Para: Felicity

Remitente: Rachel

10/09/2014

Sabes que siempre me alegro por ti Felicity, ¡y ahora más que nunca! Me siento tan orgullosa de ti, de cómo sobrellevas esas emociones bonitas. En realidad no termino de entender tu termino de "fangirleo" es muy raro...

Tienes tantas manías raras, y nuevas costumbres que ni siquiera sé a qué te refieres con una sola palabra. Eso, si te lo preguntas, me hace sentir más distanciada de ti que nunca. Me hace querer preguntarme ¿quién eres? ¿Eres Felicity o alguien más? ¿Qué pasó con la muchacha morena que no le importaba su físico y ahora es todo lo que cuida? ¿Dónde está la Felicity modesta?

¿Qué pasó con mi amiga? Extraño a la Felicity que decía que nunca caería por un chico, que nunca se ilusionaría con cualquier estúpido que se le pusiera enfrente. ¡Sé que has cambiado a lo largo de los años! Pero... lo hiciste radicalmente cuando regresaste de nuevo a la ciudad. Ahora eres más superficial, hablas en spanglish, sientes que el mundo es tuyo, que nadie está por encima de ti EN NADA.

En cambio nunca no te sientes lastimada, eres una persona a la cual no le importa lo que le hace a las personas, eso es parte de ti, y no está para discusión.

Y de nuevo Yuliana... ¿Qué no existe otro nombre en tu vocabulario que no sea ella? ¿No has pensado que me duele que de tu boca salga ese nombre y no el mío?

¡Felicity me duele! Me hiere que ella si tenga el tiempo para estar contigo, que te compre cosas a montones, que se ayuden mutuamente... Me lastimas al si quiera mencionarla. Siento que ya fui reemplazada.

¿Crees que no quiero pasar más tiempo contigo como lo hacíamos en la primaria? Lo quiero, y anhelo que esos viejos tiempos regresen. Pero seamos honestas, tú ya no eres más la regordeta simpática, ni yo la depresiva con problemas alimenticios. Ahora somos adolescentes que tienen otro tipo de intereses. Tal vez a ti te llame más la atención el "Qué harás en la noche con tus amigos", y a mí el cómo poder ayudar a mi madre con los gastos de la casa.

¡Quiero salir contigo a las plazas, a los cines, de compras, por un café! Pero la realidad es otra. No tenemos dinero, ¡NI SIQUIERA PARA COMPRARME ROPA INTERIOR! ¿No entiendes eso? No es que me niegue a pasar tiempo contigo, sino que no hay dinero, y al saber en el mundo en el que te manejas —el cual es una vil porquería, en donde tus amigos se critican entre ellos y no tienen nada en la cabeza; los muchachos son modelos salidos de revistas, y las chicas son el prototipo de Barbie— sé que no soy suficiente y seré destruida entre comentarios.

¿No crees que quiero comprarte todo el mundo por ser tan buena amiga? ¡Lo quiero! Y te doy hasta donde puedo, porque también sé que tus padres te dan todo y no te hace falta casi nada. Lo tienes todo con tanta facilidad y eso me provoca un poco de envidia.

¿Crees que no quiero estar en la misma preparatoria contigo y así estar siempre juntas?

Quiero todo eso, pero sobre todo, ¡te quiero a ti devuelta!, pero quiero que seas tú misma y no el plástico en el que te has convertido.

Por otra parte, es insultante que me digas que tengo que rogar porque se enmienden las cosas de una vez por todas. No lo haría por la noble razón de que la mayoría de las veces me doblego ante ti.

Perdóname si me he desviado del tema, pero lo tenía que decir. Lo tenía tan guardado que se me estaba encajando en el corazón como una astilla muy filosa. Y esa astilla parecía ser instalada por ti con las palabras tan duras que me escribes quejándote de mí. También quiero decirte que no he contestado las cartas tan rápido porque no sabía que responder. Empecé a escribir las respuestas cuando me recuperé del golpe tan fuerte que me hicieron tus comentarios.

Lamento no ser y actuar a como tu esperas.

Con dolor,

Rachel.

CARTA ENVIADA EL MISMO DÍA

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EDIT DE LA HISTORIA: