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Parte 2 especial de navidad

PEDRI

Nervioso, crujo mis dedos despacio. Miro a mis alrededores con nervios, intentando cruzar la mirada con ella.

El verano comenzaba y yo tenía casi un mes de vacaciones. Debido a la lesión del hombro que arrastraba desde el pasado mes de junio, mis vacaciones se extendieron un poco más de lo habitual. Y decidí ser un poco arriesgado e invitar a Luna a casa durante este casi mes. Ella, después de nuestra semana en Nueva York, comenzó a estudiar en Madrid. Durante meses han sido muchos viajes en tren los fines de semana, videollamadas de madrugada y cartas enviadas en todo ese tiempo.

Cuando las puertas se abren de nuevo, la busco con la mirada. El vuelo iba con retraso, o eso pensaba. Intentaba pensar que no le había pasado nada a la morena. Pero mis dudas desaparecen cuando la veo con una enorme maleta negra y un chándal corto del mismo color.

Me acerco a ella, con disimulo. He tenido que venir con gorra y mascarilla para que no se me reconociese. Mucha suerte he tenido con que no hayan venido los periodistas al acecho.

–Hola – dice Luna, con una gran sonrisa.

La abrazo y beso su frente, quitándome la mascarilla por unos segundos. Quería tener mi vida tranquila mientras estaba con ella.

–Te he echado de menos – susurro en su oído.

Ella sonríe y me abraza. Yo cojo su maleta y soy quien la arrastra por todo el aeropuerto.

–¡Ahí está! – grita alguien, detrás nuestro.

Miro a Luna, quien no parece entender nada hasta que se gira. Pienso en tomar su mano para huir, pero ella solo avanza rápido mientras yo la sigo.

–¿Pedri son ciertos los rumores de que te vas del club? ¿Y los de la relación con Luna Bell?

Ambos caminamos rápido hasta el ascensor, al cual logramos llegar con suerte.

–Uf.

Tras mi suspiro, Luna suspira y se acerca a mi. Baja mi mascarilla y planta un leve beso en mis labios. Sonrío.

–Siento que tengas que pasar por estas mierdas Lun.

La aferro a mi y la abrazo. Beso su frente y las puertas se abren. Vamos hacia mi coche, donde por suerte no hay ningún periodista.

...

–¡Luna! – dice Fer con una sonrisa cuando ve a mi novia entrar a casa.

Ambos mantienen una buena amistad, son un dúo muy potente que solo hace que meterse conmigo.

–Habéis salido por la tele – comenta mi hermano mientras comemos.

–¿En el aeropuerto? – pregunta la morena a mi lado.

Asiente levemente mientras cambia de canal, donde somos portada.

–El futbolista Pedri González tiene novia. Guau, menudo titular.

Suelto una carcajada sarcástica.

–No saben de qué hablar ya – digo tras que Luna leyese el titular.

–Bueno, sois la novedad. Prepararos porque no van a parar hasta que hayan declaraciones.

Luna suspira y me mira.

–Que piensen lo que quieran. Somos pareja y lo sabe quien lo debe saber. Punto.

Adoro la firmeza con la que habla, quedo encandilado siempre que habla con esa serenidad. Y no solo quedaba encandilado, sino que provocaba muchas cosas inexplicables en mi interior.

–Muy bien dicho cuñada – dice Fer y ambos brindan con sus copas de vino –. ¿Qué planes tenéis? Digo porque he invitado a Anna a casa y...

–...y nos quieres echar para que tengáis intimidad.

Mi hermano tenía una novia nueva. Su ex de Nueva York no era la mejor la verdad. Y esta chica, Anna, para una vez que os había coincidido era mucho mejor que esa chica.

–Bueno no quería decir eso pero –

–¿Cita doble? – dice Luna, algo emocionada.

Si algo le gustaba a mi novia eran los planes románticos. Pero con mi carrera no era algo fácil, ya que siempre teníamos una cámara encima. Y era muy molesto, por lo que muchos de nuestros planes "románticos" ocurrían dentro de la habitación de la residencia de Luna. Veíamos películas, hacíamos galletas y lo que más odiaba, grabamos vídeos bailando. Me gustaba hacerlos porque bueno, era la mejor oportunidad para mirarle el...

–¿Amor estás en este planeta?

La pregunta de Lun hace que pose mi mirada en ella.

–Si, si, perdona cielo. ¿De qué habláis?

–Cita doble esta noche aquí. Cena y así Anna y Luna se conocen.

Sonrío y asiento.

–Vale. Perfecto.

Mi novia, emocionada, besa mi mejilla una vez se levanta de la mesa.

–Voy a ordenar la maleta chicos – ella se va de la cocina con mi atenta mirada sobre ella.

–Mira que eres descarado tete. Se te cae la baba.

Suelto una leve carcajada y niego con la cabeza.

–¿A mi? Que va – ironizo levemente.

–Espero que eso sea ironía, porque sino es que estás más ciego que ciego.

...

Llega Anna y mi hermano va a abrirle. Luna ha subido a por no sé qué y yo me he quedado en la cocina, tomando un poco de vino y cotilleando que ha hecho mi hermano de cenar. Desde que está graduado en cocina, es el encargado de cocinar. Porque si yo cocinase mataría a la gente. Aunque las croquetas me quedan de muerte.

–Pedri, ¿tienes un minuto?

Al oír a mi novia la miro rápidamente. Lleva una bolsa negra en sus manos.

–Si claro, para ti todo el tiempo del mundo mundial. ¿Qué pasa?

–Es que, te he traído un regalo.

Muerde su labio con nerviosismo, mientras yo asiento levemente con la cabeza y me acerco a ella.

–¿Me has traído un regalo? No es mi cumpleaños. Ni nuestro aniversario. ¿Verdad?

Ella ríe levemente.

–No es nada de eso, tranquilo que no vas a olvidarte de nuevo. Mas te vale no hacerlo.

Sonrío yo ahora. Luna me da la bolsa y yo, impaciente, la abro con ansias.

–Tete podrías tener un poco de delicadeza, ¿no? – dice mi hermano, con Anna al lado.

Fer presenta a las cuñadas mientras yo abro la bolsa. Es una caja enorme envuelta. Al romper el papel de regalo, veo que la PS5 está ahí, y no solo eso, el juego de FIFA, mi favorito desde que tengo uso de razón, está pegado a la caja.

–Dios, Luna.

No tengo palabras. Me acerco a ella y la abrazo. Ella sonríe y yo solo tengo ganas de llorar. Recién había salido hacía un mes y yo no había tenido la oportunidad de comprarla.

–Luna, te quiero. Es el mejor regalo que me han hecho en la vida.

Saludo a Anna tras el momento romántico que hemos tenido Luna y yo. Porque ha sido el mejor regalo que me han hecho en la vida.

Cenamos filete con ensalada mientras hablamos de lo que va surgiendo. Luna y Anna se llevan sorprendentemente bien, tienen muchas cosas en común y me alegro de que ambas tengan buena relación para poder repetir estas cosas en un futuro.

Aquel verano fue mágico e inigualable. Disfruté con Luna cada uno de los días libres que teníamos. Visitamos Barcelona, sus hermosas calles enamoraron a Luna más de lo que ya lo estaba. Ella me llevó a la costa, a la casa que su familia tenía allí desde hacía un par de veranos. Pasamos los días entre arena y besos. Amándonos con puestas de sol preciosas todas las tardes. Hasta que ocurrió. Una pelea, otra, otra y otra. Rumores de que yo le ponía los cuernos. De que me liaba con modelos famosas. Nos empezaron a acosar. Perseguían a Luna todos los días. A todas horas.

Meses después...

–Y dinos Pedri, ¿cuál ha sido el mejor regalo que te han hecho en tu vida? – pregunta la entrevistadora con una sonrisa.

Suspiro tratando de no llorar al contarlo.

–La PS5. Quizá a algunos les parezca absurdo, pero me lo hizo el amor de mi vida. Y es lo mejor que me han dado nunca. No por el regalo en sí, sino por todo lo que esa persona significó para mi y significa hoy en día.

Ella me mira con rareza.

–¿Pero ya no estáis juntos, me equivoco?

–No, ya no estamos juntos.

Mis ganas de llorar me las trago. Porque El club prepara el documental y no quiero que me vean llorar miles de personas.

LUNA

28 de diciembre.

Le doy al play y le busco en las fotos del equipo de las pasadas temporadas. Cuando le veo, sonrío. Y cuando sale el día de su presentación, lloro desconsolada.

Ahora le enfocan a él solo. Haciendo que sonría como una tonta todavía enamorada de su ex.

–Y dinos Pedri, ¿cuál ha sido el mejor regalo que te han hecho en tu vida? – pregunta la entrevistadora.

–La PS5. Quizá a algunos les parezca absurdo, pero me lo hizo el amor de mi vida. Y es lo mejor que me han dado nunca. No por el regalo en sí, sino por todo lo que esa persona significó para mi y significa hoy en día.

–¿Pero ya no estáis juntos, me equivoco?

–No, ya no estamos juntos.

Lloro más todavía. Lloro tan desconsolada que mi respiración se me hace incontrolable. Lloro por todo lo que pudo y no fue. Por todo lo que vivimos. Por esa Navidad en Nueva York y ese Verano en Barcelona.

Tras ver el documental, decido mandarle un mensaje.

Pedrito <3

¿Quieres volver a intentarlo?

PEDRI

Le enseño el mensaje a Gavi, quien no sabe que decirme.

–Tío, haz lo que quieras. Ya has visto cómo ha acabado lo mío con Estela por darnos una segunda oportunidad.

Asiento y decido responderle.

Lunita<3

Contigo lo volvería a intentar una y mil veces.

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