Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XVI: "El pasaje secreto"

Holis, antes de comenzar el capítulo quiero poner un aviso.

Primero que nada, tal y como pregunté en el capítulo anterior, Ney no será tan protagónica en esta historia.

Me pareció adecuado, ya que siento que es menos predecible, porque los que han leído las novelas ligeras o conocen los verdaderos hechos de la saga del mal, sabrán que Ney es una de las villanas principales (solo un puesto abajo de la emperatriz Prim).

Tampoco pienso hacer ni a Prim la malvada ni a Kyle, ya que él solo tomará un papel maquiavélico a lo largo de la historia.

Para mí, el villano tiene que ser no específicamente alguien que esté haciéndole daño al protagonista. Voy a darle ese rol de "villano" a un personaje que en la saga original es "bueno".
.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.~.

Un día antes de la coronación de la princesa.

Todos en el palacio acomodaban y organizaban el gran salón, donde se celebraría la fiesta.

Naturalmente, todos los aristócratas y nobles asistirían. Grandes comerciantes como Keel Frezzis y su esposa Mikina, así como grandes reyes como Tohrny Elphen o Kyle Marlon.

Mientras tanto, la hora del almuerzo se celebraba en el comedor, donde la princesa comía acompañada por Allen.

-Ven, siéntate aquí -le indicó al chico, quien aceptó.

Rilliane llamó a una sirvienta y le pidió que trajera un plato extra de comida para Allen.

-Oh, no es necesario.

-Tú no digas nada. ¿Por qué habría de dejarte parado, viendo mi comida?

Cuando los dos jóvenes comían, Rilliane no podía evitar mirar con cierto disgusto la comida.

-¿Qué te pasa, Rilliane?

Al hacer el sirviente esa pregunta, la princesa dejó repentinamente de comer.

-Ni yo lo sé... Es... Hace poco quería ser la reina con ansias.

-¿Y ahora?

Rilliane tomó el tenedor y volvió a comer. Allen esperaba su respuesta.

-Siento que nunca he tenido la vida que quiero. Suena estúpido viniendo de una princesa, pero es así. Allen, ¿sabías que desde antes que naciera, se decidió que me iba a casar con el rey Marlon?

-Eso lo sé.

-Y nunca tuve la oportunidad de quejarme o objetar.

-¿Quieres decir, que no te quieres casar?

Rilliane negó.

-No es eso. Lo que siento en verdad es que nunca he tenido una vida como quise. Todos a mi alrededor se la pasan decidiendo mis horarios, mi comida, los sirvientes que tengo, mi ropa, mi futuro... Nunca he podido escoger lo que quiero.

-Ya veo.

Allen se levantó y caminó hasta la chica.

-¿Quieres dar un paseo?

La princesa se quedó confundida por el repentino cambio de actitud del chico.

-¿Al jardín celestial, dices?

-No. Me refiero al mundo exterior. Lejos del castillo.

Rilliane se quedó sorprendida por la invitación.

-No puedo salir del palacio. No he salido desde que tengo seis años.

-Y tal vez nunca lo volverás a hacer a partir de mañana. Esta es nuestra única oportunidad.

Allen le extendió la mano a la princesa.

-Si decides venir conmigo, entonces estará bien. Si dices que no, entonces también estará bien. Solo será tu desición.

Rilliane miró por un segundo la mano del sirviente. Se le hizo un nudo en la garganta. Sin embargo, se levantó y tomó la mano del joven.

-¿Cómo nos iremos?

-Por el pasaje de la chimenea.

Los dos fueron a la alcoba de Rilliane y se adentraron en el pasaje secreto.

-Jamás había utilizado esto -dijo la chica, atravesando el obscuro lugar.

-Ya vamos a llegar.

Al final del pasadiso se hallaba una especie de cubierta de madera. Allen la levantó con dificultad.

-Por aquí. Te ayudo a subir.

El chico alzó a Rilliane para que alcanzara a salir.

-¿Hay alguien? -le preguntó el joven antes de sacar por completo a Rilliane.

-No hay nadie.

Cuando la chica estuvo afuera, ayudó a subir a Allen.

Rilliane, quien llevaba un vestido más ligero y sencillo, se sacudió el polvo. Después de eso, levantó la mirada y abrió los ojos.

Por fin, después de años volvía a ese bosque.

Rilliane miraba fascinada los grandes y frondosos árboles, escuchaba el canto de las aves y sentía el viento recorrer su cuerpo y mover su cabello.

-Esto... Es grandioso.

Al ver a Rilliane tan emocionada, el sirviente sonrió.

-¿Qué es lo que quieres hacer?

-Quiero ir a la playa.

-En ese caso, vamos ahora mismo. Ya es tarde, y tenemos que llegar antes de la cena. Su majestad debe descansar lo suficiente para mañana.

-Ay, Allen. Descansar es lo que menos me interesa ahora.

Los jóvenes caminaron por el bosque de la confusión un par de minutos, observando todo a su alrededor. Al fin llegaron a la costa.

Un rayo de sol le dio en la cara a la chica, haciendo que se cubriera.

Al quitarse las manos de la cara, Rilliane observó fascinada ese hermoso mar que se encontraba frente a ella.

-Es tal y como lo recuerdo...

La joven aventó sus zapatillas a una lado y corrió a donde estaba el mar. La arena estaba muy caliente, pero eso no le importó. Hundió sus pies en el agua helada, hasta la altura de sus rodillas. Tampoco le importó que el agua mojara su vestido.

Allen se quedó sentado en la arena, contemplando a Rilliane. ¿Quién diría que tan bonita joven era tan despiadada? Él lo sabía. Que la chica no era mala. Solo su corazón estaba roto. Corrompido.

Varios minutos pasaron, hasta que Rilliane regresó a con Allen, sentándose a su lado.

-Gracias por traerme, de verdad.

Allen bajó la cabeza, ocultando un leve sonrojo. Pasaron unos minutos en silencio, contemplando el bello atardecer y escuchando el golpe de las olas.

-Cuéntame sobre ti.

La pregunta hizo que Allen girara a ver a Rilliane.

-¿Sobre mí?

-Tú me conoces muy bien, mucho más que yo misma. Pero yo solo sé que eres un chico que vive al lado del bosque con su madre y su hermana, y que tiene un ojo hermoso.

-Mi vida no es tan interesante.

-Oh, vamos. La mía no es mucho mejor.

-Bueno... No hay mucho que mencionar. Nací el veintisiete de diciembre hace catorce años.

-En el mismo día que yo... Eso es fabuloso.

-Sí. Creo que es verdad ese dicho de "en el mundo, las personas que se parecen vienen de tres en tres".

-Tal vez por eso nacimos el mismo día... ¿Qué hay de tu hermana?

-Ah, Germanie. Es todo un caso. Estoy seguro de que si la vieras, te asustaría un poco su comportamiento tan masculino. Es toda una marimacho.

-Ah, jajajaja.

-Sí... Aunque creo que te agradaría enseguida.

-Por supuesto que sí. Es tu hermana, ¿cómo no podría agradarme?

Allen sonrió por lo bajo. Otra vez, hubo un silencio en el que el gran atardecer los dejó asombrados.

-Es hermosa... -sususrró Allen, mirando de perfil a Rilliane.

-¿Hermosa?

Al notar que Rilliane también lo estaba observando, el chico se sonrojó ferozmente, desviando la mirada.

-¡Sí! La puesta de sol.

-Ah, claro. Es hermosa.

Rilliane también se sonrojó ligeramente. Por alguna razón, sentía que su corazón latía con fuerza.

-¿Y tu padre?

-...

-Perdóname. No debí preguntar eso.

-No, no pasa nada. Él murió por la enfermedad gula hace un tiempo.

-... Lo lamento mucho...

-Y mi madre tiene esa misma enfermedad.

-¿Y tienen medicinas? Son muy costosas.

-Al principio fue muy difícil conseguirlas -habló Allen, excavando en la arena-. Pero gracias a mi trabajo, nos alcanza perfectamente para comprarlas.

Rilliane se sentía estúpida al quejarse de su vida. Y se sentía todavía más estúpida al ver lo que pasaba Allen.

A ella nunca le dolió la muerte de su padre. Pero pensar en Allen... Era muy distinto.

Él era un chico que desde que era un niño tuvo que ver por su familia. Cargando sobre sus débiles hombros todo lo que eso conllevaba.

Y aún así, él no se quejaba. Seguía trabajando con diligencia y capacidad.

-Hay... Un doctor muy bueno de Beelzenia -habló Rilliane-. Mi padre tuvo la enfermedad de gula un tiempo... Y ese doctor logró curarlo.

-...

-Me gustaría que llevaras a tu madre con él.

-No pued-

-Yo me aseguraré de pagar cada gasto. Y no me importa lo que sea.

-No debes, Rilliane. Solo soy un sirviente, no tengo por qué importarte mucho.

-¡No solo eres un simple sirviente! -exclamó la chica-. Eres mi... eres mi amigo.

Cuando la princesa dijo eso, una presión surgió en el pecho del joven.

-Quiero que tu madre esté sana.

-... De acuerdo. En verdad, muchas gracias, Rilliane. No sabes todo lo que significa esto para mí.

Se miraron a los ojos por unos instantes. Allen vio los suaves labios de Rilliane, y se vio tentado en probarlos.

Se acercaron más, sintiendo sus respiraciones. Rilliane cerró sus ojos, al igual que Allen. Justo cuando sus narices ya se estaban juntando, un pensamiento invadió la mente de Allen.

Ella se va a casar.

Allen se alejó de Rilliane, quien lo miró confundida.

-Es tarde. Debemos regresar.

Rilliane asintió, levantándose ambos y caminando de regreso al palacio.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro