Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XLI: "La revolución"

¡Hermosa gente de Lucifenia!
¿Acaso dejaremos que nuestros hijos perezcan?
¡La ley mata al bueno, mientras al corrupto le perdona su decreto!
¡Nuestros estòmagos vacíos son la fiel prueba de lo que nos ha tocado vivir!
¡Los nobles son la causa de nuestros problemas!
¡Finalicemos eso, con lo que siempre debió ser!
¡Hombres, tomen sus armas! ¡No permitan que este país asesine a sus hijas, sus esposas, sus madres!
¡Liberemos esta nación injusta, esta nación sin benevolencia!
¡Castiguemos a los malhechores y liberemos a los puros de corazón!
¡Muerte a los nobles, a los corruptos!
¡Es el turno del pueblo!
¡Es nuestro turno de darle al pueblo lo que es del pueblo!
¡Castiguemos a esa ingrata, a esa detestable!
¡Muerte a la hija del mal!

Germanie, en el centro de la plaza, exclamaba esto. La gente alrededor de ella, niños, mujeres, ancianos y hombres, escuchaban con atención el discurso de la mujer con la armadura carmesí.

-¡¿Vamos a permitir esto?! ¿¡Que maten a nuestros hijos!?

La multitud comenzaba a murmurar, unos a favor de las palabras de la joven. Otros se prestaban un tanto escépticos.

La mayoría de ellos estaban con sus pocas pertenencias en la calle. Lo poco que les quedaba permanecía a su lado.

-¡Esa mujer que tanto cree que nos ha ayudado miren cómo nos tiene! ¡Destruyó nuestros hogares, nuestras familias, nuestras vidas! ¡Mató a niños!

Ante las palabras de la muchacha, los pueblerinos comenzaron a llenarse de odio. Muchos insultaban a la princesa y se quejaban en voz alta. Algunos solo miraban a la mujer con ira contenida.

El sentimiento que todos, tanto los más grandes como los más pequeños compartían, era ese sentimiento de odio y rechazo hacia la princesa, una ira desbordante.

-¡De nada sirve que los impuestos se hallan reducido si no tenemos nada! ¡Va un mes que vivimos así, sin hogar ni comida, y esa mujer no ha hecho nada por nosotros! ¡Se revolca en sus lujos, en nuestros lujos mientras nosotros sufrimos!

Un hombre, quien tenía una pequeña en brazos, se colocó al lado de Germanie.

-¡Eso es cierto! -exclamó-. ¡Mi hija, miren a mi hija! ¡Se está muriendo de frío y esa perra de Rilliane no hace nada! ¡Miren a sus hijos! ¡Mirenlos, dense cuenta de que se están muriendo como mi niña!

-¡Medio bosque se quemó! -gritó otra mujer-. ¡No tenemos siquiera para talar arboles y obtener leña! ¡Ni siquiera podemos ir a cazar animales porque todos se murieron!

-Mi padre murió... -un jovencito se unió-. ¡Le cayó un tronco encima! ¡Esa maldita princesa nos dejó sin padre a mis hermanitos y a mí!

-¡Démosle a esa princesa su merecido! -gritó otro hombre de entre la multitud.

-¡Hay que matarla!

-¡Asesina!

-¡Muerte a la princesa!

Una a una, las personas se iban levantando, exclamando que estaban a favor de todo lo que los ciudadanos decían.

-¡¿Para qué son nuestras manos?! -gritó Germanie, levantando su brazo.

-¡Para luchar por nuestra gente! -exclamó la multitud.

-¡¿Para que es nuestra alma?!

-¡Para proteger a nuestra gente!

-¿¡Y para qué son nuestras armas!?

-¡Para asesinar a la hija del mal!

-¡Es hora de ser libres!

Germanie levantó su espada, provocando que todos levantaran sus brazos y tomaran lo que tenían. El herrero del pueblo dio espadas y armas, las mujeres regalaron comida para alimentar a los hombres y niños, los ancianos enseñaron a pelear a sus hijos y nietos, los cazadores enseñaban a pelear.

Todos, sin importar el género o la edad, apoyaron a la revolución que ese 15 de marzo del 501 (EC) estaba ocurriendo.

Pasaron varios minutos hasta que el ejército de Marlon llegara. Tenían multitud de armas.

-Gracias por la ayuda, señor Marlon agradeció Germanie al hombre pelirrojo.

-No agradezcas, Germanie. Estoy haciendo esto por las mismas razones que tú.

Arkaitor sujetó los hombros de la chica.

-¿Tu madre cómo se romo lo de Allen?

-Está devastada. No ha dejado de llorar desde que se enteró de que murió. Dice que... Extraña a su niño.

-Te aseguro que a partir de ahora no les faltará nada, Germanie -Arkaitor sujetó el mentón de la joven.

-¿Señor?

-Cambiemos este país, los dos. Necesito que alguien esté a mi lado, una mujer fuerte, capaz.

-Señor Marlon...

-Una mujer como tú.

El hombre hizo que la sorprendida Germanie lo mirara.

-Gobernenos este país con la justicia que tu padre tanto quería.

La guió a sus labios. Ambos cerraron los ojos para después fundirse en un cálido beso.

Al separarse, ambos sonrojados, Arkaitor tocó con dulzura el cabello de la muchacha.

-Liberemos Lucifenia, juntos.

Germanie asintió.

-¡Es hora, pueblo de Lucifenia! ¡Vamos a defender este país con nuestras almas!

-¡Sí!

Todos los hombres y mujeres salieron armados, dirigidos por Germanie y Arkaitor, con destino al palacio lucifeniano.

Al frente, los guardias de Lucifenia defendían la entrada a capa y espada, sin embargo, ya que el ejercito se había debilitado con la reciente invsión a Elphegort, con lo que fácilmente, el ejercito rebelde logró vencer a los guardias.

Los revolucionarios se abrieron paso ante las puertas del palacio, empezando así la revolución de Lucifenia un 17 de marzo de 501.











Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro