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XLII: "La escolta"

Charttete corría por los pasillos. En sus manos llevaba una espada y unas pinzas de metal. Tenía que llegar rápido. Solo tenían dos minutos.

Abrió la puerta del cuarto. Allí estaba el sirviente, sentado. En cuanto vio a la joven, se levantó y tomó las pinzas.

—Déjame ayudarte —susurró Charttete, arrebatándole las pinzas al frenético chico.

Él solamente logró asentir. La mujer pelirosa abrió las pinzas a su máxima capacidad y, de un solo cierre, logró romper las cadenas que amarraban al pobre chico a un poste de piedra.

Después de levantarse, ambos jóvenes salieron corriendo. Les quedaba menos de treinta segundos. Corrieron tan rápido que se tropezaron varias veces. Allen se encontraba muy desesperado. Quería llegar en cuanto antes a ver a su hermosa princesa, sacarla de ese infierno.

Al estar frente a la alcoba de Rilliane, Allen no perdió el tiempo en jalar la manija. Ahí estaba su chica. La persona que él más quería en el mundo. La persona por la que dejaría todo.

Ella estaba ahí, en la esquina de la habitación, con su vestido de princesa pulcramente puesto, su cara y piel completamente limpios. Su pelo ordenado y una gran sonrisa en el rostro. Eso era lo que veía. O más bien, lo que quería ver.

—Rilliane...

Todo era falso. Rilliane. No llevaba un vestido reluciente, ella apenas y tenía un camisón cubriendo su desnudo cuerpo. En todo su cuerpo habían moretones y marcas moradas. Sangre seca, rasguños, quemaduras. Su pelo estaba lleno de sangre y polvo, enredado, sucio. Y en su rostro no había una sonrisa. Tampoco tristeza. No había nada.

Ella, al verlo, sus ojos se abrieron, para acto seguido, llenarse de lágrimas.

Él corrió a abrazarla, a estrecharla contra su pecho. Ella no tardó en hacer lo mismo, mientras sus amargos sollozos y gritos se volvían más estrepitosos. No podía hacer más que llorar en silencio y consolar a la niña que yacía en sus brazos.

—Perdóname, Rilliane. Perdóname por favor. Debí llegar antes, debía salir de ahí y haber sido valiente... ¡Debí ser fuerte, maldita sea! —gritó el sirviente desconsolado, abrazando aún más el cuerpo de la joven.

—No me toques, estoy sucia —susurró la princesa, escondiendo su cabeza entre el cuello del sirviente.

—Perdóname, por favor.

—No tengo nada qué perdonarte. Tú eres mi ángel, Allen. Sabía que me sacarías de aquí.

A lo lejos, los pasos de los guardias se escucharon. Se estaban aproximando.

—Tienes que irte, Rilliane —susurró Allen.

—No.

—Tienes qué hacerlo. Usa el pasaje de la chimenea. Cuando estés afuera-

—¡No pienso irme de aquí, Allen! ¡No voy a dejarte solo!

—Hazlo, Rilliane. Tienes que estar bien.

—¡No! ¡No voy a estar bien si no es contigo! ¡No pienso irme!

Rilliane se levantó del agarre de Allen.

—Vete, Allen. Déjame aquí, escapa con Charttete y vive... Sé que van a matarme.

—¡Eso no lo voy a permitir, Rilliane! ¡Así que ahora vete por ese pasaje!

—Vaya, vaya, Allen. Te has puesto eufórico, ¿eh?

Era Arkaitor Marlon. Detrás de él venían varios guardias de la Guardia Real. Ellos sujetaban a Charttete y tapaban su boca.

—¿Crees que no me enteraría? Por dios, Allen. No seas tan idiota —dijo Arkaitor en una risa—. Era tan obvio que lo harías.

—Eres un maldito... —dijo Allen, apretando los puños.

Lleno de ira, corrió y le dio un puñetazo en la cara, desbordando toda su ira contenida.

—¡Eres un maldito bastardo!

Los guardias lo tomaron de los hombros, alejándolo.

—¿Es enserio? ¿Enserio estás defendiendo a esa puta? Eso es tan estúpido, Allen. ¿Qué acaso no ves lo zorra que es?

Rilliane, quien ahora también era sujetada por uno de los guardias, mantuvo su mirada distante, aún llena de lágrimas.

—¿Vas a salvar a esa puta barata? Estoy seguro de que puede mamarmela ahora mismo sin chistar... ¿Verdad, perrita?

La princesa miró con odio al pelirrojo.

—¡No le digas así, imbécil! —exclamó Allen forcejeando.

—Pero si es lo que es. Es una puta. Está sucia, ¿lo sabes? ¿Para qué querrías una mujer usada?

Arkaitor se acercó a Rilliane y jaló su mentón.

—Mira esta cara. ¿No te parece que es demasiado impura? Estas manos, estas piernas, estas tetas, esta boca, este trasero, todo ha sido tocado por otro hombre.

Arkaitor se acercó por detrás de la joven y de una manera poco sutil tocó su trasero, incomodando a la niña, quien lloraba de la impotencia.

—¡Maldito animal! ¡Suéltala! —volvió a gritar el sirviente.

—Tranquilo. Si crees que voy a cogerla no te preocupes, Allen. Como te dije, las mujeres sucias no me gustan.

El pelirrojo soltó a la joven y se dirigió al eufórico sirviente.

—Ve haciéndote a la idea, Allen.

Con eso, todos salieron de la alcoba, llevando los guardias a rastas a Charttete, Allen y Rilliane.

A pesar de la humillación reciente hacia la princesa, ella no bajaba la cabeza. La mantenía en alto, viendo con la acostumbrada mirada fría a los guardias que estaban a lo largo de los pasillos.

Unos cuantos la veían con pena, a otros les importaba menos. Unos cuantos hablaban sobre lo fea que lucía Rilliane, y otros tantos susurraban lo caliente que se veía la joven en ropa interior. Decían lo hermosas que se veían sus piernas, y lo hablaban del tamaño de sus senos.

Allen los miraba a todos con odio. Ellos alguna vez fueron sus compañeros de trabajo, gente de confianza con la cual interactuó de la mejor manera posible. Esa misma gente que él nunca creyó que hablarían de una forma tan asquerosa sobre el cuerpo de una niña. Ahora le daba asco haberles dirigido la palabra siquiera.

Incluso recordó la primera vez que habló con Arkaitor. Parecía un buen tipo, alguien que lo había tratado con amabilidad y cortesía. Que nunca fue a imaginar que se atreviera a asesinar a gente inocente, y a permitir que una niña fuera violada de manera atroz por un cerdo. Él era el amigo de juventud de su padre. ¿Qué diablos pasó? Si su padre hubiese conocido la verdadera cara de este mounstro, nunca le habría dirigido la mirada.

«Dios, perdónalos, porque no saben lo que hacen»

Sorry, queridos lectores. Por mi estupiez, el borrador que ya iba a publicar se borró, por lo cual no pude publicar cap ayer y tuve que reescribirlo hoy :(

Lo bueno es que esta versión me gustó más, ya que es menos violenta para nuestros protagonistas. Decidí que ya han sufrido mucho.

Espero que hayan disfrutado este cap. Gracias por su apoyo.

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