Me encuentro acostado en mi cama usando mi celular, en una lluviosa aunque bastante común noche de viernes. No me divierte demasiado chatear, no suelo ser de las personas que mantienen conversaciones a través del celular. Supongo que soy demasiado asocial. Prefiero revisar redes sociales, Facebook e Instagram son las que más uso. Sino, de vez en cuando leo algunos comics en una aplicación. Si chateo, lo hago solamente con mi mejor amigo, pero aún él tarda demasiado en responder, se olvidó de mi existencia desde que consiguió novia.
Mientras veo algunos videos para pasar el rato, recibo un mensaje de WhatsApp. Veo la notificación y frunzo el ceño, no parece ser un contacto que tenga agregado. Pienso en ignorarlo, pero la curiosidad me gana. Qué extraño, pienso. No hay un número o foto que me haga identificar de quien se trata. ¡Diablos! Estoy perdiendo mi tiempo. Solo es una estúpida broma. Dice: "Has abierto el mensaje, ahora estás involucrado. Si no lo reenvías, la maldición caerá sobre ti, enloquecerás y tu familia morirá".
¿En serio? Creía que esas bromas habían pasado de moda. No puedo hacer más que reírme. ¿La gente no tiene nada mejor que hacer que inventar estupideces? Borro el mensaje y continúo con mi labor de ver videos.
Finalmente el mensaje de mi amigo llega, conversamos sobre la tarea del lunes. Reviso su contestación y le escribo de vuelta, con cierto reprocho por su tardía respuesta. Salgo del chat de mi amigo y estoy por cerrar WhatsApp, pero me doy cuenta de algo. El peculiar mensaje sigue ahí. Creí haberlo borrado, pero a lo mejor no debí haberlo hecho bien. Un poco consternado, lo borro nuevamente y esta vez me aseguro que ya no esté. Dejo mi celular a un lado, ya es noche y el sueño me domina.
La mañana siguiente me levanto temprano. Me dirijo a la cocina, guiado por el olor del desayuno que mamá prepara. El ocioso de mi hermano no se ha levantado aun, el señorito de la casa. En cambio mi padre tuvo que irse temprano a trabajar. La tarea de un médico no tiene horario, pero sí turnos de 24 horas. Después de ayudar a mi madre a lavar los platos, reviso si mi amigo se ha dignado a enviarme el documento con su parte del trabajo.
Que mi amigo no me haya mandado la tarea aun no es lo más extraño, algo más llama mi atención. El atemorizante mensaje de la noche anterior, del que ya me había olvidado completamente, está ahí. Un escalofrió recorre mi espalda. Estoy seguro que lo borré, ¡dos veces! Pienso en decirle a mamá sobre este raro evento, pero quizás no sea una buena idea. Además, no se va a creer una tontería como esa. Solo lo dejo ahí, es demás intentar borrarlo, a lo mejor es un virus, pero sí apago mi celular, prefiero no saber nada sobre el asunto. Ya veré luego como lo arreglo.
En la tarde, acompaño a mi madre a caminar. Es algo que solemos hacer los fines de semana, según ella "para despejarnos un poco". Compramos un par de helados y regresamos a casa. A mi hermano menor no le agrada mucho la idea de salir, siempre dice que tiene muchos "deberes" que hacer. Yo les llamo "videojuegos", pero no es algo que este dentro mis asuntos. Papá regresará hasta mañana del trabajo.
Voy a mi habitación y veo mi celular sobre la mesa de noche. Recuerdo el mensaje y comienzo a preocuparme un poco. ¿Cómo lo resolveré? ¿Será algo tan malo? Esto no es normal, pienso. Considero y voy a preguntarle a mi hermano si ha recibido también algo tan inusual como yo. Me responde con negativa, lo que aumenta mi estado de perplejidad.
Ya está oscureciendo y como no siento apetito, le pregunto a mamá si puedo irme a mi habitación. Para ella, la hora de la comida se respeta y esas cosas... Poso mi vista sobre el aparato, trago el nudo que se ha formado en mi garganta. Me acerco a la mesita de noche y estiro mi brazo para tomar el celular. Presiono el botón de encendido, sintiéndome tenso en los segundos que tarda en encenderse.
Al completarse la acción, mi teléfono empieza a vibrar sin parar por la cantidad de mensajes que llegan. No puedo controlarlo, el aparato parece como si tuviera vida propia. Sin siquiera revisar los mensajes empiezo a borrarlos todo, tardo un par de minutos, pues son demasiados. Siento alivio cuando llego al último y al momento de presionar el ícono de bote de basura, algo me hace casi tirar el celular y morir del susto. Una imagen espantosa aparece en la pantalla.
No puedo describir la imagen, no es descifrable, solo sé que me transmite una sensación espeluznante. Tampoco es que haya querido descubrir de qué se trataba. Aterrorizado inmediatamente lanzo mi teléfono. Ni siquiera me percato hacia donde, solo escucho el golpe al caer por ahí. Estoy realmente asustado, no entiendo qué está pasando o porqué. No quiero tocar ese maldito aparato en mi vida. Mi piel se eriza, me abrazo a mí mismo para aminorar la sensación. Comienzo a rogar pidiendo que todo se calme. Estoy muy alterado, prefiero refugiarme bajo mis sábanas, así que me acuesto a dormir.
Me quedo un rato pensando en todo eso. No puedo conciliar el sueño y los recuerdos y pensamientos no me dejan descansar. Se me viene a la mente una situación de unos días atrás. Mientras navegaba en internet buscando un sitio donde ver una nueva serie, se abrió un link a una página muy extraña. El contenido era extremadamente diabólico y escalofriante. Podía casi sentirme hipnotizado. En ese entonces, no le tomé mucha importancia, estaba acostumbrado a que sucediera eso al intentar ver series ilegalmente. Lo cerré y olvidé el asunto, hasta ahora... Con esa idea en mi cabeza me dejo caer en la inconsciencia.
En algún momento de la madrugada, despierto repentinamente muy conmocionado. Estoy sudando, la almohada debajo de mi cabeza está empapada. Los latidos de mi corazón son pesados, se siente como si fuera a salirse de mi pecho. Pronto me doy cuenta que no puedo moverme, soy prisionero de mi cama. Aunque ese estado no dura mucho, me estoy sintiendo muy relajado y finalmente libre, pero no tengo control de mi cuerpo. Luego experimento algo muy extraño, es como si me levantara, pero no estoy siendo yo quien se mueve, no estoy ejerciendo ninguna fuerza. Como si lo que está pasando no es lo suficientemente inusual, me veo a mí mismo acostado sobre mi cama. Luce como yo, pero no lo es. ¡Este soy yo! Estoy al lado de mi cama con mi cuerpo sobre ella, ¡puedo verlo! ¿Cómo es eso posible? Mi cuerpo no se mueve, está totalmente paralizado. ¿Acaso estoy muerto? ¿Soy un fantasma?
De repente mi cuerpo abre los ojos, pero lucen muy raro, como si vieran a la nada. Mi anatomía se levanta; sin embargo, yo no me muevo. Estoy estupefacto. Veo cómo comienza a caminar, dirigiéndose a la habitación de mamá. Despierto de mi ensimismamiento y con algo de preocupación, sigo al espectro. Me muevo, pero no camino, es más como si flotara. Llego al cuarto de mamá, ella está durmiendo plácidamente. Mi cuerpo se acerca a la cama, toma una almohada de la cabecera. Entendiendo las intenciones, grito "¿Qué estás haciendo?"
Eso alza la almohada sobre la cara de mi madre. "¡No! ¡Detente!" Me abalanzo sobre mi cuerpo queriendo detenerlo, pero es imposible. No puedo hacer absolutamente nada, estoy ahí nada más como un espectador, no tengo presencia física. Soy incapaz de hacer algo. Presiona con ambas manos la almohada sobre el rostro de mamá. "¡Mamá! ¡Reacciona!" Ella comienza a agitarse y patalear, intentando con sus brazos detener a la persona que le está haciendo daño. Pero no es lo suficientemente fuerte. Poco a poco los movimientos empiezan a cesar. "¡NO! ¡MAMI!" Siento como si lágrimas brotaran de mis ojos. Mi madre finalmente deja de moverse, ya no está pataleando. Sus brazos caen de golpe al lado de su cuerpo inerte.
