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☽︎ 𝙨𝙩𝙤𝙥 𝙞𝙩 ☾︎

Basta, simplemente detente que ya no puedo más.

Sunghoon tenía demasiadas ganas de decirle aquello al chico de cabellos oscuros frente a él. Sus pensamientos racionales estaban a punto de desaparecer, esos que habían evitado que hiciera muchas tonterías en el pasado.

—¿Sunghoon hyung? ¿Está todo bien? —preguntó el menor. No, no estaba nada bien, cada vez que hacía eso lo volvía loco.

Sunoo, oh, Sunoo, ¿acaso no se daba cuenta de los estragos que seguía causando en él?

Llevaban siendo amigos desde hace más de siete años, y los sentimientos que tenía hacia Kim nunca desaparecieron, ni mucho menos cambiaron.

Seonwoo siempre había sido el único que lograba ponerlo nervioso, era el único que con un simple toque hacía que su corazón lata rápidamente. Él era el único dueño de sus suspiros, de sus noches sin poder dormir y el mayor culpable de que hablara con sus demás amigos como niño ilusionado.

—S-Sí, solo ando medio adormilado —respondió. El menor lo miró a los ojos y le sonrió levemente, no podía seguir así. Apenas tenía veintiún años, aún era muy joven para morir de un ataque al corazón.

Pero sin duda, se estaba volviendo loco, Sunoo lo estaba volviendo loco.

—Entonces, vamos a los juegos —informó el menor y se acercó a Park para abrazar su brazo derecho, ¿cómo había llegado a esto? Había tenido la oportunidad de decirle al pelinegro que estaba ocupado con los trabajos de su universidad y que no lo iba a poder acompañar a la feria, pero no...

A su corazón le dio la gana de tomar el control por un momento, y cuando escuchó la invitación, no dudo en aceptar, sin importar que tenía más de cinco trabajos atrasados y había que entregarlos con urgencia.

—Claro —aceptó, entonces el menor agrandó su sonrisa y se acurrucó más contra el brazo contrario. Él era un buen chico, pero, ¿por qué estaba siendo torturado de esa manera?

Hace muchos años se declaró y su menor dijo que lo veía como un hermano, como un muy querido amigo, pero, aún así, siempre era tan dulce con él y ahora ambos iban abrazados como una pareja, en una feria como si fuera una cita romántica. Sunghoon estaba a punto de volverse loco, estaba por olvidar todo y abrazarlo fuertemente para después dejar dulces besos en todo el rostro del menor.

—Sun —llamó al chico pelinegro, ya era tiempo de volver a decir todo lo que había estado guardando en su interior, y así poder impedir seguir dañando su corazón, e incluso, dejar de estar creándose falsas esperanzas.

El más bajo detuvo su paso para poder ver a Park mejor, y sin querer, hizo un puchero que causó más de cien mini infartos al pobre corazón del de mechas marrones.

—Detente, basta ya, por favor —pidió Sunghoon.

Seonwoo lo observó confundido, entonces el mayor se dió cuenta que lo dicho podía no tener sentido, así que cogió aire antes de hablar de nuevo.

—Lo que quiero decir es que... —Suspiró.

Su corazón empezó a latir rápidamente, además, sintió que su cara había empezado a arder por lo que supuso que se estaba sonrojando.

—Cuando siento tus caricias, me vuelvo loco —habló por lo bajo, pero pudo ser escuchado por el menor. Lo había dicho, no directamente, pero lo había hecho, después de mucho tiempo, confesó que aún estaba enamorado de su amigo.

—Cada vez que hablamos, cuando me tomas ligeramente del brazo o cuando simplemente me sonríes, quiero dejar todo y abrazarte fuertemente para evitar que te vayas de mi lado —comentó Park.

Después de tanto tiempo de espera, al fin logró dejar salir sus inquietudes. Cerró los ojos fuertemente y esperó el rechazo del menor o algún insulto, su sorpresa fue grande al sentir ser abrazado por la cintura y un rostro esconderse en su pecho.

—Pensé que ya no te gustaba, cuando me di cuenta de lo que sentía, creí que ya era muy tarde —habló en un murmullo, Kim.

Sunghoon se sintió conmovido, si no hubieran estado en aquella feria, estaba seguro que estaría llorando de alegría y alivio, entonces, antes de poder decir algo, sintió unas manos en sus mejillas que lo llevaron hacia abajo.

Su vista chocó con los lindos ojos negros del menor, tan lindos y brillantes. Creía que, si los observaba por mucho tiempo, lograría encontrar pequeñas estrellas como las que había en el cielo nocturno.

Sunghoon era muy diferente al tipo ideal de Sunoo, pero, aun así, era un buen chico, y eso era lo que había llevado a estar en esa situación, ¿no?

Sin poder resistirlo más, unieron sus labios es un dulce beso, poco les importaba estar en un lugar público y que les llegaran a observaran.

Park Sunghoon ya no era un niño sin poder entrar a la tienda y comprar su helado favorito, pues, aunque estaba por darse por vencido, ahora sí podía obtener lo que tanto deseó.

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