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chapter twenty four

DESPEDIDA DE STORYVILLE
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ENTRÉ AL CEMENTERIO DE LAFAYETTE DESPUÉS DE HABLAR CON HAYLEY Y UN HUMANO QUE DIJO QUE ERA UN AMIGO DE KLAUS.  Tenía miedo de que él llegara antes que yo y lastimara a Rebekah.

Corrí por el cementerio y escuché a Klaus gritar el nombre de su hermana.  Finalmente los alcancé y vi que se miraban el uno al otro, las venas aparecieron.  Parecía que se matarían en cuestión de segundos, Klaus dio un paso adelante hacia Rebekah.

-¡Detenganse!

Sus cabezas se volvieron hacia mí por unos segundos.  Elijah miró a Rebekah,

-Déjanos ahora.

Ser ignorada me hizo sentir como... aire... como una bolsa de plástico.

-No puedo. Estoy atrapada aquí. Elijah, él tiene la estaca de roble blanco.- Rebekah habló

Klaus apuntó la estaca a su hermana.

-Te la traje, hermana.

Elijah se volvió hacia Rebekah.

-Fuera de su vista. Tu presencia aquí solo sirve para enojarlo. Déjenmelo a mí ahora.

Rebekah me agarró la mano y se fue rápidamente al otro lado del cementerio.

Rebekah y yo estábamos dentro de una cripta.  La miré mientras paseaba por la cripta.

-¿Puedes por favor parar? Me estás mareando.

Rebekah se detuvo para mirarme.

-Nunca lo había visto así antes. Está loco de ira. Me va a matar.

-Mira, Rebekah, has llegado a agradarme y no voy a dejar que te mate.

Rebekah sonrió.

-Eso significa mucho, pero probablemente nos matará a las dos.

-Saldrás de aquí, te prometo que sobrevivirás a tu loco hermano.

-Yo solo quería que nos dejara en paz. Amar a alguien sin su control y juicio constante. Lo hice para que huyera de Nueva Orleans y no regresara, para que Marcel y yo pudiéramos estar juntos.

Suspiré.

-Sé que decir que los métodos de Klaus no son ortodoxos es un eufemismo, pero casi lo matas, Rebekah, y no solo a Klaus, sino a toda tu familia. ¿Valdría la pena sacrificar a toda tu familia solo por amor? ¿Una relación que  podría terminar en cualquier momento?

-Puedes irte, sabes. No estás atrapada.

-Lo sé, pero no lo haré hasta que me asegure de que no te haga daño.

Ella miró hacia abajo.

-¿Hay alguna posibilidad de que puedas tratar de convencerlo de que nos perdone, quizás no a mi, pero a Marcel?

KLAUS estaba posado encima de una tumba, pretendiendo ser un juez.  Ya era de mañana, habíamos estado aquí por horas.  Rebekah y yo pusimos los ojos en blanco.

-Como dije, hermano loco.

-Que comience. El juicio de Rebekah Mikaelson.

-Qué alivio. Su ego está bajo control.- murmuró Rebekah.  Nos paramos una al lado de la otra, Elijah tampoco estaba lejos, solo a un metro de distancia más o menos.

-Solo di tu verdad. Me aseguraré de que se porte bien-Elijah habló.

-Estás acusada de traicionar a tu propia sangre. ¿Cómo suplicas?

-Te suplico que te calles y escuches.- respondió Rebekah, harta de su hermano.

-Convocaste a nuestro padre. Lo trajiste a nuestra casa. ¿Qué posible defensa podrías tener?-Klaus preguntó.

-Sabía que era lo único que temías, y quería que corrieras.-dijo Rebekah.

-Porque me odias.

-Porque eras odioso. Me negaste la libertad de amar.-Rebekah argumentó.

-Oh, ¿esa es tu defensa? Llamaste a Mikael, el Destructor, el Cazador de Vampiros, porque te detuve de perseguir a algunos pretendientes aburridos.- dijo Klaus.

-Eras cruel, controlador y manipulador.

-¡Estaba tratando de protegerte! ¡De imbéciles y sanguijuelas!- Klaus gritó. -Sin mencionar de tu propio mal juicio.

-¿Y qué hay del que tanto amabas como para llamar amigo? ¿Por qué me prohibiste amar a Marcel?-Rebekah cuestionó.

-No menciones su nombre- dijo Klaus severamente.

-¿Qué te ha pasado? Recuerdo al dulce chico que me hacía reír y me daba regalos, que amaba el arte y la música. Quería ser como tú. ¿Cómo pudiste haber caído tan bajo?- Rebekah miró a su hermano con lágrimas en los ojos.

-Dices que desprecias a Rebekah por su traición, y sin embargo nadie ha estado a tu lado durante tanto tiempo, ni siquiera yo mismo. Tal vez eres tú quien ha olvidado. Recuerdo el día en que padre te atrapó troceando pequeñas piezas de ajedrez con su cuchillo de caza. Te golpeó sin piedad y por tanto tiempo, realmente temí por tu vida.-dijo Elijah.

-Entonces, la pintarías como una hermana leal, pero ella me traicionó por lujuria, por Marcel. Tal vez por eso lo hiciste, por amor. Tal vez podría calmar mi ira si Rebekah admitiera que ella fue una víctima de su idiotez. Que su gran amor, Marcel, la usó para expulsar a esta familia y tomar mi ciudad.-dijo Klaus.

-Marcel no me manipuló.

-Lo defiendes y, sin embargo, no puedes evitar preguntarte, ¿y si tengo razón?

-Nos amábamos. Fue tu negativa a respetar lo que te llevó a la ruina.- dijo Rebekah.

-Entonces, ¿por qué no te siguió cuando huiste de Nueva Orleans? ¡Oh, sí! Así es. ¡Estaba aquí robando lo que construí!-Gritó Klaus.

-¿Quieres que renuncie a Marcel, que te pida perdón? No lo haré. Marcel no tiene la culpa. Yo llamé a Mikael.

-Rebekah, por favor...-comencé pero ella me interrumpió.

-¡Fui yo quien lo trajo a Nueva Orleans por tu maldad! Quería amor y felicidad, y me negaste la libertad de tener eso. Sí, odiaba y temía a nuestro padre, pero era un mal menor, más que tú. Mi hermano bastardo que se cernía sobre mí, amenazándome tal como lo haces ahora. Quería deshacerme de ti y, dado la opción, ¡lo volvería a hacer!- Rebekah gritó.

Klaus, furioso, arremetió contra Rebekah y la empujó contra una tumba, y estaba a punto de estacarla en el corazón cuando Elijah lo abordó.  Cuando volvieron a ponerse de pie, Elijah tenía la espada de Papa Tunde y la estaca de roble blanco.

-Rebekah vete-le dije.

-No me iré.

-Déjanos.-le dijo Elijah a su hermana y ella se alejó a toda velocidad.-No la escucharías. Entonces, ahora debes tratar conmigo.

-Entonces, ¿qué va a ser? Tienes ambas armas. La espada de Tunde me derribaría, pero la estaca podría acabar conmigo para siempre- dijo Klaus, sin apartar nunca la vista de las armas.

-Bueno, a diferencia de ti, hermano, no tengo gusto por el fratricidio- Elijah levantó la estaca.-Solo sostengo esto para ocultarte.-levantó la hoja afinada. -Esto es solo mi seguro.

Tomé una decisión rápida y le arrebaté la espada afinada a Elijah.  Los dos me miraron.

-Thalía, no sabes el dolor que puede causar esa espada- Elijah se acercó a mí.-Dámela.

-Lo siento. Espero que puedas encontrar en tu corazón algo para perdonarme.-Levanté la espada y lo apuñalé con ella.  Cayó al suelo, dejando caer la estaca de roble blanco.  Yo la levanté.

-Solo somos tú y yo ahora.

Miré a Klaus, parecía nervioso, pero no se molestaba.  Se aclaró la garganta.

-Así que dejaste a mi hermano abajo. ¿Qué me harás? ¿Amenazarme con eso? ¿Acabarme para siempre?

Ignoré sus palabras.

-No tienes que hacer esto Klaus. No tienes que ser así. No dejes que la ira te saque lo mejor de ti.

-Ella me quería muerto. Rebekah siempre me ha odiado.

-¿Y qué si ella te odia? No puedes matar a tu hermana. Mírame.-Se apresuró hacia donde estaba Rebekah y lo seguí.-Klaus.-Se dio la vuelta y me acerqué a él con la estaca todavía en la mano.-¿Realmente vas a pararte en mi contra? Podría matarte en un instante.

-Podrías pero no lo harías- se quedó en silencio.

Suspiré.

-¿Por qué siempre tienes que matar a alguien? ¿No hay otra forma? Te miro y lo intento, me esfuerzo tanto por no ver el monstruo del que todos hablan, pero solo demuestras que tienen razón cuando haces este tipo de cosas.

-Continúa entonces, amor. Usa la estaca de roble blanco. No más monstruos. Tú y Elijah serán felices, al final.

Fruncí el ceño.

-¿De verdad crees que eso es lo que quiero? Te dije que cuando me trajiste al complejo, estamos haciendo esto juntos. No voy a dejar que te acerques a Rebekah y lo mismo va para ella, ella no irá a cualquier parte cerca de ti. Déjala en paz.

-¿De verdad crees que tus palabras pueden hacerme cambiar de opinión? ¡Me traicionó! ¡Me quería muerto!

El roble blanco fue arrancado de repente de mis manos.  Rebekah apareció.

-Me obligaste a traicionarte, Nik, y ahora quieres torcerlo y empeorarlo para que puedas justificar matarme en lugar de aceptar tu propia culpa. Todo lo que hice fue amar a tu amigo. Podrías haberte sentido feliz por nosotros, pero en tu paranoia, temías perdernos a los dos. Y, por eso, lo hiciste. No hay nadie más a quien culpar, Nik. Solo a ti.

Me senté cuando pensé que la lucha no iría a ninguna parte.  Klaus fulminó con la mirada a su hermana.

-Admite la verdad. Admite que me querías muerto.

-Quería que corrieras, eso es todo. A pesar de tus delirios.-dijo Rebekah.

Klaus le indicó a su hermano.

-Elijah yace sufriendo, y permitiré que lo ayudes. Todo lo que tienes que hacer es admitirlo.

-Estás loco.-le dijo Rebekah.

-¡Sí! ¡Sí! Soy un monstruo cruel y despiadado, así que convocaste a Mikael para que me matara. Admítelo.

-No es verdad-negó Rebekah.

-Sabes lo que hiciste. Admítelo- repitió Klaus.

-No lo hice.-ella negó de nuevo.

-¡Me querías muerto! ¡Admítelo!

-Tal vez lo hice.-Rebekah se dio cuenta de que lo admitió.-Nik...- Klaus, sorprendido de que ella realmente lo admitiera, apuñaló a Rebekah con enojo con la estaca de roble blanco.

-¡No!

Miré a Rebekah, la noche había caído.  Klaus se sentó con la estaca en la mano después de sacarla.  Me dirigí a él.

-Fallaste, no le diste en el corazón. No eres una persona que falla, lo que significa que no tenías intención de matarla-Lo miré-La amas demasiado.

-Y tú apuñalaste a mi hermano, ¿por qué?

-Porque tuve que hacerlo.

Rebekah jadeó despierta, se puso de pie.

-Fallaste.

-Tal vez lo hice. O tal vez nunca quise matarte. Tal vez solo quería que sintieras una fracción del miedo que sentí cuando mi padre vino por mí- dijo Klaus.

-¿Tú mismo sabes la verdad?

-Lo sé. Me acusas de ser malvado y, sin embargo, eres tú quien conspiró para matar a tu propia sangre.-dijo Klaus.

-Hiciste de nuestras vidas un infierno. Nos atormentaste.

-Amo a mi familia, tú, Elijah. Los amaba a todos.-Klaus se levantó y se acercó a su hermana.-Sé que puedo ser difícil, pero yo no era así. Fue Mikael quien me arruinó.

-Él también me arruinó. Eso es lo que olvidas. Siglos después, cada uno de nosotros está roto. Tú con tu ira y paranoia, yo con mi miedo al abandono. Y el pobre Elijah. Se dedica a todos menos a sí mismo. Somos las más fuertes criaturas en el mundo, y sin embargo, estamos dañados irreparablemente. Vivimos sin esperanza, pero nunca moriremos. Somos la definición de 'maldito'. Siempre y para siempre.

Me acerqué a Elijah y saqué la espada Tunde mientras Rebekah y Klaus hablaban entre sí.  Klaus la dejó ir, él le dijo que era libre pero que tenía que irse y no regresar a la ciudad.

Rebekah y yo dejamos el cementerio después de hablar con Klaus.  La barrera estaba bajada, así que nos habíamos ido lo más rápido posible.  Caminamos por la calle.

-Gracias por venir hoy y tratar de convencer a mi hermano. Como probablemente escuchaste, Nik y yo llegamos a una especie de acuerdo de todo o nada. Dejo la ciudad para siempre, y él me permite vivir.  No puedo dejar pasar eso.

Me reí entre dientes.

-¿Mil años con Klaus? Creo que te mereces unos días de vacaciones.

-Escucha. Acerca de Nik, él es un monstruo. Nunca lo hagas enojar. Pero, él quiere más de la vida que solo ser temido. Está demasiado roto para encontrarlo él mismo, pero creo que hay esperanza para él en los bebés que llevas. Y hablando de tus bebés, nuestra familia no tiene escasez de enemigos. Los heredarán a todos. Por favor, ten cuidado.-dijo Rebekah.

-Sabes, siempre puedes volver a visitarme. Se me conoce por saber guardar un secreto o dos de Klaus.-Dejé de caminar, habíamos llegado al complejo

-Bueno, si no puedo, asegúrate de contar esas pequeñas historias de gremlins de su loca tía Bex. Y diles que, a pesar de mi ausencia, los quiero mucho-Nos abrazamos antes de que ella se fuera.

ENTRÉ AL ESTUDIO PARA BUSCAR ALGO CUANDO VI A KLAUS SENTADO EN EL ESCRITORIO.  Me di la vuelta para irme cuando habló:

-Le dije que se fuera lejos y que nunca volviera. Estamos demasiado dañados para permanecer juntos, menos una familia ahora que somos una mezcla volátil de ingredientes. Nueva Orleans será mía. Criáremos a nuestros hijos aquí en la ciudad que ella y Marcel me quitaron.

Me senté al otro lado del escritorio.

-Sabes, no me siento mal por mucha gente, pero me sentí mal por ti estas últimas 24 horas. Toda esa charla sobre esas cosas horribles que tu idiota de padre te hizo.

Klaus levantó la vista.

-¿Supongo que debería sentirme especial?

-Sí, deberías.-sonreí.

Klaus me devolvió la sonrisa, su sonrisa vaciló cuando miró la caja de madera frente a él.  La abrió y sacó una figura de madera, suspirando.

-Le di este pequeño caballero de madera a Rebekah hace mil años, fue durante una tormenta y ella estaba asustada.

-Hablé con Rebekah antes, nos estábamos despidiendo. Ella dijo que cree que hay esperanza para ti... Y uhm, que no eres el monstruo que representas ser.-le dije.

Tenía la sensación de que Rebekah volvería pronto, tuvieron una gran pelea pero al final del día seguían siendo familiares y acá hacemos cualquier cosa por la familia.

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