Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

PRECIO DE LA LIBERTAD

Inspiración: Diálogo de "Grey's Anatomy"
~•~

Rogers se había cansado, su sed de caos y destrucción se terminó.

Quería sentirse libre de sí mismo, quería permitirse un futuro libre de sus propios demonios y pecados. Quería ser libre para entregarse a la persona que se volvió su luz, quería ser libre para probar de su amor y hundirse en él.

Steve quería una vida distinta.
Al lado de la persona que amaba, esa era Tony Stark.

El precio para su libertad era la cabeza de su enemigo jurado, de Iron Man. No habría más juegos entre los dos, se acabó para los dos. Rogers ya no quería seguir con ese estúpido juego, no quería a Iron Man detrás de él. No cuando ahora tendría a Tony en su vida, no quería arrastrar a su luz. Fue por esa razón que no dudó en aceptar, en orquestar el plan perfecto para la muerte de Iron Man.

Le llevó meses de investigación, en conocer más a su enemigo. Y en esa espera, Rogers sintió que se ahogaba. Porque ansiaba estar en los brazos de Tony, en acabar las miles de peleas por su intento de defender al hombre que portaba el traje de Iron Man. Ya no quería que Iron Man fuera la excusa para que Tony se alejara, no habría más remordimiento en su pareja por amar al enemigo del héroe del país.

Todo se acabaría hoy.

Hoy el mundo le diría adiós a su héroe.
Hoy él saludaría su nuevo presente con Tony.

Rogers se subió al helicarrier, miró por última vez la mansión en la que Iron Man se refugiaba. Se mantuvo en silencio por varios minutos, se despedía de su enemigo. Dio la orden a sus hombres, sus pilotos salieron de la parte inferior y se dirigieron a la mansión. No tardaron en soltar los misiles, fue un bombardeo. Nadie saldría vivo de ese ataque, ese era el propósito.

Todos contuvieron el aliento, Rogers apreciaba cómo esa mansión se derrumbaba y caía al acantilado. Todo estaba terminándose, una fuerte presión en el pecho hizo que Steve sintiera un miedo inexplicable. No le conmovía la muerte de Iron Man, ni un poco. Sin embargo, estaba esa sensación de miedo corriendo por su cuerpo. Rogers pensó que era su consciencia advirtiéndole de su despreciable acto. Porque lo fue. Atacó a su enemigo sin aviso, sin lucha. Fue una traición a espaldas, tal vez aquello desconcertaba a su consciencia.

Pero, ese miedo se incrementaba.

Rogers llevó su mano al pecho, el dolor no se iba. Ahora sentía que le faltaba el aire, su mente le daba un sinfín de razones para entender su malestar. Mas, solo uno le convenció: Él le quitaba al mundo a su héroe, y el destino le quitaba su mundo para equilibrar la balanza. Lo entendió, Rogers lo entendió. Frenético tomó a Barnes del cuello y le exigió comunicarse con Stark, dar con su ubicación.

Necesitaba verlo, necesitaba saber que se encontraba bien y ajeno a sus pecados. Lo necesitaba para soportar este dolor, lo necesitaba.

Barnes vio a Rogers sufrir por la falta de aire, su jefe y amigo se estaba ahogando en un miedo inexplicable para todos. Que personalmente se encargó de activar el chip de Stark, la ubicación se demoró unos segundos. Barnes hubiese querido que no hubiera tardado tanto, él cerró los ojos y un par de lágrimas se le escapó.

Tony estaba en esa mansión.
¿Cómo se lo diría a Rogers?

Steve notó la quietud de Barnes, eso lo alarmó más. Lo jaló del brazo, lo obligó a verlo. — ¿Dónde está, Tony? ¿¡Dónde te señala la ubicación?

—Ste...Steve, yo...

— ¡Habla de una maldita vez! —El grito de Rogers fue desesperado, odiaba los rodeos. Odiaba sentirse así de asustado y vulnerable.

—Tony está... Está ahí.

Barnes señaló la mansión de Iron Man, Rogers negó con la cabeza. Su Tony no podía estar ahí, no podía. No tenía razón para estarlo, así que empujó a su amigo. Él mismo corroboró la ubicación, el maldito punto señalaba la casa. Esa maldita casa. Los ojos de Rogers se cristalizaron, la presión en su pecho de hacía más fuerte. No podía respirar, veía borroso.

Este dolor lo quemaba desde lo profundo, no podía acabar así. Ese maldito localizador, su Tony no podía estar ahí. Se lo mostraría, Rogers empujó a sus hombres, abrió el helicarrier y se tiró. La renuencia de aceptar que perdió al amor de su vida lo hizo seguir, meterse entre los escombros de esa mansión y buscarlo.

Rogers gritó su nombre, una y otra vez. Sus propias lágrimas acompañaban sus gritos, su maldito dolor. No se calló, no se rindió. No hasta que escuchó unos golpes provenientes en lo que aún quedaba del sótano. Eran tenues, pausados. Rogers esperaba encontrar al hombre que portaba el traje de Iron Man, no a su Tony.

Porque él no podría estar.
Se rehusaba.

—Ste...ve. —La voz de Tony apenas se escuchó, Rogers se quedó congelado en las escaleras. El dolor lo embriagaba, no lo dejaba ver con claridad. Tampoco aceptar que el hombre que estaba debajo de ese enorme escombro era Tony, su Tony.

No podia ser él, sus lágrimas corrían sus mejillas.

—St... Steve, ayuda...me. —Tony estiró su brazo, soltó la roca con la que hizo ruido por esperar la mano de Steve. Rogers aún no creía lo que veía, no podía creerlo. —. Me... muer... ro.

Esas palabras sacaron a Rogers de su trance, no iba a permitírselo.

Tony no podía dejarlo.

— ¡No! ¡No morirás! ¡No te atrevas! —Steve corrió hacia él, se agachó. Le tomó el pulso, aún respiraba. Él no iba a morir, no podía dejarlo. —. Yo te sacaré de aquí, ¿entiendes? Yo te sacaré de aquí, vamos a estar bien.

Tony solo asintió, no podía respirar. Sentía que sus pulmones estaban reventando, mientras que Rogers se esforzaba por levantar los escombros encima de Tony. Cada que Steve lo intentaba, cada que Steve apartaba los escombros amontonados, el dolor de Tony empeoraba. Él se esforzaba por no gritar, por no espantar a Steve. Sin embargo, no podía.

Rogers consiguió sacar todos los escombros encima de Tony, lo tomó con cuidado en sus brazos. Se aferró a él, no sin antes pedir auxilio. Tony se veía pálido, apenas respiraba y su boca estaba llena de sangre.

Esto no podía acabarse así.

—Vas a estar bien, Barnes llegará con más ayudará. —Steve no quería que Tony cerrara sus ojos, que dejara de luchar. No podía rendirse, no podía dejarlo. —. Ellos vendrán, van a estabilizarte. ¿Entiendes? Vas a estar bien, solo resiste unos minutos.

—Steve... Me muero. —Tony se esforzó por tomar el rostro de Steve, para que esos ojos que tanto amaba lo vieran. Necesitaba despedirse, necesitaba decirle que no lo culpaba.

— ¿Qué? ¡No, eso no!

—Sí, es verdad.

Steve apegó más a Tony hacia él, no iba a dejar que se rindiera. No así. —No vas a morir, Tony. Vas a estar bien, ¿me oíste? No vas a morir hoy, nuestra historia no puede acabar así.

Tony sonrió, sus lágrimas se escaparon por sus mejillas y Steve las limpió. La persona que más le importaba en el mundo estaba muriendo en sus brazos, Rogers no podía creerlo. Ni aceptarlo, se trataba de Tony. De su Tony.

¿Cómo podría despedirse de él?

—Tony, te amo. —Finalmente, Steve dijo esas palabras. Esas que tanto le costó reconocer por lo que significaba, él amaba a Tony. No era un monstruo, no del todo. Porque era capaz de amar a alguien, de querer un futuro lejos de esto. Lo amaba y no tenía miedo de aceptarlo, solo de imaginar que era tarde.

—Tú no debes decirlo porque... Yo estoy...

—Es cierto, yo te amo. Siempre estuve enamorado de ti y siempre estaré enamorado de ti.

— ¿Sí?

Steve asintió, acariciando el rostro de su Tony. No podía imaginarse un mundo sin él, no podría seguir adelante. —Y por eso tienes que seguir con vida.... ¿Entiendes? Vamos a casarnos, serás un excelente granjero como querrías... Y vamos a tener dos o tres hijos.

—Y así Morgan.... tendrá hermanitos. —Tony se imaginaba ese futuro, quería aferrarse a él. Quería aferrarse a Steve, a ese futuro que le prometía.

—Una hermana y dos hermanos, los tres molestarán a sus tíos. Serán nuestros pequeños problemas, tal como lo querías.

A pesar del inmenso dolor que sentía, Tony mantenía su sonrisa. Era un hermoso futuro, era una hermosa imagen. — ¡Qué lindo!

—Vamos a ser felices, Tony. Tú y yo. Tendremos la mejor vida, Tony. Tú y yo. Vamos a ser tan felices. —Steve contenía su llanto, no quería que las lágrimas le impidieran vigilar a su Tony, que le sirvieran de excusa para que él se rindiera en un descuido. Porque no podía rendirse, tenía un futuro. Una historia que acabar. —. Así que no puedes morir, ¿entiendes? No puedes morir, porque debemos terminar esta vida juntas. ¡Así debe ser!

—Sí... Steve, así debe... ser. —La mano de Tony se cayó, ya no acariciaba su rostro. Steve pudo sentir cómo el último aliento se le escapó a Tony, y lo último que hizo fue sonreírle tan enamorado.

—Yo te amo... Te amo, te amo, te amo. —Steve finalmente se rompió, llenó de besos a Tony; mientras rogaba que volviera en sí.

Esperaba que sus súplicas bastaran, que su Tony le respondiera. Pero, no lo hacía. Sus ojos lo miraban, mas ya no estaba ahí. Su Tony no estaba con él, se había ido. Steve sentía que se ahogaba, que la respiración le faltaba. No podía con esto, no podía aceptar este final para Tony. No podía ser el culpable de asesinarlo, no podía ser el culpable de quitarse lo más valioso en su miserable vida.

Steve tomó el rostro de Tony, lo miró una vez más. Cerró sus ojos avellana para después maldecirse. Él mismo acabó con su Tony, su necedad le impidió prever este final. Él mismo se cegó, no quiso seguir sus sospechas y descubrir que Tony era Iron Man. No quería y ahora se arrepentía tanto. Su corazón  se ahogaba de dolor, mientras que su consciencia lo torturaba.

Porque él acabó con Tony.
No había marcha atrás, su plan fue perfecto.

Sin errores.

Steve se abrazó de Tony, se aferró a él. No iba a soltarlo, era su mundo.

Y nadie podía quitárselo.
Nadia más.

Las lágrimas de Steve cayeron en el rostro frío de Tony, aquello tampoco bastó para despertar a Tony.

Tony se había ido para siempre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro