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•Do It For Me•

Especial San Valentín y aniversario

Había tenido una noche maravillosa en los brazos del chico que quería; si bien aún no estaba definido lo que eran, solo sabía que no quería separarse de él nunca. Adrien la tenía rodeada por su cintura y profundamente dormido, ella se desperezó un poco para tomar su móvil y ver la hora.

09:37 horas, 14 de febrero

«Es San Valentín»

Kagami giró su rostro para mirarlo y esbozar una pequeña sonrisa; desde que se habían mudado ambos tenían la costumbre de ese día pedir helado y ver películas, pero no de amor sino de terror, para burlarse un poco de esa fecha pero este año es distinto y ella quería hacerlo distinto. Así que antes de despertarlo, se levantó para ir al baño, ya que no se sentía muy bien, se sentía un poco mareada pero no era para tanto así que solo se mojó un poco la cara y luego volvió junto a Adrien. Se acomodó nuevamente a su lado pero apoyando su barbilla en su pecho, dándole un beso en su mentón.

— Adri...— Susurró ella con una pequeña sonrisa.— Adrien despierta.

Aquella suave voz fue más que suficiente para que Adrien se removiera perezoso, pero sobre todo para que sus ojos se abrieran lentamente. Inevitablemente sonrió al verla, se pasó una mano por sus ojos y suspiró.

—¿Qué hora es?

— Casi las diez.— Respondió con ternura.— Buen día...

— Oh, mierda...— Murmuró Adrien y suspiró mientras estiraba algunos de sus músculos.— Buenos días, ¿dormiste bien?

— Más que bien.— Ella se acomodó mejor sobre él, enredando sus piernas con las suyas.— ¿Y tú?

— Bien.—  Admitió y sonrió, pasándole una mano por su mejilla, acariciándola con ternura y calma.— Fue una noche alocada, así que dormí de maravilla, de hecho, siempre lo hago.

— No quiero llevarme el crédito pero es gracias a mí.— Dijo con orgullo, escuchándolo reír.— Oye... ¿Sabes qué día es?

Adrien lo pensó por unos segundos y negó.

— No es tu cumpleaños y tampoco el mío, así que... No sé.— Confesó el ojiverde pasando su mano por su espalda.— ¿Qué día es hoy?

— Es catorce de febrero.— Murmuró sonrojándose un poco.— San Valentín.— Añadió y suspiró, pero continuó hablando.— Es el día del amor y la amistad, y sé que tenemos nuestra tradición pero este año es diferente a otros y como nosotros técnicamente estamos en el medio ya que no somos pareja y tampoco somos solo amigos ya, pues pensaba que podíamos salir... Pero tal vez es una idea tonta, no importa.— Avergonzada intentó apartarse de él y levantarse.

— Hey no...— Dijo rápidamente Adrien y para evitar que se fuera la tomó del brazo y la atrajo hacia su cuerpo.— Lo siento, es solo que me desoriente un poco, y sí, sí quiero hacer algo Kag, salgamos o quedémonos aquí, lo que tu quieras, nena.

 — ¿De verdad?— Preguntó ella con temor.

— Claro que sí, hagamos algo.— Él sonrió mientras se recostaba por completo y la atraía sobre él.— Pero antes... ¿No tienes ganas?

— Deja de pensar con la cabeza de abajo.— Murmuró la azabache entre risas.— Ya casi no puedo caminar, no me das tregua Agreste.

— Yo solo decía.— Él tampoco paraba  de reír mientras negaba.— En ese caso, vamos a desayunar primero, ¿qué dices?

 — Solo quiero un té.— Hizo una trompita

— Bien, vamos entonces, esta vez yo quiero café.— Le sonrió un poco, mientras se incorporaba y dejaba la sábana caer por su cuerpo.

— Yo no me levanté muy bien del estómago al parecer, por eso tomaré un té.— Hizo una mueca de desagrado.— Pero para más tarde estaré bien para que podamos salir y no sé, ¿comer fuera?

—¿Qué tienes?— Preguntó Adrien mostrándose un poco preocupado por lo que oía.

— Solo es un malestar y un poco mareada pero nada grave.— Aseguró arrodillándose en la cama para gatear al borde y estar cerca de él.— Tranquilo, cualquier cosa te digo y vamos al médico pero no creo que sea necesario.

— Esta bien.— Adrien se mostró no muy convencido de lo que oía, sin embargo, lo dejó pasar porque era un día realmente especial para los dos.— Pero si sucede algo no dudes en decírmelo, Kag, en decirme como te sientes y eso.

— Mmm tal vez unas galletitas de limón me gustaría, de las que hiciste ayer.— Recordó con una sonrisa divertida mientras bajaba de la cama.— Vamos a desayunar y luego a tomar una ducha, así vemos que haremos hoy en este día raro pero especial.

— Me parece un buen plan.— Ya estaba parado lejos de la cama, miró a la pelinegra y sonrió, mientras se estiraba por completo y decía.— Quizá... Deberíamos de vestirnos primero, ¿no?

— Yo tengo tu playera y mi ropa interior, tú eres el que se pasea por la casa como Dios lo mandó la mundo.— Se burló comenzando a caminar fuera de la habitación.— ¡Aunque tus pompis son lindas para nalgear!

Adrien soltó una fuerte carcajada al oírla y negó, se pasó una mano por sus cabellos y río.

— ¡Sabes que podría estar así todo el día!— Bromeó, dirigiéndose a su armario, comenzando a buscar que ponerse.

Kagami también rió estando en la cocina; negó ante las ocurrencias de ambos mientras ponía la cafetera para Adrien y en la cocina una tetera con agua para su infusión. Luego se dirigió a buscar dos tazas y las galletas, dejando todo en la mesa junto al azúcar.

— Mmm...— Pensó al ver si faltaba algo pero en seguida se comenzó a sentir mal así que corrió al baño, encerrándose allí para devolver lo poco que tenía en su estómago.

Con se enderezó decidió lavar su boca, mirándose al espejo; suspiró y salió encontrándose con Adrien en la sala, así que decidió fingir que nada pasaba.

— Ya va a estar el café y el té.— Le señaló acercándose lentamente.

— ¿Qué hacías?— Preguntó Adrien curioso, girá su cabeza y sonrió al ver lo de la mesa, ese iba a ser un desayuno realmente delicioso.

— Mis necesidades en el baño, obviamente.— Aseguró divertida yendo a ver la cafetera, ya faltaba poco.

— Oh esta bien.— Se dio la vuelta y se encaminó a la mesa.— Vamos Kag, que tenemos todo un día que planear.

— ¿Qué podemos hacer?— Le preguntó mientras servía ambas infusiones.— Además de comer. 

— ¿Ver una película?— Inquirió el rubio mientras se encargaba de repartir las galletas.— ¿Salir con los chicos? 

— Yo creo que Alya y Nino deben tener sus propios planes.— Señaló con curiosidad, bebiendo un poco de su té de manzanilla.— Solo seremos nosotros.

— En ese caso... ¿Películas?— Preguntó ahora comiendo una de sus galletas y sonriendo por lo bien que sabían.

— El cine estará atestado de personas, hagamos algo más íntimo y que no se ni muy empalagoso ni muy aburrido, que esté a la mitad como nosotros.— Sus mejillas se tiñeron levemente de rojo.

— ¿Esgrima?— Soltó Adrien sin pensarlo y luego río nervioso.— No, olvídalo, es tonto.

— ¿Quieres que te pateé tu lindo culo como antes?— Bromeó ella con una media sonrisa escondida detrás de su taza.

Adrien soltó una fuerte risa y negó, mientras bebía de su café.

— Esgrima será.

— Apostemos entonces.— Murmuró la asiática bajando su bebida.— Como los viejos tiempos.

 — Bien, ¿qué apuestas Tsurugi?— Preguntó Adrien y le guiñó un ojo.

— Si gano, me harás un baile de striptease.— Kagami lo miró fijamente.— Con disfraz y todo.

Aquello llamó la atención de Adrien.

— Y si yo ganó, tú harás lo mismo.— No era una mala idea después de todo —¿trato?

— De acuerdo.— La fémina estiró su mano hacia él, para que cerraran la apuesta.

Con toda la confianza del mundo, Adrien le tendió la mano y dio por finalizada aquella apuesta.

[...]

Luego de desayunar con calma y de descansar un rato, ambos se fueron a cambiar con ropa cómoda para salir pero a la vez deportiva así podían batallar como antes. Si bien hace mucho no habían practicado aquel deporte, ambos se mantenían en forma cuando se podía además de que recordaban perfectamente los movimientos.

Así que salieron del departamento a la antigua escuela en la que ambos pasaban obligatoriamente esgrima, Adrien era el que conducía mientras Kagami estaba emocionada por aquello, no solo por el resultado sino por pelear contra él nuevamente.

— Ay que emoción.— Murmuró otra vez  removiéndose en su lugar.— ¿Cuánto falta?

— Solo unos minutos, ¿ansiosa por perder, Tsurugi?— Preguntó Adrien sin perder su sonrisa.

— Ya quisieras.— Le respondió mientras cogía su bandita y sr ataba su corta melena.

Adrien soltó una risa, la miró de reojo y negó.

— Bueno, ya llegamos, linda. Adelántate, tengo que prepararme mentalmente para ganar.

— ¿Entonces me dejarás plantada?— Se mofó ella con una sonrisa ladina.

— Claro que no, tu solo espérame adentro.— Le dijo Adrien y sonrió, le guiñó un ojo.

— No te tardes.— Murmuró acercándose para robarle un beso y luego salir del auto.

Adrien solo sonrió y asintió, miró como se iba la pelinegra y suspiró, tenía una idea en mente, sabía que debía ganar. Así que luego de mentalizarse que es lo que iba a hacer, salió del auto y se encaminó hasta el interior de la escuela, sabía lo que tenía que hacer.

Se dirigió a los vestidores que eran tan conocidos para él y comenzó a alistarse. Una vez que se aseguró de estar listo, se dirigió al punto de encuentro acordado con la pelinegra y espero.

— Ya estaba pensando que no vendrías.— Musitó Kagami al verlo aparecer.— ¿Recuerdas a nuestro profesor?— Señaló al hombre de edad avanzada que estaba a su lado.

— Claro que sí.— Dijo él e inevitablemente sonrió al verlo, sin pensarlo, movió su mano para saludarlo, esperando que lo viera.— Sería imposible no recordarlo.

— Y a mí volver a ver a los mejores esgrimistas que tuvimos.— Contestó el hombre.— Su foto junto a los trofeos siguen intactos.

— Muchas gracias profesor.— Murmuró Kagami con orgullo.— Y por permitirnos esta pequeña batalla, ya sabe, las apuestas siguen siendo más divertidas con un pequeño enfrentamiento.

— Shhh...— Susurró Adrien con diversión y negó, mientras oía a aquel hombre reír.— No me desconcentres, Kagami.

— Idiota...— Murmuró ella rodando sus ojos, mientras se alejaba y se colocaba el casco.

Adrien solo le sacó la lengua, sonrió y comenzó a colocarse el casco y se preparó para lo que se avecinaba.

— ¿Listos?— Preguntó el profesor.

— Prepara tus mejores movimientos Agreste.— Se mofó Kagami.

— Lo sé mismo va para ti, Tsurugi.— Dijo Adrien y le guiñó un ojo, mientras tomaba su sable y la miraba.— Listo.

— ¡Adelante!— Exclamó el hombre, reuniéndose junto a los pocos alumnos que estaban en ese momento.

Kagami tomó la iniciativa, moviéndose con agilidad para atacar; su cuerpo en verdad no había olvidado aquel deporte porque se sentía como si nunca lo hubiese dejado.

Aquello llamó la atención de Adrien, el cual debía de admitir que estaba un poco sorprendido, 

Todos estaban atentos a ellos dos y a sus movimientos; el ataque y contraataque era constante al igual que los jadeos y las risas divertidas.

No solo se provocaban durante el enfrentamiento sino también con burlas, llegando a estar ambos empatados. Algunos apostaban a que Adrien ganaría y otros a que Kagami lo haría pero el profesor solo se reía ya que sabía que era difícil el quién ganaría porque ambos eran y serán los mejores.

Todo parecía que el de la cabeza era Adrien hasta que hizo un movimiento en falso lo que lo provocó caer a la colchoneta y siendo Kagami la que lo tocó en el pecho con la punta del sable, proclamándola así la ganadora.

— No he perdido el toque.— Musitó ella en su lugar, aún tocándolo con su arma mientras se quitaba el casco.— Prepara tus caderas, será una larga noche...

Adrien rodó los ojos y asintió, soltó un suspiro y también se quitó el casco, de alguna manera aún le sorprendía el resultado, le sonrió a Kagami tendiéndole la mano.

— Un trato es un trato supongo. ¿Lo hacemos ahora o después?— Preguntó curioso.— Digo, se que dijiste esta noche, mi pregunta es si compraremos algo o no...— Estaba un poco nervioso y no sabía por qué.

— No es necesario.— Aseguró tomando su mano para que se levante.— En casa está todo.

— Bien...— Exclamó con su mejor sonrisa, se levantó, tomó la mano de la pelinegra y se acercó a su oído para susurrar.— ¿Lo estás disfrutando no, puerquita?

— Te aseguraste miles de años de burla gatito.— Respondió en el mismo tono y luego le guiñó un ojo.

Adrien solo rió y asintió, preparándose para lo que le esperaba, después de todo él no era de romper sus apuestas.

[...]

Fue así como todo había terminado en un abrir y cerrar de ojos para Adrien, aunque ya habían pasado no más de unas cuantas horas desde que Kagami y él habían terminado esa competencia, sus nervios aún seguía a flor de piel.

No estaba molesto por el resultado de la contienda, de alguna manera sabía que ese resultado era muy probable, después de todo no era un secreto para nadie que su mejor amiga era muy buena en ese deporte. Sin embargo, lo que aún no entendía era en que momento había creído que aquella apuesta era una buena idea.

Adrien suspiró y pasó de nuevo sus manos por lo que traía puesto, estaba en su habitación y su atuendo no era para nada novedoso, de hecho le sorprendía un poco la elección que la pelinegra había hecho para ese momento, para ser sincero, él tenía un poco más en mente, aún así lo dejo pasar porque esas eran las supuestas reglas de su apuesta.

Suspiró y terminó de abotonarse la camisa, se miró por una última vez en el espejo que tenía antes de salir, quería asegurarse que todo estaba bien, empezando desde su peinado.

No tenía ni la más mínima idea de que iba a hacer, tomó su celular entre sus manos y colocó la canción que había elegido mientras se dirigía hasta donde Kagami, lo estaba esperando con su sonrisa triunfante; Adrien suspiró, miró por una última vez su celular y cuando "Do It For Me" elegida por Kagami comenzó a sonar, tomó una profunda respiración. Ya sabía lo que tenía que hacer, dejó que la música sonará y poco a poco fue entrando en ambiente, pasó sus manos por los botones que tanto le había costado acomodar y comenzó a desabotonarlos uno a uno.

Después de todo, este sería un San Valentín muy diferente al que había estado acostumbrado, no cambiaría nada, porque esto era parte de su historia, de su extraño amor.

Mientras tanto Kagami estaba sentada en el sofá con sus piernas cruzadas y una copa de vino en mano; no solo él se había cambiado, sino que ella también lo hizo colocándose un vestido de los que tenía para salir porque luego le iba a compensar aquel show privado.

No solo le divertía la situación, sino también le excitaba al verlo mover su cadera y torso. Cuando se deshizo de la camisa, se le acercó con las manos en la nuca mientras movía su pelvis hacia ella, sacándole una risa.

— Si tuviera un billete sin duda te lo pondría en tus pantalones.— Murmuró divertida mientras paseaba sus manos por su abdomen.

Adrien se carcajeó y negó, mientras bajaba la mirada a ella, usaba una de sus manos y la tomaba del mentón.

— Puedes darme algo mucho mejor que eso y lo sabes.

Sus nervios ya habían quedado atrás, se sentía un poco más desinhibido, así que atrajo a la pelinegra a su torso desnudo con la misma mano con la que le sostenía el mentón.

— Uh el baile se puso aún más intenso...— La fémina se colocó de pie mientras dejaba su copa en la mesita.— ¿Qué harás?

— ¿Qué quieres que haga?— Le preguntó Adrien con su mejor sonrisa.— Tú solo pide.

— Sigue seduciéndome.— Se colocó en puntillas para susurrarle sobre sus labios, sin llegar a besarlo.

Adrien soltó una pequeña risa y asintió, tomó una de las manos de la pelinegra y la pasó por su abdomen, mientras movía sus caderas y no se detuvo hasta que la dejó sobre su reciente erección.

— Adrien...— Exclamó ella en un jadeo, luego mordiéndose el labio inferior por inercia.

— Kag...— Murmuró Adrien, dejó de lado los movimientos que hacía con su cadera y se acercó a ella para unir sus labios en un beso.

En algún momento había dejado de escuchar la música, después de todo sabía que el baile ya había terminado.

Kagami simplemente se perdió en sus carmesíes, enredando sus dedos en sus hebras y apegándose más a él; el beso era lento pero preciso y candente, haciéndola sentir que viajaba a las nubes para luego caer y quemarse en el fuego ardiente de las sutiles caricias que él le propiciaba.

Con lentitud lo hizo girar sin despegarse un centímetro de él hasta hacer que se siente en el sofá y ella colocarse a horcajadas suyo.

— Eres un gran bailarín...— Susurró llevando sus labios por su mandíbula.

— Y que lo digas, aunque no creas me divertí...— Pasó sus manos por sus caderas y poco a poco fue levantado su vestido, suspiró y continuó con el recorrido de sus manos, pasándolas por su espalda, y sin pensarlo le dijo.— Quítate el vestido.

Rápidamente le hizo caso, quitándoselo por sobre la cabeza, quedando solo en bragas. Continuó acariciando su abdomen, mirándolo con una sonrisa ladina.

Sin dudarlo paso su mirada verduzca por su cuerpo, los ojos del rubio se movieron desde sus pechos, hasta la parte baja de su abdomen, sonrió y acercó sus labios a su cuello, moviéndose por su clavícula hasta llegar a uno de sus pechos, por alguna razón que aún no entendía, le gustaba besarlos, succionarlos, así que eso fue lo que hizo.

— Carajo Adrien...— Gimió clavando sus uñas en sus hombros.— Me e-encanta... Cómo ah-ah...

— ¿Qué te encanta?

— Tu boca...— Susurró centrando su mirada en sus ojos verdosos.— Paseando por cada rincón de mi cuerpo...— Atrapó su labio inferior y estiró de él.

— ¿Solo mi boca?— Insistió Adrien en un tono curioso, bajando su mano por el abdomen de la pelinegra hasta rozar el elástico de sus bragas.

— Tus manos también...— Su voz sale ronca debido a la excitación que ella siente.— Me fascina.

— Lo sé.— Musitó él con un deje de altanería mientras esbozaba una sonrisa ladina, le gustaba cuando ella admitía ese tipo de cosas. Tomo un poco de aire y prosiguió.— Bien, supongo que ya fue demasiado de esto, ¿qué te parece si vamos a la habitación y...?

— No.— Lo detuvo en ese instante.— Lo quiero aquí.

— ¿Segura?—  Le preguntó viendo de reojo el lugar en donde estaban. No tenía problema, pero tampoco sabía si era una buena idea.

— Solo vivimos nosotros en este departamento y que yo sepa no hay cámaras.— Recalcó moviéndose sobre su cuerpo.

— Bien, aquí será entonces.— Dijo Adrien con la mejor de sus sonrisas.

— Bien.— Con destreza, Kagami le desabrocho su cierre para inmiscuir una mano sobre su bóxer para apretar su miembro.— Esta puede sumar una mejor tradición que ver películas de terror, ¿no crees?

— Y que lo digas, linda...— Echó la cabeza para atrás, sintiendo esas suaves caricias sobre la extensión de su falo. Cerró sus ojos e inevitablemente llevó una de sus manos a la mejilla de la pelinegra y le dijo.— Sigue.

— ¿Te gusta...?— Susurró sin dejar de mover su mano mientras llevó sus labios a su cuello, mordiendo y marcando todo.

— Mucho...— Respondió el ojiverde, se sentía muy bien lo que ella le estaba haciendo, sin embargo, aún quería más.— Pero ambos sabemos que puede mejorar.

— Si, pero hay tiempo.— Siguió diciendo moviendo su mano con lentitud sin borrar su sonrisa.— ¿O tienes una cita y no me dijiste?

— No...— Bajó su mano también por el cuerpo de la pelinegra sin perder su sonrisa, rozando sus bragas y finalmente llegando a su intimidad, acariciando su clítoris sin piedad.— ¿Probaremos algo nuevo esta noche?

— ¿Ti-tienes algo para ahh sugerir?— Por instintivamente Kagami se frotó contra él y sin dejar de mover su mano.

— Si...— Respondió Adrien y sonrió, siguió con los movimientos de su mano.— Date la vuelta.

La ojimarrón lo dudó pero la curiosidad era más grande así que se levantó de su lugar para girarse y sentarse nuevamente, llevan sus dedos al cabello rubio de él y mirándolo de costado.

— ¿Qué harás?— Contoneó sus caderas sobre su miembro.

— Ahh... Tú sabes que...— Llevó por instinto sus manos a sus glúteos, acariciándolo aún por encima de sus bragas.— Siempre he querido hacer esto, Kag.

— Haz querido hacer muchas cosas Adrien.— Le recordó sin dejar de moverse, ejerciendo presión.

— ¿Necesitas una pista?— Preguntó él, pero no espero por una respuesta, ya que metió una de sus manos en la parte trasera de sus bragas y acarició sus glúteos, buscando de alguna manera, esa entrada.

— Adrien... Ahí no.— Señaló autoritaria mirándolo fijamente.— Lo sabes.

— ¿Por qué no?— Le hizo un puchero.

— No estoy lista...— Murmuró avergonzada.

— ¿Y cuando lo estarás?

— No lo sé.— Suspiró bajando su vista, creyendo que ahora todo se había hecho a la borda.— Lo siento.

— Hey, está bien...— Dijo Adrien y colocó su mejor sonrisa, mientras pasaba sus manos por su cintura y de nuevo las acomodaba en el interior de sus bragas pero por delante.— Ya no hablemos de eso, solo relájate.

— Deberás ayudarme porque ya me tensé.— Ella hizo ojitos.— Tú sabes como.

— Lo sé...— Aseguró con orgullo por lo tanto comenzó a besar su cuello, mientras acariciaba con una de sus manos su clítoris y la otra la usaba para subir de nuevo por su cuerpo y dejarla a la altura de sus labios, ni siquiera lo pensó cuando le dijo.—Chupa.

Kagami sonrió y rápidamente atrapó su dedo entre sus labios, iniciando una leve succión sin apartar su vista de él. Le divertía experimentar ese lado desinhibido y disfrutar su sexualidad libremente junto a él, porque con su ex pareja se limitaba a hacer lo que él quería pero también limitándose a sus conocimientos pensando que no lo lograría.

— Así...— Jadeó, perdido en lo que estaba haciendo, su cuerpo inevitablemente comenzó a reaccionar, se ayudó con uno de sus dedos y añadió uno dentro de la boca de Kagami.— No te detengas, ayúdame y mueve tus caderas. Cerró sus ojos, quería sentirla de esa manera y también sabía que esos juegos previos se estaban terminando.

— Adrien...— Ella vio los ojos de él, estaban oscuros opacados por el deseo.— Quiero... M-más...

— Yo también...— Tomó una profunda respiración y con la voz cargada de deseo, susurró.— Levántate unos segundos, Kag, quiero terminar de desvestirme.

— Yo también tengo una cosa aún.— Rápidamente la azabache se colocó de pie y dejó que se desvista mientras ella se quitaba la única prenda que le quedaba.

Adrien solo la miró de reojo, suspiró y se pasó una de sus manos por toda la extensión de su falo, soltó un pequeño jadeo.

— Ven, siéntate.

— Quiero verte.— Señaló ella sentándose nuevamente sobre él frente a frente.

— Esta bien.— Colocó sus manos sobre sus caderas, se acercó a su oído y susurró muy suavemente.— Ahora clávatela y muévete linda.

Kagami sonrió, le encantaba que él no hablara con rodeos así que con cuidado comenzó a bajar a bajar su cadera mordiendo su labio inferior mientras lo hacía, le gustaba como se sentía y eso reflejó al clavarle sus uñas en sus hombros.

— A-adrien...— Susurró al sentir casi la mitad del miembro en su interior.

— Ah... Sigue.— Pidió él con las manos puestas en sus caderas, no quería ser brusco, pero las ganas que sentía eran mayores.

Tomó una profunda respiración, y para ayudarla fue impulsando sus caderas para arriba.

— Shh la noche es nuestra.— Unió sus labios a los de él, besándolo vehemente y continuó bajando.

— Ahh... Kag...— Adrien soltó un sonido parecido al de un gemido y asintió, cerró los ojos e hizo lo que creía mejor, se dejó llevar, moviendo sus manos desde las caderas de la pelinegra hasta sus pechos y comenzó a mover sus caderas, subiendo y bajando, mientras la sentía.

— Mierda Adrien...— Gruñó ella y al sentirlo completamente también comenzó a moverse lentamente, disfrutando del momento.— Mírame...— Pidió llevando una de sus manos desde su hombro por su cuello hasta llegar a su mejilla.— Dije que quiero verte.

Adrien asintió, levantó la mirada y encontró sus ojos con los de ella, lo hizo solo por unos segundos, porque bajó de nuevo su mirada hasta sus pechos y acercó sus labios hasta estos.

— Oh Dios...— Jadeó Kagami moviéndose cada vez más rápido, moviendo su cadera en círculos.

— Ahh... Sí, así...— Dijo Adrien, separándose de sus pechos para volver a sus labios, intensificando los movimientos de sus caderas, se sentía desfallecer y estaba seguro que ella también, así que lo hizo más rápido, más profundo.

— Ah-ah...— Gimió la azabache mordiendo su carmesí inferior, sintiendo una presión en su vientre bajo.— C-creo que...

— ¿Qué?— Preguntó Adrien con la respiración acelerada.

— Estoy cerca...— Dijo sin rodeos, apoyando su frente a la de él.

— Yo también...— Admitió el rubio y siguió con sus movimientos, aumentando el subir y bajar de su cadera.— Siempre estoy cerca cuando lo hacemos así, piel contra piel.

— Jamás lo hicimos de otra manera.— Señaló con obviedad riendo sin aminorar sus envites.— Te niegas a usar pro... Ahh mierda, protección.

— No me... Ahh... Gusta...— Repitió como siempre moviéndose con más ganas con un poco más de fuerza.— Y lo sabes...—Cerró sus ojos.— Por eso digo que es maravilloso.

— Lo sé... ¡Ay Dios!— Gritó mordiendo sus labios hasta que sintió como algo explotaba en su interior, dejándose abrazar por el orgasmo.— Mierda...— Se dejó caer sobre él.

Adrien gimió al sentirla así, paso sus manos por su espalda y la abrazo, mientras continuaba con los movimientos de su cadera, le dio unos últimos embistes, hasta que se sintió desfallecer.

— Kag... — Adrien jadeó su nombre, dejándose envolver por su orgasmo.

— Gatito...— Ella soltó una risita para levantar su mirada, tomó sus mejillas y las acarició con sus pulgares.— Feliz día, no sabría día de que decir.— Bromeó sin perder su sonrisa.— Pero fue el mejor de todos.

— Así es...— Adrien la admiró con una gran sonrisa y pasó una de sus manos por la mejilla de la pelinegra.— Y que lo digas Kag, este fue un día maravilloso. Te quiero mucho, feliz San Valentín, puerquita.

— Y yo a ti, gatito.— Murmuró con una amplia sonrisa.

Adrien solo asintió, usó su otra mano y la colocó en su otra mejilla, dándole otro largo y profundo beso, uno de los muchos que sabía que le iba a dar en este día tan especial.

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Feliz aniversario!
Y feliz San Valentín!
Omg con _Ocean_16 no podemos creer que esta loca historia ya tiene 2 años, es muy wow
En verdad les agradecemos todo el apoyo que ha tenido, sabemos que el alcance es a muy pocas personas ya que casi a nadie le gusta el adrigami pero nosotras somos felices dándole vida a Adrien y Kagami ♥️
Se lo agradecemos mucho 💕
Y por más años!
Los amamos

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