien con él y obtendría lo que quisiese en un abrir y cerrar de ojos. Lo ama demasiado. Les dio un pequeño regaño por pensar así de él. Whitty no es su máquina expendedora o algo así, es su novio. Punto, ni piensen en echarle mano para sacar provecho.
Cuando despertó en la mañana, no encontró al escolar a su lado. En su lugar, encontró una nota pegada en la puerta de su habitación.
¨ ¡Buenos días, mi dulce rayo arisco de luz! Espero tengas una bonita mañana. Salí a caminar, y volveré pronto para desayunar juntos, no te preocupes ¿Podemos desayunar donuts? Me antoje uno anoche, no sé porque, jajaja.
̶ De aquel hombre que te ha regalado su corazón en bandeja y que espera puedas corresponder con la más dulce de las afirmaciones. Un hombre que te ama con tanta pasión que es capaz de mover montañas por ti. Un hombre que te ama con tanta fuerza que es capaz de morirse por ti. Y me muero. Atentamente, Senpai¨
(...)
̶ No.
̶ Pero ¿Por qué no?
̶ Porque es de pésimos modales colarse a una fiesta a la que no has sido invitado, Whittmore. No me invitaron, no te invitaron a ti ni a Hex ni a Carol. Nadie va a ir – Se cruzó de brazos y le dio la espalda – Punto final.
Hex y Carol se miraron entre si, ligeramente enfadados. Whitty le había comunicado lo de la fiesta y su plan de colarse durante el almuerzo, cuando el ambiente seguía animado y el asiático parecía andar más permisivo que de costumbre. Error, se negó apenas escucho la primera parte.
̶ Pero ... ¿No te quieres divertir un rato? No va a ver licor, ni drogas, ni sexo ni nada parecido ... A diferencia de la mayoría de fiestas que se dan por acá ¡Hay que aprovechar!
̶ Es la fiesta de alguien que se tomó el tiempo de organizar y contar todo lo que traería a ella. Imagina que tú haces una y mientras vas por ahí te encuentras a varios tipos raros que no conoces ¿Te gustaría? – Alzo una de sus perfectamente perfiladas cejas, expectante – Además, no sabes qué clase de gente va a ir.
̶ Bueno, Hex y Carol van a ir sin nosotros entonces ...
Senpai iba a decir algo, pero pensó que ya le estaba dando demasiados problemas al par así que no comento nada sobre ello. Pensó entonces que también estaba quedando como un antipático frente a su ¨novio¨ y sus amigos, y no quería quedar así. Se puso a juguetear con sus dedos, nervioso y ligeramente culpable. Suspiro y relajo los hombros.
̶ Está bien, ve si quieres – Dijo secamente.
Whitty sonrió ampliamente en dirección a sus dos amigos, que levantaron sus pulgares en tono de aprobación. Volvió la vista hacia el rubio para agradecerle, pero se encontró con su mirada penosa clavada en el suelo, desanimado. Hizo una mueca y se le acerco.
̶ Ay, no me mires así ¿Qué pasa?
̶ Es que no quiero que te pase nada, allá tan lejos ... Tan lejos, tan lejos de mí.
̶ Antes de que me interrumpieras tan maleducadamente – Dijo, en tono sarcástico – También estaba pensando en llevarte a ti, para que conocieras más la ciudad – Le puso una mano al hombro, el otro levanto la mirada - ¿Te gustaría?
̶ Me gustaría, pero no puedo. Es de mala educación.
̶ También es de mala educación interrumpir ...
̶ Ugh, Whittmore – Se cruzó de brazos y torno los ojos al cielo, aburrido – No quiero quedar como un maleducado. No es propio de mí.
̶ ¿Tampoco es propio de ti patearme mientras duermes? – Inquirió, reprimiendo una risita.
̶ ¡Yo no te haría eso! – Grito alarmado - ¿O sí? ¡Discúlpame! – Gimió.
̶ Te perdono si me dejas ir de buena manera y vienes conmigo – Lo chantajeo, levantando una ceja - ¿Ah?
Senpai mordió su labio inferior con fuerza, conmocionado. No quería quedar como un rebelde frente a él, pero tampoco como un sumiso cuadrado. Repaso las posibilidades, aunque no se le daba muy bien ¿Estaría bien ir? A él no le gustaría que gente extraña se colase a su fiesta ¿Se sentiría mal el anfitrión? ¿Y si se pierden? ¿Y si los echan? ¡Qué vergüenza! ¿Y si los bocadillos están mal y se enferman? ¿Y si es un evento importante, como un dulces dieciséis o una recepción? ¿Y si se pelean con alguien, y pierden? ¿Quedaría mal ante Whitty y sus amigos? ¿Y si esta ella o él allí en la fiesta? ¿Qué haría, que les diría?
̶ Ah ... No lo sé – Se abrazó a sí mismo, nervioso – Nunca me he colado a una fiesta.
En realidad, nunca había ido a una fiesta real.
̶ ¡Entonces esta será tu primera vez! – Lo animo Hex, sonriente - ¡Con tus amigos de confianza que te quieren mucho!
Suspiro, derrotado; asintió un poco y Whitty se acercó a darle un abrazo. Uno fuerte, tanto que lo levanto en el aire unos centímetros. Él se sonrojo y termino por reírse. Hex y Carol se voltearon a verse, confundidos, pues el chico bomba nunca había sido tan cariñoso con alguien. Ni siquiera con ellos, sus amigos más cercanos.
̶ Ay, bájame, por favor – Musito, al mismo tiempo que pasaba los brazos por su cuello y se inclinaba un poco al frente, frunciendo ligeramente los labios. Ya se imaginaran para qué. En vez de sentir el tacto suave y cálido de los labios del contario, sintió que lo dejaban sobre el suelo suavemente. Levanto la mirada, vidriosa; el otro le sonrió con pena, como si dijese ¨Lo siento, no es el momento¨. Aun así, se inclinó y le dio un beso en la mejilla, uno sonoro. Volvió a animarse de inmediato, soltando una risita. Hex y Carol rodaron los ojos al cielo.
Ay, estos chicos.
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