La almohada es removida de la cara mi mamá la cual tiene una expresión totalmente de pánico. Sus ojos están completamente abiertos, pero se ven vacíos, mirando sin ver. Veo su pecho y ya no se eleva conforme a sus respiraciones, ya no respira. "Mamá, escuché unos ruidos. ¿Qué está pas...? ¿Hermano? ¿Qué sucede? Nataniel, ¿qué le ocurre a mamá y qué haces con esa almohada en tus manos?" Volteo y veo a mi somnoliento hermano junto a la puerta. No me he dado cuenta en qué momento llegó o qué está haciendo ahí, pero un miedo profundo me invade. "¡NO! ¡SAL DE AQUÍ!" Le grito con todas mis fuerzas, pero él no puede oírme. Mi cuerpo se gira hacia mi hermano. Mis alertas se encienden. "¡No, espera!"
Mamá solía coser, era su pasatiempo favorito. En su habitación tenía todo su set y dejaba las cosas desordenadas cada vez que se quedaba hasta noche cosiendo. Mamá, mal momento para no guardar los juguetes... Mi cuerpo poseído se va acercando despacio a mi hermano. El niño luce muy asustado, sabe que algo no anda bien. Mira al que cree que es su hermano, pero no sabe que no soy yo dentro de esa carcasa. "¿Estás bien? Luces muy extraño." Mi cuerpo pasa al lado de la mesa con los materiales de costura, veo como estira su brazo y agarra las filosas tijeras. Lleva la vista fija en mi hermano, quien se ha quedado pasmado y no reacciona.
"Hermano, ¡corre, por favor!" Grito desesperadamente. Sé que el chico no me escucha, no importa cuánto me esfuerce. Él levanta sus manos posicionándolas frente a su pecho, a la vez que me pide, a mi cuerpo, que se detenga. El niño empieza a preocuparse al ver cómo mi cuerpo empuña las tijeras. Comienza a retroceder con lentitud, mientras el otro va avanzando cada vez más. "Para. No juegues así". Mi hermano por fin se decide, se gira y se dispone a correr. Sin embargo, es demasiado tarde, el espectro lo ha alcanzado. Lo tira al suelo con bastante fuerza y facilidad. No importa cuánto el chico grite y llore, nada es suficiente.
Mi cuerpo lo apuñala una vez, y otra vez, de nuevo, una vez más. "¡HERMANO, NOOO! No, no, no". Mi hermano pequeño está sangrando, el viscoso fluido se esparce por el suelo. Él tose, la sangre lo está ahogando, con la poca movilidad que aún le queda cubre su abdomen tratando de evitar que la sustancia siga brotando de las heridas. Puedo sentir cómo la vida se va escapando de mi hermanito, se está yendo.
Siento desfallecer, lo que presencio es más de lo que puedo soportar. Es como estar viendo una película de terror, pero no siento miedo, sino algo peor, mucho peor. Siento impotencia, enojo, inutilidad, desesperación. Quiero actuar, detener lo que ocurre, pero soy incapaz.
Pronto me doy cuenta que no ha terminado. Mi cuerpo, que hasta este momento había estado inmóvil a un lado, parece reactivarse como un robot. Desaparece de mi vista por un tiempo corto, se ha encaminado al patio. "¿Ahora adónde vas?" Le digo. Antes que pueda seguirlo para ver adonde ha ido, regresa con una de sus manos ocupada. No entiendo qué sucede o qué planea hacer, pero después de lo que vi, sé que no es algo bueno. Va directo a la entrada de la casa y se ubica detrás de la puerta.
No sé cuánto tiempo ha pasado o en qué momento ha amanecido, pero escucho cómo un auto se aproxima y el motor se detiene frente a nuestra casa. Puedo adivinar de quien se trata y cómo pronto confirmo mi pensamiento. Veo cómo mi padre atraviesa la puerta, apenas puedo reaccionar y darme cuenta que regresa de trabajar, pero nuevamente mis alertas se activan. Sé justamente lo que va a pasar.
Mi papá entra sin tener una idea de lo que espera por él. Llama a mamá, quién según él ya debería estar levantada. Dice su nombre un par de veces más y al no obtener respuesta, va en su busca. Papá no se da cuenta que no va solo, mi cuerpo va siguiendo sus pasos y lleva alzado un objeto con ambas manos, listo para atentar.
Un grito hace que mi atención vaya del espectro a mi padre. Se ha lanzado al suelo al ver el cuerpo de mi hermano nadando en un lago de sangre. Llora, grita, se pregunta quién ha hecho eso. Poco después ve el interior de la habitación donde mamá yace. Va a dirigirse hacia ahí y comprobar sus sospechas, pero antes que pueda levantarse, recibe un fuerte golpe en la cabeza. "¡Papá! ¡NO!" Inmediatamente se desploma inconsciente al lado de mi hermano.
Llevo mis manos a mi cabeza, quiero halarme el cabello, arrancarme los ojos para no ver lo que tengo enfrente. Ni en mi peor pesadilla, imaginé algo como eso. ¿Por qué ha pasado todo eso? No puedo entenderlo. Quiero llorar, liberar mi interior de semejante horror, pero no puedo. No sé si el hecho de no estar en mi cuerpo, sino ser simplemente parte del aire, me ha hecho despojarme de las características humanas.
Veo a mi padre y hermano sin vida sobre el frío suelo, ambos rodeados de un charco de sangre. Volteo a ver a mi madre quien también se ha ido... No sé qué pensar, no sé cómo sentirme. No puedo soportar esto, me siento desfallecer. Estoy muy mareado, casi parece que todo mi alrededor da vueltas. Mi visión se está nublando, pronto veo negro, me estoy yendo de sí...
*************
Escucho un zumbido muy agudo en mis oídos. Me duele la cabeza y se siente muy pesada. Creí que no iba a despertar de esa pesadilla. No podía ser verdad que haya asesinado a mi familia, era una completa locura. Yo nunca haría algo así, amo a mis padres. Mi hermano puede ser un fastidio a veces, pero lo quiero también. Vamos, es mi hermano pequeño. Estiro mi brazo hacia mi cabeza, tengo mi mano muy entumecida y lastimada y la siento pegajosa. Despacio, intento abrir mis ojos. ¿Acaso estuve bebiendo la noche anterior? No recuerdo nada, mi mente está en blanco y tengo una fuerte resaca. Con el ojo que logre abrir miro mi mano pintada de carmesí. Frunzo el ceño y abro el otro ojo. Me doy cuenta que no estoy en mi cama, ni en mi habitación. Lo que veo me deja helado y sin poder creerlo. No, no fue una pesadilla. Estoy en medio de una escena del crimen que yo cometí. Estoy rodeado de los cuerpos de mi familia. "No, no es verdad. Esto no está pasando." Exclamo. "No es verdad. Esto no está pasando." Repito. "¡No es verdad. Esto no está pasando!" Me digo una vez más. "NO ES VERDAD. ESTO NO ESTÁ PASANDO." Debo creérmelo.
Me levanto del suelo cargando en mi mano lo que parece una pala. Al enterarme de lo que es, quiero arrojarlo lo más lejos que puedo, pero no lo consigo; mis fuerzas me han abandonado. Grito histérico, lloro con frustración. Corro hacia dónde está mi mamá, "¡Mamá! Despierta, por favor. ¡Abre los ojos! ¡Háblame! ¡Mamá!". Regreso a donde están los otros cuerpos. Me deslizo en el fluido y caigo sobre ellos. Como si tuvieran púas, me aparto rápidamente; están muy fríos.
Intento reanimarlos, pero estoy seguro que aunque de mi vida haciéndolo, ellos no volverán. Apoyo mi espalda en la pared, mis piernas dobladas frente a mí. Empiezo a llorar, no puedo creer esto que está pasando, es demasiado, me domina. Cubro mi cara con mis manos, como si así hiciera desaparecer lo que tengo delante. Me repito que nada de lo que está pasando es verdad, que solo es un sueño, que en cualquier momento voy a despertar y esta pesadilla habrá acabado. Halo mi cabello de desesperación. "Esto no está ocurriendo. ¡Esto no es cierto!" Me estoy volviendo loco. "¿Por qué? ¿POR QUÉ?"
Sígueme en Instagram: rea_purpleheart 💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro