02
Cerca de la estación de policía se erguían algunos postes de luz aun funcionales, de modo que los vieron llegar con tiempo. El viejo y borracho policía que cuidaba la entrada silbo para llamar la atención de su general, que salió y los espero con las manos en las caderas y gesto adusto.
Antes de llegar, Senpai le pregunto si de casualidad vivía dentro del edificio policiaco o en las bancas de un semi derruido parque al costado, como él.
̶ No, primero tengo que sacar algo de acá. Mi casa no esta tan lejos. Yo ... Te llevare allá luego, y podemos comer pizza congelada y soda si gustas – Sonrió largamente, Senpai se quedó satisfecho y le correspondió con una sonrisa tan animosa como la suya.
Whitty quito la vista de él, ya no podía verlo más. No lo soportaba.
El general bajo los pequeños peldaños casi inexistentes y se paró frente a la pareja.
̶ Whitty ... Y tu amigo ¿Qué quieres? ¿Casa, comida, protección? ¡Entra! ¡Tenemos de sobra! – Grito escandalizado, para luego reírse. El viejo oficial que aún estaba en la verja también se rio.
̶ No, vine porque quiero dejarte algo – Hablo con firmeza, sintiéndose fuerte por un momento y débil al siguiente.
̶ ¿Drogas? ¿Putas? Tengo de sobra, no quiero. Y muchos menos si vienen de ti, negro – Se burló, llevándose la mano detrás de la espalda, al cinturón, donde tenía el tasser recargado y listo para electrocutar a quien su usuario deseara.
Senpai puso cara de disgusto, le desagrado el hombre de inmediato, a pesar de que su persona y su uniforme se veían tan pulcros como si no viviera entre deshechos y porquería.
̶ No, quiero dejarlo a él – Contesto, tomo al escolar de los hombros y lo acerco al hombre frente suyo. Senpai entro en alarma, e intento recular, pero Whitty era más fuerte que él y lo mantuvo en su lugar. Intento, entonces, voltear la vista para suplicarle con la mirada que no lo dejara con este tipo, pero Whitty lo noto y le llevo una mano a la barbilla, obligándolo a ver de frente.
̶ ¿A él? ¿Y a él porque? ¿Qué tiene de especial? ¿Vuela? – Pregunto, quitándose las gafas de sol y sonriendo ladinamente. Lo miro mejor de pies a cabeza y noto que estaba frente a alguien que bien podría ser de una clase alta social. Sonrió más, complacido. Podría extorsionar a su familia ... ¿Por qué todo el mundo piensa en secuestrarlo y extorsionar a una familia que no existe?
̶ Quiero que lo protejas. Y hablo en serio, Douglas, porque como me entere yo que le haces algo malo tu puta estación volara por los aires conmigo y contigo dentro, si entiende tu pequeño cerebro de alcatraz a lo que me refiero. – Amenazo, desafiante y con pequeñas formas blancas creciendo en sus ojos, tan naranjas como el sol, para parecer amenazante. El sargento, Douglas, paso por encima sus palabras.
̶ ¿Y yo que obtengo a cambio?
̶ Un nuevo ... Un nuevo ... - Ahora su espíritu enflaquecía, sintió de pronto la presión que estaba ejerciendo sobre los hombros del muchacho y la redujo – Oficial ... - Susurro lo más bajo que pudo, luego tocio y se reincorporo – Disculpa, te pagare veinte dólares mensuales a cambio de que tenga techo, comida y protección. Eso es todo.
̶ Veinte dólares ... Que chistoso, el viejo Mack vale él solito más que eso ¡¿No es cierto Mack?! – Llamo al oficial borracho que lo esperaba en el portón, este atino a sonreír y a levantar en el aire la botella de ron que se estaba zampando. Luego, le dio un largo sorbo.
̶ Treinta.
̶ Que sean setenta ... No, cincuenta, para conseguir setenta dólares al mes deberías de empezar a trabajar de puta, y dudo que alguien guste de ponerte un solo dedo encima ¿No crees? – Se volvió a burlar y su risa se derramo por todo el lugar.
̶ Trato.
̶ ¡¿Trato?! – Grito el japonés, haciendo exaltar a los dos hombres. Se volteo hacia el hombre bomba y lo miro con incredulidad ¿Qué demonios estaba haciendo?
Whitty suspiro, derrotado. Lo tomo delicadamente de la mano y se alejaron un poco. Lo suficiente para que no los escucharan.
̶ Estos hombres de aquí van a cuidar de ti. Van a darte una cama donde dormir y ya no tendrás que vivir en una ... En una triste cajita ¿Esta bien? Prometo que vendré a visitarte cada que pueda ... Y prometo que no me meteré en negocios turbios para pagar la mensualidad ¿Si? Yo no ...
̶ A ver, un minuto, Whitty – Lo calló el otro, levantando una mano sobre su rostro – Primero, casi no conoces nada de mí. Segundo, me estas tratando como si tuviera nueve años y fuese tu hijo o tu hermano menor. Y tercero ¿Me acabas de mentir con que me llevarías a tu casa y luego me traes aquí después de pelearte con un tipo todo loco? ¿Qué es eso de que te recuerdo a ti? ¿Quiénes son estas personas?
El hombre bomba también levanto una mano, pero en vez de dejarla quieta en el aire se la acerco al rostro y le acomodo un mechón de cabello detrás de la oreja. Con cariño. Con pena.
̶ La ciudad ... Esta ciudad no es para alguien como tú.
̶ ¡Toda la ciudad es horrible! Y por lo que te dijo ese oficial, me parece que este lugar es igual o peor – Lo corto. Whitty negó suavemente.
̶ Si, tienes razón ... Pero hay algunos lugares menos peligrosos que otros ¿Sabes? La estación de policía tiene oficiales entrenados, armas de todo tipo ¡y hasta un helicóptero! Y nadie se acerca aquí a causar problemas. Puede que ... Puede que pasen cosas feas ahí dentro, pero no tan horripilantes como las que podrían pasarte a ti si siguieses durmiendo en la calle.
̶ Whitty ... Sigues hablándome como si fuera un niño. Y ... ¿Y yo porque querría quedarme con ellos? ¡Mira la pinta que tienen! – Lo acuso, apuntándolo en el pecho con un dedo – No me dan ni una pizca de confianza. Si querías mantenerme a salvo, podrías haberme llevado a tu casa. En primer lugar ¿Por qué quieres protegerme? ¿Por qué te estas interesando tanto en mí?
Parte del escolar se sentía profundamente enamorada y feliz porque el contrario se estuviera preocupando por él ... A pesar de que no lo estaba haciendo del todo bien. La otra, y siendo esta la opinión popular y racional, no tenía ni puta idea de que estaba pasando y porque Whitty estaba actuando como lo hacía. De verdad, ni siquiera sabía cuántos años tenía. Cualquier persona normal y mentalmente sana se hubiese marchado de su compañía, o de la ciudad de plano. Pero digamos que él no solo no es normal, sino que tampoco está mentalmente en condiciones.
̶ Yo ... Voy serte sincero, no sé porque – Dijo, y luego se calló porque había dicho demasiado. Volvió a suspirar, e intento tocarle el hombro. El japonés se alejó – Lo siento. Al final ... Si no quieres ir con ellos ...
Senpai miro al suelo, directamente a sus pies y sopeso las posibilidades y el riesgo. Y luego se rindió, si Whitty estaba tan seguro de lo que iba a hacer, entonces no le queda más que confiar en él. Es su naturaleza.
̶ Hare lo que me digas – Sonrió, y no solo sonrió porque se encontraba con la persona que más quería en el mundo mundial. Sonrió porque era un acto reflejo – Y si tú crees que esta es la mejor opción para mí, me parece perfecto.
Whitty relajo los hombros y sintió que se hacía más pequeño. Se inclinó y lo enredo entre sus brazos, en un corto abrazo. No un adiós, un hasta pronto.
̶ Te dejare con ellos en lo que vuelvo con el dinero ¿Te parece? – Senpai asintió – Y te dejare la pistola, por si algo malo pasa ¿Si? – Senpai volvió a asentir – Prometo que volveré – Y volvió a asentir - ¿Me prestas un millón de dólares para comprarme un coche nuevo? – Senpai negó, y se rio un poquito.
Whitty miro al sargento, que parecía tremendamente aburrido e indiferente ante la escena. Le dio una palmadita en el hombro a su asiático amigo y empezó a dar la vuelta para irse a casa y rebuscar por todas partes los cincuenta dólares. Hex y Carol podrían ayudarlo.
̶ ¡Espera! – Gritaron detrás suyo - ¡Mi mochila! ¡Olvide mi mochila y mañana tengo escuela!
Whitty puso los ojos en el cielo, se rio un poco y se volteo.
̶ ¿Dónde la dejaste? ¿En el parque?
̶ No, en la tienda de Kyle ...
̶ Está bien, iré por ella.
̶ Rápido, negro – Lo apresuro el oficial, tomando a Senpai del brazo y arrastrándolo hasta dentro del recinto, donde el viejo Mack cerró el portón con llave.
Whitty suspiro, se levantó la capucha (Que solía caerse) y confió en que no le harían nada al muchacho. Al fin y al cabo, iba a pagarles.
Primero iría por el dinero, y ya de vuelta pasaría por la dichosa tienda y se llevaría el morral. Una pequeña garua empezaba a caer de vuelta. Corría por las no tan calladas calles del barrio. De un barrio pobre. La ciudad está dividida en tres partes. Escoria, gente normal y riquillos. Antes, podría decirse que pertenecía al último grupo, pero ahora (Y parece que para siempre) pertenecerá solo y aislado en el primero.
Llego al gran edificio viejo y destartalado. Construido de hormigón que estaba empezando a caerse, de siete pisos. La puerta estaba abierta, así que entro y subió hasta el nivel número cuatro y saco las llaves de su bolsillo, entrado en silencio.
̶ ¿Hex? ¿Estás aquí? ¿Estas despierto? – Llamo en voz bajísima.
̶ ¡Pero claro que estoy aquí y claro que estoy despierto! – Grito el otro, escondido debajo de una manta. La luz azul de su pantalla brillaba vagamente. Whitty se acercó y le quito la tela de encima - ¡Gracias humano, ese horrible material sintético me tenía atrapado, tienes mi gratitud para siempre!
̶ Eh ... Jugaremos después, ahora estoy ocupado – Se lanzó al sofá y empezó a sacar los cojines, revisando en cada abertura por la cual pudiese haber caído algún billete. No encontraba mucho, apenas unas cuantas monedas.
̶ ¿Qué haces? Y ¿Por qué tardaste tanto? ¿Senpai vive taaaaaaaan lejos? – Pregunto con curiosidad.
̶ No ... Yo creo que me he metido en algo que no debería de haber previsto desde antes.
̶ ¿Eh?
̶ Te lo contare mejor, pero primero necesito conseguir urgentemente cincuenta dólares.
̶ ¿Cincuenta? ¿Le debes dinero a alguien? – Miro, nervioso, a la puerta abierta de su apartamento, rápidamente corrió a cerrarla con seguro.
̶ Eh, algo así. Veras ... Al chico de hoy, Senpai, no le esta yendo muy bien. Y yo me preocupe, sépase tú porque, y ... - Un minuto ¿Qué estaba diciendo? ¿Estaba a punto de contarle a Hex que lo había llevado a la estación policiaca? ¡No podía hacer eso, Hex odiaba a los policías! Y no era para menos. Eran los matones de esa parte de la ciudad. Podían entrar a su casa cuando quisieran y arrestarlos por cualquier cosa. No era nuevo, ya lo habían hecho antes. No confiaba en absoluto en ellos, y quizá podría hasta verlo como un traidor al darles al chico tan agradable que conoció esta tarde – Te lo contare después. Pero, Hex – Se levantó y lo tomo de los hombros – Esos cincuenta dólares son urgentes, de verdad. Así que, si pudiese darme un poco de tu salario ...
̶ Eh ... Claro que lo haría, pero primer necesito saber porque – Menciono, alejándose un tanto. La cosa estaba empezando a pintarle mal.
̶ Te lo contare después. Lo juro.
̶ ¿Lo juras?
̶ Lo acabo de hacer ¿Si?
(...)
Sus pisadas resonaban con eco por el corredor. El letrero luminiscente y amarillo le daba la bienvenida al lugar. Entro corriendo y se detuvo un momento a descansar. Sam se sorprendió.
̶ ¿Whitty? ¿Qué pasa, vienes huyendo?
̶ No, yo ... Necesito la mochila que Senpai te dejo aquí.
̶ Oh ¿Él esta bien? Estaba empezando a preocuparme un poco, salió y no ha vuelto ¿Lo has llevado a tu casa? – Pregunto, agachándose y recogiendo el morral de debajo del mostrador.
̶ Sí, me encontró a mí y a un amigo y lo invite a mi casa a jugar videojuegos. Entonces ...
̶ ¿Y cuándo piensa regresar? Lo último que quisiera seria que llegase tarde a la tienda, con tanto loco suelto ... - Lo regaño, con cierto aire familiar. Whitty se quedó medio pasmado y medio extraño por lo que acababa de oír.
̶ Porque ... ¿Por qué quieres que vuelva temprano?
̶ Porque mañana tiene escuela. Son las ocho, y él se duerme por las nueve. No quiero que vuelva a casa tan tarde.
̶ Eh, está bien ... - Comento, alcanzando el morral – Volveremos los dos en una hora.
̶ ¿Tú también?
̶ Para que no le pase nada en el camino.
Se despidieron con un movimiento de cabeza y Whitty salió corriendo de vuelta. Ya se había demorado más de la cuenta. La lluvia se hizo más fuerte y el chapoteo de las suelas blancas color naranja pálido no se hizo esperar. El sonido era como los tañidos de un reloj, que marca el tiempo. Un tiempo que ya no puede alagar más en absoluto.
Cuando estaba a unos tantos metros de la comisaria, cierto instinto primitivo lo alerto. Se detuvo, recobro el aliento mientras observaba detalladamente la escena.
¨Algo está mal. Algo está yendo muy mal¨
Whitty dio un paso atrás.
Allí, con las luces parpadeantes de color blanco de la entrada. Allí con el inquietante silencio del lugar. Allí con todo el frio, el miedo y el peligro, allí lo vio. Sentado en las gradas, abrazando sus rodillas y con la cabeza gacha oculta entre estas. No se movía, por un terrible momento Whitty pensó que lo habían arreglado así para que cuando encontrara su cadáver se llevara un mensaje claro.
Corrió a su encuentro y se agacho a su lado. Intento quitarle las manos de allí pero no pudo. Fue como si estuvieran soldadas a sus rodillas.
̶ ¿Senpai? ¿Qué haces afuera? Dios mío ¿Te hicieron algo? – Le levanto el rostro de improviso. Esperaba encontrar lágrimas, miedo, terror o pánico; pero lo único que vio fue ligera sorpresa. Aun así, no dejaba de estar intranquilo. Y había algo diferente, pero no sabía decir que era. Por un momento, juro ver como los ojos del escolar se avioleteaban ligeramente. Fue solo un segundo, porque al otro volvió a agachar la cabeza.
̶ No ... No me hicieron nada, no pasa nada. Nada de nada – Le respondió en voz exageradamente baja. Se levantó lentamente. Whitty noto que el portón del edificio estaba ligeramente abierto, pero de allí no emanaba sonido alguno. Ni música, ni risas, ni gemidos, ni gritos. No se oía nada, nada de nada. – Vámonos.
̶ Yo ... Tengo el dinero ¿Qué ha pasado, te echaron?
̶ No, solo ... Por favor, vámonos – Le suplico, y se aferró a su brazo derecho, con miedo.
Whitty dudo de si preguntarle lo que hubiese pasado allí adentro, pero tarde o temprano tendría que hacerlo.
̶ No quiero incomodarte, Senp ... Ahora si, por favor dime ¿Te hicieron algo? – Empezó con suavidad, alejándose casa vez más del lugar de pesadilla.
̶ No, puedes estar tranquilo en ese tema porque estoy bien.
̶ Ya ... ¿Qué paso cuando entraste?
̶ Me llevaron a la sala de archivos, o al menos así la llamaron. Me pidieron mis datos, y yo se los di. Por algún motivo empezaron a enfadarse ... Creo que no me creían.
̶ ¿Iban a golpearte?
̶ Creo que si – Se detuvo, se llevó la mano a la espalda y recogió la pistola que tenía atada a la trabilla del cinturón – Sería mejor que la lleves tú.
̶ Si ...
Gran parte del camino lo llevaron en silencio. Las preguntas atacaban a su cerebro, otra vez ¿Qué demonios había pasado? ¿Por qué estaba Senpai allí afuera? ¿Por qué no se oía nada? Dentro de la estación había prostitutas, borrachos, locos con armas y berridos por parte de cada uno de los policías, que solían apostar entre ellos mismos. A Whitty no le gustaba como cantaban, a su parecer gritaban demasiado pero eso es lo de menos ¿Le habrían hecho algo ellos a su amigo? ¿Algo tan turbio que el muchacho no se atrevería a decírselo? ¿Si le quitase la camisa, encontraría arañazos provistos por los más enfermos lujuriosos? No podía sacarse una imagen mental de la cabeza. Ahora estaba terriblemente avergonzado de haberlo llevado allí. La culpa era tan grande que sentía que se caería en el suelo en cualquier momento. Y la pistola, se la habrían quitado para quedársela.
̶ Oye, Semp ...
̶ Me gusta cuando me llamas Semp. Nunca nadie me había puesto un ... ¨Apodo¨ - Le contesto con una sonrisita, una más calmada - ¿Qué deseas?
̶ Pero, promete que me harás caso.
̶ Te hare caso.
̶ ¿Qué paso allí adentro?
Senpai se calló por un segundo, se lo pensó un poco y finalmente confesó.
̶ La estación, con toda la gente dentro, ya no existe.
Whitty sintió que lo acababan de golpear con una bola de demolición.
̶ Tú. Tú los ...
̶ Yo no.
̶ ¿Cómo que tú no?
̶ No quiero hablar más de eso, por favor. Solo te diré que la gente mala iba a hacerme algo malo, entonces cerré los ojos, lo desee muy fuerte y cuando los abrí ya no había ruido en el lugar ¿Te gusta esa explicación? – Le contesto, ligeramente molesto. Whitty sintió que la había pifiado.
̶ Perdón – Murmuro por lo bajo, con la cabeza gacha.
̶ Está bien. No ... No me molesta ... Un minuto ¿Crees que me acabas de fastidiar? ¡No, para nada! ¡No te sientas así! – Grito alarmado, confundiendo más al hombre bomba - ¡Tú nunca me molestarías! Tú nunca ...
̶ Está bien, creo que los dos cometimos tonterías esta noche.
Senpai miro hacia otro lado.
̶ Si.
Whitty apretó más fuerte el mango de la pistola. Se sentía pesada. Avanzo un poco más lejos, para tener algo de privacidad.
Se dio cuenta de que todavía tenía todas la balas en la recamara.
(...)
Cuando llegaron a la tienda, eran aproximadamente las ocho con cincuenta. Senpai parecía cansado, pero cansado por demasiadas cosas. También parecía ser de la clase de personas que se dormían exactamente a cierta hora. Whitty todavía llevaba su mochila encima.
Senpai bostezo y entro al local, tallándose un ojo con el puño. Whitty entro detrás de él.
̶ ¿Por qué no vas a ver algunas revistas en lo que yo hablo con Sam, te parece?
Senpai se encogió de hombros.
̶ Lo que digas. Hare lo que me pidas.
Se fue.
̶ ¿Qué es eso de hare lo que me pidas? – Pregunto Sam, extrañadísimo.
̶ No lo sé, ha estado así desde que volvimos ...
̶ Ya ... Oye Senpai ¿Te divertiste en casa de Whitty? – Lo llamo, levantando una ceja con gesto acusador y dudoso. Senpai levanto la vista de unos discos y le dijo que sí. Whitty suspiro de alivio.
̶ Eh, estuvimos jugando con Hex. Todo casual, no pasa nada – Sonrió, se quitó la mochila de encima y la dejo en el mostrador – Cuídalo.
̶ Lo he estado haciendo desde que llegó y mucho mejor que tú. Que esto no se vuelva a repetir – Lo regaño, Whitty chisto por lo bajo y se acercó a donde estaba el escolar.
̶ Ya debo de irme.
̶ ¿Tan pronto? – Mascullo el otro, decaído y cansado.
̶ Si ... Quizá mañana podamos hablar más ¿Te parece?
Senpai le sonrió dulcemente.
̶ Me ... Me parece muy bien.
̶ Correcto.
Whitty salió de la tienda, seguido del asiático. Su casa se encontraba por la calle derecha de modo que se fue sin mirar atrás ... O casi.
Cuando estuvo algo lejos, volteo y lo vio recostándose en su pequeña cajita de cartón. Y a Sam saliendo y sentándose su lado a conversar. No podía oír nada de lo que decían. Se quedó ahí hasta que Sam volvió a entrar a la tienda, no sin antes darle su chaqueta para que no pasara más frio.
¿Debería volver?
¿Pero qué clase de pregunta es esa? ¡Pero claro que debería, hace unas horas casi se lo lleva Rick y quién sabe si alguien sobrevivió a lo de la comisaria! Y hablando de ese lugar ...
Primero iría a ver qué cosa había hecho. Y luego volvería.
(...)
El lugar estaba del mismo modo como lo dejo y como le dijo Senpai: Vacío y en silencio. Cosa rara, porque dentro había un montón de ¨riqueza¨ y los más pobres debieron de haber sido los primeros en entrar a saquear.
Cuando puso un pie adentro, se dio cuenta de que, de hecho, alguien ya había intentado entrar.
Había la huella de una zapatilla en el suelo, justo en un pequeño charco de sangre y algo que parecía ser cerveza. Las pisadas se adentraban un poco, y luego parecían volver por donde vinieron. El hombre bomba temió levantar la vista.
Delante suyo, recostado contra un pequeño muro, estaba acostado un joven policía. Tenía la cabeza gacha. Por la marca de sangre en el suelo, parecía que lo habían arrastrado hasta allí. Whitty se acercó y le toco el hombro, pensando que estaría inconsciente o dormido. No se movió.
Lo tomo del mentón y lo obligo a levantar la vista. Donde antes estuviera su cara, ahora solo había un cráter del tamaño de un puño. No había mayores marcas allí, como si le hubiesen drenado todo líquido del rostro ... O del cuerpo. Whitty retrocedió, alarmado. No es que no haya visto cadáveres antes, es que nunca había visto uno así.
En silencio, camino hasta la sala principal. No había tanta gente allí. Tan solo dos mujeres tiradas juntas en una esquina y el viejo policía del portón estampado contra unas sillas. No podía verles los rostros, porque habían caído boca abajo. Aun así, diviso algo que parecía ser carne arrancada de sus cabales en el suelo.
Paso por la sala, y camino hasta otra habitación. La puerta estaba entreabierta, apenas se inclinó a mirar. En la silla, Douglas descansaba suavemente. Parecía relajado, con la única diferencia de que su cuello estaba mirando hacia atrás.
Whitty ya no quiso ver más. Encontró tirado en el suelo, y detrás de unas mesas, algunas armas de largo alcance. Se las llevó consigo (Le darían un buen dinero por ellas) y se fue.
En el camino a casa, y como ya es costumbre, empezó su paranoia ¿Qué diantre había pasado allí adentro? A los pocos cuerpos que vio no parecían haberles disparado, aunque tampoco era que se hubiese quedado mucho rato viéndolos ¿Quién puede cometer tanta brutalidad en tan poco tiempo? Y si su naturaleza es así ¿Cómo es que Senpai estaba vivo? ¡Debió de haberse muerto e irse junto con todos esos pendejos al infierno! Pero, no, no ... No podía pensar así de él ¿Eran marcas de garras o dientes las que vio en el primer recluta que encontró? ¿Sería este el ataque sorpresivo de una banda de psicópatas? Había escuchado de la existencia de algunas, pero nunca había visto una. Demonios, mocoso, eres indestructible. Probablemente los viste llegar y te escondiste en cuando pudiste ¿Verdad? Por eso aun tenías el arma, no tuvieron tiempo de quitártela. Por eso todavía tenía todas las balas ... ¿Verdad? Que inquieto esta. Y que frio hace. Su mente no deja de saltar entre escenario imaginario a escenario imaginario sin parar. Douglas volviéndose loco contra todos en la comisaria y luego suicidándose de algún modo extraño retorciéndose el cuello. Rick entrando en tromba, claro, si el cabron es una cucaracha inmortal. Una banda de ladrones hambrientos e idos de la olla atacando en grupo. A todo esto, lo único que le quedaba por hacer era sentirse aliviado de que a su pequeño amigo japonés no le hubiese pasado nada. Nada de nada.
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