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JUGUETEOS

Inspiración: Te alquilo mi amor.
~•~

—Es todo.

Fury se levantó al igual que María; ambos fueron los primeros en irse de la sala de conferencias. Lo que Tony no prestó importancia por evitar la mirada de Steve, no quería verlo. No después de que anoche las copas le jugaran en su contra y también su propia boca. Dijo confesiones que debieron permanecer calladas. No, enterradas en lo más profundo de su ser.

Un leve sonrojo se posó en el rostro de Tony quien trató de ocultarlo con su tableta; haciendo que Steve sonriera divertido. Él podía imaginar la razón por la que Tony se sonrojaba, se escondía en esa tableta a la que maldijo más de tres veces. No desaprovecharía la oportunidad, no cuando necesitaba presionar a Tony para que volviera hablarle.

— ¿Encontraste alguna información vergonzosa? ¿O por qué te sonrojaste, Stark?

Tony bajó la tableta y se encontró con todos mirándole; lo que empeoró su sonrojo. Podía sentir sus mejillas arderle. —Bueno, yo... La verdad es que... Lo que quiero decir es que yo... En realidad, no es que... Nada.

Natasha arqueó una ceja. ¿Acaso escuchaba bien? ¿Tony Stark estaba balbuceando por una pregunta inocente de Rogers?

—Iré a... —Tony pensó en una excusa. Ya se avergonzó lo suficiente, ya le concedió a Steve su venganza. —. Debo ver las mejoras de sus trajes.

Rogers asintió más divertido y hasta sintiéndose vencedor. Molestar y poner nervioso a Tony podía ser una de sus actividades favoritas. Solo si así podía ver ese sonrojo y también escuchar ese balbuceo tan impropio del gran Tony Stark, el mismo que se apareció en su departamento ebrio para maldecirlo por no dejar su mente en paz, por estar rondando en su cabeza día y noche.

—Hoy saldrás con Carter. ¿Cierto? —Natasha preguntó despreocupada, captando solo la atención de Tony. Porque Steve estaba más entretenido en Stark, en observar cómo soltaba la manija de la puerta y se ponía a jugar con ella. —. Te pregunto para saber si hoy te tendré como compañero de fiesta.

—Ah, sí. Quedé con ella en revisar los prospectos de los nuevos reclutas. —Steve no dejaba de mirar a Tony.

Y Tony seguía jugando con la manija. No pensaba irse, no sin escuchar más sobre la "cita" de Steve con la dichosa agente Carter.

¿Acaso tía Peggy no fue la única Carter?

Tony chasqueó la lengua.

— ¿Entonces solo será una cita de trabajo?

—Depende. —Steve regresó su atención en Natasha y suspiró. Sharon era una excelente mujer y agente. Se parecía a Peggy en cuanto a su desempeño en Shield, lo que tal vez debería bastarle. Solo que ahora tenía todo su interés en otra persona, en cierto castaño que iba a su departamento a halagarle con su modo tan peculiar. —. Siempre he creído que todo sale mejor si es improvisado.

—De ser así, acabarás solo. —Natasha acusó desconfiada. —. ¡Debes ser intrépido! ¡Tomar las riendas, mostrar interés!

Sam rio. —No podrá. No solo, pero por suerte me tiene a mí.

— ¿Así? —Barnes receloso miró a Sam quien aparentemente pretendía robarle a su mejor amigo.

—Así es. —Sam habló orgulloso. —. Ordené un servicio de catering que llegará a las seis a tu departamento, Steve.

— ¿Para? —Steve volvió a mirar a Tony. No se había ido, seguía parado contra la puerta. Steve sonrió una vez más. 

—Para que sorprendas a Sharon, Steve. Recuerda que le debes la invitación de comer por su cumpleaños. —Sam remarcó.

—Entonces supongo que será una noche entretenida.

—Punk, sí necesitas consejos... —Bucky puso su mano en el hombro de Steve. —. Aquí me tienes.

—No, me tiene a mí.

—Yo soy el mejor amigo, alitas de KFC.

—Yo soy el amigo moderno, mapache robótico.

Natasha rodó los ojos.

Esos dos empezaban y Steve los ignoraba por levantarse e ir hacia Tony. — ¿No te ibas?

—Sí, sí me iba.

Tony abrió la puerta de un solo golpe. Estaba fastidiado, mucho.

—Ya me estoy yendo. ¡Míreme ir! ¡Estoy yéndome, Capitán! ¿Contento?

Steve sonrió y nuevamente negó divertido.

Mientras que, Tony quería romper esos perfectos dientes por provocarle esta irritabilidad que no entendía. No podía ser por Steve, no podía ser por el simple hecho de que Steve sorprendería a alguien con un servicio de catering, que seguiría los atrevidos consejos de Barnes... ¡Que tendría una cita con Sharon Carter, con una Carter! En lo absoluto; no le fastidiaba la mera posibilidad de tener a Steve y Sharon en el departamento de Rogers, los dos solos y... No, no caería en ese juego.

Tony se encerró en su taller, fingió que trabajaba y revisaba los informes de Pepper. La tentación por investigar a Sharon Carter era inmensa, tanto como su enojo. No podía, no podía seguir sin saber quién era Sharon Carter o por qué Rogers le debía una invitación cuando él era ajeno a los programas de Shield y su gente. El Steve que conocía se habría limitado simplemente a revisar esos prospectos aquí en las instalaciones de Shield y no en su departamento. Así que, era su deber saber qué de especial tenía Sharon Carter, si era una buena persona.

Claro, era su deber como amigo y co-líder de Los Vengadores.

Era su deber velar por Steve.

Tony salió de su taller y corrió en busca de Natasha.

—Ya se había tardado. —Jarvis comentó para sí solo.

Tony nervioso ya estaba en el centro de tiro de Natasha, se acercó a ella y no sabía cómo preguntar sobre Sharon Carter, no sin levantar sospechas. No buscaba activar la alarma en ella, aunque no resultaba tan mala idea.

Romanoff podría impedir esa cita.
Fácilmente.

— ¿Tony, te encuentras bien?

—Yo... Sí, estoy bien. —Tony suspiró pesadamente. No podía darle más vueltas, no con Natasha. —. Realmente, no. Me preocupa Steve.

— ¿Steve? ¿Por qué?

—Porque es un soldado que aún no se acopla a esta época y tal vez una cita con Sharon Carter sea contraproducente.

—Ah, no debes preocuparte. —Natasha contestó relajada en lo que recargaba sus armas. —. Ambos congenian muy bien; excelente diría yo.

— ¿Así? ¿Por qué tan segura?

—Porque ambos exitosamente sobrevivieron días perdidos en el bosque, tras una misión fallida. Así que, podrás imaginarte lo cercanos que se volvieron.

— ¡Claro que puedo imaginarme!

Tony frunció el ceño, cruzó sus brazos y se sentó al lado de Romanoff. Le quitó sus armas y las recargó el doble de rápido. Necesitaba deshacerse de su enojo, de ese enojo que crecía más y más al poder recordar cómo Fury les encomendaba misiones a ellos, a la pareja perfecta.

—Sharon Carter es una mujer atractiva y astuta. Tiene mi aprobación para Steve y también la tuya, ¿verdad?

Tony no respondió, solo fue al centro de tiro y empezó a disparar. Tal como le enseñaron, cada uno de sus disparos fueron limpios y precisos: todos en la cabeza. En la cabeza de un rubio que volvía a desesperarlo y no entendía la razón.

—Ya regreso. —Tony no lo pensó más.

Tomó su camioneta y manejó rumbo al edificio de Rogers. Necesitaba estar presente en esa cita, ya se inventaría alguna excusa. Lo que ahora le importaba era llegar a tiempo de que... Tony cerró los ojos, hizo una mueca de asco y finalmente se adentró al ascensor. Le tardó unos segundos estar en el piso de Steve, pararse frente a su puerta. Él se quedó mirando la puerta, estaba estático y temeroso por lo que encontraría.

No había vuelta atrás.

Tony tocó la puerta tres veces y a la tercera Steve salió. Llevaba una camisa azul con los primeros botones abiertos, el cabello lavado y despeinado; y ese intensa colonia encima. La apariencia de Steve era tan varonil y atractiva que a Tony se le olvidó las palabras, la excusa que supuestamente preparó en camino.

—Tony. —Steve llamó confundido. A Tony aún le costaba hablar. No quería balbucear, no otra vez.

—Demoraste en abrir. ¿Vine en mal momento?

Tony estiró su cuello para buscar rápidamente a Sharon en el departamento. No alcanzaba a ver mucho. Así que, se adentró sin más al departamento.

—Me olvidé algo aquí anoche. —Tony empezó a merodear la sala del departamento de Steve. —Echaré un vistazo y saldré ahora mismo... Solo será un segundo.

Steve arqueó una ceja y cerró la puerta, tras tener a Tony caminando de un lado a otro supuestamente buscando. Era una mentira, pues él jamás estuvo en el baño, cocina o baños si solo ayer se quedó dormido en la sala.

Steve tenía claro la razón por la que Tony vino; fue por ello que se acercó divertido. —Tony, ¿qué estás buscando? ¿Por qué veniste a esta hora?

—Pues... Yo busqué pero no pude encontrar mi billetera. Supuse que estaría aquí por lo de anoche.

— ¿Entonces esperaste precisamente que fuera noche para venir a buscar tu billetera?

Tony abrió la boca y luego, la cerró. Estaba por ser descubierto.

—Bueno... ¿No vino la señorita Carter? —Torpemente, cambió de tema.

Steve sonrió.

— ¿Quieres ayuda con la búsqueda de tu billetera, Tony?

—Claro, nadie mejor que tú para saber dónde buscar. Aunque, tal vez la señorita Carter te podría igualar.

—Si así lo crees. —Steve siguió el juego de Tony, le divertía tanto.

Mientras que, Tony se regañaba, no podía controlar su boca ni sus palabras. Simplemente, salían. Y no estaba a la defensiva, no hasta que vio que efectivamente Steve recibió el catering.

— ¿La señorita Carter no vendrá? Mejor no respondas, Rogers. —Tony se rascó la nuca, se estaba exponiendo tanto. —. Será mejor que me vaya para que ustedes tengan su supuesta revisión de reportes.

Tony sostuvo y de inmediato corrió hasta la puerta. Y Steve ya no resistió más su sonrisa. Quería mostrarte igual de serio que Tony, pero los celos de Tony era tan tiernos y divertidos; y sobre todo evidentes que hacían de sus intenciones imposibles de cumplir.

—Espera.

Steve pidió y Tony se detuvo en la puerta. Lo que le facilitó a Rogers para acorralarlo con la misma, estar tan cerca de él y poder apreciar detenidamente ese sonrojo nuevamente en las mejillas de Tony.

Stark estaba nervioso, sentía mucha calor en sus mejillas. No, en todo el rostro. Tener a Steve tan cerca y recordando lo de anoche solo lo empeoraba.

Una vez más.

—Creo que debes abrir tus ventanas. A la señorita Carter no le gustará sentirse tan sofocada. —Tony se excusó y corrió hasta las ventanas para abrirla.

Steve negó y volvió hasta él.

—Es momento de irme. Vine sin avisar y me disculpo, Steve. —Tony evitó todo contacto con visual con Steve. Tenía suficiente con solo saber que estaba pasos de él. —. Sé que vendrá la señorita Carter y ya son más de las diez. No sé qué tipo de cita tendrán, pero espero que lo disfruten.

— ¿Y si no viene? —Steve preguntó atento a todo movimiento de Tony.

—No me importa. Si viene, viene. No es mi asunto porque es tu vida, Steve. Tú sabes lo que es mejor para ti. —Steve asintió, fingiendo que cada palabra dicha por Tony eran certeras y precisas. —. Así que, yo me voy y no te molesto más. ¡Buenas noches, Steve Rogers!

Tony le tendió su mano a Steve, esperando que la recibiera como despedida.

Pero, lo que hizo Steve fue tomar la mano de Tony para jalarlo, pegarlo contra su cuerpo y así acortar toda distancia entre ambos. Los dos se vieron fijamente, a Tony le latía el corazón tan rápida al tener más y más cerca a Steve, a su rostro.

Rogers lo iba a besar.
Lo iba a besar de no ser porque el timbre sonó.

—Debe ser la señorita Carter. —Tony apenas logró decir. Por un momento, se olvidó de ella, de la razón por la que estaba aquí.

—No te vayas a ir, Tony. ¿De acuerdo?

Steve tomó las manos de Tony y las apretó. Esperaba que fuera hacerle caso.

—Vengo ahora mismo... Solo espera, Tony.

Tony no respondió, solo se quedó confundido y estático. Mientras que, Steve fue a la puerta, la abrió y se encontró con Sharon, con una bella Sharon Carter.

—Lo siento mucho por esta noche, Sharon. Ha ocurrido algo importante y sé que llegas de lejos, pero... Estoy muy avergonzado.

— ¿Qué ocurrió? ¿Se dio una señal de alarma en el complejo?

—No, pero algo muy similar. —Steve trataba de disculparse. Sabía que no era la forma, pero toda su concentración estaba con Tony, con ese castaño restaurado. —. Fue inesperado. Así que, debemos postergar la revisión de esos prospectos.

—Debe ser muy importante, ¿no?

—No lo haría si no fuera muy importante... Ya me conoces, Sharon.

Sharon asintió convencida y también vencida. Esta noche no se podría. —Comprendo. Entonces será para la próxima.

Para cuando Sharon estaba por irse, Tony se decidía a irse por el ascensor que llevaba a la salida trasera de todo el edificio. Porque recordaba lo dicho anoche, lo que creía que sentía y lo débil que sería si tenía a Steve con él, tan cerca y tan seguro de...

No, Tony no podría.

—Que tengas una buena noche, Sharon. —Sharon asintió y se fue.

Steve cerró rápidamente la puerta y fue por Tony; se regresó a la sala y no lo encontró. Se había ido, se había escapado. A lo que Steve ya no tenía dudas ni necesitaba de más señales para entender las intenciones de Tony; él lo consiguió.

Y sonreía por ello, por saber que era correspondido.

—Está bien, Tony. —Steve habló seguro, manteniendo su sonrisa y la mirada fija en el ascensor. Ya sabía qué hacer, estaba decidido. —. Escápate. ¿A ver hasta cuánto podrás?

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