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73. Castigo (Minos, Radamanthys, Aiacos x Myu)

Advertencia: Este One-shot contiene un poco de BDSM.

Pd: va a ser más largo que de costumbre, sin más, disfrútenlo 

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Lo que había hecho era, definitivamente, una falta de respeto, los había ofendido, quizá nunca fue la intención de Papillon hacerlo, estaba ebrio, pero ello no quita que los tres jueces se sintieran insultados, ese "Ninguno de ellos tiene la madurez suficiente" llegó como una flecha a los oídos del trio de jueces, estaban furiosos y con sed de venganza, con el deseo de castigar a aquel espectro que había tenido el descaro de blasfemar en su contra, aquellos tres hombres habían estado de acuerdo en una sola cosa: humillar a Myu de Papillon.

El castigo perfecto salió de la boca de Griffo, y los otros dos estuvieron de acuerdo en ello, ¿qué mejor humillación que verse desnudo e indefenso ante sus miradas?; Myu pasaba por la corte sin deberla ni temerla, despues de todo, creía que nadie le había escuchado, no contaba que sus tres superiores estarían ahí, esperándole de brazos cruzados y con miradas furibundas; en ese momento le tembló hasta el último cabello, sintió el miedo hasta en la más pequeña célula de su organismo, sintió como los hilos de la marioneta cósmica se enredaban en sus manos y en sus pies, su nerviosismo aumento cuando se vio dentro de la habitación perteneciente a Aiacos, justamente en su cama, trago saliva cuando su mirada se posó en las manos de Minos quien acomodaba en la mesa de noche un par de cuerdas, látigos, lubricantes, un par de consoladores y vibradores y demás cosas que estaba seguro venían de una película erótica.

— ¿te parece que somos inmaduros, Myu? — la imponente vos de Radamanthys le hizo negar de inmediato y repetidas veces.

—No, señor — dijo con voz temblorosa, la sonrisa de Minos no le estaba ayudando en nada.

—No hables — Aiacos le soltó una bofetada y tomó entre sus manos una mordaza roja y la ato con un poco de rudeza.

Las manos de Radamanthys se posaron en su Sapuri haciendo que se desprendiera de su cuerpo y tomara su forma de tótem, Minos y Aiacos se desprendieron de sus túnicas, armaduras y ropas superiores mientras la mirada rosada de Myu expresaba un miedo intenso; pronto vio como aquellos dos se acercaban a él entre tanto, Radamanthys quedaba a la par de sus compañeros; en cuanto estuvieron cerca, Minos desactivo su ataque y procedieron a desnudarle, cada una de sus prendas fue arrancada de su cuerpo con brusquedad, sus manos fueron atadas y pegadas a su espalda con un nudo bastante elaborado — cortesía de Minos — imposible de deshacer y que le hacía sentir incómodo y adolorido, sus pies también fueron atados, sus pantorrillas estaban pegadas a la parte trasera de sus muslos imposibilitando su movimiento.

— ¡Oh por favor! — Habló Minos — No nos mires así — hizo un tierno puchero para despues sonreír ampliamente — bien sabes que lo mereces.

No podía hablar, quizá solo le quedaba aceptar su castigo y tal vez hasta disfrutar de ello, Radamanthys se acercaba a él con un pedazo de tela la cual puso en sus ojos, los tres jueces intercambiaron miradas, diciendo silenciosamente que era hora de comenzar, las pálidas manos de Minos recorrieron con fuerza el torso de Papillon deteniéndose en sus pezones comenzando a pellizcarlos y a succionarlos de manera desesperada; Aiacos tomaba entre sus manos uno de los consoladores de la mesa, le unto un lubricante de efecto frio y lo introdujo de manera brusca en el interior de Myu quien dio un grito ahogado al mismo tiempo que se arqueaba sintiendo como aquel liquido hacia espacio entre sus paredes; Radamanthys, por su parte había tomado un vibrador y estaba en proceso de atarlo al miembro semi erecto de Papillon.

En cuanto sintió la vibración se estremeció como nunca antes en su vida, aquellas sensaciones estaban torturándolo de una manera deliciosamente dolorosa, nunca creyó que una simple frase fuese a provocar todo ello, salió de sus pensamientos cuando sintió un golpe: seco, duro y fuerte en su espalda, ahogo de nuevo un grito; la lengua de Minos no se detenía, la mano de Aiacos moviendo aquel consolador en su interior tampoco; Radamanthys se unió a Griffo aumentando así los espasmos en aquel que ahora se arrepentía de haber bebido de más.

De a poco iba sucumbiendo ante el placer de verse tocado, besado, recorrido e incluso maltratado y humillado por aquellos que se presumían los más fuertes entre los 108 espectros, su garganta no solo quería dejar salir gemidos si no también gritos de dolor al sentir su piel ser mordida y abierta a causa de aquel pedazo de cuero que a menudo chocaba con su espalda, Aiacos retiro de su interior aquel objeto, remplazándolo por su ya erecto miembro, un nuevo grito ahogado, las vibraciones aumentaron de ritmo y sintió como uno de los dedos de Minos se posicionaba en la punta de su miembro, impidiendo así que pudiese vaciarse.

Un par de golpes más por parte de Wyvern, secos y fuertes como los anteriores, fueron a parar en sus muslos que enrojecieron al instante, el dolor era mucho más fuerte que el placer y causa de ello eran las lágrimas traviesas que empapaban aquella venda en sus ojos, quizá no era el dolor en su espalda, en sus muslos o en su interior, quizá aquellas lagrimas eran de arrepentimiento y de aquel sentimiento que ahora estaba albergado en su corazón, se sentía humillado y al parecer, Griffo y Garuda lo notaron.

— Te arrepientes — le susurro Minos al mismo tiempo que mordía con fiereza el lóbulo de su oreja.

— ¿Quieres que te perdonemos? — pregunto Aiacos soltando una risa en su nuca.

No hubo respuesta, se quedó inmóvil, deseando en ese momento que Lord Hades notara su ausencia en la sala de juicio y les llamara, sin embargo, sabía que eso no sucedería, aun en su interior, Aiacos arremetió con más fuerza encontrando su punto dulce, se retorció de placer y estaba a punto de llegar al clímax, no obstante, aquella falange le obstruía la vía de escape; Radamanthys pasaba descaradamente su lengua a lo largo de su abdomen, una y otra vez, de arriba hacia abajo, de un lado hacia el otro.

— ¿Te arrepientes? — la profunda voz de Wyvern llegó a sus oídos.

Solo asintió, estaba desesperado por tocar la punta del cielo, al ver aquel gesto Minos retiro su dedo y en ese momento llegó a su orgasmo acompañado por el de Aiacos, los nudos, la mordaza, la venda y el vibrador fueron retirados, se desplomo en la cama cansado y con la respiración entrecortada, los tres jueces volvieron a vestir sus túnicas regresando casi al instante a la sala de juicio donde Lune les esperaba, por su parte, Myu sucumbió ante el sueño jurando nunca más volver a beber demasiado.

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Mi querida Vhope533 va para ti.

Espero que les haya gustado y lo hayan disfrutado.

Dan R

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