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La Llegada de mi Fin

Era una noche de viernes; había ido con mi novio a una fiesta de Halloween cerca de mi vecindario. La noche estaba yendo bien, todos nos estábamos divirtiendo, bebíamos alguna que otra bebida alcohólica, hacíamos juegos locos y la música sonaba estruendosa en nuestros oídos. Cansados de bailar, mi novio y yo nos sentamos en el sofá de la sala. Sentí la presión en mi vejiga que me pedía ir al baño, me levanté y tardé no más de cinco minutos, los que fueron suficientes para que la zorra de su ex novia estuviera encima de él manoseándolo e intentando besarlo. Él no correspondía, pero tampoco la detenía, algo que me enfureció. 

Me acerqué a ellos sin que lo notaran e hice lo primero que se me ocurrió: tomé un vaso rojo de plástico que estaba sobre una mesa cerca y tiré con fuerza el líquido que había dentro. Ambos se separaron al instante; la perra esa puso cara de mil demonios y al darse cuenta quien había sido el causante de su interrupción sonrió cínicamente, mientras mi novio volvió a verme pasmado, no comprendiendo qué había pasado. 

Unas nauseas se apoderaron de mí, por lo que corrí fuera a respirar el fresco aire nocturno y huir de ese lugar. Una lágrima silenciosa se escapó de mi ojo izquierdo. Me senté en acera fuera de la casa analizando la situación. Cuando me di cuenta, mi novio estaba parado justo a mi lado, quería que habláramos, aclarar las cosas, disculparse, pero no podía olvidar la escena que acaba de ver, no deseaba escuchar su falso sentir. Me sentía muy decepcionada, nada más pensaba huir. Le grité que me dejara sola, pero como no lo hizo, me levanté, ignorando lo que decía, y comencé a caminar. Él tampoco me siguió.

Había estado caminando por un largo rato, me sentía muy mal. Luego, vi un indefenso gatito blanco que parecía comer algo u oler algo, no lo sabía. Lucía sucio, herido tal vez; me acerqué a ver si se encontraba bien, pero cuando el gato volvió a mi su cabeza, vi los ojos más terroríficos que jamás había visto. Los ojos del gato estaban completamente negros. ¿Me estará engañando la perspectiva?, pensé, pues no estaba claro, lo que sí sabía es que estaba muy asustada. Corrí, salí de ahí lo más rápido que pude. 

Cuando estaba lo suficientemente lejos, me detuve a respirar, me faltaba el aliento. Miré mi alrededor y me di cuenta que no sabía donde estaba, pero estaba segura que no conocía ese escalofriante lugar. Aunque había neblina, fácilmente se podía decir que estaba más oscuro que nunca antes. Noté que no estaba caminando sobre el pavimento, sino sobre tierra que se sentía suave como si estuviera húmeda. El clima del lugar se percibía realmente helado, me abracé a mí misma para sentir calor. Mi corazón latía rápido; caminé cautelosamente debido a que casi no veía. Mi pie golpeó algo duro, miré hacía abajo y vi que era una cruz de madera enterrada en la tierra. Entrecerré mis ojos y vi a través de la oscuridad y lo que la niebla me permitía, había algunas cosas parcialmente enterradas. Había muchas lápidas y cruces alrededor. ¡Era un cementerio! Sentí escalofríos en todo mi cuerpo.

De repente vi algo muy hermoso. Había una tumba muy decorada con juguetes y dibujos que parecían ser hechos por un niño. Me acerqué para ver mejor; se podía apreciar que era la tumba de un pequeño niño. Sintiendo lástima por el infante y su familia, tomé en mis manos una figura de Spiderman cuando algo llamó mi atención. Era un viejo y gastado trozo de periódico aunque había sido puesto recientemente. En el pedazo de papel, había una fotografía de una casa en llamas. El encabezado de la nota decía: "Niño de Cuatro Años Muere en un Devastador Incendio". Quedé conmocionada; leí el artículo. Al perecer una lunática pareja robó al niño para ofrecerlo en sacrificio al demonio en Halloween, quemando la casa. El evento ocurrió exactamente cinco años atrás. Mi piel se erizó. Recordé el suceso, yo tenía doce años cuando pasó. Solo me di cuenta del incendio, pero no sabía bien qué había pasado. Cautelosamente, puse el pedazo de página a su puesto sobre la tumba y lentamente me moví fuera de ahí. 

Encontré el camino que me llevaba de vuelta a casa. Era muy tarde y no había ni un alma alrededor. Estaba asustada pensando en el misterioso y terrible hecho pasado. Yo solo quería estar segura en mi casa y olvidar esa horrible noche. Entré a casa con la oscuridad inundando, fui a mi habitación y me preparé para dormir. Finalmente reposé sobre mi cama. 

Después de un rato, me desperté oliendo algo muy molesto. Era humo de fuego. Me levanté preocupada si mi casa se estaba quemando. Fui a la cocina y todo estaba en orden. Regresé a mi cuarto, pero el olor aún estaba ahí. Miré fuera de la ventana y, con mis ojos totalmente abiertos por la sorpresa, vi en la fila de casas de enfrente, alejada un tanto, otra casa que ardía en un fuego consumidor. No podía creerlo, como era posible que estuviera pasando eso y nadie siquiera se inmutaba. 

Tomé mi teléfono para llamar a la policía, a los bomberos, lo que fuera. Concentrada en teclear el número aludido, corrí fuera tan rápido como mis pies me llevaron. Allí, afuera, la calle estaba sumida en una tranquilidad y sin ninguna iluminación, salvo los escasos faroles que se encontraban. Busqué las llamas, pero no había ni una sola casa incendiándose. Quedé estupefacta, parada, como una tonta, ni siquiera podía moverme. Sentí como si mis pies estuvieran enterrados en el suelo. Cuando finalmente reaccioné y tuve control de mis extremidades inferiores, regresé a mi casa. 

Sentía una fuerte presión constante en mi pecho y era mi corazón taladrando en mi interior. Corrí a mi habitación y cerré la puerta echando llave. Me quedé frente a la puerta, mi frente descansaba en ella, intentando calmar mi respiración y el taladro en mí. Calmada, me di la vuelta. Me disponía a volver a mi cama, pero vi sobre ella algo que robó mi respiración de inmediato. Sobre ella estaba la tierna figura de Spiderman que había visto, tocado y alzado de la tumba en el cementerio. 

Extremadamente preocupada, cubrí mis ojos con ambas manos y comencé a llorar. "¿Qué está pasando?", pensé. "¿Estoy soñando?, ¿acaso es mi imaginación? ¡Me estoy volviendo loca!" Después de unos segundos, bajé lentamente mis manos, descubriendo mis ojos. El juguete había desaparecido. Estaba espantada, deseaba que fuera el día siguiente y que esto solo fuera una mala pesadilla. Alcancé mi cama y yací una vez más.

Desgraciadamente, mi calvario aún no había acabado. Repentinamente sentí mucho calor, comencé a sudar. Estaba muy acalorada. La cama se estaba calentando también, quería moverme, pero me encontraba como atada. Pensé que iba a morir quemada, por el calor que emanaba donde me encontraba reposando. Alcé mi vista y mi corazón casi se detiene. 

Ahí, parado a los pies de mi cama, había un espeluznante espectro en forma de niño. Él lucía calcinado; oscuro humo flotaba a su alrededor. Pedazos de piel que aun tenía estaban quemados y el resto de su cuerpo había adquirido un rosado oscuro de la piel carbonizada que se había desprendido. La mirada del chiquillo era diabólica. Quedé sin palabras, su siniestra mirada me había hipnotizado. Me miraba fijamente, transmitiéndome porqué estaba ahí, a qué había llegado. Él estaba buscando otra alma que llevar y había escogido la mía. Me encontré sin esperanzas. Sabía que ese iba a ser mi fin y no había nada que yo pudiera hacer. Mi alma estaba manchada. Cualquier día, en cualquier momento, iba a tomarme consigo y no podría resistirme. Ahora, aún me visita cada noche envolviéndome con ese acostumbrado calor abrasador, pero sé que mi final vendrá muy pronto. 




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